Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

chapter thirty-two. traitor

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 32 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ traitor ❞

━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━


+70 votos y +65 comentarios para continuar actualizando

—No puedo esperar— mencionó Cho de pronto, en el gran comedor.

—¿Qué le pasa?— ignoro totalmente Eugene, quien me miraba con el entrecejo fruncido.

—Indicios de demencia, debe ser.

Los miré a ambos —No tengo nada.

—Hazel, estas tejiendo una bufanda, ¿Desde cuándo tejes?

Encogí mis hombros —Desde hoy.

—Algo malo debe estar pasando— le susurró el castaño a la chica.

Entonces deje de tejer y los mire a ambos —No me pasa nada, estoy aburrida porque mi novio esta estudiando y le tengo que dar su espacio.

—¡Ah! Con razón.

—Con razón siento que algo falta— admitió Eugene.

Asentí —Como sea, ¿Qué decías, Cho?

Volví a mi tejido, mientras la pelinegra hacia memoria de lo que estaba hablando.

—Que estoy emocionada y que no puedo esperar a tener mi primera clase de Adivinación.

—¿Por el profesor nuevo?— inquirí con curiosidad.

Ella asintió —Si, espero que hablemos de otros temas, hice una lista y pienso tachar cada tema que veamos.

—Si es que ven algo relacionado con la Adivinación— mencionó Eugene.

—¿A qué te refieres?

—Que el profesor Firenze es diferente a la profesora Trelawney, quizá su forma de educar sea diferente así que no te ilusiones.

—Eugene, siempre eres muy positivo.

—Deja que se emocione— pedí al chico —Ya cuando veas su expresión de decepción te puedes reír.

Cho me miró con una ceja alazada.

—Sin ofender.

—No me ofendes.

NI SIQUIERA YO SABÍA CUANDO había terminado la primera bufanda que había tejido, lo que sí es que se la regale a Neville en agradecimiento por haberme acompañado al funeral de Lonnie y esas cosas.

Me encontraba ahora caminando con los libros flotando en mi costado, sosteniendo con mis manos libres el que me encontraba leyendo. Sin embargo, cuando escuché algunos sollozos provenir del baño de mujeres me detuve.

No era normal escuchar algo así a mitad de clases.

Así que, abrí lentamente la puerta para encontrarme con los cabellos rubios de Hannah.

—¿Estas...?— me detuve, era obvio que no estaba bien —¿Qué pasa?

Ella me miró —Ah, Hazel, solo eres tu, temí que fuera alguien que viniese a burlarse de mi.

Negué —Te escuche llorar, ¿Está todo bien?

—No— suspiro —Estoy en quinto año así que tengo mis TIMOs, los cuales me hacen querer entrar en pánico porque no estoy segura si los voy a aprobar todos, pero cuando veo al resto de mi curso los veo tan felices y actuando como si nada... ¿Cres que... crees que sea porque hay algo malo en mi?

Tan rápido como pude respondí: —Claro que no.

—¿Entonces por qué no están tan preocupados como yo?

Miré a mis lados, el pasillo estaba totalmente vacío, así que tomé oportunidad para adentrarme al gigantesco baño de mujeres, con los libros siguiendome.

—No es que haya algo malo en ti, quizá no estén preocupados porque no les importan sus TIMOs tanto como a ti— encogí mis hombros —Eugene estaba igual y los paso todos, así que supongo que debes estar segura de que los pasaras, manifiestalo.

Soltó un leve sollozo —Bueno... tienes razón.

Sonreí —No sobrepienses todo, aveces eso hace daño, pero si quieres puedo acompañarte con Pomfrey, hay buenos remedios que te tienen drogado como por dos horas, tuve que probarlo solo unas veces cuando tenía mis TIMOs.

Ella rió ligeramente —Si, sería de buena ayuda.

Se levantó con mi ayuda, mientras miraba los libros junto a mi.

—Lamento si estabas ocupada.

Mire lo mismo que ella y entonces negué —Está bien, tenía hora libre de todos modos.

Ambas comenzamos a caminar por el pasillo.

—Es un buen hechizo, ¿Cómo lo haces?

—Con practica, más que nada un poco de concentración, si quieres cuando termine tu viaje mental podría enseñarte cómo se hace.

