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【 070 】

Adiós, dulce hogar

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omnisciente

Heaven llevaba más de una hora despierta pero sin moverse de la comodidad de su cama.

Aquella mañana, despertó con menos ánimos que nunca, y lamentablemente le esperaba un largo día, pues esa misma noche, ella junto al resto de su familia se trasladarían su temporal refugio.

Suspiró reincorporándose, y lo primero que notó a la vista fue la carta sin abrir en su mesita de noche que Draco le envío un par de días antes, justo cuando se reveló su relación.

Heaven se sentía bastante culpable y molesta consigo misma por todo lo que sucedió, pero también una parte muy dentro de ella sabía que Harry estaba exagerando las cosas.

Si bien, lo que hizo al ocultar que su novio, Draco Malfoy, era un mortífago estuvo mal, Harry no tenía porque haberle hablado de aquella manera, ni tampoco haberla tachado de ser una traidora.

No cuando Draco la comprendió como ningún otro miembro de su familia pudo hacerlo mientras la pasaba fatal en los últimos meses.

Nadie realmente media la gran relevancia que Draco Malfoy había tomado en la vida de Heaven, y aquello la frustraba más de lo que debería.

Tomó la carta entre sus manos, debatiéndose entre leerla o no, sin embargo, unos leves golpeteos en la puerta de su habitación la distrajo de su decisión.

—Está abierto —dijo Heaven sentándose, mientras se acomodaba su cabello en una coleta.

Lily se asomó con una pequeña sonrisa—. ¿Vienes a desayunar? Es nuestro último día en esta casa por un buen tiempo, y apreciaría mucho que bajaras con el resto.

Heaven no quería ser grosera, mucho menos con la mujer que se había encargado de criarla y quererla como una hija, incluso si no le correspondía.

La miró en silencio sin saber que responder, comenzando a tallarse los ojos con cierta frustración ante todo lo que acontecía a su alrededor.

—No tengo hambre —dijo luego de un largo silencio—. Aparte, no creo que a Harry le agrade mi presencia.

Lily entró por completo a la habitación, cerrando la puerta tras ella para luego acercarse a la cama de Heaven, y sentarse en la orilla de esta.

—No debes sentirte mal —la miró con preocupación—. Nada de lo que sucedió fue tu culpa, y mucho menos pudiste haberlo evitado. Heaven, a veces hay situaciones que no están en nuestra manos.

—Pero Harry tiene razón. Debí decirles —murmuró Heaven sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas—. Tal vez todo sería diferente.

Lily hizo una mueca—. Yo siempre he creído firmemente en que algunas veces las cosas pasan de la manera en la que lo hacen por una buena razón.

—Papá también está molesto aunque no lo admita —dijo Heaven—. Está molesto y decepcionado.

—No es así, Heaven —le aseguró Lily—. James podrá hacer de todo menos molestarse contigo.

Heaven volvió a recostarse cubriéndose el rostro—. ¿Tú no estás molesta?

—Por supuesto que no, Heaven —le dedicó una pequeña sonrisa—. Yo tampoco podría molestarme contigo, bajo ninguna situación.

Heaven se quedó en silencio por un momento, dándose cuenta que era la primera vez que mantenía una conversación así de larga con Lily después de enterarse que no era su verdadera madre.

La rubia sintió una ligera opresión en el pecho acompañado de un nudo en la garganta.

Heaven realmente había extrañado a su mamá.

Sin previo aviso, se reincorporó para luego acercarse y rodear a Lily con sus brazos, acomodando su rostro en el hombro de la pelirroja.

Lily se sorprendió pero no dijo nada, se quedó recibiendo el abrazo con bastante cariño.

—Te extrañé —admitió Heaven, rompiendo el abrazo—. Sentía que llevábamos años sin hablar.

Lily le sonrió mientras le retiraba algunos mechones fuera de su frente—. Y yo a ti. Entiendo que te hayas alejado por todo lo qué pasó, y en verdad lo lamento mucho. Aún tenemos mucho por hablar pero no quiero abrumarte.

Heaven le devolvió la sonrisa.

—Entonces... ¿bajarás a desayunar?

La sonrisa de Heaven desapareció, volviendo a recostarse mientras se cubría con su cobija.

Lily suspiró poniéndose de pie—. Harry es muy parecido a tu padre, en realidad, los tres los son; por eso te aconsejo que le des un poco de tiempo y espacio para que pueda entender todo de mejor manera.

—Me odia —murmuró Heaven desde su escondite debajo de sus cobijas.

—No lo creo —rió Lily—. Sólo está muy molesto contigo pero no te odia. Harry las ama demasiado a ambas. No sé si él te ha contado pero cuando descubrió la verdad... —hizo una pausa, esperando alguna reacción de Heaven para saber si podía continuar hablando del tema o no, sintiéndose aliviada al darse cuenta que la rubia la mirada con curiosidad—, estaba furioso conmigo y con tu padre. Estaba demasiado preocupado por cómo reaccionarías. Lloró pensando en que no merecías pasar por nada de eso.

Heaven comprendía la intención de Lily pero no pudo evitar sentirse ligeramente más culpable—. No creo que siga pensando igual —dijo la rubia cerrando los ojos.

—Él sabe muy bien la gran persona que eres, Heaven. Pero a veces el enojo nos nubla el juicio. A ti también te ha pasado —Heaven volvió a mirarla—. De hecho, por eso digo que ustedes tres son muy parecidos a su padre, sienten las emociones de una forma tan intensa que no piensan antes de actuar o de hablar. Se dejan guiar ciegamente por sus sentimientos...

Heaven hizo una mueca—. Detesto ser así.

Lily sonrió—. Es algo que les ha costado a los cuatro aprender a controlar. Porque no siempre ese don es bueno.

—Yo siento que es más una maldición que un don —se quejó Heaven.

—Creo que difiero un poco... —hizo una pausa—. Ese don te llevó a enamorarte. Piénsalo. Sientes de una forma tan intensa que te ciega —repitió Lily, alzando una ceja—. Es por eso que lo mantuviste en secreto.

