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【 025 】



xxv. everyone against Harry

omnisciente

Heaven despertó ante los constantes golpeteos en la puerta de su habitación. Resopló mirando al reloj sobre la mesa de noche junto a su cama.

Apenas eran las siete de la mañana, tenía veinte minutos más para dormir.

Se volvió a acomodar, decidida a ignorar los golpeteos, pero cada vez se hacían más constantes y fuertes.

Gruñó contra su almohada, levantándose apuradamente. Abrió la puerta con agresividad.

—Señorita Potter, la espero en mi oficina en quince minutos.—le informó el profesor Flitwick.

Heaven no alcanzó a responderle, pues el profesor se había marchado. Rodó los ojos con irritación.

Cerró la puerta, resignándose a que el día ya había comenzado.

Después de arreglarse, se miró al espejo por última vez, se sacudió el uniforme y se encaminó a la oficina del jefe de su casa.

Al llegar a la oficina, golpeteó la puerta un par de veces. Se escuchó un "Adelante" del profesor Flitwick, giró la manija y entró.

Se sorprendió ligeramente al ver a Anthony Goldstein sentando frente al escritorio de su profesor. El pelinegro se giró para mirarla, dedicándole una pequeña y tímida sonrisa.

Heaven rodó los ojos con descaro y se sentó de mala gana.

—Buenos días.—saludó Flitwick. Al notar que ambos jóvenes apenas y contestaron, se apresuró a dar su comunicado.—Señorita Potter, me imagino que se imaginará por qué la mande a llamar.

Heaven simplemente asintió.

—El joven Goldstein ha aclarado la situación sobre el malentendido sobre su accidente...

—Yo siempre le dije que yo no había sido la responsable.—murmuró interrumpiéndolo.

Flitwick la miró con cierta pena y tal vez, remordimiento.—Lo siento, debí haberla escuchado.

La rubia asintió mirando fijamente la pared.—Como sea...

El profesor abrió uno de los cajones de su escritorio, sacando de allí la varita de Heaven y entregándosela.

—De verdad, lamento tanto toda la situación, la investigación se cerró.

Heaven frunció el ceño.—¿Descubriste quién fue?—le pregunto a Anthony.

El pelinegro abrió la boca para contestarle pero Flitwick se adelantó.

—El señor Goldstein confesó que practicó los hechizos en su propia escoba para poderlos usar contra sus contrincantes, y que no se removieron del todo. Tendrá detención por intentar agredir a los otros equipos y por haberla inculpado.

Anthony no decía nada, simplemente miraba a sus zapatos.

Heaven lo miró desconcertadamente, pues sabía que era mentira. Draco le había contado su fechoría en contra de su compañero de casa. Así que, dudó por unos segundos defender a Anthony, a su pensar, no importaba cuánto daño le había hecho, no creyó que sería capaz de culparse para que ella quedara libre de castigo. Pero, tampoco tenía la intención de involucrar a Draco. Prácticamente, -y por alguna desconocida razón- el rubio la defendió.

—De cualquier manera, la detención del día de hoy sigue en pie. No debe hechizar a sus compañeros bajo ninguna circunstancia.

La rubia asintió.

—Eso sería todo por hoy, pueden retirarse. Que Rowena les conceda un buen día lleno de aprendizaje.

Ambos jóvenes se pusieron de pie a la par, mientras murmuraba un Gracias e igualmente a su jefe de casa.

Anthony abrió la puerta, dejando salir a Heaven primero. Y una vez fuera, el pelinegro enroscó su mano en la muñeca de Heaven.

—¡Espera!—pidió.

Heaven de mala gana se dio la vuelta para encararlo.—Gracias, no tenías que hacerlo.—le regaló una sonrisa falsa y se giró sobre sus talones.

¡Vee!—esta vez tiró suavemente de su hombro.

—Potter,—le corrigió la rubia como alguna vez él lo hizo.

Anthony bufó.—¿Podemos hablar?

—No,—le respondió.—Mira, tú muy bien conoces tus errores y si crees que con tu repentino remordimiento te voy a disculpar después de todo lo que me dijiste, estás muy mal.

Anthony no dijo una sola palabra, resignado caminó de vuelta a su dormitorio.

—Que inmaduro.—dijo Heaven para si misma mientras lo veía retirarse.

—Buenos días, Vee.—la saludó Olivia Fawley, -una de sus amigas de la casa- mientras le pinchaba el hombro.—¿Qué haces aquí tan temprano?

Heaven chasqueó la lengua.—A las personas solo les gusta hacerme enojar,—gruñó.

Olivia rió.—¿Vienes a desayunar? Marietta y...

—Tengo que ir con Hazel,—se adelantó.

Esta vez, si era verdad, pues su hermana quedó en hacerle algunos deberes pendientes de Heaven de Transformaciones.

—Oh, no hay problema.

—Pero sí podemos ir juntas.—le sonrió Heaven.

Ambas bajaron al Gran Comedor mientras hablan de temas triviales y no tan profundos. Jamás fueron tan cercanas, sin embargo, disfrutaban su compañía mutuamente.

Una vez frente a las puertas del Gran Comedor, disminuyeron el ritmo.

—Entonces nos vemos en clase.—le sonrió Olivia cordialmente.

Heaven asintió. Localizaba la cabellera pelirroja que solía sobresalir del resto de estudiantes en la mesa de Gryffindor. Una vez que la halló caminó hasta ella.

—¡Buenos días!—exclamó Hazel con su típica chispa al ver a su hermana sentándose frente a ella.

—Ni tan buenos.— murmuró Heaven.

Hazel frunció el ceño demostrando cierta preocupación.—¿Ahora qué pasó?

La rubia tomó un trozo de pan y comenzó a untarle mermelada.—Ya estoy harta. Ya quiero que comiencen las vacaciones.

Hazel le sonrió intentando darle ánimos.—Ya falta menos, de todas formas...

—¿Qué mierda?—soltó Heaven mirando detrás de su hermana, específicamente a la puerta del Gran Comedor, Hazel no quiso quedarse detrás, así que, se giró sobre su hombro.

Su hermano, Harry, atravesaba la puerta, con cara de pocos amigos mientras con lo que parecía un pañuelo se cubría la nariz. A su lado se encontraba Ron, con el ceño y labios fruncidos, mirando al piso. Por otra parte, entraba Hermione, mirando al par de amigos con irritación.

Al llegar los tres tomaron asiento agresivamente, en especial Harry, quien soltó un gruñido.

Heaven deseó burlarse pero ahogó su risa, disfrazándola con una tos falsa.—¿Qué demonios te sucedió, Harold?

Ron rodó los ojos, cruzándose de brazos. Harry simplemente suspiró, sin decir una sola palabra y sin quitarse el pañuelo de la nariz.

Hazel y Heaven miraron a Hermiones con cierta confusión en su rostro. No entendían una mierda de lo que estaba acoteciendo frente a sus ojos.

La castaña soltó un jadeo expresando su evidente irritación.—Ronald lo golpeó.—murmuró para luego tomar una mandarina.

—¿Quién te crees para andar maltratando al miope de mi hermano?—le preguntó Heaven al borde de las risas.

Ron gruñó.—Tu querido hermano engañó a mi hermana.

—Oh.—replicó Heaven, miró a la mesa, tomó un racimo de uvas, lanzándolas directamente al rostro de Harry. La acción coincidió con la del azabache, pues justo cuando apartó su mano de su nariz, el racimo de uvas se impactó contra su -ya herida- nariz.

—¿Qué te sucede, Jeanette?—bufó Harry, llevándose el pañuelo a la nariz una vez más.

—Había olvidado ese detalle, que por cierto, me molesta...

Antes de que Harry pudiese responder, un par de nueces rebotaron sobre su frente.

—Yo también estoy molesta, eres un idiota, Jamie.

Ron lanzó una carcajada ante la expresión de Harry.

—¿Hoy es día de atacar a Harry o qué?—bufó molesto, lanzando el mismo racimo de uvas hacia Heaven, sin embargo, los reflejos de la rubia fueron más rápidos, provocando que el racimo impactara justo en la espalda del profesor Snape.

El profesor se giró sobre sus talones, lanzándole una mala mirada a Harry.—¿Cuántos años tiene, señor Potter? ¿Cuatro? ¿Cinco?—hizo una pausa, sin embargo, no hubo ninguna replica, de parte de nadie.—Detención una semana.

Harry se quejó y miró al profesor alejarse. Cuando Snape ya no estaba a la vista, todos rieron con descaro.

—No, es el día en el que el mundo esta en tu contra.—se burló Hazel.

—Como sea, y agradece que te tuve compasión porque te quiero mucho.—bufó Ron arrugando la nariz.—¿Y quién es Marietta? ¿La que nos delató con Umbridge hace unos meses?

—Marietta, la amiga de Heaven de Ravenclaw.—le respondió Hermione, dando un ligero asentimiento en dirección de la morena quién charlaba alegremente con Olivia Fawley.

Todos se giraron sin disimulo a aquella dirección.—¿Ya no es tu amiga, cierto?—cuestionó Ron regresando la mirada a Heaven.

La rubia se sintió ofendida por unos segundos.—Claro que si, solo que no hemos hablado desde hace un par de semanas.

Harry rió sarcásticamente.—Claro.

—Cállate, tu no eres quién para exigir.—le dijo Heaven.

—¡Mejor cambiemos de tema!—exclamó Hazel.—¿Ya sabes con quién irás a la Gala de Slughorn?—preguntó Hazel a Heaven.

La rubia suspiró.—Creo que iré sola.

—¿No iba con tu amigo Nott?—preguntó Harry

Heaven sonrió.—Nope.

—Deberías ir con McLaggen.—sugirió Ron.

—Ew.—murmuró Heaven.—Ni si quiera me agrada.

—¿Por qué no le dices a Goldstein? ¿Qué no salías con él?—preguntó Hermione.

Heaven arrugó la nariz.—Si, bueno, iré sola. Está decidido.

Heaven arrastraba sus pies por los pasillos. Las clases habían llegado a su fin por aquel día, lamentablemente, tenía un castigo pendiente.

Por un momento creyó que compartiría detención con su hermano, Harry, quién había sido castigado por el profesor Snape aquella mañana, sin embargo, no fue así.

Aunque si lo deseó, pues su hermano pudo haber sido su entretenimiento durante las dos siguientes horas.

Se dirigía específicamente a la sala de trofeos, donde el profesor la envió. Ya que era limpiar los trofeos por segunda ocasión en lo que llevaba del curso o acompañar a Hagrid al Bosque Prohibido a media noche.

Heaven optó por dormir temprano aquella noche.

Cuando entró, se sorprendió al ver la misma cabellera rubia platinada con la que coincidía bastante últimamente.

Draco se giró y la miró de arriba a abajo con una sonrisa de lado.—No me sorprende que estés aquí.

—Te dije que tenía un castigo pendiente.—le respondió acercándose.

—¿Qué le pasó a la perfecta Heaven Potter?

En realidad, Heaven no lo sabía. Ella nunca había tenido tantos castigos (a excepción del segundo año), solía ser aún mas cumplida. Manteniendo todo bajo control y ser la mejor versión académica de si misma. Sin embargo, desde que comenzó el año, se dio por vencida en ese sentido. No iba a seguir bajo la misma presión a la que ella se metía, intentando sobresalir en cada ámbito y estar a la altura de sus hermanos, quienes eran considerados como unos héroes.

—Se fue a la mierda.—respondió al borde de las risas, justo como él.—¿Tú qué haces aquí? Hasta parece que te metes en problemas solo para estar conmigo.

La sonrisa de Draco era diferente, al menos eso había notado Heaven, era más burlona, más sincera.

Draco rió.—Eso desearías. Suficiente tenía con el castigo horroroso de limpiar cada trofeo sin magia, y ahora empeoró a tener que soportarte dos horas.

Heaven rió.—Oh, cállate, te gusta convivir conmigo.

—No es lo único que me gus...

Ambos pegaron un brinco cuando la puerta de la sala se abrió de golpe y con agresividad.

Anthony bufó, cuando notó al par frente a él, se avergonzó.—Lo lamento, a veces, Flitwick me desespera demasiado.

Draco rodó los ojos.

—Bienvenido a mi mundo.—respondió Heaven con ironía, alejándose de Draco.—¿Qué haces aquí?

—Flitwick quiso que comenzara mi castigo desde hoy, y me envió para acá, pero creí que solo estarías tú.—murmuró mirando de reojo al rubio detrás de Heaven.

—¿Castigo de qué?

Anthony rió suavemente.—Creo que seguías dormida en la mañana. Por lo de la escoba hechizada.

Draco alzó la mirada con intéres.

—Oh...—musitó—Pero no fuiste tú...

—No pasa nada, supongo que lo merezco.—murmuró Anthony observándola.

—Tal vez, pero...

—Mira, de verdad, no es nada. Prefiero esto, a que me odies más. Y sinceramente, fue bastante injusto culparte. Tú no lo hiciste y mucho menos sabes algo sobre ello.

Heaven se rascó una ceja con nerviosismo y miró a Draco de reojo, el rubio tenía una mirada que la rubia no supo identificar.

—Deberíamos comenzar de una vez, digo, para que terminemos más rápido.—sugirió Heaven.

Ambos chicos asintieron y comenzaron sus respectivas tareas. De vez en cuando, alguno decía algo y era contestado con un simple asentimiento por parte de los otros dos.

Casi dos horas despues, Heaven bufó al no poder quitarle una mancha a uno de los trofeos. Draco se burló y le arrebató el trofeo de las manos.

—Theodore tenía razón cuando dijo que te irritas con facilidad.

—Teddy siempre tiene la razón.—suspiró al ver lo rápido que Draco había eliminado la mancha por completo.—¿Por qué te castigaron?

Anthony los observaba conversar desde el otro lado de la sala, con el ceño fruncido. Draco pudo notarlo de reojo, y una sonrisa burlona se plantó en sus labios.

El rubio recargó su brazo sobre el hombro de Heaven, sin romper el contacto visual con ella.—Inasistencias. Flitwick no es tan agradable como la gente asume.—ladeó la cabeza.

Heaven frunció el ceño ante las acciones del rubio.—Nunca lo ha sido.

—¿De verdad?—preguntó y tiro del hombro de Heaven, acercándola más hacía él. Draco miró por el rabillo de sus ojos al pelinegro que lucía bastante confundido e incluso irritado.

Heaven se movió bruscamente, alejándose de Draco, ocasionando que el brazo del rubio cayera.

—Sí.—respondió sin más, desviando la mirada mientras caminaba a otra estantería. Sin embargo, Draco la siguió.

—Oye, Vee.—le habló Anthony.

—No me llames así.—murmuró Heaven.

Vee.—se burló Draco en voz baja, solo para que ella pudiese escucharlo.

—Sí, perdón, Potter,—se corrigió Anthony.—¿Te enteraste que Marietta se fracturó?

—¿Qué?—preguntó Heaven horrorizada.

—Uh, sí. Hace unas dos horas. Supuse que no lo sabías. Tiene días que las veo distanciadas. ¿Por qué...

—Si, bueno, eso no es de tu importancia.—respondió la rubia secamente. Draco ahogó una risa.

—Como sea,—dijo Anthony mirando mal a Draco.—Está en la enfermería, por si quieres ir a verla.

—Gracias.—murmuró Heaven.

Heaven tomó otro trofeo, el más pequeño que encontró, pero Draco tiró de su hombro izquierdo.

—¿Qué pasa?—preguntó al borde de la frustración.

Toda la situación parecía un sueño, o una pesadilla. Quiso reír ante la ironía.

—Mira, no sabía que tu padre había sido Premio Anual.—le comentó Draco tendiéndole el trofeo.

James C. Potter. Permio Anual. 1977

Heaven sonrió, recordando como su padre le había comentado que ni él se esperaba aquel trofeo.

—Claro que lo fue. Y de seguro el mejor.—le sonrió Heaven.

—¿Heaven?—escuchó a Anthony llamarla mientras miraba atentamente uno de los estantes.

—¿Ahora qué?—preguntó sin ánimo.

—Es que...—Anthony pausó unos segundos.—Mira...—señaló una foto, al fondo del estante.

Heaven se acercó, y Draco detrás de ella.

Heaven quedó anonadada, era una foto que bien parecía ser de ella. Se trataba de una joven rubia, ojiverde y una gran sonrisa. Parpadeó un par de veces. A diferencia de ella, la joven en la foto, portaba con orgullo el uniforme de Slytherin.

—Isabella Avery.—leyó Anthony.—Mierda, de pronto creí que eras tú.

Heaven no respondió, continuó viendo la foto. En ese mismo momento, recordó lo que Harry le había mencionado un par de veces. Comprendió el porqué Slughorn solía confundirla. No podía negar el evidente parecido.

—¿La conoces?—preguntó el pelinegro.

Heaven negó con la cabeza.—No tengo ni idea de quién es.

—Al parecer también fue el Premio Anual a la par con tu padre.—murmuró Draco señalando a la estantería.

Heaven tomó entre sus manos el trofeo.

Isabella J. Avery. Premio Anual. 1977.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, sacudió la cabeza y dejó todo en su lugar.

—Suficiente por hoy.—murmuró.

—Ya terminamos,—concordó Anthony.

Draco no dijo nada, simplemente asintió. Heaven suspiró y se recargó contra una de las paredes.

El rubio se acercó a ella.—¿Estás bien?—preguntó, ignorando la curiosa mirada que Anthony les dedicaba.

—Sí, solo fue algo bastante raro.

—Sí, lo fue.—concordó Draco.—Buenas noches, Potter.—murmuró para luego salir de la habitación.

—Buenas noches.—murmuró apenas.

Anthony tomó la oportunidad y se acercó hasta ella.—¿Segura que estás bien?

Heaven asintió.—¿Por qué no lo estaría?

El pelinegro se encogió de hombros. Pasó por su lado y antes de salir por la puerta, retrocedió.—¿Traes algo con Malfoy? ¿Por eso me dejaste?

Heaven salió del pequeño trance.—¿Qué dices?—preguntó con confusión.

—¿Tienes algo con Malfoy?—repitió.

—¿Qué? ¡No! ¿Qué te hace pensar eso?

Anthony se encogió de hombros nuevamente.—No lo sé, te mira diferente.

Heaven frunció el ceño para luego rodar los ojos.—Estás exagerando.

—No, podría jurar que le gustas o algo así. Aparte, jamás se habían hablado, creo. Y ahora parecen ¿amigos?

—¡Sorpresa! Tenemos a un amigo en común.

—Eso no justifica las miradas...

—¿Qué miradas? Goldstein...—pausó unos segundos.—Olvídalo, no te debo explicaciones.—bufó y salió de la habitación.

Miles de pensamientos rondaban por su mente a la vez. Tenía una plática pendiente con Harry, dejarlo hablar sobre la tal Isabella Avery. Todo el tiempo, su hermano tuvo razón, y odió tener que admitirlo. Y en segunda, ¿de qué mierda había hablado Anthony? No le gustaba a Draco ¿o, sí? No, era un tontería.

Suspiró, no tenía suficiente tiempo para resolver cada una de sus dudas. Primero comenzaría con sus pendientes, y uno de ellos, la esperaba en el ala médica, justo a donde se dirigía.

***
sin editar

nota de la autora;

APAREZCO, perdón si tiene errores, lo acabo de terminar y son casi las dos de la mañana.

Espero que les guste.

Ojo con lo que se viene.

Les amo mucho

Gracias por las 70k leídas

🤍🤍🤍

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