【 021 】
【 xxi. a really bad day 】
《omnisciente》
Un viernes por la mañana, Heaven bajaba a su sala común, agradeció haberse despertado temprano, pues así le daría tiempo de desayunar propiamente y llegar temprano a clase.
Aunque estaba abrumada por la cantidad de labores que tendría durante el día, intentaba motivarse, recordándose a sí misma que las vacaciones de Navidad cada vez estaban más cerca.
Mientras bajaba por las escaleras de caracol, saliendo del área de los dormitorios, notó como la mayoría la miraba con disgusto y uno que otro reía.
Heaven suspiró, estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones y la mayoría de las veces eran ocasionadas por tonterías de sus hermanos, sin embargo, esta vez lucía más personal.
Al llegar a la sala común, donde estaban la pequeña biblioteca y los escritorios para que el alumnado realizara sus tareas, caminó hacía Luna Lovegood.
Pasó al lado del grupito de Anthony Goldstein, y escuchó algunos murmullos mientras la señalaban.
—¿Luna?—le tocó el hombro.
Luna lucía preocupada y algo abrumada. Heaven se preocupó instantáneamente, pues no era común que la rubia estuviera así.
—¿Sucede algo?
—Bajé hace unos minutos y dejé todas mis cosas aquí. Tuve que subir de nuevo porque había olvidado algo y ahora que regresé, no encuentro el collar que era de mi madre. Seguro fueron los Nargles.—Luna de encogió de hombros.
Heaven hizo una mueca.—Pues ese nargle si que es una molestia.—bufó y se giró caminando hacia Anthony.
Le tiro del hombro, llamando su atención.
—Dichosos los ojos, Potter.—le dijo con burla, sus amigos reían.
—¿Dónde está el collar de Luna?—preguntó directamente.
—¿Qué te hace pensar que lo tengo yo?—le respondió preguntándole con falsa indignación.
—Anthony, ya estás grande...
—Goldstein.—le corrigió.
Heaven rodó los ojos.—Sólo devuélvemelo.
—¿Notas como si eres una aburrida?—sus amigos rieron una vez más.—Yo no te recuerdo así.—le alzó una ceja. Se metió la mano a su bolsillo.—Toma, llévaselo a tu amiga.
Heaven le arrebató el collar de sus manos, arañándolo ligeramente.—No se que mierda habrás dicho, que todos cuando me ven se ríen, pero solo quiero recalcarte que no me puede valer más mierda lo que un estúpido resentido que no soporta el rechazo como tú pueda decir de mi.
—Estas loca, deberías dejar de juntarte con Lovegood. Los Nargles ya te llegaron al cerebro.—se burló una vez más.
Heaven lo ignoró y regresó con Luna, regresándole su collar.
—Es muy bonito.—lo halagó Heaven.
—Gracias, Heaven. Siempre eres muy amable.—le agradeció con una sonrisa.
La rubia le devolvió la sonrisa y miró a su alrededor.—Luna, ¿sabes lo que están diciendo de mi?
Luna negó con la cabeza.—Nunca me entero de nada.—se encogió de hombros.
Heaven suspiró.—No importa. ¿Haz visto a Olivia o a Marietta?
—Ya se fueron al comedor.
—¿Quieres que me quede contigo?—le preguntó.
—No es necesario, aparte, no creo que quieras estar aquí mientras todos te miran.—le respondió mirando alrededor.
Heaven imitó su acción, y efectivamente, todos la seguían mirando y algunos incluso reían.
—Tienes razón. Si alguien te dice algo, me avisas. ¿Sí?
Luna asintió sin tomarle mucha importancia y continuó con sus deberes.
Heaven se dio la media vuelta para salir de la Torre de Ravenclaw y llegar al Gran Comedor.
Una vez allí, su preocupación aumentó, y aunque había sido verdad lo que le había dicho al pelinegro, estaba preocupada que toda la escuela supiera, entró intentando no llamar mucho la atención, pero la mayoría que se encontraba en la mesa de Ravenclaw la miró de la misma manera que sus compañeros dentro de la Sala Común.
Ubicó a Cho, Marietta y Olivia, que a diferencia del resto de los alumnos de quinto, sexto y séptimo curso, la veían con preocupación.
Heaven chasqueó la lengua y miró a la mesa de Gryffindor, Hazel parecía discutir con Hermione mientras Harry y Ron reían.
No quiso interrumpirlos así que decidió sentarse con Teddy en la mesa de Slytherin.
El castaño se sorprendió cuando la Ravenclaw se sentó juntó a él.
—¿Heaven?
—Son las ocho de la mañana y ya me di cuenta que hoy tampoco será mi día.—se quejó recostándose en la mesa.
Eloisse y Blaise -sentados frente a ella- rieron, sin embargo, se detuvieron cuando Theodore los miró mal.
—¿Pasó algo?—le preguntó quitándole el cabello que le cubría el rostro.
—Sí pero no se qué con exactitud.
—Explícame, no estás siendo muy específica.—le suplicó Theo.
—Mira, caí en la conclusión que este no es mi mes. ¿Sabes? Primero fue lo de Marietta y Harry. Ya me pelee con el cuatro ojos como diez veces en las ultimas dos semanas. Tampoco he hablado con Marietta en casi dos semanas y ya se que no puedo evitarla para siempre.—suspiró.—Luego viene el otro imbécil de Anthony, espera, no, Goldstein, y se enoja conmigo porque no quise nada serio. Algo dijo porque todos en Ravenclaw me miran y se ríen.—señaló la cabeza al extremo de la mesa de la casa azul, donde la mayoría de los alumnos de sexto año la veían y murmuraban.—La próxima semana me toca patrullaje con él. Me volveré loca, porque ya no lo soporto. Te lo juro.—hizo una pausa para recordar que más le había pasado.—Ah, se me había olvidado mencionar que McGonagall me puso a dar asesorías como castigo. Luego esta lo de Dumbledore que me tiene estresada porque me dijo que hiciera algo pero no me dijo cómo y no tengo ni idea de que trata todo el asunto. Ya viene el final del trimestre y no quiero hacer exámenes, quiero llorar hasta quedarme dormida.—habló tan rápido que los tres Slytherin la miraron con confusión.
Theodore se inclinó y la abrazo reconfortantemente.—¿Quieres que te ayude en algo?
—No realmente, creo que puedo con todo.
—Mierda, Potter rubia, debes tomarte un descanso.—le dijo Eloisse con una sonrisa.
Heaven le dio una pequeña sonrisa y al ser llamada Potter rubia, recordó al Slytherin con quién había estado conviviendo constantemente los últimos días.
Miró el lugar vacío junto a Eloisse y frunció el ceño. Sabía muy bien que el rubio siempre se sentaba allí.
—¿Y Draco?—preguntó Heaven antes de poder pensarlo dos veces.
Eloisse alzó una ceja y una sonrisa de satisfacción se plantó en sus labios.—Se sentía un poco mal, por eso no vino a desayunar.
—Oh,—musitó arrugando la nariz ligeramente.
—¿Irás a la cena de Slughorn?—le preguntó Blaise.
Heaven asintió ligeramente y se volvió a recostar sobre sus brazos.
—Creí que Slughorn te desagradaba.
—Si me desagrada pero mencionó que habrá helado como postre. El helado podría arreglar mis problemas.
Los Slytherins rieron ante las palabras de la rubia.
—Pero en verdad no quiero ir, se la pasará halagando a Harry.—bufó rodando los ojos.
Teddy le dio pequeñas palmadas en su espalda.—Te irá bien, ya verás.
El día había transcurrido con dificultades, al menos así lo habría sentido Heaven.
Ya que en lo que iba del día ya había recibido un regaño de parte de la profesora McGonagall, debido a que llegó tarde a las asesorías.
Heaven salió azotando la puerta del aula del profesor Binns -quién imparte la asignatura de Historia de la Magia-, pues por tercera ocasión, le devolvió su ensayo a la joven Ravenclaw para que lo corrigiera una vez más.
Ahora se encontraba caminando hacia su sala común para poder cambiarse el uniforme y arreglarse para la cena que había ofrecido el profesor Slughorn.
Vagando por los pasillos abarrotados de estudiantes se topó con un grupo de sus compañeros de casa, que repitieron sus acciones durante el día, mirándola como si fuera una completa extraña, con cierto desagradado y burla.
Buscó a Anthony con la mirada, una vez que lo encontró, caminó hacía él sin dudarlo.
Le tiró del hombro llamando su atención.
—¡Potter! La segunda vez en el día que tienes la necesidad de hablar conmigo, pero fíjate que...
—¿Qué mierda dijiste?
—¿De qué estás hablando?—preguntó con un tono inocente bastante falso.
—No te hagas el que no sabe. ¡Dime que dijiste!
—Nada que te concierne.—le respondió Anthony rodando los ojos y dándole la espalda a la rubia.
Heaven se enfadó aún más y tiró de su hombro de nuevo pero con más fuerza.—Por supuesto que me concierne, si todos me miran y murmuran.
—Tranquilízate, Potter...
La rubia tomó su varita, apuntando a Anthony agresivamente en el cuello.—Dime que fue lo que...
—¡Profesor Flitwick!—exclamó el pelinegro fingiendo preocupación mientras miraba desafiante a Heaven.
—¡Señorita Potter!—escuchó al jefe de su casa llamarla.
Heaven resopló y se alejó de Anthony mirándolo con recelo.
—¡Me quería atacar! ¡Lo juro!
—¡Mentiroso!
—¡Mire lo que me hizo!—exclamó señalando su muñeca, donde le habían quedado las marcas del rasguño que le hizo Heaven cuando le arrebató el collar de Luna.
—Señorita Heaven, en esta institución no toleramos ningún tipo de agresión, mucho menos la física...
—¡Fue por accidente! Porque, ya que estamos hablando de agresiones a Luna...
—La señorita Lovegood no tiene nada que ver en esta situación. Me sorprende bastante de usted. No me quedará de otra más que ponerle un castigo como primera advertencia.
—Pero...
—Sin peros.
Anthony miraba burlonamente a la rubia frente a él, se giró y caminó en dirección contraria.
—Como sea.—respondió rindiéndose. Quería gritar.
Suspiró y continuó con su camino, arrepintiéndose instantáneamente cuando decidió tomar el pasillo vacío pues allí se encontraban Marietta y Harry, riendo y besándose torpemente.
Ambos miraron a Heaven quien rodó los ojos dando la media vuelta.
—¡Heaven! ¡Espera!—escuchó a Marietta.
—Mira, de verdad no estoy de humor y lo ultimo que se me apetece es hablar contigo.—dijo bufando.
—Tenemos que hablar.
—¿Qué no escuchaste lo que te dije?—le preguntó con irritación.
Marietta la miró avergonzada.—Vee, yo te quiero pedir...
—¿Sabes que fue lo que Anthony dijo de mi?—le preguntó cambiándole el tema.
Sinceramente no tenía nada de ánimos hablar con Marietta sobre sus sentimientos hacia su hermano y como había olvidado la completa existencia de los dos hermanos Weasley con quienes salían respectivamente.
Marietta desvió la mirada a la pared.—No lo sé, es decir, a nosotras no nos dijo nada, pero tengo entendido que hizo referencia a que estabas obsesionada con él, que probablemente le dabas amortentia y muchas tonterías más.
Heaven abrió la boca con sorpresa, la ira comenzó a esparcirse por cada centímetro de su cuerpo, se dió la media vuelta bruscamente.
—¡Heaven! No vale la pena, ni si quiera deberías de darle importancia, sabes que es un idiota. Aunque ni siquiera me contaste que habían ¿terminado? Pero como sea...
—¿Harry sabe?—preguntó interrumpiéndola mientras cuidadosamente miraba al azabache que miraba al suelo mientras balanceaba una de sus piernas de un lado a otro, con aparentemente mucha incomodidad.
Marietta negó.—Creo que sólo lo esparció con los de nuestra casa, ya verás que para mañana ya nadie se acordará. No vale la pena meterse en problemas. Heaven, por favor...
La rubia le dedicó una mirada llena de escepticismo, sin embargo, no dijo nada y siguió su camino hasta llegar a su dormitorio, con un gran dolor de cabeza y su pecho lleno de impotencia.
Suspirando, terminó de cepillarse el cabello, lo había peinado en una media coleta, ocupando un broche decorado con pequeñas estrellas azules.
Las ganas de asistir a la cena del profesor Slughorn habían disminuido, sin embargo, sería la perfecta distracción en lugar de estar en su habitación sobre pensando las cosas que le habían sucedido durante el día.
Sacudió por última vez su conjunto de ropa, que consistía en un simple pantalón negro y un suéter holgado de color blanco.
Se miró al espejo y una vez más, suspiró.
Tampoco había tenido ganas de esforzarse más seleccionando su atuendo, apuradamente y quiso salir de su cama.
Tras un último vistazo en el espejo, tomó su varita y salió de su habitación, arrepintiéndose de inmediato cuando se encontró por segunda vez en el día a Marietta.
—¿Ya te vas?
—Aún no.—respondió encogiéndose de hombros.
—Heaven...
—No es el momento todavía.—desvió la mirada.—De verdad, hoy no fue mi día y no quiero que se siga arruinando o desquitarme contigo. Sé que no te puedo evitar para siempre.
La morena asintió y le sonrió.—Suerte en la cena.
Heaven se encogió de hombros, bajó por las escaleras, atravesando la pequeña biblioteca disponible para los alumnos de la casa y finalmente llegó a la sala común.
Varios estudiantes estaban reunidos conviviendo. Bajo la mirada de algunos alumnos atravesó la habitación, sin embargo, decidió ignorarlos.
Marietta en cierto punto, tenía razón. No valía la pena malgastar su tiempo en gente que no lo merecía.
Pero eso no impidió que le lanzara un Palalingua a su compañero de casa -y mejor amigo de Anthony Goldstein-, Michael Corner, quién le había gritado un par de cosas que Heaven no se dio el tiempo de procesar pero que si la enfurecieron.
Una vez fuera de su sala común, maldijo a todo el grupito de Goldstein y caminó hasta las escaleras.
Aún era muy temprano para ir a las mazmorras así que decidió ir al lugar que le quedaba más cerca y que amaba visitar.
La Torre de Astronomía.
Una vez allí, ya había terminado de atardecer, el cielo se había vuelto un más oscuro y la luna comenzaba a asomarse.
Se recargó en el barandal, mientras recargaba su rostro en su mano, siento el viento chocar en él.
Sintió lágrimas deslizar por sus mejillas, y no de tristeza, sino de enojo e impotencia. Estaba exageradamente molesta por todo lo que le había pasado durante las últimas semanas.
Y como si no bastara el drama adolescente, que creía que era normal atravesar, el estrés y el miedo que constantemente vivía en ella, solía asomarse de vez en cuando, terminando con su estabilidad emocional.
Los tiempos parecían más simples de lo que realmente eran. Hogwarts era un lugar seguro, pero sabía que afuera, había muertes y desapariciones diarias que parecía que jamás terminarían.
Cada día despierta con el miedo que le suceda algo a sus padres, a Remus, a Sirius, y en general a cualquier de sus seres queridos.
—¿Potter?
Heaven reconoció la voz, antes de darse la vuelta se limpió las lágrimas con la manga de su suéter con disimulo y encaró al rubio frente a ella.
—Pareciera que me persigues por toda la escuela.—le dijo sonriendo débilmente mientras se recargaba de espaldas al barandal.
—Eso quisieras.—se burló Draco imitando su posición.—¿Estás bien?—preguntó con cierta preocupación en su voz.
Heaven evadió la pregunta.—¿Te sientes mejor?
Draco frunció el ceño.—¿A qué te refieres?
—Eloisse dijo que te sentías mal en la mañana y por eso no fuiste a desayunar. Tampoco te vi en ninguna clase, supongo que seguías enfermo.
Draco asintió sin tener idea de que hablaba.—Sí, ya estoy mejor.—le respondió aún con el ceño fruncido.
—Me alegro.—le respondió con una pequeña sonrisa.
Draco se la devolvió.—Se que te crees más lista que yo por ser Ravenclaw pero si noté que me evadiste la pregunta, así que voy de nuevo, ¿estás bien?
Heaven arrugó la nariz y lo miró con recelo.—Eso funciona con Harry y Hazel.
—¿En verdad me estás comparando con tus hermanos?—le preguntó con indignación.
Heaven sonrió de lado.—Jamás lo haría.
—Eso espero...¿y entonces?—preguntó una vez más.
—Solo tuve un mal, terrible, pésimo día.—le contesto intentando sonar lo más neutra posible.
—¿Por qué?
—Primero, Anthony dijo algo sobre mi que todos los de mi casa se ríen y murmuran cuando me ven pasar. ¿Sabes? Me recuerda a los primeros años. Cuando todos se sorprendían al verme en Ravenclaw en vez de Gryffindor. O cuando fue el Torneo de los Tres Magos que se convirtió en Cinco y yo no fui parte de. Es algo estúpido pero si me afectó un poco.
Draco asintió lentamente.—¿Goldstein dices, no es así?
Heaven imito su acción.—Después, el profesor Binns me regresó un ensayo que si no entrego, no tendré derecho a presentar el examen trimestral.—bufó.—No se que mierda quiere que le entregue.
—¿Hay que entregar un ensayo?—preguntó chasqueando la lengua.
—Sí, pero ya me di por vencida. Odio a Binns, y jamás creí que podía odiar a alguien que está muerto.
Draco rió mientras cruzó los brazos.
—Y por último, McGonagall me regañó por llegar tarde a clase y tengo castigo por "agredir" a Anthony. ¿Puedes creerlo? Por eso le lance un Palalingua al estúpido de su amigo cuando me gritó no se qué.
—Deberías ir con la profesora Trewlaney para que te alinee tus chakras.—le respondió riendo.
Heaven lanzó una carcajada.—No puedo creer que me hayas dicho eso.
—A nadie le puede ir así de mal en un solo día.
—Podrías sorprenderte.
—Oh, ya lo estoy.—le respondió alzando las cejas y con su característica sonrisa burlona.
Heaven rodó los ojos con diversión.—Como sea, simplemente estoy abrumada y enojada, pero estoy bien. Aprecio mucho que hayas preguntado.
Draco puso un semblante más serio y asintió.—Mira, sobre las miradas.—dijo luego de unos segundos en silencio.—Como persona que esta bajo la vigilancia de todos, no te debería de importar en lo más mínimo. ¿Sabes, por qué?
Heaven negó con la cabeza.
—Porque cuando la gente habla, cree que conoce todo sobre ti, cuando nunca es así. La gente habla por hablar, no recuerda que nunca podrán conocer a una persona como la misma persona se conoce a si misma. Tú sabes lo que eres, lo qué haces y lo que debes. Nadie tiene por qué hacerte creer lo contrario. Mientras tú sepas lo que estás haciendo y por qué, está bien.
Heaven le sonrió.—Eso fue demasiado lindo de tu parte.
Draco arrugó la nariz.—No te acostumbres.
Heaven rió y lo codeó juguetonamente.
—Y sobre lo demás, estoy muy consciente que eres capaz de controlarlo. Si quieres, puedo ayudarte con tu ensayo.
—Sigo prefiriendo darme por vencida.
Draco la miró con falsa indignación.—¿Dudas de mis habilidades académicas?
—Malfoy, no tenías ni idea de que teníamos que hacer el dichoso ensayo.—se burló.
—Eso no tiene nada que ver.—le aseguró con una sonrisa.
Justo fue cuando Heaven se dio cuenta que jamás lo había visto sonreír tanto. Le gustaba su sonrisa, sin duda alguna.
Heaven suspiró y se dio la vuelta, regresando a su primera posición, recargando sus brazos sobre el barandal, mientras la brisa golpeaba su rostro.
Draco hizo lo mismo, pero esta vez, acercándose un poco más.
Se creó un silencio, donde ambos estaban completamente cómodos disfrutando la compañía del otro.
Después de unos largos minutos en silencio, Heaven fue la primera en hablar.
—Esto va a ser demasiado patético...
Draco giró la cara para verla mientras hablaba, alzo una ceja con diversión.
—¿En verdad crees que soy aburrida o solo lo dices para enojarme?
Draco abrió la boca con sorpresa ante la pregunta, pues fue bastante inesperada e inusual.
—Está bien si no quieres responder, es una tontería.—dijo la rubia rápidamente a la par que comenzaba a morderse el interior de su mejilla, arrepintiéndose de sus palabras.
—Lo digo por molestarte. Jamás lo diría en serio.—le respondió Draco.—Me gusta estar contigo, es decir, eres bastante agradable y divertida. ¿Por qué lo preguntas?
Heaven desvío la mirada.—Últimamente tengo la sensación que aburro a todos.
—No lo haces.—le respondió mientras miraba al cielo.—Eres maravillosa, ya te lo había dicho. Es una verdadera lástima la gente que te deja irte de sus vidas.
Heaven lo miró, analizando el rostro de Draco de perfil. Sus ojos brillaban menos de lo que solían brillarle los años anteriores. Lucía más cansado y por primera vez notó ojeras debajo de sus ojos grises. Su nariz fina y respingada estaba un poco roja, como si fuese a enfermarse. Sus labios se encontraban entreabiertos mientras suspiraba.
Heaven sonrió inconscientemente y cuando se dio cuenta, desvió la mirada con vergüenza.
—Gracias.—murmuró sintiendo sus mejillas comenzar a arder.
Draco le sonrió de lado, y ambos se giraron a admirar la Luna.
—La Luna luce muy bella hoy, ¿no lo crees? —le preguntó Draco aún con su pequeña sonrisa.
—Supongo que sí —le respondió Heaven sin pensar demás en las palabras del rubio, devolviéndole la sonrisa que le duró hasta que recordó que tenía que asistir a la cena del Club de las Eminencias—. No tengo ganas de ir a la cena .—bufó tallándose los ojos.
Draco se giró mirándola fijamente a los ojos.—No vayas. Quédate aquí conmigo.
Heaven sintió por segunda vez en la noche que se sonrojó, y agradeció que la poca iluminación que había no la deja en prueba.
—Me encantaría pero le prometí a Hazel que iría. Ninguna de las dos podría soportar al fan número uno de Harry sin compañía. Aparte, habrá helado como postre. El helado podría resolver mis problemas.
Draco se encogió de hombros restándole importancia.—Entonces, espero que la pases muy bien. Deberías de tomar mi consejo e ir con Trewlaney.—le dijo con una sonrisa.
—Jamás lo haría.—le respondió de la misma manera.
Heaven se acercó dudosamente pero luego de pensarlo unos segundos, lo abrazó. Tomándolo por sorpresa, sin embargo, Draco se lo correspondió con timidez.
—Gracias, Draco.—le agradeció durante el abrazo.—Ya se que dices que no soy tu amiga pero yo sé que si lo soy y si algún día necesitas hablar con alguien, no dudes en acudir conmigo.
Draco asintió y esperó a que Heaven fuera quien rompiera el abrazo, y así fue.
Sin embargo, no la dejó alejarse demasiado.—Espera.—le dijo mientras le acomodaba el broche del cabello con delicadeza.—Listo.—le sonrió.—Buenas noches, Potter rubia.
—¿Cuándo me llamarás por mi nombre?—le preguntó mirándolo con recelo.
Draco soltó un suspiro.—Buenas noches, Heaven.
Así fue como la rubia le sonrió una vez más, y comenzó a desaparecer por las escaleras.
Dejando a un Draco Malfoy más sonriente de lo habitual.
La cena con Slughorn no fue la gran cosa como lo había pensando. Aunque el profesor si se la pasó elogiando a su hermano de manera exagerada.
Había hablando con poco con Blaise, pero sin duda, su cómplice durante toda la velada fue su hermana Hazel, quien hacía comentarios inapropiados sobre Harry cada vez que era halagado por Slughorn, provocando que Heaven riera sin poder disimular.
También había notado la tensión entre Ginny y Harry, recordando que aún tenía una plática pendiente acerca de ello con su hermano.
El helado que tanto espero, sí mejoró su día, de manera impresionante. Pero no se comparó con las chistes malos que le contaba Neville en su oído, haciéndole burla al otro Ravenclaw al otro lado de la mesa.
Había sido una buena y confusa noche. Pues después de haber convivido con Draco había terminado con sentimientos encontrados que se mezclaron dentro de ella. Pero ya había tenido suficiente durante el día como para concentrarse en ello.
Mientras esperaban a Harry, en uno de los pasillos, Heaven le contaba a Hazel lo que había sucedido durante su día.
—...y luego de lanzarle el Palalingua, me fui a la Torre de Astronomía a tomar aire, lo necesitaba.
—¡Te juro que cuando vea a Anthony le voy a lanzar un crucio!
Heaven rió para luego hacer una mueca.—Ganas no me faltan, es un idiota. No puedo creer que me gustaba.
—A veces así pasa, nunca terminas de entender porque alguien te gusta o te llama la atención.—dijo Hazel restándole importancia.
—Hablando sobre eso, creo que me está comenzando a...
La puerta del despacho de Slughorn se abrió y cerró una vez más, dejando ver a Harry salir de allí.
—No van a creer lo que descubrí.—dijo Harry mientras se metía las manos a sus bolsillos.
—¿Te contó algo sobre Riddle?—preguntó Heaven recordando el porqué Harry debía quedar tan bien ante el profesor.
—No mucho, pero eso no fue...—abrió la boca y la volvió a cerrar.—Tiene un estante lleno de alumnos que han sido parte del Club de las Eminencias, tenía una foto de una ex estudiante idéntica a ti.—le dijo a Heaven.—Hasta me asusté cuando lo ví. Su nombre es Isabella Avery.
Heaven sintió una punzada en la cabeza pero no le tomo importancia y simplemente rodó los ojos.—¿Eso fue lo que descubriste?—preguntó con burla.
—Ay, eres un idiota, Jamie.—Hazel lo golpeó en la nuca.
Los tres comenzaron a caminar mientras discutían.
—¡Es que no lo entienden! ¡Creí que era ella, estaba segurísimo! ¿Y saben que me dijo? Que solía ser amiga de...
—¡Aburrido!—exclamó Hazel y entrelazo su brazo con el de Heaven.—¿Qué me ibas a contar antes del gran descubrimiento de ese inútil?—le hizo burla y Harry le jalo el cabello.
Heaven lanzó una carcajada.—Nada importante.—mintió.
—¿Quieres quedarte conmigo? Hagamos pijamada, mañana es sábado.—ánimo Hazel.—Aparte no creo que quieras ir hasta tu sala común.
Heaven asintió.—Está bien, vayamos. Pero tendrás que prestarme una pijama.
—No hay problema.—le dijo sonriendo.—¿Tú Harry?—preguntó Hazel.
—No tengo problema.—les aseguró con una sonrisa antes de tirar del cabello de ambas. Tanto Hazel como Heaven lo golpearon al mismo tiempo.
Los tres caminaron hasta la sala común de Gryffindor donde terminaron charlando por horas hasta quedarse dormidos.
Durante el resto de la noche, Harry miraba con especulación a su hermana Heaven y decidió que no se iba a quedar con la duda de quien era Isabella Avery y por qué lucía tan familiar.
***
sin editar
nota de la autora;
Este es mi capítulo favorito hasta el momento
I'M BACK
Ojo con los anger issues de Heaven JAKKAKSKS
hagan sus teorías aki —>
btw, viva el Dreaven.
YA FALTA MUY POCO PARA COSAS MUY IMPORTANTES OK
all the love
Francia 💓
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