【 032 】
【 xxxii. harry's guilt 】
《omnisciente》
Harry no había dormido en lo absoluto durante la noche. Se quedó pensando en las miles de preguntas que recorrían por su cabeza desde que escuchó la conversación de sus padres la noche anterior.
Llevaba varios minutos despierto, estando seguro que eran alrededor de las nueve de la mañana.
Aún en pijama, se colocó las pantuflas y salió de su habitación. Bajó las escaleras, encontrándose sorpresivamente con su padre y Heaven jugando con el pequeño gato.
—Buenos días.—saludó James con entusiasmo.
—Buenos días.—respondió Harry de la misma manera.—¿A dónde van tan temprano? Más bien, ¿tú qué haces despierta tan temprano?—le preguntó a Heaven.
—Iremos a comprarle comida a Bolita y después iremos a la florería.—murmuró Heaven aún con su atención en el gato.
Lily pasó sacudiendo un abrigo justo por donde ellos estaban.—Se llama Winter.—corrigió Lily dandole una mirada de reproche a James.
James sonreía como siempre y con el afán de molestar aún más a su esposa dijo: —Yo le seguiré llamando Bolita.
Lily rodó los ojos y se giró hacia Harry.—Buenos días, cariño...
—A mi también me agrada más Bolita.—interrumpió el azache a su madre.
Lily suspiró en disgusto.—Hagan lo que quieran entonces.
James, Heaven y Harry rieron.
Hazel llegó unos instantes después, también ya despierta y vestida decentemente. Dejando a Harry siendo el único con pijama.
—¿Ustedes a dónde van?—preguntó Harry.
—Al mercado muggle. Hazel tiene antojo de pastel de carne y me faltan algunos ingredientes. ¿Quieres acompañarnos?
—¿O a nosotros?—preguntó James.
Harry declinó ambas ofertas.
Lily se acercó a darle un pequeño beso en la frente antes de desaparecer junto a Hazel con el hechizo de Aparición.
James y Heaven a diferencia del dúo anterior, desaparecieron por la chimenea, conectada a la red flu que los mandaba directamente al Caldero Chorreante, un pub que daba la entrada al callejón Diagon.
Esperó allí mismo en las escaleras unos minutos, para asegurar que no hubieran olvidado algo.
Con inseguridad, volvió a subir las escaleras, dirigiéndose a la habitación de sus padres.
Escuchó un suave maullido detrás de él, encontrándose con Bolita, observándolo.
—No me juzgues, si estuvieras en mi lugar, lo entenderías.—murmuró viendo al gato.
Abrió la puerta con delicadeza y la cerró tras él al entrar a la habitación. Era bastante amplia y con mucha claridad.
La cama estaba posicionada en medio de la habitación, con una mesita de noche a cada lado, con su respectiva lámpara.
Frente a ella, tenían un tocador, lleno de todas las cosas mágicas y no mágicas que Harry pudiese pensar.
Harry no sabía por donde comenzar a buscar porque ni siquiera sabía que tenía que encontrar.
Comenzó con las mesitas de noche de sus padres, revisando y esculcando por todos lados. Nada.
Se dirigió al tocador, abriendo cada cajón, y encontrando ropa simplemente.
Inspeccionó cada rincón de la habitación, sin encontrar algo relevante. Sin encontrar alguna respuesta.
Se dirigió a los armarios, con aún más inseguridad, pues recordó alguna plática de los gemelos Weasley un par de años atrás donde ambos pelirrojos les habían advertido a él y a sus hermanas, jamás buscar dentro de los armarios de sus padres.
Comenzó por el armario de James, rebuscando de arriba a abajo, intentando no ocasionar algún desastre. Y nada.
Suspiró con frustración. ¿Si fuera ellos, en dónde escondería...?
Su pregunta fue interrumpida, sabía en donde. En el despacho de su padre, donde también era una pequeña biblioteca.
Se reincorporó, cerrando las puertas del armario, sin embargo, antes de salir, miró de reojo el armario de su madre. A diferencia al de James, este constaba con un hechizo de expansión, creando una pequeña habitación dentro del armario.
Sin pensarlo dos veces, lo abrió y se adentró en él. Miró alrededor, casi nunca entraba allí, era demasiado raro, apuradamente y entraba a la habitación de sus padres.
Al igual que con el armario de James, busco e inspeccionó cada rincón. Y no encontraba absolutamente nada.
Con resignación se dio la vuelta para salir de allí, sin embargo, alzó la mirada y observó un pequeño espacio que podría ser ideal para esconder secretos, o al menos eso pensó.
Resultó no estar mal, pues consiguió una silla para poder alcanzar y revisar. Encontrando una caja de regalo circular de color verde con un listón rojo. Era vieja y parecía no haber sido abierta en años.
Esta vez lo dudó. No tenía ni idea de que podía contener, pero su curiosidad y ansiedad de saber más lo venció. Tomó la caja, dejó la silla en su lugar y corrió hasta su cuarto.
Bolita yendo de tras de él.
Su corazón latía demasiado rápido y se maldijo. Tal vez eran cartas que su padre solía mandarle, pero esas las guardaba en una bolsa especial dentro del tocador.
Abrió la caja con inseguridad y desesperación a la vez. Vació el contenido en su cama, dejando ver decenas de pergaminos algo viejos.
Tomó uno y comenzó a leerlo.
Septiembre 3 , 1980
Querido James,
¿Acaso no recibes mis cartas? Estoy demasiado preocupada por todos ustedes, especialmente por Heaven.
No se nada de ti ni de ella desde el verano.
¿Qué está sucediendo? ¿Qué sucedió con Lily? ¿Ya nacieron tus otros hijos?
Respóndeme por favor. Te lo suplico.
Con cariño,
Isabella J. Avery
Harry releyó la carta más de tres veces, sintiendo un nudo en el estómago crecer.
Tomó otra carta.
Diciembre 21, 1981
James,
¿Podrías tener el valor de responder mis cartas?
Si no fuera por Remus, no tendría ni idea de lo que está aconteciendo en sus vidas.
¿Cómo se encuentran? ¿Cómo está Heaven?
La extraño tanto.
Por favor, necesitamos hablar.
Pd: Lamento mucho lo de Peter, jamás lo esperé de él. Debes sentirte tan mal. Daría tanto por estar allí contigo, dándote la mano.
Con cariño,
Isabella J. Avery
Harry tomó otra más.
Febrero 8, 1982
James,
Algunos de los seguidores de quien tú ya sabes siguen libres. No se si es seguro regresar a casa.
¿Tú que opinas? Remus dice que no es tan buena idea pues los que quedan andan cazando a los traidores tal presas.
Tengo miedo.
¿Cómo está Heaven? Pronto cumplirá dos años.
No hay un solo día en el que no piense en ella. La extraño demasiado.
Contéstame, por favor.
Con cariño,
Isabella J. Avery.
Harry no comprendía nada lo que estaba leyendo, parecían hojas con palabras escritas en idiomas desconocidos, leyó casi todas, notó como Heaven era mencionada en cada una de ellas, así como la firma.
Isabella J. Avery.
La misma mujer que había visto en la estantería de Slughorn.
La misma mujer de la cuál el profesor les había hablado de cómo había sido una amiga muy cercana a su padre.
El increíble parecido que tenía con Heaven.
Todo parecía irse ajustando y comenzando a cobrar sentido, así que tomó la última carta de acuerdo a la fecha.
Julio 25, 1988
Querido James,
Tuviste toda la razón en la última carta.
Es demasiado tarde para entrar a su vida, aún es una niña, y no comprendería del todo.
No me gustaría dañarla de esa manera.
Que de pronto se entere que Lily no es su madre, debe ser espantoso para alguien tan joven.
Aún así, espero que algún día pueda verla otra vez. Abrazarla, besarla. Amarla en persona.
Y que sepa que yo soy su madre.
Espero que ese día no tarde demasiado.
Odio todo por lo que he pasado que me ha mantenido lejos de ella.
La extraño demasiado. La amo demasiado.
Estoy segura que eres un padre espectacular para Heaven. No pudo tener alguno mejor.
De verdad, gracias por todo.
Creo que esta será la última carta durante mucho tiempo.
Con todo mi amor y cariño,
Isabella J. Avery.
Harry cerró los ojos. Sintió un fuerte dolor de cabeza y el nudo en su estómago parecía crecer.
Sintió sus ojos llenarse de lágrimas.
Se arrepintió instantáneamente de haber leído todas esas cartas, de haber entrado al cuarto de sus padres, de no haberlos acompañado y de haber bajado por un vaso de agua la noche anterior.
Procesar la información no fue lo difícil, de hecho, para su sorpresa lo había logrado demasiado rápido.
Según a lo que comprendió, Heaven no era hija de Lily, pero si de James; la dichosa Isabella Avery era la madre biológica de Heaven.
Incluso la acción de pensarlo, le dolió más.
No por él, ni por sus padres, ni por la tal Isabella.
Sino por Heaven.
Le dio un ligero dolor en el pecho al tan solo pensar como su hermana se destrozaría al saber la verdad.
El enojo comenzó a hacerse presente unos segundos después. Jamás le había agradado la idea de alguien lastimando los sentimientos de sus hermanas, ni si quiera porque sus padres fueran los causantes.
No entendía como le habían mentido por tanto tiempo sabiendo lo frágil que Heaven podía llegar a ser.
¿Cómo iba a mirarla a los ojos sabiendo tal secreto? ¿Cómo iba a poder estar en una misma habitación con sus padres sin explotar y reclamarles por ocultar todo esto por tanto tiempo?
Escuchó la puerta de abajo abrirse.
Con nerviosismo, guardó todo dentro de la caja, escondiéndola debajo de su escritorio.
Miró a Bolita, quien estaba recostado junto a la puerta de su habitación. Suspiró y lo tomó entre sus brazos, listo para bajar las escaleras.
Mientras bajaba, escuchó la escandalosa risa de Hazel, y reconoció otras dos voces. Eran Remus y Sirius.
¿Ellos también sabrán? Se preguntó a sí mismo. Soltó un último suspiro e intentó poner su mejor cara.
Llegó hasta la cocina, llamando la atención de las otras cuatro personas allí.
—¿Ese es Bolita?—preguntó Remus acercándose a Harry, con una gran sonrisa.
—¡Winter!—corrigió Lily una vez más.
—Bolita suena mejor.—dijo Sirius acercándose a Harry para abrazarlo.—Mocoso, como te extrañé.
Harry rió.—Yo a ustedes.
Remus lo saludó unos segundos después, abrazándolo por los hombros.—Cada vez los veo más grandes y por ende, significa que yo me estoy poniendo más viejo.
Los tres adultos rieron.
—¿Por qué tienes esa cara? Pareciera que viste a un muerto.—dijo Hazel en tono burlón.
Harry de mordió el labio con nerviosismo.
La puerta principal volvió a escucharse abrir, dejando ver a Heaven y James.
La rubia al escuchar las voces de sus "tíos", corrió hasta la cocina, especialmente hacia Remus, abrazándolo con un gran cariño.
—Ni se nota que lo prefiere a él.—se quejó Sirius dramáticamente.
Heaven se rió y se separó del abrazo, yendo hacia el pelinegro, el cuál se retorcía debajo del abrazo de la rubia.
—¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡James! ¡Tu engendro me quiere asfixiar!—exclamaba Sirius.
Todos rieron ante la exageración de Sirius.
—Yo también te extrañé, tío Sirius.—murmuró Heaven.
La rubia llevaba consigo un ramo de peonias con margaritas, al cual le quitó dos de las últimas, entregándole una a Sirius y una a Remus.
Los dos adultos le sonrieron con simpatía.
El resto del ramo se lo entregó a Lily, abrazándola de lado.
—Te trajimos tus favoritas. Las peonias.
—Muchas gracias, Heaven.—agradeció Lily para luego pincharle la nariz juguetonamente.
Harry se sintió demasiado culpable y pensó en cómo sus padres no se sentían mal de ver ese tipo de acciones y saber que todo era una vil mentira que ellos habían propagado.
La conversación entre los adultos y sus hermanos fluía de manera igual a siempre. A excepción que él apenas y había murmurado un par de palabras.
Lily los había mandado al comedor, pues el desayuno, casi almuerzo estaba listo para servirse.
Todos salieron de la cocina a excepción de él y de Heaven, quien estaba concentrada sacando un par de galletas de uno de los frascos.
Harry la miro de reojo.
No era un secreto que Heaven era la que más resaltaba cuando salían en familia. Y no solo por ser la rubia. Era demasiado diferente a ellos, de cierta manera.
Físicamente tenía algunos rasgos similares a los de su padre, pero de allí en fuera, no lucía como nadie más que hubiese conocido dentro de la familia Potter o Evans.
Todo tenía tanto sentido, que comenzaba a asustarse.
Lo que sí tenía completamente en cuenta, era que sin importar si no compartían la misma madre, su afecto por ella seguía intacto.
Tanto a ella como a Hazel, las adoraba con toda su alma, y siempre buscaba la manera de protegerlas y evitar que se metieran en problemas por él. Nunca funcionaba pero sus intenciones eran buenas.
Heaven era su hermana, sin importar qué. Nadie, ni nada podría cambiar eso.
Se acercó a ella y sin previo aviso la abrazó.
Heaven se sorprendió pero aceptó el abrazo con cariño.
—Heaven, te quiero demasiado, nunca lo olvides. Perdóname por ser tan idiota contigo. De verdad, perdón.—murmuró Harry durante el abrazo.
Heaven se alejó y frunció el ceño.—Está bien, Harold. Tampoco es para tanto. Sabes que también te quiero aunque seas un idiota.—murmuró la rubia mordiendo un trozo de galleta.—Ven, vamos al comedor.
Harry asintió y la siguió hasta la otra habitación.
Al sentarse en su lugar de costumbre miró su entorno, todos reían, charlaban y el ambiente era completamente perfecto.
Harry Potter sabía que muchas cosas atormentaban su vida fuera de casa, pero jamás se esperó que dentro de ella también se fuera a formar un huracán, el cuál arrasaría con todas sus fuerzas.
Y no estaba seguro si él —y cualquier otro integrante de la familia Potter— estaba listo para ello.
***
sin editar
nota de la autora;
PRIMERO QUE NADA MUCHAS GRACIAS POR LAS 100K LEÍDAS, DE VERDAD LA EMOCIÓN NO CABE DENTRO DE MI.
De verdad, muchas muchas muchas gracias.
Quiero hacer alguna dinámica pero no se me ocurre qué, así que si tienen ideas, déjenlas aquí o fake ——>
Respecto a este capítulo, es algo corto pero creo que de los mejores que he escrito.
De verdad, no están listas para el drama.
Y quiero hacer dos friendly reminders.
1.- James no sabe sobre el Obliviate que Lily le lanzó al Heaven después del accidente del departamento de misterios
2.- James tampoco sabe sobre las cartas de Isabella, lol
Entonces ajá 🧘🏻♀️
En fin, espero que les haya gustado el capítulo tanto como a mi. Se convirtió en uno de mis favoritos.
Stan Bolita for clear skin
All the love
Francia💐💐💐
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