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【 053 】

liii. pity party

La verdad me costó mucho escribir este capítulo así que valórenlo y voten y comenten mucho 😽😽😽

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Disfruten su lectura <3

omnisciente

Desde que comenzó el mes de abril, Heaven no había podido dormir de manera correcta. Se la pasaba de mal humor e incluso un poco triste.

Y por esa justa razón la primera semana del cuarto mes del año, se había mantenido exageradamente ocupada.

Había realizado demasiadas cosas en tan pocos días. Entre ellas, se reconcilió con su amiga Marietta, luego de una gran charla. Aunque si era honesta, aún había cierta tensión de parte de Heaven hacia la morena.

No era un secreto que seguía dolida por sus palabras, y no esperaba que el sentimiento se fuera pronto.

Aquel martes por la noche, Heaven no podía conciliar el sueño de ninguna manera, así que decidió levantarse, abrigarse e ir a dar un paseo por los oscuros pasillos del colegio.

Decidió emprender su camino hacia la Torre de Astronomía, pero recordó que Draco le había dicho aquella mañana que estaría hasta tarde en la Sala de Menesteres y la idea de darle una pequeña visita apareció por su mente.

Heaven escuchó pasos relativamente cerca de ella y un par de maullidos. Era claro que se trataba de Filch y su gata.

Aceleró sus pasos por todo el séptimo piso, hasta que por alivio se encontró con el tapiz que indicada sutilmente la entrada a la sala.

Cuando se cerró la puerta tras ella, notó como Draco la miraba con cierta burla y preocupación a la vez.

—¿Que te pasó? —le preguntó Draco desde la alfombra, donde estaba sentando mientras cerraba los libros a su alrededor.

—Filch andaba cerca —respondió Heaven acercándose y mirando a su alrededor, con la curiosidad creciendo dentro de ella.

Después de su cita con Draco en el campo de Quidditch, ambos rubios se habían vuelto aún más inseparables.

Durante las últimas semanas, Heaven y él se veían casi a diario, pasaron el rato juntos charlando sobre sus vidas.

Pero Heaven no podía evitar preguntarse porque el rubio jamás hablaba sobre lo que hacía dentro de la Sala de Menesteres y ella aún no está segura si quería preguntarle al respecto.

—Tus pantuflas son adorables —recalcó Draco con una sonrisa burlona.

Heaven miró hacia sus pies, haciendo una mueca, arrepintiéndose de haberse puesto las pantuflas más ridículas que tenía. Eran esponjosas y de ellas sobresalían unas orejas de conejo.

—No te rías —refunfuñó Heaven sentándose cerca de él.

Draco esbozó una sonrisa, y se inclinó para besarle la mejilla, acercándose más a ella.

—¿Que te trae por aquí tan tarde? —preguntó Draco—. Es casi medianoche.

—¿Qué haces tú aquí tan tarde? —replicó Heaven mirándolo.

—Tarea —se excusó Draco, y en parte, no era mentira. Seguía con bastantes pendientes encima.

Heaven colocó su mano sobre la mejilla del rubio, dejándole suaves caricias.

—Ya te dije que puedo ayudarte —murmuró Heaven.

—Y lo aprecio mucho —respondió Draco—. Pero no es necesario.

—Claro que lo es, prometo venir a ayudarte mañana por la tarde —la rubia le dijo antes de inclinarse para besarle fugazmente los labios.

—Mhm, me gusta que vengas a visitarme y a hacerme compañía —le confesó antes de unir sus labios por segunda vez, con un beso un poco más duradero.

—No podía dormir —le dijo Heaven mientras se acercaba más a él para poder recargar su cabeza en el hombro de Draco.

—¿Por qué? —preguntó el rubio suavemente.

—¿Qué hora es? —murmuró Heaven.

Draco se removió cuidadosamente, buscando entre sus cosas el reloj de bolsillo que ocupaba para no perderse de tanto dentro de la sala.

—Faltan diez minutos para la medianoche —le respondió regresando a su posición anterior, no sin antes haber tomado uno de sus libros.

Heaven cerró los ojos, suspirando.

—No quiero que sea mañana —dijo en voz baja.

—Lo sé —le dijo Draco entendiendo el porqué lo decía.

Heaven se reincorporó, ahora acomodándose frente a él, recostándose sobre la alfombra boca  abajo, leyendo sin intención los títulos de alguno de los libros.

Draco pudo notarlo y con disimulo los empujó fuera de la vista de Heaven.

—¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó Heaven, bostezando.

—Deberías ir a dormir —sugirió Draco inclinándose para besarle la frente.

—No quiero —respondió Heaven—. Quiero estar aquí contigo.

