chapter thirty-seven. the childhood cat
HEAVEN
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⌇ ☾ ❪ chapter thirty-seven ❫ ೋ
۫ ₊˚ the childhood cat ˚₊ ۫ ۫
Eugene's pov
Sabía que me destrozaría cuando note que nada había ido de mal en peor.
Sabía que algo saldría mal cuando vi que las cosas estaban yendo demasiado bien.
¡Merlín! Yo y mi pesimismo, ¿Cómo pude olvidarlo? ¿Cómo pude ser tan ingenuo y creer que todo iría bien?
Cada vez que creo que es así... algo pasa, algo arruina todo, nada se cumple, nada es nuevo.
Mi brazo dolía, el silencio de la habitación en aquella mansión me inundó cuando paré de llorar. Cuando menos pensaba en eso, menos dolía.
—Terminó— aclaro el menor de los Malfoy.
Está es su casa, no podía imaginarme lo invasor que debía ser para él caminar con miedo en los pasillos.
—Dime algo que no sepa— pido de mala manera.
Aquella marca, muy parecida a la de un tatuaje, la cubre mi camiseta de botones blanca. Cuando levanto la mirada hacía el rubio, peino mi cabello hacia atrás apunto de echarme a llorar otra vez al volver a la realidad.
—¿Hay noticias?— añadí, luego de una leve pausa.
Desearía no tener que vivir todo lo que vivo ahora. Podía sentir incluso mi brazo arder, como si se estuviera quemando, arrastrando mi piel y llevandose toda mi atención.
Él negó levemente, —No más que todo lo que nos pidió.
—¿Y si nos negamos?— pregunté, no queria hacer todo eso y menos ser el mandadero de alguien.
—¿Quieres que te mate?
Encogí mis hombros, quizá morir era mejor que esto.
Me mantuve en silencio, mientras aquel chico analizaba la situacion y su seriedad. Mi expresion demostraba ser lo más serio posible respecto a todo, todo lo que decía.
—Va a matar a tus amigos, ya lo escuchaste.
Le negué con la cabeza —Tendrá que pasar por mi primero.
Sin embargo, me miro con incredulidad —Si quieres morir no te detendré.
Estaba totalmente dispuesto a hacer lo posible por ellos, por mis amigos, las unicas personas en las que confio y en las que les confiaría mi vida y, como ya dije, incluso me sacrificaría.
Por otro lado... sabía que tenía que cumplir, alejarme de ellos lo más posible, ya que si se enteraba de la existencia de alguno de ellos iría directo para hacerme obedecer de una forma u otra. Temía que Bellatrix Lestrange ya iba tras de Hazel.
HAZEL'S POV.
Las últimas semanas habían pasado demasiadas cosas, entre ellas, el Ministerio había repartido diferentes folletos con precauciones contra los Mortifagos.
Leí cada uno de estos artículos y cumplía cada regla que decía, por más absurda que pareciera la idea de estarle preguntando a Emma cada vez que nos vemos sobre algún dato random sobre mi.
—¿Cuál es mi sabor de helado favorito?— inquirí cuando ella regresaba de su reunión en la casa de los Weasley.
La adulta levantó ambas manos —Chocolate.
Entrecerre los ojos, mientras bajaba la varita y ella me apuntaba con la suya.
—¿Cuál... es mi color de pelo natural?
Pensé. —Café.
Bajo su varita entonces, se adentró conmigo a la casa.
Como dije, absurdo, pero nos había mantenido con vida estas últimas semanas. También habían pasado cosas entre Cedric y yo, desde aquella fiesta no lo había vuelto a ver más, la distanció nos afecto tanto que terminamos separandonos por el bien de ambos.
Esta vez para siempre quizá.
Estábamos de acuerdo en que ninguno de los dos se sentía en paz estando tan separados por tanto tiempo y podría sonar ridículo pero desde que terminamos, había sentido un poco de menos peso sobre mis hombros ya que todo, absolutamente todo lo que tocó se pone en un peligro terrible y muere.
Había dolido demasiado, pero supongo que nada dura para siempre.
No había nada mejor que una noche de lectura con el silencio rodeando mi habitación y haciéndome olvidar los demás problemas fuera.
Por ejemplo, la pequeña discusión de Neville y Emma por saber quién era la misteriosa chica con la que estaba quedando este verano.
