【 013 】
【 xiii. we're not friends 】
《omnisciente》
Draco caminaba con prisa por el pasillo para llegar al aula de la profesora McGonagall. No tenía la intención de entrar a la clase, sin embargo, fue su único escape de su ex novia, Pansy Parkinson, quien lo acorraló a fueras del Gran Comedor.
Agradeció mentalmente que la profesora McGonagall no había llegado a clase. Sintió varias miradas sobre él, ya que había estado más ausente que nunca durante las diversas clases.
A lo lejos distinguió una cabellera larga y rubia; se encaminó hacia ella. Al llegar a la mesa, aventó sus cosas.
—Está loca. Mi madre tenía razón. Pansy Parkinson está loca.—espetó Draco con frustración. Tomó asiento junto a la rubia y su expresión decayó cuando notó que se había equivocado de persona.
—Lo supe desde que tiró a Hazel de su escoba en la primera clase de vuelo en primer año —le dijo Heaven alzando la mirada con una sonrisa burlona.
Draco infló sus mejillas avergonzado. Se levantó de la silla con rapidez y miró alrededor. Al otro extremo distinguió a Eloisse quién reía junto a Theo.
—Lo lamento, Potter. En verdad, creí que eras Eloisse.
Heaven soltó unas risas que hicieron sonreír de lado al rubio involuntariamente.
Draco estuvo a punto de decir algo más cuando la profesora McGonagall entró al aula. El rubio seguía de pie frente a la mesa junto a Heaven.
—Joven Malfoy, que gusto tenerlo de nuevo en clase, ¿le importaría tomar asiento?—Preguntó la profesora.
Draco asintió, analizó la habitación y notó que los últimos lugares disponible era uno junto a Heaven y otro con un chico de Hufflepuff. Soltó un ligero bufido.
—¿Puedo?—le preguntó a la Ravenclaw quién asintió y bajo la mirada del cuarteto de oro y su par de amigos Slytherin tomó asiento en silencio.
—De todas formas, Marietta está en la enfermería.—Heaven murmuró encogiéndose de hombros.
Draco asintió desinteresadamente. La clase comenzó y el silencio inundó el aula.
Heaven odiaba la clase de Transformaciones, y aunque se le daba bastante bien, la clase le aburría demasiado.
Escuchando la voz de la profesora de fondo, sintió sus ojos ponerse pesados. Se recargó contra su brazo izquierdo y se quedó dormida por unos minutos.
Draco soltó unas risitas al verla dormida. Un momento más tarde comenzó a pincharle el hombro, pues la profesora McGonagall veía al par de rubios directamente.
—Señorita Potter.—exclamó McGonagall.
Heaven se sobresaltó exageradamente y Draco no pudo evitar lanzar una carcajada llamando la atención de los demás estudiantes.
—¿Otra vez durmiendo en mi clase, señorita Potter? El motivo por el que la alejé de su hermano, es para que no lo utilizara de almohada y se durmiera, pero por lo visto no ha funcionado del todo. Castigada, después de su última clase, infórmele a su jefe de casa. Y le mandaré una carta a su madre.— Heaven asintió avergonzada, mientras que Draco intentaba evitar seguirse riendo.—Señor Malfoy, ¿le parece divertida está situación, no es así? Usted recién reaparece en la clase y decide tomársela como un chiste. Hágame el favor de avisarle al profesor Snape que también está castigado.
La sonrisa de Draco desapareció y frunció los labios. Ambos asintieron sin decir algo más.
—Bien.—dijo la profesora antes de regresarse a su escritorio.
Heaven se giró en dirección a sus hermanos quienes le regalaron miradas de burla. Se giró a su posición inicial y soltó un bufido.
Miró hacia el pizarrón que escribía por sí mismo. Heaven frunció el ceño con confusión, miró a su lado y el rubio estaba demasiado entretenido rompiendo un pergamino en trozos de diferentes tamaños.
—Uhm, Malfoy.—habló Heaven y Draco la miró.—¿Qué hay qué hacer?
Draco se encogió de hombros.—No escuché.
Heaven rodó los ojos. El regaño y castigo de la profesora McGonagall la había puesto de malas.
—No te pongas en ese plan, Potter rubia. Tú te has quedado dormida.—se burló.
—Pero tú no, tenías que haber puesto atención.
—Uhm, no lo creo. Podrías preguntarle a tus hermanos.
—Esos dos buenos para nada nunca saben ni en que día están.—espetó Heaven cruzándose de brazos.
Draco rió ante el comentario de la rubia.—¿Siempre te despiertas de malas?
Heaven alzó una ceja.—Oh, cállate.
Draco imitó la acción de la rubia y levantó una de sus cejas.—¿Me has dicho "cállate", Potter?
Heaven lo miró mal.—Eres menos molesto cuando estas callado.
Draco la miró con indignación, sin embargo, ninguno de los dos dijo algo más hasta que terminó la clase.
La última clase del día para Heaven era Encantamientos. Salió del aula del profesor Flitwick y caminó de la mano con Anthony Goldstein.
—Es una lástima que estás castigada, quería que tuviéramos un picnic improvisado cerca del Lago Negro.—murmuró Anthony sonriéndole a la rubia.
Heaven hizo una mueca. Últimamente no había pasado tanto tiempo con el pelinegro como ella quisiera hacerlo. Ella sentía cómoda con él, aunque no estaba segura de que fuera algo más.
—Ugh, no es mi culpa que su clase sea aburrida. Es decir, amo a McGonagall pero no tengo ni idea de porque su clase me arrulla.
Anthony rió.—Por eso te adoro, Heaven.—se acercó para besarla pero Heaven se removió incómoda.
La rubia le sonrió.—Nos vemos más tarde.—dijo para luego entrar a la oficina de la profesora McGonagall.
Al entrar, notó que Draco ya estaba allí jugueteando con una manzana verde. Lanzándola al aire y atrapándola, intercalando la mano con la que la atrapaba.
—Llegas tarde, Potter.—acusó Draco arrastrando sus palabras.—Pero para tu suerte, no le diré nada a McGonagall.
Heaven sonrió a medias.—¿Dónde está?
Draco se encogió de hombros.—No lo sé.—murmuró sin ganas.
La profesora McGonagall entró abruptamente a la oficina.—Bien, no podré asistir en su castigo, y es por eso, que Filch los guiará a la sala de trofeos. Ayudarán a Filch a limpiar la habitación. Sin magia.—dijo McGonagall severamente.
Draco soltó un bufido mientras que Heaven asintió derrotada.
El viejo hombre, los miró con desprecio.—Síganme, mocosos.—espetó.
Ambos comenzaron a caminar sin ganas, al llegar, Filch, les abrió la sala. Heaven soltó un suspiro pesado al ver la cantidad de trofeos.
—Diviértanse.—dijo el celador burlón dejándolos solos.
—No vamos a terminar nunca.—chilló Heaven.
—Todo es tu culpa.—espetó Draco frunciendo el ceño.
Heaven resopló.—¿Y eso vendría siendo por qué...?
—Si no te hubieras dormido en clase, no me hubiera reído de lo patética que eres. Tenías que ser una Potter a final de cuentas.—refunfuñó el rubio.
Heaven rodó los ojos.—Cómo sea, será mejor que nos apuremos.—resopló tomando uno de los trofeos y comenzó a restregarlo con una de las esponjas que Filch les había dejado.
Draco miró a su alrededor, se sentó y sacó la manzana con la que estaba jugueteando en la oficina y comenzó a comerla.
—¡Malfoy! ¿Qué demonios estás haciendo?
—Comiendo, te invitaría pero no quiero que tus genes Potter me infecten.—musitó con burla.
Heaven rodó los ojos. Se giró y tomó otro de los trofeos. El tiempo pasó y la Ravenclaw había perdido la cuenta del número de trofeos, copas y cálices que había restregado. Estaba tan concentrada que no notó que Malfoy seguía sentando comiéndose la misma manzana, que parecía ser infinita.
Se giró sobre sus talones y le aventó una de las esponjas sin usar en la cara.
—¿No necesitas algo más? No lo sé, una ensalada o un jugo.—preguntó Heaven con ironía.
—Un jugo de manzana estaría perfecto.—le respondió Draco con sorna.
—Tienes una grave obsesión con las manzanas. Haz algo.
—Theodore tiene razón, eres muy mandona y enojona.
Heaven lo miró con una ceja alzada.—Apúrate.
Draco rodó los ojos. Se levantó y se sacudió su pantalón con sus manos, para la sorpresa de Heaven, Draco le obedeció sin rechistar, tanto.
Ambos reanudaron el trabajo, en silencio, simplemente con el rechinido de las esponjas contra el metal.
—¿Por qué no has ido a la Sala de Menesteres? Tienes que volver ¿no?—habló Draco rompiendo el hielo, después de un largo rato.
En verdad quería saber. Aparte de que tenía una inexplicable necesidad hablarle a la rubia.
Heaven lo miró desconcertadamente.
—Estaremos un largo rato aquí, si no te hablo, me aburriré y me quedaré dormido.—explico Draco ante la mirada de la chica.
Heaven suspiró.—No he tenido tiempo.—mintió.
Draco entrecerró los ojos.—Haré como que te creí.
Heaven se mordió el interior de su mejilla.—Tengo miedo.—soltó sin más.
—¿De qué?—preguntó Draco aventando la esponja a la balde de agua con jabón.
—De lo que sea que tengo que "descubrir".—murmuró Heaven.—Irónicamente, eres el único que sabe sobre eso.
Y vaya que sabía.
—No tengas miedo.—dijo Draco mirando el trofeo en sus manos.
Heaven resopló.—Que ayuda.
Draco rió.—Me refería, a qué, mira.—suspiró.—No somos amigos, ni nada de eso.—Draco hizo una mueca.—Salazar nos libre...—dijo mirando hacia arriba y Heaven rió.—Pero, como un conocido, te puedo decir, qué, si dices que Dumbledore te mandó, fue por algo ¿no crees?. Y si fuera algo malo, él te lo habría dicho directamente, ¿no es así?.
Heaven asintió lentamente. El rubio tenía un buen punto.
—Aparte, que no Dumbledore tiene un favoritismo con ustedes los Potter.—se burló el rubio.
—No, sólo con el idiota Harry.—le siguió la broma.
Draco rió más.—Para ser Ravenclaw, no eres tan aburrida.
Heaven frunció el ceño.—No soy aburrida.—refunfuñó.
—Eso es lo que diría una persona aburrida.—se burló Draco.
Heaven le lanzó una de las esponjas sucias en protesta a su comentario.
—¡Potter! No hagas eso, es asqueroso.—hizo una mueca.
—Que delicado eres.—se burló Heaven.
Draco sacudió la cabeza y se agachó a tomar uno de los pequeños trofeos.—James Potter, Premio Estudiante Más Divertido en Gryffindor, 1976. ¿Es tu padre no es así?—rió un poco.
Heaven asintió riendo.—Me contó que ese premio ni es válido, pero le insistió tanto a McGonagall para que se lo diera que lo consiguió—rió la rubia.
Draco sonrió de lado.—Mis padres fueron estudiantes buenos pero comunes, es decir, fueron desde prefectos a delegados. Yo seguí el mismo camino.—suspiró el rubio.
—También fuiste miembro de la Brigada Inquisitorial.—Heaven arrugó la nariz.—Sigo sin creer que Teddy también lo fue.
—Era más conveniente serlo. ¿Sabes? Ni si quiera me agradaba Umbridge, pero el poder, si.—murmuró Draco casi inaudiblemente. Miró a la rubia a los ojos.—Lo lamento. Por perjudicarles tanto.
Heaven se encogió de hombros.—Tampoco es tu culpa lo qué pasó en el departamento de Misterios.
Draco se tensó y carraspeó.—También lamento lo de tu padre. Debió ser un susto terrible. En verdad lo lamento.—murmuró Draco, era la segunda vez que se disculpaba por aquel hecho. Heaven asintió incómodamente, aún no podía tocar el tema con naturalidad.
—Mi padrino, Sirius, y mi tío, Remus ayudaron bastante a que no fuera tan terrible ¿sabes? Aunque si tuve mucho miedo de perderlo.
Draco asintió lentamente.—Es curioso ¿no crees?
—¿De qué hablas?
—Que Sirius sea mi tío y jamás hablé con él.
—Ustedes los sangre pura, tienen ideas muy raras.—murmuró Heaven.—Sirius, es una persona increíble y divertida. Es una lástima que no lo conoces. Aunque probablemente le caerías mal.
Draco asintió con una sonrisa.—Mi madre alguna vez me habló de él. En lo personal, pienso que es bastante valiente. Y tienes razón, nosotros, los sangre pura, tenemos ideas muy raras, que hacen que te den ganas de salir huyendo.
Heaven rió.—¿Quién diría que un Malfoy y una Potter hablarían tan civilizadamente?
—Igual, seguimos sin ser amigos, no te emociones.—dijo Draco rodando los ojos.
—Ni quién quiera ser amigo tuyo.—respondió Heaven imitando la acción del rubio.
—Cómo sea.—murmuró Draco, terminando de limpiar la última copa.—Listo. Fue la última.—dijo suspirando.
Heaven se talló los ojos con cansancio.—Nunca vuelvo a dormir en clase.—se quejó. Y Draco rió.—¿Qué te causa tanta risa? Tú ni vas.
Las risas de Draco cesaron.—¿Así que notas mi ausencia en cada clase? Creo que la obsesión por mi viene de familia.—se burló.
—Idiota, no.—susurró Heaven.—Mira, se que no es de mi incumbencia pero Teddy está muy preocupado por ti, ya te lo había dicho. ¿Recuerdas? Y creo que no es sólo él, también Zabini.
Draco tragó saliva y el sentimiento de culpa lo invadió, junto al gran golpe de la realidad, sobre la situación por la que estaba atravesando.
—Sólo, habla con él. En verdad, te quiere y se preocupa por ti, y diría que más de lo que admite.—dijo Heaven tomando su túnica para partir del lugar.
Draco asintió sin decir alguna palabra más.
—Buenas noches, Malfoy. Que descanses.—le dijo Heaven con una sonrisa.
Draco le devolvió la sonrisa a medias.—Igualmente, Potter.
Espero a que la rubia saliera de la sala para patear uno de los baldes soltando la frustración.
Odiaba mentirles a sus amigos, odiaba tener una misión, odiaba tener la marca en su antebrazo, se odiaba a si mismo.
Tomó un gran suspiró y salió de la habitación, en rumbo a la Sala de Menesteres. Porque por más que odiara, toda la situación, tenía que seguir adelante para proteger a su madre. Y no tenía alguna otra opción.
***
03/12/20–subido
07/03/21–editado
nota de la autora;
Holaaaa <3
Me extrañaron por acá?
Diosss, les agradezco la paciencia que me tienen JAJAJAJA
Estoy muy feliz porque esta historia es mi favorita de actualizar, aunque hoy no amé este capítulo.
Es bastante de relleno, pero es importante para que se desarrollen más interacciones entre Draco y Heaven.
Espero que no les haya aburrido 🥺
Solo queda una semana de clases y espero poder actualizar más seguido, estaré todo un mes a su disposición <3
Y pues su opinión también es importante así que ¿que les gustaría leer en esta historia? O ¿que les gustaría que pasara? A veces sus ideas me ayudan a inspirarme y escribir 🥰
Las amo mucho
Recuerden que pueden hablarme cuando sea <3, mi Instagram es franciaxmalfoy
All the love
Francia 💗
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