—A mi me gusta que estes aquí conmigo pero se que estás cansada.

Heaven se talló los ojos con el dorso de una de sus mano, ignorando las palabras de Draco, tomó uno de los pergaminos que estaban también sobre la alfombra.

—Vine porque quería distraerme, estoy algo harta de sentirme mal, y bueno, contigo cerca me siento un poco mejor —murmuró con timidez mirándolo a los ojos.

Draco se arrastró por la alfombra, acercándose a ella.

—¿Quieres hablar sobre ello? —le preguntó.

Heaven volvió a reincorporarse, quedando sentada frente a él una vez más.

—Es sobre lo mismo de siempre, y ya me harté de no sentirme bien. Siento que eres la única persona a la que le puedo hablar sobre esto porque... —hizo una pausa—. Hazel y Harry me aturden con sus palabras de aliento, es decir, lo aprecio pero, yo solo quiero que me entiendan.

—Heaven, se que suena tonto pero no deberías sentirte mal porque no te sientes bien, es decir, es algo normal debido a la situación por la que pasaste, la cual no fue nada fácil. Te esfuerzas mucho en estar bien, en ser fuerte y actuar como si lo que sucedió no hubiera tenido un gran impacto en ti pero sabes que no es así, cariño. Sé muy bien que recién nos estamos conociendo, y que me tocó ver muy poco sobre tu yo de antes pero es claro que no la estás pasando nada bien y si te soy honesto, me molesta un poco que tu familia no lo comprenda ni un poco. No mereces nada de lo que sucede y me duele mucho que estes pasando por una situación difícil porque te quiero mucho, y bueno, quiero recordarte que no estás sola. Me tienes a mi, a Theodore, a Travers, y a tu familia, aunque creo que de verdad deberías hablar con todos ellos, para que puedan entenderte un poco más.

Heaven suspiró, sintiendo cálidas lágrimas deslizarse por sus mejillas, se acercó a Draco para rodearlo con sus brazos, recostándose en su hombro.

—Gracias, Draco, de verdad. Tú también me tienes a mi, ¿si?

—Lo sé —respondió Draco esbozando una pequeña sonrisa.

Mientras le dejaba suaves caricias en el cabello a Heaven, con sutileza, verificó la hora, y oficialmente, era el cumpleaños número diecisiete de la rubia que se encontraba abrazándolo con un gran cariño.

—¿Heaven?

La joven rompió el abrazo y lo miró.

—Sé que no quieres celebrar tu cumpleaños de ninguna manera pero, bueno, sigue siendo el día en que naciste y agradezco infinitamente tu presencia en mi vida. No tienes ni idea de lo mucho que significas para mi ahora... —hizo una pausa mientras sacaba una pequeña caja debajo del sofá, adornada con un listón blanco—. Es para ti —le dijo expectante ante la reacción de Heaven.

—No puedo enojarme contigo aunque quisiera —se quejó Heaven mientras tomaba su regalo con delicadeza—. No debiste tomarte la molestia, Draco.

El rubio le sonrió.—Ábrelo, quiero creer que te va a gustar.

Heaven retiró el listón con cuidado, y abrió la caja, llevándose la sorpresa de encontrarse con un collar con un dije en forma de sol donde el centro de este era reemplazado por un cristal que emitía un cautivador brillo.

—Es hermoso —murmuró la rubia aún observando el fino collar en su mano.

—¿Puedo? —le preguntó Draco tomando el collar con sus manos.

Heaven se acercó, dándole la espalda y permitiéndole a Draco colocarle el collar.

—¿Te gustó? —preguntó Draco en búsqueda de aprobación.

Heaven se acomodó nuevamente para estar frente a él.

—Me encantó —confesó la joven tomando el dije entre sus manos.

—Es una de las reliquias que le pertenecen a los Black, pero ahora es todo tuyo —dijo Draco con tranquilidad.

—¿Y eso está bien? —preguntó Heaven con inseguridad—. No quiero que el espíritu de la madre de mi tío Sirius me atormente.

Draco soltó unas risas.

—No deberías preocuparte, mi madre sabe que lo tengo y que te lo iba a regalar —murmuró el rubio.

—¿Le hablas a tu madre sobre mi? —se burló Heaven alzando una ceja.

Draco sintió arder sus orejas, dejándolo en completa evidencia.—¿Podrías dejarme hablar sobre el collar?

Heaven rió, y se inclinó para dejarle un beso en los labios, el cuál Draco recibió con gusto.

—Cuéntame todo sobre el collar —le pidió Heaven, una vez que se separaron.

