【 088 】
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*sin editar*
lxxxviii.
❝ cumpleaños de sirius ❞
La neta ya ni se de que manera pedir que comenten o si quiera voten, porque ni la mitad de las personas que leen la historia lo hacen... pero solo dire que al fanfic le quedan menos de quince capítulos y cómo dice la canción "you're gonna miss me when i'm gone" 👍
y no es por ser grosera porque claramente reconozco muy bien a las lectoras que si comentan pero es desgastante pedirlo en cada capítulo así que no me sorprenderé cuando quede en tremendo flop 👍👍
en fin, espero les guste lo que escribí
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omnisciente
Heaven iba rotando el pastel que Hazel se había encargado de hornear mientras intentaba decorarlo.
Días antes, en conjunto se decidieron por celebrar Halloween —Samhain para los Avery— y adelantar el festejo por el cumpleaños de Sirius.
Y aunque Heaven también estuvo de acuerdo, no podía evitarte sentirse levemente irritada por no poder decorar el pastel como lo tenía contemplado.
Especialmente si había un pelirrojo junto a ella riéndose de su frustración, pues los gemelos Weasley habían llegado la noche anterior para unirse a la pequeña celebración, y si todo salía bien, también Draco llegaría en cualquier momento.
—¿Por qué te enojas tan rápido? —le preguntó George riendo mientras robaba una de las cerezas del tazón de Heaven.
—Si la sigues molestando, el pastel terminará embarrado en tu cara —le advirtió Hazel, y Aaron rió levemente.
George se tocó el rostro con temor, y observó a Heaven con burla pero la rubia prefirió ignorarlo.
—No sé porque le hacen tanta burla a Heaven sobre qué se enoja seguido, yo nunca la he visto enojada —dijo Aaron, recargándose sobre la barra de la cocina.
Fred, George y Hazel estallaron a las risas.
Heaven suspiró, pensando seriamente en arrojarles el pastel entero pero no quería darles la razón. Ni mucho menos hacer una escena frente a Aaron.
—¿De qué se ríen? —preguntó Isabella llegando a la cocina, alzando las cejas—. ¿Qué es tan divertido?
—Al parecer yo lo soy —rechistó Heaven, lo que ocasionó que el trío de pelirrojos rieran aún más.
Isabella se acercó a Heaven con una sonrisa divertida, abrazándola de lado—. ¿Quieres que te ayude, cielito?
Heaven negó con la cabeza. ¿Qué tan diferente podría ser decorar un pastel a pintar sobre un lienzo?
—¿Estás segura?
Heaven lo dudó, y entonces fue cómo Isabella comenzó a rotar el pastel para que la joven pudiese decorarlo.
Sobre el pastel escribió "Feliz cumpleaños, Sirius" y le agregó pequeñas estrellas amarillas.
Dejó la manga pastelera improvisada —y hecha por George— sobre la barra para luego lavarse las manos y poder retirarse el resto de merengue.
—¿A dónde fue Remus? —le preguntó Heaven a Isabella.
—¡Oye, Isabella! —exclamó George, interrumpiendo—. ¿Te molesta si jugamos un poco de Quidditch en tu jardín? Prometo que no nos acercaremos a tus flores bailarinas.
—¡Yo quiero jugar! —exclamó Aaron con emoción.
Isabella miró a Heaven, intentando preguntarle su opinión al respecto pero la joven sólo se encogió de hombros, así que supuso que no podría salir nada mal.
—No hay problema, sólo no se acerquen mucho a las... —no tuvo la oportunidad de terminar pues los gemelos, Hazel y Aaron habían salido casi corriendo hacia el jardín. Isabella volvió a dirigir su mirada a Heaven—. ¿Crees que fue buena idea?
—Lily solía ponerle hechizos protectores a su huerto cuando los Weasley nos visitaban sobretodo por los partidos improvisados que surgían.
Isabella puso los ojos en blanco, y luego recordó la pregunta que Heaven le había hecho segundos antes.
—Hay una reunión de la orden del fénix, y Remus quiso asistir para poder declinar las misiones que le habían asignado anteriormente. Pero no debe tardar en llegar.
Heaven asintió, y por la ventana que daba al jardín echó un pequeño vistazo.
—Creo que deberías hacer lo mismo que hacía Lily con su huerto pero con tu jardín.
Isabella rió pero tomó su palabra y salió hacia el jardín.
Heaven tomó el pastel para acomodarlo en el otro lado de la barra, y casi lo dejar caer cuando escuchó un pequeño estruendo proveniente de la chimenea. Cuando terminó de acomodarlo, se dirigió hasta la sala de estar.
Sonrió al ver a Draco limpiarse el polvo de su abrigo color gris oscuro, y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre él, tomándolo totalmente desprevenido, lo cuál ocasionó que los dos terminaran en el suelo.
Draco le acarició su cabello suavemente—. Merlín, no sabía que me extrañabas tanto.
—No arruines el momento —murmuró Heaven contra el pecho de su novio quién sólo rió por unos segundos.
Heaven suspiró y se reincorporó, sentándose en la alfombra de la sala de estar donde habían caído con una pequeña sonrisa.
Draco le siguió los pasos un par de segundos después, quedándose sentado frente a ella.
—¿En dónde están todos? —preguntó mientras se ponía de pie y ayudaba a Heaven a hacerlo también.
—Fred, George y Hazel están jugando quidditch en el jardín junto a Aaron mientras Isabella protege sus flores bailarinas.
—¿Los gemelos están aquí? —preguntó mientras sacaba un ramo de gardenias ligeramente maltratado por la recibida de Heaven.
Heaven miró el ramo con una sonrisa—. Sí, llegaron anoche.
Draco se acercó para entregarle el ramo—. Espero que por fin estás sean tus favoritas.
La rubia simplemente se acercó para abrazarlo y darle un cariñoso beso en la mejilla.
—Las gardenias son mis flores favoritas —dijo mientras las olía—. También son las favoritas de Lily, de hecho, por eso me gustan tanto. Me recuerdan a ella —su sonrisa se volvió un poco triste y Draco pudo notarlo.
—Eso es adorable, Heaven —le besó la frente—. Aunque si te soy honesto creí que las lilis te recordarían más a ella.
Heaven sonrió—. También lo hacen —miró hacia el jardín—. ¿Quieres ir con los demás?
—No me molestaría —Draco se encogió de hombros—. Pero prefiero estar sólo contigo por el momento. No te había visto —le acarició la mejilla.
Heaven puso su mano sobre la de Draco—. Ven, sé a dónde podemos ir.
Subieron las escaleras tomados de la mano, y rieron mientras se acordaron de la ocasión cuando Draco usó la capa de invisibilidad por todo Hogwarts para llegar a la Torre de Ravenclaw sin ser visto.
Draco se sorprendió cuando se detuvieron en un pasillo que no exploró durante su estancia en la mansión de los Avery, y se adentraron a lo que parecía un viejo estudio.
—Creí que iríamos a tu habitación —dijo Draco mientras miraba alrededor.
—Quería mostrarte este lugar —le replicó Heaven—. Isabella me contó que su padre solía pintar también. Y que aquí era dónde lo hacía.
Draco asintió con interés.
—He estado adaptándolo para sentirme más en casa. Y traje algunas pertenencias. De pronto me siento como en el Valle de Godric.
Draco le sonrió—. Fue una buena idea.
Heaven asintió con emoción, y se acercó al escritorio a rebuscar entre sus dibujos.
—Te hice algo —le dijo.
Draco alzó las cejas—. No era necesario.
Heaven le entregó un dibujo de acuarelas donde fácilmente se reconoció a si mismo junto a la rubia que se encontraba frente a él en ese momento.
Lo observó por unos segundos más, y le dedicó una enorme sonrisa—. Es precioso... —hizo una pausa—. Es el aula de astronomía, ¿no es así? Dónde nos besamos por primera vez.
Heaven asintió—. Tenía que mantenerme ocupada en algo, y cómo te extrañaba, sólo sucedió.
—¿Ya te he dicho cuánto te amo? —le preguntó mientras la envolvía en sus brazos.
Heaven recibió el abrazo con todo el cariño que justamente Draco esperaba.
—Ya lo has dicho pero me gusta que lo repitas —le respondió Heaven.
—Te amo, te amo, te amo, te amo, Heaven Potter —le dijo mientras le acariciaba el cabello.
Heaven alzó el rostro, y tomó la oportunidad de tenerlo así de cerca para besarlo cómo había deseado hacerlo desde varios días atrás.
Draco sonrió en medio del beso—. ¿Fue suficiente?
—Por ahora, sí —Heaven fue quién se separó primero, y miró el ramo de gardenias que había terminado sobre el escritorio—. Gracias por las flores, por cierto. Y también te amo, Draco.
—Lo sé —replicó Draco con su usual sonrisa altanera.
Heaven rodó los ojos con diversión, y se sentó sobre la alfombra azul con bordes dorados que adornaba el suelo de la habitación.
Draco hizo lo mismo, no sin antes tomar con curiosidad un carrusel de juguete que se encontraba también sobre el escritorio.
Lo colocó frente a él, y le dio cuerda para que el carrusel comenzara a girar mientras sonaba una canción clásica que reconocía de algún lado.
—Es un carrusel de juguete —le dijo Heaven—. No estoy segura si los conoces.
—Nunca he visto uno de verdad —confesó Draco—. ¿Es tuyo o ya estaba aquí? Luce algo antiguo.
—Le pertenecía a los Weasley —respondió Heaven—. Supongo que ahora me pertenece... fue un regalo de cumpleaños por parte de George.
Draco alzó las cejas, queriendo saber más sobre el tema.
—Desde la primera vez que recuerdo haber ido a la casa de los Weasley, me enamoré tanto de ese carrusel que tiempo después se volvió mi única razón de querer ir a la madriguera. Le pedí a mis padres uno igual durante años pero nunca lo consiguieron porque realmente es antiguo... —hizo una pausa para observar fijamente a Draco quien se había tomado una postura más cómoda sobre la alfombra para escuchar el resto de la historia—. Hubo un día de en el que fue la última vez que jugué con él, eso nos sucede a todos.
—Es una sensación extraña. Yo recuerdo que me encantaba ir a la mansión de los Greengrass por los escondites que había en los árboles de su jardín. Recuerdo muy bien la última vez que estuve allí, después entramos a Hogwarts y ya éramos muy grandes para jugar allí. Pero por mi mente jamás se atravesó que esa vez sería la última.
Heaven asintió—. Justo así fue. Pero cuando entré a Hogwarts y quedé en Ravenclaw... —ladeó la cabeza—. Creo que ya he hablado de esto contigo pero crecí con la idea de que iría a Gryffindor, es decir, crecí en una familia llena de ellos. Fue raro y un poco doloroso porque no era lo que esperaba —hizo una mueca—. Los primeros días fueron confusos, sobretodo porque estaba tan acostumbrada a estar pegada a Harry y Hazel que al verlos hacer nuevas amistades me hizo sentir excluida.
Draco le tomó la mano, y le sonrió. Le gustaba que Heaven se abriera así con él.
—Pero tampoco quise decirles algo, ¿sabes? Ellos también estaban confundidos que yo quedara en la casa azul. En fin, los gemelos notaron eso. Porque a pesar del desastre que son la mayor parte del tiempo, son muy buenas personas, a veces —hizo una pausa para sonreír—. Les conté que me sentía un poco triste y después de un par de días llegaron con un carrusel diferente a este porque al parecer su lechuza lo había destruído durante el trayecto.
—¿No era el mismo?
Heaven negó—. Entonces este año George lo encontró en su ático hecho añicos y lo arregló para mi. Cumplió mi mayor sueño de la infancia, bueno, tal vez el segundo.
Draco alzó las cejas—. ¿Cuál era el primero?
Heaven resopló—. No quieres escucharlo, es una ridiculez y honestamente me da vergüenza.
—Eso sólo me dio más curiosidad.
—Bien. El hecho de que siempre me he sentido diferente a mi familia no es algo nuevo. Viene de varios años atrás. Siempre tuve un presentimiento de que había algo diferente, no necesariamente bueno o malo, sólo diferente conmigo —hizo una pausa—. Cuando éramos pequeños la gente solía asombrarse de lo mucho que Harry se parece a mi papá, y aunque Hazel también se parece más a él, la gente poco observadora se dejaba llevar por el color de su cabello y le decían que era idéntica a Lily. Y conmigo era diferente. Es decir, creo que yo también me parezco a mi papá pero...
—Era diferente —repitió Draco.
Heaven asintió—. Entonces cuando era pequeña deseaba con todas mis fuerzas tener el cabello pelirrojo para parecerme a Lily —confesó, sintiendo sus mejillas arder levemente en vergüenza.
Draco le sonrió con diversión, acercándose para besarle la frente—. No deberías avergonzarte. Es comprensible lo que te sucedía.
Heaven suspiró—. Siempre he tenido problemas conmigo misma, a pesar de todo lo que James y Lily hicieron por mi. Es extraño. Nunca me faltó nada, y jamás me hicieron de menos. Y por eso nunca he logrado comprender que es lo que estaba mal entonces.
—Te entiendo —le dijo Draco—. Es difícil averiguar qué es lo que está mal... Lamento mucho que Heaven pequeña pasara por tantas cosas.
—Heaven pequeña —rió la rubia, recostándose en el hombro de Draco—. Ella también estaría disgustada de ver que estoy contigo.
Draco soltó una melodiosa risa—. Pues Draco pequeño también. Probablemente me odiaría.
Heaven entrelazó su mano con la de su novio, mientras se acomodaba en sus piernas.
—Gracias por siempre escucharme, Draco.
—No pasa nada, cariño. Me agrada saber que me tienes la confianza para contarme estas cosas.
Heaven le apartó un mechón de su rostro, y cortó la casi inexistente distancia entre ellos cuando unió sus labios.
Cuando se separaron, Heaven ocultó su rostro en el cuello de Draco dónde le dejaba pequeños besos.
—¿Te confieso algo? —dijo Draco suspirando—. Estoy bastante indignado al saber que la fotocopia te dio un mejor regalo que yo.
Heaven se reincorporó, riendo ante el comentario de su novio.
—A mi me encanta el collar que me regalaste —le aseguró—. Es muy especial para mi sólo porque tú me lo diste.
Draco volteó los ojos—. Pero no es el carrusel de juguete que habías deseado toda tu vida.
Heaven volvió a reír—. Tienes razón.
—¿Cómo que tengo razón? ¿Acaso estás diciendo que su regalo fue mejor que el mío? —Draco frunció el ceño.
—¡No! —exclamó Heaven riendo, y con sus manos sacó el dije del collar de abajo de su suéter—. El dije brilla mucho cuándo estás cerca, lo cuál me recuerda que te tengo en mi vida, y eso significa mucho para mi porque cuando peor la estaba pasando, eras la única persona que me hacía sentir en paz.
Draco le sonrió—. Bien —tocó el dije con delicadeza, y este comenzó a brillar con más intensidad—. Yo también estoy feliz de tenerte cerca.
Heaven le devolvió la sonrisa, y volvió a besarlo con el mismo cariño de siempre.
Momentos más tarde, Heaven y Draco se unieron a observar el improvisado juego de Quidditch que se llevaba a cabo en el jardín de la mansión.
—¿Tu juegas, Draco? —le preguntó Isabella mientras observaban a Hazel perseguir a George en sus respectivas escobas.
—Sí —respondió Draco—. Más bien, jugaba. El curso anterior sólo participé en un partido.
—¿Qué hay sobre ti? —le preguntó Heaven a Isabella.
Isabella hizo una mueca—. Siempre fui un desastre volando.
—Yo también —dijo Heaven encogiéndose de hombros.
—Eso es mentira —interrumpió Draco, alzando las cejas—. ¡Sí sabes volar! Es cómo si ustedes los Potter traen ese don en sus genes.
—Pero nunca me ha gustado —replicó Heaven—. ¡Esa vez prácticamente fui obligada a estar sobre esa escoba!
Draco rodó los ojos—. Y aún así me ganaste en las carreritas.
—Eso fue porque yo siempre gano —Heaven sonrió, mientras que Draco fingió rodar los ojos con irritación.
—Definitivamente pasas mucho tiempo con Sirius —dijo Isabella riendo ante el comentario de Heaven—. Que por cierto, sabrá Merlín en dónde se metió.
—¡Pero si aquí estamos! —exclamó una voz desde atrás, sobresaltando a los tres.
Sirius llegó acompañado por Nolan, y Remus se encontraba unos pasos detrás.
—¿A qué no saben a quiénes nos encontramos? —dijo Sirius nuevamente, señalando a las tres figuras detrás de Remus.
Se trataban de Andromeda, Ted y su hija, Nymphadora, e Isabella se puso inmediatamente de pie para recibir a sus nuevos invitados.
Heaven se giró hacia Draco quién miraba con atención a la familia Tonks.
—Se parece muchísimo a Bellatrix —murmuró el rubio.
Heaven regresó su mirada a la familia Tonks, quienes se encontraban saludando y charlando amistosamente con Isabella. Miró de nuevo hacia el jardín dándose cuenta que Hazel, Aaron y los gemelos comenzaban a descender de sus escobas.
Sirius se acercó a ellos lentamente, extendiéndole la mano primero a Heaven y luego a Draco para ayudarlos a ponerlos de pie.
—Ven, Dragoncito —tiró de su brazo—. Te presentaré al resto de tu familia.
Draco lo siguió no sin antes echarle una mirada a Heaven, sonriéndole con felicidad. Y Heaven recordó la ocasión en la que conversaron la curiosidad que Draco mantenía por conocer a sus demás familiares.
Heaven observó como Andromeda lo abrazó cariñosamente mientras le decía lo mucho que Sirius le había contado sobre él y que ansiaba conocerlo, lo cuál pareció sorprender a todos alrededor.
Por otro lado, Ted lo saludo cordialmente, con su usual chispa de felicidad, la cuál le heredó a Nymphadora quién también lo abrazó con cariño.
Sirius pasó sus brazos alrededor de Draco, y le dijo algo al oído que nadie más pudo escuchar pero Heaven supuso que fue algo bueno pues su novio sonrió de oreja a oreja.
Heaven se acercó a saludar segundos después, recibió uno que otro comentario burlesco sobre su relación con Draco por parte de la familia Tonks —y por Sirius—, pero aquello ya era algo a lo que se había acostumbrado.
Después le siguieron los que se encontraban jugando en el jardín, y cuando se dio cuenta todos habían ingresado al interior de la mansión.
Y de pronto sintió lo mucho que extrañaba a sus padres. Y a Harry. Jamás había pasado un cumpleaños de Sirius sin ellos, y resultaba más anormal de lo que debería.
Remus regresó por ella, y la abrazó paternalmente.
—¿Todo bien, cielito? —le preguntó mientras le revolvía el cabello con cariño.
—Eso creo —le respondió Heaven—. Extraño a mis papás y a Harry —agregó luego de una corta pausa.
—Yo también los extraño —confesó Remus.
Y ambos comenzaron a avanzar hasta el interior de la mansión, específicamente hasta la cocina dónde ya se encontraba el resto preparándose para cantarle "feliz cumpleaños" a Sirius.
Observó a Draco nuevamente conversar con Andromeda con tanta familiaridad que se sintió intensamente feliz por él.
Nolan —la pareja de Sirius—, los invitó a acercarse un poco más para la fotografía del recuerdo. Y accedieron sin pensarlo demasiado.
Y aunque aún faltaban unas horas para el cumpleaños oficial de Sirius, Heaven no pudo evitar sentir un escalofrío al pensar en lo rápido que estaba pasando el tiempo.
Miro la vela de cumpleaños en el pastel que ella misma había decorado y pensó en lo mucho que deseaba poder ver al resto de su familia sana y salva lo más pronto posible.
Y aunque segundos después se sintió culpable de haberle robado el deseo de cumpleaños a Sirius, el pensamiento de que probablemente él también deseó lo mismo, la hizo sentir un poco mejor.
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