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【 079 】

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lxxix.
Los Avery

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omnisciente

Heaven estaba segura que llevaba mucho tiempo sin sentir aquella misma paz que la invadía al observar el bello campo repleto de diferentes flores frente a ella.

El día era fresco, a pesar del resplandor del sol, y Heaven pensó en que el cielo jamás había lucido tan hermoso como en ese momento.

Se sobresaltó ligeramente al sentir una mano posarse sobre su hombro.

Isabella se encontraba parada junto a ella, con su típica sonrisa llena de cariño y completamente maternal.

Heaven le devolvió la sonrisa, esperando así poder transmitirle todos aquellos buenos sentimientos que recorrían su cuerpo de pies a cabeza.

—Heaven —Isabella la llamó suavemente mientras le acariciaba el cabello con delicadeza—. Vamos, él nos está esperando.

Heaven se sintió ligeramente confundida, y fue girando su cabeza en la misma dirección donde Isabella había dirigido su mirada.

A lo lejos distinguió una figura masculina con el cabello oscuro y rizado, que portaba una enorme sonrisa que le brindó toda la tranquilidad que Heaven pudiera llegar a necesitar.

El hombre comenzó a acercarse lentamente, y Heaven notó que lucía bastante familiar a su tío Sirius Black.

Y fue en ese momento donde pudo reconocerlo, e instantáneamente algunas lágrimas comenzaron a deslizarse por el rostro de Heaven sin algún control.

Se sentía tan culpable por todo.

Cuando Regulus estuvo finalmente frente a ella, limpiándole las lágrimas de su rostro, Heaven sintió una profunda tristeza, la cuál le impidió poder dirigirle la palabra.

—Está bien, Heaven —la voz de Regulus era serena—. No tienes porqué llorar. Todo está bien, te lo prometo.

Heaven negaba con la cabeza, aún sin poder abrir la boca. Y la desesperación debido a ello comenzó a incrementar dentro de ella.

Juraba por su vida que quería gritar con todas su fuerzas pero simplemente no lograba hacerlo.

Y fue entonces cuando abrió los ojos, reincorporándose sobre su cama mientras sentía un enorme nudo en su garganta.

Tardó unos largos segundos en tranquilizarse. Inhaló y exhaló repetidas veces, hasta que logró sentirse más consciente de sí misma.

Sus pensamientos estaban en blanco, intentando procesar lo que había sucedido en su sueño.

Y de lo que rápidamente logró darse cuenta fue que la mayoría de los sueños que había tenido durante los últimos meses claramente eran sobre Regulus e Isabella.

Así que la culpa volvió a invadirla.

Odiaba tanto conocer tan poco sobre su propia vida que no podía evitar sentirse mal cuando recordaba que Regulus Black había sido alguien tan importante en sus primeros meses de vida y que jamás supo algo más allá sobre él, aparte de ser el hermano menor de Sirius.

Llevaba algunos días cargando con aquel sentimiento, y por mucho que intentara apartarlo de su mente, sabía que en cualquier momento no iba a soportar el sentimiento de tristeza que albergaba en su pecho.

Todo volvía a sentirse como antes, y eso no le agradaba para nada.

En su intento de evitar caer en su tristeza, decidió levantarse, poniéndose sus pantuflas de forma apresurada.

Se lavó el rostro, y los dientes, suspirando mientras veía su reflejo en el espejo circular que adornaba su baño, e hizo una mueca al notar sus ojeras más marcadas y oscuras que de costumbre.

Salió de su habitación sin mucho ánimo para comenzar a bajar las escaleras, sin embargo, la brillante cabellera pelirroja de su hermana llamó su atención.

Hazel se encontraba recargada sobre una puerta blanca mientras sostenía a Bolita en sus brazos.

Heaven sonrió levemente ante la escena, pues conocía a la perfección ese mal hábito de su hermana, y recordó las múltiples veces en las que Lily las regañó por escuchar conversaciones ajenas a escondidas.

—¿Qué se supone qué haces? —le preguntó Heaven.

Hazel se sobresaltó—. ¡Me asustaste!

Heaven alzó las cejas mientras que Hazel resopló, colocando a Bolita en el suelo.

