【 023 】
【 xxiii. draco is pretty 】
《omnisciente》
Noviembre por fin estaba llegando a su fin, lo que significa que las vacaciones de Navidad estaban demasiado cerca.
Heaven no podía con la emoción de por fin tener un descanso, pues debido a los exámenes trimestrales, las miles de tareas y las asesorías, estaba exhausta, provocando que se la pasara de mal humor.
Y este día no era la excepción, después de haber pasado casi dos horas con un alumno de tercer año de Gryffindor había perdido la poca paciencia y cordura que le quedaba para pasar bien el día.
En cuanto el reloj marcó las 4:45 p.m, tomó sus cosas, corriendo al campo de quidditch, pues Slytherin y Gryffindor estarían protagonizando el segundo partido de la temporada.
Aunque a Heaven no le interesaba mucho el quidditch, simplemente asistía a los partidos para apoyar a sus hermanos y convivir con su padre. Pues James Potter no se perdía ninguno de los juegos de sus hijos.
Heaven caminaba apresuradamente por los pasillos, consciente que le tocaba un largo recorrido y el frío de finales de noviembre no ayudaba en lo más mínimo. Llevaba al menos tres capas de ropa, y aún así podía sentir sus manos ponerse algo rígidas.
—¡Heaven!—escuchó a alguien llamarla.
—¿Qué?—respondió bruscamente mientras se giraba encontrándose con su amigos Theodore Nott acompañado de Draco Malfoy.
El rubio la miraba con su típica sonrisa burlona mientras Theo la miraba con indignación.
—Déjame adivinar, aún no has ido con Trewlaney para que te alinee los chakras.—se burló Draco antes de que Theo pudiese hablar.
—No es gracioso, todo es culpa de un mocoso de tercer año de gryffindor. Después de crecer con Harry, no creí que habría algún ser más inútil.—chasqueó la lengua.
Draco soltó una carcajada para nada disimulada. Mientras Theo miraba de uno al otro, con una expresión de confusión en su rostro.
—¿Desde cuando ustedes se hablan con tanta confianza?—preguntó señalándolos.
Heaven se encogió de hombros, sin la mínima gota de querer darle explicaciones a su mejor amigo.
—¿Acaso Heaven no te ha contado sobre nuestra amistad?—preguntó Draco poniendo la mano sobre su pecho para poder expresar la falsa indignación que padecía en el momento.
—¿Amistad? ¿De qué me he perdido?—preguntó aún viendo de uno al otro.
—Es tu culpa, te desapareces con Merlín sabrá quién a hacer Merlín sabrá que.—acusó Heaven con una ceja alzada.
—Casualmente, Blaise también se ha estado desapareciendo en las últimas semanas.—añadió Draco.
Los dos miraron con los ojos entrecerrados a Theo quien se removía en su lugar con incomodidad.
—No, no me gusta su amistad.—dijo riendo con nervios.—Mejor deberíamos apresurarnos, el juego comenzará en menos de diez minutos.
—Como tú digas, Teddy.—dijo Heaven encogiéndose de hombros junto a Draco.
Los tres emprendieron su marcha al campo de quidditch mientras conversaban y reían ligeramente.
—La verdad es que no le entiendo para nada al Quidditch, solo vengo por Harry y Hazel. ¿Qué pasa si pierde Slytherin?
Draco la miró mal.—Eso no sucederá, pero en fin, tendría que jugar con Hufflepuff. Y Gryffindor con Ravenclaw.
—Ándale, si.—concordó Theodore.—¿Se enteraron de lo que le pasó a Goldstein?—preguntó el castaño.—Bueno, de seguro tú sí.—murmuró mirando a Heaven.
Ambos rubios compartieron una mirada cómplice, sonriéndose.
Theo los miró de nuevo.—Me dan miedo.—admitió en un murmuro.
Caminaron un poco más y Heaven pudo distinguir a su padre a tan sólo unos pasos frente a ella. James Potter platicaba alegremente con McGonagall.
—Me tengo que ir, los veo luego.—les murmuro y se despidió con un gesto de mano.
Corrió hasta su padre, abalanzándose sobre su espalda. James soltó un quejido.
McGonagall los veía con una sonrisa, se disculpó con ambos y se retiró a las gradas.
James se dio la vuelta para abrazar a su hija de manera correcta, sin embargo antes de hacerlo, le echó una mirada y comenzó a reír.
—¿Vas al Polo Norte?—se burló el azabache.
Heaven lo miró con cara de pocos amigos.—Tenía la opción de irme a dormir y preferí venir para estar contigo.—le respondió jugando.
James rió aún más y pasó su brazo sobre los hombros de su hija.—Te adoro, ¿lo sabes?
Heaven asintió y se acurrucó contra él.—¿Y mamá?
—Tiene gripa, no quiso venir porque sabía que haría frío.
—Oh, dile que le mando muchos abrazos para que se recupere pronto.—le dijo Heaven con una pequeña sonrisa.
—Yo le dire.—le respondió acercándose y dándole un pequeño beso en la coronilla.—¿Vamos a las gradas?
Heaven asintió y ambos caminaron juntos hasta las gradas para poder disfrutar el partido.
Ambos equipos salieron y comenzaban a dar vueltas por el campo, mientras todos los presentes festejaban el comiendo del partido.
Tanto Hazel como Harry habían saludado a su padre a lo lejos.
—Harry ya está saliendo con Marietta.—murmuró Heaven mientras mordía un trozo de varita de regaliz que su padre le había ofrecido unos minutos antes.
James la miró.—Eso fue bastante rápido.
Heaven asintió.—Según están muy enamorados.—bufó rodando los ojos.
James rió y negó con la cabeza.—De verdad, espero tanto el día en el que te enamores de alguien para que entiendas que no es fácil.
—Ew, no.—respondió haciendo una mueca.
—Ya lo verás, Heaven. Tanto que te quejas al respecto y cuando lo estés no podrás lidiar con todos los sentimientos dentro de ti.
—No, gracias. Paso.—murmuró.
—Es algo que no puedes controlar porque generalmente solo sucede.—James continuó hablando.—Porque cuando menos te lo esperas, estas profundamente enamorado de alguien.
Heaven arrugó la nariz.—Como digas.—hizo una pausa.—¡Ese no era mi punto!—exclamó ocasionando que James pegara un pequeño brinco en su lugar.—Sigo enojada con Marietta.
—Supongo que es normal.—la miró haciendo una mueca.
—Harry me insiste en que hable con ella.
—Harry a veces me sorprende. No es su problema. Te lo juro que nunca se me cayó de chiquito.—bromeó James haciendo reír a la rubia.—Tomate tu tiempo, pequeña. Cuando estes lista, habla con ella. Llevan mucho tiempo siendo amigas como para echarlo a perder. ¿De acuerdo? Y no escuches a Harry, el amor afecta el cerebro.
—Yo no creo que sea amor, es como una especie capricho...
—Heaven, no puedes juzgar las decisiones de tus hermanos. Te lo he dicho hace unos minutos, el amor solo sucede. Sin explicación alguna.
Heaven bufó una vez más y se cruzó de brazos.—Si, como digas.—miró al frente y las gradas de Gryffindor comenzaron a festejar, al parecer, habían anotado.
Heaven se sobresaltó, abrió los ojos dándose cuenta que estaba recostada en el hombro de su padre, miró a su alrededor.
Los Slytherin se mostraban con expresiones de disgusto y decepción mientras que los Gryffindor exclamaban alegremente halagos para cada uno de los integrantes del equipo.
—Eres la única persona capaz de dormirse en medio de un partido de Quidditch. Jamás dejas de sorprenderme.—se burló James al mirar a su hija bostezar y tallarse los ojos.
—¿Ya terminó?—preguntó.
James lanzó una carcajada.—Ganó Gryffindor.—le anunció mientras se levantaba de su asiento.
—¿De verdad?—preguntó asombrada.
—¿Tan poco confías en tus hermanos?
—Slytherin tendrá que jugar contra Hufflepuff.—dijo Heaven aún adormitada pero recordando las palabras de Draco.
James la miró con los ojos entrecerrados.—A veces eres muy rara, vamos.—le extendió la mano.
Heaven le dio un pequeño golpe sobre ella.—Tu también eres raro.
James rió.—Vamos.—repitió.
Heaven tomó la mano de su padre y caminaron a donde sus hermanos se encontraban.
—¡Papá!—exclamó Hazel corriendo hasta él.
—Claro, abrázame, como si no estuvieras toda sudada.—se quejó James mientras recibía un cariñoso abrazo de parte de su hija pelirroja.
Harry se acercó momentos después a abrazar a su padre.
—¡Ganamos!—chilló Hazel.
—Estoy muy orgulloso de ustedes.—les dijo con una gran sonrisa.
—¿Por qué tienes cara de muerta?—le preguntó Hazel con una expresión burlona a Heaven, quien parecía fuera de si.
—Se durmió todo el partido.—se burló James.
Harry rió fuertemente junto a Hazel.
—Los odio a los tres.—bramó cruzándose de brazos y antes que pudiese decir algo más, alguien le tocó el hombro por detrás.
—¿Heaven?—identificó la voz de Marietta.
La rubia rodó los ojos, recibiendo una mirada severa de James y Harry mientras que Hazel parecía querer reír.
Heaven se giró sin ganas.—¿Si?
—Me han dicho que el Profesor Flitwick the está esperando en la oficina de Dumbledore.
—¿Dumbledore?—preguntó James con preocupación.—¿Quieres que te acompañe?—le sugirió.
Heaven seguía adormitada, lo que ocasionaba que no estuviera completamente en sus sentidos así que negó.—Si fuera algo importante, te hubiese llamado, también. ¿No crees?
James asintió lentamente.—Tienes razón.—le dijo abrazándola.—Nos despedimos de una vez porque no tardo en retirarme. Te amo, Heaven. Nunca lo olvides. ¡Tampoco olvides lo que hablamos! Cualquier cosa mándame una carta. ¿Bien?
Heaven asintió.—Yo también te amo, papá.—se soltó del abrazo. Miró a sus hermanos.—Los veo en su sala común.—Harry y Hazel simplemente asintieron.
Heaven comenzó a alejarse del campo de quidditch pensando en porqué había sido llamada. Hasta que una idea llegó a su cabeza y mientras caminaba hasta la oficina del director, rogó a todas las deidades mágicas y no mágicas que no fuera lo que estaba pensando.
Fue exactamente lo que pensó.
No se sorprendió al ver a Anthony Goldstein junto a Michael Corner sentendos frente a Dumbledore quien parecía exhausto de la situación.
Flitwick por otra parte, estaba parado junto a sus dos estudiantes.
—¡Señorita Potter!—saludó Dumbledore.—Que alegría volver a verla por estos rumbos.
Heaven asintió sin que hacer exactamente.—¿Pasa algo?—preguntó con casi irritación.
Anthony la miró de arriba a abajo con disgusto. Heaven se controló para no lanzarle alguna maldición.
—Lo que sucede, señorita Potter es que el señor Goldstein la acusa de ser la victimaria de su accidente.
Heaven bufó cruzando de brazos y mirando fijamente al pelinegro frente a ella.—¿Y yo por qué?—preguntó.
—El Profesor Flitwick cree que ha mostrado cierto comportamiento agresivo los últimos días.—Heaven miró a su jefe de casa asentir.—Sin mencionar que el señor Corner lo corrobora al decir que le lanzó un Palalingua hace unos cuantos días.
—Solo quería darle las buenas noches.—se excusó Michael mirándola de mala manera.
—Solo han sido pequeños malentendidos.—dijo alzando las cejas.
—¿Malentendidos? ¿Estás consciente que no podré jugar Quidditch hasta Merlín sabrá cuando?—escupió Anthony.
Si, si estaba consciente de ello. Draco se lo había mencionado. Pensó la rubia.
—Aún así, yo no fui. Y me parece injusto que crean que fui yo.
—Lamentablemente señorita Potter, solo habrá una manera de comprobarlo.—habló Flitwick por primera vez.
—¿Cuál?—preguntó a la defensiva.
—Necesitaremos verificar los últimos hechizos lanzados desde tu varita por unos días.—comentó Flitwick.
—¿Qué? ¿Por qué? ¡No! ¿Qué haré en las clases?
—Todos tus profesores estarán al tanto.—dijo Dumbledore.
—¡Pero los exámenes están cerca! Necesito ensayar y...
—Eso debió pensarlo antes de meterse en estas situaciones...
—¿Situaciones?—preguntó exasperada, interrumpiendo a su jefe de casa.—¡Ya le he dicho que no fui yo!
—Y por eso es que necesitábamos corroborarlo. Tal vez es un simple malentendido...
—Es que eso es lo que es.—lo volvió a interrumpir.
—Su varita...
Heaven de mala gana, rebuscó dentro de su túnica y la estampó contra el escritorio de Dumbledore.
—Si no tienes nada que ocultar no deberías de enojarte tanto.—murmuró Anthony.
Heaven lo miró con los ojos entrecerrados y aprovechó tenerlo cerca para darle un pisotón en su pie derecho.
Anthony soltó un quejido, Dumbledore parecía querer reír.
—Si eso es todo, me retiro.—anunció Heaven dándose la vuelta.
—¡Una cosa más!—exclamó Flitwick.—Tiene detención por el hechizo Palalingua que le lanzó a su compañero Corner. Pasado mañana la espero después de clase.
Heaven rodó los ojos antes de girarse.—Claro, profesor Flitwick. Allí estaré. Buenas noches.—le sonrió de la manera más falsa posible y salió azotando la puerta, sin importarle que fuera la oficina de Dumbledore en lo más mínimo.
Heaven simplemente había subido a la Torre de Ravenclaw para cambiarse el uniforme, pues no había tenido tiempo en el resto del día.
Mientras buscaba que ponerse, un suéter azul resaltaba entre los demás, con coraje lo agarro y lo aventó a su cama. Era el suéter de Quidditch de Anthony y se lo iba a devolver en cuanto lo viera.
Una vez lista, luego de unos minutos, bajo a la sala común con el suéter en sus manos.
Buscó con la mirada a Anthony, lo encontró sentado sólo en una de los escritorios. Se acercó a él y se lo arrojó sobre sus cosas.
Sin decir algo más, Heaven pegaba la vuelta cuando una mano envolvió su muñeca.
—Espera.—dijo el pelinegro.
—¿Qué quieres?—preguntó soltándose bruscamente de su agarre.
—No te quería meter en problemas. Michael me convenció y...
—De verdad no tengo ganas de hablar contigo, ni en este momento ni nunca.
—Heaven, yo...
—Potter.—esta vez fue ella quien lo corrigió.
Anthony sonrió de lado.—Mira, si fuiste tú solo dímelo y arreglamos las cosas...
—¡No fui yo!—exclamó.—No soy tan inmadura como tú que esparciste rumores sobre todo lo qué pasó entre nosotros. Confié en ti y me traicionaste. Tengo todo el derecho de estar furiosa contigo.
—¿Qué derecho? Si no mal recuerdo, tu me dejaste sin explicación alguna.—bufó.
—¡Eso no es justificación! Y si no me falla la memoria, tu le dijiste a todo Ravenclaw cosas diferentes a como sucedieron los hechos.
—Estaba muy enojado, ¿si? No lo pensé bien.
—Sigue sin ser una excusa.—le respondió desviando la mirada.—En verdad te quise mucho y lamenté no corresponderte de la manera que querías pero así no funcionan las cosas, Goldstein.
Anthony le sonrió tristemente.—Estuve pensando todo y, quería pedirte perdón solo eso.
Heaven se limitó a observarlo sin intención de acceder.—Eso no soluciona nada.
Anthony hizo una mueca, tomó el suéter y se lo regresó a Heaven.—Quédatelo.
Heaven miró hacia el escrito y negó con la cabeza.—No lo quiero, gracias. Me tengo que ir.—dijo finalmente para salir de la sala común.
Caminaba con preocupación por los pasillos del colegio, específicamente en dirección de la sala común de Gryffindor.
Al llegar, se encontró con un grupo de alumnos también fuera de la sala. Heaven frunció el ceño sin embargo una vez que se adentró a la hogareña habitación, comprendió todo.
La sala común estaba repleta de estudiantes de cuarto año para arriba de diferentes casas (a excepción de Slytherin y si había, eran la minoría) bailando, conversando y disfrutando la de pequeña reunión secreta que Hazel Potter había organizado.
Claramente festejando la victoria de Gryffindor en el partido de esa misma tarde.
Heaven buscaba una melena pelirroja específica y cuando la halló, caminó hasta a ella.
—No estoy sorprendida, pero deberías de tener precaución con los que están en las escaleras conversando.—le dijo sobre la música.
—Todo está bajo control, dos alumnos de tercer año están vigilando.
Heaven se encogió de hombros. Si a Hazel no le importaba, a ella mucho menos. Volvió a mirar a su alrededor, arrepintiéndose cuando vio a Marietta prácticamente sobre Harry en unos de los sillones.
Regreso la mirada a Hazel, que por cierto, abrazaba por los hombros a Seamus Finnigan.
—¿Qué es eso?—preguntó mirando el vaso de Hazel.
—No lo sé, es muggle pero no tengo ni idea de cómo se llama, lo trajo un Hufflepuff.
Heaven le arrebató el vaso y tomó de él. Lo probo, y pudo reconocer el alcohol.—Me sirve.—murmuró tomándole una vez más.
Hazel y Seamus rieron.
—Ya vuelvo.—comentó el joven separándose.
Hazel aprovechó el momento y miró a su hermana suspicazmente.—¿Por qué andas tan desanimada?
—Otro pésimo día. Estoy harta, ya quiero salir de vacaciones.—bufó tomando otro sorbo.—¿Y tú? No te veo en tu modo de celebración.
—Extraño a Fred.—admitió Hazel con una sonrisa triste.
—Ya falta menos para las vacaciones y podrás verlo todos los días.
—Lo sé, a veces detesto que sea mayor. Aún nos queda otro año.
Heaven arrugó la nariz.—Preferiría arrojarme de la Torre de Astronomía a soportar otro año.
Hazel rió y la rubia la acompañó unos segundos después.—Ven, vamos a integrarnos.—le respondió tirando de su mano e ir a donde estaba su grupo de amigos.
Heaven en determinado momento, había perdido la noción del tiempo, tal vez habían pasado diez minutos o dos horas. No tenía idea pero estaba bastante consciente que se sentía bastante relajada; medianamente bien, a comparación del resto de la semana anterior y más risueña de lo habitual.
Tampoco se dio cuenta que en momento la hogareña -y ahora desastrosa- sala común se había quedado vacía con tan sólo unos cuantos estudiantes alrededor de ella, a diferencia a cuando recién había llegado.
Estaba recostada sobre las piernas de Ron, lo que provocaba que Lavender Brown no le despegara el ojo.
—Tengo hambre.—murmuró después de reír ante el pésimo chiste que Harry había contado.
—Yo también.—concordó Hazel, quién también se encontraba lo suficiente intoxicada para estar fuera de si.
Se levantó abruptamente de su lugar tambaleándose y Heaven rió ante la escena. Definitivamente, Hazel estaba en peor estado que Heaven.
La pelirroja camino hasta Ron, quien ya estaba medio dormido y le soltó un golpe en la cabeza.—Ronald Billius, vamos por comida.—le jaló la mano.—Tú quítate de allí.—le recrimino a Heaven quien seguía recostada sobre las piernas del pelirrojo.
—¿Qué hora es?—se quejó Ron.
—Van a dar las 4–murmuró Hazel bostezando.—Solo vamos por algo de comer y nos vamos a dormir. Anda.
—No quiero ir.—murmuró Ron y se volvió a acomodar para dormir.
—Está bien, iré yo.
Heaven se levantó.—Yo también voy.
Harry, quien sorprendentemente fue el más responsable de los tres y estaba completamente sobrio se levantó.—No, iré yo. Ustedes están bastante indispuestas. Quédense aquí. Por el amor a Merlín no se vayan a ningún lado. ¿De acuerdo?
Ambas asintieron.
—Marie, acompáñame.—pidió el azabache mirando a la morena. Ella asintió y le tomó la mano. Ambos desaparecieron por la salida de la sala común.
—Ew.—murmuró Hazel torpemente.—De seguro se irán a hacer otras cosas.
Heaven arrugó la nariz, lanzándole un cojín al rostro.—Cállate.
—La verdad no resisto el hambre que tengo, iré a asaltar el cajón de golosinas de Harry. ¿Vienes?—preguntó levantándose otra vez.
Heaven negó y se recostó en el sillón individual. Observó con Hazel arrastraba sus pies torpemente hasta las escaleras. Se preocupó cuando su hermana perdió el equilibrio una vez más pero lo disimuló sujetándose del barandal pegado a la estructura de piedra para subir a los dormitorios.
—¡Estoy bien!—exclamó una vez recuperando la postura.
Heaven soltó una risitas. Miró al techo, pensando en que probablemente más tarde se arrepentiría de haberse quedado despierta tan tarde. Y que probablemente, se quedaría dormida en clase, ocasionándole más castigos o detenciones.
Bufó y se levantó del sillón. Lo mejor era irse a dormir.
Ignorando las palabras de Harry, salió de la sala común.
Unos minutos más tarde, se encontraba maldiciendo al Colegio infinidad de veces, por lo enorme que era y aunque llevaba 6 años siendo su segundo hogar, seguía perdiéndose entre la inmensa cantidad de pasillos.
Si estando con todos sus sentidos al máximo, solía perderse, que se podía esperar si sentía un repetitivo zumbido dentro de su cabeza.
Con los dedos contaba la cantidad de pisos que había subido, pero estaba segura que perdió la cuenta. Suspiró y miró a su alrededor.
—Soy una inútil.—se dijo a sí misma casi riendo.
—¿Heaven?—escuchó a sus espaldas.
—¡Draco!—exclamó con una pizca de emoción.
El rubio frunció el ceño y sonrió de lado.—¿Qué haces aquí?
—Me perdí.—admitió mirando a su alrededor.—¿Qué piso es este?
—El séptimo.—respondió Draco con una sonrisa burlona.
—Oh, entonces tiene sentido.—dijo mientras asentía con la cabeza.
Draco la miró con los ojos entrecerrados.—¿Qué tienes?
—Perdió Slytherin.—soltó de la nada.
Draco rodó los ojos.—Eso ya lo sé. ¿Por qué estás tan rara?
Heaven arrugó la nariz.—Siempre estoy rara, no se por qué nunca lo has notado. Pero como sea, Hazel había organizado una pequeña reunión y se le fue tantito de las manos. Creo que tomé un poquito de más, pero no tanto.
Draco rió.—Tiene sentido, ven.
Heaven miró cómo Draco envolvió su mano en su muñeca con delicadeza y sintió sonrojarse ligeramente. Culpando al alcohol dentro de su organismo.
El rubio la arrastró hasta la Sala de Menesteres. Una vez dentro, con su varita pronunció un hechizo para despejar el sillón donde solía recostarse a leer información sobre los Armarios Evanescentes.
—¿Qué hacemos aquí?—preguntó Heaven mientras lo veía recoger algunas cosas.
—Tienes que dormir. Claramente no puedo llevarte a tu dormitorio, así que pensé que podrías descansar aquí un rato.
Heaven hizo una mueca.—Luce muy incómodo.
Draco rió.—Es eso o en la alfombra.—dijo señalando al suelo.
Heaven bufó y se recostó sobre el sillón.—Aún no tengo sueño, ven, siéntate.
Draco lo pensó por unos segundos pero accedió sin problema alguno.
—Otra vez tuve un mal día.—murmuró tallándose los ojos.
—¿Por qué?—preguntó Draco.
—Anthony me acusó de ser la autora de los hechizos de su escoba. Si me expulsan, será tu culpa y vivirás con eso en tu consciencia.
—Lo lamento, no fue mi intención meterte en problemas.
Heaven arrugó la nariz.—No importa. Me quitaron mi varita hasta Merlín sabrá cuando porque quieren investigarla.
—¿Y los exámenes?
—¡Eso le dije a Flitwick! Y dijo que era mi culpa por meterme en ese tipo de situaciones. Y también tengo detención pasado mañana. Quiero llorar.—murmuró con exasperación.
—Veré que puedo hacer al respecto, ¿si? Por mi culpa te metiste en esto.
—No tienes porque preocuparte. Tampoco quiero que salgas afectado.
Draco le sonrió y Heaven le devolvió la sonrisa.
La rubia se recostó sobre el sillón, extendiendo sus piernas sobre el regazo de Draco.
—Le devolví su suéter de Quidditch a Anthony.—murmuró.
Draco la miró con una ceja alzada.—¿De verdad?
Heaven asintió.—Me gustaba ese suéter. Es muy cómodo.—dijo mordiéndose el labio.—Me pidió perdón.
—¿Lo hizo?
—Sí.—se miró las uñas.—No sé si perdonarlo. Es que si lo quise mucho pero me hizo llorar y mi padre siempre me ha dicho que las personas que me hacen llorar o que me traicionan, no valen la pena.
Draco se incomodó un tanto, no sabía si porque Heaven estaba hablando temas que probablemente jamás tocaría con él estando sobria y quería pedirle que parara, pues no quería abusar de su confianza. O porque le pareció hipócrita que James Potter le haya inculcando esas ideas a su hija.
—Si algo es cierto, es que debes pensarlo dos veces. Cuando alguien te daña, con toda la intención de hacerlo, aunque se arrepienta, siempre estará la probabilidad de volverlo a hacer.
—Tienes razón. Pero ¿y si no?—se recargó sobre sus codos para poder mirar a Draco.
—Las probabilidades que si, siguen siendo más altas, Heaven.
Heaven asintió.—Sí, sí, sí. Pero...
—No hay ningún pero.
—Es que no me estás entendiendo, nadie se había se ha interesado en mi románticamente hablando.
Draco la miró, queriendo reír ante la ironía.—No tienes ni idea, Heaven. Deja de preocuparte por eso, ya verás que si.
—Bueno,—murmuró aún mirándolo.—¿Alguna vez te han dicho que eres bonito?—le preguntó luego de unos segundos en silencio.
Draco se giró a mirarla riendo.—¿Cuánto tomaste?
—Lo suficiente para hablar sin pensar.
Draco volvió a reír.—Ya me di cuenta.
—Pero en verdad, recuerdo que comenzaste a ponerte bonito en tercer año. La mayoría de nuestra generación estaba impactada ante tu cambio. Si, eres bonito.
—Me alegra que pienses que soy bonito.—le sonrío.
—¿Tú piensas que soy bonita?
Draco asintió.—Muy bonita.
Heaven le sonrió genuinamente.—Gracias.—le respondió soltando un bostezo.—Por todo, me alegra que seamos amigos.
—Si, a mi también.—le murmuro con una pequeña sonrisa.
Draco observó como Heaven se acurrucó contra el sillón quedándose profundamente dormida.
—Mierda, me gustas más de lo que me gustaría admitir.—murmuró para sí mismo, tomando uno de los libros del suelo, sin hacer tantos movimientos, temiendo despertar a la rubia.
***
sin editar
nota de la autora;
APAREZCO!
¿Qué les pareció el capítulo? Siento q esta medio aburrido, pido perdón.
Fue mucho más largo que el anterior.
Pobre Heaven q lo q más espera son las vacaciones de Navidad y allí es donde se desatará todo el desmadrito 😩✋
En fin, no puedo creer que esta historia está a punto de llegar a las 50K leídas, me muero.
Gracias por todo <3
All the love
Francia 💓
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