【 081 】
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lxxxi.
❝ está bien no estar bien ❞
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Últimamente he recibido muy pocos comentarios y votos y aunque se muy bien que no es su obligación realizar ninguna de las dos acciones, les agradecería muchísimo si lo toman en cuenta, pues son parte fundamental para mi motivación de seguir escribiendo esta historia :(
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omnisciente
Los días después de su crisis emocional habían sido ciertamente difíciles para Heaven, así que intentaba mantenerse apartada del resto de habitantes que se encontraban bajo el mismo techo de la mansión Avery.
Y no era una tarea muy fácil debido a la insistencia de Sirius Black, quién parecía perseguirla por todo el lugar.
Así que cuando Heaven tuvo la oportunidad de escabullirse, decidió esconderse en la biblioteca, llevándose consigo la caja de sus pertenencias —la cuál Remus se había encargado de entregársela cuando llevó a Hedwig y a Bolita—.
Encontró algunos de sus libros favoritos (tanto muggles cómo de hechizos y magia en general), su cámara fotográfica, más suplementos de arte y su viejo walkman junto a varios cassettes —que por cierto, en su mayoría le pertenecían a James Potter—.
Una sonrisa adornó su rostro, recordando cómo su padre solía "molestarse" si alguno de sus hijos tomaba sus cassettes sin su consentimiento, porque aunque James Potter provenía de una familia sangre pura que raramente mantenía algún contacto con la tecnología y cultura popular muggle, supo que desde que escuchó "Eleanor Rigby" cantada por "The Beatles", no volvería ser el mismo.
La puerta de la biblioteca se abrió, y su boca se abrió ligeramente ante la sorpresa de ver a su amigo George Weasley entrar por la puerta.
—Hazel tenía razón, dijo que venías aquí a esconderte de Sirius —se burló el pelirrojo.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que estás aquí? —preguntó la joven desde su lugar.
—En la reunión de la Orden que se llevó a cabo por la mañana, a Isabella le pareció buena idea que Fred y yo viniéramos a subirles el ánimo. Bueno... más bien que Fred viniera a subirle el ánimo a Hazel pero no quise desaprovechar la oportunidad de visitar a mi Ravenclaw favorita.
Heaven le dedicó una pequeña sonrisa, sin tomarse la molestia de levantarse para saludarlo apropiadamente.
Así que George decidió tomar asiento junto a ella, respetando su espacio personal y dejando una corta distancia entre ambos.
—Entonces... ¿me dirás por qué te escondes de Sirius y del resto?
Heaven resopló, desviando la mirada—. Es una tontería.
—Creo que están preocupados.
—Estoy bien, no entiendo porque todos se ponen tan dramáticos —murmuró Heaven—. George, aprecio lo que sea que intentas hacer o decirme pero no tengo ganas de hablar sobre este tema.
George asintió, y de sus bolsillos sacó una buena dosis de dulces mágicos.
—Te conseguí de tus favoritos —le dijo alzando las cejas—. ¿Sabías que ya no fabrican las meigas fritas de la marca QueenBee? Al parecer los padres de familia se dieron cuenta de su uso alternativo.
—Bueno, pero eso les conviene a ti y a Fred —Heaven sonrió—. Aunque si somos honestos creo que la mayoría los consumía por la otra razón.
—Tendremos que inventar nuestra propia forma de ponerle esos efectos alucinógenos a los helados levitadores.
Heaven volvió a sonreírle, y luego de unos segundos suspiró pesadamente.
—¿Crees que pronto pueda salir de aquí?
George hizo una mueca—. Honestamente no te pierdes de nada bueno. Cada día desaparecen más personas y es atemorizante.
La rubia cerró los ojos, echando la cabeza hacia atrás—. ¿Crees que Harry y los demás estén bien?
—¿Isabella no te ha dicho? —George preguntó.
—¿Decirme qué? —replicó Heaven con preocupación.
—Hoy en la reunión, Kingsley nos aseguró que tus padres y Harry están en perfecto estado. No sé cómo pero ha podido comunicarse con tu papá.
Una oleada de paz invadió a Heaven de pies a cabeza, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.
—¿Están bien? —su voz se quebró.
George asintió—. Ya verás que toda tu familia saldrá de esta. Estoy bastante convencido.
