【 092 】
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xcii.
❝ regalos improvisados ❞
espero que no se les olvide votar y por lo menos comentar una vez!!!!!!
ya quedan súper poquitos capítulos y dejare de molestarles al respecto :,) lo prometo!!! pero de verdad si comentan me harían súper feliz <3
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omnisciente
La cena de Navidad había salido mucho mejor de lo que Heaven lo pensó. A pesar de las nuevas —y un poco incómodas— introducciones.
Sí, hablaba del momento donde Heaven tuvo que presentarle formalmente a Draco con su padre: James Potter, quien era la persona más dramática que había en el universo —o bueno, tal vez la segunda después de Sirius—.
Sin embargo no salió tan desastroso como lo creyó. James fue bastante abierto aunque era claro que no pudo evitar hacer algunos comentarios incómodos para el rubio (quién se mantuvo increíblemente tímido durante el resto de la convivencia).
Al final de la cena, la familia Avery se retiró al jardín para realizar sus rituales mágicos por el Yule —ya que ellos no celebraban Navidad tal cuál—. Sirius, Nolan y Draco quisieron unirse a ellos.
Mientras que Hazel, Marietta, Theodore y Fred se regresaron a la sala de estar para continuar su partida infinita de snap explosivo.
Heaven se encargó de meter su silla y dejar un poco de orden en la mesa pero James le hizo una seña para abandonar el lugar.
La joven no cuestionó nada al respecto pero comenzó a seguirlo mientras caminaba por la mansión con una sorpresiva familiaridad.
La guió hasta un salón en la planta baja de la mansión. Y Heaven recordó haber estado allí con Isabella en alguna ocasión.
El salón tenía diferentes ventanales con dirección al jardín, y contaba con varias obras de arte en sus antiguas paredes. El suelo estaba adornado por una alfombra roja, y había un elegante piano blanco en el centro.
James se sentó frente a este, y después de haberlo meditado, comenzó a tocar una canción bastante familiar para Heaven. Se trataba de la canción "All you need is love" de la famosa banda "The Beatles".
Le dedicó una corta sonrisa a su padre, y se sentó junto a él en el taburete.
—¿Has intentado practicar algo? —le preguntó James alzando las cejas.
—No realmente —le respondió Heaven, tocando algunas notas.
James le volvió a sonreír—. Te extrañé.
—Y yo a ti. También a Lily, y sorpresivamente a Harry también. Es raro no tener con quien discutir.
James soltó unas risas, y se giró hacia su hija.
—¿Cómo has estado?
Heaven hizo una mueca—. ¿Podemos no hablar de eso?
—Bien... —hizo una pausa—. ¿Sigues enojada conmigo?
Heaven resopló—. En estás últimas semanas he aprendido más sobre mi que en los últimos diecisiete años de mi vida, así que aún tengo todo el derecho a estar furiosa contigo.
—Lo lamento mucho, Heaven. De verdad toda la situación se me fue de las manos y estoy completamente arrepentido de cómo se dieron las cosas. Espero que lo sepas.
Heaven se recargó en el brazo de su padre, y James le acarició el cabello con cariño.
—Te dije que no quería hablar sobre esto.
—Lo sé pero no sé cuándo volveré a verte y no quiero que te quedes con las cosas guardadas. Eres mi hija, Heaven, y te conozco mejor que nadie. He estado verdaderamente preocupado por ti.
Heaven realmente pudo responderle mal. Pudo haberle dicho que todo era su culpa y que si no le hubiese ocultado la verdad por tanto tiempo nada de esto estaría pasando.
Pero prefirió no hacerlo.
Heaven no tenía ánimos de discutir y desaprovechar el corto tiempo que tendría con James hasta que pudiera volver a verlo, así que simplemente se reincorporó mirando al piano.
—¿Puedes abrazarme, papá? —le preguntó Heaven como si fuese una niña pequeña.
James obviamente accedió y la rodeó con sus brazos mientras le tarareaba su canción muggle favorita.
En la mañana siguiente, Heaven fue la última en despertarse.
Cuando bajó al primer piso, Sirius se encargó de darle un pequeño informe sobre que los invitados de la noche anterior habían tenido que partir junto a Remus lo más temprano posible pero que probablemente volverían para la cena de Año Nuevo.
No le respondió nada porque no sintió que pudiera decirle algo correcto, así que simplemente se dirigió a la cocina porque había percibido un delicioso aroma que salía de allí.
Cuando se adentró a la cocina, se encontró con una escena que parecía provenir de una dimensión paralela: Isabella preparaba pancakes mientras James los adornaba con ingredientes extra de acuerdo al gusto de sus hijas.
Hazel estaba en la barra frente a ellos bastante adentrada en el tamagotchi que le habían dado como regalo de Navidad. De hecho, Heaven había descubierto la emoción de su tío Aaron Avery ante los regalos y objetos muggles.
—Buenos días —le dijo Isabella con su típica gran sonrisa.
—Buenos días —respondió sin mucho entusiasmo y se recostó sobre la barra, a un lado de su hermana.
—Chocolate y frutos rojos —dijo James dejando los platos frente a cada una de sus hijas.
Hazel le agradeció a su padre con entusiasmo, y comenzó a comer de forma inmediata.
Heaven por otro lado sólo le sonrió débilmente, y se quedó contemplando su plato por varios segundos seguidos, dándose cuenta que no tenía hambre.
Se sobresaltó cuando sintió que alguien se sentaba junto a ella, y se giró lentamente hasta encontrarse con un Draco bastante somnoliento.
Heaven recordó que todavía no le daba su regalo de Navidad, y se dejó una nota mental de ir con él más tarde.
—Buenos días —saludó el rubio en general, acomodándose en la silla.
—Buenos días, Draco —Isabella fue la única en regresarle el saludo.
—¿Te gustan los pancakes? —le preguntó James alzando las cejas con diversión.
Draco asintió tímidamente, aún apenado ante la presencia del padre de Heaven. En especial por el recuerdo del último de Hogwarts.
Heaven le tomó la mano, y jugueteó con sus dedos mientras observaba a su padre verter un poco de mezcla en el sartén.
—No es necesario que los haga... —dijo Draco al ver que el adulto había comenzado a prepararle el desayuno—. Regularmente no como mucho por las mañanas.
—Por eso estás tan flacucho —le dijo Hazel en tono burlón, lo que ocasionó que el rubio la mirara mal.
—No te preocupes, Draco. Lo hago para demostrarte que soy buena persona... no cómo el día en el que te ataqué en Hogwarts —dijo James—. Ese día andaba algo alterado.
—¿Lo atacaste? —preguntaron Hazel y Heaven a la vez.
Isabella negó riendo—. Lo acorraló en un pasillo.
Draco sintió sus orejas arder en vergüenza—. Si bueno... ese no fue un buen día.
—Y luego dejó el collar de Heaven tirado en el suelo —explicó James mientras volteaba el pancake.
—No sabía si dárselo directamente o no —confesó Draco.
James entrecerró los ojos—. Sí, eso me pareció.
Heaven rió levemente mientras tomaba un trozo de su desayuno.
—Por fin dejó de nevar —señaló Hazel mirando la ventana—. ¡Papá! Deberíamos jugar Quidditch antes de que vuelva a nevar. ¡Hay que decirle a Sirius!
—Hace mucho frío afuera —dijo Heaven—. Podrían enfermarse.
—Pues tú quédate adentro —Hazel le dijo de forma obvia, y se balanceó hacia atrás para enfocarse en Draco—. ¿Te unes?
Draco sintió la mirada del resto sobre él y cedió sin rechistar.
—Te vas a enfermar —refunfuñó Heaven mirando a su novio.
—Podré soportarlo —le respondió con una sonrisa.
Heaven volvió a mirar su plato que comenzaba a parecer interminable. Segundos después, James le entregó a Draco su respectivo desayuno, y Heaven notó lo apenado que estaba el rubio por ello.
Quería burlarse de él pero sabía que si lo hacía frente a James, él también comenzaría a hacerlo.
Draco se preparó sus pancakes simplemente con miel, y Hazel le hizo comentarios sobre lo aburrido que era. Y aunque ambos ya habían forjado una especie extraña de amistad donde solían atacarse mutuamente con insultos no tan graves, Draco solamente le siguió la corriente.
—Entonces... ¿Draco? —lo llamó James, recargándose de la barra frente a los tres jóvenes—. ¿Cuál es tu equipo favorito de Quidditch?
Draco pareció pensarlo unos cuantos segundos.
—Heidelberg Harriers —respondió, expectante a la reacción de James.
—¿El equipo de Alemania? —preguntó Hazel.
—¿Qué no tú familia es francesa? —le preguntó James.
—¿Tú familia es francesa? ¿Hablas francés? —volvió Hazel a hacerle otra par de preguntas.
—Oh, debe hablarlo sino que sentido tendría con que venga de una familia francesa —se burló James, alzando las cejas—. Di algo en francés.
Heaven miró a Draco, divertida ante la situación.
—¡Por el amor a Merlín dale un suspiro! —exclamó Isabella mirando a James, quién sólo así le cedió la palabra al su nuevo yerno.
—Mi abuelo Abraxas vivió por mucho tiempo en la frontera de Francia con Alemania, así que iba y venía entre ambos países. Sin embargo, comenzó a desarrollar cierto fanatismo hacia la liga alemana de Quidditch y bueno, el resto de la familia le siguió la corriente —explicó Draco, haciendo una corta pausa—. Y sí, se supone que tenemos ascendencia francesa pero no sé hablar francés. Sólo un poco.
—Es impresiónate como todas las familias mágicas tienen datos curiosos —dijo James, bebiendo de su taza de café—. ¿Heaven te ha contado algo sobre nosotros los Potter?
Draco negó con la cabeza, y miró a su novia ciertamente ofendido porque adoraba las historias sobre las familias de linaje sangre pura ya que para él, todas eran parecidos cuentos infantiles como los que Narcissa solía leerle cuando era un niño.
—Bien, esta historia es familiar para las tres damas aquí presentes, y probablemente odien que lo esté contando nuevamente —James se rió.
—Prepárate para una dosis de orgullo Gryffindor —le advirtió Isabella a Draco, y luego miró a Heaven—. Me compadezco de ti que creciste rodeada de seis de ellos.
—Se vuelve un don —se burló Heaven, y James la miró falsamente ofendido mientras que Hazel la empujó levemente.
—Ya fue suficiente odio hacia mi querida casa —dijo James, mientras atraía un banco con magia para poder sentarse—. Cómo te decía... —hizo una pausa—. Los Potter vienen de un gran linaje de talentosos elaboradores de pociones, de hecho, de ahí se deriva nuestro bello apellido. Aunque originalmente éramos Stinchcombe... un apellido muy feo si te soy honesto.
Draco sonrió divertido por lo genuino que era James Potter.
—¿Usted también es un buen elaborador de pociones? —le preguntó Draco.
Isabella ahogó una carcajada, y miró a James expectante a su respuesta.
—No realmente. Era pésimo, yo le dije a mi padre que el talento llegó hasta él —se burló de sí mismo—. Porque ni siquiera mis hijos lo tuvieron.
—¡Hey! —exclamaron Heaven y Hazel a la vez.
—Estábamos en el Club de las Eminencias —dijo Hazel—. Slughorn solo escoge a los mejores.
—Aparte yo lo he dicho miles de veces... si somos malos es por culpa del horrible profesor Snape —dijo Heaven.
—Hazel lamento arruinar tus sueños pero el Club de las Eminencias es una falsa —dijo Isabella—. De hecho, a mi nunca me agradó el profesor Slughorn por ser un hipócrita de lo peor.
—A Heaven tampoco le agradaba —mencionó Draco con diversión.
—Y estoy segura que era un sentimiento mutuo —agregó Heaven.
James rodó los ojos—. A mi me agradaba bastante, aunque creo que yo no a él. Slughorn adoraba a Lily.
—Draco es bueno en pociones —dijo Heaven mirando a su novio—. En realidad, estoy segura que era el mejor de la clase.
Draco le sonrió apenado—. Yo no diría que el mejor pero siempre fue mi clase favorita.
James alzó las cejas—. Mi padre estaría encantado de conocerte.
—Yo le dije eso —dijo Heaven—. Por cierto, ¿cuándo podremos verlos? ¿Has podido ir a verlos?
—Los mandamos a un pueblito muy pintoresco en Suiza. Allí están sanos y salvos. Esperemos que pronto podamos verlos —le aseguró James.
Heaven asintió, y el desayuno continuó con la amena conversación entre James y Draco y que de vez en cuando las tres presentes restantes se integraban a la charla.
A media noche, Heaven se escabullía a la habitación de Draco, con un regalo mal envuelto en sus manos.
Cuando llegó, empujó la puerta y se encontró con Draco recién terminando de ponerse su pijama. Llevaba el cabello húmedo, y cargaba una toalla en su mano.
—Me asustaste cómo no tienes idea —dijo Draco con una sonrisa en su rostro—. ¿Qué traes ahí?
Heaven cerró la puerta con su pie, y se acercó a la cama para sentarse, colocando la caja frente a ella.
—Es tu regalo de Navidad.
Draco alzó las cejas—. No me hagas esto, Heaven. No he podido salir de la mansión y no pude conseguirte nada.
—Creo que esto de no darme regalos en Navidad se está volviendo una fea costumbre —se burló Heaven—. Pero no pasa nada, la verdad es que mi regalo fue algo improvisado. Tampoco es como que pueda salir de aquí.
Draco se acercó y se inclinó hacia ella para besarla. Acariciando su cabello con cariño.
—Supongo que también puedo improvisar algo —dijo Draco—. Cierra los ojos.
Heaven frunció el ceño pero obedeció, con una sonrisa divertida.
—¿Te sigue asustando mi papá? —le preguntó Heaven.
Draco, quién buscaba el regalo —improvisado pero— perfecto para Heaven, hizo una mueca, y agradeció el que su novia no pudiese verlo.
—No es eso —dijo Draco—. Me parece raro que sea tan amable. Y no lo digo de mala manera, es sólo que creí que me odiaría.
—Realmente se está esforzando —dijo Heaven—. Yo también estoy algo sorprendida. Pero supongo que lo hace por mi porque que lo mucho que significas para mi.
—Lo que si puedo decir es que me agradó bastante. Todos tienen razón cuando dicen que es buena persona —le aseguró Draco—. Es muy carismático, e increíblemente fácil de agradar. No entiendo de dónde salieron tú y tus hermanos —bromeó.
Heaven abrió los ojos para tomar una almohada y lanzársela, pero Draco la esquivó mientras reía.
—¡Cierra los ojos! —exclamó Draco.
Heaven rodó los ojos antes de obedecerle nuevamente.
—Eso fue muy grosero —dijo Heaven riendo—. Yo también soy fácil de agradar.
Draco ahogó sus risas—. No conmigo. Solías pisotearme en cada oportunidad que tenías.
—¡Tú eras quién que comenzaba! —exclamó Heaven.
—Bien, eso es cierto. Perdón por haber sido tan idiota —murmuró Draco, y Heaven sintió cómo se sentó junto a ella—. Ya puedes abrir tus ojos.
—¿Admitirás que soy fácil de agradar? —Heaven lo miró con sus ojos entrecerrados.
—También eres fácil de amar —confesó Draco—. Lo sabes, ¿no?
Heaven le besó la mejilla, abrazándolo por el cuello.
—Sí, pero me gusta que me lo repitas.
—Te amo, Potter rubia —le sonrió.
—Yo también te amo, Malfoy —le echó el cabello aún húmedo hacia atrás—. ¿Quién se baña a media noche?
—Aparentemente yo —río Draco—. ¿Ya me darás mi regalo?
Heaven asintió, y le entregó su regalo. Draco lo abrió con delicadeza y un poco de emoción. Las festividades decembrinas solían ser sus favoritas cuando era pequeño, y había sido la primera navidad que pasaba apartado de su madre.
Draco desdobló el abrigo negro que Heaven le regaló. No era muy diferente a alguno que ya tuviera, hasta que notó lo que colgaba de las mangas.
Heaven le había incrustado un pequeño dije en forma de corazón con su nombre grabado en él.
—Para que recuerdes que mi corazón siempre lo tendrás cerca —le dijo Heaven.
—Que curioso —Draco intentó no reír—. Hazel me dijo que le daría algo así a Fred.
El rostro de Heaven decayó—. ¡Janessa siempre arruinando todo! —bufó—. Di que tuve la decencia de grabarle mi nombre. Porque si ponía mis iniciales iba a ser muy extraño porque son las mismas que las de Hazel y Harry.
Draco ahogó una carcajada—. Me hiciste sentir mal por no tener nada que regalarte, ¡y tú le copiaste la idea a tu hermana!
—¡Oye! Pero al menos tuve la intención —se unió Heaven a las risas—. No sabía que Hazel te había contando su idea.
—Aún así me encanta —le besó la mejilla—. ¿Así que siempre tendré tu corazón cerca? —le preguntó tomando el dije.
—Eso también lo cambié —admitió Heaven—. Hazel le escribió una nota a Fred algo como: "Querido amor mío, espero que con este regalo puedas recordar que mi valiente corazón que sólo late por ti, ahora estará al alcance de tus manos" —imitó la voz de Hazel tan bien que Draco estalló a risas.
—Pagaría por escucharte decirme algo así de cursi —dijo Draco aún riendo.
—En tus sueños, Malfoy. Jamás me avergonzaría así.
—Recuerdo que en una ocasión me dijste que soy muy bonito —Draco alzó sus cejas.
—Eso no cuenta porque estaba ebria.
—Pero hay un dicho que dice que los ebrios y los niños siempre dicen la verdad.
Heaven rodó los ojos—. Me toca recibir mi regalo.
Draco le robó un beso antes de continuar, sacando lo que le había escogido de su bolsillo. Era uno de sus anillos. Era de oro blanco y sobresalía un pequeño dragón.
—Es tu anillo favorito —le dijo Heaven.
—Por eso quiero que tú lo tengas —le respondió Draco—. En lo que te consigo algo más especial.
—Prefiero quedármelo, así también podré tener tu corazón al alcance de mis manos —le dijo la rubia con diversión, alzando sus cejas.
Draco no pudo evitar reír—. En eso estás equivocada, porque desde hace mucho ya tienes todo mi corazón.
—Eres un cursi —se quejó Heaven falsamente, sentándose en el regazo de Draco, quién se reclinó sobre la cabecera de la cama para más comodidad.
—Alguien de los dos tenía que serlo —le dijo con una sonrisa—. Feliz Navidad, Heaven.
—Ya ni siquiera es Navidad —Heaven arrugó su nariz.
—¿Por qué siempre tienes que arruinar los momentos mágicos que tenemos? —cuestionó Draco con diversión, apartándole algunos mechones fuera de su rostro.
Heaven volvió a rodar los ojos, riendo—. Feliz Navidad, Draco.
Draco volvió a reír, inclinándose un poco hacia ella para besarla. Pensando en que había sido una de sus mejores navidades, y que esperaba pasar muchas más junto a su querida novia.
***
sin editar
nota de la autora:
feliz Año Nuevo un poco atrasado🙈
perdón por estar tan desaparecida, pero de vdd había perdido la inspo para actualizar pero ps ya regresé🫶🫶🫶
espero que les haya gustado el capítulo (aunque a mi no mucho)
les prometo que ya queda súper poquito para los capítulos de la batalla y por fin darle su merecido fin a esta historia <3
sé que es un poquito triste pero todo llega a su final:,) pero no se preocupen porque no se librarán de mí ni de los personajes de hinye tan rapido porque tengo algunas sorpresas 🫣
nos leemos pronto
all the love
francia❤️🩹❤️🩹❤️🩹
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