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【 008 】

viii. midnight adventures II

omnisciente

Ese día más tarde, cómo Heaven y sus hermanos habían sido castigados sin tener acceso a la biblioteca, se fueron al aula vacía de Transformaciones después de rogarle a Minerva McGonagall que les permitiera estar allí en lo que comenzaba la clasa. Luego Ron, Marietta y Theodore se unieron a ellos.

A la rubia no le molestaba la presencia del pelirrojo, pero al parecer él sí mostraba irritación al ver a Theodore Nott en su misma mesa.

—Si, comadreja, soy un Slytherin. Si, mi papá está en Azkaban. No, de hecho no sabía que era un mortifago, aunque, ya que estamos conversando como dos grandes amigos.—hizo una pausa para acercarse al pelirrojo quién intento alejarse.—Siempre lo sospeché.

Ron soltó otro resoplido. Heaven se limitó a sonreír con burla, mientras que Marietta rodó los ojos. Theo alzó la mirada y sonrió con diversión.

—No entiendo que hacemos aquí —murmuró el pelirrojo con frustración—. Deberíamos de estar con Mione.

—Deja de quejarte. Es tu culpa por la que no estamos con Hermione —Hazel rodó los ojos.

Heaven gruñó.—Si tanto les molesta estar aquí, váyanse. Igual ni nos dejan trabajar.

—A mi me gusta estar aquí —dijo Harry encogiéndose de hombros, mirando de reojo a Marietta quién sólo se hundió un poco en su asiento.

—No le creas, sólo está aquí para también leer la carta de papá —dijo Hazel señalando el sobre blanco encima del libro de Pociones de Heaven.

La rubia miró el sobre dudosa—. ¿Para qué? No la he abierto y estoy segura de lo que dirá.

—¿Puedo leerla yo? —le preguntó Hazel.

—No.

Harry se rió en voz alta.

—¿Por qué te envío una carta papá Potter?—preguntó Theo sonriéndole burlonamente.

—Porque esa cabeza hueca le dijo que tengo novio —protestó Heaven señalando a la pelirroja frente a ella—. Ni si quiera es mi novio. Es más, ni si quiera lo quiero como novio. Aparte ¿por qué a Harry no le dijo nada si tiene una relación rara con Ginny?

Ron se cubrió los oídos para no escuchar, mientras que Harry comenzó a removerse en su lugar con incomodidad —aún mirando a Marietta—.

—Aún es un tema prohibido —agregó Hazel riendo.

—¿Sales con la chica Weasley?—preguntó Theo a Harry como si fueran amigos de toda la vida.

Harry miró mal a la rubia por mencionarlo, e ignoró la pregunta del castaño y dijo: —Tal vez, porque les dije sobre mi beso con Ginny, tú te guardas todo siempre.

—¿Viste eso? Cómo es el elegido me ignoró —murmuró Theo cerca de Marietta, provocando que la castaña riera.

Heaven se cruzó de brazos—. Pero ni es una relación. Es injusto.

Se inclinó para tomar el sobre con sus manos. Sonrió con diversión a leer el destinatario.

De: Él mejor papá del mundo
Para: La Ravenclaw ¿con novio?

Bajo la mirada de todos los presentes rompió el sobre en pedazos.

Harry la observó con la boca abierta.—¿Qué haces?

—Es una ridiculez, Anthony no es mi novio. No tengo porque darle explicaciones. Es más, Janessa —se giró y miró a la pelirroja con falsa dulzura—. Escríbele a papá y dile que todo fue un chisme que tú inventaste, o se enterará de tus escabullidas a medianoche al cuarto de Fred Weasley del año pasado.

Hazel dejó caer su mandíbula, tomó un libro y lo estampó sobre la cabeza de Harry—. ¡Prometiste que no le dirías a nadie!

Ron, Marietta y Theo rieron tan fuerte que recibieron una pesada mirada de la profesora McGonagall, ya que les había pedido que no hicieran tanto escándalo.

Harry se quejó—. ¡Heaven no cuenta! ¡Promesa de hermanos!

—O sea que todos ustedes en verdad tienen algo por los Weasley —murmuró Theodore con burla haciendo a Marietta reír nuevamente. Ron hizo una mueca divertida.

—No precisamente, es sobre los pelirrojos —contestó Hazel con diversión.

—A mi no me incluyan —murmuró Heaven cruzándose de brazos y recargándose sobre su silla.

—Pero si tuviste esa etapa —se burló Theo ocasionando las risas de los demás.

—Janessa, te hablé —dijo Heaven ignorando el comentario de Theodore Nott.

Hazel bufó y se cruzó de brazos.—Está bien —refunfuñó.

—Excelente.

—Ahora estoy enojado contigo. Te dije que eso era un secreto. No tenías que decirlo en voz alta, ahora tus amigos saben y Hazel ya no confiará en mi —refunfuñó Harry.

—Los odio —murmuró Hazel.

—Todo el mundo lo sabe. Padma lo escuchó de Pavarti, quién lo escuchó de Lavender, quién lo escuchó de Neville, quién lo escuchó de Ginny, quién lo escuchó de Ron, quién lo escuchó de George porque Fred le contó.

—¡Malditos hombres! No saben guardar un secreto —bufó Hazel.

—Cómo sea, el punto es que tienes que mandarle la carta a papá, sino él también sabrá —jugueteó Heaven mirando a su hermana.

—Tan buena persona que te ves —murmuró Ron.

—No tienes ni idea —le contestó Harry y Theo al mismo tiempo, haciendo reír a los demás.

El reloj frente al pasillo del Gran Comedor marcaban las 23:45 p.m, Heaven se encontraba recostada en una pared. Anthony hacía lo mismo pero con la pared de enfrente.

—Tony —llamó la rubia.

—¿Sí?

—Tengo algo importante que hacer, y necesito que me cubras —pidió mordiéndose la mejilla por dentro.

El pelinegro la miró con confusión, pero al cabo de unos segundos su rostro se relajó y asintió.

—Nunca entenderé porque los Potter siempre tienen algo importante que hacerse burló.

Heaven le sonrió con amabilidad y se acercó a él—. Gracias —se inclinó para darle un beso corto en la mejilla—. Será rápido —le dijo.

—No tienes porqué preocuparte.

Heaven se despidió rápidamente y tomó sus cosas, emprendiendo su camino a la Sala de Menesteres.

Al doblar el último pasillo, vio a Malfoy recostado en una pared con los ojos cerrados. Por un momento también dudó en que el chico aparecería o no.

—¡Malfoy!—gritó con volumen moderado.

El rubio dio un brinco en su lugar. Heaven reprimió una carcajada y se quitó la capa.

—¡Potter!—protestó con consternación—. Casi me matas del susto.

Heaven seguía riendo.

—Si, si, si. Muy gracioso —murmuró el rubio seriamente—. ¿Por qué traes todo eso?—señalo el bolso de la rubia, donde sobresalía una tela curiosa.

—Uh, es que traje la capa por si acaso.

Draco alzó una ceja.—¿La capa?

—Si, de invisibilidad.

—Oh, entiendo.—hizo una pausa.—¿Es tuya?—preguntó con curiosidad.

—No, es de Harry.—murmuró Heaven mientras la acomodaba en su antebrazo.

—Claro que si, tenía que ser de San Potter.

¿Sabes que cuando lo llamas así, lo estás alabando?

—No, porque es en burla.—contestó Draco mirándola.

—Cómo tú digas.—vaciló la rubia.—¿Vamos?

Draco asintió.

Ambos se acercaron cautelosamente a la Sala, Draco dio un paso hacia adelante y cerró los ojos. Caminó de un lado a otros un par de veces y sucedió. Apreció una gran y vieja puerta.

Cuando entraron, Heaven soltó un jadeo.—El colegio nunca para de sorprenderme.

Draco frunció el ceño.—¿Por qué?

—Está sala es completamente diferente a cómo era en el Ejército de Dumbledore.

—Tengo entendido que cambia, dependiendo de las necesidades —murmuró Draco.

—¿Y está es tu necesidad?—preguntó mientras se adentraba al cuarto lleno de objetos y polvo.

—Y al parecer también la tuya.—murmuró Draco. Miró como la chica se acercaba a cada uno de los diferentes objetos frente a ellos.—Potter, ¿Tan siquiera sabes que es lo que buscas?—preguntó burlonamente.

—Quedamos en que nada de preguntas.

—Entonces no lo sabes.—vaciló el rubio con diversión.

—Lo sabré cuando lo encuentre.—contestó la rubia con aire ofendido.

—Bah, como sea.—chasqueó la lengua.

Heaven siguió con la mirada a Draco, quién se acercó a prender algunas lámparas. Notó un pequeño sofá negro, lleno de libros y pergaminos. El rubio llegó a aquel punto y se recostó sobre el sofá, tomando un libro que parecía muy viejo y comenzó a leer.

Heaven suspiró. Draco tenía razón. Ni si quiera sabía que era lo que buscaba. Recordó el pedazo de pergamino que Dumbledore le había dado unas semanas atrás. Metió la mano dentro de su bolsillo y tomó el papel.

Heaven soltó otro suspiro, más fuerte de lo que quería.

—¡Por Salazar, Potter!—se quejó Draco.—No me dejas leer.

Heaven lo miró de mala manera y se giró sobre sus pies, comenzó a inspeccionar la sala, buscando algo en específico, aunque sin saber qué, miró en dirección a un montón de cajas, al otro extremo de la habitación. Caminó hacia ellas con cautela. Cuando llegó, pasó su mano por la gruesa capa de polvo, ocasionando que soltara un estornudo.

—Salud —se escuchó desde el otro extremo de la sala.

—Gracias —murmuró suavemente. La rubia se acercó más a tomar una de las cajas, pero era demasiado pesada—. Malfoy —llamó al rubio quien bajó el libro y la miró—. ¿Puedes ayudarme?

Draco soltó un gruñido, y de mala gana se acercó a ayudarle.—Eres en verdad una molestia

Heaven frunció el ceño, soltó la caja y se cruzó de brazos—. Si no quieres ayudarme, no lo hagas —espetó molesta.

—Mi madre me educó para ser una persona educada y caballerosa.

—Creo que falló.

Draco la miró mal, sostuvo la caja y la colocó en el suelo.

—Gracias —murmuró Heaven, y notó que era la misma que le había enseñado Dumbledore.

—No podrás abrirla —murmuró el rubio mirando la caja con atención—. Creo que necesitarás una llave —dijo señalando una cerradura.

Heaven hizo una mueca—. En verdad no tienes ni idea de cuanto me desagrada Dumbledore en estos momentos.

Draco se tensó por unos segundos.—¿Por qué?

Heaven bufó.—Me ordenó buscar esta estúpida caja y no me dijo para qué. Solo dijo que era importante y que ayudaría a... —se quedó en silencio. Aún no confiaba demasiado en él.

Draco se tensó aún más. Carraspeó demasiado fuerte.—¿Tienes alguna idea de qué es?

—No —susurró Heaven—. Supongo que debería buscar la llave.

Draco asintió.—Supongo que si —dijo el rubio regresando a su lugar.

—Será otro día.

—¿Regresarás?—preguntó Draco con el ceño fruncido.

—Supongo

—¡No puedes! —exclamó Draco.

—¡Si puedo! Y lo haré. No me importa que estés aquí. No me importan sus asuntos en lo absoluto, así que no tienes de que preocuparte.

—Está bien —refunfuñó.

—Me tengo que ir. Buenas noches, Malfoy.

—Ajá, adiós, Potter —contestó sin interés.

Heaven rodó los ojos antes de salir de la sala, caminó de regreso a donde estaba Anthony. Al aproximarse lo vio sentado leyendo un libro.

—Creí que tardarías más —murmuró el pelinegro mientras se levantaba.

—Yo también —admitió Heaven.

—¿Quieres ir a la Torre de Astronomía?

Heave hizo una mueca—. Suena bastante lindo, pero estoy muy cansada. Será en la próxima ¿si?

—Está bien —el chico se acercó para besar su frente—. ¿Qué ha dicho tu familia sobre esto?—preguntó señalando el espacio que había entre ellos.

—Nada —Heaven se sintió mal nuevamente por no ser sincera con el chico frente a ella, pero no quería hacerle daño.

Anthony sonrió—. ¿Entonces si somos algo?

—No lo sé —contestó Heaven con nervios—. No deberíamos enfocarnos en eso, solo hay que dejar que las cosas fluyan. Sin presiones ni etiquetas.

—Entonces será así. Sin presiones ni etiquetas.

Heaven le sonrió, dándole un abrazo lleno de culpa.

***

20/10/20–subido
07/03/21–editado
08/08/23 — capítulo editado

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