Heaven se quedó en silencio mientras sentía sus mejillas arder levemente.

—No estoy ciegamente enamorada de Draco Malfoy —refunfuñó cubriéndose el rostro con la cobija.

—Yo no dije precisamente eso —rió Lily—. Sé que no quieres bajar pero recuerda que debes comer algo antes de que tengamos que marcharnos —Heaven asintió desde su cómodo lugar—. Sigue descansando, cariño.

Lily se acercó una vez antes de dejarle un cariñoso beso en la frente a Heaven para luego salir de la habitación, cerrando la puerta tras ella.

Heaven suspiró, y se decidió por terminar de alistar sus pertenencias antes de que llegara la hora de marcharse.

Más tarde, Heaven caminaba de un lado a otro dentro de su habitación, con los nervios apoderándose de ella.

Unos leves golpeteos se escucharon antes de que James entrara por la puerta de su habitación. Su padre traía consigo un plato con un sándwich y un jugo de manzana. 

Heaven lo miró con confusión por unos segundos.

—No has comido nada en todo el día —le dijo dejando la charola en el escritorio ahora desocupado—. Y ya es hora —anunció antes de lanzarle un hechizo al baúl de Heaven que desapareció en un chasquido.

—Estoy nerviosa —admitió para luego darle una mordida al sándwich que su padre le había preparado.

—Todo saldrá bien —le aseguró James.

Heaven admiró la habitación que la vio crecer por última vez, sintiendo una inmensa nostalgia.

—Es raro dejar atrás tu hogar, ¿no crees? —dijo James imitando la acción de su hija—. Pero volveremos, te lo prometo.

—Eso espero —replicó Heaven suspirando.

Ambos bajaron las escaleras mientras Heaven terminaba de comer.

La rubia se sorprendió ante la cantidad de presentes que había por toda la sala de estar y en la cocina.

Todos conversaban animadamente entre sí como si no estuvieran a punto poner su vida en riesgo.

De los Weasley, estaban: Bill, Arthur y los gemelos. También se encontraba: Fleur, Tonks, Kingsley, Ojoloco, Hagrid, y para su sorpresa, Mundungus Fletcher.

Y por supuesto que Remus Lupin y Sirius Black también estaban allí.

—¡Heaven! —exclamó Tonks corriendo a abrazarla, ocasionando que a Heaven se le cayera el último trozo que le quedaba del sándwich—. ¿Cómo está mi Ravenclaw favorita?

Heaven sonrió—. Bien, supongo —respondió luego de romper el abrazo, limpiando los rastros de comida de su suéter.

—Me alegra mucho escuchar eso —le sonrió con cariño.

Heaven estuvo a punto de replicar pero toda la sala se quedó en silencio cuando Ojoloco los mandó a callar de forma indirecta.

—¿Por fin me dirán el plan? —preguntó Harry malhumorado.

James le echó una mirada acusadora.

—Como bien sabrán, el plan A ha sido desechando porque Pius Thickenesse se ha cambiado de bando. Y por ende, cualquier forma de teletransportarse desde aquí será encarcelado.

—¿Y cómo se supone que Sirius, Hazel y yo nos Apareceremos? —preguntó Heaven mirando sin entender a su padre.

—Tendrán que alejarse varios metros antes de Aparecerse —le respondió Lily.

—Te creía más inteligente, rubia —se burló Sirius mirando a Heaven quien le volteó los ojos mientras que George y Fred reían ante el comentario.

—El otro problema que también nos hizo cambiar de plan es el hecho que sigues siendo menor de edad —le explicó Ojoloco—. Y eso significa que todavía tienes activado el Detector de registro de actividad mágica en menores de diecisiete. Pero tampoco podemos esperar a que los cumplas pues se perdería la protección mágica de tu madre —las miradas cayeron en Lily.

—En resumen, Thicknesse cree que estamos acorralados —dijo James cruzándose de brazos—. Pero no es así.

Heaven recordó que a ella ya le habían explicado el plan, y seguía creyendo que era más peligroso de lo que lo hacían parecer.

—¿Entonces cómo? —preguntó Harry sin entender.

—Utilizaremos los otros medios de transporte que quedan y que el Detector no puede descubrir porque no se necesita de ningún hechizo para utilizarlos: escobas, thestrals y la motocicleta de Sirius —explicó James mirando a su hijo.

—El hechizo se desactivará en cuanto todos ustedes se marchen —siguió explicado Ojoloco—. Tus padres han decidido romperlo antes de hora porque no podemos permitir a que Quién-tú-sabes venga y arruine tu cumpleaños.

—Le hemos dado un falso indicio al ministerio—habló el señor Weasley por primera vez—. Creen que se marcharán hasta el día treinta —miró a los Potter.

—Aún así no podemos fiarnos —dijo Ojoloco interrumpiendo a Arthur—. Seguro habrá mortífagos patrullando el cielo por esta zona. Por eso le hemos dado una buena protección al lugar donde se resguardarán junto a otros sitios solo por si acaso. ¿Vas entendiendo?

—Creo que sí.

—Muy bien pues el plan es que irás directo a la casa de los Tonks. Cuando te encuentres dentro de los límites de los sortilegios protectores que hemos puesto en esa casa, podrán utilizar un traslador para llegar a la Madriguera para que luego solamente los Potter —y Sirius—, puedan transportarse a su nuevo refugio donde los estará esperando Isabella Avery.

Todos asintieron conformes con el plan.

—¿Alguna duda, Harry? —le preguntó Lily a su hijo quién se veía aún más confundido.

—¿No será extraño que vean a catorce personas volando hacia la casa de los Tonks? —preguntó.

—¡Olvidé mencionar el punto más importante! Verás, Harry, no verán a catorce personas volando hacia la casa de los Tonks, porque habrá siete Harry Potters volando con un acompañante y cada pareja se dirigirá a una casa segura diferente —explicó Moody confundiendo aún más a los menores de la habitación (Harry, Heaven y Hazel) que al notar el frasco con una poción líquida parecida al barro comprendieron el plan por completo.

