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chapter twenty-six. love potion

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 26 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ love potion ❞

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DESPUÉS DE LA PELEA al final del partido, la tensión entre los de gryffindor y slytherin era muy pesada, tanto que incluso nosotros que perteneciamos a otras casas, teníamos que acostumbrarnos a la hora de desayunar o en la cena.

Milagrosamente Hagrid había regresado y no me molesto saludarlo con una leve sonrisa junto a los chicos, una sonrisa que fue bien recibida por aquel profesor.

Todos sabíamos que las clases con la profesora Grubbly Plank se habían terminado pero a mi bueno, no me importaba mientras hubiera alguien que nos enseñará algo.

—Hace... mucho... frío...— se quejó Eugene, temblando desesperadamente.

Le miré confusa y normal, a pesar de que hubiera nieve cayendo a mi cabello.

—No hace frío— recrimine.

Sin embargo; pronto note que Cedric también de tambaleaba de la misma manera.

—Hazel, cielito, si hace frío— dijo él.

Sonreí al escucharlo llamarme cielito, era un nuevo apodo que se había inventado y lo amo, también el apodo.

—No exageren.

—Hey, que tu seas inmune al frío no significa que seamos exagerados— protesto Eugene.

Le saqué la lengua —Exagerado.

—Exagerada tu abu...-

—Una palabra más y le digo para que en lugar de enviarte galletas, te envié arañas venenosas— interrumpí.

Éste se mantuvo callado, —Solo porque me encantan las galletas que prepara tu abuela no diré nada.

La campana sonó y Cedric se levantó de la mesa de Hufflepuff en la que nos habíamos colado.

—Tengo clase de Encantamientos, los veo después— se despidió de Eugene y luego de giró a mi —Te veo después, cielito.

Beso mi mejilla rápidamente antes de que Umbridge nos viera y salió huyendo a su clase. Le di una última mirada, girandome al castaño.

—¿Qué tenemos en la primera?— se preguntó.

Encogí mis homnros —Solo Merlín sabe.

Busqué entre mis cosas, sacando el pergamino con el horario de clases. Eugene y yo compartíamos clases así que era normal vernos todos los días.

—Eh, veamos... la primera hora es libre, la segunda Cuidado de Criaturas Magicas— leí.

Él asintió —Bueno, deberíamos... deberíamos volver a la sala... sala común antes de que me congele.

Asentí, acomodando mi bufanda y tomando mi mochila para seguirlo.

Al adentrarme junto a Eugene a la sala común casi desértica de estudiantes, éste tomo una bufanda que se encontraba sobre uno de los sofás.

—Hazel, parece que se te ha perdido esto— me dijo el castaño.

Fruncí mi ceño, negando —No, yo tengo mi bufanda— señale mi cuello.

—Hazel, ¿A qué otro hufflepuff dejamos entrar a la sala común?— se preguntó irónico.

Entonces me detuve a ver la bufanda que sostenía, claramente era de Cedric debido a los colores.

—¿Cómo sabes que no soy la única?

—Porque Cedric es el único que le cae bien a la mitad de nuestro curso, toma ya antes de que se me queme la mano.

Tomé dicha bufanda.

—Además huele demasiado a Cedric— formó una mueca.

Fruncí mi ceño, dándome cuenta que era verdad, el perfume de canela que Cedric usaba me llegaba hasta los ojos.

—¡Ah, mis ojos!— cubrí mi vista.

Eugene rió —Te dije.

Caminé a duras penas hasta las escaleras —Solo... prepara tu cerebrito para pociones más tarde que no te ayudaré otra vez.

Se dejó caer sobre el sofá, acurrucados en este mientras cerraba los ojos.

—Si, si, luego de mi siesta.

Casi chocaba con una de las plantas de decoración, de no haber sido porque abrí un poco los ojos si no llegaba y me estampaba con todo.

EN NUESTRA PRIMERA CLASE con Hagrid, Umbridge obviamente aprovecho la primera oportunidad que tuvo par analizar su clase, lo peor es que lo había hecho en nuestra hora y ahora solo me mentalizaba de no hablar mientras la profesora le hacía preguntas a los chicos de Hufflepuff.

