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mini maratón 2/2
l. discussions and the beginning of a new friendship

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Agradézcanme el mini maratón con comentarios o lloro x2 😔

También les pido amablemente que lean la nota al final pq necesito de su opinión para algo 😮‍💨

dedicado a mis hijas: sapita#1 sapita#2
omnisciente

Luego de una tediosa sesión de tutorías que Heaven le había impartido a Colin Creevey, un alumno de Gryffindor y un gran admirador de su hermano Harry. Por lo tanto, Heaven tuvo soportar sus repetitivas preguntas llenas de curiosidad sobre su complicada familia.

Y mientras caminaba por los pasillos del colegio, la joven rubia se debatió entre seguir su camino en dirección a su dormitorio o darle una pequeña visita a Draco en la sala de menesteres.

Y ahí fue cuando se dio cuenta de lo mucho que le gustaba pasar tiempo con él.

Heaven estaba bastante consciente de la atracción que sentía por él había crecido incontrolablemente desde que se besaron por primera vez, incluso si aquella noche simplemente le había correspondido el beso por impulso.

Pero ahora, por mucho que lo intentara, simplemente no podía mantenerse alejada. La necesidad de verlo y convivir con él crecía dentro de ella; y no estaba segura si aquello le agradaba del todo.

Sabía que el sentimiento que sentía por él era completamente nuevo y diferente a lo que alguna vez sintió en su vida, pues Anthony Goldstein todo había sucedido de una manera muy diferente; y jamás creyó que con Draco Malfoy podría llegar a sentirse así.

Al llegar a la sala de menesteres, entró con la misma familiaridad que había tomado al estar allí.

Y justo como lo pensó, allí estaba Draco.

Parado frente al armario con un libro en sus brazos, con su usual traje negro impecable.

Heaven sentía una increíble curiosidad sobre qué era lo que hacia allí, y porqué estaba tan al pendiente de aquel viejo armario. Sin embargo, nunca se había atrevido a preguntarle. Y dudaba mucho en hacerlo, pues tampoco estaba segura si quería saber la respuesta.

El rubio no se inmutó demasiado ante la llegada de Heaven, pues ya estaba acostumbrado a recibir su visita casi diaria, así que simplemente se dedicó a cerrar los libros que tenia a su alrededor, esperando que ella no le hiciera ninguna pregunta al respecto.

Draco se sorprendió bastante cuando sintió a Heaven abrazarlo desde atrás, acomodando su barbilla en su hombro, alzándose de puntillas para dejarle un pequeño beso en la mejilla de Draco.

—Hola —murmuró Heaven rodeando a Draco con sus brazos.

—Hola —saludó Draco de regreso, dándose la vuelta para mirar a Heaven—. A veces me sorprende lo afectiva que eres.

—Sólo quería abrazarte —la rubia se encogió de hombros—. Es tu culpa, no se que me estás haciendo que solo pienso en estar cerca de ti.

Draco rodó los ojos con diversión.—Yo vivo con ese mismo malestar desde noviembre del año pasado, así que aguántate.

—¿Te gusto desde noviembre? —preguntó Heaven con sorpresa.

—Tal vez desde hace un poco más o un poco menos, no lo recuerdo muy bien, pero gracias por notarlo —respondió Draco alzando las cejas y posando sus manos sobre la cintura de Heaven, acercándola más hacía él—. Si alguien me hubiera dicho que me ibas a gustar hace unos años, me hubiera reído durante horas, pero míranos ahora, siendo igual de patéticos.

—¿No puedes decir nada lindo sin ocupar algún insulto? —preguntó Heaven riendo, apoyando sus brazos en los hombros de Draco.

—A este punto, ya deberías estar acostumbrada —murmuró Draco inclinándose sobre ella—. Me gustas mucho, Heaven Potter.

Heaven sintió sus mejillas arder, y recostó su rostro en el cuello de Draco, ocultándose allí por unos segundos.

—Oh, cállate —murmuró Heaven riendo.

—Me gustas, me gustas, me gustas —repetía Draco con una sonrisa socarrona.

Heaven regresó a su postura anterior, aferrando sus brazos alrededor del cuello de Draco quién la miraba fijamente a los ojos.

—Tus ojos son muy bonitos —le dijo Heaven con una pequeña sonrisa.

Draco alzó las cejas.—Ya me lo habías dicho.

—Ya sé pero es que de verdad lo son, y te lo repetiré siempre que pueda.

—Bueno, y yo te repetiré que los tuyos también son muy bonitos... —le dijo Draco antes de inclinarse y besar sus labios con delicadeza.

Heaven sentía que se derretía cada vez que Draco la besaba, era inexplicable el sentimiento que ella sentía. Y aunque le preocupaba, prefería dejarse llevar por la sensación.

Si había algo, de lo poco que Heaven sabía sobre Draco, era que estaba consciente que el rubio no podía mantenerse quieto bajo ninguna situación. Siempre movía sus pies, o se pasaba las manos por el cabello innumerables veces.

Así que no le sorprendió en lo absoluto cuando comenzó a sentir como movía sus manos de manera delicada sobre su cintura por encima de la tela de su uniforme.

En cambio, Heaven enredaba sus dedos por la suave cabellera rubia platinada de Draco, proporcionándole algunas delicadas caricias.

Cuando se separaron, Draco aún con los ojos cerrados podía sentir los pequeños besos que Heaven le dejaba a lo largo de su mandíbula.

La rubia posó una de sus manos sobre la mejilla de Draco, dejándole unas cuantas caricias que él disfrutaba por completo.

—Acabas de mejorar mi día por completo —murmuró Draco mientras abría los ojos lentamente, con una pequeña sonrisa.

Heaven rió.—Y tú el mío, o algo así —suspiró—. La verdad es que estoy muy agotada —dijo mientras avanzaba hacía sofá que se encontraba repleto de libros.

Heaven comenzó a despejar el espacio, para poder sentarse y Draco le siguió los pasos unos segundos después.

—¿Por qué? —le preguntó Draco.

—Por muchas cosas —murmuró Heaven haciendo una larga pausa—. Pero principalmente porque McGonagall esta sobre mi todo el tiempo, le agradezco que me tenga esperanza pero no sé a lo que me quiero dedicar, todo sobre el futuro es demasiado cuestionable.

—¿No se supone que este año debías tener al menos la idea para poder seleccionar las clases que necesites...?

—¿Por qué crees que estoy en la mayoría? —alzó una ceja—. Aparte, ese día donde todos teníamos que hablar con nuestro respectivo jefe de casa, tampoco lo sabía así que como escuché a Hazel y Harry tan decididos por querer ser Aurores que dije que yo también, pero no es así. Es decir, es genial, pero no lo sé, no siento que sea lo mío.

Draco la comprendió a la perfección, el tampoco no tenía ni idea sobre a lo que se iba a dedicar en el futuro, pues así como Heaven había dicho, el futuro en sí, era algo bastante cuestionable e incierto de alguna manera.

—¿Y de verdad no tienes ni idea? O sea, porque yo tampoco, sin embargo, creo que trabajaría en algo relacionado a hacer pociones, de hecho, es mi materia favorita —dijo Draco encogiéndose de hombros.

Heaven lo miró con duda y luego asintió repetidas veces.

—Si tengo alguna idea pero... ni siquiera yo sé en qué consiste exactamente, o bueno, si lo sé pero no se si yo me dedicaría a ello

—¿Por qué no lo harías? —preguntó Draco frunciendo el ceño.

—Porque involucra artes oscuras —respondió Heaven.

Draco alzó una ceja.—¿Te interesan las artes oscuras?

Heaven frunció los labios y asintió.

—¿Alguna vez has escuchado sobre los sanadores oscuros? —le preguntó la rubia, y Draco negó—. Bueno, son como cualquier otro sanador, sin embargo, ellos se dedican a tratar a las personas de maldiciones muy dañinas, o eliminar por completo las secuelas y cicatrices de esas maldiciones, y suelen estar mas dispuestos a tratar a las personas que fueron víctimas de estas maldiciones que cualquier otro sanador. Hay muy pocos, y suelen ser extranjeros. Suena imposible pero es algo muy interesante.

—Jamás había escuchado sobre ello —dijo Draco.

—Creo que la magia oscura siempre me ha parecido interesante, sin embargo, no fue hasta el verano pasado que descubrí la existencia de los sanadores oscuros, fue cuando estuve en San Mungo luego del accidente en el Departamento de Misterios —explicó Heaven—. Estuvimos allí por varios días; ellos llevan túnicas negras con violeta, y jamás los había visto antes así que le pregunté a mi tío Remus que quienes eran y él me explicó.

—Heaven, realmente luces interesada al respecto. ¿Qué te lo impide? —le preguntó Draco con curiosidad.

—Primero debes ser un mago oscuro registrado en el Ministerio —dijo Heaven—. Y eso implicaría adentrarse en la magia oscura de lleno... y mi papá no deja ni que nos acerquemos a los libros de artes oscuras que tiene mi tío Sirius en su casa —rió suavemente—. ¿Sabes? A Harry también le interesan las artes oscuras pero jamás lo admitiría en voz alta.

—Me da un poco de risa que en tu familia, la magia oscura, es un tema ¿prohibido? y en la mía pues... desde pequeño crecí aprendiendo sobre ella pero de verdad desconocía sobre ese tipo de sanadores.

Heaven rió.—Bueno, pero creo que mi papá tiene una gran justificación al respecto, pues justo por las artes oscuras, mi familia ha sido aterrorizada por el mismo mago desde hace casi dos décadas.

—Pero no todos los magos oscuros son malos... en realidad, las artes oscuras simplemente es una rama más de la magia, y bueno, depende del mago que la practique.

—Intenta convencer a James Potter sobre eso —se burló Heaven recostándose sobre su brazo.

—No soy la persona ideal para hablar al respecto pero, si es algo que de verdad te interesa, se que tu familia te entenderá.

Heaven suspiró.—Supongo que sí, pero tampoco es como que me vaya a dedicar a eso, aún no sé que quiero.

—Es normal, tu familia ha pasado por tanto que me imagino que es tu última preocupación.

Heaven le sonrió y se inclinó para besarlo fugazmente.

—Heaven —murmuró Draco sobre sus labios—. Puedes contar siempre conmigo.

—Lo sé —suspiró—. ¿Sabes? También estoy bastante nerviosa porque mi cumpleaños se aproxima.

—¿Tu cumpleaños? —preguntó Draco, hasta que unos segundos después captó a lo que se refería—. Oh, ¿y cuándo es exactamente?

—El nueve de abril —murmuró Heaven, sintiendo sus ojos acumularse de lágrimas.

Draco pudo notarlo y se inclinó para limpiar unas lágrimas que se escaparon de los ojos de Heaven.

—Lo siento, es que el tema aún me abruma mucho —explicó la rubia—. Me hace sentir tan impotente.

—No pasa nada —murmuró Draco con la voz relajada.

—Aún me molesta que varías personas lo sabían y yo no —Heaven hizo una mueca—. Aún me duele mucho.

Draco no iba a mentir, las palabras de la joven lo hicieron sentir culpable. Se debatió por unos cortos segundos hasta que se decidió por tomar de la barbilla a Heaven, haciendo que la ojiverde lo observara directamente.

—Heaven, tengo que confesarte algo... y se que te enojarás pero, quiero que lo sepas. ¿De acuerdo?

—¿A qué te refieres? —cuestionó Heaven con confusión.

Draco se mordió su labio inferior con nerviosismo, tragó saliva y se decidió por hablar.

—Antes de entrar a este curso, Isabella Avery visitó a mi madre, y bueno, cenamos con ella...

—¿La conoces? —preguntó Heaven confundida.

—Es decir, solo la he visto una vez en persona, pero ese mismo día me dijo que eras su hija... —hizo una pausa para esperar alguna respuesta de Heaven pero ella se quedó en completo silencio—. Me lo soltó muy de la nada, y me sorprendió pero tuvo sentido porque realmente se parecen. Ella me hizo prometer que cuidaría de ti mientras ella cuidaría de mi madre... y a veces intercambiamos cartas... ¿Recuerdas el día que nos encontramos en la Lechucería? La carta que llevaba en mi mano era para ella, no para mi madre como te lo dije.

Ella simplemente lo observó en silencio por unos largos segundos y Draco sentía que vomitaría de los nervios.

—Es mejor que me vaya —murmuró la joven mientras se ponía de pie.

—Heaven... —susurró Draco intentando tomar la mano de la rubia, sin embargo, ella se apartó, caminando hasta la puerta y saliendo a través de esta.

Draco, quien esperaba reclamos agresivos de parte de la joven, se preocupó aún más porque Heaven solo salió de la sala de menesteres en silencio, dejándolo con la incertidumbre de cómo reaccionaría cuando tenga que confesarle que en realidad si es un mortífago y que le mintió antes al respecto.

Al oeste de Londres cerca del río Avon, justo en las afueras de la ciudad de Bristol, Remus Lupin tenía su cálido hogar.

La mañana era fría, un poco la de lo usual, lo cual resultaba un poco extraño porque el invierno por fin estaba llegando a su fin.

Isabella llevaba algunos días quedándose con Remus, ambos disfrutaban bastante de la compañía del otro y por fin comenzaban a formalizar un poco más su relación.

Y también porque la luna llena estaba a tan sólo unos días e Isabella prefería acompañar a Remus durante esos días para que fueran un poco menos pesados.

Remus bajaba por las escaleras en dirección a la cocina, justo de donde provenían diferentes ruidos.

—Buenos días —murmuró Remus mientras se acercaba a Isabella para abrazarla por detrás.

—¡No puedes estar aquí! Arruinarás el desayuno sorpresa que voy a prepararte —le respondió Isabella.

Remus arrugó la nariz.—No es necesario —hizo una pausa—. ¿Por qué no me despertaste? Te hubiera ayudado a preparar el desayuno —le reclamó mientras se separaba de ella para poder servirse una taza de café.

—Quise hacerlo y de cualquier forma, no tiene mucho que me desperté.

—¿En qué te ayudo? —le preguntó mientras se acercaba pero Isabella fue más rápida y se giró para empujarlo de los hombros de regreso a donde estaba.

—En quedarte sentado justo allí —ordenó Isabella señalando el banco frente a la barra de la cocina.

Remus rechistó por unos largos segundos hasta que no le quedó de otra más rendirse.

Isabella sonrió satisfecha y caminó hacia él para rodearlo con sus brazos.—No soy muy buena cocinera pero será mi mayor esfuerzo.

Remus rió y cuando estuvo a punto de decirle algo, su pequeño momento fue interrumpido con un estruendo proveniente de la chimenea.

—¿En dónde mi lobito gruñón? —se escuchó la ruidosa voz de Sirius Black exclamar desde la sala de estar.

Remus rodó los ojos ante el apodo tan ridículo por el que Sirius lo llamó.

El pelinegro entró a la cocina, alzando las cejas con diversión.—Buenos días, corazones —saludó con un gran entusiasmo—. Mira que me vengo a encontrar por aquí.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —cuestionó Remus con el ceño fruncido.

Sirius abrió la boca con indignación.—Ya no te visitaré nunca más, malagradecido.

Isabella rió mientras se acercaba a saludar a su viejo amigo.—A mi me sorprende más que estes despierto a esta hora.

—Si bueno...—las palabras de Sirius fueron interrumpidas cuando una niña rubia de aproximadamente cinco años, apareció por la entrada de la cocina.

—¡Sirius! —exclamó la pequeña, brincando hasta el pelinegro.

Isabella y Remus se miraron entre sí, sin entender de dónde había salido.

—Ella es Zoe —explicó Sirius—. Es la hija de Nolan, quien tuvo una emergencia en San Mungo y me pidió que cuidara de ella.

—¿Nolan? —cuestionó Remus alzando las cejas—. Oh claro, a quién no me quisiste presentar aquel día en tu casa.

Y antes de que Sirius pudiera rechistar al respecto, otro golpe se escuchó desde la chimenea, Remus cerró los ojos de golpe, preparándose para la incomodidad y tensión que se sentiría unos minutos más adelante.

—¡Remus! —se escuchó una voz femenina llamarlo desde la sala de estar.

—¿Es Lily? —preguntó Isabella con ciertos nervios lo que ocasionó que Sirius se riera burlonamente.

Remus se levantó de su lugar, no esperaba visitas y mucho menos a esa hora, que si bien no era tan temprano, sus amigos solían visitarlo por las tardes.

Lily y James Potter entraron por la puerta de la cocina, sorprendiéndose ante la presencia de Isabella.

—Oh, no sabíamos que tenías visita —dijo Lily con una sonrisa nerviosa.

—Cada día amo más mi vida —canturreó Sirius.

—¿Quién es ella? —preguntó James señalando a pequeña rubia escondida detrás de las piernas de Sirius.

—Es Zoe —suspiró Sirius—. Y seré su niñero por un día—resopló mientras que la pequeña soltó unas risitas.

—¿Debería de preocuparme? —preguntó Lily adentrándose aún mas a la cocina.

—Yo debería ser el preocupado, yo no soy compatible con los niños —murmuró Sirius en voz baja, señalando a Zoe quien no había perdido el tiempo y había comenzado a jugar con James Potter, quien estaba dispuesto a seguirle la corriente—. No se si se trata de alguna prueba de parte de Nolan.

Isabella rió desde su lugar, intentando dejar atrás sus nervios.—Yo creo que es lindo que Nolan te tenga ese tipo de confianza, no a cualquiera le dejas a tus hijos.

Sirius arrugó la nariz.

—¿Quién es Nolan? —preguntó Lily.

Remus sonrió de oreja a oreja.—Oh, es cierto, Sirius, cuéntanos, ¿quién es Nolan?