—Isabella está allí dentro con alguien —hizo una pausa para encogerse de hombros—. Era una mujer que entró de forma sospechosa, parece algo importante... no lo sé, Heaven, simplemente me dio curiosidad.

Heaven se reclinó sobre la puerta pero para su mala suerte, esta se abrió, ocasionando que perdiera el equilibrio y si no fuera por los reflejos de su hermana, hubiera terminado en el suelo frente a Narcissa Malfoy, quién era la sospechosa mujer que se encontraba hablando en privado con Isabella.

Heaven de forma inmediata, sintió sus mejillas arder en vergüenza, pues la mujer la miraba con curiosidad y diversión en sus ojos.

—Buenos días —dijo Isabella burlonamente.

—Buenos días —murmuró Heaven.

—Nosotras no estábamos escuchando ni nada por el estilo —Hazel se excusó rápidamente.

Narcissa e Isabella rieron en complicidad.

Sin embargo, segundos después, Narcissa dio un paso hacia adelante, quedando justo frente a Heaven, observándola de arriba a abajo, con una sonrisa.

—Tú debes ser Heaven —dijo con cierta emoción que la rubia no supo procesar del todo—. Draco habla mucho sobre ti.

Heaven sonrió apenada, con sus mejillas aún sonrojadas por la vergüenza de haber sido atrapada infraganti.

—Draco también me habló mucho sobre usted, señora Malfoy —dijo en voz baja.

La mujer arrugó la nariz—. Puedes llamarme Narcissa —le aclaró, y sin previo aviso, la rodeó con sus brazos.

Heaven intentó reaccionar lo más rápido posible, y le aceptó el abrazo tímidamente.

—Sé que te debe sorprender mi comportamiento debido al historial de nuestras familias —le dijo Narcissa—. Pero quiero que sepas que estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mi hijo. Me da mucho gusto conocer a la persona que se ha encargado de hacerlo tan feliz en los últimos meses.

Heaven le sonrió, sin saber que responderle.

—Y tú debes ser Hazel Potter —miró a la pelirroja—. Creí que te parecerías más a tu madre que a tu padre.

—La gente se deja llevar por el color de mi cabello —dijo Hazel con una amigable sonrisa.

—Bueno, fue un placer conocerles pero llegó la hora de retirarme —anunció Narcissa—. Espero que te guste la sorpresa que te llegará en unos cuantos días —le guiñó el ojo a Heaven para luego comenzar a bajar por las elegantes escaleras de la mansión.

Isabella miró a ambas hermanas—. Cuando quieran pueden bajar a desayunar. Aaron les preparó un desayuno americano con mucho cariño —comentó antes de seguir los pasos de Narcissa.

—Gracias, Isabella —le dijo Hazel con una sonrisa.

Heaven no respondió nada, recargándose en la pared—. Que vergüenza, todo es tu culpa.

Hazel lanzó una carcajada—. ¡Oye! Yo no te mandé a que también escucharas a escondidas, aparte, no sabía que era tu suegrita quién estaba allí dentro.

La rubia se cubrió el rostro, avergonzada—. Aparte, ¡mírame! Estoy con la pijama más ridícula que tengo —señaló las esponjosas orejas de conejo que sobresalían de sus pantuflas.

—¿Por lo menos te cepillaste los dientes? —Hazel alzó las cejas, riendo.

Heaven la miró mal, dándole un leve empujón—. Obviamente sí.

Hazel le devolvió el empujón, aún divertida pero su expresión cambió al notar que Heaven simplemente había sonreído a medias.

—Oye, no deberías preocuparte de más. Al parecer ya le agradas —la abrazó de lado—. Mejor vayamos a desayunar.

Heaven hizo una mueca—. No tengo mucha hambre.

Hazel la miró, entrecerrando los ojos.

—¿Estás bien? Siento que llevas algunos días algo rara y casi no has comido.

—Estoy bien —dijo Heaven—. Sólo no tengo hambre.

—No te creo —replicó Hazel, cruzándose de brazos—. Sabes qué puedes confiar en mi, ¿si?

Heaven asintió lentamente. Hazel le volvió a sonreír y se giró para bajar por las escaleras pero antes de hacerlo volvió a dirigirse hacia su hermana.