—¡Eso no lo mencionaste! —exclamó Heaven horrorizada mirando a su padre.

—¿Por qué ella ya sabía el plan y yo no? —se quejó Harry mirando a sus padres—. No podemos confiar en ella, ¿qué tal si ya le dijo todo a su novio?

Heaven lo miró mal, lanzándole la caja de su jugo vacía directo a la cabeza—. Cállate, Harry.

—No empiecen —advirtió Lily mirando a ambos.

Sirius, Tonks y los gemelos reían disimuladamente ante la escena.

—No pueden hacerlo —dijo Hazel hablando por primera vez—. Es demasiado riesgoso.

—Ya sabía que se lo tomarían así —dijo James—. Pero ya está hecho el plan, no hay vuelta atrás.

—No te preocupes Harry, a nadie le hace gracia realmente —dijo George alzando las cejas—. Imagínate que algo salga mal y nos quedamos convertidos en un imbécil baja novias y miopes para siempre.

Se escuchó una ligera ola de risas que solo empeoraron el humor de Harry.

—Que gracioso eres —murmuró mirando a George.

—¿A que sí? —se burló aún más.

Lily se acercó, arrancándole un par de cabellos a Harry para luego meterlos en la poción.

—¡Mamá! —exclamó Harry sobándose la cabeza.

Lily le sonrió divertida—. Si no lo hacía yo, no lo ibas a hacer tú.

Heaven pasó junto a ellos, recibiendo un empujón de parte de Harry para luego devolvérselo de la misma manera.

—¡Hey! ¿Qué les dije? —Lily los miró seriamente—. Basta de pelear.

—Traidora —le dijo Harry en susurro.

Heaven rodó los ojos, terminando por acercarse donde Remus se encontraba junto a Sirius y Hazel.

—¿Por qué Harry está tan enojado contigo? —le preguntó Remus alzando las cejas con cierta preocupación.

—Se está comportando como un idiota —respondió Heaven cruzándose de brazos.

—¿Puedes culparlo? —le dijo Hazel dirigiéndole la palabra por primera vez desde que el secreto salió a la luz.

Heaven no esperaba que Hazel pensara igual que Harry—. ¿También estás enojada?

—Sí pero no por la misma razón que él —Hazel se encogió de hombros—. Creí que me tenías más confianza —le dijo antes de caminar hacia Fred.

Heaven se sintió culpable y se recargó contra la pared.

—Ya se les pasará —aseguró Sirius regalándole una sonrisa.

—Yo también lo creo —le dijo Remus dejándole una palmadas en la cabeza.

Heaven asintió no muy convencida, y tomó a Bolita entre sus brazos al verlo pasar por donde estaba parada.

—¿Quiénes tomarán de la poción? —le preguntó a ambos adultos.

—Fred, George, Fleur, Mundungus y tus padres —respondió Remus.

—¿Mis padres? —preguntó asustada.

—Es más riesgoso ser escolta que ser un Harry —explicó Sirius—. Los mortífagos tienen la orden exclusiva de capturar al elegido mientras que no les importará hacerle daño a su respectiva escolta —dijo haciendo una pausa—. Aparte, James y Lily corren bastante peligro con solo ser ellos mismos.

Heaven hizo una mueca, y luego miró a Remus con preocupación—. ¿Tú serás escolta?

—Así es —respondió el castaño con una pequeña sonrisa—. Pero estaré bien.

Heaven lo abrazó—. Más te vale mantenerte a salvo.

—Lo prometo, Heaven —le dijo Remus riendo.

Sirius frunció la nariz—. Favoritismo.

Heaven rió, para luego abrazarlo—. A ti también te quiero y estoy feliz que seas la escolta mía y de Hazel —le aseguró.

Sirius rodó los ojos con diversión—. Ya suéltame, engendro del mal.

—Los que beberán la poción pónganse en un fila —la voz de Moody resonó por la habitación.

Se pasaron la poción entre los seis, y poco a poco fueron convirtiéndose en Harry.

Heaven rió al ver lo mucho que lo gemelos se encogieron, ganándose una mala mirada de parte de Harry.

Unos segundos después había siete Harry Potters, lo cuál resultaba bastante aterrador.

Fred y George se miraron—. ¡Somos idénticos! —exclamaron a la vez.

—Aún así, yo soy más guapo —alardeó Fred mirando a Hazel—. ¿A qué no, amor?

Hazel hizo una mueca horrorizada—. No me llames amor mientras luces como mi hermano, es traumatizante.

Fred arrugó el rostro—. Cierto, lo olvidé —rió junto a su hermano.

—¡Ay! —exclamó Fleur asustando a varios de los presentes—. Bill, no me migues, estoy hogogosa.

Sirius comenzó a reír descaradamente junto a Heaven mientras veían la expresión de pocos amigos plasmada en el rostro del auténtico Harry.

—Bueno, creo que yo sólo parece que rejuvenecí un poco —alardeó James mientras Lily le acomodaba sus gafas.

—Esto es demasiado raro —dijo el Harry original.

Lily caminó por un cesto de ropa que estratégicamente lo dejó detrás de la barra de la cocina.

—Aquí hay ropa de Harry para aquellos que lo necesiten —dijo Moody explicando—. Y aquí hay un par de anteojos para que se los pongan.

Lily tomó unas y frunció el rostro—. Dios, Harry, no sabía lo ciego que estás.

—Oigan —Hazel llamó la atención de sus padres—. Ay, Merlín que extraño es esto —sacudió la cabeza—. ¿Qué pasa con Bolita y Hedwig?

—Se los llevarán ustedes —dijo James mirando a sus hijas—. ¿Está bien?

Heaven asintió aún con Bolita en sus brazos, dejándole pequeñas caricias en la cabeza. Hazel también asintió mientras se encargaba de meter al ave dentro de su jaula.

—Bueno, ahora si —dijo Moody al ver todo casi listo—. Las parejas serán las siguientes: Mundungus viajará conmigo en escoba...

—¿Por qué tengo que ir yo contigo? —protestó Mundungus siendo el Harry más alejado del resto.

—Porque eres del que menos me fio —le respondió Moody sin dejar de vigilarlo.

—¿Cómo es que mi papá permitió que Mundungus esté dentro del plan? —le preguntó Heaven a Sirius en voz baja—. Ni a él ni a Lily les agrada mucho.

—Porque Moody dijo que sería buena idea pero yo también lo debatí mucho —respondió Sirius de la misma manera mientras miraba con recelo al gato en los brazos de Heaven.

—Arthur y Fred...

—Yo soy George —aclaró uno de los gemelos al que Moody señalaba—. Ni porque nos estamos haciendo pasar por Harry logran distinguirnos...

Moody parecía querer lanzarle una maldición en ese mismo momento—. Perdona, George...

—Mentira, si soy Fred —rió codeando al otro Harry junto a él que Heaven supuso que se trataba de George.

—¡No hay tiempo para sus jueguitos! —exclamó molesto al notar que algunos rieron ante la broma de Fred—. El otro quienquiera que sea irá con Remus —ordenó para luego hacer una pausa—. La señorita Delacour...

—Ella irá conmigo en un thestral —interrumpió Bill—. No le gusta volar en escoba.

—Bien, bien —hizo otra pausa mirando al último par de Harrys—. Lily irá con Kingsley y James con Tonks.

James y Tonks chocaron los puños con complicidad.

—Tú irás conmigo, Harry —le dijo Hagrid—. Iremos en la motocicleta que Sirius nos ha prestado.

El recién mencionado alzó los pulgares mirando al resto desfilar fuera del hogar de los Potter.

Heaven salió detrás de él mientras balanceaba a Bolita en sus brazos—. ¿Iremos el punto de Aparición?

—No, he creado otro cerca del cementerio donde esta la segunda estatua mágica porque estoy seguro que el punto oficial está siendo supervisado por gente del Ministerio.

Heaven asintió sin entender del todo. Miró a uno de los Harrys sonreírle, y en seguida supo que se trataba de su padre así que dejó a Bolita en los brazos de Sirius por un segundo para ir a despedirse de él.

—Por favor ten cuidado —le suplicó rodeándolo como sus brazos.

—Lo tendré —le aseguró James—. Ustedes también tengan cuidado, ¿de acuerdo?

Heaven asintió, para luego regresar junto a Sirius y Hazel quienes comenzaban a alejarse en dirección contraria al resto.

Caminaron por varios minutos en un silencio cómodo, hasta que se alejaron por completo del hogar de los Potter.

—Sé que ya estamos cerca —dijo Sirius mirando a ambas jóvenes que lucían bastante preocupadas—. Hey, quiten esa cara, les tocó estar con la persona más divertida —alzó las cejas—. Les aseguro que todo irá bien.

Hazel lo abrazó de lado mientas que Heaven le dedicó una media sonrisa.

—¿Nosotros a que casa segura iremos? —le preguntó Heaven mientras dejaba a Bolita en el suelo para que los siguiera.

—Con Dromeda —respondió Sirius deteniéndose en seco—. Es aquí —señaló una estatua de la espada de Gryffindor que al parecer sólo aparecía cada determinado tiempo.

Hazel tomó a Bolita en sus brazos mientras que Sirius tomó la jaula de Hedwig y miró a Heaven con las cejas alzadas.

—¿Nos harás el honor? —preguntó Sirius mientras enredaba su brazo con el de Hazel.

—¿Qué? ¡No! —exclamó Heaven—. Nunca me he Aparecido tan lejos, y...

—Has estado en la casa de los Tonks varias veces antes —le aseguró Sirius encogiéndose de hombros—. Eres más poderosa de lo que crees.

Hazel tampoco parecía convencida con la idea.

—De ninguna manera —repitió Heaven.

Sirius le extendió el brazo—. Si algo sale mal, estaré yo para ayudarte.

Heaven enredó su brazo con el de Sirius suspirando pesadamente.

—Confía en ti —dijo Sirius sonriendo.

—Por eso prefiero a Remus —sentenció Heaven, y antes de que Sirius pudiera rechistar al respecto se Aparecieron a unos cuantos metros de la propiedad de los Tonks.

Cuando volvieron a tocar el piso, Hazel seguía con los ojos cerrados, aferrada al gato blanco en sus brazos.

—¿Ya nos morimos? —preguntó la pelirroja sin intención de mirar a su alrededor.

Sirius reprimió una risa, tirando del brazo de ambas—. Lamentablemente aún no, Hazy.

—¿Tan poca fé tienes en mi? —protestó Heaven mirando a su hermana.

—Es que en las clases de Aparición nunca te vi hacerlo bien —se excusó Hazel—. La verdad es que no tengo ni idea de cómo lograste aprobar el examen.

Heaven abrió la boca totalmente indignada, mientras que Sirius continuaba leyendo.

—Vamos, tenemos que acercarnos más para estar más seguros —las apresuró comenzando a avanzar.

—¿Tú sabes en dónde nos quedaremos? —le preguntó Hazel.

—Sí —dijo Sirius—. Pero no puedo decirlo —se encogió de hombros.

—¿Por qué? —preguntó Heaven frunciendo el ceño.

—James quiere que sea una sorpresa —se burló Sirius—, y honestamente no me atrevería a arruinárselo.

—¿Isabella estará allí? —preguntó Heaven.

Sirius asintió—. Sí.

Hazel se emocionó al ver unas luces a unos cuantos metros, lo que significaba que su caminata había llegado a su fin.

—¡Es ahí! —pegó un pequeño brinco, y corrió al distinguir dos figuras junto a la puerta esperándolos.

Heaven se quedó atrás junto a Sirius quien la observaba con curiosidad.

—¿Estás nerviosa porqué estará Isabella allí?

—Un poco —respondió la rubia.