—¡Al menos dime su nombre!— exclamó Emma.
—¡No la conoces!— le respondió Neville.
—¡Ya se, pero quiero saber quién ha sido la chica que flecha tu corazoncito!
—¿Por qué? No es nada del otro mundo.
—No digo que lo sea...— se quedó un momento en silencio —Pero me importas, Nev, quiero saber a quien tengo que enviar al mundo de los muggles si te rompen el corazón.
Otro silencio.
—Eso no ayuda en nada, Emma.
Luego de eso escuché los pasos de alguien subir las escaleras, para después mirar a Neville abrir la puerta de mi habitación y suspirando con cansancio, cerró la puerta detrás suyo.
Despegue un segundo la mirada del libro, sin dejar de acariciar a mi gato.
—¿Todo bien?— me pregunté.
Él asintió, sentándose sobre la cama a centímetros de mi gato, mi no tan nueva mascota; un gato gris de ojos verdes y de tamaño mediano con nombre Pandora se acercó hasta mi hermano para que lo acariciara.
Pandora, o como mi hermano solía llamarlo; Pan, no es cualquier nombre, pues cuando tenía menos de diez años tenía un gato de peluche que guardaba con mi vida, por alguna extraña razón se llamaba señor Pandora, así que no podía quedarme con las ganas ya que me recordaba demasiado a él.
—Escucha, no tienes que decirle nada a Emma— añadí, quitando por completo la vista del libro —Es tu vida amorosa, no la de ella.
Acarició al gato —Quisiera ser así de fuerte que tu, Hazel.
Fruncí mi ceño —Lo eres, incluso más, solo dile que quieres mantener eso en privado, lo entenderá y si no... bueno, yo hablo con ella.
Sonrió con delicadeza —La invité a salir.
—¿A quién?— inquirí y luego me miró —Ay, si, lo siento, ¿De verdad? ¿A dónde irán?
—La invite a una excursión sobre flores, a ella le gustan mucho— me miró con un pequeño brillo sobre sus ojos —Después de eso quiero invitarla a beber té y hablar sobre sus libros favoritos.
—Ay, eso suena muy lindo— sonreí —Esa chica es muy afortunada.
—Es Hannah— soltó y a decir verdad no me impresionó.
—Lo sabía— encogí mis homnros —Me alegro por ti.
—Gracias, ahora promete no decírselo a Emma o a la abuela.
Asentí —Tu secreto está a salvo, ¿No quieres que te lleve hasta esa excursión? Dudo que quieras que Emma te acompañe.
—Estaba por pedirtelo— admitió —Por como están las cosas, me siento más seguro si vas.
—Ire, si prometes darme galeones para irme a comprar un helado y esperarlos.
—Acepto.
CUANDO BAJÉ POR LAS escaleras el día en el cual acompañaría a Neville a su cita, pude notar la mirada de Emma en mi, analizandome por completo como si tratará de leer mi mente.
No... sí estaba leyendo mi mente.
—No te estoy leyendo la mente— dijo de pronto, haciendo que mis ojos se abrieran demasiado.
—¡Emma! Eso es una infracción a la privacidad— le dije —Y además es de muy, muy mala educación.
Le diré a la abuela.
—No le digas a tu abuela.
—¡Emma, deja de hacerlo!— pedí —¡Abuela, Emma me esta leyendo la mente!
—Arreglenlo como dos adultas— la escuchamos decir desde la sala, donde leía sobre el sofá.
—No soy una adulta— murmuré, cruzandome de brazos al mismo tiempo que mi tía —¿Ahora me imitas?
Ella miro mi acción y luego bajo los brazos —No, respetame, soy tu tía.
—Respetame, soy tu sobrina— contraataque.
Abrió la boca para protestar, sin embargo, se quedó en total silencio.
—De todas maneras, ¿Qué tratabas de sacar de mi cabeza?— inquirí.
—Nada.
—¿La cita de Neville?
Ella negó —Claro que no, solo... quería saber... la... receta de... pollo al horno.
—Ni siquiera sé cocinar.
—Ahora ya se por qué no la encontraba— respondió.
—Emma, déjalo en paz— pedí o más bien, rogué —Es la primera chica con la que está por salir, deja que disfrute.
—Solo quiero proteger a mi Nevi.