—¿Has descubierto algo más sobre el Horrocrux que Isabella te mencionó? —preguntó en voz baja, cómo si se tratase de un tema prohibido.

—¿Por qué hablas así? —Heaven imitó el tono que Hazel utilizó para luego hacer una corta pausa—. Y no, no sé nada más de lo que ya te conté.

Hazel hizo una mueca—. Bien, mejor iré a desayunar e intentaré sacarle más información a Isabella —sonrió inocentemente.

—Suerte —le dijo Heaven sarcásticamente, y en cuánto vio a su hermana alejarse, decidió regresar a su habitación.

Horas más tarde, Heaven decidió que era momento de salir de su habitación e intentar interactuar con el resto de habitantes de la mansión.

Por fin se había quitado la vergonzosa pijama con la que conoció a Narcissa —su suegra—, y lo había reemplazado con ropa más casual mientras que su cabello seguía mojado debido a que recién salía de la ducha.

Bajó lentamente por las escaleras, mentalizándose en la conversación que tendría que entablar. Y aunque le asustaba, se sentiría mejor si tan siquiera lo intentara.

Escuchó murmullos provenientes de la cocina, así que se dirigió hacia allí, encontrándose con los demás integrantes de la familia Avery: Anastasia —la madre de Isabella—, Aaron —el hermano menor de Isabella—, y la misma Isabella, quién se encontraba acomodando algunas flores dentro de un jarrón.

Heaven se acercó tímidamente hasta la barra de la cocina donde optó por servirse un poco de jugo de naranja.

—Hola, cielo —la saludó Isabella con una sonrisa—. ¿Volviste a dormir?

—No realmente —respondió Heaven—. Estaba leyendo.

—¿Qué leías? —le preguntó Aaron intentando integrarse a la conversación.

—Un libro muggle —se encogió de hombros.

—Aunque no lo creas, conozco más libros muggles de lo que imaginas —dijo Aaron recargándose sobre la barra de la cocina—. Mi libro favorito es Frankenstein.

—Ese no cuenta porque no es completamente muggle —Isabella entrecerró los ojos.

—En realidad, nadie sabe realmente si la autora era muggle o no —concordó Heaven.

—Los rumores dicen que Mary Shelley era una bruja maravillosa —comentó Anastasia desde su lugar.

—Tú lo has dicho, Anastasia —puntuó Aaron—. "Rumores", no hay nada confirmado.

Anastasia lo golpeó juguetonamente con el ejemplar de el Diario el Profeta que se encontraba leyendo, lo que provocó las risas tanto de Heaven cómo de Isabella.

Isabella se detuvo unos segundos para mirar a Heaven, tomándola del rostro delicadamente.

—¿Ya desayunaste? —alzó las cejas.

Heaven abrió la boca para inventar alguna excusa pero al no saber que decirle, negó con la cabeza.

—Heaven... —Isabella suspiró—. Hazel me dijo que no has estado comiendo bien.

Heaven arrugó la nariz—. No me da hambre.

—Nada de eso —murmuró Isabella—. Te voy a preparar algo para que almuerces, ¿sí?

Heaven asintió con timidez.

—¿Tan siquiera has estado durmiendo bien?

—No mucho —confesó la rubia—. Tampoco puedo dormir.

—Cariño, nos hubieras dicho antes. Tenemos diferentes pociones para dormir —le informó Anastasia—. ¿Tienes pesadillas?

—A veces —respondió Heaven.

—Tal vez un talismán podría ayudar con eso —sugirió Aaron.

—¿Un talismán? —Heaven alzó las cejas con intriga.

—Olvidé que creciste en una familia mágica tradicional —bufó Aaron con diversión.

Anastasia e Isabella rieron.

—Lamentablemente sí, y a mi papá no le agrada mucho la idea de explorar otros tipos de magia —dijo Heaven recargándose sobre la barra de la cocina.

—Bueno, has llegado al lugar indicado para descubrir mucho más cosas de las que crees que eres capaz de realizar —comentó Aaron con emoción—. Tienes que comenzar con saber que no existen los tipos de magia.

Heaven frunció el ceño, pero antes de que pudiera mencionar algo al respecto, Isabella interrumpió la conversación.

