【 026 】
【 xxvi. talks to wait for 1/2 】
《omnisciente》
Heaven caminó por todo el Colegio hasta llegar a la enfermería, abriendo la puerta con brusquedad. Sin embargo, solo recibió una mirada recriminatoria de parte de Madame Pomfrey.
La miró de forma apenada, y con una media sonrisa. Con más lentitud, cerró la puerta tras ella.
Madam Pomfrey ladeó la cabeza, señalándole el lugar donde Marietta se encontraba.
Heaven le agradeció en voz baja y caminó, encontrándose con Harry sentando con su uniforme de entrenamiento de quidditch, junto a la camilla, besándole la frente a Marietta, mientras la chica sonreía con cariño.
Marietta tenía el brazo rodeado con una venda, sostenido por un cabestrillo. Estaba sentada en la camilla, recargada en el brazo de Harry.
Heaven se aclaró la garganta, recibiendo la atención de la joven pareja.
—¿Qué te sucedió?—preguntó con cierta preocupación.
—Me resbalé con la estúpida nieve.—refunfuñó la morena.
Heaven se acercó, sentándose en el borde de la camilla, poniendo su mano sobre el hombro de su amiga.
—Quería decirte...
—Yo...
Hablaron a la par, interrumpiéndose, y después de un par de segundos en silencio, ambas rieron.
Harry sonrío con diversión.—Será mejor que me vaya, para que puedan hablar.—dijo para luego darle un corto beso en los labios a Marietta y dedicarle una sonrisa incomoda a Heaven.
—Ya vete.—lo apresuró Heaven.
Harry rodó los ojos.—Ojalá te caiga un rayo.
—Ojalá y te caigas de tu escoba.—replicó Heaven riendo.
Harry le dio dos suaves golpes en la cabeza a Heaven con la palma de su mano antes de salir del ala médica.
Heaven regresó la mirada a Marietta.
—Perdón.
Dijeron a la par, por segunda ocasión.
—Espera, yo primero.—dijo Marietta antes de que se volvieran a interrumpir mutuamente.—Debí decirte desde el inicio. En verdad, lamento mucho si te herí por ocultarte mi relación con Harry, nunca fue mi intención, simplemente jamás se dio el momento y no es como si mi relación con Harry hubiese sido muy estable. Te quiero muchísimo y la he pasado muy mal desde que no nos hablamos.
Heaven asentía lentamente.—También perdóname a mi si te llegué a decir algo feo, a veces me dejo llevar por el enojo. Debí escucharte.
—No hay problema, ya te conozco. Y no tienes nada de que disculparte, yo fui la que actuó mal.
—Creo que tú y Harry son felices en cierto modo, y eso me hace feliz a mi. Aunque, sobre lo de Ginny...
—Lo sé, y me avergüenzo mucho de ello.—replicó desviando la mirada.
Heaven no sabía que decir así que simplemente le tomo la mano con cariño.—Te extrañé.
Marietta la miró.—Y yo a ti.—dijo con una sonrisa bastante sincera.
Un par de días después, Heaven se encontraba en la biblioteca, intentando terminar sus pendientes. Pero su mente estaba en otro lado.
La rubia había leído más de seis veces la misma página en su libro de Pociones; y aún así, no terminaba de comprender. Después de un largo suspiro, lo cerró de golpe, provocando que algunos estudiantes en las otras mesas se sobresaltaran ligeramente ante el estruendo.
Se levantó, llevando el libro a su lugar, lista para salir de allí. Caminando sin rumbo, se le ocurrió la idea de ir a darle una pequeña visita a Draco a la Sala de Menesteres.
A Heaven le agradaba pasar el rato con el Slytherin, le daba bastante curiosidad como Draco solía comportarse con sus hermanos y lo diferente que lo hace con ella.
Y aunque nunca tuvieron alguna enemistad, no solían dirigirse la palabra. Aunque siempre lo había considerado como una persona bastante pesada, arrogante, poco agradable y algo idiota.
Pero su perspectiva de él, había cambiado bastante desde que comenzaron a convivir con más frecuencia que nunca.
Y aunque Heaven no lo reconocería nunca, había algo en él que la atraía, aunque no sabía exactamente qué. Tal vez era su aroma, que era una esencia de menta combinada con perfume caro. Solo, tal vez. Pensaba ella.
Termino de meter todas sus cosas dentro de su bolso, y se paró frente a la gran puerta. Cerró los ojos, segundos más tarde, ya se encontraba abierta.
Al entrar y pasar junto a los artefactos llenos de polvo, provocó que arrugara la nariz, estaba bastante consciente que más tarde, le vendrían las alergias. Sin embargo, se adentró a la misteriosa Sala, encontrándose con el joven rubio platinado, sentado en el piso, donde la alfombra apuradamente llegaba; mientras recargaba su espalda en el sofá viejo lleno de libros.
Draco alzó la mirada al escuchar las pisadas con la que ya estaba familiarizado. Le dedicó una corta sonrisa, en forma de saludo.
Heaven al acercarse, se retiró los zapatos, pasando en calcetines por la alfombra y sentándose al costado de Draco.
Draco giró todo su cuerpo para poder encararla, y así fue, le sonreía burlonamente con su típica ceja alzada.
—¿Qué?—le preguntó Heaven con confusión.
La sonrisa de Draco creció aún más, parecía estar al borde de las risas.—¿Ahora qué desgracia te sucedió?
Heaven lo miró con indignación, rió y lo empujó suavemente con su hombro.—Tampoco es como que me vaya tan mal.
—El "tan" me hace tener mis sospechas.—le respondió Draco con una sonrisa, devolviéndole el empujón con delicadeza.
Heaven rió más fuerte, dejando a Draco maravillado ante la melodiosa risa.—¡Detente!
Draco sonreía, le encantaba escucharla reír y aún más, si la razón había sido algo que él había dicho.
—¿Por qué sino, por cuál otra razón estás aquí?
—¿Alguna vez haz considerado el hecho que me agradas?—cuestionó Heaven.
Draco arrugó la nariz.—¿Te agrado?
—Ya te lo había dicho.—murmuró Heaven.
—Creí que solo lo decías en broma.—le respondió con cierta vergüenza.
En realidad, Draco creía que Heaven se le acercaba porque la rubia no tenía a alguien más con quien desahogarse, y de cierta forma, el rubio se había ganado la confianza de la joven.
—Pues, es cierto.—Heaven se giró también, para encararlo.
Ambos sentados en la alfombra, bastante cerca, pero respetando algunos inexistentes límites. Frente a frente, una gran sonrisa en ambos rostros. Los dos tenían uno de sus brazos recargados sobre el asiento del sofá, cargando su propia cabeza en la palma de su mano.
La atmósfera era tranquila, relajada, todo lo que ambos necesitaban por un momento. Dejando sus respectivos problemas de lado.
—¿Y yo te agrado?—le preguntó Heaven, rompiendo el hielo luego de unos segundos en silencio.
Draco rió.—Eso fue demasiado Potter de tu parte, Potter rubia.
—¡Hey! ¿Qué quieres decir con eso?
—Ustedes, los Potter, tienen una obsesión con agradarles a las personas.—aclaró Draco.
Heaven resopló.—Eso es falso.
—¿Segura?
Heaven sabía que era verdad, cada uno buscada validación, curiosamente era de la misma manera pero por razones muy diferentes. Harry solía hacerlo para sentirse capaz; Hazel para no sentirse desplazada; y Heaven para sentirse importante.
Heaven desconocía los motivos de sus hermanos para actuar de aquella manera, pero estaba bastante familiarizada con su propio motivo. No todos en Hogwarts tenían dos hermanos de su misma edad y curso, que eran considerados héroes, no solo por salvar a un par de estudiantes o a un Colegio entero, sino, a toda la comunidad mágica de Reino Unido.
Heaven desvío la mirada.—Estoy segura.—admitió.—No has respondido mi pregunta.
—Yo también ya te había dicho que si me agradas, Heaven.—le dijo Draco, dejando caer su cabeza sobre el asiento del sofá, recostándose sobre el.
La rubia sonrió.—Lo sé.—le dijo altaneramente. Con toda la intención de hacerlo rechistar.
Draco rodó los ojos.—Aunque a veces, también me caes mal, Potter.—murmuró haciéndole énfasis a su apellido.
Heaven alzó una ceja, dispuesta a seguirle el juego.—Lo mismo pienso, Malfoy.
La rubia no se dio cuenta en que momento había comenzado a juguetear con los anillos de Draco. Pero al parecer, llevaba haciéndolo por un buen tiempo. Avergonzada soltó con brusquedad la mano del joven Slytherin, llevando su propia mano a su cabello, pretendiendo que nada había sucedido.
Draco le sonrió torpemente mirándola a los ojos. Él sí estaba consciente de lo que sucedía, pero no le incomodaba en lo absoluto.
Su mirada se desvió a sus labios. Jamás se había dando cuenta de las ganas que tenía de besarla y decirle cuán encantado lo tenía.
Sin embargo, cualquier pensamiento sobre besarla se esfumó al analizarlo dos veces. Sabía que aún no podía arriesgarse tanto. Desvío la mirada y notó algo bastante curioso.
—¿De verdad tienes eso?—le preguntó con cierta burla, señalando la prenda negra que Heaven traía puesta.
La rubia frunció el ceño ante la confusión, miró a donde Draco había señalado. Se refería a la prenda que traía puesta.
Era una hoodie negra, con un logo gigante del Colegio en color dorado. En realidad, era bastante fea, pero Heaven aquella mañana tenía demasiado frío. Así que, decidió ocuparla.
Draco reía burlonamente.—Heaven, eres demasiado Potter para tu propio bien.
—¡Sorpresa! Así me apellido, idiota.—le respondió ella, riendo.
—¿Es tuya? Digo, no me sorprendería si es tuya.—hizo una mueca graciosa.
—No, es de Harry. Creo que se la dieron como regalo por el Torneo de los Tres -esa ocasión, cinco- Magos.
—Claro que tenía que ser de él.—dijo burlonamente.
Heaven rió.—No entiendo por qué dices que "es demasiado Potter de mi parte".
—Ustedes—pausó para señalarla.—, aman Hogwarts, tanto como todos los aman a ustedes.—dijo rodando los ojos.
—Corrección, yo odio este lugar. Corrección número dos, no nos aman a todos los Potter, supongo que solo a Harry, y corrección número tres, ni si quiera creo que lo amen, más bien, le tienen cierta esperanza y ¿respeto?
—Como sea, —replicó Draco.—Todo eso no quita el hecho que lo que traes puesto es horrible.
Heaven bufó.—Lo sé, te doy completamente la razón en eso; pero tenía demasiado frío en la mañana.
—¿No tienes otro suéter?
—Sí, pero McGonagall siempre me los quita, por no pertenecer al uniforme.—arrugó la nariz.—Sólo me permite traer este o el de quidditch, que por cierto, ya devolví.—pausó unos segundos, Draco rió suavemente.—Pésima decisión de mi parte, por si lo preguntas. Era bastante cómodo. Extraño más al suéter que a su dueño.—dijo riendo.
Draco rió aún más.—Algo así mencionaste el día que te perdiste.
Heaven se enderezó, cubriéndose el rostro con sus manos, debido a la vergüenza.
—Que pena.—susurró.
—No pasa nada, a todos nos ha sucedido.
—¿Hablar de más?
—Oh no, eso solo a ti te sucede. Me refería a perderse en el castillo.—bromeó Draco.
Heaven rió y Draco la acompañó unos segundos después.
Ambos se quedaron un largo rato conversando, disfrutando la compañía uno del otro y discutiendo temas al azar.
***
sin editar
nota de la autora:
Bueno, por su paciencia, les traigo un mini maratón de dos capítulos.
Estoy chillando, amo tanto a Draco y Heaven, les quiero llorar mil años.
Falta poco para cosas súper importantes.
Espero poder subir pronto la segunda parte de este mini maratón.
Gracias por las casi 80K leídas, chillo, estamos demasiado cerca de las 100k, voy a llorar mucho.
Espero que les haya gustado este capítulo.
All the love
Francia 💕
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