【 004 】
【 iv. potion class 】
《omnisciente》
Al otro día, Heaven llegó más temprano de lo usual al Gran Comedor. Pasando rápido por la mesa de Gryffindor para saludar a sus hermanos, y los cuáles le ofrecieron sentarse con ellos pero Heaven se negó, ella en realidad quería ponerse al tanto con algunos de sus compañeros de casa.
Al llegar a su mesa Olivia Fawley y Cho Chang la saludaron alegremente.
—¡Buenos días, Heaven! —saludó Olivia—. ¿Qué tal tus vacaciones en Italia? —preguntó inocentemente. Cho Chang se giró a verla con los ojos abiertos de par en par—. ¿Qué sucede Cho? —preguntó con el ceño fruncido.
—Su padre tuvo un accidente —murmuró la pelinegra.
Olivia reaccionó exageradamente. Cubriéndose la boca con ambas manos.
—¡Por Rowena! ¡Heaven! ¡Perdón!—exclamaba sin cesar.
—No pasa nada —aseguró Heaven—. Al final, no pudimos ir pero fueron buenas vacaciones, diferentes, pero buenas. Gracias a Merlín no sucedió algo peor, y mi papá ya está bien —explicó mientras tomaba asiento.
—Me alegra mucho escuchar eso, Heaven —le dijo Cho suavemente.
Olivia le regaló una cálida sonrisa, antes de ponerse a charlar sobre algunos chismes de los alumnos.
En general el desayuno fue mejor de lo que imaginó Heaven, hasta que distinguió a Marietta Travers entrar por la puerta.
Heaven se puso de pie, dispuesta a acercarse a su amiga.
Cuando llegó hasta ella, Marietta frunció el ceño al darse cuenta que Heaven enroscó la mano en su muñeca, y la dirigió hasta el pasillo fuera del gran comedor.
—¿Estás enojada? —Marietta fue la primera en hablar, sus ojos grises denotaban un poco de tristeza, y confusión.
Heaven negó con la cabeza, acercándose a ella para abrazarla de forma cariñosa—. Nunca estuve enojada contigo —le aseguró—. Perdón por no responderte ninguna carta, no fue nada personal. Te lo juro.
—Ya sé que nunca las respondes —Marietta sonrió—. Pero estaba asustada... Heaven, yo no quise que...
—Ya lo sé —Heaven la interrumpió—. Te extrañé. Fue raro no tenerte unos días en mi casa durante las vacaciones.
Marietta hizo una mueca—. Esta vez si tuve que sobrevivir a mi abuela todas las vacaciones —se burló de sí misma—. Pero estuvo bien —hizo una pausa mientras buscaba algo dentro de su túnica—. No estaba segura de enviarte tu regalo de cumpleaños, así que aquí tienes —le entregó una pequeña caja negra con un listón plateado.
Heaven lo abrió con delicadeza. Se trataba de una pulsera de plata con un dije con la letra H de color azul zafiro—. Es muy bonita.
—Que bueno que te gustó —Marietta le sonrió—. Me gasté todos mis ahorros en eso.
Heaven la miró mal—. No debiste hacerlo, Marietta. No era necesario.
—No te preocupes, Heaven —la tomó de los hombros—. Estuve trabajando con George en su tienda todo junio y julio —le sonrió—. Por ser su novia, me pagaba mejor que al resto —le guiñó el ojo.
—Espero que estés hablando de galeones —Heaven arrugó la nariz.
Marietta sonrió divertida—. Te extrañe, Vee —la volvió a abrazar—. Te quiero mucho, ¿sí?
—Y yo a ti —le devolvió el abrazo—. ¿Cómo es que tu abuela te dejó trabajar en la tienda de los gemelos?
—Fue antes de que las cosas en verdad se pusieran feas —respondió Marietta, mientras avanzaban de regreso al gran comedor—. Y bueno, ellos saben que a veces necesito más cosas de las que me pueden comprar, y también George me ayudó cuando le dijo que cuidaría de mi... ¡y hasta pude comprarme túnicas nuevas!
Heaven le sonrió—. Mi mamá también te extrañó el día que fuimos al callejón Diagon, pero de todas formas te compró pergaminos, y tintas. ¿Te las entrego más tarde?
Marietta asintió—. Yo creo que extrañé más a Lily que a ustedes —alzó las cejas.
—¿Ustedes? —Heaven frunció el ceño, notado que Marietta se removió de una forma extraña.
—Pues también me divierte convivir un poco con tus hermanos —se aclaró la garganta—. Es lo que quise decir... ¿Y si vamos por Theodore? —le preguntó cambiando de tema cuando ingresaron al gran comedor—. Tampoco hablé mucho con él este verano, y me siento muy mala amiga porque bueno, ya sabes lo que sucedió con su papá.
Heaven hizo una mueca. Ella tampoco estuvo tan al pendiente de Theodore.
—Vamos —dijo la rubia, y caminaron hacia la punta de la mesa de Slytherin.
—¡Theodore!—lo llamó Marietta.
Los amigos de Theodore: Zabini, Malfoy y Greengrass las miraban con curiosidad. En especial el rubio, quién veía atentamente a Heaven.
Theo alzó la mirada, y les sonrió con emoción. Heaven hizo un movimiento con la cabeza para señalar la salida del gran comedor. El chico asintió, y se despidió cortésmente de sus amigos, tomando su túnica para acercarse a las chicas.
—Ven —Heaven lo tomó de la mano, guiándolo al mismo pasillo donde ella y Marietta habían estado conversando minutos antes.
—Creí que se habían olvidado de mi —dramatizó el castaño.
—Nunca te librarás de nosotras —dijo Marietta, abrazándolo.
—Para ser honesto, creí que ya no me hablarían.—confesó avergonzado.
—Nada de eso, Teddy —le aseguró Heaven—. ¡Eres nuestro mejor amigo! ¡Jamás te dejaríamos de hablar! Y como siempre he dicho: no somos nuestros apellidos.
—¿Cómo has estado?—preguntó Marietta con un tono más serio.
—Estoy preocupado y asustado, pero no estoy tan mal. En el verano me quedé con los Zabini. La madre de Blaise me ama, y está pensando seriamente en adoptarme —dijo con una sonrisa triste.
—Te hubiese ofrecido mi casa pero...
—Lo sé, Heaven. De seguro papá Potter te pidió que no me hablaras más —alzó las cejas.
Heaven desvió la mirada, recordando la charla que su padre le había dado tanto a ella como a sus hermanos —aunque bien sabía que la charla era especialmente para ella— sobre lo mucho debían mantenerse alejados de los hijos de los mortífagos que habían sido arrestados dos meses antes.
—No somos nuestros apellido, ni nuestros padres —repitió—. Perdón por no haber respondido tus cartas —murmuró la rubia.
—Lo comprendo, Vee —pausó unos segundos—. ¿Tú cómo estás? —le preguntó.
El rostro de Heaven cambió radicalmente.
—Muchísimo mejor, aunque siento que quedé algo paranoica. Tuve mucho miedo de perder a mi papá —respondió sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.
—Oh, Heaven —murmuró Theo y la abrazó.
—Lo peor es que ni si quiera recuerdo que lo que sucedió esa noche. Solo recuerdo haber despertado en San Mungo, esperando noticias de mi padre. Los sanadores dicen que probablemente, no recuerdo nada por el golpe que recibí en la cabeza.
Marietta le acarició el cabello a su amiga antes de unirse al abrazo. En ese momento, Heaven entendió lo mucho que también había extrañado a sus amigos.
Después de la desastrosa primer clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Heaven se dirigía corriendo a su clase de pociones, ya que en el camino se detuvo a charlar unos minutos con Ginny Weasley.
Antes de doblar la esquina para llegar a las mazmorras, Heaven tropezó con sus pies y cayó frente a un grupo de estudiantes que se encontraban charlando animadamente.
Dos de los estudiantes frente ella, que reconoció como Eloisse Greengrass y Blaise Zabini, la miraron con burla a diferencia de Draco Malfoy, quién para sorpresa de Heaven, lucía demasiado desinteresado como para burlarse.
—Potter rubia, por eso no se debe correr en los pasillos —dijo el moreno soltando unas risas. Eloisse también se reía escandalosamente mientras imitaba como la rubia había caído unos segundos atrás.
Heaven aún en el suelo, rodó los ojos, y al alzar la mirada se sorprendió al ver la mano pálida del rubio ofreciéndole ayuda a levantarse. Con timidez, la tomó y se reincorporó.
—Gracias —le agradeció en un susurro.
—Toma —le tendió sus pertenencias que habían caído junto a ella—. ¿De casualidad has visto a Theodore? Lo estamos esperando desde hace unos minutos —le preguntó con un tono bastante cortante, y sin verla a los ojos.
Heaven le pareció estúpido que actuara así cuando segundos atrás la ayudó a levantarse.
—Lo vi salir de Defensas Contra las Artes Oscuras junto a Marietta. Ya debe estar en el aula —aseguró la rubia.
Draco asintió en modo de agradecimiento, comenzando a caminar junto a sus amigos, quiénes seguían burlándose de la Ravenclaw.
Heaven se tomó un momento para meter sus cosas dentro de su bolso, y se sobresaltó cuando escuchó que alguien la llamaba.
—¡Heaven!—gritó Harry.
—Me asustaste —contestó con irritación.
—Perdón. ¿Vas a Pociones?—preguntó con curiosidad. Heaven asintió—. ¿Y qué haces aquí? Ya es tarde —la reprendió.
—Me caí —admitió con vergüenza—. Frente a Malfoy y sus amigos —refunfuñó. Ron lanzó una carcajada junto a Harry, lo que ocasionó que Heaven los mirara mal—. ¿Y ustedes que hacen aquí?
—Iremos también a Pociones —dijo Ron.
Heaven miró a Harry con confusión.
—Es una larga historia, Dumbledore me lo pidió desde antes que iniciara el curso, y realmente no pensaba hacerlo. Sin embargo, la profesora McGonagall me obligó—bufó el azabache.
Heaven se burló de su hermano, pues sabía que pociones no era su mejor materia.
Los tres caminaron a prisa, y al momento de abrir la puerta del salón, todas las miradas se fijaron en ellos tres.
—¡Potter!—exclamó Slughorn con entusiasmo, ignorando completamente la presencia de Heaven y Ron.
La rubia aprovechó el momento para darle un vistazo rápido al aula, localizó rápidamente a su hermana Hazel con expresión de aburrimiento, junto a Hermione Granger, quién a diferencia de la pelirroja parecía estar emocionada. Recorrió un poco más el lugar con sus ojos, y se encontró a Marietta conversando con Theo en la misma mesa dónde se encontraba los amigos slytherin de Theo.
Si estar muy convencida, se dirigió a ellos. Cuando tomó asiento, los demás se giraron a verla, y Theo le sonrió cariñosamente.
—Muy bien —habló Slughorn—. Les pido que saquen sus balanzas, y su equipo de pociones así como su libro de "Elaboración de pociones avanzadas" —ordenó, para luego acercarse a Harry nuevamente.
—Slughorn es el fan número uno de Harry —murmuró Heaven, y nuevamente todos en su mesa voltearon a verla mientras reían, a excepción del rubio quién lucía exhausto aunque recién era el primer día de clases.
—Es el elegido, obviamente es su fan —se burló Theo, a lo que Heaven rodó los ojos.
—¿Tú sabes algo sobre el tema de la profecía y sobre ser el elegido? —le preguntó Blaise Zabini con gran descaro, por lo que Eloisse Greengrass y Theodore lo miraron mal.
—No, realmente no lo sé —Heaven se encogió de hombros—. Nuestros padres nunca nos cuentan nada, y dicen que son cosas de mayores.
—¿Cómo está Hazel? —habló Marietta por primera vez—. Debió sentirse aliviada cuando se enteró que ella no era parte de todo eso.
Heaven hizo una mueca, pues en realidad no había sido así. Hazel actuó bastante raro cuando se descubrió que ella no era parte de ninguna profecía, y por ende tampoco mantenía la misma conexión que Harry con Voldemort. Pero nadie en su familia había hablado demasiado al respecto, todos supusieron que era lo mejor para no incomodar a la pelirroja.
—¿Por qué son tan diferentes? —le preguntó Eloisse Greengrass, sacando a Heaven de sus pensamientos.
—Hoy andan muy preguntones —refunfuñó Theodore—. Por eso jamás los había juntado —comentó exasperado.
—No pasa nada —dijo Heaven suavemente—. No lo sé —le contestó a Eloise—. Harry y Hazel son muy parecidos a nuestro papá aunque todos creen que Hazel es idéntica a mi mamá por el cabello, pero no es así... y creo que yo también me parezco a nuestro papá pero no tanto como ellos —murmuró reclinándose sobre la mesa.
Draco por primera vez alzó la mirada para observarla con disimulo, mordiéndose su labio inferior para evitar dejar salir algún comentario. Nuevamente sintió lástima por ella.
—Yo siento que te pareces un poco al cara rajada —le dijo Blaise alzando las cejas—. No mucho, pero si se nota muy rápido que son hermanos... y supongo que si te pareces un poco a él, significa que te pareces un poco a tu padre.
Heaven sonrió satisfecha. Era la primera vez que alguien le decía que sí lucía como alguien de su familia, y no bromeaban con que era diferente.
—Señorita Potter —la llamó el profesor. Heaven lo miró confundida pues no sabía si se refería a ella o a su hermana—. Si, usted. Lamento interrumpir su entretenida charla. ¿Podría decirme que poción es esta? —preguntó señalando un caldero que se encontraba en la mesa del centro.
Heaven alzó la mirada—. Es veritaseum —contestó la rubia con desinterés. No le había agradado la sutil forma en la que el profesor le había llamado la atención—. Es un poción incolora que obliga a quién la bebe a decir la verdad.
—Me consta —murmuró Marietta avergonzada.
—¿Sabe cuál es esta? —preguntó de nuevo señalando el caldero de al lado.
—Poción multijugos —contestó la rubia.
—Tenía que ser Ravenclaw —comentó Eloise riendo.
—¡Estupendo! De tal palo tal astilla. Lily debe estar orgullosa de usted —la felicitó el profesor—. Se ve que usted también es muy buena en pociones.
Heaven le sonrió falsamente, girándose de regreso a la mesa para poner una mueca de desagrado. Theodore y Marietta se rieron.
—¿Y alguien sabe cuál es esta?
—¡Es amortentia! —exclamó Hermione Granger.
—¡Muy bien! ¿Usted es...?
—Granger, Hermione Granger —dijo la castaña.
—Perfecto. Veinte muy merecidos puntos a Ravenclaw, y diez a Gryffindor —dijo observando a ambas estudiantes.
—¿Profesor? —lo llamó Theodore—. No nos ha dicho qué es eso —dijo señalando un pequeño frasco.
—Oh, ese es el premio del día de hoy. Es felix felicis, mejor conocida como suerte líquida. Se la ganarán sólo si logran conseguir hacer a la perfección la poción de muerte en vida. ¡Suerte a todos! —dijo sonriendo.
—Que aburrido —se quejó Heaven—. Marietta, recuérdame por qué me metí a pociones.
—Porque para casi todas las carreras mágicas necesitas tener E.X.T.A.S.I.S aprobado en Pociones —dijo la castaña dándole unas palmadas de ánimo en su hombro.
—Creí que a los Ravenclaws les encantaban todas las materias —dijo Blaise.
—Creí que los estereotipos ya habían quedado en el olvido —replicó Heaven de mala gana—. No porqué somos de la caza azul, significa que seamos súper estudiosos y mataditos —se quejó la rubia.
—Yo he reprobado varías veces —admitió Marietta.
—La verdad si no estuviera en Slytherin, me hubiese gustado estar en Ravenclaw —admitió Eloise.
—A mi en Hufflepuff —dijo Blaise—. Los hijos de perra están cerca de la cocina —comentó el moreno ocasionando que los demás rieran—. ¡Draco! Ríete —lo jaloneó del hombro.
Draco era el único que no hablaba, y que parecía demasiado concentrado haciendo la poción cómo para prestar atención a la conversación. Alzó la mirada y rió falsamente.
—¿Contento?—le preguntó a Blaise con irritación.
—Eres un amargado —le dijo Theo
—¿Estás así por lo de Pansy?—preguntó Eloisse seriamente.
—No. Pansy es lo último que me pasa por la cabeza —confesó el rubio.
—No nos contaste por qué terminaron —comentó Theo.
Draco alzó la mirada y observó a las dos Ravenclaws quienes desviaron la mirada rápidamente y fingieron estar concentradas haciendo su poción. El rubio rodó los ojos.
—Me da igual si Potter y Travers escuchan. Pansy y yo no terminamos. Sólo le pedí un tiempo —murmuró el rubio de mala gana.
—Entonces la terminaste con estilo —bromeó Blaise—. Sólo faltó que le dijeras "No eres tú, soy yo" —dramatizó el moreno.
—¡No terminé con ella! —exclamó Draco, atrayendo la atención de varios estudiantes—. Bueno, tal vez —admitió haciendo una mueca.
Eloisse rió junto con Blaise y Theo. Marietta y Heaven no entendían mucho de lo que estaba ocurriendo así que prefirieron enfocarse en su trabajo.
—¿La querías?—preguntó Blaise.
—Creo que si.
—Ella si te quería —comentó el castaño. Draco hizo una mueca.
—Sí, si lo hacía. Cuando le dije que quería un tiempo me dijo que era un insensible —el rubio puso los ojos en blanco—. De hecho, me ha estado evitando todo el día. Está furiosa conmigo —confesó Draco avergonzado.
—¿Qué dijo tu madre?—preguntó Blaise.
—Nada. Nunca le agradó mucho.
—Volvemos a estar solteros los cuatro.
—Por los siglos de los siglos —bromeó Blaise—. ¿Y ustedes chicas? ¿Salen con alguien?—preguntó juguetonamente.
—Con George Weasley —se adelantó Marietta a contestar—. Heaven se trae algo con Goldstein —dijo en un murmullo señalando al chico pelinegro y alto detrás de ellos.
Heaven miró mal a Marietta, a ella no le gustaba hablar sobre su vida amorosa con personas que apenas conocía.
—¿El sangre sucia?—preguntó Blaise cómo si ocupar aquel apodo despectivo fuera de lo más común. Theodore le dio un empujón con su codo.
—No sabes en lo qué te metiste —se rió Marietta, conociendo el discurso que Heaven estaría a punto de recitar.
—Nunca entenderé el afán de querer llamar así a los nacidos de muggles —Heaven alzó la mirada, bastante molesta—. A mi parecer son los magos más mágicos porque aunque sus familias no traen la magia en sus venas, ellos de alguna manera sí lo hacen, y a veces hasta resultan ser más inteligentes y poderosos que la mayoría de sangre puras qué lo único que hacen es seguir fomentando el odio a los mestizos y nacidos de muggles... —hizo una pausa, al notar que el resto se habían quedado en silencio, luciendo algo incómodos—. Dime algo relacionado con la magia qué tú por sangre pura puedas hacer y yo no por ser mestiza —alzó las cejas mirando directamente a Blaise.
Blaise sonrió derrotado—. Lo siento mucho, Potter. No lo dije con esa intención, y créeme que sé muy bien que incluso si eres mestiza, eres de las mejores en clase...
—Mejor cállate, Blaise —le pidió Theodore.
Eloisse se inclinó sobre la mesa—. De verdad lo sentimos, Potter —dijo avergonzada—. La verdad nunca creí que fuera algo tan malo.
Draco no pudo evitar soltó una pequeña risa. Le parecía tan gracioso que Heaven tuviera una posición tan firme respecto al tema, cuando ella también era sangre pura. Simplemente no estaba al tanto.
—¿De qué te ríes? —le preguntó Heaven, aún molesta.
—De nada —respondió Draco, sin alzar la mirada. Su poción estaba casi terminada.
—Yo sé que especialmente tú no crees en nada de lo que acabo de decir, y ni porque te lo expliquen con peras y manzanas lo lograrías comprender.
Draco finalmente la miró a los ojos—. Podrías sorprenderte —le sonrió falsamente, y siguió con su trabajo.
Heaven rodó los ojos. Y luego notó lo verdaderamente apenados que lucían Blaise, Eloisse y Theodore, y que se habían quedado en silencio.
Heaven carraspeó—. Sé que de cierta manera no es su culpa que no vean el daño que hacen cuando ocupan esa palabra —les dijo, y los tres le volvieron a poner atención—. Sólo que deberían tomarlo más en cuenta.