—Ha estado en la familia durante generaciones, le perteneció a mi abuela, a mi madre y ahora a ti. Y contestando a tu pregunta, sí, le he hablado a mi madre sobre ti. Ella me entregó el collar cuando le hable sobre ti por primera vez en Navidad —rodó los ojos ante al recuerdo—. Le dije que había una chica que no podía salir de mi mente, así que me dio el collar en caso de que quisiera dártelo cuando fuera el momento indicado.

—¿Cómo sabes que ahora es el momento indicado? —le preguntó Heaven con curiosidad, atenta a las palabras del joven.

—Porque justo ahora, sé que me estoy enamorando de ti —respondió Draco con una pequeña sonrisa.

Heaven apartó la mirada, riendo nerviosamente, sintiendo sus mejillas sonrojarte. Y aunque no tuvo la oportunidad de responderle, ella también se estaba enamorando de él.

—Pero eso no es todo —siguió relatando Draco—. No es cualquier collar.

—¿No? —Heaven alzó una ceja.

—Está hechizado —dijo Draco—. El collar es tan mágico como nosotros, Heaven. El centro del dije es de un cristal que solo se consigue en algunas cuevas de Polonia. ¿Notas el pequeño destello que desprende?

La rubia asintió, aquel persistente brillo era lo que más le había gustado del collar.

—El collar está hechizado para que el cristal perciba el afecto en el ambiente en donde se encuentra su portadora. Y si alguien que te aprecia lo toca —se inclinó para tomar el dije entre sus manos, lo que ocasionó que el brillo aumentara—. brilla mucho más de lo normal, porque está en contacto directo con el cariño que logra percibir.

Heaven quedó anonadada ante la información que recién recibía. El collar le había fascinado, y de aquello no había ninguna sola duda.

Y también se emocionó porque el cariño que Draco le tenia era sincero, y aunque no necesitaba un collar para confirmarlo, le pareció algo extremadamente dulce de parte de Draco.

Lo único que se le ocurrió fue abalanzarse sobre los brazos de Draco sin previo aviso.

—Es el regalo más bonito que me han dado en toda mi vida, Draco —admitió Heaven—. De verdad, me encanta. Gracias, gracias, gracias.

Draco sonrió mientras le acomodaba un mechón de su rubia cabellera.—No tienes que agradecerme. Me alegra mucho que te haya gustado.

Heaven le devolvió la sonrisa con entusiasmo para luego unir sus labios en un cariñoso y largo beso.

Heaven se había quedado casi toda la noche en la Sala de Menesteres junto a Draco. Charlando hasta que ambos se quedaron profundamente dormidos.

Hasta que en algún momento durante la madrugada, cuando parecía estar por amanecer, Heaven se despertó, con la idea de dormir el resto de la mañana de manera propia en su dormitorio.

Draco pensó lo mismo, así que ambos salieron de la Sala de Menesteres, dirigiéndose a sus respectivas salas comunes y dormitorios.

Heaven intentó ser lo más discreta posible, rogando no encontrarse a nadie durante el trayecto.

Mientras atravesaba el último pasillo para dirigirse hacía su dormitorio, se sobresaltó cuando escuchó una puerta abrirse.

Se llevó la sorpresa de encontrarse con Harry saliendo del dormitorio de Marietta.

—¡Me asustaste! —exclamó Heaven mirándolo mal.

Harry abrió la boca, y volvió a cerrarla un par de veces. Apenado de que Heaven lo hubiera atrapado infraganti, pues se suponía que la pareja estaba peleada desde hacía unas semanas atrás.

—Marietta y yo ya estamos bien —balbuceó el chico mientras se pasaba una mano por su despeinado y oscuro cabello.

—Puedo darme cuenta —se burló Heaven acercándose más—. ¿Por qué no esperaste a que fuera de mañana para irte?

—La costumbre —respondió Harry encogiéndose de hombros—. ¿Y tú qué haces despierta? —frunció el ceño—. ¿De dónde vienes?

Heaven parpadeó durante unos cortos segundos, intentando formular una buena excusa.

—Me quedé dormida por accidente en la biblioteca de la sala común —dijo rápidamente—. Ya sabes, la qué es exclusiva para nosotros.

Harry parecía no haberle creído pero lo pasó por alto.—¿Cómo estás? —le preguntó abruptamente pero con sinceridad.

—¿Por qué no estaría bien? —preguntó Heaven intentando evadir el tema.

—Por eso te pregunto —dijo Harry—. Has estado un poco desaparecida. Se que estos días han sido difíciles para ti, y también se que hoy lo será aún más pero sabes que aquí estoy para ti.

