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【 012 】

xii. back in the time II

omnisciente

Junio 1980

Lily Potter, estaba ansiosa esperando a su marido, pues estaban a punto de terminar de armar las cunas para los mellizos.

Uno de sus mejores amigos, Sirius, había llegado unos minutos atrás, se encontraba echado en el sofá mientras tomaba café.

—¿Y para qué fue con Lunático?—preguntó el pelinegro mirando a Lily mordiéndose la uñas.

La pelirroja se encogió de hombros.—Supongo que es algo entre ellos, ya sabes que Remus es un poco reservado.

—¿Te encuentras bien?—le preguntó Sirius.

—Sí, solo estoy algo cansada. Justo estábamos por terminar estas cosas.—murmuró tomando una de las partes de madera.—¿Y tú? ¿Cómo sobrellevas lo de Regulus?

Sirius desvió la mirada a la chimenea.—¿Por qué no armaron las cunas dentro del cuarto de los mellizos?—le preguntó ignorando su pregunta.

Lily suspiró.—Ya sabes como es James, cree que será más fácil armarlas primero y luego transportarlas con un hechizo.

—¿Y por qué no las armaron con un hechizo también?—preguntó Sirius burlón.—¿Se les olvidó que son magos?

Lily bufó y luego rió.—Creo que sí.

—¿Quieres que las termine de armar?

Lily negó con la cabeza.—James te mataría por quitarle su primera misión como padre.

—Estoy indignado porque no fui requerido, en el llamado de Lunático.—murmuró Sirius mientras tomaba uno de los cojines.

—¿Y qué hay sobre Peter?—preguntó la pelirroja tomando asiento, con ciertas dificultades, pues su embarazo le impedía realizar acciones como estaba acostumbrada.

—Ni idea, últimamente anda muy distanciado, pero siempre intentamos incluirlo, es él, quien se aleja. Hace poco lo fui a visitar, se vería raro pero jugamos ajedrez mágico un buen rato.

—Él también ha pasado por situaciones complicadas, tal vez, solo necesita espacio.—murmuró Lily mientras tomaba una de las galletas que se encontraban en un plato en la pequeña mesa de centro.

—Pero me parece demasiado extraño, yo tampoco la he pasado tan bien que digamos, sin embargo aquí estoy.—bufó Sirius cruzándose de brazos.

—Cada quién lidia con sus problemas de manera diferente, Sirius.

El animago chasqueó la lengua no muy convencido.—Iré al baño.

—Tendrás que ir al de arriba, estamos remodelando.—le dijo Lily con una sonrisa.

—Ahora regreso.—respondió Sirius dejándole un beso en la frente.

Lily sonrió con nostalgia pues recordó como su amistad con Sirius, Remus y Peter se había fortalecido conforme el tiempo fue pasando. Pues aunque ella fue amiga de Remus primero, ser aceptada en aquel grupo fue muy difícil.

En especial por Sirius e Isabella Avery. Quién por razones desconocidas se alejó de todos de un día a otro. Cosa que a Lily no le importó en lo más mínimo, ya que nunca logró amistar con la rubia. Y siendo honestos, le tenía bastantes celos.

Los golpeteos en la puerta la hicieron salir de sus pensamientos, provocando que se sobresaltara un poco.

Con lentitud y dificultad se levantó del sofá, con una gran sonrisa, estando segura que se trataba de su esposo. Se acercó a la puerta y la abrió sin la mínima precaución. Pero su sonrisa decayó en cámara lenta. La imagen frente a ella era confusa y bastante incomprensible.

Su esposo, James Potter estaba parado frente a ella, con una bebé de cabello rubio y una pequeña maleta colgando de su hombro.

Miles de ideas y pensamientos pasaron por su cabeza, pero ninguna se acercaba a la realidad.

La clara confusión en el rostro de la pelirroja hizo temblar a James, provocando que en un arranque de nervios e impulsividad dijera:

—Creo que necesitaremos otra cuna.

Lily quiso reír, podía jurarlo aunque sin saber el por qué específicamente. Anonadada se hizo a un lado para dejar pasar al azabache.

La pelirroja cerró la puerta tras ella, dejando pasar al hombre con la bebé en brazos.

James se adentró, dándole la espalda a su esposa, pues no tenía idea de cómo mirarla a la cara. Estaba jodidisimo. Y lo tenía muy en claro.

Lily carraspeó.—¿Por qué...

—Es mi hija.—la interrumpió antes de que Lily pudiera terminar de preguntarle.

El semblante de la joven empalideció. Lily pudo sentir como su alma cayó en sus pies. La ira y la decepción no tardaron en hacerse presente junto con la enorme confusión.

Se quedó sin palabras, sosteniéndose de uno de los pilares dentro de su hogar. Que sea una broma, que sea una broma. Suplicó mentalmente.