Heaven le sonrió, tallándose los ojos—. Gracias, George —hizo una pequeña pausa—. ¿Cómo han estado todos en la madriguera?
El pelirrojo suspiró.
—No podemos quejarnos, quiero decir, está claro qué hay cierta tensión, sobre todo lo por que sucedió con Percy pero todo va bien... aunque mamá ha estado insistiendo con que Ginny no vaya a Hogwarts este año. Aunque si te soy honesto, no creo que Ginny le haga mucho caso a mi madre, pues ella dice que es su deber ir como representante del Ejército de Dumbledore pero aún no es muy seguro.
—Hazel y yo tampoco iremos —murmuró Heaven—. Todo el curso pasado me la viví quejándome de estar allí pero supongo que lo extrañaré un poco, especialmente por mis amigos.
George le sonrió—. Ya verás que tendrás más tiempo para estar con tus amigos, Heaven.
—Eso espero —respondió sonriéndole a medias.
—Aparte, el último año es horrible, ni te da tiempo de disfrutarlo cómo se debería. Te la pasas estresado por los E.X.T.A.S.I.S y tú jefe de casa te acecha para que consigas un buen lugar para ser becario —George arrugó la nariz—. Por eso Fred y yo decidimos huir antes de que la presión social acabara con nuestra existencia.
Heaven sonrió con nostalgia, sintiendo un gran vacío en el estómago al pensar en el tiempo que había pasado desde la gran salida de los gemelos Weasley.
También pensó en todos los cambios que hubo desde ese día, tanto en ella cómo en su familia.
Antes de que pudiera decir algo al respecto, la puerta de la biblioteca se abrió nuevamente, y Heaven pudo sentir su corazón acelerarse al darse cuenta que fue Draco Malfoy quién entró.
Traía su cabello ligeramente despeinado, y vestía una camisa blanca con botones arremangada junto un pantalón negro de vestir.
—¿Draco? —la voz de Heaven sonó más aguda de lo usual, lo que causó que George dejara escapar una pequeña risa burlona.
El rubio miró con el ceño fruncido al par de amigos, y carraspeó incómodamente.
—Oh, lo siento. Isabella me dijo que probablemente estarías aquí pero no sabía que tenías compañía —dijo Draco, luciendo ligeramente serio.
—En realidad ya me iba —dijo George poniéndose de pie—. Por cierto —miró a Heaven—, tu abuela me pidió que te dijera que bajaras a almorzar pero supongo que tardarás un poco más —alzó las cejas con diversión, y salió de la habitación no sin antes regalarle un asentimiento incómodo en forma de saludo al rubio.
Draco regresó la mirada a su novia, y se sobresaltó al darse cuenta que Heaven ya se encontraba rodeándolo con sus brazos. El rubio sonrió involuntariamente ante la acción, y le correspondió el abrazo con bastante cariño.
—¿Cuándo llegaste? —preguntó Heaven con curiosidad.
—Hace unos minutos —respondió Draco—. Te extrañaba.
—Acabamos de vernos hace unas semanas —se burló Heaven.
—Pero estaba acostumbrado a verte a diario —murmuró antes de dejarle un corto beso en los labios—. ¿Traes puesto el broche que te regalé?
Heaven asintió, sonriendo—. También traigo el collar que me regalaste —le mostró el dije en forma de sol con el diamante que brillaba.
Draco le devolvió la sonrisa—. Te amo.
Heaven sintió sus mejillas arder ante aquellas palabras, y ocultó su rostro en el pecho de su novio.
—Aún no me acostumbro a que seas así conmigo.
Draco rió levemente, volviendo abrazarla.
—También te amo, Draco —murmuró Heaven un par de segundos después.
—Me alegra escucharlo —respondió Draco, separándose para mirarla a los ojos—. ¿Cómo has estado?
Heaven hizo una mueca, dándose la vuelta para volver a su anterior lugar en la alfombra, retirando la caja de sus pertenencias para dejarle ese espacio a Draco.
—No quiero hablar sobre eso.
Draco entrecerró los ojos, y se encaminó para acomodarse junto a ella.
—No tengo ninguna otra intención más que escuchar todo lo que tengas que decir. Heaven, ya hemos hablado de esto. Recuerda que está bien no estar bien, y si estás triste, estaremos tristes juntos. También si estás enojada y tienes ganas de destruir el mundo, te ayudaré con mucho gusto pero no puedes reprimir tus emociones para siempre, eso no te hará ningún bien.
Heaven lo miró a los ojos—. Debes estar aburrido de escuchar mis problemas, aparte, tú también tienes los tuyos.
Draco frunció los labios—. Nada que tengas que contarme me aburrirá. Por algo te estoy preguntando, cielito.
Heaven se quedó en silencio por varios segundos, y luego soltó un largo suspiro.
—Sólo estoy un poco abrumada, y a veces, sólo a veces, desearía desaparecer por unos minutos, y así poder librarme de todas mis preocupaciones.
Draco asintió, poniéndole atención mientras entrelazaba su mano con la de Heaven.
—¿Qué hay sobre ti? —le preguntó la rubia—. Sé que todo lo que está pasando no es fácil para tu familia.
—Yo también desearía desaparecer por unos minutos para librarme de todas mis preocupaciones —admitió Draco, acariciando el dorso de su mano.
—Deberíamos de desaparecer juntos —murmuró Heaven.
Draco sonrió—. Eso suena como una buena idea.
—Mis ideas siempre son buenas —bromeó Heaven, reincorporándose para sentarse sobre el regazo de Draco y quedar frente a él.
—Tuve un déjà vu —Draco sonrió.
—¿Sí?
—Tú y yo contándonos nuestras penas en la Sala de Menesteres para luego besarnos por un buen rato... creo que extrañaré Hogwarts.
—Justo de eso hablaba con George —le dijo Heaven.
—¿Le hablaste sobre lo qué hacíamos en la Sala de Menesteres? —Draco alzó las cejas.
—¿Qué? ¡No! —exclamó Heaven, riendo—. Ugh, no me agradas.
—No lo creo —se burló Draco.
Heaven rodó los ojos, aún con una sonrisa divertida adornando su sonrojado rostro—. Le hablé sobre que creo que también extrañaré Hogwarts.
—Oh, que curioso. Lo que más hiciste en el último año fue desear nunca regresar.
—Creo que el universo tomó muy en serio mis palabras.
Draco rió—. Definitivamente lo hizo.
Heaven volvió a sonreírle, y se inclinó para besarlo pero detuvo antes de poder hacerlo al notar un pequeño bulto enrojecido en la frente de Draco.
—¡Tienes un grano! —exclamó la rubia.
—¿Y por eso ya no me vas a besar? —preguntó Draco con un tono lleno de indignación.
Heaven rió—. Sí lo haré pero pensé en que podría llevarte a mi habitación y ponerte algunas de las mascarillas que le robé a Hazel pero no quiero desaprovechar nuestro tiempo en eso —hizo una mueca.
—No deberías de preocuparte por el tiempo que tendremos juntos. Me quedaré en la mansión por unos días.
—¿Por qué no lo habías mencionado? —exclamó Heaven, sorprendida.
—No lo preguntaste —Draco se encogió de hombros, con una sonrisa burlona.
Heaven rodó los ojos con diversión—. Bueno, entonces podremos hacer una pijamada.
Draco hizo una mueca—. No creo que sea eso posible, Sirius ya me amenazó con no permitirme volver si nos encuentra durmiendo en una misma habitación.
Heaven frunció el ceño—. ¿Y desde cuándo tú sigues las reglas?
—¿Acaso estás acusándome de ser una mala influencia? —preguntó ofendido.
Heaven entrecerró los ojos, y luego sonrió con diversión—. Alguien está intentando dejarle una buena impresión a su tío —canturreó.
Esta vez fue Draco quién rodó los ojos.
—Oh, cállate —le dijo avergonzado—. Porque si no mal recuerdo, estás en las mismas con tu tío Aaron y la madre de Isabella.
Heaven dejó de reír, y se cruzó de brazos.
—¿Con qué así nos vamos a llevar, Malfoy? —alzó una ceja.
—Tú comenzaste, Potter rubia —acusó Draco con su típica sonrisa burlona.
Heaven volvió a sonreírle, inclinándose para besarlo finalmente, sin embargo la puerta de la biblioteca se abrió, asustando a ambos jóvenes.
—¿Qué creen que hacen? —la voz de Sirius resonó por toda la habitación.
Heaven se giró sobre su hombro—. Le estaba contando un secreto —dijo, para luego sentarse junto a Draco, quién reía ante la respuesta de su novia.
Sirius entrecerró los ojos—. El almuerzo se enfría, ya tendrán más tiempo para contarse sus secretos.
Heaven miró a Draco—. A veces Sirius me cae mal —le dijo, tomando la caja de sus pertenencias a un lado.
—Puedo escucharte fuerte y claro, rubia —siseó Sirius cruzándose de brazos—. Le prometí a tu padre que cuidaría de sus querubines, y no creo que a tu padre le agradaría enterarse que ando permitiendo que le cuentes secretos a Draco.
—Ni si quiera estábamos haciendo algo malo —resopló Heaven, recibiendo con gratitud la ayuda de Draco para ponerse de pie.
—No confío en los adolescentes —respondió Sirius mirando a ambos.
Heaven rodó los ojos—. Y yo no confío en ti, no me habías dicho que recibieron noticias sobre papá y los demás.
—Te has estado escondiendo de mi —refunfuñó Sirius—. Ahora andando, que Aaron realmente se esfuerza para cocinarles a todos aquí —ordenó, liderando el camino pero en un determinado momento, se detuvo a secas, girándose para encarar a la joven pareja—. Quiero aclarar que por si no lo sabes, Draco, yo soy el tío cool, pero eso no significa que les permitiré estar juntos por más de cinco minutos a solas —alzó una ceja—. Pero debido a los antecedentes sobre su relación, es bien sabido que tienen cierto don para escabullirse —se giró hacia Heaven—. No podré estar siempre detrás de ustedes así que espero que recuerdes a detalle nuestra conversación sobre el consentimiento y la prote...
—¡Sirius! —exclamó Heaven, abriendo los ojos con exageración, y Draco tosió falsamente.
—Bien, ahora que cumplí con la tarea de advertirles, iré a avisarle a Nolan que el almuerzo está listo —le sonrió inocentemente a ambos y caminó en dirección contraria.
—Eso fue más incómodo que lo qué pasó con Weasley en el biblioteca —dijo Draco riendo.
—Incomodarnos es su verdadera intención —resopló Heaven—. Por eso prefiero a Remus, pero al parecer tuvo una discusión con Isabella y no se ha apreciado por aquí en semanas.
—¿Isabella y Remus terminaron? —preguntó Draco mientras continuaban su camino hacia el comedor.
—¿Qué? —Heaven miró a Draco con confusión—. ¿Isabella y Remus salían?
Draco se encogió de hombros—. No lo sé, pero parecía que sí. Creí que tú sabrías algo.
Heaven abrió la boca pero volvió a cerrarla—. Tiene un poco de sentido —hizo una mueca—. Pero no lo sabía.
—Tal vez estoy mal —dijo Draco.
Heaven negó con la cabeza—. Mejor vayamos con los demás —entrelazó su mano con la de su novio—. Me alegra mucho que te quedarás por algunos días, tengo demasiadas cosas que contarte.
Draco le sonrió, dejando un pequeño beso en el dorso de su mano—. Por cierto, me enteré que conociste a mi madre en pijama.
Heaven cerró los ojos, avergonzada—. Ha sido lo más humillante que me ha pasado.
—A mi madre le pareció adorable, le agradas mucho.
—Eso me tranquiliza un poco —admitió Heaven—. Aparte, casi me caigo frente a ella.
Draco rió—. Me hubiera gustado haber estado allí.
Heaven entrecerró los ojos, empujándolo juguetonamente—. Te odio.
—Sabes que no es así —Draco alzó las cejas, y aprovechó su momento a solas para poder besarla en los labios cómo realmente lo había ansiado desde que llegó a la mansión.
***
sin editar
nota de la autora:
espero que les haya gustado <3
por fin apareció el draquito <3
nos leemos pronto!!!
y recuerden que hay grupo de WhatsApp donde todos somos amixes y les doy pequeños spoilers/adelantos, si gustan unirse, envíenme un mensaje en privado para mandarles el link de acceso
y que pueden seguirme en tiktok e instagram, donde subo edits y muchas cosas más. en ambos también pueden encontrarme como franciaxmalfoy.
les amo 💘💘💘
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