Heaven sintió sus ojos cristalizarse pero intentó no dejar salir las lágrimas, pensando en que ya había llorado lo suficiente los últimos días.

—Gracias —respondió Heaven con una sonrisa que parecía una pequeña mueca.

—¿Tan siquiera puedo abrazarte?

Heaven asintió sin rechistar, y se sintió ligeramente en paz cuando Harry la rodeó cariñosamente con sus brazos.

—Feliz cumpleaños, Heaven. Aún no puedo creer que de verdad eres mi hermana mayor.

La rubia rió ligeramente durante el abrazo.

—Bueno, ahora si me disculpas, quiero descansar un poco más antes de tener que enfrentarme al día de hoy —anunció Heaven una vez que se separaron.

—¡Espera! Necesito de tu ayuda hoy por la tarde, después del almuerzo —hizo una pausa—. Tengo una gran aventura para nosotros dos —Harry alzó las cejas—. ¿Qué dices?

—¿Por qué no le dices a Hazel que te acompañe? No creo tener los ánimos.

—Porque tú eres mi hermana favorita —sonrió burlonamente el ojiverde.

—Sólo cuando te conviene —resopló Heaven.

—¡Por favor! —suplicó Harry.

—Está bien —resopló la rubia.

—Te veo más tarde, frente a la fuente del vestíbulo  —dijo el chico—. Te quiero, Vee.

—Yo a veces también te quiero —respondió Heaven para luego abrir y adentrarse a su habitación, esperando poder descansar un par de horas más.

Heaven durmió mucho más de lo que anticipó, perdiéndose de casi todas las clases del día. Y bueno, no se arrepentía, pues si era honesta, no quería moverse de su cómoda cama.

Cuando se despertó, aún recostada, comenzó a pensar sobre lo irreal que parecía que aquel día fuera su cumpleaños número diecisiete.

Llegar a los diecisiete años de edad era algo emocionante para los jóvenes magos, pues muchas restricciones desaparecían al cumplir aquella edad.

Recordó como su hermana Hazel podía hablar por horas sobre cómo festejarían ese día tan especial, los tres juntos.

Pero ahora que se sabía que en realidad no compartían cumpleaños, y que habían crecido con esa gran mentira, la idea de aquella celebración ya no se veía como algo que en verdad fuera a suceder.

Heaven no notó el momento en el que comenzó a llorar, sintiéndose bastante mal sobre toda la situación.

Pensó sobre cómo Draco había tenido razón, ella de verdad intentaba actuar como todo estuviera bien y como si no se sintiera traicionada por su familia, pero no era así.

Heaven estaba destrozada desde aquel frío día de diciembre y cada vez perdía la esperanza de sentirse bien. No podía aceptar la idea de que algún día tendría que aceptar lo sucedido. Y que con el paso del tiempo, aprendería a vivir con ello.

Pero le parecía una tarea imposible.

Se limpió las lágrimas con el dorso de su mano, y se giró para ver la hora en el reloj que tenía en su escritorio. Faltaba poco para la hora del almuerzo, así que con las pocas ganas que recolectó dentro de su cuerpo, se levantó y tomó una ducha.

Se preparó para encontrarse con su hermano en el lugar donde habían quedado. No estaba segura de lo que tramaba Harry, y esperaba que no fuera lo que se atravesaba por su mente.

Pero su familia no sería capaz, ¿o si?

Harry estaba sentando en la superficie de la fuente mientras veía sus manos con concentración, tardó unos segundos en notar la presencia de su hermana y cuando finalmente lo hizo, le dedicó una pequeña sonrisa.

—¿Vamos a salir del castillo? —preguntó Heaven con curiosidad.

—Algo así —respondió Harry encogiéndose de hombros.

—Harry...

—Solo acompáñame, ¿si? —suspiró el azabache.

Heaven lo dudó pero asintió, y ambos comenzaron a caminar.

—¿Cómo ha estado tu día? —le preguntó Harry

—Me la he pasado durmiendo, no se siente como si fuera mi cumpleaños —respondió Heaven en voz baja.

—Debe ser bastante para ti —murmuró el azabache—. Lamento tanto que todo esto te esté sucediendo.

—No es tu culpa —dijo Heaven arrugando la nariz—. En realidad, no es culpa de nadie.

—Tampoco tuya —aclaró Harry—. Sé muy bien que a veces tiendes a culparte de situaciones que están fuera de tu control. No debería de ser así.

Heaven hizo una mueca.—No quiero seguir hablando del tema —suspiró—. ¿A dónde se supone que vamos?

Harry frunció los labios.—Es una sorpresa.

—Harry, juro por Merlín que si es lo que estoy pensando que es, te arrojaré desde la Torre de Astronomía —dijo Heaven, sin embargo, su hermano no dijo alguna sola palabra durante el resto del trayecto.

El par de hermanos llegaron hasta la entrada del pueblo cerca del colegio, Hogsmeade, y pararon cerca de lo que parecía una pequeña casa que aparentaba ser bastante normal.

Heaven quién durante los últimos minutos se la pasó gritándole a Harry preguntándole sobre de que se trataba la sorpresa, lo miró con cara de pocos amigos.

Antes de abrir la puerta, el azabache se giró hacia ella, parpadeando.

—No te enojes conmigo, realmente intenté que no lo hicieran —se justificó antes de abrir la puerta, empujando a Heaven dentro de la casa.

Y justo lo que menos Heaven quería aquel día, sucedió.

La casa se sentía más amplia de lo que se veía por fuera, y la oscuridad solo duró un par de segundos, pues abruptamente las luces se encendieron, acompañado de una exclamación:

—¡Sorpresa!

Heaven miró a su alrededor, sin tener la mínima idea de cómo reaccionar.

El lugar estaba decorado temático a una fiesta de cumpleaños, la luz era cálida y se escuchaba una suave melodía de fondo.

No estaba sorprendida en lo absoluto, pero sabía que estaba bastante decepcionada y demasiado enojada.

Ella había sido clara sobre que no quería festejar su cumpleaños de ninguna manera. Y nadie de su familia y amigos había respetado su decisión.

Pudo identificar la presencia de la mayoría de los Weasley, su pequeño grupo de amigos, sus tíos y sus padres.

—¿No te sorprendimos? —preguntó Sirius al notar que Heaven no daba ninguna señal de reaccionar.

—Algo así —dijo, con la voz quebrada, no por las ganas de llorar sino, porque sentía una gran ira que sabía que si comenzaba a responder, no podrían pararla.

—¡Feliz cumpleaños, Vee! —exclamó Hazel corriendo a abrazarla—. Por favor, no te enojes. Queríamos celebrarte y subirte un poco el ánimo.

Heaven asintió, sin decir mucho, y por los siguientes minutos se la pasó recibiendo cortos abrazos y felicitaciones de parte de los presentes.

—Feliz cumpleaños, cariño —le dijo Lily para luego dejarle un cariñoso beso en la frente—. Aunque estes cumpliendo diecisiete, siempre serás mi pequeña —murmuró con una gran sonrisa—. Estoy tan orgullosa de la hermosa joven en la que te has convertido. Te amo, Heaven, por favor, nunca lo dudes.

Heaven parpadeó un par de veces, y luego se aferró a Lily, comenzando a llorar sobre su hombro.

Lily sintió su corazón romperse, no le gustaba ver a ninguno de sus hijos llorar. Le dejaba pequeñas caricias en la melena rubia de su hija, dejándola desahogarse.

Cuando se separaron, Heaven se limpió los rastros de sus lágrimas con disimulo, pues si bien, no quería estar allí, no quería ser grosera con sus seres queridos.

James se acercó, con la emoción de abrazar a su hija pero Heaven dio un paso hacía atrás cuando lo vio venir sobre ella.

—Heaven... —comenzó a decir.

La rubia negó repetidas veces con la cabeza.

—¿Fue tu idea? ¿No? —le preguntó cruzándose de brazos.

James la miró por unos segundos, y de ahí se fijó en su otra hija, Hazel, quién en realidad había sido la responsable organizar la fiesta sorpresa.

—Sí —mintió para no ocasionar una disputa entre sus ellas, pues era lo que menos deseaba—. Pero escúchame...

—Yo les dije que no quería festejar de ninguna manera. ¿Por qué no pueden respetar no decisiones? ¿De verdad crees que deseo estar aquí?

—Heaven, creímos que...

Pero la rubia no lo dejó seguir hablando, pues se retiró antes de seguirlo escuchando.

Heaven caminaba hacía Theodore y Marietta que también se encontraban allí, sin embargo, sintió como tiraron de su brazo.

Cuando se giró, se encontró con sus hermanos junto a Sirius y hombre al lado de él.

—¿Está feliz nuestra cumpleañera? —preguntó el animago mientras le colocaba una tiara de plástico en la cabeza a la rubia.

—No —respondió Heaven de manera honesta.

El hombre junto a Sirius rió, y Heaven supuso que creyó que estaba siendo chistosa al respecto.

—Bueno, mis niños, les quería presentar a Nolan —señaló al castaño junto a él—. Es mi pareja, y bueno, como son mis ahijados quería que lo conocieran.

—Mucho gusto —dijo Nolan—. Sirius habla mucho sobre ustedes, por si tenían la duda, de verdad los adora.

—Yo soy Hazel —dijo la pelirroja sorprendiendo a Nolan con un corto abrazo.

—Yo Harry —dijo el azabache tendiéndole la mano y regalándole una incómoda sonrisa, pues no sabía exactamente qué hacer.

—Heaven —dijo la rubia también tendiéndole la mano, y sus ánimos no eran lo suficientemente buenos como para sonreírle.

—Entonces Nolan era a quién no le quisiste presentar a Remus —acusó Hazel alzando las cejas con diversión.

—Así es —respondió el recién mencionado apareciendo por detrás—. Apenas nos lo presentó hace unos días —refunfuñó Remus logrando sacarles unas risas a los adolescentes.

—Ese día prácticamente me corrió de su casa, estaba muy confundido —dijo Nolan riendo.

Sirius rodó los ojos con diversión.—Aún no estaba preparado para presentarlo...—sus ojos grises se posaron en el collar que Heaven traía puesto y se acercó—. Que bonito collar, rubia —mencionó, tomando el dije entre sus dedos, mirándolo con curiosidad—. ¿De dónde lo sacaste? ¿Te lo regalaron?

Heaven se removió incómoda, pues todos los de allí se habían girado a mirarla a ella y a su collar que ante el contacto con las yemas de Sirius, había comenzado a brillar con un poco más de intensidad.

—Siempre lo he tenido —intentó sonar convincente—. ¿Por qué?

—Narcissa solía tener uno exactamente igual. O bueno, era bastante parecido —dijo Sirius soltando el dije—. La verdad, es que no lo recuerdo, tengo a los demás Black bloqueados de mi mente. Menos a Andy, ella es diferente.

Heaven le dedicó una semi sonrisa, bastante nerviosa por lo que acaba de acontecer. Aún no sabía cómo le diría a su familia que salía con Draco Malfoy.

La rubia huyó de aquella conversación, para luego ser integrada con los Weasley, con quienes intentó conversar por varios minutos seguidos.

Después de huir de aquella familia, se acercó a su par de amigos.

—Quiero irme de aquí —confesó Heaven quitándose la tiara que Sirius le había puesto—. ¿Por qué no me dijeron?

—Era sorpresa —se burló Theodore—. Realmente, me enteré hace un par de horas. A la rojita —señaló a Hazel—, se le había olvidado invitarme. ¿Puedes creerlo? Pero bueno, supe que lo odiarías.

—Yo me enteré anoche —dijo Marietta—. Ya estoy bien con Harry, por cierto.

—Me di cuenta —dijo Heaven—. Lo vi salir de tu dormitorio esta mañana.

—Uy, le dirá a tu abuela que te andas portando mal, Selene —murmuró Theodore pellizcando la nariz de la morena.

Marietta sintió su cara arder ligeramente.—Los odio —refunfuñó, golpeando la mano del castaño—. ¿Y tú qué hacías despierta tan temprano?

Heaven desvió la mirada.—Nada —murmuró tomando uno de los bocadillos que se encontraban en la mesa justo detrás de ellos.

Marietta resopló y miró al otro lado del lugar.—George no me ha querido ni mirar —dijo en voz baja.

Theodore rió.—¿Se acuerdan cuando a las dos les gustaba George?

Ambas chicas lo miraron mal.

—Y Heaven se besó con él, sin decirme —acompañó Marietta alzando las cejas.

—Bueno, pero tú terminaste saliendo con él —dijo Heaven frunciendo el ceño.

—Porque tú así lo quisiste —se defendió Marietta.

—Marietta tiene razón, tú le dejaste el camino libre, es más, jugaste al cupido en esa relación —dijo Theodore.

—Estoy segura de que le sigues llamando la atención —dijo Marietta empujándola con diversión—. Bueno, aunque últimamente andas muy solicitada —alzó las cejas.

—¿De qué hablas? —preguntó Heaven con confusión.

Marietta miró a su par de amigos.—Llámenme loca o lo que sea, pero estoy un ochenta por ciento segura de que le gustas a Draco Malfoy.

Theodore ahogó una carcajada.

—¿Por qué lo dices? —Heaven la miró.

—Porque en clase de Pociones te observa como si fueras la única persona en el mundo —respondió Marietta.

—Oh —murmuró Heaven, intentando ocultar su sonrisa.

—¿Puedo decirle? —le preguntó Theodore a Heaven—. ¡Por favor! ¡Déjame decirle!

—¿Decirme qué? —preguntó Marietta.

Heaven miró a ambos y asintió, soltando un suspiro. Theodore sonrió con satisfacción y se inclinó sobre Marietta, murmurando sobre su oído.

Theodore regresó a su lugar anterior, con una gran sonrisa. En cambio, Marietta procesaba la información recién recibida, abrió la boca con sorpresa.

—No puedes decirle nada a nadie —murmuró Heaven—. Porque yo lo diré.

—¡Heaven! ¡Por Dios! Es que yo lo sospechaba pero jamás creí que...—se quedó en silencio y la miró mal—. ¿Por qué no me habías dicho?

—Se me había olvidado mencionártelo, aparte, siempre andamos peleadas —dijo la rubia cruzándose de brazos.

—Buen punto —dijo Marietta frunciendo la nariz—. Así que... ¿Malfoy? —alzó las cejas.

Heaven abrió los ojos con exageración.

—Tus gustos van mejorando, si me dejas ser honesta —mencionó la morena—. Bueno, eso es cuestionable, porque Draco es atractivo pero es medio tétrico, ¿no?

—Hablaremos de eso después —dijo Heaven.

—Draco es buena persona —lo defendió Theodore—. Solo que no suele demostrarlo seguido.

—No vamos a hablar de Draco —repitió Heaven.

—Tienes razón, lo dejaremos para otro día —suspiró Marietta—. ¿Estás enojada con ellos? —preguntó señalando al resto de la familia Potter

—Algo así —murmuró Heaven—. Yo no quería celebrar mi cumpleaños, y no les importó.

Theodore la abrazó con cariño, y Marietta se unió al abrazo segundos después.

—Lo sabemos, Vee.

En algún momento, Heaven se había apartado del resto, después de que Sirius pusiera Dancing Queen e hiciera que la rubia deseara desaparecer por unos minutos.

Se encontraba recargada contra la pared, sin muchos ánimos de convivir, y al parecer todos lo notaban. Se sobresaltó cuando sintió a alguien acomodarse junto a ella.

—¿Cómo la estás pasando, cielo? —reconoció la voz de su tío Remus Lupin.

—Mal —respondió con sinceridad—. La intención es linda pero no debieron hacerlo.

Remus hizo una mueca.—Les dije que sería una mala idea, y cuando por fin los estaba convenciendo, Sirius se unió a la planeación.

—Nadie toma en cuenta lo que pienso, todos quieren ayudarme a sentirme mejor, pero solo logran todo lo contrario.

—Lo lamento, Heaven —dijo Remus regalándole una pequeña sonrisa de forma paternal.

—También deberían dejar de decirme eso, me hace creer que sienten lástima por mi.

—Heaven, sabes que no es así...

—Sólo quiero que me dejen en paz —dijo para luego salir de allí, arrepintiéndose de haberle hablado de esa manera a la única persona que la mayoría de las veces podía llegar a comprenderla.

Afuera del lugar donde se estaba llevando su propia fiesta sorpresa, había una banca hecha con troncos de madera, y aunque no era muy cómoda, Heaven prefería estar allí que dentro del lugar, fingiendo una sonrisa, pretendiendo que no se estaba desmoronando por dentro.

Escuchó la puerta abrirse y suspiró.

—Ahora no, tío Remus...—se giró y se sintió aún más enojada al ver a su padre frente a ella.

—Heaven...

—Tampoco quiero hablar contigo —musitó cerrando los ojos.

James suspiró y se sentó junto a ella.

—¿Podemos hablar? —le preguntó con cautela.

Heaven se levantó de su asiento.—¿Por qué lo hiciste? ¡Les dije que no quería nada! ¿Tanto les cuesta respetar mis decisiones? Aparte, ¿crees que realmente tenía ganas de celebrar mi cumpleaños cuando tiene unos meses que descubrí que toda mi vida lo festejé en una fecha errónea?

—Tienes todo tu derecho de estar enojada, y lo entiendo pero créeme que...

—No, no lo entiendes —dijo Heaven comenzando a llorar—. Realmente nadie lo entiende. Tú no sabes lo que se siente, ni Lily, ni Hazel, ni Harry, ni Sirius y tampoco Remus. No saben lo mal que la he pasado, lo mucho que me ha afectado todo esto.

—Y todos queremos ayudarte, si tan solo me dejaras hablar.

Heaven comenzó a negar con la cabeza, sintiendo las cálidas lagrimas deslizarse por sus mejillas.—Ya has hecho suficiente. Solo logras que me sienta peor.

James frunció los labios, sintiéndose culpable. Observó a su hija con tristeza, pensando en lo mucho que había echado todo a perder. Odiaba verla mal, aún más sabiendo que era todo su culpa.