Sirius comenzó a responder en voz baja, así que Isabella tomó el rollo de periódico que había llegado aquella mañana y se lo estampó a Sirius en la cabeza.

—Eres la persona más ruidosa que conozco y ahora resulta que hablas como si estuvieras rezando —se burló Isabella mientras dejaba el periódico en su lugar.

—Lo conocí en una cafetería del Callejón Diagon y hemos estado saliendo. Es viudo y vive en Londres con su hija Zoe. Es sanador en San Mungo, de los mejores.

—Sirius me alegra que por fin estás saliendo con alguien —le dijo Lily mientras lo abrazaba—. ¿Cuándo nos lo presentarás?

—Se rehúsa a hacerlo —rechistó Remus cruzándose de brazos—. ¡Yo me lo encontré! Frente a frente y Sirius lo corrió —soltó una carcajada—. El pobre hombre no sabía ni que hacer.

—Ese día aún era muy pronto y muy temprano—se defendió Sirius—. Y quería ver a mis hijos postizos antes de que regresaran a Hogwarts, y si te lo presentaba, seguro se hacían mejores amigos e íbamos a perder el tiempo.

Remus rodó los ojos e Isabella rió ante la situación.

—¡Cierto! —exclamó Lily—. Ese día por eso discutían, y Hazel los escuchó, ¿no es así? ¡Y tú! —señaló a Remus—. También sales con alguien, ¿no es así? ¿Quién es la afortunada?

Isabella agradeció estar detrás de Lily y así la pelirroja no vería su expresión, Remus se limitó a fruncir el ceño y sonreír con diversión, mientras que Sirius quería reír a carcajadas, pero se estaba conteniendo.

La pregunta se quedó sin respuesta, pues James entró una vez más a la cocina, con Zoe sentada en sus hombros mientras reía.

—¿Tienes galletas? —preguntó James a Remus alzando las cejas.

—¡De chocolate! ¡De chocolate! —exclamaba Zoe con emoción.

Sirius le sonrió a Zoe con cierto cariño, e Isabella pudo notarlo.

La rubia caminó a la alacena, sacando de un bote un par de galletas que había horneado el día anterior, y las llevó hasta James bajo la curiosa mirada de Lily, quien se sorprendió ante la familiaridad con la que Isabella se paseaba por la cocina de Remus.

—Gracias, porque no quería levantarme —dijo el castaño con una sonrisa que Isabella le devolvió de inmediato.

—¿Tienes algún cuaderno o pergaminos? Zoe quiere dibujar —dijo James mientras baja a la pequeña de sus hombros.

—Tengo algunas cosas así que Heaven dejo aquí alguna vez —respondió Remus levantándose de su lugar y salió de la cocina con James y Zoe detrás de él.

—Yo quisiera ser como James —suspiró Sirius tomando una de las galletas que Isabella dejó en la barra de la cocina—. Los niños lo adoran. Zoe apenas y se sabe mi nombre.

—James tiene espíritu de niño —dijo Lily—. Yo creo que es por eso que lo siguen de inmediato.

Isabella rió ligeramente. Lily se giró hacia ella y le sonrió.

—Pero yo soy pésimo con los niños. A veces, no los soporto —dijo Sirius rodando los ojos.

—Claro que no, Harry, Hazel y Heaven siempre te han adorado; y tú a ellos —dijo Lily.

—Pero ellos no cuentan, es decir, son hijos de James, obviamente los amo como si fueran mis propios hijos, aunque a veces también me estresan, especialmente cuando están los tres juntos —abrió los ojos con exageración mientras Lily reía negando con la cabeza.

—Yo creo que en realidad temes encariñarte de más. Pero no debería de ser así. Yo creo que sí le agradas pero deberías convivir más con ella —le aconsejó Isabella—. Debes tener presente que si Nolan y tú siguen saliendo, ella viene incluida en ese paquete.

Lily asintió concordando con lo que Isabella decía.

—¡Y claro que lo sé! Y si le tengo cierto aprecio —dijo Sirius—. Deberían de ver la enorme y preciosa casa de muñecas que le conseguí por Navidad.

—¿Ves? Solo tienes que ser un amigo para ella. Aún es pequeña y no comprende las cosas del todo.

—Me hacía falta esta plática con mis mejores amigas —murmuró Sirius—. Gracias, de verdad.

—Sabes que cualquier cosa puedes acudir a mi. Jamás me imagine a mi misma dándote consejos parentales.

—Me llamaste mejor amiga —recalcó Isabella chocando su hombro con el de él con cierta diversión.

—No te emociones —Sirius rodó los ojos.

Lily rió observándolos.

James y Remus entraron de nuevo a la cocina, tomando asiento en los taburetes frente a la barra.

—¿Y Zoe? —cuestionó Sirius.

—Se quedó dibujando en la sala de estar junto a las galletas que Isabella le dio —respondió Remus—. Bueno, ahora me van a explicar que hacen aquí.

—Solías ser más amable —se quejó James, con cierta indignación—. Pero nos pusimos de acuerdo para poder celebrar tu cumpleaños que fue hace un poco más de una semana.

—Pero no sabíamos que ibas a estar ocupado —dijo Sirius alzando las cejas en dirección de Isabella.

—Oh, yo puedo irme, no quiero interferir en sus planes...

—No tienes que irte —le dijo Lily—. Isabella creo que es momento de que dejemos todo detrás. Y bueno, en algún tiempo tendremos que convivir mucho más y... de verdad, no tengo ningún problema con que estés aquí. No sé si tú lo tengas...

Isabella negó rápidamente.—En lo absoluto.

Ambas se sonrieron genuinamente.

—¿Y qué vamos a hacer? —preguntó James.

—Es temprano aún, y Nolan vendrá por Zoe después de las tres, podemos estar aquí hasta entonces y de ahí podemos ir a Londres —dijo Sirius encogiéndose de hombros.

—Primero quiero desayunar —dijo Remus bostezando—. Interrumpieron el increíble desayuno sorpresa que Isabella me iba a preparar.

—¿Te estás burlando de mi? —preguntó la rubia con indignación.

—¿Desde cuando cocinas? —preguntó Sirius com diversión.

—Hace unos meses también nos encontramos aquí y yo fui la que cociné—se defendió Isabella.

—No me acuerdo —dijo Sirius.

—Yo tampoco —dijo James con tono burlón.

—Yo menos —se unió Remus con una sonrisa burlona.

Isabella y Lily negaban divertidamente.

—Está bien —Sirius se levantó de su lugar—. Solo porque estoy de buenas, yo haré el desayuno para todos porque puede que mi vida sea un desastre pero la cocina y yo somos uno mismo.

—¿Quieres que te ayude? —se ofreció Lily.

—Prefiero hacer todo yo —respondió Sirius.

Zoe entró corriendo por la puerta de la cocina, tirando del abrigo de Sirius.—¡Mira! ¡Te hice un dibujo! —exclamaba la niña mientras le tendía un pergamino con algunos garabatos que se descifraban como Sirius y Nolan con Zoe en medio de ambos, rodeados por pequeños soles y corazones—. ¿Te gusta?

Sirius sonrió de oreja a oreja.—Claro que sí.

—¡Te iré a hacer otro! —dijo Zoe para después salir corriendo de vuelta a la sala de estar.

Todos miraban enternecidos ante la escena.

—Extraño a mis hijos cuando estaban en esa edad —suspiró James—. Ahora son unos lindos dolores de cabeza.

—Unas migrañas, querrás decir —bromeó Lily—. Pero los extraño, la casa queda en completo silencio cuando se van.

—Debe ser difícil —dijo Isabella.

—Al inicio lo era un poco más pero con el paso de los años, se ha tranquilizado un tanto la situación pero no deja de sentirse un enorme vacío —explicó Lily.

—Hace unos días visité a Heaven y pude solucionar un poco las cosas con ella —dijo James con una sonrisa—. Le entregué tu carta —miró a Isabella—. Aún no se si ya la leyó.

Isabella unió sus manos con nervios.—Solo espero que me acepte en su vida.

—Yo se que si lo hará —animó Lily—. Sólo dale su tiempo.

—Gracias, Lily.

—Por cierto, olvidé que tus lindos dolores de cabeza me enviaron un vociferador anoche, aún no lo he abierto —anunció Remus mientras se levantaba por el sobre.

Remus se volvió a sentar con el sobre en sus manos y todos los demás lo miraban expectante.

—Prepárense para una ola de caos —murmuró el castaño para luego abrir el sobre.

"¡Hola! Tío Remus, ¿recuerdas el libro que...? ¡Eres una salvaje, Jeanette! ... ¡Quítate! ¡Me estorbas! ¡No, tú hazte para allá! ... ¿Podrían dejar de discutir? Intento enviarle un vociferador al tío Remus... ¡Heaven! ... ¡Por Rowena! ¡Si no te quitas, te quitaré yo a la fuerza! ... ¿Por qué estás tan enojada? ¡Merlín! ... ¡Cállense los dos! ... ¡Harry te juro que te voy a matar! ... ¡Quítate! ... ¿Sabes tío Remus? Mejor te escribiré más tarde, espero que la hayas pasado muy bien en tu cumpleaños, te queremos... ¡Estás loca! ... ¡Y tú idiota! ... ¡Adiós, Remus!"

Sirius reía a carcajadas mientras caminaba al otro extremo de la cocina, preparándose para encargarse de la merienda.

En cambio, Isabella había sentido una pequeña opresión en su pecho cuando supuso que escuchó la voz de Heaven. Se sintió bastante abrumada al respecto.

—No sé si deba preocuparme —musitó Lily riendo.

—Heaven es mucho más linda de lo que parece —dijo James—. Sólo que a Harry le tiene menos paciencia que al resto de la población.

Isabella rió.—Se nota que tiene un carácter algo especial.

—Ni que lo digas —resopló Sirius—. Pero es maravillosa, eso no lo dudes nunca.

—Nunca lo haría —respondió Isabella suspirando.

La conversación siguió por varios minutos más, hasta que en algún momento, Lily e Isabella quedaron solas en un completo silencio.

Sirius, James y Remus habían salido a comprar algunas cosas que faltaban para el desayuno que prácticamente se había convertido en almuerzo.

Lily se giró y chocó con Isabella por accidente.

—¡Lo siento! —exclamó avergonzada.

—No pasa nada —dijo Isabella con tranquilidad.

Lily asintió y se dedicó a observarla por unos segundos. Aún le parecía increíble el parecido que Isabella y Heaven tenían una con la otra, y no solo físicamente hablando.

Isabella alzó la mirada con preocupación.—¿Sucede algo? —le preguntó con incertidumbre, pues sentía la mirada de Lily sobre ella.

—Solo quería disculparme por lo que sucedió la última vez que nos encontramos, mi comportamiento fue algo absurdo, es obvio que tienes todo el derecho de conocer a Heaven...

—Está bien, supongo que fue algo impactante. Había pasado mucho tiempo y bueno, lo mejor es seguir adelante, ¿no crees?

Lily asintió y la culpa la invadió por completo.—James nunca recibió tus cartas, creo que nunca te lo ha mencionado ni se ha justificado pero en realidad, todo fue mi culpa. Y lo siento tanto, Isabella, de verdad. Jamás debí entrometerme. Lamento tanto que aún no hayas tenido la oportunidad de conocer a Heaven.

Isabella parpadeó un par de veces, intentando procesar la información que recién recibía. Durante muchos años creyó que James había sido el que se oponía ante aquello. Dentro de ella había crecido cierto coraje hacía él, sin embargo, fue disminuyendo a lo largo de los años. Y aunque si se sentía algo enojada, intentó tranquilizarse.

—Supongo que todo se dio de la peor manera, desde el inicio y son situaciones que a veces no se pueden evitar —suspiró la rubia—. Pero si algo he aprendido es que lo mejor que se puede hacer ante estas situaciones es no buscar un culpable específico, especialmente porque todo esto no fue nada fácil para ninguno de nosotros, y tú no eres la excepción de ello. Todos reaccionamos de manera diferente, y cuando lo hacemos bajo impulsos, no notas el daño que podrías a hacerle a los demás.

Lily se limpiaba las lágrimas que salían de sus mejillas sin control aparente. Isabella le sonrió internado reconfortarla, y amablemente le pasó una servilleta.

—No llores, Lily. Todos cometemos errores, y no debes culparte por ello —le dijo Isabella con amabilidad.

—Lo lamento, siempre supe que un día como este pasaría pero no deja de ser algo bizarro —rió levemente.

Isabella se detuvo de lo que estaba haciendo y miró hacia Lily.—Yo también te debo una buena disculpa, varias veces me comporté de la peor manera contigo y bueno, todo lo que sucedió debió afectarte de una forma negativa. Lamento mucho que hayas tenido que atravesar por diferentes situaciones por mi culpa.

—Tu bien lo dijiste hace rato, no hay porqué buscar culpables, y todos cometemos errores, Isabella. Aparte, ya no tenemos diecisiete. Ahora somos mejores personas —le dijo la pelirroja con una sonrisa—. A pesar de que todo se dio de la peor manera, estoy feliz de que Heaven por fin te conocerá.

—Debo admitir que me da un poco de miedo que no salga como lo tengo idealizado... temo que me odie —soltó Isabella.

—No lo hace, de hecho, solo te ha mencionado un par de veces, fue una situación demasiado complicada para ella y aún lo sigue procesando.

—Gracias por todo lo que has hecho por ella, Lily —le dijo Isabella con gran sinceridad.

—Heaven es increíble y la amo con mi corazón entero. Y bueno, también es mi hija, simplemente no puedo verla de otra forma que no sea así. Aunque no te mentiré, al inicio no fue nada fácil —alzó las cejas con sutileza.

—La verdad es que te admiro mucho, Lily. No todas las personas tienen tu fuerza y resiliencia. De verdad, gracias —Isabella le agradeció una vez más antes de rodear a Lily con sus brazos.

Lily se sorprendió pero le correspondió el abrazo con cierto cariño.

—Remus no mintió aquella vez que nos dijo que nos tomaría un buen tiempo poder ser amigas —Isabella se atrevió a decir con cierta pena mientras rompían el abrazo.

Ambas rieron al recordar las palabras del pelinegro, sintiéndose en confianza entre ellas por primera vez.

—¿Isabella? —musitó Lily alzando una ceja.

—¿Si?

—Me alegra que Remus y tú se estén dando una oportunidad —dijo Lily con una sonrisa juguetona.

Isabella abrió los labios con sorpresa.—¿Él te dijo? —le preguntó.

—No, pero es algo bastante obvio —respondió Lily alzando las cejas—. De hecho, me hiere un poco que no me lo haya contado.

—Es que en realidad, hemos decidido no ponerle a nuestra relación alguna etiqueta y bueno, no sabíamos cómo James y tú reaccionarían por eso no hemos dicho nada al respecto.

—A mi me hace feliz que Remus por fin tenga compañía y no creo que a James le afecte en algo. Los dos son libres, solteros y sin compromisos... aún así, Remus es como un hermano para mi y si no mal recuerdo, una vez le rompiste el corazón, espero que no vuelvas a hacerlo —acusó Lily con diversión.

—Oh Dios, no —hizo una pausa para reír—. Realmente lo aprecio, jamás le haría algo para dañarlo; creo que ambos hemos pasado por mucho, y merecemos ser felices.

Lily asintió en acuerdo con ella, le dio un ligero apretón en su hombro antes de continuar con lo que hacía para poder celebrarle a Remus su cumpleaños atrasado.

Isabella suspiró en alivio, ahora que por fin había podido charlar un poco con Lily y dejar en paz las cosas, se sentía un poco más tranquila y con un peso menos sobre sus hombros.

Aún así, no podía evitar sentirse ansiosa por conocer a su hija, y no había día donde no pensara en ello.

***
sin editar

nota de la autora:

antes de q comience con la nota oficial, quiero decirles que quería agregar una escena donde Lily le dijera a Remus que ella e Isabella ya son amigas, y que así como le advirtió en juego a Isabella que no le rompiera el corazón a remus, también lo haría con remus sobre Isabella y se me hace la cosa mas dulce del mundo pero mmm no sabía dónde ponerla así que solo imagínenla pq es canon en la fanfic 😁

AHORA SI

feliz navidad atrasada bbs, espero que la hayan pasado muy bonito.

perdón por recién subir la segunda parte del mini maratón, la verdad el tiempo se me fue volando y no tuve espacio libre para poder terminar el capítulo.

q opinamos?

el dreaven en este capítulo >>>>
aunque terminaron con un pequeño conflicto de intereses diría mi amiga marianita

lily e isabella siendo amigas >>>>>
imparables así q aprécienlo

y por último, por fin les presente a dos personajes nuevos (aunque a Nolan lo verán interactuar con los demás en uno de los próximos capítulos!)

Así es, nuestro Sirius tiene un increíble novio llamado Nolan quien tiene una pequeña hija llamada Zoe (en honor a mi chilanga gay favorita ali)

Y es por eso que ahora quiero que me den su humilde opinión, desde hace un tiempo he querido subir la fanfic de Sirius y Nolan (obvio) pero últimamente traigo muy presente la relación que Isabella y Regulus tuvieron en su momento.

Así que como soy una persona indecisa díganme que prefieren leer.

a) la fanfic de Sirius y Nolan
b) la fanfic de Regulus e Isabella

Ambas serían historias bastante cortas, pero en fin, espero poder decidir con su ayuda jiji.

Bueno, eso sería todo por hoy, recuerden tomar agua y supongo que nos leeremos hasta el año que viene!

Espero que la pasen genial en Año Nuevo!!!

All the love
Francia 💗

pd: pueden creer q ya van 50 capítulos? Pq yo no, ayuda, no se como llegué tan lejos. gracias a todes 💗

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