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【 087 】

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lxxxvii.
señales mágicas

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omnisciente

Octubre estaba llegando a su fin, y Heaven comenzaba a sentirse más nostálgica que de costumbre. Extrañaba a James, a Lily, a Harry y por supuesto que a sus amigos.

Especialmente por las fechas que se acercaban: Halloween, el cumpleaños de Sirius y en un abrir y cerrar los ojos sería Navidad, y después Año Nuevo.

Hizo una mueca al pensar en ello. El tiempo había pasado muchísimo más rápido de lo habitual, incluso si por ciertas temporadas el tiempo no fue su amigo y se sentía ligeramente castigada por él.

Aún con la sensación de pesadez de su estómago ante su nostalgia, observó a Isabella abrir un espacio en su jardín para plantar nochebuenas cantarinas —que a diferencia de las simples nochebuenas muggles, las mágicas tienen la habilidad de cantar villancicos y tambalearse al compás de sus melodías, todo un buen show mágico—.

Isabella le hizo una señal para que le pasase el pequeño costal con las semillas, de las cuales apenas se escuchaban pequeños susurros.

Al parecer serían buenas cantando.

—Creo que me gustaría tener una florería mágica —confesó Heaven mientras admiraba a dos dientes de león bailar con encanto sobre el tallo de un girasol.

Isabella la miró con una sonrisa—. Ese siempre ha sido mi sueño frustrado.

—Deberíamos abrir nuestra propia florería —sugirió Heaven mientras tomaba una gardenia que al agitarla, levitaba con delicadeza—. ¿Sabes? Es muy tonto que diga esto porque bueno, soy una bruja pero creo que jamás estuve tan rodeada de magia hasta que llegué aquí. A excepción de Hogwarts, claro.

—Si te soy honesta me sorprende lo mucho que James se alejó de la magia al casarse con Lily. Y no lo digo de mala manera, pero recuerdo mucho que en su adolescencia ocupaba magia hasta para amarrarse las agujetas.

Heaven sonrió con diversión—. Supongo que quiso que creciéramos con ambas culturas pero no funcionó muy bien.

Isabella rió, y al parecer terminó de cultivar las nochebuenas pues se puso de pie mientras se sacudía la tierra de sus manos.

—Por ejemplo, lo primero que pienso al ensuciarme las manos así, es ir a un lavabo a enjugarme en vez de ocupar un hechizo de limpieza —murmuró Heaven—. A veces Draco se ríe de eso.

Isabella esbozó una sonrisa—. Bueno, pero algo que no es un secreto es que los magos tendemos a ser un poco más holgazanes que los muggles.

Sirius irrumpió la conversación mientras llegaba al jardín con un tazón de cereal con Hazel detrás de él mientras iba lloriqueando sobre Merlín sabría que.

—¿De qué hablan? —preguntó el animago mientras tomaba asiento en el pasto.

—¡Sirius! —lloriqueó Hazel una vez más.

Isabella entrecerró los ojos—. ¿Qué le hiciste a Hazel?

—¿Quién es Hazel? —preguntó Sirius, fingiendo estar desentendido.

Heaven rió ante el comportamiento de Sirius, así que decidió acercarse a él y sentarse a su lado.

—¿Por qué te ignora? —le preguntó a Hazel directamente.

—Porque le dije probablemente el tío Remus fue más atractivo que él en su adolescencia.

Sirius fingió desmayarse ante la declaración de Hazel.

—¡Uno le da todo a las criaturas espantosas estas! ¡Sacrificaría mi vida por ustedes! ¡Y tú! —señaló a Heaven, dramáticamente—. Sé que tu favorito es Remus pero jamás espere de esa —se refirió a Hazel—, diciendo que Remus es más guapo que yo. ¿Así es como me pagan todos esos años de ser su niñera oficial?

Isabella comenzó a reír a la par de Heaven, y realmente a ninguna le sorprendía lo dramático que Sirius podría llegar a ser.

—No sé porque dramatizas tanto. Que yo recuerde Remus era muchísimo más popular con las chicas que tú. Vaya, sí era el casanova de la Torre de Gryffindor.

—¿De verdad? —preguntó Heaven con sorpresa. E Isabella asintió.

Mientras que Sirius resopló—. Lo peor es que ni se nada cuenta que todo el mundo le coqueteaba.

—Siempre había creído que Sirius había sido el más codiciado de los tres —respondió Heaven, encogiéndose de hombros.

—Ahora tú eres mi favorita, florecilla feroz —le dijo Sirius mientras le pinchaba la nariz, y evidentemente Heaven protestaba al respecto.

—No sé porqué te sorprende tanto —dijo Hazel—. Es cómo tú. La gente podría llegar a pensar que Harry y yo somos los que destacamos en ese aspecto pero tú eres la que más romances ha tenido de los tres.

Heaven abrió la boca con indignación. No era cierto... ¿o sí?

—George, Anthony y ahora el idiota de Draco —contó Hazel cómo si le leyera la mente.

—¡Más respeto a mi sobrino! —exclamó Sirius con diversión.

Hazel ignoró a Sirius—. Mientras que Harry sólo ha salido con Marietta y Ginny; y yo sólo con Fred.

Heaven rodó los ojos—. Ni George ni Anthony fueron mis novios así que no cuenta porque en realidad, Draco es el primer novio oficial que tengo así que tus cálculos son totalmente incorrectos.

Oh, pero yo no me refería precisamente a que hayan sido tus novios.

Heaven abrió los ojos con exageración, y de forma inmediata le echó una mala mirada.

—¡Oye! ¡No sé a qué te refieres pero mientes!

Isabella quién estaba entretenida por la charla, comenzó a reír.

—Y pensar que hace unos años sólo discutían por una tonta muñeca de tela con un tutú morado —dijo Sirius—. ¿En qué momento crecieron mis pequeños renacuajos?

—El renacuajo aquí eres tú —rechistó Hazel ante el apodo para nada llamativo.

Sirius rodó los ojos, y cómo pudo abrazo a ambas hermanas Potter. O mejor dicho, a sus pequeños renacuajos.

—Bueno, ya fue mucha interrupción por dramas innecesarios —dijo Sirius una vez que soltó a Heaven y Hazel y tomaba una postura más relajada sobre el pasto—. ¿De qué hablaban antes de que llegáramos? Me gusta estar informado de todo.

—De que a veces se me olvida que soy bruja, y que me gustaría abrir una florería mágica —respondió Heaven.

—Hablando sobre eso, me di cuenta que a mi me gustaría tener una casa cómo está —dijo Hazel mientras comenzaba a trenzarle el cabello a su hermana mayor—. Es decir, no por lo grande y así, si no porque hay magia en todos lados. ¡Cómo en la madriguera!

—¿En verdad en su casa Del Valle de Godric no usaban tanta magia? —preguntó Isabella.

—Desde que se convirtió en una comunidad mixta, entre magos y muggles es muy normal ver a los magos que residen ahí tener una buena relación con todas las influencias muggles, ¡incluso los eletropomesticos! —explicó Sirius.

Electrodomésticos —le corrigió Hazel, y Heaven rió por lo bajo.

—Ush, es lo mismo —se quejó Sirius, y luego dirigió su mirada a Heaven—. Por cierto, lo de la florería me parece una encantadora idea.

Heaven le sonrió tímidamente.

—Aprovechando que están aquí los tres —mencionó Isabella, sentándose también en el pasto frente a ellos, y optando una expresión más seria, Heaven en seguida entendió sobre qué hablaría—. Aaron y yo hemos seguido intentando descubrir más sobre las anotaciones de Regulus pero temo que estamos perdiendo el tiempo. Tengo la sensación que estamos pasando algo por alto, y me inquieta demasiado...

La expresión de Heaven decayó ante la mención de Regulus. Su corazón comenzó a latirle con muchísima más fuerza así como su garganta comenzaba a quemarle. Si era honesta aún no se recuperaba del todo ante la crisis que tuvo en la casa que fueron a inspeccionar algunas semanas atrás.

Se tomó el collar con fuerza, acariciando el dije e intentado de sobremanera no pensar demasiado en lo cruel e injusta que puede llegar a ser la vida. Le parecía tan lamentable que Regulus no permaneciera el tiempo suficiente en el mundo como para haber llegado a conocerlo.

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas, y el nudo intensificarse en su garganta pero ya estaba harta de siempre llorar, así que se clavó las uñas en las palmas de sus manos e intentar controlar sus ganas de desplomarse.

—¿Heaven? ¿Estás bien? —la voz de Isabella la sacó de todos sus pensamientos, y se dio cuenta que no sabía en qué momento dejó de escucharla.

Heaven sintió la mirada de los tres sobre ella, y sólo se limitó a hacer una mueca. Pero después de considerarlo por unos cortos segundos, supuso que no sería tan mala idea compartir sus sentimientos. Tal vez, se sentiría un poco mejor después de hacerlo.

—Es sólo que... —su mirada se enfocó en Sirius e Isabella—. Es muy estúpido porque para ustedes debe ser muchísimo peor. Pero cada que mencionan a Regulus me siento un poco triste por no haberlo conocido ni si quiera haber estado al tanto de lo importante que fue en mi vida cuando recién nací... —sin darse cuenta, había comenzado a llorar.

Hazel recargó su cabeza en el hombro de su hermana, reflejándole su apoyo. Porque si bien no podía entenderla del todo, no le quitaba nada mostrarle una pizca de empatía.

—Cariño, no es algo estúpido —le dijo Isabella mientras se inclinaba para acariciarle el rostro, limpiándole la lágrima solitaria que se deslizaba por la mejilla de Heaven.

—Últimamente he estado pensando en lo mucho que me hubiera gustado conocerlo. Y aunque jamás tuve la oportunidad de hacerlo, no sé, siento un ligero cariño y malestar ante sus menciones...

Sirius quién se había quedado callado, ahogó un sonido de sorpresa y luego una gran sonrisa se posó en su rostro.

—Heaven, creo que estás equivocada en eso —le dijo mientras alzaba las cejas—. Claro que tuviste la oportunidad de conocerlo.

Heaven frunció el rostro—. No cuenta porque era una recién nacida, y es imposible que lo recuerde...

—No hablo de eso —dijo Sirius, y miró a las tres con emoción, cómo si acabara de describir algo asombroso, y tal vez, así era—. Hace unos minutos estábamos hablando justo sobre la magia en el Valle de Godric, es decir, la magia allí es muy manejable y poderosa pero de cierta manera desde que la comunidad fue siendo más habitada por muggles perdió un poco de su esencia, aunque claro que no tiene nada de malo... —dirigió su mirada a Isabella—. Merlín, me siento un genio el haberme dado cuenta de esto...

—Sirius, no te estamos entendiendo —se quejó Isabella—. ¿De qué estás hablando?

—Los niños con magia suelen presenciar eventos mágicos muy descabellados, o muy escalofriantes o muy extraños cuando comienzan a dar señales de magia. Especialmente los que vienen de linaje de sangre pura —su mirada se enfocó en Heaven—. Cuando era pequeño, en el salón de estudios junto a la biblioteca sagrada de los Black, solía ocultarme por horas, y recuerdo muy bien que una mujer de nariz puntiaguda solía cuidar de mi. Años más tarde, Andromeda me hizo caer en cuenta que se trataba de Hydra Black, la abuela de mi tío Alphard...

—Sigo sin entender nada —dijo Heaven.

—Probablemente no lo recuerdes pero antes de que mudara, cuando aún vivía en Grimmauld Place, ustedes solían visitarme muy seguido con sus padres —esta vez miró a ambas hermanas—. Y tú solías escabullirte a ese mismo salón de estudios. Siempre te escuchábamos reír o hablar sola pero era una niña de cinco años, no lo veíamos extraño, y yo estaba seguro que se trataba de tus primeras señales de magia pero nunca imaginé que Regulus sería quien te acompañaba.

Isabella miró a Sirius con sorpresa—. ¿Y cómo estás seguro que se trataba de Regulus?

—Porque Heaven me contaba maravillas sobre su nuevo amigo que se parecía a mi, pero realmente jamás le presté tanta atención. Aparte es obvio, la magia concentrada de Grimmauld Place es maravillosamente escalofriante, y Heaven siempre traía ese collar que claramente provocaba que conectara de mejor manera con la magia allí, y bueno, también estaba en la edad de dar sus primeras señales mágicas.

Isabella sonrió con tristeza—. La magia nunca deja de sorprenderme.

—Ya somos dos —dijo Hazel.

Heaven se sentía bastante confundida, y por mucho que intentara hacer memoria, no recordaba nada de lo que Sirius había dicho. Vagamente recordaba haberlo visitado antes de mudarse fuera de allí.

—Yo no recuerdo nada —dijo con tristeza.

—Nadie recuerda esos momentos. Yo sé sobre lo mío porque Andromeda me contó alguna vez —Sirius se encogió de hombros—. El punto de todo esto era que te dieras cuenta que Regulus siempre ha estado presente en tu vida, y no debes sentirte culpable por lo que le sucedió, ¿de acuerdo? —le dedicó una sonrisa completamente sincera, y Heaven logró sentirse un poco más reconfortada.

—Isabella, ¿tú sabes cuáles fueron tus señales de magia? —le preguntó Hazel con curiosidad.

—La verdad no tengo idea —admitió con la voz afligida. Heaven supuso que lo que Sirius contó sobre Regulus la había puesto un tanto triste—. Pero sé que si lo tuve, cuando vea a Anastasia le preguntaré para luego contártelo todo —le guiñó el ojo con diversión.

Y fue cuando Heaven se preguntó cómo era que Isabella seguía allí. Cómo era que siguió con su vida a pesar de todo lo que le sucedió, y sobretodo como le hacía para no verse tan afectada.

Heaven realmente la admiraba, y la apreciaba. Ya hasta se le hacía difícil imaginarse vivir lejos de ella. De pronto, se sintió extraña.

—A mi me gustaría haber tenido algo así —suspiró Hazel, poniéndose de pie.

—Si te alegra saber, cuando hacías berrinches, el cuarto de juguetes se inundaba —dijo Sirius—. Desde ahí supimos que serías una bruja maravillosa y muy poderosa, sin importar ni un poco cual era tu estatus de sangre —le dijo mientras le besaba la frente.

Hazel sonrió satisfecha, y ambos se encaminaron al interior de la mansión dejando a Heaven y a Isabella nuevamente a solas.

—No pude ni terminar de explicar lo que... —Isabella se detuvo al sentir los brazos de Heaven rodearla con cariño.

Sintió su corazón derretirse, pues Heaven aún no era muy abierta respecto al contacto físico con ella, y en general a su relación madre-hija.

—Lily y tú son las personas más fuertes que he conocido —murmuró Heaven en el abrazo—. Y aunque todo ha sido muy difícil, estoy muy feliz poder decir que ambas son las mejores mamás que me pudieron tocar.

Era la primera vez que llamaba mamá a Isabella.

Y aunque había sido de forma indirecta, Isabella no pudo evitar dejar escapar una lágrima de felicidad. 

—Lamento mucho si no he sido lo que esperabas pero...

—No digas eso, Heaven —la interrumpió—. Eres muchísimo más de lo que esperaba. Te amo muchísimo. Cómo no tienes una idea, y aunque sé que llevamos muy poco tiempo de conocernos quiero que sepas que yo igual estoy muy feliz de que seas mi hija porque tú también eres muy fuerte, más de lo que puedes notar y estoy muy orgullosa de ti.

Heaven le sonrió—. Extraño mucho a mis papás, y a Harry —confesó triste.

Isabella le devolvió la sonrisa—. Estoy segura que pronto podrás reunirte con ellos, pero por lo mientras, ¿qué te parece una buena taza de chocolate caliente para aliviar un poco de tristeza? Podemos invitarle a Remus.

Heaven se limpió algunas lágrimas con la manga de su suéter, y asintió con cierta emoción. Y se adentró a la mansión junto a su madre.

***
sin editar

nota de la autora:
Holaaa, primero que nada, les regalo un kleenex para q se sequen las lágrimas <3
y bueno, de paso díganme que opinan del capítulo???

hace unos días me quedé pensando en que muchas veces me he limitado a escribir cuestiones mágicas en mis fanfics y luego caí en cuenta que literal todos son magos ??? y que la magia existe ??? y que lit casi todo es posible ???

entonces dije bueno entonces hagamos canon a mini heaven siendo amiga del espíritu de regulus 🤞 y que esa haya sido su primera señal de magia y la vdd es q me muero de ternura al respecto, aunque imagínense q miedo para el sirius q vivía solo y q la mini heaven le diga q tiene un amigo q se parece a él JAJAKSKSKA yo kreo q x eso se mudó después

aaaa pq un headcanon mío sobre sirius es q nunca soportó vivir en Grimmauld Place (ni siquiera de adulto) porque ajá le trae malos recuerdos ☝️ AND I STAND ABOUT THAT

anyway, gracias por su paciencia 🤞
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espero leernos pronto!!
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all the love
francia 💞

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