
【 075 】
❝ La boda de Bill y Fleur ❞
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omnisciente
Heaven estaba esperando parada junto a la chimenea, jugueteando nerviosamente con las mangas de su vestido floreado de color verde, el cuál combinaba a la perfección con sus ojos.
Escuchó pasos provenientes de las escaleras, y le dedicó una corta sonrisa a Hazel quien portaba un precioso vestido veraniego de color amarillo, perfecto para la ocasión.
Lily, quien también ya se encontraba esperando al resto junto a Heaven, le dedicó una maternal sonrisa a las dos jóvenes.
—Se ven hermosas —halagó la mujer.
Hazel abrazó a su madre con cariño—. Tú también, mamá.
Sirius apareció segundos después, salía de la cocina mientras comía de las sobras de la cena de la noche anterior.
—Bien, bellas damas, es hora de irnos —dijo el animago preparándose para partir.
—¡Espera! —exclamó Lily, y de su bolso sacó dos viales que parecían contener una poción que le resultaba familiar tanto a Heaven como a Hazel.
—¿Qué es eso? —Hazel fue la primera en preguntar.
—Poción multijugos —respondió Lily con serenidad.
—¿Qué? —exclamó Heaven, abriendo los ojos con exageración.
—Es sólo por precaución. Los gemelos se encargaron de ir a Ottery St. Catchpole, y buscar personas pelirrojas por las que podrían hacerse pasar en la boda.
—¡Eso no era parte del trato! —exclamó Hazel—. Si no voy a lucir como yo, ¿para qué me esforcé en arreglarme tanto?
Sirius soltó una risita, consiguiendo una mala mirada departe de Lily.
—Yo tampoco quiero beber la poción. Es horrible. Aparte, solo Merlín sabe en quién me convertiré —dijo Heaven frunciendo el ceño.
—No les estoy preguntando, se los estoy ordenando —replicó Lily cruzándose de brazos—. A Harry también le tocó su porción.
Heaven hizo una mueca, y de mala gana, tomó el frasco con sus manos.
—Hablando de Harry...—dijo Hazel, imitando la acción de Heaven—. ¿A dónde dices que fueron Hermione, Harry y papá?
—El Ministro solicitó verlos pero desconocemos la razón —Lily suspiró—. De todas formas, no fueron solos, Kingsley los iba a acompañar. Él mismo nos aseguró que no se trataba de nada malo, pero nunca se sabe.
—¿Y los veremos en la boda? —preguntó Hazel.
Sirius asintió con emoción—. A la cuál llegaremos tarde si no se beben eso ahora mismo.
Hazel y Heaven se dedicaron miradas cómplices. Sabiendo exactamente lo que iban a hacer.
—Deben beberla toda para que el efecto les dure toda la velada...
Heaven bebió un pequeño sorbo, para luego con un hechizo, evaporar el resto del contenido, y Hazel realizó exactamente lo mismo.
—¡Les dije que la bebieran toda! —exclamó Lily con frustración.
Sirius volvió a reír, mientras le agradecía a todas la deidades divinas el no tener hijos con los cuales lidiar.
Y a pesar que la cantidad que las hermanas Potter bebieron de poción multijugos fue mínima, el líquido comenzaba a surtir efecto.
Heaven sintió como se estiró unos cuantos centímetros más, así como también notó que su piel se volvía un poco más pálida y pecosa, a la par que su cabello se ondeaba en perfectos rizos de un color escarlata intenso.
Por un instante Heaven pensó en que probablemente su niña interior estaría irradiando felicidad al saber que —aunque sea por unas cuantas horas— sería pelirroja. Y sin la necesidad de un tinte.
Heaven se giró hacia Hazel quien realmente no había cambiado demasiado.
Su cabellera pelirroja se quedó casi del mismo tono, pero sus facciones eran un poco más toscas y sus hombros más anchos. Notándose a leguas que la chica muggle a la que le había robado su aspecto era un par de tallas más grande que ella.
—¡Yo sí hubiera podido hacerme pasar por una Weasley sin la poción! —exclamó Hazel haciendo una mueca.
—Todo es por su protección —repitió Lily suspirando.
Heaven reía junto a Sirius sin disimulo, y pues si bien tener que pretender ser alguien más no era algo muy cómodo, entendía muy las razones por las que debían hacerlo.
De pronto, sintió un vacío en su estómago al recordar el plan que ella juntos a sus hermanos y amigos llevarían a cabo esa misma noche.
Tragó saliva pesadamente, evitando flaquear ante el pensamiento que estos eran los últimos momentos que compartiría junto a Sirius y Lily por un buen tiempo.
—¿Todo bien, Heaven? —preguntó Lily con inquietud al notar el cambio de expresión en el rostro de su hija.
Heaven asintió lentamente, pensando en que podría responder. Y en cuanto se le ocurrió algo, agradeció a su ingenio, digno de una Ravenclaw.
—Nunca antes hemos ido a una boda, supongo que estoy nerviosa —dijo arrastrando las palabras, intentando sonar convincente.
Sirius le sonrió—. Les va a gustar.
Lily asintió ligeramente emocionada, con una gran sonrisa en su rostro—. Debemos darnos prisa.
Los cuatro habían aparecido a unos cuantos metros del inmenso jardín de la madriguera, donde habían colocado una gigantesca carpa blanca, la cuál estaba decorada con arreglos florarles muy elegantes.
Heaven miró a su alrededor, aliviada al darse cuenta que no era tan tarde como creía, pues parecía que apenas comenzaban a llegar los invitados.
Hazel se paró junto a su hermana, suspirando.
—Cuando me case con Fred, me gustaría que la boda sea en la finca de nuestros abuelos. Sería estupendo.
Heaven la miró con horror—. ¿Cómo puedes pensar tanto en casarte teniendo diecisiete?
Hazel puso los ojos en blanco—. El amor te vuelve estúpido.
—Ya me di cuenta —se burló Heaven para luego recibir un leve empujón por parte de su hermana.
Sin embargo, antes de que Heaven pudiera devolver el golpe, James Potter se paró frente a ellas.
—Son mis hijas, ¿verdad? —preguntó alzando las cejas.
—¿Cómo supiste? —preguntó Heaven cruzándose de brazos.
—¡Heaven! Le hubieras dicho que no, y hacerle una buena broma —refunfuñó Hazel.
Heaven rodó los ojos mientras que James reía.
—Lo adiviné porque son las únicas dos personas que se pondrían a pelear en plena fiesta. Se ven adorables, por cierto.
—¡Claro que no! —exclamó Hazel—. ¡Estamos en el cuerpo de quién saben quién! Y hace mucho calor.
—Bueno, pero no creo que dures mucho en ese cuerpo —dijo Lily llegando por detrás, pues había ido a saludar a algunos de los presentes—. No bebieron ni un cuarto de la poción —acusó.
James le echó una severa mirada a ambas adolescentes quiénes habían comenzado a justificarse a gritos.
—¡Una a la vez! ¡Una a la vez! —exigió el animago, frotándose las palmas de sus manos contra el rostro—. ¿Por qué no obedecieron a su madre?
—Tardé mucho en arreglarme como para desperdiciar mi esfuerzo de verme bien en la boda de mi cuñado —respondió Hazel cruzándose de brazos.
—La poción multijugos sabe horrible —dijo Heaven encogiéndose de hombros.
—Pero era por su seguridad... —James hizo una pausa—. ¿Qué va a pensar la gente en cuánto vean su transformación?
—¿No será más extraño para todos verlos a ustedes dos aquí sin sus hijos? —cuestionó Heaven alzando las cejas—. Es obvio que sabrán que estamos aquí, camuflados pero presentes.
Lily y James se miraron como si pensaran exactamente lo mismo.
—Como sea, debemos buscar a Hermione porque nos ayudará a... —Heaven le dio un pisotón a Hazel, para evitar que dijera información de más.
Sólo querían ir a rectificar que todo marchaba conforme al plan. Heaven rápidamente volvió a sentirse nerviosa al respecto, pero decidió ignorar el sentimiento y acercarse a los gemelos a quienes localizó a la distancia para poder evadir a sus padres.
—Dime, cielito. ¿Sabes hablar francés? —le preguntó George a Heaven en cuanto esta se paró junto a él.
—¿Cómo sabes que soy yo? —preguntó con confusión.
George le dedicó una sonrisa burlona—. Porque si fueras Hazel, te hubieras acercado a Fred primero.
—Buen punto —dijo Heaven—. Y respondiendo a tu pregunta, la verdad es que no sé ni una gota de francés.
George hizo una mueca—. Eras mi última esperanza para poder lograr conquistar alguna de las primas veelas de Fleur.
Heaven casi rió ante el tono de decepción del pelirrojo.
—No he visto a Molly —dijo Heaven—. ¿Cómo ha estado?
George puso los ojos en blanco, y antes de que pudiese responder fue interrumpido por su hermano mayor, Charlie Weasley, quién lucía bastante atractivo y feroz como de costumbre.
—Ni te lo imaginas, cielito. Estuve a punto de lanzarle una maldición de inmovilidad —dijo Charlie con su característica sonrisa encantadora.
Heaven sonrío y aprovechó para saludarlo rápidamente, dándole un cariñoso abrazo.
—¡Charlie! Sigo sin entender cómo descubren que soy yo, pero bueno, ¿cómo has estado?
George rodó los ojos, siseando sobre como Charlie solía robar la atención de todos.
—Bastante indignado ahora que descubrí que Bill quiere robarme mi estilo —dijo bromeando, haciendo mención a las cicatrices que ahora adornaban los rostros de ambos—. Bueno, tengo que ir a asegurarme que todo esté en orden por allá atrás, los novios no tardarán en llegar. Siempre un gusto hablar contigo, cielito, y por supuesto que te iba a reconocer si eres la única persona que se atreve a hablar con este troll —rió mientras le daba un leve empujón a su hermano menor, quién sólo arrugó la nariz.
Charlie continuó su camino, dejando al par de amigos atrás, y cuando se alejó lo suficiente, Heaven soltó un suspiro, mientras que George alzaba sus cejas con diversión.
—¿Qué no tienes novio? —le preguntó burlonamente.
—No lo digas tan alto, Charlie puede escucharte —bromeó Heaven sonriendo de lado.
George negó con la cabeza, riendo y Heaven se unió a las risas unos segundos después.
Al parecer, su enamoramiento platónico por Charlie Weasley aún no había desaparecido del todo.
—¿En dónde están los demás? —preguntó Heaven mirando a su alrededor—. Es decir, Harry, Hermione, Ron...
George se encogió de hombros—. Han estado muy raros el día de hoy. Oye, ¿vendrá Marietta a la boda?
—Realmente no lo sé —respondió Heaven—. No la he visto desde el último entrenamiento con Kingsley, y bueno, no he podido comunicarme con ella —hizo una mueca.
—El otro día fue a la tienda —dijo George metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir—. Hablamos un poco y ahora somos amigos, no es como que estuviéramos en malos términos pero fue agradable aclarar todo.
Heaven sonrió—. Me alegra escuchar eso.
—Igual, era bastante obvio que lo de nosotros no iba a funcionar de cualquier forma —hizo una pausa—. Pero eso no quiere decir que tu hermano no sea un baja novias.
Heaven rió levemente, y giró su mirada hacia el otro lado de la carpa, notando como las mesas se iban llenando.
—¿Vendrá mucha gente? —preguntó con curiosidad.
—Al parecer Fleur es bastante popular —le respondió con tono juguetón—. Casi todos son invitados de ella.
—No entiendo el porqué querrían casarse en pleno caos —Heaven frunció el ceño.
—Bill dijo que era justo lo que se necesitaba para olvidar un poco la tensión del mundo mágico.
Heaven se quedó en silencio aunque no estaba completamente de acuerdo.
—Mira —George tiró de su hombro, señalando a Ron quién se acercaba mientras era acompañado de un chico pelirrojo casi de su misma estatura con los ojos marrones—. Es Harry.
Heaven se burló sin disimulo—. El naranja definitivamente no es tu color.
Harry rodó los ojos—. Ya me contó mamá que ni tú ni Hazel bebieron la poción completa.
—¡Ay no! Ahí viene la tía Muriel —se quejó Ron, y antes de que los jóvenes pudieran huir, la anciana se acercó a ellos.
—¡Ronald! —exclamó la mujer—. ¿Qué te he dicho sobre dejarte crecer el cabello? Casi te confundo con Ginevra. ¡Y tú! Ya me contaron que perdiste una oreja, por lo menos ahora tu cara se ve más simétrica... ¿y ustedes quiénes son?
—Son Barry e Isabella, familiares que vienen de Irlanda —se adelantó George a decir.
La anciana los miró de arriba a abajo para luego fruncir el rostro, evidenciando su disgusto.
—¿Más Weasleys? Ya hasta parecen una plaga —dijo finalmente para seguir su camino hasta la mesa más cercana.
Los cuatro estallaron a risas antes de que Molly les ordenara ir a acomodarse pues la ceremonia estaba a punto de iniciar.
Al sureste de Inglaterra, exactamente en uno de los senderos más altos de Wiltshire se encontraba la elegante mansión de los Malfoy.
Lugar donde el próximo heredero se encontraba bastante abatido, y sintiéndose sumamente miserable.
Draco Malfoy estaba seguro que llevaba más de cuatro días sin salir de su habitación. Escondido en su propio hogar de los terribles actos que sucedían en el resto de la mansión.
Estaba cansado de estar allí, y lo que su corazón más deseaba era poder salir cuanto antes para lograr estar a salvo con su madre.
También estaba ansioso por saber sobre su novia: Heaven Potter. La extrañaba tanto que lo más reconfortante era ver los dibujos que le había regalado en su cumpleaños.
Se recostó sobre su cama, mirando hacia la ventana con vista al jardín, desde ahí podía observar quiénes entraban y salían de la mansión, aunque no le gustaba hacerlo, pues prefería no saber de quién eran los gritos de las personas que posiblemente torturaban en la planta baja.
Se sobresaltó al escuchar su puerta abrirse, porque nadie tenía acceso a su habitación a excepción de su madre y los elfos domésticos.
Con rapidez y agilidad tomó su varita, preparado para atacar a quién fuera que atravesara la puerta.
Sin embargo, sus músculos se relajaron al distinguir la figura femenina que se acercaba a él.
—Isabella... —dijo aliviado—. Me ha asustado.
La rubia mujer esbozó una sonrisa—. Lo lamento, tu madre me dijo que eso pasaría.
—¿Qué hace aquí? —le preguntó intentando no sonar grosero pero probablemente no lo estaba consiguiendo.
—Te voy a sacar de aquí —respondió mirando con curiosidad a su alrededor.
Draco se sintió aún más confundido—. ¿Por qué?
—¿No quieres ver a Heaven? —le preguntó Isabella alzando las cejas. El rostro de Draco se iluminó, y la sonrisa de la rubia se ensanchó—. Eso creí, ahora, tienes cinco minutos para arreglarte, no creo que quieras que su reencuentro sea en pijama.
Draco sintió sus orejas arder de la vergüenza pero prefirió ignorarlo, hasta que un pensamiento se atravesó por su cabeza.
—¡Oye! ¡Digo! ¡Oiga!...
—Draco, no es necesario que me hables de "usted", ya somos amigos, ¿qué no? —alzó sus cejas.
—Eh, esta bien —dijo Draco—. Pero como decía, ¿no es peligroso que estes aquí?
Isabella hizo una mueca—. Bastante, especialmente porque tu adorada tía Bellatrix ha añorado con asesinarme desde hace diecisiete años.
Draco puso los ojos en blanco—. ¿Entonces por qué vino?
—Ya te dije —dijo Isabella—. Vine por ti, así que apresúrate. Tenemos a alguien esperando con un traslador en Salisbury... Por cierto, olvidé mencionarte que iremos a una boda, así que intenta elegir algo elegante.
Draco asintió con una gran sonrisa, sintiendo la emoción recorrer por sus venas porque al fin podría ver a su amada Heaven.
***
sin editar
nota de la autora:
La verdad es que quise dividir este capítulo en dos porque iba a quedar bastante largo. Pero miren el lado bueno!!! En el próximo, Heaven y Draco por fin se verán<3
¡Por fa! No se olviden de votar:(.
Btw, para la gente que lee este fic desde sus inicios y que me sigue en insta, entenderán el sentimiento de Heaven sobre tener el cabello pelirrojo, pero para quienes no, daré la breve explicación:
hace mucho tiempo tuve un libro donde hablaba sobre mis personajes, y uno de los datos curiosos de heaven era que cuando era pequeña, intentó teñirse el cabello de rojo con la intención de parecerse más a lily 😔💔
y bueno nomás quería contar eso...
en fiiiin, les amo mucho y gracias por leer!!
recuerden qué hay un grupo de WhatsApp por si quieren unirse. síganme en insta y tiktok (me encuentran como franciaxmalfoy)
nos leemos pronto <3
all the love
francia 💘
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