Asintió, —Sería interesante, ahora se porque le gustas a Cedric.

Una sonrisa se formó en mi rostro al escuchar el nombre del chico.

—No habla mucho de mi, ¿O sí?

Rodó los ojos —¡Ugh! Todo el tiempo, bueno, cuando tiene oportunidad de hacerlo y Finn no le está apunto de poner una mordaza en la boca.

—Bueno, me ama, ¿Qué más podría hacer?

—Callarse sería una buena opción.


CUANDO LA SIGUIENTE CLASE del ED se llevó a cabo, era la más emocionante a decir verdad, pues finalmente habíamos comenzado a trabajar en el Patronus.

Harry nos indicó cómo hacer aparecer un Patronus, según a lo que nos dijo, teníamos que pensar en aquel recuerdo más feliz que tuviéramos, el último año había tenido demasiados que era difícil de elegir uno solo.

Sostuve la varita frente a mi, cerrando mis ojos cuando una luz apareció frente a mis ojos, había aparecido un hermoso Patronus de un color plateado brillante que se balanceaba a mi alrededor.

—Es un... cisne— analicé con la mirada.

—¡Mi turno!— Eugene imito mi acción.

Este tardó alrededor de un minuto cuando el Patronus con forma de lo que parecía ser un gato gigante.

No es un gato gigante, es un leopardo.

—¡Son tan lindos!— exclamó Cho.

—No se pretende que sean lindos, se pretende que te protejan—  apuntó Harry, pacientemente.

—Uh, considero que si son ambos, mejor— opiné.

El chico sonrió —Tienes razón.

Encogí mis hombros —Siempre la tengo.

Sin más siguió su camino por los pasillos de la sala, fue hasta que la puerta de abrió de golpe y un diminuto elfo doméstico se adentró corriendo y alarmado.

—¿Qué es eso?— señaló la chica.

—Mira, es Dobby— respondí —Siempre me da tartas de fresa.

—¡Hola, Dooby!— lo saludó Harry.

Presté toda mi atención en él, haciendo que el Patronus desapareciera y el de Eugene también.

—¿Qué estás... qué te pasa?

El elfo tenía los ojos abiertos con terror y estaba temblando. Los demas miembros del ED que se encontraban más cerca estaban en silencio.

—Harry Potter... señor— dijo el elfo con voz aguda, temblando de pies a cabeza —Harry Potter, señor... Dobby ha venido a advertirle... aunque los elfos de la casa han sido prevenidos para que no hablaran...

Él corrió con la cabeza hacia la pared. Harry logró detenerlo antes de que siguiera golpeando una roca en su cabeza para castigarse a sí mismo, aunque como llevaba seis sombreros sobre la cabeza era imposible que sintiera dolor alguno.

Junto a mi escuche como Cho soltó un leve chillido al verlo tan alterado.

—¿Qué está pasando, Dobby?— preguntó Harry.

Agarrando al elfo por el diminuto brazo y alejándolo de cualquier cosa con la que pudiera tratar de lastimarse.

—Harry Potter... ella... ella...-

Dobby se golpeó fuertemente en la nariz con el puño libre y Harry lo detuvo nuevamente.

—¿Quién es “ella” Dobby?

Pero por la forma en la que Dobby decía ella, supe a quien de refería.

Umbridge.

—¿La Umbridge?— preguntó Harry, horrorizado.

Dobby asintió, luego trató de impactar su cabeza contra las rodillas de Harry. Este lo sujetó a prudente distancia.

—¿Qué pasa con ella? ¿Dobby... ella no habrá averiguado sobre esto... sobre
nosotros... sobre el ED?

El elfo no respondió, pero era muy evidente que su respuesta era una afirmativa.

—¿Ella está viniendo para acá?— preguntó Harry, quedamente.

—¡Sí, Harry Potter, sí!— grito en desesperación e impaciente.

Harry se enderezó y nos miro, mientras el elfo seguia removiendose en el suelo, la sala duro unos segundos en reaccionar, luego en un instante comenzaron los murmullos.

—¿Qué están esperando?— bramó Harry —¡Corran!

Sin dudar los alumnos se movieron, peleando por salir primero, una mano tomó mi brazo.

