【 vii. help! 】

《omnisciente》

Los siguientes días para Heaven habían transcurrido demasiado rápido para su propio gusto. El otoño poco a poco llegaba a su fin, y para la rubia era un día menos sin entender lo que Dumbledore le había pedido.

Sin embargo esa mañana, Heaven despertó con la suficiente valentía para acercarse a pedir ayuda.

—Soy una Potter después de todo —se dijo a si misma frente al espejo en su armario mientras se acomodaba un listón azul en su cabello formando un moño.

Mientras desayunaba fijó su mirada en Draco Malfoy —quién lucía desinteresado en la charla de sus amigos—. Notó muy bien cuando el rubio se levantó, y comenzó a alejarse verificando que nadie le prestara suficiente atención.

Al perderlo de vista, Heaven se levantó abruptamente llamando la atención de Anthony y Marietta, quiénes estaban sentados frente a ella.

—¿Qué sucede, Heaven?—preguntó Marietta con confusión en su rostro.

—Olvidé un libro en mi dormitorio —dijo mientras se inclinaba para tomar su túnica, y salir casi corriendo detrás del rubio.

Se sentía algo tonta por tener que recurrir a él ya que en sus casi seis años en Hogwarts era bastante inusual alguna conversación o interacción civilizada entre ellos, pero aún así Heaven realmente esperaba que accediera a ayudarla.

Aunque sus cambios repentinos de actitud con ella la confundían demasiado, ya que hace un par de días luego de su encuentro en la biblioteca dónde se retaron mutuamente, Draco Malfoy se sentó al lado de ella en una clase de encantamientos, le habló educadamente e incluso le deseó un buen día.

Luego un par de días después, Heaven quiso devolverle el gesto amable, y lo único que recibió en cambio fue una mirada pesada por parte del rubio.

Así que ahí iba, caminando lo más rápido posible detrás de él. Sin tener expectativas, pero valía la pena intentarlo.

Draco era un chico bastante alto, y es por eso que sus pasos eran largos y rápidos. Heaven estuvo a punto de darse por vencida, sin embargo se paró en seco y decidió llamarlo.

—¡Malfoy!—gritó la rubia.

El chico se giró con una ceja alzada en dirección a Heaven.

—¿Qué?—respondió bruscamente. Al no obtener una respuesta rápida, se encogió de hombros y siguió caminando.

Heaven aceleró el paso y cuando por fin lo alcanza, lo jaloneó de la manga de su túnica y lo arrastró al pasillo más lejano y solitario.

—¿Qué te sucede, Potter? Bueno, que podría esperar de ti, a final de cuentas eres una...

—No me hace feliz esto, pero necesito de tu ayuda —interrumpió Heaven.

Draco sonrió con burla—. Potter, creo que te has equivocado de persona —dijo para luego girarse y seguir caminando.

Sin embargo Heaven fue más rápida, y lo volvió a jalonear. Draco soltó un gruñido.

—No se si no has captado que no estoy de humor, Potter.

Heaven ignoró el comentario del rubio.—Por favor, Malfoy. Necesito tu ayuda.

Draco rodó los ojos con frustración—. No tengo tiempo para...—hizo una pausa.

—Ni si quiera sabes que te voy a pedir.—dijo Heaven en tono burlón.

Draco bufó—. Sea lo que sea, no tengo tiempo. Aparte, Potter —hizo énfasis en su apellido—. No me agradas. ¿Por qué te ayudaría?

—Corrección. No te agrada mi hermano. A mi no me has tratado lo suficiente para saberlo, e incluso si no mal recuerdo, alguna vez mencionaste que me tolerabas —respondió alzando una ceja.

—Tampoco me agrada tu hermana.

—Pues entonces que suerte que yo soy Heaven, no Hazel —dijo haciendo que Draco sonriera de lado—. ¡Por favor! Solo déjame explicarte que quiero... Aparte soy amiga de Teddy.

—¿Y eso qué?—resopló.—No porque seas amiga de Theodore significa que seas mi amiga. Potter, eso no fue muy Ravenclaw de tu parte.

—Malfoy, a mi me valen tus intentos de insultos o maltratos. En verdad necesito de tu ayuda.

Draco de pronto recordó su trato con Isabella Avery, reflexionó un poco acerca de ello. Tenía demasiada curiosidad acerca de todo ese caso. ¿Cómo es que Heaven no es hija de Lily Potter ¿Sus hermanos sabrán? Negó con la cabeza, borrando cada rastro de sus pensamientos.