Pero la mirada que James con la que veía a la bebé en sus brazos le daba a entender todo lo contrario.

James alzó el rostro, analizando a Lily. Lamentándose de cómo le soltó todo tan abruptamente, esperando a que lo comprendiera. Jamás había sido bueno con las palabras.

Y aunque Lily lo sabía perfectamente. Todo era demasiado.

—¿A qué te refieres con que es tu hija?—preguntó Lily con la voz temblorosa, para luego darse cuenta que su pregunta fue muy estúpida.

—Sí, será hermana de los mellizos.—dijo James con toda la tranquilidad del mundo.

—¿Qué?—preguntó Lily comenzando a alterarse.—¿¡Cómo puedes entrar a nuestra casa con una bebé, decir que es tu hija y estar tan tranquilo!?

James suspiró.—La vas a despertar.—se quejó el azabache al sentir a Heaven moverse en sus brazos.

—¡No me importa si despierto a tu hija! Necesito que me expliques, James.—exigió Lily, mientras sentía su corazón latir cada vez más fuerte.

James no dijo nada, caminó hasta los regalos que habían estado recibiendo por parte de amigos y familiares para los mellizos y tomó el Moisés blanco con adornos de diferentes tonos de rosa pastel.

Caminó de regreso a la sala de estar, colocando el Moisés sobre el sofá más grande y luego dejando a su hija en él.

Las lágrimas de Lily comenzaron a brotar por sus ojos, se sentía traicionada, herida y estaba furiosa.

James caminó hacía ella y la tomó de las manos, ayudándola a sentarse en el sofá frente a él.

—Mira, se que todo es demasiado confuso y por eso te voy a explicar. Perdóname, Lily. Yo te amo y jamás te quise lastimar de esta manera.

La pelirroja no dijo nada, simplemente se limpió los rastros de sus lágrimas. Estaba demasiado aturdida y confundida.

—Tuve una hija con Isabella Avery.—declaró James.

Lily soltó un sollozo. Pensó lo irónico que toda la situación era. Debido a que instantes antes justamente estuvo pensando en ella.

—¿Recuerdas la discusión que tuvimos en la fiesta de los Weasley? Ese día que terminamos, aproximadamente un mes antes de la boda.

La pelirroja comenzó a sollozar, negando con la cabeza y pasándose sus manos por el rostro con frustración.

—Esa noche la pasé con Isabella. Yo, no se qué me sucedió. Creí que lo nuestro había terminado para siempre e Isabella estaba allí y simplemente pasó.—murmuró James.

—¿Por qué ella?—preguntó Lily llorando.—¿Por que ella siempre termina metida en todo?—sollozó aún más fuerte.

Heaven se sobresaltó y comenzó a llorar. James no sabía a quien consolar primero, tomó a Heaven con los brazos pero la bebé se movía bruscamente. Como si supiera que todo iba mal.

—Heaven, por favor.—le susurró James.

Sirius, que estuvo escuchando parte de la discusión, apareció por las escaleras, arrebatándole a Heaven de los brazos a James.

—Yo me encargo.—murmuró Sirius.

James frunció el ceño.—¿Desde cuando...?

—Cállate, estaré arriba.—sentenció entrecerrando los ojos.

El azabache miró a Sirius subir por las escaleras serenamente. Se giró y miró a Lily quien seguía llorando desconsoladamente.

—¿Alguna vez dejará de entrometerse en nuestras vidas?—preguntó con amargura.

—Lily, perdóname. Yo no supe que hacer cuando me dijo que estaba embarazada y...

—¿Sabías que ibas a tener un hijo con ella y aún así te casaste conmigo?—preguntó Lily horrorizada.

—¡Me asusté! Yo no quise herirte, y discutí con ella y me dijo que no me iba a necesitar. Y no decidí buscarla, y se que fue mi error pero todo lo hice por ti.

—Que considerado.—hipó Lily debido al llanto.—¿Cuándo te enteraste?

—Un día antes de nuestra boda.

Lily gimoteó y se limpió las lágrimas.—No puedo creerlo, James. Estoy tan decepcionada de ti.

—Ya lo sé.—admitió James con lágrimas en los ojos.—Actué cobardemente, pero no quería lastimarte. No pensé en cómo se sentiría Isabella y terminé hiriendo a ambas.

—¿Y qué harás con ella? ¿Heaven?—preguntó intentando no sonar tan brusca.

James asintió y tragó saliva pesadamente.—Los Avery están siendo buscados por mortífagos y por el mismísimo Voldemort. Mataron a su padre y a su hermano mayor. Ella huirá a Noruega, me parece. Su madre y el pequeño Aarón marcharán para América.

Los ojos azules de Lily lo miraban expectante.

—Tengo que cuidar de ella, Lily, de Heaven. Se lo prometí a Isabella. Y, yo esperaba, más bien, espero, que podamos criarla juntos.

Lily negó repetidas veces.—No, me estás pidiendo demasiado. Esto es demasiado. No puedo criar a su hija. No cuando me excluyó múltiples veces...

—También es mi hija.—dijo James firmemente.—Podemos criar a los tres. El dinero no es problema y lo sabes.

—No puedo, James.—sollozó.—Y nunca podré. Crecerá siendo amada de distinta manera, y no es justo, ni para mi, ni para ella.

—Inténtalo, por favor, Lily.—suplicó el azabache con los ojos llenos de lágrima.—Yo te amo, amo a nuestros mellizos y la amo a ella.

—¡No puedo!—sollozó.—Es demasiado. Ella no es mi problema, James.

—Lily...—suplicó James con la voz entrecortada.

La pelirroja se levantó del sofá.—Necesito tiempo para pensarlo.—susurró.—Me quedaré unos días en la casa de mis padres.

—Lily, no me hagas esto. Por favor. No puedes dejarme, yo te amo.

—Pues no lo parece. ¿Y si Isabella solo te mintió? ¿Y si ni quiera es tu hija? No puedo, de verdad. No puedo.

—Heaven es mi hija.—repitió James.—Lily, ella no tiene la culpa de nada. Lo demás lo podemos resolver juntos.

—¡Tuviste una hija con Isabella Avery! La que siempre estuvo un paso delante de mí. Me siento tan traicionada y enojada.Siempre me ganó en todo, respecto a ti. Fue tu primer amor, fue tu primer beso, estoy segura que fue tu primera vez y ahora te dio a tu primera hija. De alguna manera, ella siempre estará antes que yo.

—Lily, deja de decir ridiculeces, no tienen sentido en este momento, por favor. Escucha lo que dices.

—Se que son tonterías, pero me afectan y me hacen sentir mal. Y tú no entiendes y nunca lo has entendido.—gritó Lily con la voz rota.

La pelirroja comenzó a sentirse bastante mal, estaba consciente que los corajes y las emociones fuertes en especial, la ponían bastante mal.

James la miró con preocupación e intentó acercarse a ella.

—¡No me toques! ¡No quiero saber nada de ti! ¡Ni de Isabella ni de Heaven!—sollozó la ex gryffindor.

—Lily, por favor. No fue mi intención herirte, no tienes idea de cuánto te amo y de cuánto te necesito. Pero comprende que Heaven no tiene la culpa de nada.

Lily lloraban y se sobaba la sien con desesperación.

—En verdad, necesito irme unos días a la casa de mis padres. Necesito procesarlo. No puedo darte una respuesta en estos momentos. No puedo si estoy alterada.

James asintió derrotado.—Se que no lograre disuadirte. Espero que me perdones y que por favor, regreses pronto. Yo quiero formar parte de la vida de nuestros hijos. No puedes quitarme eso. Te lo suplico.

—Te entiendo, aunque tú no me entiendas a mi.—sollozó Lily.

La pelirroja tomó un puño de polvos Flu, y desapareció por la chimenea.

James suspiró dejando caer algunas lágrimas. No estuvo tan mal. Quiso convencerse a sí mismo, sin éxito alguno.

Ahora su mayor miedo era que Lily no regresará.

Sirius al escuchar más tranquilidad bajó con Heaven en sus brazos. Miró con preocupación a su amigo cuando vio sus ojos marrones llenos de lágrimas.

James soltó un sollozo. Y Sirius se sentó junto a él.

—Ya había conocido a Mini Isabella—dijo Sirius intentando cambiarle el tema.—La conocí un día después del funeral de Regulus. No sabía que era tu hija.—dijo con falsa indignación.

James rió entre sus lágrimas, tomando a la rubia en sus brazos.—Si, es mi hija. Se llama Heaven—murmuró mientras le acariciaba el rostro con cautela.—Definitivamente, es de las mejores cosas que me ha pasado. Creo que llevo menos de tres horas de conocerla, pero siento tanto amor por ella, que mataría a cualquier persona que se atreviera a hacerle daño.—murmuró James.

Sirius le sonrió.—Felicidades, entonces, papá.—le dijo riendo.

—¿Crees que regrese?—preguntó James con la voz en un hilo.

Su amigo arrugó la nariz.—Yo creo que sí. Pero supongo que es complicado. No la presiones ¿si? Isabella no era su persona favorita e imagínate que tiene que ver a mini Isabella crecer. Que no tengo pruebas pero tampoco dudas que Heaven será una réplica de su madre. ¿Has visto a los Avery? Todos se parecen.

James soltó un suspiro.—No quise lastimarla. Actué tan estúpidamente.

—Tranquilo, ya verás como todo se resolverá. Y cuando menos te lo esperes, el tiempo habrá pasado y tú mayor preocupación será ahuyentarle los novios.—bromeó Sirius y ambos rieron.

Heaven se movió en los brazos de su padre. Sacándole una sonrisa.

—¿Quieres que me quede?—le preguntó Sirius.

—No es necesario. Gracias, y perdón que hayas tenido que estar aquí en plena discusión.

Sirius se encogió de hombros restándole importancia.—Se te olvida que soy un Black y crecí en esa casa llena de monstruos. Para cualquier cosa, avísame y vendré lo más rápido posible.

—Tu también, si necesitas hablar sobre Reg...

—Ajá, como sea.—lo interrumpió Sirius.—Me voy. No te culpes ¿si?

James rió y se despidió una vez más luego vio a su mejor amigo desaparecer de su sala.

Su trabajo como padre comenzaba de inmediato. Lamentablemente sus padres se encontraban viajando, por lo que no podría recurría a ellos con tanta facilidad. Así que pensó que intentaría lo mejor que pudiera.

Habían pasado alrededor de un mes, James de las había arreglado para aprender a ser un padre hecho y derecho. Con la gran ayuda de sus amigos, Remus y Sirius. Pues Peter rara vez se aparecía.

Toda la casa en el Valle de Godric era un evidente desastre, había ropa sucia y libros tirados por todas partes.

James llevaba un babero -sucio- en su hombro, mientras preparaba la leche y cuidaba que no se pasara de caliente.

Pero Heaven había comenzado a llorar y ninguno de sus amigos habían aparecido para ayudarle.

De pronto escuchó como alguien había llegado por la chimenea.

—¿Lunático? ¿Canuto? Quién sea de los dos, antes de venir para acá vayan por Heaven, esta arriba.—gritó sin preocuparse.

Escuchó como subieron por las escaleras y bajaban de nuevo.

Sacó la leche lista, y pasarla a un biberón. Comenzó a agitarlo, pero lo dejó caer cuando miró a Lily, con su barriga un poco más abultada y Heaven en sus brazos.

—¿Qué haces aquí?—preguntó con sorpresa.

—Te dije que necesitaba pensar las cosas.—respondió Lily serenamente.

James se acercó a ella con una gran sonrisa en su rostro.

Lily hizo una mueca y lo alejó.—Apestas.

El azache rió.—Ser padre es muy difícil. Y todavía faltan otros dos.—murmuró sobándose el puente de la nariz.

—Pero estaremos juntos. Lo lograremos.—le dijo Lily.

James sonrió.—Te amo.

—Yo más.—le respondió y James se acercó para darle un beso en los labios.

—Gracias, por esta oportunidad, prometo jamás echarlo a perder. Te lo prometo, Lils. Te amo demasiado como para perderte.

Lily sonrió, pero su sonrisa desapareció a la vez que recordó que tenía algo importante que aclararle.

—James, estoy de acuerdo con criar a Heaven junto con Harry y Hazel...

—¿Harry y Hazel?—preguntó James con los ojos brillosos.

—Me pareció buena idea que los tres tuvieran nombres con las mismas iniciales.—le respondió Lily tímidamente.—Tu puedes elegirles los segundos nombres.

—Lo amo.—le dijo James con una sonrisa.

—Te estoy diciendo, que podríamos criarlos como trillizos. Será menos confuso para los tres. Y cuando el momento llegue, le tendremos que decir la verdad.

James asentía sin decir una sola palabra.

—Yo lo intentaré, James. Cuidaré de ella como si fuera mi hija. La protegeré con mi vida. Y aprenderé a amarla. Sé que suena demasiado terrible, pero es una realidad y espero que lo comprendas. No es fácil. Y creo que si estas consciente de ello. Así que te pido tiempo y paciencia. Pero lo lograremos, los dos juntos. Y los cinco, seremos una gran familia.

James no respondió simplemente la abrazó como pudo, pues el embarazo y el tener a Heaven en brazos complicaba ligeramente la situación.

Con lágrimas en mis ojos James le besó la frente.—Seremos una gran familia.—secundó el joven con una gran sonrisa.

Sin tener la mínima idea, de todo lo que le esperaba y atormentaría a la gran familia Potter.

***

07/02/21–subido
sin editar

nota de la autora;

El chisme y el drama es mi pasión.

Se que la reacción de Lily esta media Meh pero comprendan que cuando entras en shock te apendejas bien bonito.

En fin, espero que les haya gustado que si no, lloro, porque como que no me convenció mucho.

¿Que opinan de todo?

Me muero de ternura al imaginar a Sirius escuchando el chisme mientras tranquilizaba a Heaven bebé 🥺🥺🥺 lloro brillitos.

No se olviden de votar!!!

Y gracias por las 24K leídas, lloro otra vez

All the love

Francia 💞

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