—Ese es el asunto— me senté sobre la mesa del comedor, mientras ella hacía lo mismo —Él ya no es Nevi, está en su penúltimo año escolar y se lo estas arruinando.
—¿Crees que lo he sobreprotegido demasiado?— se preguntó.
Aveces Emma solía ser muy insegura consigo misma respecto a su crianza con nosotros, yo había sido su conejillo de indias por lo que Neville había sido más su trabajo bien hecho.
—Aveces no esta mal protegerlo, pero dale su espacio, si no quiere no lo obligues— me levanté —Lo único que te diré es que es una buena chica, la conozco porque es mi amiga, así que no tienes nada de que preocuparte.
—Si, pero...-
—¡Nada de que preocuparte!— interrumpí, mientras subía las escaleras casi corriendo.
Cuando me adentré al pasillo para ir directamente a mi habitación, me vi desviada hacia la de Neville ya que mantenía la puerta abierta y estaba segura que vi una camiseta volar por los aires.
—¿Acaso me perdí de algo?— miré a mi alrededor.
Neville estaba tendido en el suelo junto a un montón de ropa que sacaba de su closet una, tras otra, tras otra vez.
—Creo que si— añadí cuando lo vi.
Mi hermano se giró a mi y sonrió como maníaco —Que bueno que estés aquí.
Fruncí mi ceño —Me estás asustando.
—Tu tienes buen gusto así que, ayúdame a vestirme.
—¿Por qué no te pones una camiseta y ya? Ah, un suéter también que hace frío.
Negó —Necesito ayuda, ayúdame a elegir.
Me adentré, levantando ambos brazos en forma de rendición mientras me sentaba junto a la cama.
—Veamos...— pensé —¿Tienes opciones?
—¿Tengo cara de tener opciones?
Lo miré —Tienes cara de maníaco.
Rió ligeramente, arrastrando su cabello por todos lados con frustración.
—Bien, eh, ¿Qué opinas de este suéter?— señaló un suéter de cuadros color amarillo.
—Vas a parecer un frasco de mostaza— respondí.
Tiró el suéter hacia la cama, golpeando justo a Pan en el rostro, lo cual lo hizo huir hacia afuera.
—¡Lo siento!— exclamó Neville —¿Qué hay de esto?
Analicé la camiseta verde oscuro, entrecerrando mis ojos unos segundos.
—Vale, si la pones con está camiseta blanca se verá adecuada para una cita— aseguré —Y usa esos pantalones negros, quizá hagan resaltar el color.
Después de unas largas horas eligiendo un atuendo adecuado, ambos salimos hasta la sala para finalmente irnos.
—¿No hay nadie ahí?— Nev asomó su cabeza com timidez.
Negué —Emma ha salido a hacer el super y la abuela debe estar en su quinto sueño universal.
Suspiró con alivió —Bien, vamos.
Asentí, siguiéndole hasta el patio, donde nos colocamos en un punto específico y le extendí mi brazo.
—¿Estás segura de que sabes cómo aparecerte?— se preguntó mi hermano.
Encogí mis hombros —Bueno, me dieron mi licencia así que supongo que sí.
Lo único malo que podía pasarnos era quedar desmembrados a medio camino, nada de otro mundo.
Cerré mis ojos cuando Neville se sostuvo de mi brazo con fuerza y, fue cuestión de unos segundos cuando sentí aquel arrebato en mi estomago. De un momento a otro habíamos llegado.
—Segunda aparición exitosa— célebre —Deberían darme una medalla.
—Ay, no.
Miré asustada a mi hermano —Si estas completo, no me digas que fallé.
Él negó —No traje flores.
—¿Qué?
—¡Le iba a traer flores!— me tomó de los hombros con total pánico —¡Las deje en mi habitación! Ay, no ¡Regresame, regresame!
Entonces, sin previo aviso... le tiré un zape a la cabeza.
—¡Controlate!
El chico se quejo, tomando su cabeza con delicadeza.
—¿Por qué...?
—Tranquilo, Merlín, estás peor que yo— formé una mueca —¿Recuerdas que tienes a la mejor hermana de todo el mundo?
—No puedo hacer magia fuera del colegio.
—¿Y quién dijo que solo existe la magia?— le miré obvia.
Busqué a mi alrededor, dando a mi pura suerte con un conjunto de flores amarillas que arranqué del suelo.
—¿Ves?— las coloqué sobre el bolsillo de su camiseta —Perfecto, no tú, las flores.
Asintió, mirándome unos segundos —Gracias.
—Gracias a ti por no arrancarme los hombros— formé una mueca, tomando mis hombros con delicadeza.
Cuando me di vuelta, observé a Hannah desde la distancia. Su cabello rubio estaba atado en una media coleta con un listón color amarillo, como el color favorito de Neville.
Nos saludó desde lejos con un ademán y una gran sonrisa que devolví.
—¡Hola!— ella dijo —Hola, Hazel.
—¿Cómo estas, Hannah?— le inquirí, mientras observaba a mi hermano quedarse tan duro como un pan en su lugar.
—Estoy bien, disfruto mis vacaciones, ¿Qué hay de ti? ¿Cómo va tu vida de soltera?
Reí ligeramente —No estoy segura, aveces es extraño.
—No puedo imaginarlo, ¿Qué ha sido de su vida? Si no te molesta responder, claro.
Negué con la cabeza, —Lo último que supe es que trabaja en el Ministerio con su padre, Amos, es ayudante en un departamento con un nombre muy largo— conté.
—Eso es genial.
Asentí —No le gusta o gustaba, no lo sé.
—A Cedric nunca le ha gustado seguir ordenes, al menos no más que de ti.
Me crucé de brazos, había olvidado por un segundo que la cita era Neville.
—Bueno, yo los dejo, iré a... hacer cosas de soltera por ahí— informé, guiñandole un ojo mientras Hannah asentía.
Mi hermano avanzó un poco más relajado que antes y le extendió a Hannah su brazo para que lo tomase y cuando fue así ambos avanzaron.
—¡Nos vemos en dos horas!— señalé el reloj a mi hermano.
—¿Aquí?— inquirió y asentí —Hecho.
—¡Fue un gusto verte, Hazel!— la rubia se despidió con ademán que respondí.
—Igualmente.
DECIDÍ QUE PASEAR POR aquel lugar sería una buena opción, pues me recordaba demasiado a Hogsmeade con sus diferentes tiendas a los lados de una carretera rocosa y árboles entre los mismos. Había magos y brujas pasando con bolsas de compras, vendedores con flores u otros artefactos mágicos pasando por la calle misma.
Tendría que esperar aproximadamente unas dos horas, y paciencia y yo no somos uno mismo así que me detuve en una pequeña librería que llamó mi atención totalmente.
Estaba observando a través del ventanal con el nombre Bodega de Libros, que leí con letras en grande y verdes. Cuando me adentré a la tienda y me pasé por los estantes para apreciar los títulos me detuve de golpe al escuchar: —Ese no.
Entonces giré la mirada en total confusión.
—¿Qué cosa?— cuestione.
—No te recomiendo ese libro, me dejo llorando tres semanas— añadió el chico.
—¿De verdad? Si ese es mi tema favorito— tomé el libro —Ahora tendré que comprarlo.
Aquel chico rió —Bueno, es tu decisión.
—¿Cuál es el final?
—No querrás que te lo arruine— negó.
—Tienes razón— encogí mis hombros —¿Quién muere?
Formó una línea sobre sus labios, intentando no hablar pero finalmente lo hizo.
—El mejor amigo de la protagonista— soltó —Y la protagonista.
Abrí mi boca tanto como pude —¡Que cruel!
Asintió en total acuerdo —Estoy de acuerdo.
—Bueno, vale la pena arriesgarme— retrocedí.
Sin embargo, el chico volvió a hablar antes de que me alejará —Es un buen libro...— añadió y lo miré —Lo siento, no quería decir eso, quería decir mi nombre, eh, soy Allan.
Asentí, esto era extraño, demasiado extraño.
—Hazel— respondí en un tono amable.
Él asintió, —Lo sé.
Alcé ambas cejas, mientras notaba su rostro en un color rojo, esta sonrojado y es muy evidente.
—Ahora tendrás que decirme cómo sabes mi nombre— sonreí.
—Estudio en Hogwarts también— dijo, y en mi cabeza estaba tratando de recordarlo —Soy de ravenclaw...
Negué, con una sonrisa avergonzada en mi rostro —Creo que sí te conozco.
—Te invité hace dos años al baile de navidad, pero dijiste no podrías ir porque irías con Diggory— añadió y entonces lo recordé.
Recuerdo el lindo ramo de flores que envió en disculpas por haberlo rechazado, ni siquiera sabía por qué me había pedido disculpas cuando debió haber sido al revés.
—¡Es verdad! Ahora te recuerdo.
Asintió —Sí, ustedes se ven muy lindos como pareja, ¿Cómo esta él? ¿Le va bien ahora que se graduó?
Tomé una gran bocanada de aire —Sí... supongo que sí, no he sabido mucho de él desde que... rompimos.
Su expresión cambió de inmediato, —Cómo lo siento, no sabía que habían terminado.
—No es tu culpa, nadie lo sabe— bajé con delicadeza la mirada a los diferentes libros frente a nosotros.
Aún dolía, decirlo en voz alta dolía y había llorado un par de veces pero supongo que la distancia fue lo que más nos rompió a ambos.
—¿Vienes mucho aquí?— decidí cambiar de tema.
Él asintió, entendiendo totalmente aquello —Sí, mis padres eran dueños de la biblioteca y me la dejaron a mi.
—Es maravilloso, es una biblioteca muy linda— admití —¿Dónde están ellos? Estoy segura que deben buscarte.
—Ellos murieron en la primera guerra mágica— se limitó a decir.
Está vez era yo la que estaba totalmente roja. No había escuchado la parte era.
—Pero, mi abuela se encarga mientras yo me graduó...— miró detrás de mi —Yo debería estar acomodando la bodega.
Miré lo que él, una adulta de canas y vestido rosa con estampados de flores blancas nos estaba observando desde la distancia. Ella parecía haber terminado de atender algunos clientes cuando se dio cuenta de nuestra charla en medio del pasillo.
—Y yo debería pagar esto— señalé el libro en mis brazos.
—Claro, supongo que te veo en Hogwarts.
Asentí, despidiéndome con un ademán —Felices vacaciones
CUANDO NEVILLE Y YO nos encaminadas de regreso a casa, sostuve mi varita dentro de mi suéter en todo momento mientras el chico junto a mi cantaba de la felicidad y no paraba de contarle todo.
—¡Ah! Descubrí que el color favorito de Hannah es el amarillo, como el mío— contó él —Tenemos tanto en común...
Ver a mi hermano así me recordaba a mi en aquellos tiempos.
—¿De verdad?— sonreí levemente y él asintió.
—Si, me la he pasado genial con ella y no me he puesto a balbucear como otras veces.
Asentí en silencio, todo esto me recordaba lo sola que estoy.
—¿Qué crees que vayamos a comer?— inquirió mi hermano, sacándome del transe en el que estaba.
—Hmm, no lo se, espero que sea algo bueno— admití.
Cuando nos acercamos a la burbuja que protegía nuestra casa con múltiples hechizos protectores me detuve, escuché el contrahechizo que Emma lanzaba al vernos pues, ella montaba guardia de vez en cuando.
Nos dejó pasar, mirándonos a ambos con la varita sobre su mano.
—¿Cuál es mi postre favorito?— atacó de inmediato.
Metí mi mano libre sobre mi bolsillo, mientras Neville respondía: —La tarta de queso.
Ella asintió, girandose ahora a mi —Hazel...-
—No estoy muy de humor, Emma— aseguré.
—¿Cuál es el nombre de tu primera planta?
Suspiré, cerrando un momento los ojos —Lonnie, gracias por recordarmelo.
Me adelanté, no esperando respuesta de ella y cuando finalmente llegue a mi habitación fue la mejor cosa que me pudo haber sucedido. La cómoda sabana sobre la cama me recibió al dejarme caer.
Últimamente sentía que no tenía fuerzas para nada, nada en general, quería leer pero no podía pararme de la cama, quería escribir como me sentía pero tampoco podía poner un pie afuera de la cama. Neville me rescató el día que llego con Pandora, mi gato, aunque en ocasiones sentía lo mismo una y otra vez, como sí aquello nunca fuera a terminar y mi futuro está perdido para siempre.
Había muchas cosas pasando ahora, que comenzaba a creer que todo lo que no sucedió este año y el pasado estaba regresando a mi como una clase de karma por un delito que jamás cometi.
Quizá solo mis amigos me salvarían... sí aún estuciera en contacto con ellos. No había sabido nada de Eugene, Cho me había enviado un par de cartas pero nada más.
Comenzaba a sentirme tan sola.
PARA LA HORA DE LA comida de los días siguientes, bajé las escaleras como comúnmente solía hacer, sin embargo; algo cambio esta vez al escuchar multiples voces, las cuales reconocí como las de Emma y...
—¡Cho!— sonreí de lado a lado al mirar a la chica frente a mi.
Ella se veia diferente, supongo que más que yo, pues su caracteristico fleco lo llevaba a los lados de su rostro, el cual estaba mas palido que antes, parecía que se había puesto lo primero que encontro, pues Cho siempre fue de combinar su ropa de un mismo color, en esta ocasión no llevaba más que unos simples jeans combinados con un suéter de lana azul. Lo que sí es que seguía siendo de mi estatura.
Sin dudar me lancé a abrazarla, envolviendo con mis brazos su cuello. —¿Vienes a salvarme?— bromee, haciéndola reír.
Ella negó cuando nos separamos —Creo que es más bien lo contrario.
—Bueno, iré a servir la comida— informó Emma, por un momeno me había olvidado que seguía aqui. Ella me miró —Hazel, se cordial con los invitados.
Le asentí con la cabeza, tomando las cosas de Cho y tomándola del brazo con mi mano libre. Ambas comenzamos a caminar hasta las escaleras y luego a mi habitación para que así ella pudiese dejar sus cosas.
Ella suspiró —Tengo tantas cosas que contarte, pero la principal es que te extrañe.
Le sonreí —Yo también, ¿Has sabido algo de los demás? Y por los demás me refiero a nuestro querido amigo, necio y burlón Eugene.
Cho nego, dejando su bolso sobre la cama —No, parece un fantasma durante las vacaciones, le envié cartas que no responde, comienzo a creer que nos odia.
—Quizá esta demasiado ocupado.
—Si, bueno, tu y yo necesitamos hablar— tomó mi mano, obligándome a sentarme sobre el suelo —¿Qué está pasandole al mundo?
Abrí mis ojos tanto como pude —¿Tienes otra crisis?
—No es sobre mi— se apresuró a decir —Es sobre ti... y Cedric, ¿Qué pasó? ¿Cómo y dónde? ¡Necesito saber o no podré dormir!
Todo rastro de felicidad se borró y parecería dramático pero es verdad.
Soy dramática.
Encogí mis hombros, como si ya lo hubiese superado cuando no es así.
—Nada... sólo... la distancia nos separo— respondí, no encontraba otras palabras.
—¿La distancia? ¿Sólo eso?
Asentí —¿Qué querías que te dijera?
—No lo se, quizá que hizo algo muy malo como para odiarlo pero, vamos, Hazel, ni aunque Cedric se fuera a vivir a otro planeta podrían estar separados.
—Bueno, tiene mucho trabajo, las últimas semanas que estuvimos juntos solo nos veíamos un par de horas y ya, sentía que no era lo mismo.
—¿Quién rompió a quién?
—Ambos estuvimos de acuerdo en que no era lo mismo— recordé.
—¿Y acaso su pequeño cerebro de maní no se puso a pensar en qué esa distancia se acabaría cuando tu te graduaras?— inquirió ella.
A decir verdad, no lo había pensado, pero decirle aquello podría ocasionar que recibiera un zape de su parte.
Suspiré —Tal vez.
LA MÚSICA RESONABA muy bajito en la sala de la casa, pues estábamos todos encerrados por nuestra seguridad mientras Emma hacia guardia y mi abuela se asomaba por la ventana para cuidarla a ella cada cierto tiempo.
—Luego dice que no la quiere— mencionó Neville, cuando me senté junto a él en el sofá.
Tomé una galleta del frasco que me robe de la cocina mientras analizaba la situación.
—Claro que la quiere, es su hija— dije obvia.
El castaño me miró, —¿Qué te estas comiendo?
Dirigí la mirada hacia él con la galleta a medio camino a mi boca —Una galleta, ¿Quieres?
—Claro que quiero mis galletas— remarcó el mis —Te estas comiendo mis galletas.
—Lo del pueblo para el pueblo— mastique con burla.
Ocasionando que me lanzará un cojín a la cara, golpeando mis dientes con la galleta.
Eso fue suficiente para comenzar una pelea entre los dos, mientras el frasco de galletas salía volando y, por suerte antes de que se rompiera la abuela lo tomó con su varita.
—¡Dejen de pelear!— nos grito —¡Hazel, suelta a tu hermano!
Yo tenía tomado a Neville de un mechón de cabello y él del mio.
—No hasta que él me suelte— respondí.
—Neville, suelta a tu hermana.
—No hasta que ella me suelte.
Conforme jalaba más su cabello él jalaba el mío, ocasionando que comenzará a doler.
—¡Sueltame!— grité.
—¡Sueltame tú!
—¡Abuela, Neville está saliendo con...!— me quedé callada cuando me soltó.
Sonreí con victoria, mientras él se alejaba y tomaba sus galletas.
—¿Quieres galletas, hermanita?— chantajeo con claro tono de amabilidad.
Negué, cruzandome de brazos —Ya no quiero nada.
Me levanté sin más de su lado, dirigiéndome hasta mi mejor amiga y sentándome junto a ella.
Le saqué la lengua a Neville desde la distancia, mientras él intentaba lanzarme otro cojín pero logré amenazarlo con tan solo la mirada.
—Está muy callado allá afuera— dije de pronto, tratando de asomar mi cabeza a la ventana.
—Ayde, aléjate de la ventana— regaño mi abuela.
Ella está muy asustada estas últimas semanas también, sabía que todo esto le recordaba a lo que había sucedido con mis padres. Tenía miedo de que nos pasara lo mismo o que alguno de esos mortífagos viniera a terminar con lo que empezaron aquel día.
—Tienes razón, está muy silencioso— susurró Cho a mi lado.
—Mi abuela tiene miedo de que vengan por Neville y por mi— solté, no le había dicho esto a nadie —Ya sabes, por mis padres.
—¿Por lo de... Lestrange?— se preguntó con curiosidad, mientras yo recargaba mi cabeza sobre su hombro.
—Ellos eran los mejores aurores que el Ministerio tenía, eran un peligro para el ascenso de ya sabes quien así que teme que ellos crean que nosotros heredamos su potencial— suspiré —Además Lestrange no dudo ni un segundo en querer matarme este año, creo que viene por mi o algo así.
—Si ella quiere venir por ti tienes personas que te protegerán— aseguró —Tienes toda la ED para cuidarte.
Asentí —Sí, pero aún así no quiere decir que tenga que dormir con la varita a mi lado.
—¿Crees que podrás con ella?
Titubee, debía ser sincera.
—Todos estos años he esperado tener la oportunidad de matarla— confesé, decirlo en voz alta es diferente —Si me lo preguntas, espero que venga por mi para que sepa lo que nos hizo.
Cho se levantó —Vale, creo que la falta de comida le esta haciendo daño a tu cerebro, ¿Qué quieres que te haga de comer?
Entrecerre los ojos. —Si explotas la cocina, mi abuela te va a meter en el horno.
Ella sonrió —Soy buena cocinando, a diferencia de ti.
—Bueno... hazme un sandwich.
Extendió su mano, así que la tome y con su ayuda me levanté del sillón hasta la cocina.
No tenía idea o, algo así, de cuanto extrañaba pasar tiempo con Cho, el reírme con ella y hablar de los chismes del colegio incluso estando fuera, el poder hacer chistes sobre nuestras desgracias sin que ninguna de las dos se asuste.
Decir cosas como me tiraré de la ventana y que la otra simplemente le responda algo como invítame o primero termina tus estudios, eso lo decía más yo.
Espero que esto nunca termine.
—¿Quieres mayonesa en tu sandwich?— ella me preguntó.
Mientras me mantenía cabizbaja frente a la mesa, casi completamente decaída.
—Si, por favor— respondí sin mirarla —También échale doble ración de esa mayonesa, sabe deliciosa.
La escuche articular un está bien. Espero nunca perderla.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: buenas, decidí empezar a actualizar los viernes para estar más activa en el fic :D
Nomefunen, mejor siganme en mis cuentas: ig- lzzieloverr, tiktok- shycedrc
Recuerden votar y comentar si quieren final feliz <3
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