—Bueno, pero lo peor ya pasó. Es decir, ya se conocieron, ahora solo les falta convivir un poco más.

—Eso es lo que me pone nerviosa —dijo Heaven mirándolo mal—. Pero supongo que se me pasará.

—Isabella es una gran mujer, ya lo descubrirás —le sonrió con seguridad.

Se acercaron más a la casa de los Tonks quienes ya se encontraban conversando amistosamente con Hazel.

—¡Dromeda! —saludó Sirius a su prima con alegría.

Andromeda fingió una mueca de desagrado para luego reír abrazando al pelinegro, y luego acercarse a saludar a Heaven.

—Tenía mucho tiempo que no las veía —le dijo a ambas hermanas—. Cada vez más grandes y bellas.

Ted también las saludó cordialmente, alentándolas a seguir adelante y asegurándoles que todo marcharía bien.

—Por mucho que desearía quedarnos más tiempo debemos marcharnos hacia La Madriguera —dijo Sirius—. No tardando deben llegar Hagrid y Harry —explicó—. James y Lily están muy agradecidos por prestar su propiedad para este plan.

—Siempre que podamos, los ayudaremos, sin duda alguna —dijo Ted sonriente—. Espero verlos pronto.

—¡Cuídense! —exclamó Andromeda—. Heaven, me saludas a tu madre —le sonrió con nostalgia.

Heaven se sintió ligeramente confundida pero luego lo comprendió del todo—. Gracias e igualmente —balbuceó antes de regresar su mirada a Sirius y Hazel quienes ya se encontraban junto al traslador que se trataba de un pequeño broche para el cabello de color dorado.

—Quedan pocos segundos —la apresuró Sirius,

Heaven corrió, poniendo uno de sus dedos encima del broche, y justo en ese momento, todo comenzó a dar vueltas a su alrededor.

De pronto, Heaven recordó lo mucho que detestaba los métodos de transporte en el mundo mágico.

Cuando abrió los ojos, no tardó mucho en reconocer el ambiente a su alrededor. Tanto Sirius como Hazel recuperaban la postura, soltando la jaula y al gato respectivamente.

—¿Están bien? —se escuchó la voz de la señora Weasley que parecía correr hasta ellos.

—Sí, sí, sí —dijo Hazel recibiendo un abrazo de la pelirroja mujer—. Estamos bien, Molly.

Molly miró a la rubia antes de abrazarla de la misma manera—. ¿Los demás?

—Llegarán por separado —dijo Sirius balanceándose con sus pies—. De hecho, no deberían tardar en llegar... —echó un vistazo por el jardín.

Heaven se giró, distinguiendo a Ginny, Ron y Hermione corriendo hasta ellos.

El último par mencionado pasó de largo ante su presencia mientras que Ginny si se detuvo frente a ella.

—Me alegra que hayan llegado con bien —le dijo la pelirroja sonriéndole.

—Gracias, Ginny —le respondió Heaven mirando cómo Ron y Hermione tiraban de Hazel para llevarla al interior de la casa.

—Ahora a esperar al resto —suspiró Ginny mirando hacia el cielo con impaciencia por ver al resto de su familia.

Heaven asintió sin saber que decir con exactitud pero comenzó a preocuparse cuando Sirius se quedó quieto mirando un punto específico en el jardín.

La señora Weasley estaba en el mismo estado que él, y solamente se miraron el uno al otro para luego girarse hacia el par de adolescentes con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Deberíamos entrar —sugirió Molly tomando a su hija de la mano para adentrarse a su hogar.

Sirius asintió dispuesto a seguirla pero Heaven le tiró de su chaqueta—. ¿Qué ha pasado?

—Nada —respondió mirando al cielo.

—Ha sucedido algo y no quieres decírmelo —le dijo Heaven cruzándose de brazos.

—Es que no estoy seguro de que sucedió, Heaven —le dijo Sirius—. Y no quiero preocuparte.

—Entonces sí sucedió algo —alzó una ceja, demandando una explicación más clara.

Sirius suspiró pero fue interrumpido por un estruendo detrás de ellos. Harry y Hagrid habían llegado, luciendo bastante derrotados.

Heaven no lo pensó antes de correr hacia su hermano, abrazándolo. Para su sorpresa, Harry le correspondió el gesto, sintiéndose aliviado al ver un par de rostros familiares.

Sin embargo cuando se separaron se quedaron en un silencio incómodo, y Harry caminó hasta Sirius abrazándolo.

—¿No ha vuelto nadie? —preguntó el azabache con preocupación.

—Ya debería al menos haber un par aquí —dijo Hagrid con el mismo tono de voz que el joven.

La puerta de la madriguera volvió a abrirse dejando ver al resto corriendo hasta Harry, abrazándolo, a excepción de Ginny, quien mantuvo cierta distancia.

—¡Harry has llegado! —exclamó Hazel aferrándose a él—. ¿Y el resto? ¿Qué sucedió?

—Los mortífagos nos estaban esperando —Harry miró a Heaven con desconfianza—. Nos rodearon en cuanto levantamos el vuelo, sabían que iba a ser esta noche. Qué casualidad, ¿no crees, Heaven?

Heaven lo miró mal—. Vete a la mierda, Harry.

Molly abrió los ojos exageradamente ante las palabras de la rubia.

—No van a comenzar a discutir justo ahora —dijo Sirius mirando a ambos—. Termina de contar, Harry. ¿Qué pasó con los demás?

Harry miró a Hagrid y ambos se encogieron de hombros a la vez.

—No lo sé realmente —confesó—. Nos estaban persiguiendo como cuatro mortífagos, nos costó mucho deshacernos de ellos, y todo empeoró cuando nos alcanzó Voldemort.

Molly ahogó un grito y se acercó a él, abrazándolo una vez más—. Por suerte estás bien.

—Molly, ¿será que tengas algo fuerte de beber?

La pelirroja asintió caminando de vuelta a su casa, con el semigigante detrás de ella.

—Sirius... —Heaven recordó la conversación interrumpida que mantenía con él antes de la llegada de su hermano—. No terminaste de decirme.

Sirius suspiró mirando a los jóvenes frente a él—. Harry y Hagrid debían ser los terceros en llegar —explicó mirando al mismo punto en el jardín que minutos antes—. Esa lata oxidada era el traslador de James y Tonks —hizo una pausa—. Ese viejo zapato era el de Arthur y Fred —miró el reloj en su muñeca—. Si lo consiguieron, los siguientes en llegar deberán ser George y Remus.

Heaven sintió un vuelco en su estómago, acompañado de lágrimas asomándose por sus ojos ante el pensamiento de que algo malo le sucedió a su padre.

Harry empalideció al igual que Hazel, Ginny y Ron mientras que Hermione se veía sumamente preocupada.

—Espera... —Ginny enfocó su vista en algún punto específico en el cielo—. ¡Sirius! ¡Mira! —señaló un luz azulada que fue tomando más tamaño conforme se acercaba.

Segundos después, George y Remus aterrizaron sobre el suelo.

Se escuchó un grito ahogado que Heaven no comprendió hasta notar que Remus sujetaba a George quien estaba inconsciente y con el rostro cubierto de sangre.

Sirius se acercó a ayudarlo, y entre ambos llevaron al pelirrojo hasta el sofá en la sala de estar de la casa de los Weasley.

Cuando la luz que alumbraba la sala iluminó su cabeza, se dieron cuenta que a George la faltaba una oreja.

Molly sollozó hincándose junto a él, mientras que Remus jaloneó a Harry bruscamente arrastrándolo hasta la puerta.

—¿Qué te pasa? —le preguntó Sirius mirando mal al castaño—. Ves que viene todo nervioso y me lo asustas más.

Remus lo ignoró, enfocando su vista en Harry—. ¿Qué criatura había en el rincón de mi despacho en Hogwarts la primera vez que fuiste a visitarme?

—Un grindylow —respondió Harry exhausto de la situación—. Estaba en agua, ¿no? Ese día Hazel, Heaven y yo fuimos a dejarte un pastelillo de chocolate como bienvenida.

Remus lo soltó aliviado—. Lo siento, solo quería asegurarme que realmente eres tú —dijo recuperando la postura—. Nos traicionaron. Voldemort se enteró que te trasladaríamos esta noche. Y sólo los de la Orden sabíamos del plan.

Harry volvió a mirar a Heaven con desconfianza—. Pues no sabían todo —dijo acomodándose las gafas—. Porque Voldemort llegó al final y eso significa que no sabía a quien perseguir. Si hubiera sabido todo, habría sabido que era yo quien iba con Hagrid desde el incio.

—¿Te ha alcanzado? —Remus abrió los ojos de par en par.

Harry asintió y volvió a explicar cómo aconteció todo.

—¿Entonces te reconocieron? —preguntó Hermione asombrada—. ¿Cómo?

—Intenté desarmar a uno de ellos... —balbuceó—. Pero en mi defensa no sabía que hacer, entré en pánico.

—¡Harry! —exclamó Remus echándole una mirada desaprobadora.

—¡Le lanzó un Expelliarmus! —Sirius se carcajeó con descaro pero probablemente su risa se debía a los nervios de pensar que Harry en verdad estuvo muy cerca de estar en peligro.

—Harry, esa gente intentaba capturarte e incluso hacerte daño —le dijo Hazel—. No puedes solo desarmarlos.

—No quería hacerle daño a alguien que probablemente está bajo la maldición imperius—refunfuñó Harry.

Heaven abrió la boca para decir algo pero Harry la interrumpió mucha de que pudiera decir alguna sola palabra:

—Tú mejor ni digas nada, maldita traidora —rodó los ojos, desviando la mirada hacia la puerta.

La rubia estuvo a punto de caminar hacia él pero Sirius la tomó de la muñeca,

—¿Acaso no pueden estar sin pelearse por más de cinco minutos? —preguntó exasperado—. Cada día me alegro más de no tener hijos.

Heaven chasqueó la lengua y miró a Remus—. ¿Y que le sucedió a George? ¿Se pondrá bien?

Tanto Molly como Ron y Ginny miraron a Remus con angustia.

—Supongo que sí aunque no recuperará su oreja —hizo una mueca—. Le lanzaron una maldición.

Antes de que alguien pudiera replicar, se escuchó otro estruendo en el patio, lo que hizo que Remus y Sirius salieran a revisar que sucedía.

Heaven se asomó por la ventana junto a Hazel, logrando distinguir dos figuras.

—¡Es mamá! —exclamó Hazel corriendo hasta Lily mientras que Harry y Heaven iban detrás de ella.

Remus y Kingsley intercambiaron algunas palabras que no lograron escuchar pues se sentían aliviados de ver a la pelirroja sana y salva.

—¿Están bien? —le preguntó Lily a los tres, abrazándolos uno por uno—. Nos traicionaron —hizo una mueca.

—Eso parece —dijo Remus—. Pero no se esperaban que hubiera siete Harrys.

—¿Y los demás? ¿Quiénes han llegado?

—Solo Harry, Hagrid, Remus, George y ustedes dos —dijo Sirius haciendo una mueca.

—¿James no ha llegado? —preguntó Lily con preocupación.

Heaven negó, volviendo sentir una opresión en su pecho.

—Seguro tomaron otro camino —dijo Lily notando el rostro preocupado de sus hijos.

—¿Pero que les sucedió a ustedes? —preguntó Hazel mirando lo exhaustos que se notaban.

—Nos siguieron cinco —respondió Lily—. Herimos a dos...

—Creo que maté a uno —dijo Kingsley haciendo una mueca—. También vimos a Quien-ustedes-saben. Llegó al final de la persecución pero se fue demasiado rápido —hizo una pausa—. ¿Vieron lo mismo que yo? El puede...

—Volar —dijo Harry—. Yo también lo ví, fue detrás de mi.