Por Merlín todos habían dado buenas reseñas del profesor, pero había algunos que simplemente no.

Ahora, esperábamos a que Hagrid trajera el animal fantástico que veríamos en la clase, había dicho que se llamaban Thestrals o algo así.

Para cuando él volvió, me quedé demasiado callada y quieta al mirar lo que traía con él.

—Ay, Merlín...— murmuré, llevándome una mirada confusa de Eugene.

—¿Qué, Hazel? ¿Qué tienes? No te mueras.

Fruncí mi ceño, mirándolo —¿No ves lo que Hagrid trae?

Miró lo mismo que yo y rió bajito —Una cuerda flotando, si.

No estaba segura de que Hagrid trajera con él una cuerda flotando, pues esa cuerda sostenía lo que parecía ser un caballo esquelético, tenía de rasgos en su rostro como reptilianos y unas alas que me recordaron a las de un murciélago

—No es una cuerda flotando, Eugene— aclaré —Es un...-

—¡Thestral!— exclamó Hagrid con felicidad.

Ningún alumno se movía, ni siquiera yo.

—-¡Oh, aquí viene otro!— exclamó Hagrid orgullosamente.

De entre los arbustos se asomó otro Thestral pero este estaba mucho más pequeño, acompañado de otro mucho más grande.

—Ahora... levanten sus manos, ¿quién puede verlos?— se giró al grupo de alumnos.

Titubee, pero levanté mi mano forzosamente, mirando a la clase al parecer unos dos alumnos más levantaron sus manos junto conmigo.

Toda la clase nos miró confusos, incluso Eugene se miraba desconcertado ante la situación.

Eugene levantó su mano —¿Qué exactamente se supone que
estamos viendo?

Por toda respuesta, Hagrid señaló la carcasa de la res muerta en el suelo. La clase entera la se quedó mirando el suelo como por cinco segundos hasta que el Thestral se comió el pedazo de carne y todos los alumnos de Ravenclaw comenzaron a llenar de preguntas a Hagrid y otros de chillidos emocionados.

En cambio, los de Hufflepuff seguían asimilando pero uno que otro también se lleno de preguntas y había comenzado a re-buscar entre las páginas del libro algo relacionado con los Thestral.

Incluso me había sorprendido cuando Umbridge aún no hablaba, creo que estaba demasiado concentrada en sacarle algo malo a Hagrid, lo cual en la clase no encontraría.

—Thestrals— explicó Hagrid orgullosamente —Hogwarts tiene una manada entera aquí.

Todos asintieron entendiendo, a lo que Hagrid siguió explicando.

—No se preocupen, no los lastimarán, bien, ¿Ahora, quién puede decirme por qué algunos de ustedes pueden verlos y otros no?

Una chica de Hufflepuff levantó su mano con rapidez pero no pude ver de quien se trataba.

—Las únicas personas que pueden ver los Thestrals— explicó —son aquellas que han visto la muerte.

Abrí mis ojos tanto como pude cuando me llevé una mirada de Eugene.

—Eso es exactamente correcto— aseveró Hagrid solemnemente— diez puntos para Hufflepuff.

—¿Qué me ves?— ataque rápidamente.

El negó —No, nada.

El resto de la clase logró ser pacífica, a decir verdad esperaba que sucedieran cosas peores, pero acariciar por primera vez un Thestral había sido mucho más mágico de lo que esperaba.

POR POCO Y ME RESBALABA de la silla mientras Snape explicaba lo del pizarrón con la clase en silencio pues era un hecho de que el profesor Snape daba miedo.

—Señor Cowen, ¿Le hago gracia?— eso me sacó de mis pensamientos, mirando al mencionado algo confusa.

Eugene parecía estarse riendo con el chico a su lado y, en cuanto escucho su nombre se quedó callado y muy pálido.

—No, profesor— respondió.

—Ponga más atención, joven Cowen, que quizá para la siguiente clase la señorita Longbottom no esté a su lado en clase para ayudarlo— me señaló.

Él asintió, sin decir nada más.

—¿Podría decirme lo que hay en este caldero?— señaló el caldero frente a nosotros.

El olor a canela era muy fuerte desde la distancia.

El chico junto a mi, en cambio, encogió sus hombros —No se lo qué es.

—¿Longbottom?

Asomé mi cabeza para ver el humo rosa que salía de este.

—Parece...— abrí mis ojos tanto como pude —Es Amortentia, señor.

—Señor Cowen, ¿Podría decirme para qué no sirve la amortentia?

—Uh, esa sí me la se— le escuche murmurar —Es una pocion de amor, dicen que el aroma varía según lo que le guste a la persona.

Miré a Eugene y él a mi, mientras Snape seguía hablando.

—¿Hueles eso?— susurré.

Él negó —No se de qué me hablas, yo no huelo nada.

—¡La canela! ¿No hueles...? Espera, ahora huele a menta, ¿Qué caraj...?

—La Amortentia es el filtro de amor más poderoso que existe— Snape hablo más alto con intención de hacernos callar —La Amortentia no crea amor real, es imposible fabricar o imitar el amor pero si crea una fuerte obsesión, ahora van a preparar otra pocion menos peligrosa...-

Tomé mis manos, colocando mi mentón sobre ambas —Ahora huele a limón.

—¿Qué olía hace rato?

—Primero canela, luego menta, limón y... ahora pastel recién horneado.

—La receta la encontrarán en su libro, en la página treinta— murmuró haciendo pausas —A trabajar.

Eugene rió —Estas oliendo a Cedric.

Fruncí mi ceño, mirándole rápidamente —¿Sigues?

Encogió sus hinbros —Tu lo dijiste, la canela, Hazel, la canela, ¿No es obvio?

Asentí, formando una leve sonrisa —Cedric es el olor de mi amortentia.

Asintió —Exacto.

PARA CUANDO LA CLASE se termino tuve que apresurarme a correr hasta las escaleras debido a que en unos minutos habría partido de Gryffindor contra Hufflepuff así que debía ponerme lo más rápido que pudiera mi pintura amarilla en las mejillas en apoyo pues Cedric estaba en el equipo.

Con cansancio subí el último escalón, tomándome unos segundos para respirar antes de girarme a responder el acertijo.

—¿Te encuentras bien?— una dulce voz me hizo mirar a la persona.

Mi compañera de casa al parecer, de cabello rubio, casi blanco y largo hasta la cintura, me sonrió aun con preocupación.

Asentí —Si, estaba...— señalé las escaleras —Corriendo y casi me caigo unas cinco veces.

—Deberías tomarte un poco de tiempo para respirar, Hazel.

—Si, es lo que... intentaba...— tomé todo el aire posible —Estoy mejor.

Ella asintió —Que bien, no quería tener que darte respiración y esas cosas.

Fruncí mi ceño —Gracias de todos modos, eh, ¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Luna.

—Hola, Luna, creo que jamas te había visto.

Ella negó —Jamás habíamos hablado, Hazel.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Estuve cuando llegaste el año pasado de otro colegio, quería hablarte pero, me parece que Eugene fue más rápido— admitió.

Sonreí —Bueno, me hubieras hablado de todas maneras.

—No me gusta molestar.

Negué, volviendo la mirada ahora si respondiendo el acertijo.

—¿Qué hacías ahí sola?— me pregunté junto a Luna.

—No pude resolver el acertijo así que esperaba a que alguien llegase.

—Uh, entonces que bueno que venía corriendo, ¿No?— subí las escaleras —¿Iras al partido de la tarde?

Asintió —Si, solo he venido por algunas cosas para el partido.

Asentí —Entiendo, yo también vine por algunas cosas— me detuve frente a mi habitación —¿Te veo después, Luna?

—Por supuesto, gracias por resolver el acertijo, moría de sueño allá afuera.

Le sonreí una última vez antes de adentrarme a mi habitación y tomar lo necesario, incluyendo la bufanda de Cedric para colocarla sobre mi.

Para cuando volví a bajar las escaleras me encontré con cierto chico, quien ya llevaba su traje casi listo para el partido.

—Creo que... olvidas algo— le dije y él se giro a mi.

Su reacción principal fue analizarme de arriba a abajo, sonriendo cuando se percato de la bufanda con los colores de Hufflepuff y riéndose cuando miro la pintura sobre mis mejillas con una pequeña letra C en esta.

—¿Te gusta mi maquillaje? Lo hice en cinco segundos— señalé.

Ced se acercó hasta mi —Lo amo, cielito— beso castamente mis labios —Luces hermosa.

Sonreí —¿Ya estas listo para el oartido?

Asintió, rozando ligeramente su nariz contra la mía —Espero un beso de la buena suerte.

Me levanté de puntillas un poco, esta vez dejando un largo beso sobre sus labios que decían más que todas las cosas que le diría ahora.

—Buena suerte, Cedric— le dije, antes de que tuviera que alejarse de mi para ir con los demás.

—Gracias— retrocedió —Y otra vez, te ves muy hermosa.

Me despedí con un ademán, corriendo hasta las gradas y sentándome junto a Eugene y Cho, quienes me miraron de inmediato.

—¿De qué me perdí?— inquirí, intentando desviar sus miradas.

Eugene sonrió con orgullo y negó —Nada, están apunto de salir, dicen que le falta un jugador a los de gryffindor.

—Ay, no...-

—Si, no finjas preocupación, si ellos abandonan el juego pierden por abandono y tu novio gana.

Negué —Si estoy preocupada, Eugene.

Para cuando los aplausos y los gritos se hicieron mayores, los jugadores de Hufflepuff entraron al campo junto con los de Gryffindor.

Ahí estaban con exactitud, Finn y Cedric, uno junto al otro.

—¿Esa es...?— Cho murmuró.

Miré lo que ella, entre los jugadores de gryffindor se encontraba Milan.

—Trae el uniforme de Harry— añadió el castaño.

—¿Cómo sabes que es de Harry?— se preguntó Cho.

—Porque literalmente lleva en la espalda la palabra Potter.

Cuando el partido comenzó, Hufflepuff anotó con tanta rapidez que mi voz de había hartado de tanto gritar de emoción. Aplaudi con todas mis fuerzas dando apoyo cada que anotaban.

Gryffindor apenas y había anotado noventa puntos sobre ciento veinticuatro en favor a Hufflepuff. Tanto Cedric como Finn evitaron el paso de Milan a la snitch, ella evitaba sus movimientos entre comentarios de Lee y un regaño más de la profesora McGonagall.

Sin embargo, mi respiración se fue cuando miré a Cedric caer de su escoba al suelo entre el polvo y un fuerte golpe que logró escucharse hasta acá.

—Hazel...— llamó Cho.

Pero fue muy tarde para cuando ya había saltado de mi lugar y ahora corría entre las personas en las gradas para llegar al campo lo más rápido que mis piernas me lo permitan.

El golpe había sido tan fuerte, ¿que había si algo peor que solo ir a la enfermería le había pasado? Y aunque nadie había muerto jamás por una caída de escoba, mi cabeza solo pensaba en tonterías.

Mis pisadas se hicieron presentes entre los alumnos de Hufflepuff que ayudaban a Cedric a reaccionar. Él estaba sobre el suelo, mirando el cielo e intentando tomar aire.

—Creo que esta sofocado— opino Finn.

—¿Tú estas bien?— lo miré.

Él asintió —Si, si, soy tolerable al dolor, estoy bien.

Me coloqué de cuclillas junto al chico, tomando de sus mejillas con el ceño fruncido puesto a que soltaba leves quejidos.

—¿Ced?— golpee su mejilla —¿Cedric? ¡Reacciona por Merlín!

—¡Estoy bien!— cerro sus ojos y logró sentarse.

—Amigo, ¿Seguro que estas bien? Pareces algo atontado— le dijo Finn una vez que el equipo restante fueron a por Pomfrey.

Él asintió, levantándose con mi ayuda y para cuando me giré al grupo de gryffindor, Cedric grito a mi lado cuando miramos lo que menos esperábamos.

Milan y Harry.

Compartiendo baba.

O bueno, besándose frente a todos.

Lo miré mal mientras soltaba un quejido luego del grito.

Le sonreí a Milan y ella a mi —¡Déjalos compartir baba!

Cedric negó —No me siento muy bien.

—Pues no, te caíste de quien sabe cuantos metros— le regañe, mientras Finn me ayudaba a cargarlo.

Más tarde Eugene también llego a ayudarme junto a Cho, quien de inmediato se acercó hasta Finn en preocupación así que opte por dejarlos solos cuando Pomfrey llego.

Una vez en la enfermería, acomodé la almohada sobre su cabeza mientras el no dejaba de sonreírme y de mirarme.

Detuve todos mis movimientos —¿Qué?

Negó sin despegar su sonrisa —Ah, nada.

Fruncí mi ceño —Esa pocion si te hizo efecto, ¿Eh?

—¿Cuál pocion?

—Olvídalo, duerme, Pomfrey dijo que en unas horas ya te vas a poder ir.

—¿Olvidar qué?

Suspire —Estas muy drogado.

—¿Quién?

Negué, sentándome junto a él —Duerme.

Pero no hizo caso, se quedó aproximadamente una hora mirándome y en la otra se quedó dormido hasta la noche.

Para cuando Pomfrey dijo que se podría ir, lo acompañe pero insistió en no ir a su sala común si no a pasar más tiempo conmigo.

Él quería quedarse conmigo y no podía decirle que no porque estaba enfermo.

LA SALA COMÚN DE RAVENCLAW era la más tranquila que había conocido, pues el silencio que se abundaba era increíble y apreciaba ese silencio, mucho más cuando pasaba tiempo con Cedric como ahora.

Acariciaba su cabello despeinado mientras él se encontraba recostado sobre mi regazo, respirando con tranquilidad.

—¿No quieres ir a la fiesta de gryffindor?— le inquirí en ese silencio.

Él negó —No me siento de humor.

—¿Quieres ir por tacos?

Negó otra vez —No tengo hambre.

—Vale, Ced, me preocupas— lo obligué a mirarme —¿Qué tienes?

—No es nada— aseguró y no despegue la mirada de él.

—¿Estas triste por el partido?

Volvió a negar —No, no lo estoy— sonrió —Estoy bien, es solo un partido y además, que Milan hiciera ganar al equipo fue increíble, no necesito ganar solo divertirme.

Suspiré aliviada —Por Merlín, que bueno que dices eso porque ya estaba pensando en llevarte con la profesora Sprout y decirle que tenías depresión.

Rió ligeramente —Solo me siento adolorido.

—Mañana estarás mejor— bese sus labios —Vas a estar bien.

—Si, porque estoy contigo.

Sonreí, —¡Uh, olvidé decirte!

Él se levantó, sentándose sobre el sofá conmigo a su lado, tomó mis manos mientras me ponía atención.

—¿Qué es?

—Hoy en clase de pociones vimos Amortentia, la pocion de amor más fuerte del mundo, dicen que huele diferente para cada persona y...-

Vi como una sonrisa se formaba en su rostro al caer en cuenta lo siguiente.

—Tu eres el olor de mi Amortentia— añadí.

—Ya lo sabía— beso mi mejilla.

—¿Qué? No es verdad, no sabía que eras tu— admití —Quiero decir, ¿Por qué tu? ¿Por qué no puede ser alguien famoso? El mago más famoso del mundo quizá.

Su sonrisa se intercambio por una mirada indignada, haciéndome reír al saber que bromeaba.

—Que cruel eres— formó una mueca, mientras recargaba su rostro sobre mi cuello.

Acaricié su cabello —Solo bromeaba, me encanta que seas el olor de mi Amortentia.

Suspiro —Espero no te hayas dado cuenta que te di amortentia.

Rei —Entonces que bueno que lo hiciste porque soy la más feliz contigo.






























━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: alguien q me quite Lover de TS o no dejare de escribir escenas así 😭💘

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