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chapter twenty-nine. christmas with cedric

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 29 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ christmas with cedric ❞

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TANTO NEVILLE COMO YO miramos el arte que hicimos frente a nosotros.

Y por arte me refiero a un pastel hecho por nosotros sin magia con el rostro de santa Claus con los ojos sobre donde debería ir la boca y las cejas como un mostacho perfecto.

—¿No crees que Emma se de cuenta?

Negué, ella nos había encargado el pastel para la cena de esta noche.

—Entrar en crisis es una opción— respondí.

—Me gusta la idea, ahora... voy a entrar en pánico— se colocó frente a mi —Uno... dos...-

—Neville, si tengo que cortarme una mano con tal de que nadie se entere lo haré, así que eso va para ti también, si le dices a Emma o a la abuela te corto una mano.

Abrió los ojos tanto como pudo —Pero tampoco tenemos que recurrir a la violencia.

—Lo hare si vas de chismoso— lo señalé.

—¿De chismoso? ¡Se van a dar cuenta en cuanto lo vean!— señaló.

—No si... tengo una idea, espera aquí.

Despues de dicho aquello salí lo mas rápido posobie. Pronto noté que en el árbol de navidad ya había regalos debajo, este brillaba en luces de colores con varias decoraciones y con un santa Claus que volaba alrededor de este.

—Es lindo— opiné.

Cedric, quien se encontraba caminando con una caja en brazos me observo con atención.

—¿Yo o el árbol?

Lo miré con una sonrisa, mientras evitaba soltar una carcajada.

—Ambos— le respondí —Necesito ayuda.

Él me miró con rapidez al notar mi tono de voz, mientras Emma bajaba las escaleras con otra caja.

—¡Uh, esta tiene más decoraciones que el árbol del año pasado!— dijo ella.

Miré a Cedric con los ojos bien abiertos, dando a entender la gravedad de mi pánico así que dejo con cuidado la caja sobre el suelo y se giró a Emma.

—Eh, Emma, ¿Le parece si voy y ayudo a Hazel y Nev con el pastel?

Ella asintió, entonces tome la mano de Cedric y lo jale hasta la cocina.

—¿Traes tu varita?— ataque.

—¿Disculpa?

Rodé los ojos con una sonrisa en mis labios —No hablo de eso, tu eres mayor para el Ministerio así que puedes hacer magia afuera del colegio, ¿No?

Asintió —Si.

—¡Perfecto! Haz un hechizo en ese pastel— señalé la cosa frente a mi.

—¿Crees qué es una buena idea?— Neville se cruzó de brazos.

Asentí, siseando y manoteando mi mano en su cara.

—Lo será— respondí solamente.

En un solo segundo Cedric pensó un buen hechizo y sin más atacó el pastel con este, el cual cambió en esa milésima de segundo.

Festeje internamente, mientras el alivio volvía a mi.

—Es perfecto, funcionó— sonrió Neville.

Chille de la emoción, zarandeado sus hombros —¡Viviremos, Neville, viviremos!

—¡Merlín, gracias a Merlín!

—Y a mi— añadió el castaño.

—Si, si, a ti también— le respondió mi hermano, haciéndome reír un poco.

Pronto Neville salió huyendo con el pastel para colocarlo sobre la mesa, dándome la oportunidad de girarme al chico, tomar su mejilla y plantar un beso ahí.

—Gracias— le dije con una gran sonrisa.


DURANTE LA CENA FUERON risas y burlas agradables, muchas miradas desaprobatorias de mi abuela y algunas carcajadas con mi hermano Neville.

Era lindo pero no perfecto, las dos sillas vacías hacían presencia por obvias razones. Cuando la cena recién comenzaba mi abuela se negó a que Cedric usará alguna de esas dos sillas que le pertenecían a mis padres así que Emma tuvo que correr a conseguir otra silla y colocarla junto a mi, sin antes guiñarme un ojo.

—¿Alguna vez trataste de practicar Quidditch?— se preguntó Cedric de pronto, mientras la abuela y Neville repartían el postre.

Negué —No, jamás se me dio, además no es algo que me llame la atención practicar.

—Uh, creí que si te gustaba.

—En esta familia no hay mucho talento, aún puedes huir— palmee su hombro con delicadeza.

—No creo que eso sea verdad— frunció su ceño junto a sus labios, formando una mueca rara.

—¿Qué fue eso?— reí ligeramente.

—¿El qué?

—Hiciste una mueca— señale —Me dio risa, pero al mismo tiempo linda.

Sonrió, mientras notaba sus mejillas rojas luego de plantar un beso en mi frente.

—Diggory— regaño Emma —En la mesa no.

Solté una carcajada que intente ocultar mientras él se disculpaba en un intento de no reírse junto conmigo.

—Lo siento, Emma.