—Créeme cuando te digo que nos rompe el corazón verte así pero no sabes que hacer para hacerte sentir mejor si ni siquiera nos hablas, cielo. Y yo entiendo muy bien que estés enojada pero...

—¡No quiero su ayuda! —exclamó llena de ira—. ¡Sólo quiero que me dejen en paz! —sollozó—. Acabamos de reconciliarnos —murmuró limpiándose las lágrimas—. ¿Por qué tuviste que arruinarlo todo? ¿Por qué dejaste pasar tanto tiempo? Si me lo hubieras dicho directamente, todo sería diferente.

—Heaven, perdóname, no sabes lo mal que me siento. Nunca fue mi intención herirte —se levantó, acercándose a abrazarla pero Heaven volvió a rechazarlo—. Perdóname, no mereces nada de esto —suspiró.

—No sé si alguna vez pueda volver a confiar en ti plenamente —murmuró la rubia.

James sintió un nudo en la garganta, pero lo comprendió.

—Espero que si —murmuró el azabache, arrastrando sus palabras con culpa—. ¿Heaven? Tienes todo derecho a odiarme y gritarme, pero de verdad necesito que leas esto —le entregó un sobre—, es una carta que escribí cuando cumpliste un año.

Heaven lo miró, y tomó el sobre sin ganas.

—Tú no lo sabes —comenzó a hablar James luego de un par de segundos e silencio—. Cada año antes de las vacaciones de pascua, Lily y yo venimos a visitarlos, regularmente salíamos del castillo para almorzar algo aquí en Hogsmeade. O simplemente pasábamos el tiempo todos juntos.

Heaven no entendía porque se lo mencionaba, pero si lo recordaba. Nunca entendió el porqué lo hacían, pues casi siempre en pascua, los hermanos Potter partían a sus hogar en el Valle de Godric. Pero solía amar tanto convivir con su familia que jamás le prestó la suficiente atención.

—Ninguno de ustedes nunca se dio cuenta, pero siempre coincidían con este día. Cada nueve de abril. Lily y yo veníamos para celebrarte tu cumpleaños, incluso si no lo sabías —se acercó más a su hija, dejándole un beso en la frente—. Lo siento mucho, mereces muchísimo más de lo que pude darte, cielo. Espero algún día puedas perdonarme por completo, y podamos recuperar nuestra relación de padre e hija que solíamos mantener, pero sino, lo entiendo totalmente, pero jamás pienses que no te amo, porque si lo hago, y mucho —hizo una pausa—. Feliz cumpleaños, Heaven —le sonrió con cariño, y con sus dedos tomó el dije con delicadeza—. Es un lindo collar.

Heaven notó como el collar destelló muchísimo más que cuando Draco y Sirius lo tocaron, y las ganas de abrazar a su padre la invadieron, pero no la vencieron, pues se dio la media vuelta, con un nudo en la garganta y la carta de su padre en su mano, dirigiéndose de vuelta al castillo.

No quería seguir allí ni un segundo más, al final del día, era su cumpleaños, y podía hacer lo que ella deseara.

Y lo que más deseaba en esos momento era irse a su dormitorio, probablemente a seguir llorando.

***
Sin editar

nota de la autora;

Honestamente, iba a hacer este capítulo más caótico, desastroso y triste pero tuve compasión por Heaven JAJAKSKSA

No saben lo mucho que me costó escribir este capítulo, así que aprécienlo u.u

Nuevamente gracias por leer, votar, comentar y en general darme su apoyo. Últimamente varias de ustedes han hecho tiktoks sobre esta historia y no saben lo bonito que se siente 😭 les tqm <3 (btw, si alguna vez quieren hacerlos, háganlos con confianza y etiquétenme, no saben lo feliz q me hace, mi tiktok es tmb @franciaxmalfoy)

Aún no puedo creer que estamos a 5k leídas de llegar a las 200k! De vdd no puedo creerlo.

Y bueno, quería darle un par de avisos.

1.— La fanfic Heartsick (Que es sobre Isabella) está disponible en mi perfil y he estado actualizándola, para que vayan a darse una vuelta por ahí.

2.— recuerden q hay un grupo de WhatsApp en caso de que quieran unirse mandante mensaje por priv!

3.— igual, saben que mis dms en Instagram siempre estarán abiertos en caso de que quieran amigar conmigo (allá tmb me encuentran como franciaxmalfoy) <3

4.— Y ya que toque el tema de Instagram, por si no sabían, hay cuentas de rol sobre los personajes de esta historia, y hay varios personajes disponibles en casa de que quieran unirse!, si se animan, tmb háblenme por insta!

Y bueno, creo que eso sería todo por hoy, nos leemos pronto <3

All the love
Francia 💗

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