—Aguarda un segundo —miró a Heaven—. Sé que ya eres una joven bruja capaz de tomar sus propias decisiones pero sé que James odiará la idea que te vuelvas como nosotros...

—¿Cómo ustedes? —preguntó Heaven confundida.

—Digamos que nosotros, los Avery no somos tan tradicionales como parecemos —explicó Anastasia—, tal vez sólo en algunas cosas.

—¿Eso que quiere decir? —la curiosidad de Heaven comenzó a crecer dentro de ella.

—No creemos en la barata ideología que mantiene Hogwarts ni ninguna otra escuela de magia donde le digan a los alumnos que la magia debe ser restringida —dijo Anastasia.

—La magia hace a los magos, y no somos quién para ponerle un límite —Isabella dijo desde su lugar.

Heaven miró a cada uno, con miles de preguntas en su cabeza, debatiéndose por cuál hacer primero.

—¿Eso tiene que ver con el hecho de que nunca han querido relacionarse directamente con ningún bando?

—Tu abuelo siempre quiso mantener esa ideología en nuestra familia —dijo Anastasia—. Lamentablemente tuvimos que tomar decisiones desesperadas durante la primera guerra mágica.

Heaven asintió lentamente, y luego miró a Isabella—. ¿Entonces por qué te uniste a la Orden del Fénix?

—Por ti —respondió la mujer con una tímida sonrisa—. No sabía de que otra forma acercarme sin asustar a James ni a Lily.

—Oh —murmuró Heaven quedándose en silencio.

—Puede que todo te abrume pero te prometemos que pronto entenderás más sobre ser un Avery —Aaron le guiñó el ojo con complicidad.

Heaven sonrió levemente—. Quisiera aprender más sobre la magia, y las costumbres paganas.

—¿Qué no los Potter son una familia sangre pura de años? ¿Cómo no sabes sobre las festividades paganas?

—Recuerda que siempre han sido menospreciados por tener buena relación con los muggles y su cultura —dijo Anastasia—. Aparte que su linaje sangre pura terminó con el matrimonio de James y Lily.

Heaven se incomodó, recordando como toda su vida —antes de saber que Lily no era su madre biológica— recibió múltiples maltratos por ser "mestiza" y cómo siempre había estado en contra de la discriminación a los hijos de muggles, y a los muggles en general. Así que le costaba adaptarse a la idea de que probablemente su familia no era como ella en ese aspecto.

Isabella notó su rostro de incomodidad, suspirando levemente. Y como si pudiera leer su mente dijo:

—No tienes de qué preocuparte, Heaven. Nosotros tampoco tenemos la idea de que los magos sangre pura son superiores porque sabemos muy bien que no es así.

—Aunque a veces a Anastasia se le sale uno que otro comentario elitista pero perdónala de antemano, recuerda que es de otra época —comentó Aaron con diversión, recibiendo otro golpe por parte de su madre.

—Ahora apresúrate a almorzar para poder enseñarte todo lo que sabemos que quieras aprender —dijo Isabella, entregándole la comida que le preparó mientras conversaban.

Heaven esbozó otra pequeña sonrisa, dándose cuenta que a pesar de todo, comenzaba a sentirse querida y sobre todo cómoda en su nueva casa.

***
sin editar

nota de la autora:

holi, espero que les haya gustado este capítulo. gracias por todo su apoyo. recuerden votar!

quiero mencionarles qué ya entré a la universidad y por ende tardaré un poco más en actualizar pero les prometo que intentaré traerles por lo menos un capítulo cada semana.

así como también quería decirles que esta historia está apunto de llegar a su segundo aniversario, ¿pueden creerlo? por cierto, nomás por curiosidad quisiera saber desde cuándo comenzaron a leerla🤞

(tal vez haya alguna sorpresa por sus dos añitos pero ya veremos dijo el ciego)

y antes de despedirte tengo otros breves recordatorios:

1. hay grupo de WhatsApp donde todos somos amixes y les doy pequeños spoilers/adelantos, si gustan unirse, envíenme un mensaje en privado para mandarles el link de acceso.

2. pueden seguirme en tiktok e instagram, donde subo edits y muchas cosas más. en ambos también pueden encontrarme como franciaxmalfoy.

y bueno, eso sería todo por hoy.

nos leemos pronto💘💘
les amo💘💘

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