Negué, mientras recargaba mi mejilla sobre la palma de mi mano y peinaba sus rulos que caían en su frente. Cedric se había dejado crecer el cabello desde que entramos al colegio luego de vacaciones de verano y poco era decir que me encantaba la forma en la que lo peinaba.

—¿Ya te dije que me gusta tu cabello así?— le inquiri en un tono bajito.

Él cerro un ojo cuando casi lo aplastaba con mi mano —No, pero me alegra saberlo.

ME QUEDE SENTADA UN buen rato sobre el respaldo de la cama, aferrándome cada segundo a mi cuando la nieve comenzó a caer sobre la ventana.

—¿Hazel...?— Cedric asomó su cabeza sobre la puerta.

Lo miré unos segundos —¿Ya vamos a abrir los regalos?

Negó, mirando detrás de él como si cuidará que nadie lo siguiera.

—Dije que iría al baño, más no a cual de todos en la casa— sonrió de lado.

Suspiré, mientras se colocaba frente a mi, realmente está era por una de las miles de razones por las cuales odiaba las navidades en casa.

—¿Estás bien?— se preguntó.

Negué, mirándolo al sentarse junto a mi de inmediato. Dejé caer mi cabeza sobre el respaldo mientras miraba el techo en un intento de no echarme a llorar.

—¿No crees que... hace falta algo de ambiente familiar aquí?— solté de pronto.

Él negó —Me gusta, es agradable el ambiente.

Sonreí, Cedric siempre veía todo lo bueno en algunas cosas.

—Si, pero sería mejor si...-

Titibee, provocando toda su atención en mi.

—¿Si...?

—Si... si quizá mis padres  estuvieran aquí, ¿No crees?— bajé la mirada —Se que... se que fastidio mucho con eso, pero los extraño, ¿Sabes? Aveces imagino que siguen aquí.

Miré de reojo, como negaba y hacía todo lo posible por mirarme a los ojos.

Pero yo simplemente no podía, no podía o me echaría a llorar.

—No es un fastidio que extrañes a tus padres, Hazel, no lo es, es algo normal...— tomó mi mano —Te escucho, puedes decirme todo lo que quieras sobre ellos y jamás me cansaría, me agrada la idea de conocer más a la persona que esta junto a mi, a quien amo con todo, todo mi corazón.

Sonreí ligeramente —¿Cómo es que conviertes algo deprimente y patético en algo tan hermoso y romántico?

Él sonrió de lado a lado mientras pensaba.

—Es un don— respondió con simpleza.

Mi sonrisa se fue borrando poco a poco, sin despegar la mirada de él un solo segundo. Supe entonces que desahogarme haría que la navidad de este año fuera mejor.

—Tenía dos años, es extraño que alguien recuerde algo a esa edad pero lo hago, tengo un solo recuerdo de ellos...— el hilo en mi voz apareció —Es como una fotografía en mi cabeza sobre ellos, antes de que... mi padre saliera por órdenes del Ministerio, mi mamá le siguió porque sabía que era demasiado peligroso, ese día mi abuela me dijo que nos habíamos quedado en casa y que por alguna extraña razón yo no dejaba de llorar, Emma vino a casa de inmediato con las noticias, ella trabajaba para el Ministerio sin embargo no era Auror, así que fue la primera en recibir la noticia de que mis padres habían sido torturados hasta la locura por una mortifaga llamada Bellatrix Lestrange.

—He escuchado sobre ella— admitió el chico —Por mi papá, obviamente.

Asentí —Ella arruino mi vida ese día, lo único que me mantiene cuerda es que ella esta en Azkaban, junto su esposo, quien también aportó en gran parte.

Cuidadosamente, paso su brazo sobre mis hombros, mientras me pegaba más a él en silencio.

—Gracias— le escuché susurrar.

Eso fue lo que derramo el vaso y lo que me hizo formar una leve mueca mientras me aferraba a él y las lágrimas salían de mis mejillas.

—... por compartir eso conmigo— añadió.

—Lamento no haberlo hecho antes.

Negó, seaarandome de él para mirarlo, negó —No es tu obligación, Hazel, es cuando tu te sientas cómoda conmigo.

—Bueno, me siento mucho mejor al habértelo dicho— aseguré, mientras asentía —Me serviría mucho no estar aquí.

Noté como su rostro se iluminaba, como si acababa de tener una idea, pues luego me sonrió y tomo mi mano.

—Vamos— pidió, levantándose.

—¿Vamos a dónde?— fruncí mi ceño.

—Afuera, amas la nieve, ¿No? Quizá eso te anime un poco.

Asentí entendiendo entonces y sin dudar corrí hasta las escaleras tomándolo de la mano aún y saliendo de la casa.

En cuanto salimos soltó mi mano, girándose hacía mi y comenzando una clase de danza rara.

Fruncí mi ceño cuando lo miré moverse de una forma muy rara, tan rara que me dio risa.