—Hazel, debemos irnos— murmuro Cedric.

Solo así reaccioné, a mi alrededor todo se movía, Eugene se llevaba a Cho por el brazo, quien se llevaba a Finn también.

De reojo pude solamente mirar a Milan irse con Harry, pacientemente espere mi turno de salir.

—¿Dónde está Neville?— pregunté, mirando a mi alrededor.

Empujé a algunos alumnos, tratando de mirar a mi hermano entre la multitud pero no había señal alguna de él.

—¿Neville? ¿Neville, dónde estas?

—Tal vez ya salió— tranquilizo Eugene.

—¿Lo has visto?

Negó —No.

—Entonces no, debe estar por algún lado ¡Neville!— grité.

La multitud me empujaba fuera y fue demasiado difícil regresarme por él. Los miembros del Escuadrón Inquisitorial estaban esperándonos afuera junto a la profesora Umbridge así que, no me quedó de otra más que correr por los pasillos como si mi vida dependiera de ello.

Cuando pudimos respire con pesadez dentro de la biblioteca, metiéndome junto a los chicos al primer pasillo que vi.

—Eso... estuvo... muy... cerca— dijo Eugene.

Mientras Cho se quedaba de pie y se daba vuelta hacia nosotros. Entonces cuando recupere aire note como ella miraba un punto fijo.

Mi ceño se frunció al inicio, entendiendo todo lo que sucedia, entonces de un momento a otro se convirtió en algo más grande, de pronto, en algún lugar, tuve la sensación de que me habían traicionado.

—Lo sabias, ¿No?— le pregunté y ella me miró.

No solo ella, si no también Eugene y Cedric.

A Finn lo habíamos perdido en la multitud también.

—¿Qué?

—Sabías que alguien nos delataria.

—¿De qué hablas? ¿Quién fue?— eugene preguntó.

—Oigan, deberíamos primero recuperar aire y...-

—Fue Marietta— Cho interrumpió a Cedric —Yo... no sabía que ella le diría a Umbridge, creí que...-

—¿Lo sabias?— exclamo Eugene.

Su silencio fue nuestra respuesta —Sabías que ella nos delataria y decidiste no decir nada— supuse.

Asintió con la cabeza, mientras nos manteníamos en silencio, ninguno sabía que decir.

—Chicos...-

Empezó, sin embargo, Eugene retrocedió, saliendo de la biblioteca con rapidez. Ella me miró a mi, yo no sabía que decir, no sabía cómo reaccionar.

Solo que tuve un pequeño sentimiento de traición.

—Hazel...— Intento avanzar pero retrocedí.

—Uh, yo... lo siento, necesito buscar a Neville.

LAS NOTICIAS DE QUE Dumbledore se había ido se habían esparcido por toda la escuela durante la noche, pero no se explicaban como cada persona en el castillo parecía saber que Dumbledore había vencido a dos Aurores, a la Gran Inquisidora, al Ministro de Magia, y a su Asistente Junior para escapar.

Fue así como Eugene y yo nos encontrábamos metidos en el periódico frente a nosotros, uno pegado al otro.

—¿Ya leíste eso?— el chico señaló el quinto párrafo.

Asentí —Si, eso me demuestra que el Ministro no sabe ni cuidar una gallina.

—Nadie pudo detenerlo, es un ídolo.

—Si Dumbledore se va... ¿Crees que algún otro profesor tome su lugar?— mire a Eugene.

Él se encogió de hombros —Creí que era obvio que sería la profesora Umbridge.

La vela de mi cabeza se iluminó —Es verdad.

—Hazel, deberías tener cuidado— me miró con preocupación —Si la profesora Umbridge es la nueva directora aprovechará cualquier oportunidad para expulsarte.

No era un secreto que la profesora Umbridge me odiaba con toda la maldad que tenia, osea demasiado.

—Que me expulse y le lleno la oficina de pintura, fácil— encogí mis hombros sin preocupación.

—Te ayudo, si te expulsa a ti que me expulse a mi también.

—Aunque también me da miedo...— lo miré asustadiza —Ser expulsada...–

—¿Cómo crees que reaccionaría tu abuela?

—Seguro que deshereda.

—Yo te adopto, si pudiera— formó una leve mueca de pronto —Aunque no creo que quieras estar en la misma casa que mis padres.

La curiosidad se apoderó de mi de inmediato —¿Cómo son ellos?

Eugene no quitó la mirada del periódico —Estrictos, fríos, me dan miedo aveces pero pretendo que no es así.

—Bueno, entonces creo que la que debería adoptar al otro soy yo, no serías tan, tan feliz pero algo es algo.

—En cuanto seas mayor me adoptas.

Asentí, cuando volvimos a clase de Pociones, me di cuenta de que todo el mundo hablaba sobre lo sucedido con el director, había múltiples teorías de cómo había escapado tan fácil y en cuestión de segundos.

Aunque aquello solo lo sabían los presentes de aquella escena.

Por otro lado, Marietta había recibido un grave castigo mucho peor, pues en su rostro se había dibujado la palabra Soplona en la mitad de su rostro con horribles granos, por más tiempo que pasara con Pomfrey dudaba que fuera a ayudarle, pues había sido Hermione quien le había puesto aquel hechizo al pergamino al firmar y sin darnos cuenta de ese hecho.

Una parte de mi estaba feliz, sabiendo que eso estaba mal.

TENÍA UNA HORA LIBRE antes de entrar a mi clase de Encantamientos, por lo que decidí ir a la biblioteca por algo de libros e irme a estudiar un poco.

Los últimos días, habiamos estado separados Eugene, Cho y yo, el chico seguía enojado por lo visto, yo no hablaba con Cho porque pasaba la mitad del día en clases y la otra con Eugene.

A Cedric tampoco lo había visto, estaba demasiado ocupado en estudiar todavía, juraba que habían pasado más de tres días sin verlo, lo cual era una tortura para mi pero poco para algunos. Fue justo antes de terminar de recorrer el pasillo cuando Cho apareció ahí.

Miré a la chica, acercándose poco a poco con la mirada abajo.

—Lo siento mucho— se apresuró a decir y me asombro la rapidez con la que hablaba —No quería que todo se arruinaría, no creí que Marietta realmente iría a confesar todo sobre la ED.

—De hecho, creo que nosotros te debemos una disculpa— admití —Lo que hizo Marietta estuvo mal pero... no fue tu culpa, así que tú discúlpame a mi.

Una ligera sonrisa se formó en sus labios —Sabes que siempre te voy a perdonar.

Asentí —Voy a tratar de convencer a Eugene, lo prometo, ahora esta algo enojado aún pero estoy segura de que se le bajaran los humos.

—Espero que si, extraño estar los tres bromeando.

—Si, yo también— sonreí un poco —Al menos aún tienes a Finn.

Su silencio me hizo fruncir el ceño, ocasionando que mi sonrisa se borrará.

—¿Aún están juntos, verdad?— añadí.

Ella formó una pequeña mueca —Bueno, eh, se entero de que Umbridge informaría a los padres de Marietta sobre la ED y no quiso meterse en problemas con sus padres, son muy estrictos y creen fielmente en el Ministro... creí que estaría de nuestro lado pero luego me di cuenta que quizá jamás me hubiera elegido.

—Oh... lo siento mucho, Cho— murmuré.

—Creo que solo lo amo a él— encogió sus hombros.

—Espero que lo solucionen— admití —Ustedes se quieren mucho por lo que he visto, no es justo que terminen solo porque si.

Asintió —Gracias, yo realmente también lo espero.

Pero pude notar como sus ojos se cristalizaron poco a poco, cuando levantó la mirada una lagrima se deslizó por su mejilla, provocando que mi ceño se aligerar pues, no sabía qué hacer en casos como este.

Lo único que pude hacer fue abrazarla.

Abrazarla hasta que ella terminó de desahogarse sobre mi hombro en medio del pasillo vacio.


LUEGO DE UNOS DÍAS, el final del año se acercaba cada vez más, los TIMOs de los alumnos de quinto estaban en espera de fechas lo que significaba tener a Neville preocupado todo el día.

Decidí dejarlo en paz dentro del invernadero, decir que me había echado era poco. Estaba algo cansada a lo que en un suspiro me di vuelta dentro de la sala común cuando aquel castaño apareció frente a mi, con una leve sonrisa y sus manos sobre sus bolsillos, como si llevara un buen rato esperándome.

