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【 003 】

iii. back to hogwarts

omnisciente

Durante la última semana de vacaciones,  Heaven se la pasó leyendo por milésima vez su libro favorito: "Alicia en el país de las maravillas", y relajándose para entrar a su sexto año.

Todos los hermanos Potter aún se encontraban desayunando antes de ir a la estación King's Cross, mientras veían a su madre caminar de un lado a otro.

—¡Sirius! ¿En dónde te metiste? —cuestionaba Lily Potter a la vez que buscaba su varita—. Los niños ya casi se van —gritó avisándole.

—Lily, acepta que ya no son niños —dijo Sirius entrando por puerta de la cocina—. Ya tienen dieciséis años.

Lily lo miró mal—. Para mi siempre serán mis bebés —miró a sus hijos con una gran sonrisa.

Hazel le devolvió una inocente sonrisa, a lo que Heaven abrió los ojos con exageración.

—A que no sabe que su bebé se escabullía a la habitación de Fred Weasley casi a diario hace apenas unos meses —le murmuró Harry a Heaven sólo para que ella escuchara, y cuando lo hizo, comenzó a reírse.

Sirius frunció el ceño al no entender de que reían, pero con un accio atrajo algunos regalos tan mal envueltos que podías adivinar fácilmente de que se trataban.

—Harry, escuché por allí que serás el nuevo capitán del equipo de quidditch... —Sirius fue interrumpido.

—Co-capitán —lo corrigió Hazel—. El equipo es nuestro. No sólo de él.

Sirius rodó los ojos con diversión—. Si tan sólo me dejaras terminar de hablar, sabrías todo lo que tengo por decir, rojita... —miró a Harry nuevamente—. Te tengo esta sorpresa —añadió dándole lo que obviamente lucía cómo una escoba.

—Wow —dijo Heaven alzando las cejas—. Me pregunto que será.

Lily rió al ver la cara de pocos amigos que Sirius había puesto.

—Es imposible tener un lindo momento con estos —se cruzó de brazos, sorprendiéndose cuando Harry lo abrazó.

—Gracias, Sirius. La escoba es genial —le sonrió—. Y me será de mucha ayuda.

Sirius le devolvió la sonrisa, y pretendió poner cara de fastidio cuando se dirigió a Hazel—. Bien, ahora vas tú —le pellizcó las mejillas—. Para que no te pusieras de celosa, te compré lo mismo que a Harry, también porque eres la nueva capitana del equipo.

Hazel lo rodeó con sus brazos—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

Sirius también le sonrió con cariño, y por último se dirigió a Heaven, quién lo miraba expectante—. Comprarte un regalo a ti es más difícil que conseguir un pelo de therstral... —hizo una pausa—. Pero pude conseguirte una colección de libros muggles, y de magia antigua —se los entregó a la rubia—. Y también te conseguí más material para pintar. Espero ahora si recibir mi retrato.

Heaven miró los libros por encima, fascinada ante los títulos, por un momento los dejó en el suelo, y también abrazó a Sirius con cariño. 

James —quién recién se integraba al momento— se recargó contra el marco de la puerta, sonriéndoles con cariño.

—Que tengan un excelente inicio de curso. Los extrañare mucho, mis bambis —dijo Sirius mientras fingía limpiarse una lágrima inexistente.

—Esperemos que sea un año bastante tranquilo —dijo Lily con una sonrisa, aunque incluso ella sabía muy bien que no sería así.

—También es el año donde la gente de su edad comienza a querer actuar cómo adultos, ¿será el momento adecuado para darles la charla? —preguntó Sirius mientras alzaba las cejas con diversión.

—¡No! —exclamaron los tres a la vez, cubriéndose los oídos.

James frunció el ceño—. Cállate, Sirius. No les metas ideas que aún no van para su edad. Mis pequeños siguen pequeños.

Lily reía mientras negaba con la cabeza, y se acercó a abrazar a sus hijos una vez más—. Es hora de irnos —anunció con un poco de tristeza en su voz.

Al llegar a la estación King's Cross, los usuales nervios de Heaven aumentaron. En especial por la cantidad de Aurores que había "protegiendo" la salida del Expreso de Hogwarts.

Heaven apresuró su paso para colocarse al lado de su hermano.

—¿Estás molesto? —le preguntó al notar su ceño fruncido.

—Un poco —admitió Harry—. No entiendo a mamá y papá —hizo una pausa—. Mucha protección pero ¿por qué? Estoy segurísimo que tiene que ver con la dichosa profecía pero al parecer no quieren explicarme de qué se trata. ¿Así como sabré... —fue interrumpido.

—¡Por Godric Gryffindor! ¡Cállate! —chilló Hazel—. Ya entendimos que tienes crisis existencial, pero podríamos disfrutar nuestro viaje a Hogwarts. Cada vez nos quedan menos... —pidió la pelirroja, a lo que Heaven rió un poco.

—Hazel tiene razón —dijo Heaven—. No tiene sentido que estés estresándote en este momento, hay que disfrutar nuestro penúltimo primer día —alzó las cejas—. Hay que mantenernos positivos sobre todas las cosas, ya verás como todo estará bien —le dio un apretón en su mano.

Harry asintió, devolviéndole el apretón en su mano. Y al pasar al andén, los tres se giraron para despedirse de sus padres, una última vez.

—Tengan un excelente inicio de curso —les dijo James mientras los abrazaba.

—Los amamos —les recordó Lily—. Tengan mucho cuidado, por favor. ¡E intenten no meterse en problemas! —les pidió.

—No podemos prometerte nada, mamá —le dijo Hazel antes de subirse a la locomotora.

Heaven abrazó a sus padres una última, y le siguió los pasos a su hermana, con Harry yendo justo detrás de ella.

—¿Irás con Marietta? —preguntó Harry, a lo que Heaven negó con la cabeza.

Marietta Travers era la mejor amiga de Heaven. Sin embargo ambas estaban peleadas debido a que se suponía que Marietta fue quién le contó a la Brigada Inquisitorial sobre las reuniones del Ejército de Dumbledore. Ocasionándole varios problemas a sus hermanos, especialmente a Harry.

—De hecho tengo que ir a la junta de prefectos —murmuró sin ganas.

Harry hizo una mueca—. Te veo más tarde, entonces —dijo para luego darle unas pequeñas palmadas en el cabello.

Heaven localizó a Ron, y caminó junto a él y a Hermione hasta el vagón dónde se llevaría a cabo la junta. Al llegar, notaron la ausencia de Draco Malfoy.

—¿Dónde está el idiota ese? —preguntó Ron.

—No podrá asistir. Yo me encargaré de hacerle llegar toda la información —dijo Eloisse Greengrass, una rubia de slytherin, conocida por ser la mejor amiga de Draco Malfoy.

Cuando finalizó la reunión, los tres regresaban al compartimiento, dónde se encontraron a Neville Longbottom y Luna Lovegood junto a Harry y Hazel.

—¡Hola! —saludaron a la vez, aunque Heaven con menos entusiasmo.

—Harry, Malfoy no asistió a la junta de prefectos —le informó Hermione.

Heaven optó por tomar el asiento junto a Neville, para poder observar las montañas desde la ventana.

—Que raro —escuchó a Harry decir—. ¡Les digo! De seguro como ya es un mortífago, cree que ser prefecto es una tontería —acusó sin fundamentos.

—Harry deja afirmar cosas. Nadie sabe qué realmente pasó en Borgin & Burkes —habló Hermione nuevamente.

Por más de la mitad del camino, Heaven no tuvo otra opción más que escucharse a los demás debatir si Draco Malfoy era o no un mortífago. A ella no le importaba así que siguió admirando las montañas en silencio.

De pronto, la puerta puerta se abrió ocasionando un silencio, y que todos pegaran un brinco del susto. Cuando la puerta se abrió por completo, dejó ver a un par de niñas de tercer año, quiénes lucían un poco nerviosas.

—Traigo esto para Neville Longbottom y los hermanos Potter —dijo viendo fijamente a Harry, sonrojándose al entregarle los pergaminos.

—¿Qué son? —preguntó Hazel arrebatándole el pergamino bruscamente a la niña.

—Una invitación —respondió para luego marcharse.