—¡Por eso se alejó! —exclamó Lily horrorizada—. ¿Cómo te reconoció?

—Ya discutimos ese tema —dijo Sirius.

—¿Y tú Remus, te ha pasado algo? ¿George?

—George perdió una oreja —informó Heaven arrugando la nariz al recordar la imagen.

—Pero estará bien —dijo Sirius—. Sólo hay que esperar al resto.

—Estoy seguro que fue Snape —musitó Remus.

—¿Snape? —preguntó Harry—. Yo no lo he visto...

—Aparte de que se le cayó la capucha, siempre le ha gustado utilizar el famoso Sectusempra.

—Uy, ¿te suena familiar, Harry? —cuestionó Heaven echándole una mala mirada a su hermano quién rodó los ojos.

Harry pasó a su lado pisándole el pie con toda intención, para que luego Heaven lo empujara desde atrás.

—¡Dejen de pelear! —exclamó Lily.

—Ay, han estado así desde hace rato, ya llegaste tú, regresan a ser todos tuyos —dijo Sirius entrando de regreso a la casa.

Remus rió ligeramente siguiendo los pasos de su amigo junto a Hazel quien le iba hablando sobre como ella también estaba harta de las peleas de sus hermanos.

Antes de que el resto pudiera entrar a la casa, el señor Weasley llegó junto a Fred, quienes corrieron hasta donde se encontraba George descansando.

George poco a poco fue recuperando la consciencia hasta el punto de volver a bromear sobre su oreja.

Todos parecían sentirse aliviados de verlo en su estado normal pero el buen momento de esfumó tan rápido como apareció pues seguían faltando integrantes de la orden.

Heaven comenzaba a sentir temblores en sus manos por intentar resistirse al miedo que recorría cada una de sus células.

Comenzó a sentir que le faltaba el aire, y salió al jardín sin decir alguna sola palabra. Miró al cielo deseando que todo estuviera bien, así como su padre se lo prometió.

Miró hacia dentro de la casa y todos lucían igual de nerviosos que ella. Nadie estaba preparado para otra pérdida.

Los minutos parecían eternos y pasaban con gran lentitud que resultaba algo insoportable.

Alzó la mirada al cielo, y notaron como una escoba descendía con rapidez.

Heaven sintió un enorme alivio, como nunca antes en su vida. E incluso sintió que podría llorar de la felicidad al ver la sonrisa nerviosa de su padre mientras Tonks aterrizaba con torpeza.

En cuanto James se puso de pie, sintió unos pequeños brazos —a su comparación— rodearlo cariñosamente.

—Estoy bien, estoy bien —repitió James mientras le sonreía al resto de su familia que esperaban su turno para abrazarlo—. Heaven, estoy bien, no tienes que llorar —murmuró mientras le acariciaba el cabello a la rubia.

Heaven asintió separándose, luego Hazel fue la segunda en abrazar a su padre, seguida de Harry y por último Lily.

—Me alegra que estes bien —le dijo Sirius a Tonks.

—A mi también —dijo Remus riendo—. ¿Ahora quién sería la encargada en molestarme todos los días?

—Sirius es mi buen suplente —dijo Tonks riendo—. Pero volviéndome un poco seria, tardamos de forma exagerada porque nos topamos con Bellatrix Lestrage —explicó—. Hizo de todo para matarme pero James me ayudó bastante.

—¿A ustedes cómo les fue? —preguntó James mirando al resto.

Cada quien, por milésima vez, repitió su respectiva experiencia. Y cuando por fin terminaron de relatar sus respectivas historias se adentraron para acompañar a George.

Mientras conversaban en conjunto, Bill y Fleur por fin aparecieron ilesos pero decaídos.

—¡Bill! —exclamó la señora Weasley abrazando a ambos.

El mayor de los Weasley se paró en medio del grupo y carraspeó antes de hablar.

—Ojoloco ha muerto —anunció con pesadez en su voz y todos se quedaron en un gran silencio.

Heaven miró a su padre quien cerró los ojos negando con la cabeza. Luego dirigió su mirada al resto que tenían la misma expresión.

—Lo vimos con nuestros propios ojos —dijo Bill—. Ocurrió justo después de separarnos, él y Mundungus también se dirigían al norte. No sé si lo notaron pero Voldemort puede ¿volar? Y fue derecho a ellos. Los oí pelear pero le lanzó la maldición asesina, cayó hacía atrás y no pudimos evitarlo —se removió incómodo ante las mirada fijas en él.

Fleur soltó un pequeño sollozo, mientras que Tonks lloraba desconsoladamente, pues ella llevaba una buena relación con Moody.

Todos continuaron en silencio por un buen rato, hasta que Bill caminó a la cocina sacando una botella de whiskey de fuego junto a varios vasos pequeños.

—Brindemos —propuso repartiendo cada uno de los vasos—. ¡Por Ojoloco!

—¡Por Ojoloco! —se escuchó al unísono. Por excepción de Hagrid quien se retrasó al decirlo.

Heaven solo bebió un pequeño sorbo, y lo puso en la pequeña mesa de centro.

Los adultos siguieron conversando sobre la desaparición de Mundungus y el supuesto traidor, y la rubia podía sentir los ojos de Harry en ella.

No podía creer que él realmente creyera que ella fue quien los traicionó. Se sentía indignada pero culpable a la vez, y lo único que deseaba era irse de allí cuanto antes.

Y como si lo hubiera dicho en voz alta, Remus se puso de pie, mirando el rincón donde toda la familia Potter se acomodó.

—Deben irse —sugirió Remus mirándolo con los labios fruncidos—. Isabella debe estar preocupada.

—Olvidé por completo que debe estar esperándonos —dijo James poniéndose de pie.

—¿El traslador no se ha ido sin nosotros? —preguntó Hazel.

—Sirius nos ayudará con eso —comentó Lily, girándose a encarar al resto de presentes—. Les agradecemos infinitamente lo que hacen por nuestra familia aunque no sea su deber —dijo haciendo una pausa—. Espero verlos pronto. Manténgase a salvo.

Molly le sonrió—. Sean cuidadosos.

—Siempre estaremos para ustedes —habló Tonks por la gran mayoría.

Sirius quién había salido entró nuevamente, con una moneda dorada bastante brillante.

—Es hora —les anunció asonándose por la puerta.

Luego de una rápida despedida, agradecimientos y buenos deseos, la familia Potter salió por la puerta caminando hasta donde se encontraba Sirius.

—¿Vendrás con nosotros? —le preguntó Harry a su padrino.

—Claro, sólo pueden ir y salir de la propiedad con mi ayuda —dijo con una gran sonrisa—. Ya lo verán.

—Nunca había escuchado de algo así —dijo Heaven frunciendo los labios.

—Crecer en la familia Black es haber aprendido varios trucos sucios de la magia, que si bien no es magia oscura no es algo muy ocupado por los magos en la actualidad... y tampoco es que sea muy legal —se encogió de hombros.

James rió negando con la cabeza—. ¿Están listos?

—No —respondió Hazel comenzando a dudar el plan—. ¿A dónde iremos?

—Es una sorpresa —aseguró Lily quien cargaba la jaula de Hedwig.

James tomó a Bolita con más fuerza, y todos unieron sus manos al centro del círculo que habían formado.

—Bueno, aquí vamos —dijo Sirius lanzando la moneda al aire, y al momento de voltearse, Heaven sintió cómo todo se movió a su alrededor.

En un abrir y cerrar de ojos se encontraban en un lugar completamente diferente. A diferencia de La Madriguera, hacía demasiado frío y todo se veía completamente oscuro.

Heaven se abrazó a sí misma y notó como sus hermanos estaban igual de confundidos que ella.

—¿En dónde estamos?

—En el lugar donde se supone que íbamos a vivir antes de que Voldemort comenzara a perseguirnos —informó James mirando a sus hijos—. Vengan —ladeó la cabeza señalando una cabaña bastante elegante que se veía a unos cuantos metros.

Las luces del lugar se encendieron, y vieron una figura femenina salir del interior.

—¡Por Merlín! —exclamó Isabella acercándose al grupo—. Pensé lo peor de lo peor con su atraso.

—Surgieron unos cuantos contratiempos —dijo Lily—. Ojoloco ha muerto.

Isabella se cubrió la boca ante la impresión—. No... —hizo una pausa—. ¿Los atracaron?

Todos asintieron a excepción de Heaven quien se sentía bastante abrumada.

—Había mortífagos esperándonos —dijo James haciendo una mueca—. Incluso Voldemort hizo su aparición.

—¿Y los demás? ¿Cómo están?

—No hubo más heridos más que George, perdió una de sus orejas —dijo Sirius.

Isabella asintió aún consternada pero luego miró a cada uno de los adolescentes hasta detenerse en Heaven a quien le sonrió tímidamente.

—Terminé de hechizar la propiedad —les explicó en su intento de cambiar el tema—. Nadie a un radio de ciento cincuenta metros podrá distinguirla. Así como saben, solo con ayuda de Sirius pueden entrar y salir de aquí —suspiró—. Creo que es lo suficiente por un buen tiempo, hasta que se encuentre otra locación.

—Gracias, Isabella —le dijo Lily con sinceridad.

—Supongo que querrán descansar, han tenido un largo día. ¡Oh! Y sus pertenencias ya están dentro —hizo una pausa—. Me da mucho gusto que estén bien. Cualquier cosa pueden comunicarse conmigo a través de Sirius —miró al animago mencionado quien sonreía inocentemente—. Gracias por tenerme la confianza. Cuídense mucho.

—Gracias, Isabella —dijeron Harry y Hazel al unísono para luego comenzar a avanzar hacia la cabaña.

Lily le sonrió una última vez a la rubia mujer antes de ir detrás de sus hijos.

Heaven dudó por unos segundos pero finalmente se acercó a darle un abrazo a Isabella quien sorprendida se lo correspondió con cariño.

—Espero verte pronto —dijo Heaven luego de romper el abrazo.

Isabella le acarició el rostro con delicadeza mientras asentía—. Yo también, Heaven. Cuídense mucho —repitió, sonriéndoles una última vez antes de enredar su brazo con el de Sirius.

—Ustedes también cuídense —les dijo James.

—No me extrañen mucho —dijo el pelinegro con una sonrisa engreída antes de lanzar la moneda al aire y desaparecer en un chasquido.

Heaven suspiró mirando a su padre quien dejaba a Bolita en el suelo para que fuera detrás de Harry como de costumbre.

—¿Te sientes bien?

—Estoy un poco cansada y abrumada —sonrió a medias.

—Yo también —admitió James—. Vamos adentro, te encantará este lugar —le aseguró.

Heaven asintió, y ambos comenzaron a hacia la entrada de la cabaña, deseando que el día siguiente fuera un día mejor. O al menos, un poco más tranquilo.

***
sin editar

nota de la autora:

Oficialmente este es el capítulo más largo que alguna vez he escrito, y así que por favor si no han votado recuerden hacerlo😭😭😭 es todo lo que les pido.

Bueno, si han leído el libro de las reliquias de la muerte, sabrán q el traslado de Harry fue muchos días antes de la boda de Bill y de Fleur así que muy fuera del canon (cronológicamente hablando) no está (aunque supongamos que aquí faltan al menos unas tres semanas para la boda)

Espero que hayan entendido todo lo que sucedió y que no haya sido muy confuso.

Me da mucha risa imaginar a todos hartos de las peleas entre Harry y Heaven JAJAJSKS ellos dos son el verdadero "teenagers scare the living shit out of me"

Espero leernos pronto <3, el siguiente capítulo estará más relax, se los aseguro.

btw, vieron que deje viva a Hedwig? Es porque su muerte es la más innecesaria en toda la saga (fuera de su significado) y ns, la muerte de mascotas me pone muy sensible así que lo evite a toda costa u.u

All the love
Francia 💘

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