Theodore le sonrió—. Tú sabes que yo no la ocupo —le revolvió el cabello.
Heaven le devolvió la sonrisa.
—Lo sentimos mucho, Potter —repitió Blaise—. Prometo jamás decirlo de nuevo.
—Yo también lo prometo —aseguró Eloisse.
Draco no dijo nada, pero no porque aún le importaran los estatus de sangre sino porque simplemente no quería involucrarse en la charla.
Blaise sonrió—. Mejor cuéntanos cómo es el mundo muggle, Pottercita —se recargó sobre sus brazos.
—¿Pottercita? —Marietta se carcajeó—. Así te diré ahora —empujó juguetonamente a Heaven.
Heaven le devolvió el empujón—. Tú te enojabas cuando Roger Davies te decía Mariettita —alzó las cejas.
—Al menos no era Mariettota cómo le decía a Edgecombe —refunfuñó Marietta—. Yo no tengo la culpa de que haya otra persona con mi mismo nombre.
—¿Hay dos Mariettas? —preguntó Eloisse—. A veces siento que sólo los conozco a ustedes en esta mesa y ya.
—Por eso deberíamos de convivir más —dijo Blaise, y luego miró a Theodore—. ¿Por qué nunca nos habías presentado a tus amigas?
—Nunca pensé que se agradarían entre sí —confesó Theodore.
—Pues yo tampoco lo pensé —contestó Marietta a la vez que echaba algo a su caldero.
—Es algo extraño para mi, pero bien, yo creo que esta será la mesa de trabajo por el resto del año... —hizo una pausa—. Sólo les advierto: Marietta es la persona más voluble del mundo; Heaven se irrita fácilmente; Blaise y Eloisse son las personas más burlonas que conocerán, y Draco casi siempre es muy grosero —comentó Theo mirando a cada uno de los mencionados.
—Me consta que son burlones —murmuró Heaven, a lo que Blaise y Eloisse se carcajearon.
—No entendí —dijo Marietta.
—Me caí frente a ellos antes de que comenzara la clase —refunfuñó Heaven.
—Yo no soy grosero —dijo Draco, luego de procesar la información.
—¡Oye, yo no soy voluble! —se quejó también Marietta.
—Tampoco se trata de mentir, al menos lo mío si es verdad —confesó la rubia encogiéndose de hombros.
—Ya nos dimos cuenta —dijo Blaise.
—Y nosotros si somos burlones —admitió Eloisse.
Un par de minutos después, el profesor Slughorn comenzó a revisar cada una de las pociones. Heaven ni siquiera terminó la suya.
Al final quién se llevó la suerte líquida fue el mismísimo Harry Potter. Todos le aplaudieron a excepción de Draco Malfoy quién parecía más irritado de lo normal.
Cuando la clase terminó Heaven salía junto con Marietta riendo por las ocurrencias de Theo y Blaise.
—¿Heaven, podemos hablar? —Harry la llamó—. Hola Marietta —saludó a la castaña quien le sonrió cortésmente.
—Te alcanzó en la sala común —Marietta asintió y se alejó.
—¿Pasa algo?—preguntó Heaven con preocupación.
—Papá nos dijo que nos alejáramos de los hijos de mortífagos, especialmente a ti te pidió que te alejaras de Nott —le recordó—. Y no solo sigues hablando con él. ¡Te sentaste con Malfoy, Zabini y Greengrass!
—Harry, ellos no son cómo sus padres. Al menos Teddy no es nada como su padre. Si tan solo dejarás de juzgarlo...
—¿Qué no sabes qué la madre de Zabini está siendo investigada? Los Greengrass también y ni hablar de los Malfoy. Aléjate de esa gente, Heaven. Es peligroso.
—¡Theo es mi mejor amigo! ¡Y tú no me vas a decir que hacer y qué no!
—Si papá se entera...
—¿Y cómo se va a enterar? —preguntó Heaven irritada.
—Yo mismo les escribiré —le contestó Harry.
—¡Hazlo! La verdad me da igual, y no se qué esperas que haga o diga —le contestó Heaven para luego girarse, y salir de allí furiosa. Harry oficialmente le había arruinado su primer día de clases.
***
02/10/20–subido
07/03/21–editado
04/08/2023 — capítulo editado
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