Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

【 097 】

xcvii.
visitas en la mansión Malfoy

por favor dejen comentarios o voy a llorar

y una disculpa si tiene errores, llevo meses sin escribir y me dio flojera revisarlo 😭

omnisciente

Draco no estaba realmente seguro de cuánto tiempo llevaba sin sentirse cómodo en su "hogar", pensando en ello, daba vueltas alrededor de su habitación, sintiéndose atormentado e inseguro.

La mansión Malfoy ya no era de lo que él recordaba.

Los últimos días apuradamente había decidido salir de su habitación, pues no le agradaba la idea de encontrarse con mortífagos y los demás sirvientes del señor Tenebroso en su camino a conseguir algo de comer.

Su madre intentaba hacer de todo para mantenerlo alejado de todos los deberes que también le correspondían como uno de ellos, y por mucho que su padre reprochara al respecto, a su manera también intentaba mantenerlo a salvo.

Pero Draco no soportaba un día más allí, y lejos de lo que se había convertido su nuevo lugar seguro.

La puerta de su habitación se abrió luego de un par de golpeteos, y cuando se giró en aquella dirección, se encontró con su madre adentrándose en silencio.

Draco distinguió que algo andaba mal de forma inmediata.

—¿Qué pasa? —le preguntó directamente.

Narcissa Malfoy titubeó por primera vez frente a su hijo. Luciendo pensativa, y ligeramente alterada.

—Capturaron a Potter —dijo Narcissa.

Draco sintió un vuelco en su estómago, y luego de procesarlo un par de segundos, cayó en cuenta que no se refería a Heaven, y aunque le agradeció al universo mentalmente, continuó sintiéndose preocupado.

—¿Qué quieres decir? —preguntó, sentándose en su cama.

Narcissa cerró la puerta tras ella, y murmuró un hechizo para evitar que alguien escuchara su conversación.

—Potter y sus amigos: la nacida de muggles y el menor de los Weasley —explicó Narcissa—. Están abajo. Tu padre quiere que vayas y reconozcas a Potter.

Draco seguía igual de confundido.

—Algo le sucedió en el rostro, y se ve diferente. Por eso tu padre y Bellatrix quieren que vayas.

Draco comenzó a negar con la cabeza.

—No puedo hacerlo. No puedo hacerle eso a Heaven. ¿Y si en verdad es él? No puedo entregarlo. No podemos...

—No tienes que hacerlo —le dijo Narcissa, sentándose junto a él—. No tenemos mucho tiempo, pero te contaré que hace unos meses me encontré con James Potter en el callejón Diagon y le prometí que protegería a sus hijos si tuviera la oportunidad, y no puedo fallarle porque él prometió lo mismo para ti.

Draco parpadeó, sintiéndose sorprendido.

—¿En verdad hiciste eso? —preguntó con la voz ronca, su estado anímico estaba completamente alterado. Se sentía angustiado y como si estuviera a punto de enfermarse.

—Eres mi único hijo. Necesito protegerte de todas las formas que pueda —Narcissa se puso de pie—. Anda, ve y dile a tu padre que no es Harry Potter quién está allí abajo.

Draco se levantó débilmente, con la mente en blanco. Sintiéndose pequeño ante toda la situación, esperando que nadie se diera cuenta de la mentira que se aproximaba a salir de sus labios.

Especialmente Lucius Malfoy quién todavía desconocía la relación entre su hijo y Heaven Potter. En realidad, Draco aún no se podía ni imaginar la reacción de su padre al enterarse y prefería no descubrirlo pronto.

Cuando bajó las escaleras sintió todas sus extremidades oxidarse, y temblar ligeramente.

Las tres miradas de sus antiguos compañeros de clase a quiénes solía molestar a diestra y siniestra, se enfocaron totalmente en él.

No pudo sostenerles la mirada. Se sentía demasiado avergonzado para hacerlo.

Miró al otro lado, y se sintió aún peor cuando notó al grupo de carroñeros, donde destacaba Fenrir Greyback. Y del otro extremo su tía Bellatrix Lestrange.

Tragó saliva, y se acercó a su padre.