Hazel por accidente dejó caer la invitación, por lo que Heaven la tomó, y la leyó en voz alta:

—Hermanos Potter, me complacería mucho que vinieran al compartimiento C a comer algo conmigo. Atentamente: Profesor Slughorn —Heaven alzó las cejas. Recordó lo mucho que su mamá les ha hablado de ese profesor, al parecer era uno de los mejores para impartir pociones.

—Pues vayamos de una vez ¿no? —animó Harry.

—Pues no dice que sea obligatorio —dijo Heaven, sin querer moverse de su cómodo lugar.

Hazel se puso de pie, y tiró de la mano de su hermana, quién de mala gana y quejándose se levantó de su asiento.

Heaven caminó detrás de sus hermanos junto a Neville, notando las miradas tan diferentes que Harry estaba recibiendo en comparación del año pasado, cuando nadie le creía sobre el regreso de Voldemort. Rió con diversión ya que sabía cuánto su hermano odiaba ser el centro de atención y que irónicamente, siempre conseguía serlo.

Cuando pasaron por los compartimientos dónde usualmente se ubicaban los alumnos de Ravenclaw, Heaven se tensó al toparse con Marietta quién miraba a los cuatro con un poco de vergüenza.

Una vez al llegar al compartimiento C. La puerta se averió, dejando a Heaven a lo último.

—¡Harry, mi amigo! —exclamó el profesor—. ¡Tú debes de ser Hazel! —dijo señalando a la pelirroja. Para luego girar en dirección a Neville—. Longbottom, ¿no es así? —el chico asintió—. Maravilloso.

Heaven desatoró la puerta provocando un estruendo tan fuerte, que al entrar todas las miradas cayeron en ella, incluso el profesor Slughorn la miró de arriba a abajo.

—Señorita, creo que se ha confundido de vagón —intentó explicar el profesor—. Solo faltaban el señor Longbottom y los Potter —dijo con amabilidad.

Varios soltaron risitas, pues pareciera que todos olvidaban que ella también era una Potter, especialmente porque no parecía una.

Heaven se sintió avergonzada. Abrió la boca pero no salieron palabras. Harry se adelantó.

—Señor, ha pedido a los hermanos Potter. Los tres somos los hermanos Potter.—aclaró.

El profesor parecía bastante confundido y un poco avergonzado.

—Si sabía que eran tres, pero... usted me ha recordado a una vieja alumna, y creí que se trataba de alguien más —explicó el profesor Slughorn—. Le debo mi más sincera culpa señorita... Heaven, ¿no es así?

Heaven asintió.

—Una disculpa, señorita Heaven —se disculpó por segunda vez—. Bueno yo creo que todos se conocen ¿no es así? —preguntó el profesor con entusiasmo.

Heaven recorrió con la mirada el compartimiento, reconociendo instantáneamente a Blaise Zabini —sabía que era uno de los amigos de su amigo Theo Nott— también había un par de alumnos de Slytherin más, y algunos que de plano no reconocía. Al final se sorprendió de ver a Ginny Weasley, quién lucía igual de desconcertada que ella.

Heaven finalmente tomó asiento junto a Harry, arrepintiéndose de forma inmediato porque la conversación comenzó siendo sólo sobre Harry, y su nuevo título como "el elegido".

—...¡Apuesto a que eres el mejor de la clase!—comentó el profesor.

Heaven perdió la noción del tiempo por quedarse nuevamente viendo la ventana del vagón, así que levantó la mirada y notó que el resto de presentes estaban igual de aburridos que ella.

—No señor, Heaven es mucho mejor que yo en ese aspecto.—murmuró Harry señalando a su hermana.

Para la suerte de Heaven, la reunión solo duró un par de minutos más, y cuando salieron al pasillo, la rubia se dio cuenta de que Harry sacó su capa invisible.

—Adelántense. Tengo algo que resolver —les dijo Harry.

—No te metas en problemas —Heaven hizo una mueca.

Del otro lado del tren, Draco Malfoy ignoraba la conversación que mantenían sus amigos cómo para notar que su amigo Blaise había llegado.

—Maldita puerta —refunfuñó Blaise.