—¿Qué haces?— le pregunté confusa y soltando una carcajada al mismo tiempo.

—Bailar— tarareo —¿No te gusta bailar conmigo?

—Solo cuando lo haces con normalidad.

Siguió moviéndose, tarareando la misma canción que reconocí de inmediato.

—¿Estas cantando la canción que bailamos el año pasado?— arquee ambas cejas.

——¡Now put your hands up in the air!— exclamó intentando imitar la voz gruesa del cantante.

—No puedo creer que aún la recuerdes— reí ligeramente.

Estiró su mano frente a mi —Una canción más, una romántica esta vez.

—¿Prometes no moverte raro?

Asintió —Solo por ti.

Sonreí, no pude negarme a su invitación así que tomé su mano.

Solté un chillido cuando me jaló hasta él, resbalando un poco en el proceso, sin embargo logro sostenerme de la cintura.

Seguía tarareando una canción lenta, mientras unía su rostro con el mío y formaba una leve sonrisa.

Estamos empezando— imitó con una voz chillona.

Golpee sus costillas mientras soltaba un quejido —Cállate.

—Tenía que hacerlo— rió en mi hombro.

—Claro y ahora yo diré ¿Hice algo malo?— imite con voz gruesa.

Se separó de mi —En mi defensa, me ponías muy nervioso.

—Aún lo hago, ¿No?— le pregunté y su silencio fue mi respuesta —Lo sabía.

Volvió a tomar de mi cintura, mientras los copos de nieve comenzaban a caer con más intensidad a nuestro alrededor y la luz que la casa iluminaba la calle ya que era lo único que nos hacía tener visualización del otro.

Amaba estos momentos junto a él, tenerlo tan cerca de mi, con su mano en mi cintura y su aliento en mi rostro, nuestras frentes unidas y el silencio nuestra gran charla.

Todo en él es perfecto.

¿Podemos estar siempre así de cerca por los siglos de los siglos?

—Te amo— solté en un pequeño susurró.

Decirlo en voz alta me sonaba tan hermoso y maravilloso que este sentimiento era demasiado para mi pobre corazón.

—¿Prometes amarme para siempre?— se preguntó de igual manera.

Asentí, manteniendo los ojos cerrados —Si, lo prometo.

Creo que jamás había tenido una conversación tan serie con él, la mayoría de las veces era entre bromas y caramelo saliendo de nuestros ojos pero esta vez era diferente, esta vez se sintió como una muestra de amor más madura entre ambos.

Bien está lo que bien acaba para acabar contigo

—Y yo prometo amarte a ti para siempre— soltó luego de uno segundos.

Nos movíamos lentamente, uno al mismo tiempo que el otro o por decirlo mejor en sincronía.

No creo poder sentir esto con alguien más que no sea Cedric, él me hace sentir diferente, es extraño y difícil de describir el sentimiento de amar a alguien tan profundamente que parece que lo has hecho desde toda tu vida.

Lo que me lleva a mi siguiente pregunta:

¿Te he conocido 20 segundos o 20 años?

CUANDO LLEGO LA HORA de abrir los regalos, nos colocamos en círculo sobre la sala con la chimenea en medio.

Emma se acerco a Cedric y a mi con dos envolturas, la primera se la dio al chico, quien le agradeció con una sonrisa y la segunda que era de mi color favorito me lo entrego a mi.

—Gracias, Emma— le sonreí.

Ella asintió, girandose al chico —No sabía cuál era tu color favorito así que solo adivine, Cedric.

Él asintió —El azul es mi color favorito, gracias.

Luego de eso de alejó, abrí el regalo que me entregó y comencé a abrirlo, sonriendo inmediatamente con la vista de Cedric encima de mi.

—¿Es un...?

—Una colección nueva de libros— señalé —Es perfecto.

—Hmm, no se compara con mi regalo— se inclinó para tomar la caja que se encontraban a centímetros de nosotros.

Lo tomé, entrecerrando mis ojos en el proceso.

—Veamos que será— hablé con ironía —¿Es...? Un suéter.

Él asintió —No ignores mi esfuerzo, hay algo más.

Urge entre la caja y tomé el bello collar de color plateado con la letra de mi inicial.

—Una H, de Hazel— él sonrió orgulloso.

—Es demasiado lindo para ser verdad— admití, el suéter era de colores cafés con rayas de diferentes tonos de este mismo —Gracias.

Bese castamente sus labios a escondidas, mientras sonreía orgulloso de sí mismo y volvía a sus regalos.

—¿Qué es?— recargue mi mentón sobre su hombro.

Él abrió el sobre color rosa, en el cual había algo escrito en letra cursiva y en un idioma raro que reconocí como francés.

—Es de Fleur— dijo, intentando leer la carta —Eh... dice... feliz navidad, Cedric.