—¿Estas bien?— se preguntó, cuando me acerqué a él con una expresión de cansancio.

Asentí, pasando mis brazos sobre sus hombros —Solo necesito un abrazo.

Él acepto, rodeandome por completo y apachurradome un poco. Solté un suspiro de alivio al tenerlo cerca.

—¿Por qué no estas estudiando?— me pregunté en el abrazo.

—Me di un pequeño almuerzo de treinta minutos para verte.

Nos separamos, entonces lo analicé, llevaba ojeras en sus ojos, sus labios partidos, parecía algo pálido y con el cabello más largo de lo normal, pude notar un poco de lo que parecía ser barba salir de su mentón y en parte inferior de sus mejillas.

—Luces... pálido, ¿Comiste? ¿Ya bebiste agua? Es fácil olvidar beber agua, lo digo por experiencia.

Él asintió, mientras yo tomaba su mejilla —Si, comí hace...— pensó —Hace un rato.

Lo miré obvia —Estas mintiendo.

—No, de verdad— negó.

—Bien, ¿Qué comiste?

Titubeó —Eh...-

Rodé los ojos, tomándolo del brazo para sacarlo junto a mi a la sala común.

—Ya lo creo— lo arrastré hasta las cocinas del colegio.

Donde, los elfos domésticos al verlo tan pálido lo llenaron de toda la comida posible en la mesa donde lo obligaron a sentarse.

Los elfos domésticos que trabajaban dentro del colegio son muy amables y atentos, en especial aquel elfo que se hacía llamar Dobby.

Aunque vestía muy raro, nos llevamos demasiado bien.

—El muchacho Diggory debe estar deshidratado— dijo el elfo.

—Eso fue lo que le dije— respondí, mirando con una sonrisa a Cedric.

—Lo admito, me olvidé tomar agua.

Asentí —Lo sabía.

Después de que la mesa estuviera llena de diferentes a antídotos para tratar la deshidratacion que los elfos aseguraron que le ayudarían, Cedric bebió la mitad de ellos y ahora se encontraba comiendo su tercer plato de avena.

—¿Estas listo para los exámenes?— me pregunté.

Él asintió —Tengo miedo, pero si, algo.

La idea de que Cedric se iba a graduar en unas semanas me parecía muy loca a decir verdad.

No podía imaginarme un año sin él.

—¿Y tu? Tienes exámenes en unas semanas.

Negué —Estoy bien, aún tengo tiempo.

—¿Estas segura? Porque ya he estudiado mucho y puedo ayudarte.

—Estoy bien— repetí —Comete la avena porque si no yo lo haré.

Soltó una leve carcajada, antes de volver a su plato.

Cuando aquella pequeña cena terminó, insistió en quedarse conmigo en la sala común, según esto porque si volvía a la de Hufflepuff sabía que tendría que volver a estudiar y se sentía muy cansado para eso.

—¿Ha pasado algo nuevo?— inquirió él.

Negué, sin dejar de escribir en ensayo de Encantamientos —No... quiero decir, si, Eugene sigue enojado con Cho.

—¿De verdad?

—Sep, parece que jamás se van a hablar otra vez, Cho dice que se arrepiente y le creo así que intento hacer lo posible porque ellos se vuelvan a hablar.

—Creo que no deberías intervenir— admitió, entonces deje de escribir —Tienes suficiente con tus trabajos para tener que aguantar sus problemas, si me lo preguntas creo que algo podría salir mal.

—Hmm, no lo creo— formé una leve mueca, una parte de mi decía que él tenía razón —He estado estudiando bastante, sé que puedo con ambas cosas.

Me miró, pues estaba recargado sobre mi regazo, mientras mantenía los ojos cerrados.

Había un escritorio frente a mi y libros por todo el suelo o parte de mis alrededores. De vez en cuando decía en mi cabeza Accio libro señalando al que quería y el título para hacerlo venir hasta mi. 

—Bueno, si tu dices— el chico volvió a cerrar los ojos.

Quizá podía, quizá no. Lo único que quería es que se volvieran a hablar y que todo volverá a la normalidad.

COMO HABÍA DICHO, había estado haciendo hasta lo imposible para que Cho y Eugene se volvieran a hablar.

—De verdad, pelean como un viejo matrimonio— reclame al chico.

—Dile a ella, ella fue la que nos traicionó.

—¿Traicionó? Cometió un error, es una persona que comete errores.

—Un error no es guardar un secreto tan gordo como ese, ella sabía que su amiguita Marietta nos delataria y no nos dijo, si ella hubiera hablado...-

—Marietta habría hablado igual— repuse —Cho no iba a detenerla.

—¡Las reuniones del ED seguirían, Dumbledore no se hubiera ido y no tendríamos que seguir las estúpidas reglas de la rosa fresita!

—Eres muy infantil— regañe en medio de la biblioteca.

—No, soy razonable, deja de insistir.

—Lo haré cuando se reconcilien.

Bufo —Pues será solo en tus sueños.

Esa discusión duró a lo largo unos diez minutos más, incluso poco después de que nos echaran de la biblioteca.

Mi segundo intento se vio un poco más desarrollado, pues a la hora de la cena, me senté junto al chico como si nada hubiera pasado y, cuando Cho se acercaba, asentí con la cabeza indicándole que se sentará junto a nosotros.

Ella titubeó pero acepto mi oferta, apunto de sentarse en medio de Eugene y mío cuando el primer mencionado se levantó al tan solo verla acercarse y se fue a sentar hasta la orilla de la mesa del banquete.

—No va a perdonarme— murmuró Cho, jugando con su comida.

—Quizá mañana— animé —Volveré a intentarlo, lo convencere, lo prometo.

Ella me sonrió —Gracias, Hazel.

Pero no fue así, lo intenté, si, los siguientes días, fueron tantos intentos que dejé de estudiar, deje de pensar en otras cosas que no fueran las maneras de ayudarlos.

Y al verdad es que, estaba por entrar en crisis.


LA ÚLTIMA VEZ QUE NOS vimos Cedric y yo fue hace una semana, parecía un año pero no lo era, él estaba demasiado cansado que incluso Hannah me había contado que lo miro durmiendo en las escaleras.

Su salud me preocupaba así que me asegure de enviarle comida y un recordatorio de beber agua con una frase motivadora en búho para que así pudiese seguir viviendo.

En cambio yo, tenía mis propios exámenes, los cuales amenazaban mi cuello de forma no real por lo que me vi obligada a ir hasta la biblioteca y tomar cinco libros en esta ocasión, dejando los tres que había logrado leerme estos últimos días.

Justo cuando estaba por devolverme a la sala común, sentí como si el piso se moviera, deteniendome un mili segundo. Un piso más abajo reinaba el caos. Alguien había hecho estallar lo que parecía ser un enorme cajón con fuegos artificiales hechizados.

Y supe quien había sido.

—¿Son...?

—¿Fred y George? Si— respondí a Neville, cuando ocasionalmente se colocó junto a mi.

Una bruja con apariencia sensiblera que estaba en un cuadro en medio de una pradera, corrió justo a tiempo, reapareciendo segundos más tarde apretujada en la pintura de al lado, donde un par de magos que jugaban cartas se levantaron rápidamente para hacerle un lugar.

—¡No los aturdas, Filch!— gritó Umbridge furiosa.

Una leve sonrisa se formó en mis labios al verla gritonear y a nadie hacer algo.

—¡Tiene razón, Directora!— respondió Filch.

A quien por ser un Squib dudo que hubiera podido aturdir alguno.

Sin embargo, este se arrojó hacia una alacena cercana, sacó una escoba, y empezó a golpearlos en el aire; en segundos la cabeza de la escoba estaba en llamas.

Reí un poco junto a mi hermano, cruzando mirada con Fred cuando lo mire a él y a su gemelo escondidos detrás del tapiz, más allá en el corredor.

Levanté mi pulgar hacia él —Es asombroso— susurré solo para él.

Fred asintió —Como tu, pero gracias.

Esa tarde, los fuegos artificiales continuaron quemándose y esparciéndose por toda la escuela. A pesar de que causaron una gran interferencia, especialmente los petardos, a los demás profesores parecía no importarles mucho.

La Profesora Umbridge pasó su primera tarde como Directora recorriendo toda la escuela en respuesta a los llamados de los demás profesores, ninguno de los cuales parecía ser capaz de deshacerse de los fuegos artificiales sin su ayuda.

Durante mi clase de Encantamientos con el profesor Flitwick, uno de ellos logró colarse por la puerta, obligando a Umbridge a venir en "auxilio" se tardó aproximadamente media clase en lograr deshacerse con el fuego artificial en forma de un león y cuando lo logró, después de miles intentos, el profesor Flitwick le dijo en forma sarcastica:

—¡Muchas gracias, Profesora!  Podía
haberme desecho yo mismo de las centellas, por supuesto, pero no estaba seguro si tenía o no autoridad.

Y cuando cerró la puerta detrás de ella, la clase rió a carcajadas, incluyéndome.

EL CLIMA SE HIZO MÁS VENTOSO, brillante y cálido a medida que los días de Semana Santa pasaba, aún no había exámenes previstos y ya estaba estresada, aunque sabía que venían, lo estaba en especial porque Eugene seguía sin hablarle a Cho y ser agente doble provocaba que el cabello se me cayera.

Estaba prevista que la semana siguiente me quedaría totalmente pelona.

—¡Hazel, despierta!— exclamó Fred, moviendo mi brazo.

Me desperté alterada, abriendo los ojos tanto como pude mientras miraba a todos lados confusa.

—¿Qué pasa?— inquirí.

Estaba a medio pasillo, con libros a mi alrededor y claramente quedándome dormida a mitad del día.

—¿Estas bien? No pareces estar bien— dijo George.

Negué, peinando mi cabello hacia atrás con la mirada atenta de Fred.

—Estoy bien, gracias, algo estresada por los exámenes nada más— aclaré mi garganta —¿Qué pasa?

—Bueno, solo pasábamos a despedirnos.

Fred asintió, pareciendo salir de un transe —Si, para siempre.

Fruncí mi ceño —¿Qué? Perdón, acabo de despertar y mi cerebro no procesa la mitad de las cosas que están diciendo.

Ambos rieron un poco —Decimos que nos iremos.

—¿A dónde?— me dirigí a George.

—Fuera, nos vamos, el colegio es demasiado para nosotros.

—Si, lo de nosotros son los negocios y el dinero pero más el dinero— Fred me sonrió.

Alce ambas cejas con asombro —¿Y ya? ¿Solo se irán así? Les queda como un año para sus EXTASIS, podrían...-

Fred negó —No, es mucho.

—Ya tomamos la decisión, lo siento, Hazel— George formó una pequeña mueca.

—¿Entonces...?

—Buscaremos una manera, en nuestra primera oportunidad nos iremos, ¿Verdad, George?

El mencionado asintió —Así es.

Solté el aire retenido en mis pulmones, mirando a ambos a mis lados, en realidad no valía la pena insistir que se quedarán, si ellos tenían tan decidido irse era mejor dejarlos tomar sus propias decisiones.

—Claro, entiendo— asentí un poco —Supongo que... nos veremos cuando me gradué.

—Tu si debes seguir la escuela— apoyo George.

—Si, eso es más lo tuyo, pero puedes venir a nuestra tienda de Sortilegios, todo gratis para ti, Hazel.

—¿Por qué para mí?— inquirí a Fred.

Encogió sus hombros —Porque eres Hazel.

Sonreí —Me agrada la idea, intentaré ir en vacaciones, no sé desharan de mi tan fácil.

—No queremos.

—Como sea— interrumpió George —Esperemos seas una espectadora más del show que daremos.

Luego de eso se levantaron, al mismo tiempo y apenas pude despedirme de ellos con un ademán.

No fue difícil encontrarlos unas horas más tarde, pues cuando llegaba con dirección a las escaleras, note la multitud en círculo.

Era justo como la noche en que Trelawney había sido despedida. Mis compañeros estaban de pie alrededor de los muros formando un gran círculo.

Me coloque entonces junto a Cho, recargandome sobre el muro también.

—¿Ya corrieron a otro profesor?— la voz de Cedric me hizo mirarle.

—Hola— le salude.

Él me sonrió —Hola, cielito.

Volví la mirada, notando que algunos de mis compañeros estaban cubiertos de una sustancia muy parecida a Stinksap.  Maestros y fantasmas se encontraban
también entre la multitud. Destacando entre los espectadores estaban los miembros del llamado Escuadrón Inquisitorial, quienes lucían excepcionalmente complacidos con ellos mismos, y Peeves , quien estaba revoloteando sobre sus cabezas y miraba hacia abajo a Fred y George,
ambos parados en el medio del salón.

Entonces supe que los habían atrapado, supe que a esto se referían con irse.

—¡Entonces…!— exclamó la voz chillona de Umbridge, triunfalmente.

Noté que estaba parada sobre las escaleras, cerca de los gemelos.

—¿Así que piensan que es divertido convertir un pasillo de la escuela en un pantano, verdad?

—Bastante divertido, sí— confirmó Fred contemplándola sin la más leve señal de miedo.

Forme una ligera mueca.

—Conseguí el formulario, Directora— expresó Filch, quien parecia volver de la oficina de la profesora Umbridge — Conseguí el formulario y tengo los látigos esperando… Oh, déjeme hacerlo ahora…

—¿El dijo látigos?— inquirí al aire.

Cho asintió —Si.

—Muy bien, Argus— Umbridge asintió con gusto —Ustedes dos, están
a punto de aprender lo que les sucede a los malhechores en mi escuela.

—¿Sabe qué?— se burló Fred —No creo que lo hagamos.

Entonces se giró a George y todo el salón quedó en solo murmullos.

—George— le dijo —Creo que se acabo nuestro periodo de educación.

Ay, no.

—Si, pienso lo mismo— declaró George animado.

—¿Crees que es tiempo de probar nuestros talentos en el mundo real?

—Definitivamente.

Y antes que Umbridge pudiera decir una sola palabra, levantaron sus varitas y exclamaron en unisonido:

—¡Accio escobas!

Escuché un estruendo lejano, antes de que las escobas de Fred y George, se lanzarán a lo largo del corredor hacia sus dueños; giraron a la izquierda, bajaron las escaleras a toda velocidad y se detuvieron delante de los gemelos, con una cadena traqueteando ruidosamente en el enlosado piso de piedra.

—No nos veremos— espetó Fred a la Profesora Umbridge.

—Si, no se moleste por mantenerse en contacto— añadió George.

Entonces Fred nos miró a los estudiantes reunidos y silenciosos, gritando:

—Quien quiera comprar un eficaz Pantano Portátil, como hemos demostrado en el piso superior, venga al noventa y tres del Callejón Diagon, “Bromas Mágicas Wesley” ¡Nuestros nuevos locales!

—Descuentos especiales para los estudiantes de Hogwarts que juren que van a usar nuestros productos para deshacerse de ese viejo murciélago— añadió George, señalando a la Profesora Umbridge.

Solté una ligera carcajada, mientras estos salieron volando en sus escobas

Sin antes irse, Fred miro a través del Vestíbulo al espíritu burlón que flotaba sobre la multitud, osea Peeves.

—Convierte su vida en un infierno por nosotros, Peeves— le dijo.

Peeves, a quién jamas lo había visto seguir regla alguna, hizo un barrido con el sombrero acampanado en un saludo cuando Fred y George dieron media
vuelta ante los aplausos de los estudiantes acá abajo, aceleraron saliendo a través de las puertas abiertas hacia una gloriosa puesta de sol.

Solo así fue como ellos lograron deshacerse de la profesora que les había prohibido la mitad de sus Sortilegios.

Entendí entonces que quizá hicieron lo correcto, si ellos creían que la escuela no era lo suyo no veía necesidad de seguir y seguir intentando si ya tenían un negocio en marcha.

Incluso con tantos pros y contras en juego.






































━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: ya los vi que me andan dejando en flop en votos, so, por eso la meta.

Me complace decirles que solo le quedan tres capítulos más y empiezo el penúltimo volumen <3

Otra cosa, mi querida Ivy ha hecho un fanfic con Eugene yyy amaría si le dieran apoyo a esa obra de arte, esta en su perfil ( diivolved ) y también en una lista de lectura en el mío :)

Les dejo captura por si acaso :D

Btw, siganme en mis redes sociales: tiktok: shycedrc | instagram: izzieloverr

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro