【 033 】
【 xxxiii. disaster 】
《omnisciente》
Tan solo habían pasado un par de días desde que los tres adolescentes regresaron del colegio y el hogar de los Potter se había convertido en un verdadero desastre. En el buen sentido.
James estaba más que encantado con la presencia de sus fieles compañeros de aventuras, por otro lado, Lily sentía lo mismo con la pequeña diferencia que estaba algo exhausta de lidiar con las pequeñas peleas entre los tres.
Esta mañana no hubo alguna diferencia.
Heaven y Hazel discutían debido a que la pelirroja se había terminado el cereal favorito de Heaven. Harry reía con complicidad, en realidad, él había tomado el último plato. Mientras que James miraba a Lily sin saber que hacer.
El momento en el que ambos estaban por intervenir, dos personas se asomaron por la chimenea.
Los cinco Potter se giraron a aquella dirección, emocionándose al ver a Remus y Sirius allí una vez más.
—¡Buenos días! ¿Cómo está mi familia favorita?—exclamó Sirius mientras se sacudía la ropa con cierta elegancia.
Hubo varias respuestas a la vez, provocando que Sirius no entendiera ninguna, pero como siempre, les siguió la corriente.
Al contrario del pelinegro, Remus saludó a cada uno individualmente, para luego sentarse en la barra de la cocina, no sin antes haberse servido una taza de café.
—¿Por qué hay tanta tensión?—preguntó Sirius con cierta burla.
Lily lo miró con reproche, y justo como lo pensó, los gritos estaban de vuelta.
—¡Hazel se acabó mi cereal favorito! ¡Y ella ni siquiera me deja probar el suyo!—le respondió Heaven arrojándole la caja de cereal vacía a su hermana.
—¡Yo no fui!—le respondió imitando su acción, sin embargo, la caja se estrelló directamente en el rostro de Heaven.
Los cuatro adultos se miraron entre sí, conscientes de que nada bueno se podía aproximar.
Sirius reía junto a Harry, pues el joven le había mostrado su plato con discreción, dándole a entender que él era el culpable.
Remus como pudo, tomó a Heaven por los hombros y la jaló hacía él.
Lily miraba de mala manera a ambas.—¿Podrían ya dejar de pelear? Es sólo cereal, más tarde traeremos otra caja.
—Es que no me enoja que se haya acabado, me enoja que haya sido ella porque el otro día intenté tomar del suyo y se enojó.—bufó Heaven.
—¡Yo no fui!—repitió Hazel.
Sirius con disimulo señaló a Harry, y Heaven al darse cuenta, le arrojó la caja al azabache.
Hazel lanzó una carcajada al ver como toda la leche se había salido del plato, explotando prácticamente en el rostro de su hermano, ya que la caja lo había ocasionado.
—¡Sirius! ¡Traidor!—exclamó Harry riendo y limpiando sus anteojos que habían quedado llenos de cereal.
James se sintió bastante aliviado al ver y escuchar a su hijo reír.
Los últimos dos días lo notó bastante extraño. Se la había pasado dentro de su habitación, rehusándose a salir de allí y pasar tiempo con el resto de la familia. A excepción de las comidas, donde simplemente se sentaba sin murmurar alguna palabra.
De cierta forma, esperaba que continuara de esa manera, pues preparó una de las mejores sorpresas a su parecer. Y después intentaría hablar con él.
Apresuró a todos a terminar de desayunar y arreglarse para partir a su destino.
Los siete se habían Aparecido por pequeños grupos en una de las zonas autorizadas en el centro de Londres.
De allí, caminarían unas cuantas cuadras para llegar al lugar.
James había puesto bastante empeño y dedicación para encontrar algo que le agradara tanto a sus hijos como a sus amigos y a su esposa.
Un día mientras caminaba por las ruidosas calles de Londres, aún quedándose maravillado ante tantos "inventos" muggles, notó como una familia entraba con bastante emoción a lo que solía ser una vieja galería de arte. Sin pena alguna, se acercó y preguntó que había de especial en aquel lugar; y así fue como descubrió la nueva pista de patinaje sobre hielo.
Y justamente allí era donde se encontraban.
Como de costumbre, Lily fue la encargada de preguntar cómo funcionaba el lugar, de pagar y dar las instrucciones.
James se emocionó al ver a Hazel feliz por la sorpresa, a Harry parecía agradarle la idea, sin embargo en cuanto sus miradas chocaron, Harry la desvió.
James se quedó pensando en unos segundos que podría estar sucediendo, y se volvió a repetir que tenía que hablar con su hijo.
Por último, miró a Heaven, quién batallaba poniéndose los patines y no lucía tan encantada de estar allí.
Le pinchó el hombro, ganándose toda su atención.—¿Te gusta el lugar?
Heaven asintió sonriendo.—Sí, solo que requiere mucho esfuerzo físico y soy pésima en todo eso.—respondió arrugando la nariz.
—¿Te parece si después vamos al cine?—preguntó James alzando una ceja.
Heaven asintió repetidas veces.—Creí que no podríamos seguir con tanta libertad...
—Por eso estamos todos aquí.—la interrumpió señalando a su par de amigos.
Remus había terminado de amarrarse los patines, en cambio, Sirius los maldecía una y otra vez. Remus lo miró burlonamente, palmeó su rodilla, indicándole a Sirius que posicionará su pie allí y así poderle ayudar a amarrar los patines.
James y Heaven rieron al ver aquella escena.
Una vez que todos habían terminado de ajustarse los patines, se acercaron a la pista.
Hazel, como la buena Gryffindor que es, fue la primera en lanzarse sin miedo alguno a la pista. Y para su buena suerte, aprendió bastante rápido a mantener el equilibrio.
Caso totalmente diferente con Harry, quien justo al entrar se cayó.
Para la mala suerte de Heaven, a Sirius se le había ocurrido la idea de empujarla hacia la pista, ocasionando que se tropezara con Harry y cayera justo a su lado.
El hombre reía al ver a ambos adolescentes en el hielo, pero el karma le llegó instantáneamente, pues Remus hizo exactamente lo mismo que Sirius había hecho con Heaven, lo empujó hacia la pista sin previo aviso y sufrió del mismo destino que los dos jóvenes.
Las risas y burlas de todos no tardaron en hacerse presente.
De un momento a otro, ya todos se encontraban en la pista, algunos con más agilidad que los demás.
Heaven se sorprendió al ver a Remus mantener el equilibrio, jamás se lo imaginó como ese tipo de persona, a las que les sale bien todo a la primera.
James y Sirius, habían batallado un poco más para mantenerse estables, al igual que Harry y Heaven.
Mientras que Lily y Hazel eran las que más agilidad tenían al momento de patinar.
—¿Hay algo que no le salga bien a mamá?—preguntó Harry arrugando la nariz.
Heaven rió.—Supongo que nunca lo sabremos.
La rubia le tendió la mano a su hermano, y en cuanto el azabache la tomó, comenzó a arrastrarlo por la orilla de la pista, alejándose de los demás.
En algún momento, entre las risas ocasionadas por los nervios de ambos debido al temor de caer, Harry pidió parar.
—¿Qué sucede?—preguntó Heaven algo extrañada.
—Nada, siento que los patines me están lastimando, eso es todo.—dijo mientras se recargaba a un pequeño muro de seguridad para poder acomodarse bien los patines.
Heaven asintió, parpadeó un par de veces y le pinchó el hombro.
Harry alzó la mirada con el ceño fruncido.
—¿Te pasa algo? Desde que regresamos estás raro.
Harry entró en pánico unís segundos, pero suspiró, no podía decirle, mucho menos en ese momento o en ese lugar; así que simplemente se encogió de hombros.—Extraño a Marie.
Heaven rodó los ojos.—Eres un ridículo.
Harry rió arrugando la nariz.—Ya lo sé.
Heaven negó con diversión y sin avisarle a su hermano, lo jaló con fuerza y por fin, los dos pudieron dar unos pasos con absoluta estabilidad por la pista de hielo.
Muchas risas y algunas caídas —especialmente de Sirius— después, Remus se había retirado junto a Sirius, pues aclamaban tener algunos asuntos de la Orden de Fénix pendientes.
Así que la familia Potter había seguido con el plan de ir al cine.
Una vez allí, habían optado por ver uno de los más recientes estrenos "101 dálmatas".
La película se había pasado bastante rápido, entre risas y una pequeña guerra de palomitas entre James, Heaven y Harry contra Hazel y Lily.
Lo cual había ocasionado que obligaran a la familia de magos a evacuar la sala de aquel cine veinte minutos antes de que la cinta llegara a su fin.
Aún así, no se libraron de haber salido del lugar con una pelirroja exigiendo recibir un dálmata como regalo de navidad.
—Que aburridos, ni estábamos siendo tan ruidosos.—resopló James.
Lily seguía riendo.—Fue algo vergonzoso.
Los cinco se miraron entre sí y explotaron en carcajadas una vez más.
—Por eso nadie quiere a los muggles.—se quejó Hazel rodando los ojos.
—Hazel...—reprendió James.
—En la comunidad mágica, pues.—la pelirroja rodó los ojos.
—Algunos si son bastante amargados.—concordó Lily.
—Algunos magos también.—infirió James.
—No lo dije con mala intención de cualquier forma, pero ahora lo que pienso, soné como Draco Malfoy.—murmuró Hazel haciendo una mueca.
Heaven al escuchar el nombre de Draco, dejó de reír e hizo una mueca bastante disimulada. No había pensando en él, o más bien, había evitado hacerlo del todo. Ya que, todo el asunto en relación con él, la confundía y abrumaba de más.
Sacudió la cabeza y sonrió al escuchar la voz de su padre contar un pésimo chiste acerca de lo sucedido dentro del cine.
James pensó en llevarlos a cenar y así fue. Encontraron una pequeña pero cómoda cafetería a tan sólo un par de minutos de donde se localizaban anteriormente.
Cada vez comenzaba a hacer más frío, y los cinco se habían resguardado allí durante un par de horas mientras tomaban chocolate caliente y comían pasteles de diferentes sabores.
En algún determinado momento, Hazel y Heaven se habían levantado para ir al baño, dejando a Harry con sus ambos padres, con la sensación de estar increíblemente incómodo.
El joven azabache ni siquiera miraba en dirección de sus padres, sus ojos estaban fijos en la pequeña pecera que había dentro de la cafetería.
James y Lily se miraban extrañados ante la actitud de su hijo.
James carraspeó, atrayendo la atención de Harry, quien solo lo miró por unos segundos y regresó su mirada a la pecera.
—¿Harry?—lo llamó Lily dulcemente.
El joven la miró y parpadeó un par de veces.
—¿Te sucede algo, cariño?—le preguntó con una sonrisa maternal, intentando aliviar la situación, pero no funcionó ni un poco.
Harry simplemente negó con la cabeza, tomando la taza de chocolate caliente con sus manos.
Lily suspiró y miró a James, indicándole que era su turno.
—Harry, tu madre y yo te hemos visto algo diferente estos últimos días, solo queremos si pasó algo o...
—Ya dije que no tengo nada.—lo interrumpió esta vez, mirándolo a los ojos, con la voz ligeramente alzada.
James arqueó una ceja.—Harry, no tienes porqué mentirnos, puedes confiar en nosotros...
Harry soltó una risa llena de ironía.—¿Así que tú me pides que no te mienta?
Lily lo miró mal.—No le hables así a tu padre, Harry, solo queremos saber que te sucede...
—Se lo de Heaven.—interrumpió, mirando a ambos.
Los dos adultos se vieron entre sí, con cierto pánico en sus rostros.
James sintió que algo le bajó desde la cabeza hasta los pies junto con la sensación de tener la boca seca. En cambio Lily solo sintió un vacío en su estómago, junto con unas inmensas ganas de vomitar.
No se esperaban aquella respuesta en lo absoluto.
Antes de que cualquiera de los tres pudiese hablar, las dos jóvenes llegaron abruptamente a la mesa, riendo.
Las risas cesaron al ver el rostro de los otros tres integrantes de la familia; la diversión fue reemplazaba instantáneamente con la incomodidad y tensión.
—¿Qué sucede?—preguntó Hazel mirando a los tres con preocupación.
Heaven le dio un pequeño codazo.—No seas metiche.—murmuró.
James miró a sus dos hijas y sin pesarlo dos veces se puso de pie.—Tenemos que irnos.
—¿Qué?
—¡Pero...!
Hazel y Heaven reaccionaron a la vez.
Lily y Harry imitaron la acción de James, tomando sus abrigos de las sillas.
James agradeció haber pagado la cuenta media hora atrás y así no perder el tiempo para llegar a su hogar.
Los cinco caminaban en silencio hasta el punto de Aparición más cercano. Lo único que se escuchaba eran los automóviles que pasaban cerca de ellos, las pisadas y algunos murmullos entre Heaven y Hazel, quienes no tenían ni idea de que estaba sucediendo.
Una vez allí, sin pensarlo dos veces, los cinco Aparecieron en el Valle de Godric.
Una vez dentro de su hogar, James le indicó a Harry que lo siguiera hasta su pequeño despacho que también era una pequeña biblioteca.
Lily miró a ambas chicas y les dio una sonrisa de "todo esta bien, no tienen de que preocuparse", sin embargo, solo las alarmó más.
Heaven asomó la cabeza por las escaleras mientras miraba a su madre terminar de subir.
Unos segundos después, se escuchó como James conjuraba el hechizo variante del muffliato, donde en vez de silenciar, simplemente cambiaba el orden de las letras de las palabras que decían.
Hazel miró a Heaven con el ceño fruncido mientras se agachaba a tomar a Bolita.—No me sorprende, pero fue bastante raro.
Heaven rió por unos segundos.—¿Algún día dejaremos de ser tan caóticos?
—Somos Potter, el caos corre en nuestra sangre.
Ambas rieron y caminaron hasta el salón de estar para poder jugar con Bolita en paz.
Harry miró a su padre cerrar la puerta después de que su madre entrara. Se sentó en uno de los sillones mientras limpiaba sus gafas.
A diferencia de él, ninguno de sus padres había tomado asiento, estaban parados frente a él.
James se pasaba las manos por el rostro con cierta desesperación mientras que Lily daba pequeños pasos de un lado a otro.
Harry no supo como identificar las emociones que recorrían dentro de él. Solo el pequeño nudo en su garganta.
—¿A qué te refieres con que sabes lo de Heaven?—preguntó James directamente.
—¿A qué crees que me refiero?—respondió sonando más grosero de lo que quiso.—Perdón.—se disculpó instantáneamente.
James suspiró.—Harry...
—Se que no eres su madre.—interrumpió a James, mirando a Lily con cierta decepción en sus ojos.
Los dos adultos permanecieron en silencio por unos largos segundos.
Harry suspiró.—Heaven se enojará muchísimo, se sentirá horrible, ¿por qué han dejado pasar tanto tiempo?
Lily había comenzado a llorar, se acercó a él, agachándose a su lado y Harry se sintió culpable por ello, así que le tomó la mano con delicadeza.
—Todo lo que hemos hecho, absolutamente todo, siempre lo hacemos por su bien. Por el de los tres.—aseguró Lily.—Hemos fallado innumerable veces, pero...
—Siempre ponemos su bienestar ante todo.—concluyó James, interrumpiendo a la pelirroja.
Harry asintió no muy convencido.—No lo pueden ocultar para siempre, deben de decirle...
—¡Y lo haremos!—interrumpió James una vez más.—Se supone que lo haríamos en estos días, pero es inevitable posponerlo. Estoy bastante asustado de cómo pueda reaccionar.
—¿Saben que se enojará muchísimo? Y se sentirá bastante decepcionada e incluso traicionada...
—¿También te sientes así?—le preguntó Lily.
Harry sintió sus ojos cristalizarle, y asintió levemente.—No quiero que la pase mal, Heaven merece todo lo bueno de este mundo.
—Lo sé, y me siento tan mal de haberle mentido todos estos años.—murmuró Lily con la voz cortada.—Le vamos a decir, Harry y te aseguro que todo estará bien.
Harry miró hacia James quien también tenía los ojos húmedos, el mayor le dedicó una gran sonrisa y le dejó unas caricias en su cabello.
—Lamento que te hayas enterado por tu cuenta, sin querer, Hazel y tú están involucrados en todo esto. Jamás fue nuestra intención lastimar a alguno de los tres.—musitó James.
Harry asintió.—Estuve actuando raro estos días por la misma razón. No soy el afectado principal y me sentí terriblemente traicionado; y me duele mucho pensar como se sentirá Heaven. Ella lo único que hace es mantenernos cuerdos en los desastres que nos persiguen. No lo merece.
—Lo sabemos, lo sabemos.—repitió James.
Lily sonrió.—Debió ser terrible aguantarte estos días sin decir alguna palabra, y te lo agradecemos; nosotros tenemos esa responsabilidad, no tú.
Harry hizo una mueca.—No sabía como mirarla a los ojos, ni a ustedes.—murmuró mirando a Lily, quien sus lágrimas salían tal fuente de sus ojos.—Ella siempre te amará igual, los amará igual.—miró a ambos.—Siempre y cuando ustedes le digan, no creo que pase a mayores.
—Tienes toda la razón.—concordó Lily dandole un beso en la frente.—Te lo prometemos que se lo diremos pronto, mientras será nuestro pequeño secreto.
Harry accedió no muy convencido, pero sabía que sus padres tampoco la pasaban muy bien al respecto, así que evitó alguna otra pelea.
—A todo esto, ¿cómo te enteraste?—le preguntó James unos segundos después.
Harry abrió la boca y volvió a cerrarla, para poder aclarar sus ideas antes de decirlas.—Todo comenzó, bueno, en ese momento no tenía ni idea, pero una vez, vi una foto de Isabella Avery...—hizo una pausa para ver el rostro de sus padres, ambos estaban bastante sorprendidos con el hecho de que su hijo supiera quien era ella.—Y me pareció bastante curioso el parecido que tienen, pero vuelvo a repetir, no tenía ni idea. No había pensado en ello durante meses desde que lo noté, sino fue hasta él día que regresamos. Luego se subir a dormir, me dió bastante sed, así que bajé por un vaso de agua, y por accidente, escuché su conversación sobre "decirle algo a Heaven", esa noche no pude dormir, así que el día siguiente, cuando ustedes cuatro salieron, aproveché para intentar investigar al respecto...
—¿Por qué te detienes?—preguntó James con el ceño fruncido.
—No se vayan a enojar, pero bueno, invadí su privacidad y busqué en sus armarios. Y para mi desgracia, encontré unas cartas, entre Isabella Avery y papá.—terminó de decir suspirando.
Lily parpadeó un par de veces.—¿Unas cartas?—preguntó con la voz temblorosa.
Harry asintió.—Y las leí, y todo tuvo sentido.
El azabache estaba más confundido que al inicio de la conversación, su mamá había comenzado a llorar aún más y se podría decir que su papá lucía aún más confundido que él.
—¿Unas cartas?—preguntó James con los labios fruncidos.—¿Qué cartas?
Lily había comenzado a sollozar más alto, recibiendo la atención de ambos varones.
—James, perdóname, perdóname...—repetía una y otra vez.
A Harry no le gustaba lo que estaba pasando, observó como James miraba a Lily con cierta decepción, como si hubiera entendido lo que le intentaba decirle.
—Harry, ¿podrías ir por las cartas?—preguntó James con la voz entrecortada.
Harry asintió, poniéndose de pie y saliendo del despacho, suspiró pesadamente.
El mal presentimiento abundaba su cuerpo, y cuando pensó que las cosas no podrían ponerse peor; la puerta de su habitación estaba abierta y la luz estaba encendida.
Y no era lo único peculiar allí, sino que, Heaven estaba hincada en el suelo, cerca de su escritorio, con algunos viejos —y para él, familiares— pergaminos a su alrededor.
Al parecer, su hermana lo había escuchado entrar, pues la rubia alzó la mirada, y ahí fue cuando el corazón de Harry se rompió por primera vez en su vida.
Su corazón se había roto al ver a su hermana, a Heaven con el rostro completamente rojo y empapado por las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.
Él lo sabía.
Ella lo sabía.
Un gran desastre se había desencadenado dentro del hogar de los Potter, por milésima vez.
Y esta vez, era más atemorizándote que todas las veces anteriores.
***
sin editar
nota de la autora;
Dejen sus reacciones y dudas aquí —->
🥱🥱🥱🥱
Es de mi placer informarles que este es el último capítulo del acto uno.
Gracias por todo su apoyo durante este primer acto, de verdad no saben cuán agradecida estoy. Les amo tanto.
decidí dividirlo en dos para que que no fuera tan largo, y como no aprovechar y dejar tremendisimo cliffhanger, btw no me odien por esto JAJAJAJAJSJ
El siguiente acto seguirá abarcando el resto del sexto año, lo aclaro para que no haya confusiones
después de esto irá un flashback, pero probablemente primero subiré el coso del acto dos y ajá, aun no estoy segura, ya se verá.
otra cosaaa, el primer capítulo del segundo acto será desde la perspectiva de Heaven, así q no se preocupen, q tendrán el chisme completo.
Gracias por todo su apoyo.
Las amo
Btw, perdonen si tienen errores, me temblaron las manos durante todo el tiempo mientras lo escribía JAKSKSK pero me da mucha hueva arreglarlo.
All the love
Francia💐💐💐
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro