【 086 】
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lxxxvi.
❝ culpas y traiciones ❞
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omnisciente
James Charlus Potter siempre tuvo altas expectativas respecto a su vida, y todo lo —bueno— que le esperaba cuando fuese un adulto.
Él había tenido una infancia y adolescencia muy buena. Con una familia estable que lo amaba. Con buenos y leales amigos que siempre estaban para él. Y con una novia maravillosa en todos los sentidos.
James era demasiado feliz. Y si era honesto, le gustaba alardear al respecto. Es decir, ¿qué podría ir mal cuando ya tenía lo que siempre deseó a tan corta edad?
Pues la respuesta era clara, corta y cruel: todo.
Desde su ruptura amistosa con Isabella Avery, su vida comenzó a ir en picada, pero prefería ignorarlo mientras gozaba de los aspectos positivos —hasta la traición de Petter Pettigrew, que desencadenó todo el caos hasta la actualidad—.
Para ser la persona que encontraba la felicidad en las cosas más simples de universo, su vida comenzó a ser un completo caos, el cuál no se detenía bajo ninguna circunstancia.
James siempre se consideró una buena persona. Le gustaba ayudar a niños, jóvenes, adultos mayores, incluso a los insectos de salir de apuros.
Era claro que él no merecía nada de lo que sucedía. O eso solía creer firmemente. Pero como todo, ser autocríticos y ver tus propios errores a veces suele ser una tarea un tanto difícil, y aunque aquello no significa que James mereciera lo que le sucedía, hay ocasiones en las que simplemente no se puede huir de las adversidades que te pone el universo.
Y la primera vez que cayó en cuenta de ello fue cuando Lily le anunció su embarazo.
Todos esperaban que James irradiara felicidad. Por fin tendría su tan deseada familia con la mujer que tanto amaba.
Pero por una razón de la que él estaba muy consciente, una enorme carga de culpa también lo acompañaba.
Recordó sonreírle con cierta incomodidad a Lily mientras la abrazaba. Claramente extasiado de la emoción, pero a la vez con un reflujo en el estómago al pensar que no era la primera vez que recibía una noticia de ese estilo.
Recordó como su familia y la de Lily decidieron hacer toda una celebración al respecto, dónde James parecía estar enfermo durante toda la velada, y él único que parecía notarlo o más bien el único que tuvo el valor para preguntarle fue Peter —tan sólo pensar en su antiguo amigo, hacia qué le doliera el corazón—.
Pues también tenía muy presente el recuerdo de su conversación aquella misma noche cuando James decidió salir de sala de estar de sus padres para tomar un poco de aire fresco en el jardín de la finca donde creció.
Sentía que se asfixiaba mientras fingía una sonrisa en su rostro. Él no estaba para nada acostumbrado a pretender estar feliz porque él solía estar feliz.
Se había recargado en el barandal de la terraza mientras inhala y exhalaba repetidas veces hasta lograr encontrar un poco de serenidad en su interior.
—¿Qué haces aquí afuera? —la voz de Peter lo sobresaltó un poco.
Se giró para encararlo, y dedicarle un intento de sonrisa tranquilizadora, claramente fingida.
—Nada en realidad —fue lo que le respondió—. ¿Por qué?
Peter alzó las cejas, recargándose en el barandal a una corta distancia de su amigo.
—Estás muy raro. Más bien, has estado muy raro desde la noticia. Todos lo hemos notado, incluso Lily pero nadie ha querido mencionártelo.
James abrió la boca, y la volvió a cerrar al no tener ni idea de que responder. Incluso Lily había notado su comportamiento fuera de lugar, definitivamente fingir felicidad no era lo suyo.
—Sólo estoy ansioso, supongo —respondió mientras se rascaba una ceja con nerviosismo.
Peter parecía confundido—. ¿Pero no es lo que siempre has deseado? ¡Por fin tendrás una familia con tu amada Lily-flor! —exclamó con emoción.
James hizo una mueca—. Lo sé, y créeme que estoy muy emocionado. Es lo que siempre deseé —repitió.
—¿Entonces qué sucede, James? —preguntó Peter con consternación—. Sabes que puedes confiar en mi.
James suspiró, y desvió la mirada hacia el cielo. Isabella también esperaba un hijo de él. Y él lo sabía desde dos meses atrás, pero eso nunca estuvo en sus planes. No con Isabella.
Isabella. Isabella. Isabella. Su amiga de la infancia ahora sería la madre de su hijo.
Y ya no había vuelta atrás. En cuestión de meses sería padre de dos niños que no compartirían madre. Y probablemente terminaría siendo la persona más repudiada de su círculo social.
Cerró los ojos, al sentir un ardor en la garganta acompañando con un mal sabor en la boca, y justo como lo presintió, expulsó todos los alimentos que había ingerido durante la cena.
—Vaya, ¿no debería ser Lily la que tenga estos malestares? —se burló mientras le daba palmadas en las espalda, sin tener mucho conocimiento sobre qué hacer o decir.
James se limpió la comisura de sus labios con la manga de su camisa.
—Metí la pata, Peter —dijo una vez que recuperó la compostura—. Realmente lo hice.
Peter frunció el ceño, sintiéndose bastante confundido—. ¿Qué quieres decir?
—¿Puedo contarte un secreto? Pero debes prometer no decírselo a nadie. Oh, mi Merlín. ¡Debes jurarlo!
Peter colocó la mano sobre su pecho, y con una sonrisa reconfortante citó su juramento.
—Juro por toda mi lealtad a mi divertidísimo grupo de amigos —James esbozó una sonrisa al escuchar las familiares palabras de Peter—. Y por toda la confianza y amor que me han brindado, que lo que sea que sea confesado, mi hocico quedará sellado.
—No puedo creer que recuerdes eso —rió James.
—Yo no puedo creer que nuestro juramento más importante fue creado por un Sirius drogado de dieciséis años —acompañó sus risas, y luego de una pausa volvió a hablar—. ¿Y bien?
James cambió su expresión, echando un vistazo a su alrededor, verificando que nadie más lo estuviese escuchando.
—Bells, es decir, Isabella también está embarazada.
James pudo notar como la confusión incrementaba en el rostro de su amigo.
—No entiendo. Es decir, ¡Hurra, Bella! ¿Pero ese es tu sucio secreto? —preguntó burlonamente.
Mientras James se tallaba el rostro con confusión—. De mi. El hijo que Isabella espera es mío.
Los ojos azules de Peter se llenaron de sorpresa. Y luego de unos tortuosos largos segundos en silencio, James recibió un golpe en la nuca.
—¡Eres un imbécil, Cornamenta! ¡Eres un egoísta! ¿Ahora como miraré a Lily-flor a los ojos cuándo se que otra mujer también está embarazada de su esposo?
James emitió un gemido—. Esa no debía ser tu reacción.
—¿Acaso esperabas que te aplaudiera? —lo reprendió—. James, sabes que te quiero como a un hermano pero estás jodidísimo. ¿En qué momento? ¡Creí que ya ni te hablabas con ella!
—¡Fue antes de la boda! —exclamó demasiado alto—. ¡Y guarda silencio! —dejó pasar unos cortos segundos para tranquilizarse—. Fue cuando Lily y yo terminamos antes de la boda. Cuando nos separamos como por dos semanas. Nunca pensé que todo terminaría así de mal.
Peter hizo una mueca—. Debes decirle, James.
—Lo sé —admitió—. Me siento culpable porque no reaccioné de la mejor manera cuando Isabella me lo confesó, y no he sabido nada de ella en los dos meses que han transcurrido. He intentado contactarla pero su familia ahora me odia y ha sido una tarea casi imposible.
—Es demasiado por procesar —murmuró Peter—. Nunca he sido buenos dando consejos, pero lo que en verdad debes hacer es decirle a Lily antes de que sea muy tarde. Ella es la que menos merece sufrir por tus idioteces. Y debes hablar también con Isabella. No la puedes dejar sola.
James echó la cabeza hacia atrás—. Juro que lo haré.
—Todo tiene solución menos la muerte, eso decía mi madre —dijo Peter encogiéndose de hombros—. Aunque vaya que metiste la pata, por no decir que metiste otra cosa...
—¡Peter! —exclamó James—. ¿Por qué siempre tienes que ser tan vulgar? —preguntó. Aunque si estuviera en otra situación, probablemente se hubiera reído a carcajadas.
—Eres el menos indicado para quejarte de las vulgaridades —alzó las cejas—. En fin, sé que debes estar estresado hasta la médula, pero intenta disfrutar de los pequeños momentos. Es decir, has hecho una cosa que vaya... pero allí adentro está la mujer que amas, feliz porque está esperando un hijo tuyo. Intenta despejar un poco esa mente. No todos los días recibes la noticia de que serás padre.... bueno, tal vez tú sí... ¡Auch! —se quejó al recibir un codazo—. ¡Mi punto es que! Lo hecho, hecho está y lamentablemente no hay nada que puedas hacer para evitar el desastre que se te aproxima y mientras tanto, intenta disfrutar la poca felicidad que te queda.
James resopló—. Qué ánimos los tuyos.
—Así me adoras —sonrió de forma socarrona—. Aunque sabes que es verdad lo que te digo.
Y lo peor es que James lo sabía muy bien. Debía comenzar a aceptarlo.
—Gracias, Pete. Realmente necesitaba contárselo a alguien. En verdad, gracias.
Peter le dio un apretón en el hombro—. Sólo recuerda que debes hablarlo antes de que sea tarde, ¿de acuerdo? Y no tienes que agradecerme, para eso estamos los amigos.
James resopló ante el recuerdo, y las palabras de Peter. Pues si bien, la tormenta comenzó antes de su traición, era por él que se encontraba escondido en una pequeña cabaña en algún bosque de Reino Unido, lejos de sus hijos.
Lily le dedicó una mirada curiosa, y mientras le tendía una taza de café, se sentó frente a él.
—¿Qué pasa?
James miró a su esposa—. ¿Crees que todo es mi culpa? —preguntó con la voz quebrada, sonando como un niño pequeño.
La mirada de Lily se ablandó, y le tomó la mano con fuerza.
—Hice muchas cosas mal —continuó James hablando—. Merlín, fueron muchísimas. Y no quiero ponerme en el papel de víctima pero a veces siento que todo lo que le ha pasado a nuestra familia ha sido culpa mía y de mis pésimas decisiones.
—James, supongo que es normal que te sientas culpable pero hay situaciones que a veces no están bajo tu control, y lo que menos necesitas en estos momentos es comenzar a absorber la culpa.
James hizo una mueca, y tomó la fotografía que había estado admirando minutos antes, dónde salían sus tres hijos en su cumpleaños número siete, con una gran sonrisa cada uno. Aunque su mirada se enfocó especialmente en la pequeña niña rubia con un gorro de cumpleaños de color azul.
A veces James se preguntaba qué hubiera pasado si Isabella nunca hubiera tenido que huir de la familia Black.
¿Habría tenido el valor suficiente para acercarse a Heaven? Porque no podía imaginarse una vida sin su hija primogénita.
Cuando alzó la mirada, Lily le regaló una sonrisa reconfortante, y volvió a darle un apretón en su mano.
—¿Tú crees que Peter siempre pensó en traicionarnos? —preguntó, tomando por sorpresa a su esposa, pues no era un tema del que solían hablar constantemente.
—No tengo ni idea, James. Pero al final, lo hizo.
—Lo sé —relamió su labio inferior—. Hasta la fecha hay veces en las que me cuesta aceptarlo. Es decir, creí que éramos su familia.
—Lamentablemente hay personas a las que nunca terminas de conocer.
James asintió lentamente, aunque era algo que ya lo sabía.
—¿Te puedo confesar algo?
Lily entrecerró los ojos, y luego imitó la acción de su esposo al asentir.
—Peter sabía sobre lo de Isabella, y bueno, Heaven... —hizo una pausa para analizar el rostro de Lily, quién simplemente lo miró con más seriedad—. Y estaba enojado por ocultártelo.
—Nunca lo imaginé —admitió Lily—. Siempre creí que el primero en saberlo había sido Remus.
James negó con la cabeza, y esta vez fue él quien la tomó de las manos—. Sé que debes estar harta de que me disculpe por lo mismo, pero en verdad estoy arrepentido de todo el sufrimiento que pude llegar a causarte. Yo debí decirlo y...
—James, ya te perdoné de todo corazón —le dedicó una pequeña sonrisa—. Y aunque si me dolió mucho, me diste otra hija a la cuál amo con toda mi alma. Claro, fue diferente y repentino y atemorizante pero no sé qué sería de mi vida sin Heaven.
James suspiró—. Los extraño mucho a los tres. Quisiera que pudiéramos acercarnos tan si quiera un poco más a Harry.
—Es muy riesgoso, y lo que menos queremos es exponerlo. En sí, a ninguno de los tres. Pero tengo fé en que todo saldrá bien. Y pronto podremos regresar a nuestra normalidad. Sé que vamos a lograrlo, James. Sólo hay que ser pacientes.
—Te amo, Lily-flor. Tampoco sé qué haría sin ti —le dijo mientras le dejaba un cariñoso beso en el dorso de su mano, la cuál aún sostenía con fuerza.
Lily le sonrió—. Y yo a ti. Por eso necesito que dejes de tener tus crisis mentales diarias —rió, mientras le acariciaba la mejilla con su mano libre—. Necesitamos mantenernos fuertes por ellos —señaló la foto de sus hijos.
James sintió un escalofrío, como una especie mal augurio pero prefirió ignorarlo, y volver a sostener la mano de su esposa, pensando en que al final del día, todo lo seguían haciendo era por amor. Y eso siempre valía la pena.
***
sin editar
nota de la autora;
este capítulo está dedicado para quienes comentaron que extrañaban a James en los capítulos anteriores 💞 así que aquí lo tienen.
quiero confesar que la charla decidí que fuera con Peter porque realmente resultó un poco más dolorosa pero también porque estoy harta de que la gente ignore que Peter también fue uno de ellos, y que también fue casi un hermano para James sooo,,, we stan young peter (before the betrayal ofc) in this house ☝️☝️☝️☝️
anyway,,,, pronto habra un salto en el tiempo, y ya lo había mencionado anteriormente, y lo repito para que no se me confundan <3
en fin, gracias por todo! estamos a punto del medio millón de lecturas y estoy que me meo de la emoción.
espero leernos pronto!
all the love
francia💞💞💞
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