El chico había caído encima de Theodore Nott y Eloisse Greengrass. Ambos reían escandalosamente mientras Draco solo sonrió con diversión.

—¿Qué quería Slughorn? —preguntó Eloisse.

—Solo intenta ganarse la confianza de alumnos con familia bien posicionadas —comentó Blaise mientras se reincorporaba—. Aunque no ha encontrado muchas —se burló.

—¿A quiénes invitó?—preguntó Draco con curiosidad.

—A McLaggen porque creo que su tío tiene un buen trabajo en el ministerio —comentó—. A un tal Belby. A Longbottom, a la chica Weasley y por su puesto, a los Potter —terminó de contar.

—¿Qué mierda hacía la Weasley allí?—escupió Eloisse.

—¿Con los Potter, te refieres a los tres? —preguntó Theodore. Draco le agradeció mentalmente que lo hiciera pues también quería saber.

Blaise asintió—. Fue todo un show su entrada —comentó el moreno moviendo las cejas.

—Cómo siempre —Eloisse rodó los ojos.

—¿Qué sucedió? —preguntó Draco.

—Pues el profesor Slughorn no reconoció a Heaven Potter cómo una Potter, y prácticamente la corrió del vagón —dijo riéndose—. ¡Hubieran visto su cara! Aunque después me sentí mal por ella porque todos se rieron. Después puso su cara de odiar a todos, y se quedó en silencio.

—Heaven es increíble —la defendió Theodore—. Por algo es mi mejor amiga.

—A mi me da igual —dijo Eloisse—. No le habla a nadie que no sea de su grupito de amigos, o que no sea Theo, y eso se me hace algo quisquilloso.

—Hazel a veces hace comentarios graciosos en clase —dijo Blaise—. Y es bastante agradable en general, realmente escogiste de amiga a la Potter equivocada.

Theodore rodó los ojos—. Ustedes no la conocen cómo yo lo hago.

Draco se abstuvo de comentar algo al respecto. Lo que menos quería era seguir pensando en Heaven Potter, a él no le importaba si era agradable o no. No era su amigo, y tampoco tenía la intención de serlo. Pero también recordó su conversación con Isabella Avery.

Draco sacudió la cabeza, y decidió cambiar de tema: —Yo creo que el profesor Slughorn ha perdido la cabeza, y es una gran lástima. Mi padre alguna vez me dijo el profesor que fue un gran mago en sus tiempos... —hizo una pausa—. De hecho mi padre fue uno de sus alumnos favoritos, seguro no supo que yo ando por aquí y por eso... —el rubio fue interrumpido.

—Draco, para ser honestos no creo que te hubiese invitado. Me preguntó sobre el señor Nott —dijo Blaise, y Draco notó cómo Theo se movió con incomodidad en su asiento—. Al parecer eran viejos amigos y aún así, no ha invitado a Theodore... Creo que no está interesado en amistar con los hijos de mortífagos.

La cara de Draco cambió completamente.

—A mi me vale mierda en qué está interesado o no. Es solo un estúpido profesor —espetó—. Ni si quiera se si seguiré en Hogwarts para el año que viene —murmuró mirando sus anillos.

Los tres amigos del rubio se miraban entre sí. Dudosos de querer decir algo más.

—Es mejor que vayamos poniéndonos las túnicas —dijo Theo carraspeando—. Ya comienza a verse Hogwarts —dijo señalando la ventana.

Un sonido raro se escuchó de arriba de las rejillas. Draco miró con curiosidad, decidiendo pasarlo por alto, y se colocó la túnica. Al cabo de unos minutos, el tren por fin paró, y los pasillos comenzaban a llenarse.

Blaise y Eloisse salieron primero, mientras que Theodore esperaba al rubio en la puerta.

—No es necesario que me esperes, Theo —le aseguró Draco—. Necesito comprobar algo

Theo se encogió de hombros, y asintió con la cabeza—. Te veo en los carruajes —dijo antes de salir del compartimiento.

Draco verificó que estuviera sólo en el vagón, cerrando todas las cortinas. Se agachó, y abrió su baúl.

¡Petrificus totalus!—exclamó el rubio.

Harry Potter cayó paralizado a los pies del Slytherin. Draco rodó los ojos con fastidio.

—Lo sabía. Supongo que fue tu culpa que Blaise se cayera —hizo una pausa—. No has oído nada que me importe, pero no puedo despercudirse la oportunidad... —le pateó en el rostro con fuerza—. Eso es por mi padre —espetó con enojo—. Disfruta tu viaje de regreso a Londres —murmuró echándole la capa por encima.

—¿En dónde estabas?—preguntó Eloisse al rubio que recién llegaba.

—Por ahí —contestó sin ganas.

—Escuchamos que no encontraban a San Potter —dijo Theo—. ¿Tuviste algo que ver? —preguntó.

—Tal vez —murmuró Draco—. De todas formas ahí está —dijo mientras hacía un ademán con la cabeza señalando al chico azabache que traían un pañuelo en la nariz.

Eloisse y Blaise rieron, mientras que Theo miró mal a Draco, negando con la cabeza.

—¿No vas a cenar?—le preguntó Eloisse con preocupación, al ver que Draco solo veía su plato sin realmente comer algo de él.

—No tengo hambre —dijo Draco, alzando la mirada, dándose cuenta que la mesa de al lado era la de Ravenclaw. Y sin darse cuenta, buscó a cierta rubia.

Cuando la encontró, se quedó observándola más de lo que debía. Heaven Potter parecía bastante cómoda riéndose junto a un chico pelinegro de ojos claros. Draco se preguntó si Heaven tenía alguna idea sobre todas las mentiras con las que vivía rodeada.

Supo que había estado viéndola fijamente por varios segundos seguidos cuando la rubia alzó la mirada con el ceño fruncido, y sus ojos se conectaron por un par de segundos. Draco sintió sus orejas arder, apartando la mirada. Después mentiría si dijera que no volvió a levantar la vista en su dirección, y no se sorprendió en lo absoluto cuando la volvió a observar riendo con el mismo chico.

Pensó nuevamente en su charla con Isabella Avery, y en qué probablemente sí se hubiera enterado de aquel secreto un par de años antes, lo hubiera utilizado en contra de la familia Potter sin pensarlo dos veces, pero él ya no era así, no cuando inclusive sentía un poco de lástima por ella.

Él entendía lo que era vivir en una familia que aparentaba ser perfecta, y que en realidad no estaban ni cerca de serlo.

Y una vez más volvió a observarla. Se fijó —esta vez— en su cabello, dándose cuenta en que había algo diferente. Heaven ya no tenía mechones rosados, y las facciones de su rostro ahora se veían más finas.

Draco también notó por primera vez que los ojos de Heaven eran verde olivo, no verde esmeralda cómo los de su prepotente hermano.

—¿A quién tanto ves? —preguntó Eloisse girando en dirección dónde el rubio miraba.

—A nadie —contestó rodando los ojos.

—Lucius, eres un pesado —Eloisse bufó.

—No me digas así —dijo Draco, mirándola mal. Ella sabía lo mucho que el rubio detestaba compartir nombre con su padre.

Eloisse sonrió con diversión, y se inclinó sobre él para susurrarle en el oído:

—¿Y si fuera Heaven Potter me dejarías llamarte así? —preguntó—. A ella es quién estabas observando —acusó mientras se regresaba a sentarse de forma normal—. Te atrapé.

Draco gruñó.

—¿A quién estaba viendo el hurón? ¿Ya tenemos a una nueva señora Malfoy? —preguntó Blaise con emoción.

—A nadie —Draco miró a Eloisse suplicándole que no dijera algo al respecto—. Y no me llames hurón. Sabes que lo odio —le dijo a Blaise esta vez.

Blaise se disculpó pellizcándole la mejilla, lo que hizo que Draco le golpeara la mano y Theodore se burlara de ambos.

La cena terminó casi media hora después. Draco y Eloisse, quiénes eran prefectos tenían que guiar a los de primer año, así que fueron los últimos en llegar a la sala común de Slytherin.

Antes de atravesar la puerta, Eloisse lo jaloneó de su túnica.

—¿Estás bien? —le preguntó con preocupación—. Te conozco, y sé que algo está pasando.

—No —Draco le respondió su pregunta—. Pero no quiero hablar de eso —murmuró el rubio con los ojos cerrados.

—Está bien. Sabes que puedes confiar en mi. Eres como mi hermano, Draco. Aunque a veces me odies.

—Nunca te odiaría —le aseguró con una pequeña sonrisa.

Eloisse le devolvió el gesto, y volvió a tirar de su túnica para esta vez si adentrarse a la sala común—. Entonces...¿Heaven Potter? —preguntó con diversión mientras avanzaban—. Creí que habías superado ese pequeño enamoramiento que tuviste por ella en cuarto año.

—¡No fue así! —exclamó Draco—. No lo entenderías porque no estuviste allí cuando conversé con ella en el baile de Navidad.

—Si, si, si... esa conversación tan profunda que dices que tuvieron, pero después de eso nunca te volvió a hablar —se burló.

Draco se rascó la ceja—. De todas formas, no me gustaba, sólo comencé a notarla —se encogió de hombros—. Sé que es tonto, y probablemente ella no lo sabe, pero en verdad la conversación que tuvimos tuvo un gran significado para mi.

—Créeme que lo sé... ¡no paraste de hablar sobre eso por meses!

—Igual ahora no es lo que crees —Draco suspiró—. Lo que tengo no tiene nada que ver con ella.

—¡Draco! Soy tu mejor amiga. Te prometo que no le diré a nadie. Es más, si me dices, tal vez pueda ayudarte —lo animó—. Debes confiar en mi.

Draco parpadeó, para luego guiar a Eloisse a uno de los rincones de la sala común para arremangarse la túnica.

Eloisse no tardó mucho en entender la marca que adornaba su antebrazo, la joven sintió un gran nudo en su estómago, y lo único que atinó a hacer fue rodear a Draco con sus brazos.

—Estoy muy asustado —le confesó Draco.

—Serías un tonto si no lo estuvieras —murmuró Eloisse en el abrazo—. Todo estará bien, te lo prometo. ¡Salazar! Perdóname por haber sido tan imprudente todo el viaje, me la pasé hablando de...

—No tienes de que disculparte —le dijo Draco—. En todo caso, yo soy quien te debe una disculpa por no haberte contestado ninguna carta en todo el verano.

Eloisse rompió el abrazo, y tomó de las manos al rubio—. Draco, sabes que eres un hermano para mi, y que cuentas para lo que sea que necesites, ¿de acuerdo? Sé que tiendes a cerrarte cuando hay una situación atormentando tu mente, pero no tiene por qué ser así esta vez. Promételo. Promete que me dejarás ayudarte.

Draco le dedicó una triste sonrisa, pero asintió—. Gracias, Eloisse.

Eloisse se limpió los rastros de las lágrimas que habían deslizado sobre sus mejillas—. Me tomaste desprevenida, estaba preparada para que me dijeras que en realidad seguías enamorado de Heaven Potter en secreto —soltó una pequeña risa.

—Nunca estuve enamorado de ella, en primer lugar —Draco rodó los ojos, también limpiándose las lágrimas que se le habían escapado con disimulo—. Ni siquiera me gustan las rubias —arrugó la nariz—. Deja de crear historias en tu cabeza.

—¿Entonces por qué la mirabas tanto durante la cena? —Eloisse frunció el ceño—. O no me digas que en realidad de quién estás enamorado es de su novio —alzó una ceja—. Sabes que no sería un problema...

—Que graciosa te pones a medianoche —Draco rodó los ojos, y Eloisse rió—. Si estaba observando a Potter, pero no por la razón que piensas.

Eloisse alzó aún más las cejas, intentando averiguar la razón.

—Lo siento, eso si no puedo decírtelo porque no es algo que me corresponde.

Eloisse rodó los ojos—. ¿Desde cuándo eres moralmente correcto?

Draco la empujó con diversión—. Cállate, estoy intentando ser buena persona.

—La verdad es que dudo que lo logres —volvió a burlarse Eloisse una vez más.

***

27/09/20–subido
07/03/21–editado
03/08/23 — capítulo editado

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