—Draco —lo llamó Lucius, señalando al trío de amigos que eran retenidos por los carroñeros—. ¿Y bien? ¿Lo es? ¿Es Harry Potter?

Draco miró al ojiverde, y de sólo pensar en la familiaridad de algunos de sus rasgos, sintió ganas de vomitar.

Harry lo miraba con la típica indiferencia de siempre. Aunque esta vez había algo más en su mirada, como si lo cuestionara.

Draco sabía muy bien que el chico frente a él estaba al tanto de su relación con Heaven, y supuso que por esa razón lo miraba con cierta expresión que reflejaba la duda. Como si le estuviera dando la oportunidad perfecta de redimirse frente a él.

—No... no lo sé —respondió intentando sonar convincente—. No estoy seguro —desvió la mirada.

No quería entregarlo. Y no sólo porque era el hermano de su novia, sino porque él era la única esperanza que el mundo mágico tenía para ser salvados y regresar a su antigua libertad.

También lo hizo por sí mismo. Para demostrarse que siempre ha habido algo de bondad y raciocinio en su interior. Sólo un suicida se hubiera atrevido a entregarlo.

Lucius tiró de su hombro, tomándolo por sorpresa. Lo acercó mucho más a Harry Potter.

—¡Fíjate bien! —le ordenó.

Draco volvió a intentar sostenerla la mirada a Harry, pero simplemente no lo lograba.

—Draco, escucha con atención —Lucius lo tomó del brazo con fuerza—. Si se lo entregamos a nuestro Señor Tenebroso nos perdonará todo lo que...

Alguien había interrumpido a su padre, pero no prestó la suficiente atención. Su mente estaba emfocado en hallar alguna manera de salir de aquella situación, y de paso ayudar al hermano de su novia.

—¿Qué se supone que le sucedió en el rostro? —exigió saber Lucius, y Draco pensó en que nunca había escuchado a su padre tan desesperado—. ¡Debemos encontrarle su famosa cicatriz! ¡Draco, mira bien! —empujó al rubio nuevamente hacia el joven.

Draco sentía los nervios recorrer cada centímetro de su cuerpo.

—No lo sé —repitió su respuesta inconclusa, retirándose hasta donde se encontraba su madre, escuchando como su padre peleaba con uno de los carroñeros sobre la recompensa que el Señor Tenebroso daría a cambio de Potter.

Draco sintió como su madre posaba una de sus manos sobre su tenso hombro.

—Lo mejor es que le quiten la varita —sugirió su tía, acercándose peligrosamente—. Debemos ser cuidadosos, no queremos traer a nuestro Señor en vano... recuerda lo que le sucedió a Dolohov.

—¿Y qué hay sobre ella? —señalaron a Granger.

—¡Yo la recuerdo! —exclamó Lucius—. Salió en una fotografía en El Profeta! ¡Mira, Draco! ¿No es la sangre sucia?

Draco recordó la ocasión dónde Granger los sorprendió a Heaven y a él besándose en un pasillo. Odió su reacción, especialmente por los problemas que le ocasionó a Heaven con sus hermanos, pero tampoco le deseaba que le hicieran daño. Así que puso su mente en blanco.

—No lo sé —repitió—. Podría ser.

—¡Y él! —señaló al pelirrojo—. Es el menor de los Weasley, ¿no es así? ¡Son los amigos de Potter!

—Podría ser —Draco continuaba sin observarlos directamente.

—¡Es claro que son ellos! —exclamó Bellatrix con felicidad, causándole un escalofrío a Draco.

Tenía que hacer algo. Tenía que evitar que les hicieran daño.

Mientras su tía Bellatrix y su padre Lucius habían comenzado otra pequeña discusión sobre quién llamaría al Señor Tenebroso, Draco se giró hacia su madre, desesperado por encontrar alguna manera de ayudar al trío de amigos.

—¿De dónde han sacado eso? —el grito de Bellatrix lo trajo de vuelta a la realidad.

Draco por fin pudo mirar directo a Harry, confundido ante la reacción de Bellatrix por la espada que sostenía uno de los carroñeros.