Draco se sobresaltó cuando se dio cuenta que Heaven intentaba leer sus pensamientos. Su madre, le había estado enseñando Oclumancia, cosa que se le dio demasiado bien y que agradeció, ya que Heaven pudo haber descubierto todo por accidente. Arrugó el entrecejo y miró fulminantemente a la rubia.

—No hagas eso —dijo con seriedad.

—Perdón —dijo Heaven apenada—. Es que te quedaste callado.

Draco suspiró resignado—. ¿Qué es lo qué quieres?

—Entrar a la Sala de Menesteres.

—No sé de qué hablas —intentó negar su conocimiento sobre ese lugar.

Heaven rodó los ojos—. De ahí te vi salir la otra noche. No lo niegues. Cómo sea, intenté entrar y no pude.

—No lo intentaste bien —murmuró Draco con burla—. ¿Tan si quiera sabes cómo hacerla aparecer?

Heaven asintió—. Claro que lo sé. Ahí solían ser las reuniones del Ejército de Dumbledore antes de que tú grupito nos descubriera.

Draco hizo una mueca ante el comentario. También recordó lo sucedido respecto a James Potter, quién casi perdió la vida por su su tía Bellatrix Lestrange aquella noche en la que también habían sido descubiertos por Umbridge y la Brigada Inquisitorial. El remordimiento y la culpa invadió a Draco.

—Lo lamento.

—¿De verdad?—Heaven alzó una ceja.

—La verdad no... pero no me refería a eso.

Heaven comprendió a lo que se refería. Draco disculpándose fue sorpréndete, pero el recuerdo de su padre inconsciente al borde de la muerte la estremeció.

—Gracias, supongo —Heaven hizo una pausa—. Entonces...

—¡Aguarda!—interrumpió Draco.—Si estuviste metida en eso del Ejército de Dumbledore, ¿por qué no le pediste ayuda a uno de ellos? ¿No sería más fácil? Son tus amigos. Nosotros apenas y somos conocidos.

—Ese es el punto, Malfoy. Tú no harás preguntas. Ellos sí.

—¿Cómo estás tan segura?

—¿Por qué te interesaría?—preguntó Heaven encogiéndose de hombros.

Me interesa porque se más cosas sobre ti de lo qué lo haces. Pensó Draco.

—Tienes razón —mintió—. Pero con una condición.

—Te escucho.

—Tampoco hagas preguntas de que hago ahí. Y tampoco puedes mencionárselo a nadie —la miró desafiante.

—No planeaba hacerlo, y lo mismo va para ti —murmuró Heaven cruzándose de brazos.

—Bueno, ¿cuándo quieres entrar?—preguntó Malfoy recargándose en la pared.

—Hoy mismo. A media noche. ¿Te parece?

—¿No tienes patrullaje?

—Anthony me cubrirá.

—¿Goldstein? Oh claro, tú novio —la vaciló.

Heaven por poco olvidó que Hazel —por accidente— esparció el rumor de su posible relación con Anthony Goldstein, y honestamente se sentía bastante incómoda al respecto.

Theo y Marietta comenzaron a molestarla demasiado al respecto, y ni hablar de la reacción de Harry. A este punto sólo esperaba el vociferador del mismísimo James Potter, reclamándole por no haberle dicho antes.

—No es mi novio —Heaven resopló, cruzándose de brazos. Toda la situación sólo complicó más las cosas para ella.

Draco se encogió de hombros.—Yo solo dije lo que la gente cuenta.

—Cómo sea, ¿nos vemos a media noche?

—Frente al tapiz de Bárnabas el Chiflado —confirmó Draco.

—Gracias.

Draco se encogió de hombro.

—¿Adiós?—Heaven se despidió incómodamente del rubio. Draco intentó sonreírle pero sólo le salió una mueca rara.

Ambos se giraron en direcciones contrarias, y regresaron a sus respectivos asuntos.

Draco pensaba en que ayudarle a Heaven era una buena oportunidad para cumplir el trato que tenía con la señora Avery. No sabía como lo haría pero sabía que tenía que intentarlo.

Mientras que Heaven aún se sentía rara de haber acudido a Malfoy. Era una situación bastante bizarra. Jamás pensó en tener ese tipo de amistad —ni siquiera sabía si era correcto llamar así su relación— con Draco, ni porque en las últimas semanas ha convivido un poco más con él debido a la clase de pociones dónde se sienta con el resto de amigos de Theo. Aparte, teniendo en cuenta el historial de relaciones entre un Malfoy y un Potter, siempre terminan en lo mismo: una enemistad.

Pero esta vez podría resultar completamente diferente.

***

15/10/20–subido
07/03/21–editado
06/08/2023 — capítulo editado