【 063 】
mini maratón 1/2
【 lxiii. can we be friends? 】
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agradézcanme el mini maratón comentando o son fake :/ no pido mucho
《omnisciente》
El día era bastante cálido y el sol brillaba con una gran intensidad. Y aunque Heaven no reconocía el lugar en el que se encontraba, le resultaba extremadamente acogedor.
La rubia miró a su alrededor, encantada ante el magnífico paisaje. Nunca había estado en una pradera tan llena de colores.
Recogía un par de flores con delicadeza cuando escuchó voces a lo lejos. Frunció el ceño confundido y se encaminó al sitio de donde habían provenido los murmullos.
Llegó hasta un árbol de manzanas gigantesco. Le recordó al que había en la finca de sus abuelos. Se asomó por el tronco y observó dos siluetas.
Había algo bastante familiar en estas.
—Shh, la vas a despertar —escuchó una voz masculina.
Heaven se acercó un poco más, ocultándose detrás de otro árbol.
Observó a una de las siluetas arrullar a un bebé en sus brazos. Estaba segura que se trataba de un hombre. Lucía bastante joven, tenía el cabello ligeramente ondulado y muy oscuro.
—¿Podrías dejarme cargar a mi hija? —rió la mujer que también lucía joven y a diferencia del hombre, ella era rubia.
—Es nuestra hija —la corrigió él—. Es demasiado pequeña —lo vió sonreír mientras observaba a la bebé en sus brazos.
Heaven sonrió ante la escena, aunque no tenía ni idea de quiénes eran aquellas personas.
Observó como el pelinegro le pasaba con extrema delicadeza la bebé a la joven frente a él, quién sonrió de oreja a oreja.
—Va a ser la niña más hermosa del mundo.
—Lo sé.
Heaven vio como el joven sacaba un collar del bolsillo de su pantalón y lo sobreponía en su hija con cuidado.
—¿Recibiste suficiente amor, pequeña? —murmuró con un tono suave el joven hombre.
Ambas figuras se giraron hacía Heaven. Y aunque no pudo ver sus rostros con claridad, percibió una enorme tristeza y preocupación en ellos, ocasionándole un gran vacío en el pecho.
Heaven abrió los ojos y miró a su alrededor con el corazón acelerado. Con un gran nudo en su garganta, intentó tranquilizarse.
Recordó pequeños fragmentos de su sueño, y se retiró el collar que traía puesto. Era el mismo que Draco le ayudó a reparar casi un mes atrás.
Observó el collar a detalle. Nunca supo de donde provino, pero recuerda usarlo desde que era pequeña.
De hecho, era el único que ocupaba hasta que Draco le obsequió uno en su cumpleaños, y aún así, turnaba el uso de ambos.
Se sobresaltó al escuchar golpeteos en su puerta, y dos segundos después entró Marietta acompañada de Harry, quien se lanzó sobre la cama de Heaven sin cuidado.
—¡Buenos días, cielito! —exclamó Marietta corriendo las cortinas del dormitorio, dejando entrar los rayos del sol.
Heaven soltó un gruñido—. Son las siete de la mañana y ya vienen a molestarme —se quejó observando el reloj en su mesita de noche.
Harry ahogó una carcajada—. ¿Por qué siempre despiertas de malas?
—No me quiero imaginar lo que sufrirá su futuro esposo cuando tenga que despertar todos los días —se burló Marietta.
—¿Qué tal dormiste? —le preguntó Harry—. ¿Lista para las clases?
Heaven rodó los ojos, el último trimestre estaba acabando con su paciencia.
Deseó con todas sus fuerzas regresar el tiempo a las vacaciones de pascua, donde disfrutó al máximo unos cuantos días libres con su familia. Pero no habían sido suficientes.
—Mal, y deberías saber que no quiero ni salir de mi dormitorio —se cruzó de brazos.
—Vamos, Heaven, sólo quedan menos de tres meses y por fin tendremos un justo descanso —animó Marietta sentándose sobre la cama junto a su novio, quien tomó sus manos y comenzó a dejarle pequeños besos en estas.
La rubia simplemente rodó los ojos con fastidio y acomodó el collar en una almohada.
—¿Podrían largarse de mi cuarto para que pueda alistarme para ir a desayunar?
Tanto Harry como Marietta rieron mientras se reincorporaban para salir del dormitorio.
Heaven suspiró y se talló el rostro con frustración. Tal vez una buena ración de panqueques con mermelada de zarzamora le mejorarían el ánimo.
Heaven salió furiosa del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la cual era impartida por su profesor menos favorito: Severus Snape.
Durante la aburrida y larga clase, el profesor les había bajado al menos diez puntos a cada hermano Potter de manera injustificada, aparte que les prohibió seguir sentándose juntos en su asignatura.
La rubia entendía el porque tanto su padre como Sirius lo detestaban demasiado. Su comportamiento con ella y sus hermanos alcanzaba un nivel de inmadurez extremo.
Mientras caminaba con prisa por el pasillo chocó inevitablemente con alguien que parecía ir con aún más prisa que ella.
—¡Lo siento! —exclamó una voz femenina que Heaven reconoció en un instante.
—No pasa nada, Olivia —le respondió encogiéndose de hombros—. Oye...
—No puedo hablar en estos instantes... luego te veo —habló la morena rápidamente, regalándole a Heaven una incómoda sonrisa mientras comenzaba a caminar con más velocidad.
Heaven frunció el ceño y escuchó unas pequeñas risas a sus espaldas. Se giró para encontrarse con Anthony Goldstein recargado contra la pared, y se acercó sin pensarlo dos veces.
—Por tu culpa, Olivia ya no me habla —se quejó la rubia mirándolo con una ceja alzada.
—¿Mi culpa? —preguntó sonando casi indignado, y también algo sorprendido de que Heaven le dirigiera la palabra.
—Sí —respondió Heaven—. Desde que sale contigo, me evita.
—Oh, es que cree que la odias —respondió encogiéndose de hombros.
—Yo no odio a nadie —respondió la rubia—. Bueno, tal vez, a ti sí.
Anthony cerró los ojos.—Tienes tus razones, yo también me odiaría.
—Me alegra que lo sepas —le dijo Heaven—. Pero en verdad, extraño hablar con ella. Deberías decirle que no la odio. ¿Por qué cree que la odiaría?
—Yo le diré, no te preocupes, Vee —afirmó Anthony mientras asentía con una pequeña sonrisa.
Heaven se dio la vuelta para seguir su camino pero Anthony la tomó de la muñeca.
—¡Espera! ¿Tienes algo que hacer?
Heaven se soltó con brusquedad—. ¿Qué quieres?
Anthony metió sus manos dentro de sus bolsillo—. Hablar contigo, o mejor dicho, que me escuches.
Heaven hizo una mueca pero no se negó, así que los dos comenzaron a transitar por el pasillo.
—¿Qué sucede?
Anthony abrió la boca pero no salió ninguna palabra de ella, volvió a tomar a Heaven de la muñeca y la condujo a un pasillo menos concurrido.
—¿Por qué todos siempre hacen eso? —se quejó Heaven soltándose por segunda ocasión.
—Lo lamento —dijo el pelinegro—. Por todo realmente. Sé que desde hace unos meses te debo una gran disculpa, y te lo prometo que estoy siendo completamente sincero.
Heaven lo miró con los ojos entrecerrados, y asintió—. Te escucho.
—Perdóname por haber sido un idiota contigo. No lo merecías, y de verdad estoy muy arrepentido porque... —hizo una pausa—, ¿te extraño? Heaven, fuiste mi primera amiga aquí en Hogwarts, con la primera persona con la que hablé aquella noche después de la selección. Y odio que por mi culpa nos hayamos alejado. No es urgente que me disculpes en este mismo momento pero solo necesitaba que me escucharas.
Heaven lo escuchó con atención y se quedó en silencio por unos segundos.
—Tú también fuiste mi primer amigo, y con la primera persona con la que hablé después de haber sido seleccionada en Ravenclaw —esbozó una sonrisa nostálgica, que desapareció al recordar los malos ratos que Anthony la había hecho pasar—. Pero eso no quita que si fuiste un verdadero idiota, y sobrepasaste muchas líneas —resopló y luego de un pequeño silencio continuó hablando—. Pero últimamente mi vida es un caos y lo que menos quiero es cargar con resentimiento, así que te perdono, Anthony, con toda sinceridad. Sin embargo, tampoco esperes que volvamos a ser amigos como antes, porque de verdad heriste mis sentimientos con todo lo que dijiste e hiciste.
—Yo lo entiendo —admitió Anthony encogiéndose de hombros—. Pero me alegra por fin haberte podido decir todo eso, siempre que lo intentaba, tu novio Malfoy se entrometía —rodó los ojos.
—Draco no es mi novio —rechistó Heaven cruzándose de brazos.
Pero el pelinegro rió—. No te preocupes, tu secreto está a salvo.
—No sé de que hablas —replicó rodando lo ojos.
Anthony desvió la mirada hacia atrás de Heaven y una sonrisa burlona se plantó en su rostro—. Parece que lo invoqué.
Heaven frunció el ceño, y se giró sobre su hombro, encontrándose con la silueta de Draco al otro lado del corredor.
—Nos vemos luego, Vee —fue lo último que dijo Anthony antes de comenzar a caminar en dirección contraria, alejándose de aquel pasillo.
La rubia no sabía muy bien quién hacer. Una parte de ella quería acercarse a Draco, arrojarse a sus brazos, contarle sobre su extraño sueño, y tal vez, besarlo.
Pero la otra parte seguía sintiéndose traicionada y furiosa con él, queriendo seguir los pasos de Anthony y salir de allí en cuanto antes.
Sin embargo, antes de que pudiera escoger alguna opción, Draco se había acercado a ella.
—¿Ya son amigos otra vez? —alzó una ceja, acercándose aun más a la joven.
Heaven se quedó en silencio, y evitaba sostenerle la mirada. Sabía que si sus ojos se encontraban, caería rendida ante él.
Los ojos grises de Draco eran su mayor debilidad.
Draco suspiró, y dio un paso hacia ella, quedando a sólo centímetros de distancia. Su mirada se enfocó en la corbata de Heaven, comenzando a negar con la cabeza.
—¿Por qué siempre traes la corbata hecha un desastre? —comenzó a desajustarla para atársela de nuevo—. ¿Se te hizo tarde?
Heaven seguía sin responderle, y sin sostenerle la mirada. Realmente lo intentaba. Y aunque pudo alejarse, dejó que Draco atara su corbata.
Una vez que terminó, le acomodó también el cuello de la blusa del uniforme y la túnica.
Draco suspiró al no recibir ni una respuesta, e intentó acariciarle la mejilla a Heaven pero esta vez, la rubia dio un paso hacia atrás.
—¿Por qué no me hablas? Eso me preocupa más. Preferiría que me gritaras cuánto me odias y que no quieres verme nunca más. Pero tu silencio me está matando, Heaven.
Y en un pequeña distracción, sus ojos se encontraron.
—No te odio —murmuró Heaven.
Draco esbozó una sonrisa, y volvió a acercarse a ella.
—Sé que sigues enojada conmigo, y lo entiendo. Lamento mucho todo. Espero que pronto quieras escuchar todo lo que tengo que decirte y explicarte. Te quiero —le besó la frente con cariño.
Aquello fue lo último que Draco le dijo antes de seguir su camino fuera de aquel corredor, dejando a Heaven aún más abrumada y sin tener idea de que hacer.
***
nota de la autora:
capítulo corto para alivianar el alma <3
¿qué opinan de todo?
gracias por todo<3
nos leemos más al rato, cuando suba el otro capítulo! :p (ya me falta nada para terminarlo)
all the love
francia💞
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