—¡Les hice una pregunta! —fue lo último que Bellatrix exclamó antes de comenzar a lanzarle maldiciones a todos los acompañantes de Greyback.

Narcissa tomó a Draco con fuerza.

—¡Estaba en la tienda de campaña de los mocosos! —le respondió Greyback.

—¡Llévatelos, Draco! —le ordenó.

Draco abrió los ojos con exageración, y le echó una última mirada a su madre antes de acercarse.

—Sé que eres un cobarde al igual que tu padre así que sólo te encargarás de llevarlos a los calabozos...

—No le hables así —la interrumpió Narcissa.

—¡No hay tiempo para discutir, Cissy!

Draco hechizó sin hacerle daño a Harry y Ron, para que avanzaran por delante de él.

—Si de verdad es Potter, no le podremos hacer daño, pero hay que estar seguros primero... ¡llévatelos, Draco!

—No puedes darle órdenes a mi hijo... —Lucius quiso intervenir pero Narcissa lo tomó del brazo para evitar que entrometiera de más.

—¿Qué hay sobre la chica? —volvió a preguntar el mismo carroñero que permaneció después del ataque de Bellatrix a los demás.

—Ella se quedará aquí —dijo.

—¡No! —Ron Weasely exclamó—. ¡Háganme daño a mi! ¡A ella no! ¡A ella no!

—No te preocupes, traidor de la sangre, tú serás el siguiente —le "prometió" Bellatrix.

Draco aumentó la intensidad del hechizo para dirigirlos a los calabozos de la mansión de forma más rápida.

Una vez abajo, y que Draco se aseguró de hechizar la puerta para cerrarla y poner un silenciador, soltó al par de amigos.

Harry lo miró confundido, sin saber que decir. Mientras que Ron no perdió el tiempo y corrió hacia la puerta.

—¡Hermione! ¡Hermione! ¡Hermione! —golpeteaba la puerta con desesperación.

—¿A qué estás jugando, Malfoy? —por fin Harry le dijo algo.

—No hay mucho tiempo, no sé qué hacer para ayudarlos a escapar. Realmente no hay muchas opciones —Draco sentía sus manos temblar, si lo descubrían...

Harry lo miró con desconfianza—. ¿Cómo se que no es una trampa?

Draco abrió la boca sin saber exactamente qué decir. Harry estaba en todo su derecho de no creerle en lo absoluto.

Lo único que se le ocurrió fue mostrarle el dije en forma de corazón que se encontraba en la manga de su saco con "Heaven Potter" grabado en él.

La expresión de Harry cambió por completo. Su mirada incluso se suavizó.

—¿La has visto? —le preguntó con desesperación—. ¿Está bien? Por favor, dime que está bien.

Draco asintió—. Heaven y Hazel han estado viviendo con los Avery. Isabella, Remus y Sirius se han encargado de cuidarlas todo este tiempo. Están bien. Todos están bien.

Harry asintió, con sus ojos llenos de lágrimas.

Draco desvió la mirada, aunque de reojo notó como Harry se limpiaba el rostro con la manga de su suéter.

—Bien, ¿cómo nos ayudarás? —Harry se absorbió la nariz.

—No lo sé —respondió Draco, rascándose una de sus cejas con nerviosismo—. Les dejaré abierta la puerta, ya que aquí no se puede hacer magia.

Harry asintió, y fue por Ron a la puerta, quién seguía gritando por Hermione.

—Necesito que dejes de gritar, y nos ayudes a idear algún plan.

—¿Y es en serio que vamos a confiar en él? —señaló a Draco.

Harry se encogió de hombros—. No hay de otra.

Ron estuvo a punto de continuar peleando, pero se escuchó un ruido desde una de las celdas.

—¿Qué fue eso? —preguntó el pelirrojo.

—¿Hay alguien más aquí? —le preguntó Harry a Draco con evidente horror.

—No lo sé, no bajo mucho aquí —respondió Draco.

—¿Harry? —una débil voz femenina se escuchó desde el fondo.

—¿Luna? —preguntó el azabache al distinguir una cabellera rubia que avanzaba hacia él desde el fondo del calabozo.

—¿Lovegood está aquí? —Ron miró a Draco—. ¿Por qué no lo dijiste?

—No lo sabía —respondió Draco, sintiéndose avergonzado, pero en su defensa llevaba pocos días de haber regresado a la mansión después de estar con los Avery por casi más de un mes.

Draco observó como Luna abrazaba a Harry con cariño para luego saludar a Ron con menos familiaridad.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —le preguntó Harry bastante preocupado.

—La verdad es que perdí la noción del tiempo —Luna se encogió de hombros—. Pero creo que llevo menos tiempo que el señor Ollivander. Está bastante débil, debemos sacarlo de aquí.

Harry miró a Draco con enfado.

—¿Nunca hiciste nada al respecto? ¡Si debiste saber que Ollivander estaba aquí. ¡Su desaparición fue a mediados del año anterior!

Draco desvió la mirada. Incluso él había estado involucrado con su secuestro.

—Debemos encontrar una forma de que salgan de aquí —repitió el rubio, buscando su varita en el abrigo.

Por un instante, se quedaron en silencio, como si cada quien intentara idear el plan de escape perfecto en sus mentes. Sin embargo, los gritos de Hermione Granger alertaron al dúo de amigos.

—¡Hermione! —Ron volvió a exclamar y golpear la puerta—. ¡Hermione!

Draco se talló el rostro con frustración. ¿Qué podría hacer?

—Es imposible —Luna miró a los tres recién llegados—. No hay escapatoria, lo hemos intentado todo.

—Ahora tienen mi ayuda —dijo Draco—. Algo se me debe ocurrir. No dejaré que les hagan daño.

Ron detuvo sus gritos, acercándose violentamente a Draco para luego tomarlo con sorpresa dándole un puñetazo limpio en la nariz.

—¿Acaso eres estúpido? ¡No estás haciendo nada! ¡Y allá arriba tu tía está torturando a mi Hermione! —el pelirrojo exclamó con ira.

Draco sintió que le ardió todo el cuerpo ante la vergüenza y humillación, pero no permitió que su instinto vengativo le ganara.

—No te atrevas a ponerme otra mano encima —le advirtió—. Estoy intentado ayudarlos, y si continúas comportándote como un salvaje, volveré a considerar la idea de hacerlo.

—Ron, tranquilízate —Harry miró a su amigo, y luego se giró hacia Draco—. Aunque tiene razón, no estás haciendo nada.

Draco lo miró mal, y se limpió con disimulo la gota de sangre que se deslizaba por debajo de su nariz.

—Discúlpame por no tener un plan ideado, sobretodo porque estaba al tanto de que hoy vendrían —Draco le regresó la mirada a Harry—. Tengo que regresar arriba, les dejaré la puerta abierta, y veré que puedo hacer por Granger —sintió un vacío en su estómago—. Puedo intentar avisarle a Nolan que están aquí, tengo una forma de comunicarme con él y...

—No es necesario alertar a los de la Orden —lo interrumpió Harry, mirando a un trozo de espejo que tenía consigo—. Ya he pedido ayuda...

Su oración se vio interrumpida cuando se escuchó un pequeño estruendo, revelando a un elfo doméstico que le resultaba bastante familiar.

—¿Dobby? —Draco miró al elfo con confusión, y luego alzó la mirada hacia Harry—. ¿Le pediste ayuda a un elfo?

—No precisamente —respondió Harry.

—Harry Potter —dijo con su voz chillona—. Dobby ha venido a rescatarte.

—¿Los elfos pueden usar magia aquí? —Harry miró a Draco, quien asintió.

—Niño Malfoy —Dobby miró a Draco—. ¿Acaso está usted también ayudando a mi amigo Harry Potter?

Draco volvió a asentir.

—Dobby siempre supo que el niño Malfoy tiene bondad dentro de él —Dobby le sonrió—. Dobby se siente orgullo. Dobby a veces recuerda cuando al niño Malfoy le encantaba jugar al escondite. Dobby siente nostalgia.

Draco le sonrió a medias—. Dobby yo también siento nostalgia, pero ahora necesito que los saques de aquí —señaló a los prisioneros.

—Primero a Luna y al señor Ollivander —sugirió Harry.

—¿A dónde debe Dobby llevarlos? —preguntó el elfo.

—A casa de Bill y Fleur —dijo Ron—. En las afueras de Tinworth.

—Después necesito que regreses, ¿de acuerdo? —Harry lo observó.

El elfo asintió—. Claro, Harry Potter —miró una vez más a Draco—. No pueden descubrirlo, niño Malfoy, podría meterse en problemas.

—Lo tendré en cuenta —Draco le sonrió.

Y el elfo con un chasquido desapareció.

Harry parecía sorprendido ante la familiaridad, y sobretodo el respeto y cariño con el que Draco se dirigía a Dobby.

Nunca pensó en qué tal vez le había quitado a un amigo a Draco Malfoy cuando liberó a Dobby en su segundo año de Hogwarts.

Antes de que alguno de los tres dijera algo, la puerta se abrió, dejando ver a Peter Pettigrew, quien al parecer había sido enviado por Lucius para supervisar lo que estaba sucediendo allí abajo.

—¡Tú! —el hombre señaló a Draco—. ¡No te basta con ayudar a las niñas Potter y ahora estás aquí traicionando a nuestro señor Tenebroso!

Harry miró con confusión a Draco, queriendo saber exactamente a lo que se refería.

—¡Deja la puerta abierta! —le exclamó Ron.

—Rata traicionera —refunfuñó Harry—. ¿Acaso intentarás matarnos? ¡Una vez te salvé la vida! Me debes una, traidor. Si mi padre pudiera verte, estaría tan decepcionado de la persona en la que te convertiste. ¡Eras su mejor amigo! ¡Un hermano para él!

Draco aprovechó la distracción para escabullirse por la puerta —dejándola abierta—, quitándole la varita a Peter y arrojándola hacia Harry, para finalmente subir las escaleras.

Con disimulo se acomodó junto a su madre, quién lo miró con preocupación, le dio un simple asentimiento, dándole a entender que todo estaba bien. O al menos eso esperaba.

—¡Es hora de llamar a nuestro Señor! —exclamó Bellatrix, caminando hacia él—. Es tu momento, Draco. Hazlo.

Draco por instinto dio un paso hacia atrás, a lo que su tía demostró a frustración y burla.

—Igual de cobarde que tu padre. Es una verdadera lástima —siseó cerca de él, y con su propia marca hizo el llamado.

Draco estuvo a punto de entrar en pánico, y su crisis empeoró cuando vio a la joven recostada sobre el frío piso de la mansión, con lágrimas deslizándose de forma inconsciente por sus mejillas.

Aunque seguía molesto por el golpe que recibió de parte de Ron, lo entendía. No quería ni imaginarse de lo que sería capaz de hacer si Heaven se encontrara en peligro.

Narcissa lo tomó de la muñeca, ocasionando que despejara su mente. Se inclinó sobre él, y antes de que pudiera decirle algo, Ron Weasley irrumpió en el salón.

—¡Expelliarmus! —la varita de Bellatrix voló por el aire.

Harry la atrapó, y comenzó una pequeña batalla en el salón donde Draco de niño solía celebrar la Navidad.

Sin embargo, después de esquivar uno que otro hechizo y maldición, todos se detuvieron cuando Bellatrix tomó a Granger y le amenazó con clavarle una daga en el cuello.

—¡Suelten sus varitas! —gritó Bellatrix.

Draco sintió los nervios recorrer todos su cuerpo, y se movía con inquietud sobre su lugar.

—¡Que las suelten!

—¡Está bien! —exclamó Harry de regreso, dejando las varitas en el suelo, y mirando a Draco de reojo, pidiéndole ayuda.

—Draco —Bellatrix lo llamó—. Recoge las varitas. ¡Hazlo!

Draco se movió con inseguridad, pero le obedeció, caminó hacia ellos y tomó ambas varitas con su mano, pero se quedó allí junto a ellos.

Bellatrix sonrió satisfecha, y se giró hacia Narcissa—. Cissy, creo que deberíamos hacer algo para que estos héroes se queden quietos. ¿Qué tal si los amarramos? Y en cuanto a la sangre sucia —miró a uno de los carroñeros—. Podrá ser toda tuya, no creo que al Señor Tenebroso le moleste, después de todo, esta noche termina todo.

Draco se sobresaltó un poco, ya que justo cuando Bellatrix dijo "todo" se escuchó un estruendo proveniente del techo. Todos miraron hacia arriba, viendo balancear al elegante candelabro que adornaba la habitación, el cuál luego de un corto tintineo, se desprendió del techo.

Bellatrix, que se hallaba justo debajo, soltó a Granger y se hizo a un lado. El artefacto cayó en ella, provocando que los pedazos de cristal volaran en todas direcciones.

Draco sintió ardor en el rostro, cubriéndose demasiado tarde. De reojo notó como Ron corrió por Hermione, y le tendió las varitas a Harry, quién no dudó en tomarlas y comenzó a lanzar hechizos por todos lados.

Draco quiso caminar hacia su madre pero Harry lo detuvo, murmurándole un pequeño "gracias".

—¡Fue el elfo! —señaló Lucius—. ¡Mátenlo!

Narcissa no hizo nada, sin embargo, Bellatrix le arrebató la varita a su hermana, pero Dobby fue más rápido y también se la quitó.

—¿Cómo te atreves a quitarle la varita a una bruja? —rugió con furia—. ¿Cómo te atreves a atentar contra tus amos?

—¡Dobby no tiene amos! —replicó el elfo—. ¡Dobby es un elfo libre, y Dobby salvará a Harry Potter y a sus amigos!

Draco miró a Harry, quien también tenía varias cortadas en el rostro—. ¡Tienen que irse! —le apresuró en voz alta, lo cuál había sido un enorme error porque todo lo escucharon.

—¡Tú! —Bellatrix lo señaló con su daga—. ¡Eres un traidor! —miró a Lucius—. ¡Tú hijo es un sucio traidor!

Lucius no le sostuvo la mirada, y Narcissa parecía alarmada.

—¡Vámonos, Ron! —Harry tiró del hombro de su amigo pelirrojo, y sintió ligera pena por Draco.

—¡Vete con ellos! —Narcissa le suplicó a Draco.

El rubio negó con la cabeza, y del otro lado del salón observó como Voldemort comenzaba a hacer acto de presencia

Harry se retorció.

—¡Vete, Draco! ¡Vete! —Narcissa intentó acercarse pero Bellatrix se lo impidió.

Draco volvió a negarse, y cuando dio un paso hacia al frente para ir hacia ella, sintió como Harry volvió a tomarlo del hombro.

Lo último que vio fue la decepción de su padre, la furia de Bellatrix, la preocupación de su madre, el surgimiento de Voldemort detrás de ellos, y también la daga de su tía volando en su dirección.

Después todo se convirtió en oscuridad total, y durante esos segundos de nada, irónicamente sintió una enorme paz.

***
sin editar

nota de la autora:
primero que nada buenas noches
en segunda, no se asusten!! draco solo se desmayó.
y en tercera, PIDO PERDÓN POR DESAPARECERME TANTO TIEMPO.

entre en finales, salí de vacaciones, me fui casi un mes a vacacionar a la riviera maya, regresé y entré a clases de nuevo (estudio por cuatrimestre y eso significa que no tengo el verano libre), he estado dead por la ola de calor en méxico (soy del sur entonces ando sufriendo más), me enfermé, me recuperé, y ahora otra vez estoy a punto de entrar en exámenes perooo, de pronto me dio inspiración para actualizar y heme aquí.

de verdad lo siento muchooo, no fue mi intención pero simplemente no encontraba inspiración en ningún lado :((, pero les juro que ya no será así porque ya tengo planeados los siguientes capítulos, y omg que emoción.

espero que se haya entendido todo el desmadrito qué pasó en este capítulo y que les haya gustado.

de verdad les prometo que nos leeremos pronto!!!

gracias por su enorme paciencia y apoyo.
estamos a menos de 300k leídas del millón, no puedo creerlo, ES IMPRESIONANTE

en fin,
all the love
francia💘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro