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【 091 】

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*sin editar*

xci.
Reencuentros Navideños

espero que no se les olvide votar y por lo menos comentar una vez!!!!!!

ya quedan súper poquitos capítulos y dejare de molestarles al respecto :,) lo prometo!!! pero de verdad si comentan me harían súper feliz <3
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omnisciente

Como se veía venir, Heaven no la pasó muy bien durante los primeros días de diciembre, y mientras más se acercaban las celebraciones navideñas, más empeoraba su situación.

Y por mucho que intentaran animar sus días, nada parecía funcionar.

El aniversario del día de cuando Heaven se enteró de todo, fue el peor de todos para el resto de habitantes de la mansión, pero fueron inteligentes al no mencionarle nada al respecto a la joven y darle el espacio que necesitaba.

Draco comenzaba a desesperarse, especialmente porque tuvo que ausentarse por más de cuatro días seguidos en los que no podía hacer algo en lo absoluto.

Isabella intentaba acercarse pero aún no perdía el miedo sobre arruinar el poco desarrollo y el vínculo que estaba formando con su hija.

Hazel y Sirius eran los más rechazados por Heaven. Cada vez que intentaban acercarse, la rubia los evitaba. Y ninguno de los dos lograba entender muy bien el porqué.

Y por último, Remus, Aaron y Anastasia resultaron ser las únicas tres personas que conseguían que Heaven se animara a salir de su habitación.

El día previo a navidad, la mansión se encontraba hecha un caos. Pues aunque nadie traía realmente los ánimos para festejar, no querían desatender la fecha tan especial.

Anastasia le peinaba el cabello con delicadeza. Y aunque no habían convivido mucho a solas, Heaven lograba percibir el afecto que sentía por ella. La mujer tarareaba una antigua canción de cuna, que al parecer solía ser la favorita de Heaven cuando era una recién nacida.

Heaven la observaba a través de su reflejo, en el espejo frente a ellas. Anastasia era muy diferente a su abuela Euphemia. Era mucho más seria. Su porte derrochaba elegancia y no solía hablar más de lo necesario.

Pero era extremadamente detallista.

Heaven de pronto recordó a los padres de Lily. Jack y Maggie Evans. Y en su mente cobró sentido porqué sentía que no le tenían el mismo aprecio que a Harry y a Hazel. Especialmente la madre de Lily, y su hermana también, porque Jack siempre fue bastante bueno e incluso cariñoso con ella.

Pero, ¿podría culparlos?

Su hija —Lily—, había tomado a una niña que no era su hija como si realmente lo fuera, a causa de una circunstancia que probablemente la dañó mucho más de lo que ella podría llegar a entender. Era claro que no le iban a tener el mismo cariño que a sus auténticos nietos: Harry, Hazel e incluso Dudley —el irritable hijo de la también irritable hermana de Lily—.

—Eres muy joven para dejar que tu cabeza te atormente más de lo que debería —le dijo Anastasia interrumpiendo sus pensamientos.

Heaven la miró con sorpresa.

—Tu cuerpo comenzó a tensarse —le explicó con una sonrisa divertida—. ¿Me dirás en qué pensabas?

—En mis abuelos... es decir, en los padres de Lily. Bueno, la familia de Lily.

Anastasia asintió—. Nunca he tenido el placer de conocer a Lily. Todos siempre hablan de lo maravillosa que es.

Heaven sintió una opresión en el pecho. Lily Potter-Evans realmente era una maravilla hecha mujer.

—¿La familia de Lily se comportó bien contigo?

Heaven hizo una mueca—. ¿Supongo? Aunque nunca convivimos mucho con ellos. Ahora entiendo porqué, y era muy pequeña para distinguir sus comentarios fuera de lugar sobre mi.

—¿Supones? —la mujer repitió el tono de Heaven.

—Es que... —Heaven tomó un suspiro—. No eran malos conmigo. Mucho menos groseros.
Bueno, los padres de Lily no, en cambio su hermana y su esposo... —hizo otra pausa—. Recuerdo que en una ocasión mi primo Dudley, aunque no es mi primo realmente... me tiró de un columpio y me lastimé la rodilla, y parece contentarme, el papá de Lily me regaló una muñeca que se parecía a mi —se dio la vuelta para mirar a Anastasia—. Era rubia con los ojos verdes. Fue mi muñeca favorita por mucho tiempo, y de hecho se volvió una costumbre vestir a la muñeca como yo. Él me enviaba la vestimenta para la muñeca.

Anastasia le dedicó una sonrisa divertida.

—Lamentablemente falleció hace unos años. La última vestimenta que me envió fue cuando entré a Hogwarts y quedé en Ravenclaw. La muñeca está en algún rincón del Valle de Godric con una túnica azul puesta —sonrió con nostalgia—. Me agrada pensar que él sí me quería aunque fuera un poco. Pero para el resto... creo que siempre fui la hija de James que Lily tuvo que aprender a querer.

Heaven no había notado que su labio inferior había comenzado a temblarle, ni que por sus mejillas caían algunas lágrimas.

Anastasia le limpió las lágrimas suavemente. Heaven se sintió bastante avergonzada.

—Lamento mucho que hayas tenido que crecer rodeada de mentiras —la miró a los ojos con tristeza—. Lamento no haber hecho mucho para impedirlo.

—No es la culpa de nadie —se encogió de hombros.

—Tampoco tuya —le respondió.

Heaven no estaba de acuerdo con eso, pero prefirió no decir nada. Pero Anastasia lo notó.

—Puedes no creerlo pero tu nacimiento fue el rayito de esperanza y alegría que nuestra familia necesitaba en ese momento —le dijo mientras le acomodaba el broche que Draco le regaló en el cabello.

Heaven se giró nuevamente hacia ella.

—Fue bueno mientras duró —dijo Anastasia—. Me hubiera encantado verte crecer y convertirte en la hermosa jovencita que eres.

Heaven le sonrió—. Pero ahora estamos juntos. Aaron, Isabella y nosotras.

Anastasia le regresó la sonrisa—. Tienes toda la razón... Ahora debemos bajar porque Isabella enloquecerá si no probamos su nueva receta.

Heaven asintió, y ambas salieron de la habitación de Anastasia aún conversando.

Al pasar por la sala de estar, observó a Hazel y Draco discutir mientras jugaban una partida de ajedrez mágico.

Anastasia le acomodó un mechón de su cabello antes de partir hacia la cocina para encontrarse con Isabella mientras que Heaven se dirigió hacia donde se encontraban Hazel y Draco.

—¡Hey! ¡No puedes hacer ese movimiento! ¡Es contra las reglas! —exclamó Hazel mientras Heaven se sentaba junto a Draco.

—De acuerdo a mis reglas, no hay ningún problema —le respondió Draco, encogiéndose de hombros.

—¡Así no es el juego! —miró a Heaven—. Tu novio es un tramposo.

Draco se giró hacia Heaven, riendo.

—¿Sigues enojada conmigo? —le preguntó con una sonrisa burlona.

—Un poco —respondió Heaven.

Hazel los observaba con los ojos entrecerrados.

—Sigo sin entender cómo surgió eso —los señaló—. Y me sigue sorprendiendo cómo lo mantuvieron en secreto. Es decir, ¿en qué momento comenzó todo?

Draco se recargó sobre la mesa donde jugaban.

—El ultimo día antes de las vacaciones de invierno —respondió Draco.

Hazel miró a Heaven con sorpresa—. ¿Por qué nunca me lo contaste?

Heaven se encogió de hombros—. Porque ni yo sabía qué sucedía. Y luego mi vida se puso bastante deprimente y no se me hacía algo tan importante.

—Pero no fue oficial hasta junio —dijo Draco—. Antes de eso, Heaven solía evitarme por días.

Heaven frunció el ceño.

—Bueno, Heaven siempre ha sido así. Lo extraño hubiese sido si no te hubiera evitado.

—¡Hey! —exclamó Heaven. Mientras Hazel y Draco reían.

—Eso mismo me dijo Theodore —dijo Draco.

Heaven estuvo a punto de decir algo para defenderse pero Remus le pinchó el hombro.

—¿Qué sucede? —le preguntó la rubia.

—Tienes visitas esperándote en el recibidor —le anunció Remus.

Heaven se levantó. ¿De quién se podía tratar? Su corazón comenzó a acelerarse debido a la emoción. Se puso de pie y caminó hasta donde Remus le indicó, sorprendiéndose por completo al encontrarse con su mejor amiga: Marietta Travers.

Heaven no lo pensó dos veces antes de correr hacia ella para abrazarla con cariño. Porque a pesar que solían tener sus discusiones, la adoraba con toda su alma.

—Jamás creí que podrías extrañarme tanto —dijo Marietta—. Merlín, por un buen tiempo creí que no volvería a verte nunca más.

—No vas a librarte tan fácilmente de mi. Tu vida sería aburrida —dijo Heaven con una sonrisa—. Sé que peleábamos siempre pero si te extrañé demasiado —le tomó la mano—. Me pone tan feliz saber que estás bien.

Marietta le devolvió la sonrisa—. Créeme que yo también. No saber nada de ustedes ha sido una tortura. Theodore y yo acudíamos a Ginevra todo el tiempo, fue incómodo al inicio pero creo que ahora somos amigas.

—¿Cómo está Teddy? —preguntó Heaven, y el castaño apareció mágicamente detrás de ella.

—¿Acaso creíste que no vendría? —Theodore Nott preguntó, alzando las cejas con diversión.

Heaven pensó en que podría llorar de la emoción pero no iba a avergonzarse frente a todos.

Envolvió a su mejor amigo con sus brazos, cayendo en cuenta al falta que me habían hecho durante los últimos meses.

—¿En dónde te habías metido? —le preguntó Marietta.

Theodore sonrió—. Un rubio de ojos verdes me atendió, y me guió al perchero para dejar mi abrigo. Luego escuché la chillona voz de Heaven y regresé.

Heaven lo codeó con diversión—. Mi voz no es chillona. Y fue Aaron quién te recibió. Es mi tío.

—Es muy joven para ser el tío de alguien —refunfuñó Theodore.

Marietta reía mientras observaba a su alrededor con curiosidad.

—De por sí siempre has sido una niña rica, ahora debes serlo el doble —se burló Marietta—. De pronto deseo casarme contigo en lugar de Harry... —hizo una pausa—. ¿Sabes algo sobre Harry?

—No mucho —Heaven hizo una mueca—. Pero estoy segura que está y estará bien.

—Hierba mala nunca muere —bromeó Theodore, intentando hacer reír a sus amigas, y claramente funcionó pues si lo hicieron por unos cortos segundos.

—Draco está aquí —le informó Heaven a Theodore, y pudo notar como los ojos de su amigo brillaron de emoción. Sabía lo mucho que su amistad significada para cada uno.

Al entrar de nuevo a la sala de estar, Draco inmediatamente le sonrió a Theodore, y soltó varias maldiciones cuando el castaño se aventó sobre él para abrazarlo.

Hazel también saludó a ambos con bastante emoción, y Heaven supuso que era más poderoso el sentimiento de ver a alguien que no fueran los habitantes de la mansión y Nolan que realmente la alegría de verlos.

—¡No tienes idea de cuánto te extrañamos! ¡Maldito insufrible! ¡Nos haces tanta falta! —exclamaba Theodore a Draco.

—Yo no los extraño —bromeó Draco, y recibió un golpe de parte de su amigo—. Bien, tal vez un poco. ¿Cómo está Eloisse? ¿Y Blaise?

—Eloisse sigue igual que siempre. Un poco más dramática de lo usual. Y Blaise es Blaise. Intenta verle el lado positivo al desastre que ahora es Hogwarts.

—¿Qué tan desastroso está? —preguntó Hazel.

Marietta y Theodore se miraron.

—Se volvió una pesadilla ese lugar —se quejó Marietta—. Los hermanos Carrow son un asco. Y Snape cómo director ni se diga.

—Ni siquiera nosotros los Slytherin nos salvamos de los malos tratos y de los castigos medievales —Theodore hizo una mueca.

—Pero resucitamos al Ejército de Dumbledore —informó Marietta—. Resulta que no soy tan mala co-líder.

—Eloisse, Astoria, Daphne, Pansy, Blaise y yo nos unimos. Es útil para proteger a los más pequeños.

—Remus nos contó que detestan estar aquí encerradas pero créannos que es lo mejor, y realmente no se están perdieron de nada divertido —dijo Marietta observando sus manos.

Y Theodore asintió en acuerdo.

—No soportaría ni un poco tener a Quejicus cómo director. Que pesadilla —dijo Hazel.

—Realmente lo es —confirmó Theo—. Pero nosotros ya hablamos mucho, ¿ustedes cómo han estado?

Heaven resopló. Los últimos días habían sido terribles para ella. Miró a Draco por unos segundos, y le tomó la mano por debajo de la mesa.

—Es un poco frustrante estar tan envuelto en la guerra y no poder hacer mucho —explicó Hazel—. A veces se me olvida que mi familia es el principal objetivo de... ustedes saben quién.

—Esperemos que todo acabe bien y pronto —murmuró Marietta, y Heaven estuvo segura de que todos estaban de acuerdo con ella.

Theodore miró a Heaven—. ¿Cómo te ha ido conociendo a tu nueva familia? ¿Cómo te has sentido realmente, cielito?

—Más o menos —admitió Heaven—. Algunos días son más fáciles que otros. Es complicado pero lindo a la vez. No lo sé.

Theodore se acercó para abrazar a su mejor amiga—. Te he extrañado mucho, gruñona.

Heaven sonrió ante el apodo. Ella también había extrañado a sus amigos.

Isabella apareció, y las presentaciones comenzaron a surgir, para luego indicarles que era hora de cenar.

Theodore mencionó su impresión ante el parecido entre los integrantes de la familia Avery. Mientras que Marietta volvió a hacerle burla a Heaven por lo adinerada que era su nueva familia.

En su camino en dirección a la cocina se detuvo un instante al encontrar a Remus buscando algo dentro de su abrigo, y espero a que el resto desapareciera del pasillo.

Heaven interrumpió su búsqueda cuando lo abrazó. Remus se sobresaltó pero le correspondió el abrazo paternalmente.

—Gracias por traer a mis amigos —le dijo un poco antes de romper el abrazo—. De verdad, muchas gracias.

—Fue idea de Hazel y de Draco —explicó Remus—. Sirius fue el encargado de hablar con los abuelos de Marietta y yo sólo me encargué de ir por ellos. Supusimos que te haría un poco feliz.

—De todas formas, muchas gracias —Heaven volvió a sonreírle—. Por cierto, estoy muy emocionada por entregarte tu regalo de Navidad. Isabella me ayudó a hacerlo... ¿Quieres saber que es? ¡Mejor no! ¡Debe ser sorpresa!

Remus alzó las cejas—. Eres terrible con las sorpresas, Heaven. Otra cosa más a la lista de los malos hábitos heredados de tu padre.

—¡Es que nunca había dibujado algo tan lindo! —exclamó con emoción, y luego se cubrió la boca, al darse cuenta lo que dijo.

Remus reprimió una carcajada—. Por eso eres mi hija adoptiva favorita.

—Le diré eso a Hazel, papá Remus — se burló Heaven. Remus rió con ella, mientras le daba pequeñas palmaditas en la cabeza.

—¿Papá Remus? —preguntó una voz detrás de ellos, interrumpiendo—. Jamás en mi vida me había sentido tan traicionado. Bien dice el dicho "cría cuervos y te sacarán los ojos". ¿Pero sabes qué es lo peor, Jeanette Potter? Qué jamás me lo esperé de ti.

Y aunque Heaven reconoció la voz de inmediato, no pudo creer que tenía a James Potter parado frente a ella.

Y si resistió las ganas de llorar cuando vio a sus amigos, está vez ni siquiera lo intentó.

Se abalanzó a los brazos de su padre, llorando incontrolablemente. Él estaba allí. Él estaba bien. Estaba vivo y bromeando. Y ahora podía abrazarlo.

Incluso todo el enojo que sentía hacia él se desvaneció momentáneamente y lo único que le importó es que estuviera allí junto a ella.

James le correspondió el abrazo con cariño, y probablemente también soltó un par de lágrimas. Mientras que Remus los observaba con una pequeña sonrisa, teniendo vagos recuerdos de la primera vez que James vio a su hija.

—Te extrañé mucho, papá —confesó Heaven, aún aferrada a James.

—Y yo a ti, cielito —le respondió James—. Más de lo que imaginas.

—¿En dónde está Lily? ¿Qué hay sobre Harry? ¿Ha pasado algo? ¿Te quedarás aquí? —Heaven comenzó a preguntar.

—Margaret se ha enfermado gravemente, así que Lily decidió pasar Navidad con ella. Harry está bien. Lamentablemente no ha pasado mucho —hizo una mueca—. Pero no tenemos que hablar de eso en este momento, ¿sí? Y me quedaré sólo unos días. Tengo que regresar con Lily, por su bien.

Heaven parpadeó, procesando la información recibida. Quería ver a Lily y a Harry. Era lo que más deseaba en ese momento.

—¿Qué te pasó en el brazo? —le preguntó Heaven al darse cuenta que lo tenía vendado.

—Proteger a Harry resulta un poco más difícil de lo que creí —respondió James—. Pero no fue nada serio. En realidad, fue por un resbalón mientras huíamos de unos carroñeros.

Heaven lo miró horrorizada.

—Estoy bien, Heaven. Todos lo estamos. Ahora puedes dejar de preocuparte un poco —le aseguró mientras le acomodaba un mechón fuera de su rostro.

Heaven asintió, con lágrimas en los ojos—. Estoy feliz de que estés aquí —miró a Remus—. ¿Sabías sobre esto?

—No tenía ni idea —confesó Remus para luego acercarse a saludar a su amigo.

James le sonrió—. Sólo Isabella sabía. Y mi plan era entrar al comedor y sorprenderlas a ambas al mismo tiempo.

Heaven volvió a abrazar a su padre.

—Realmente te extrañé —volvió a murmurar y James le besó la frente.

Hazel se asomó por el pasillo—. Oigan, dice Isabella que se apresuren porque... —se quedó en silencio al distinguir la figura masculina que abrazaba a Heaven—. ¿Papá? —su voz salió entrecortada—. ¡Papá! —exclamó con emoción, corriendo hacia él.

Hazel se unió al abrazo, y al igual que Heaven, soltó algunas lágrimas ante la emoción.

—¡No puedo creer que estas aquí! ¡No puedo creerlo! —decía Hazel mientras pegaba pequeños brincos—. ¿Acaso estoy soñando? ¡No puedo creerlo! ¡Te extrañé! ¡Te extrañé!

James rió—. Merlín, yo las extrañé a ustedes. Me hacían tanta falta —las observó a ambas—. ¿Por qué parece que han crecido? Sólo pasaron algunos meses. Ugh, en verdad las extrañaba —las volvió a abrazar.

—¡Tienes que contarme todo lo que ha sucedido! ¡Espera! ¿Y mamá? —cuestionó Hazel, tirando del brazo de su padre para dirigirlo al comedor con el resto.

—Ella está bien, no tienes de qué preocuparte. ¿Qué les parece si primero cenamos y después retomamos nuestra antigua costumbre navideña? Así podré explicarles todo lo que deseen saber.

Heaven asintió, aún no podía hablar de la emoción y la sorpresa. Hazel volvió a tirar del brazo de su padre.

Remus qué se quedó atrás junto a Heaven, le dirigió una sonrisa reconfortante.

—Supongo que será una mejor navidad de lo que creíamos.

—Supongo que sí —respondió Heaven. Y en verdad lo deseó con todas sus fuerzas.

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