Me miró, haciéndome reír por su expresión —¿Solo le entendiste eso?

Negó, volviendo a leer —Y... que... espera que tenga una buena navidad, que espera vernos pronto a los dos, y... te manda saludos y un beso en la mejilla— beso mi mejilla con rapidez —Ya esta.

—Tu y Fleur son más unidos que antes, ¿No?

Él asintió —Si, ella parece entenderme y así.

Asentí con él, mientras me miraba por un largo tiempo como si intentará leer mi mente.

—¿Qué?— ataque.

—¿Estas... celosa por Fleur?

Negué —¿No?

Negó —Hazel, no tienes que estar celosa de Fleur.

Si lo estoy, pero no iba a admitirlo.

—Ya te dije que no lo estoy— insistí.

—Casi no la veo, es como... mi mejor amiga o algo así, además ella dice que quiere aprender nuestro idioma para estar con un chico.

—Osea tú.

Negó otra vez —No, no yo, es... ¿Recuerdas a los Weasley?— asentí —Hay un hermano del que está interesada.

—¿Ron?

—No— rió un poco.

—Él y los gemelos son los únicos a los que conozco— admití.

—Bill, es el hermano mayor de Ron y de Fred y George, por eso quiere que le enseñe nuestro idioma, no por mi— aseguró, mirándome directamente.

Entrecerré los ojos —Vale, pero es que... ya sabes, ella tiene ojos azules y... cabello rubio, es guapa y yo bueno, yo solo soy Hazel.

Se acomodó en su lugar. —Hazel, tu eres todo para mí, no necesitas ser rubia, ni tener ojos azules para llamar mi atención, yo amo esta versión de ti— besó mi frente.

—Si lo dices así te creo— sonreí un poco.

Él río ligeramente, mientras pasaba sus brazos sobre mis hombros y yo sobre su cintura, abrazándolo contra mí.

—Gracias por eso, se que... aveces soy insegura— formé una pequeña mueca.

Sentí como negó sobre mi hombro —No tienes que agradecerme nada— se separó de mi —Es la verdad, Hazel, te amo en todas tus formas posibles.

—¿Incluso si soy un unicornio?

Él asintió —Incluso si eres un unicornio.

Pensé, —¿Un hipogrifo?

—También.

—¿Y... qué opinas de un árbol?

—Todas las versiones de ti— beso mi mejilla, mientras se recargaba sobre el sofá.

—¿Y un pedazo de pergamino?— lo miré con los ojos entrecerrados.

Él río, mientras me recargaba en el sofá de la misma manera que él.

—También.

Recargo sobre mi hombro su cabeza, mientras miraba a Neville intentar abrir su nuevo kit de Herbologia que Emma le había regalado.

Ella realmente sabe dar regalos, lo admito.

LEVANTÉ LA MIRADA DEL libro cuando los pasos del chico se hicieron más altos.

—¿Cómo te sientes?— se preguntó.

Asentí —Bien, ¿Emma...?

—Me dejo subir, ¿Puedes creerlo?

Reí ligeramente, mientras él se adentraba casi corriendo y se recostaba junto a mi, lo recibí con un beso en la frente, mientras se acurrucaba en mi regazo.

—¿Qué libro estás leyendo?— se preguntó.

—Es el libro sobre plantas carnívoras que me diste en mi cumpleaños.

—¿Aún no lo has terminado?— frunció su ceño.

Asentí —Uh, si, ya lo terminé, es la tercera vez que lo leo.

—Ah... bueno, que bueno que te gusto— sonrió.

—Si, estoy casi segura de que me lo se de memoria pero aún así lo leo.

El silencio inundó el lugar, un silencio cómodo y acogedor que lo único que podía llamar nuestra atención era el sonido de las páginas cuando las pasaba.

No había tomando el tiempo en el que Cedric de había quedado dormido sobre mi regazo, así que dejé el libro sobre la mesa de noche cuando la una de la mañana pasó y me acomodé junto a él.

Primero lo escuche murmurar algo entre dientes mientras tomaba la almohada y se acomodaba, entonces recordé que él no había dormido bien los últimos días y que probablemente podría caer una tormenta y él ni cuenta se daba. Finalmente tomé las cobijas y las arrastré hasta él, cubriendo a ambos con la mirada fija en el techo en una posición cómoda y sin darme cuenta, dormí.
































━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: les iba a actualizar el viernessss, lo juro, pero es que me enferme mal (fui al hospital dos veces je) y ya no pude escribir akdkw perdónenme o lloro 😭

Me encanta que todas/os entendieron la referencia de Cedric como vampiro (osea Edward) jaksjd

Yo con Lover soy una cosa tremenda, en fin, ¿Qué otra escena quieren? Yo obedezco.

Hasta aquí mi reporte, joaquin, recuerden votar y comentar, besos <3

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