chapter thirty-one. new romantics
𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 31 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ new romantics ❞
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Holaa, esta vez no les pondré meta pero les agradecería mucho que comentaran como la vez pasada para traerles capítulos más seguidos, disfruten ahora si 😽
CORRI POR EL PASILLO hasta detenerme frente a la puerta del invernadero, donde encontré a Neville.
—¿Qué haces?— me adentré.
Era la primera vez que lo veía muy concentrado en el libro sobre la mesa, con varios apuntes a su alrededor.
—Estudiando.
—¿Estudiando? ¿Para los TIMOS?
Él asintió —Si...-
—Nev, no lo necesitas, la abuela conoce a la jefa del Tribunal de Exámenes Mágicos, quizá pueda echarte una mano.
—No lo creo, eso no me ayuda en nada, sabes que es igual a la abuela— bajo la mirada a sus notas —Dudo que mi abuela quiera ayudarme, ella siempre dice que no soy tan buen mago como nuestro padre.
Rodé los ojos —Nev, eres el mejor mago que haya conocido en toda mi vida y eso que vivo conmigo misma todos los días.
Quiso sonreír pero se aguanto —¿Tu lo crees?
Asentí obvia —Claro que si, además, no son tan difíciles si tienes confianza, créeme. Es más, si vas a la fiesta de hoy te ayudo a estudiar.
Frunció su ceño al escuchar la palabra fiesta —¿Cuál fiesta?
—La que habrá en el bosque prohibido a las nueve, no faltes— lo señalé, mientras me alejaba.
—No iré.
—¡No seas un nerd, Neville, se un adolescente! Al menos solo por hoy.
—Pero...-
—Ira esa chica Abbott...— sonreí, alzando ambas cejas.
Se mantuvo callado y entonces supe que se había convencido.
—Ya que, esta bien, iré después de estudiar.
Chille en celebración —¡Ese es Neville!
CUANDO LLEGUE AL BOSQUE prohibido y una vez que corrí la voz sobre la fiesta, realmente me asombro lo preparados que estaban los gemelos sobre la idea.
Pues había una mesa en el centro con comida y bebidas, muchas bebidas alcohólicas y agua, por otro lado en el techo había corazones de papel recortados entre los árboles y unas bombillas de luces amarillas también entre los árboles, el sitio se encontraba en forma de círculo y estaba segura de que vi pétalos rojos volar por el lugar.
—¡Uh, comida!— exclamó Eugene, abriéndose paso entre Cho, Finn, Cedric y yo.
—Esto es asombroso, no sabía que el bosque prohibido podría verse tan... menos terrorífico— admitió Finn.
Entonces se giró a Cho, le sonrió y la tomó de la mano hasta la mesa donde se había ido Eugene.
Me giré a Cedric y le sonreí —Entonces... solo nosotros, otra vez.
Asintió —No podría estar más agradecido de estar por fin contigo a solas.
—¿De verdad?— irónico, él asintió.
Por fin, después de todas esas interrupciones en todo el día y no haber podido pasar ni un segundo de nuestra cita juntos, por fin podríamos hacerlo.
Me acerqué apunto de unir nuestros labios otra vez cuando a lo lejos, entre los árboles, vi que venian Harry y Milan, el castaño empujando a la rubia directo a la fiesta.
—Te juro que si me vuelves a empujar, terminamos— le sentencio Milan.
Miré a Cedric y él a mi.
—Harry, ¿Qué le haces a Milan?— llamé.
—¿Ustedes… están… bien?— le inquirió Cedric con un tono más pacífico que el mío.
— ¿Tu crees? —la rubia se cruzo de brazos —. No, no estamos bien, no respeto mi decisión.
Miré a Harry en busca de una respuesta, —¿Harry?
Él balbuceo y pude sentir como Cedric retrocedía un paso mientras decía: —¿Decisión de qué?
Milan soltó un largo suspiro —En primer lugar, yo no quería venir a esta fiesta, y encima, me engañaron para arreglarme. Ninguno de ellos respetó mi decisión.
—¿Por qué no querías venir? El ambiente se ve… lindo— sonreí.
Me di media vuelta al mirar a Eugene terminando de beberse una botella de whisky de fuego mientras los demás lo alentaban.
La note seria desde el primer momento y supe que algo andaba mal cuando ella se giró a su novio.
—Harry, no quiero cometer una locura e ir a Azkaban, así que te busco luego, ¿si?— le dijo.
El azabache asintió y no le quedo de otra más que obedecer.
—¿Pasa algo?— el chico junto a mi inquirió antes que yo.
—Nada, lo típico, tu madre esta involucrada en la fuga de Azkaban, y quema tu casa, ah, si —recordó con falsa emoción —, y te quiere secuestrar para hacerte mortifaga.
—Espera, ¿Qué?— soltamos en unisonido
—¿Cómo que tu mamá quemo tu casa?— inquirió Cedric.
Asentí de acuerdo —Si, ¿Y eso que quiere hacerte… Mortifaga?
— Si, ya sabes, lo que vivimos todos a esta edad. —se encogió de hombros.
—Uh, si, me paso a tu edad— le menciono cedric de forma tranquila.
Con el ceño fruncido lo miré, de no ser por una ocasión seria ya le hubiera tirado un zape.
—Milan, lamento mucho lo de tu casa y lo de tu mamá, sabes que cuentas con nosotros, ¿Verdad?— me giré a ella.
— Lo sé —suspiro, haciendo una rara mueca —. Trate mal a Harry antes, ¿verdad?
Negué —Bueno, tiene que haber respetado tu decisión, aunque en ocasiones salir también ayuda.
—Eso— me señaló Cedric.
— Es que era mi hogar, ¿saben? —preguntó —. Pero tiene razón, no puedo quedarme encerrada en mi habitación.
Asentí, tomando con delicadeza su mano y adentrándonos a la fiesta con el chico siguiendonos.
—Exacto, vamos, un trago de Vino de Saúco no te hará daño— animé.
Ambas caminamos hasta la mesa, donde le entregué un vaso con un líquido rojo que expulsaba burbujas. Sin dudar tomé el mío, acostumbrandome primero al sabor ácido y luego bebiendolo todo de golpe.
Escuché la carcajada de Milan. — Más lento, velocista.
Reí, limpiando mi labio del líquido cuando ella tomo del suyo más despacio a comparación de mi y disfrutando del sabor.
Estaba tan concentrada en ella que cuando menos me di cuenta, el chico junto a mi acaricio mi brazo hasta tomar mi mano. Lo miré de inmediato cuando comenzó a guiarme lejos de Milan.
Lo seguí sin antes darle una última mirada a ls chica y sin antes asegurarme de que solamente se alejaba de ahí también.
Supuse que iría con Harry.
—¿Qué pasa?— me pregunté confusa.
Sin embargo, no dijo nada, solamente de sentó sobre la rama del árbol que sobresalía del suelo.
—Solo quiero pasar tiempo contigo— me respondió.
Me senté junto a él —Tienes razón, nos han interrumpido demasiado hoy.
Suspiro —Exacto.
—Oigan, ¿Han visto a Milan?— la voz de Harry nos hizo girarnos.
—Crei que estaba contigo— le respondí.
Él nego —La deje con ustedes la ultima vez.
—Podemos ir a buscarla.
Asentí de acuerdo a la propuesta de Cedric, levantandome de inmediato.
—Ya, la vi irse en direccion al Lago Negro, quizá este ahí— mencioné.
Pero Harry negó —Esta bien, chicos, gracias, iré a buscarla al Lago Negro, ha estado algo triste por su casa asi que tal vez solo necesitara tiempo.
—¿Estas seguro?— inquirí.
Él asintio —Si, les avisaré si la encuentro.
Y asi fue, partió luego de eso en direccion al Lago Negro.
TODOS ESTAMOS ABURRIDOS, estamos todos tan cansados de todo y esperamos cosas que simplemente no llegan.
Así que, ¿Por qué no divertirse hoy? Dejarse llevar no está mal de vez en cuando.
Esas palabras las había escuchado de Eugene unos minutos antes de que se bebiera todo el Vino de Saúco de un trago. Literalmente se estaba empinando lo último que quedaba de la botella y bailaba en medio de todos.
—Jamás lo había visto así— admitió Finn.
Le negué —No, ni yo.
—Yo si— admitió Cedric —En su cumpleaños solo que eso era fingido y eso es real.
Al parecer él se dio cuenta de nuestras miradas, pues se giro a nosotros, con el cabello despeinado y todo sudado.
De puro milagro no se había quitado la camisa ya, pues sudaba hasta por las orejas.
—¡Vamos!— ánimo, pero ninguno se movió —¡Hazel, ven!
Los presentes me miraron.
Nos hacemos los tontos pero sabemos exactamente lo que estamos haciendo.
Y bueno, qué importaba, al final de todo era una fiesta así que. Tomé la botella de whisky de fuego llena y bebí un poco de ella, respirando con profundidad y corriendo hasta Eugene, quien de inmediato me arrebato la botella y bebió de ella.
Tomó mi mano y me giré a Cedric para hacerle un ademán con mi mano en indicación de que se uniera. Él me sonrió primero y al final ya lo veía caminando hasta acá.
No sabíamos como habíamos terminado a esto, como habíamos terminado con un poco de dolor de cabeza debido a la música y con los oídos tapados por los gritos.
Por un rato me senté en una rama, bebiendo el último trago de aquel whisky de fuego, en realidad no estaba tan ebria pero si había combinado demasiadas bebidas lo cual mañana me haría querer morir.
Pero vida solo hay una.
—¿Todo bien?— Cedric se acercó a mi luego de dejar el círculo que bailaba.
Asentí —Si, solo quería ver a mi novio bailar, ¿Lo has visto por ahí?— bromee.
Él río, sentándose junto a mi —Lastima, no lo he visto.
Forme una mueca —Merlin, supongo que tendré que buscarlo, ¿Podrías ayudarme?
Asintió —Fue chistoso al inicio.
Reí —¡Vamos, debería ser más chistoso! Creí que te gustaba contar chistes.
—Eso era antes de que todo el colegio comenzará a creer que soy un demente.
Recargue mi mejilla sobre la palma de mi mano —No eres un demente, Cedric.
—¿Tu crees?
—Claro que lo creo, solo dijiste la verdad sobre el regreso de ya sabes quien, no deberías... sentirte mal por eso, ni por lo que digan.
Asintió —Te quiero, Hazel— beso mi frente con delicadeza.
Sonreí —Yo también, no dejes que ellos cambien tu manera de ser, tampoco tu humor porque si no tendremos problemas.
Rió ligeramente —Verte enojada es lo que menos quiero.
—Lo se, doy miedo enojada y eso hace que mi ego crezca— bromee, entrecerrando mis ojos un poco —Creo que iré a dormir ahora.
Él asintió —Si, yo también tengo algo de sueño.
Dirigí la vista a la fiesta, donde Cho tomaba a Eugene del brazo para regresarlo del bosque antes de que él se fuera con otra chica de cabello oscuro a la que no reconoci.
—Viene para acá— mencionó Cedric.
Pronto me di cuenta de que se refería a la pelinegra.
—Más interrupciones— añadi.
—Ni loco cuidare de Eugene borracho.
Asentí de acuerdo, tomo mi mano y apretó mi agarre, ambos salimos corriendo antes de que la chica viniera hacia nosotros.
Corrimos tan rápido de la fiesta que deje caer la botella en algún lado y me dejaba guiar por él. Entramos al castillo con rapidez y evitando por todo del mundo a Filch o a alguien que pudiera castigarnos.
Tan pronto como me di cuenta llegamos hasta la sala común de Hufflepuff, donde Cedric supo adentrarse demasiado rápido que no me di cuenta de cuando caminaba por el lugar e intentaba recuperar mi aliento después de aquel maraton.
—Creo... que la dejamos... hace como mil kilómetros— exagere.
Cedric apenas y podia respirar, pues intentaba reírse al mismo tiempo.
—¿Crees que nos encuentre?
Encogí mis hombros como respuesta.
—Quizá— lo seguí hasta las habitaciones —Espero que no, porque si no querrá que cuide a Eugene con tres botellas de licor en su sistema y a eso no le entro.
Eugene con alcohol en su sistema es mala combinación, tan solo verlo lo alborotado que estaba era todo lo que necesitaba ver para saberlo.
Cuando finalmente termine de seguirlo, respiré aún con pesadez, observando la habitación vacía, no había nada de malo en eso, ya había venido otras veces así que con confianza me deshice de mis zapatos y los coloque en un buen lugar.
Un gran y extraño sentimiento inundó mi cuerpo a lo que simplemente bese sus labios con delicadeza, atrayendolo con mis manos en sus mejillas, mientras él aceptaba de inmediato aquel hecho.
Desde antes de navidad no habíamos podido besarnos como hubieramos querido y lo admitía, extrañaba esa sensación dulce que él me provocaba.
Con lentitud y a pesar de que es un poco más alto que yo, coloque mis brazos sobre su cuello, haciéndole saber cuanto lo extrañaba de esa forma, junte mi frente con la suya cuando el aliento desapareció así, en el silencio.
Me separé unos segundos de él, en los cuales lo miré directamente a los ojos mientras quitaba la chaqueta de mi cuerpo, el frío inundó mis brazos y todos mis huesos apesar dé llevar la blusa roja sin mangas todavía. Lo tomé de las manos, mientras él se dejaba guiar hasta el cómodo colchón de su propia cama.
Tal vez ni siquiera estaba pensando pero sabía que coordinamos tan bien cuando por primera vez me senté en su regazo, junte nuestros labios al mismo tiempo con el pecho apunto de explotar me.
Eran tantas emociones.
Nervios, emocion y pasión, esos eran los únicos que reconocía entre tantos cuando con delicadeza colocó sus manos sobre mi cintura, en ningún momento despego la mirada de mi cuando las bajo con lentitud, como si pidiera algún permiso al respecto o alguna reacción de mi parte.
Al principio se sintió extraño, jamás habíamos estado de esta manera, jamás me había sentido así y a decir verdad se sentía bien.
Su respiración cerca de la mía, combinandose entre sí. Ninguno sonreía, estábamos demasiado ocupados procesando lo que sentíamos.
Trague en seco antes de pensármelo bien dos veces mi siguiente acción así que con lentitud me removí por encima de él, deteniendome cuando cerró los ojos un segundo y por muy lejos le escuche soltar lo que parecía ser un quejido.
—Ya se lo qué estas pensando— susurré.
—¿Qué cosa?— se preguntó —Yo fui al que secuestraste.
Me separé de él —Fue tu idea.
Levantó ambas manos de mi —Fui obligado.
Reí, manoteando sus manos y al momento de hacerlo casi caer, de no haber sido por él que tomó mi cintura antes de caerme.
Reímos juntos ante la escena, me levante y solté un quejido.
—Estoy demasiado cansada— le dije.
Él asintió —Yo tambien— levantó las cobijas de la cama y se recostó, dejando un espacio considerado para mí.
Arquee ambas cejas —Creí que iría a mi habitación.
Él negó —Puedes quedarte aquí, además si alguien nos ve en los pasillos a estas horas nos castigan.
Tenía razón.
Cedric un punto, yo, ninguno.
Resignada me recosté junto a él, dejando que pasara un brazo sobre mi, pero lo tomé y me recosté sobre su pecho, ambos abrazos y demasiado juntos.
Cerré mis ojos unos segundos antes de mirar el techo y sin preocupaciones, ninguna preocupación más que mis pies que dolían de tanto bailar.
Dormir con Cedric era algo maravilloso si me lo preguntaban, su calor me transmitía tranquilidad y su respiración me arullaba.
A LA MAÑANA SIGUIENTE, cuando abrí mis ojos me percate que la luz entraba desde las ventanas muy fuerte y que mi cabeza dolía demasiado. Al inicio me sentí mareada y cuando temrine de levantarme me sentí aún más así que, me di vuelta y lo peor de no alcanzar llegar al sanitario a vómitar, lo hice ahí mismo pero no rn el suelo por suerte.
Había una botella justo a lado de mi.
—Supuse que vomitarias de inmediato— escuche la voz de Cedric.
Solté un quejido, no procesaba nada de lo que decía, solo limpiaba mi rostro. Me giré para mirar cuatro camas más, donde algunos de los demás compañeros de Cedric seguían durmiendo.
—¿Qué hago aquí?— hablé.
Él miro lo mismo que yo —Uh, no te preocupes, no les molesta.
Suspiré, tomando el pañuelo que el chico me entregaba y agradeciéndole en voz baja.
—¿Dónde están tus demás compañeros?— inquirí, levantandome cuando él se sentó en la orilla de la cama.
—Desayunando, ya es algo tarde.
—¿Qué tan, tan tarde?
—Como la una de la tarde.
Abrí mis ojos tanto como pude —¿Qué? ¿L-La una?
Asintió —Si, pero es domingo así que no te preocupes que no tienes clases.
Formé una pequeña mueca, mientras recargaba mi frente sobre su hombro y él dejaba un cálido beso sobre mi cabello.
—No iré a ninguna fiesta jamás— murmure.
Él asintió —Lo se, lo se.
—No me dejes llenar mi sistema con alcohol jamás.
Volvió a asentir —Lo prometo.
Levante la cabeza, con mi cabello despeinado y en todo mi rostro. Escuché una pequeña risa del chico que me hizo sonreír, mientras él pasaba una mano por mi cabello y lo peinaba hacia atrás de mí oreja.
—¿Te sientes mejor?— preguntó
—Si, me sentiría mejor si desayuno— me levante —Bajaré al Gran Comedor, estaré bien, puedes bajar más tarde si quieres.
—¿No quieres que te acompañe?
Negué —Ya hiciste mucho por mi, descansa— bese su frente con rapidez.
Y así salí casi huyendo hasta el Gran Comedor, donde lo primero que me crucé fue a Eugene cabizbaja y con los ojos bien abiertos, lleva una expresión de esperar a vómitar, así que guarde un poco de distancia.
Cho estaba mucho mejor que nosotros, pues leía una carta en sus manos.
—Necesito ir con Pomfrey para que me de una pocion o lo que sea— Eugene estuvo apunto de levantarse.
Sin embargo, lo tomé del brazo y lo volví a sentar —Si vas con Pomfrey se enterara de la fiesta y Umbridge dejara que Filch nos cuelge de cabeza en su oficina.
Soltó un quejido —Es verdad.
—No es tan malo— admitió Cho.
—Apenas y bebiste anoche— le dijo el chico.
—Si, pero te tuve que llevar hasta tu cama antes de que te metieras a la de alguien más.
—No estaba tan, tan ebrio— contradijo el mencionado.
—Eugene, casi te besas a Finn y por no decir que te besaste hasta los peores pensamientos con Alisha Kenny.
Fruncí mi ceño —¿Quién es Alisha Kenny?
—Ay, no— Eugene dejo caer su cabeza a la mesa.
—Es su ex-novia, de tercer año, fue su primera novia.
—Cho, perdón pero, cállate— pidió el castaño, aun con la cabeza en la mesa —No quiero ni recordar, dime que no volvimos.
Ella negó —De puro milagro, te agarre del cuello antes de que te fueras con ella a los arbustos.
Alce ambas cejas —Wow, y yo que creí que yo estaba peor.
—Esto es una pesadilla, me iré a encerrar a mi habitación y no saldré hasta que me gradué— se levantó.
Corrió hasta la salida del gran comedor y salió en un segundo.
—Pobrecito— murmuré —Ya ni modo.
Ella me miró —Vi que no llegaste a dormir anoche.
—¿Anoche?— frunci mi ceño un segundo.
Ah, si, anoche.
—Eh, bueno, me perdí en el castillo, no pude resolver el acertijo así que me quede a dormir.
—¿Dónde?— frunció su ceño.
Pensé en una buena excusa, pero no había.
—En... una cama...— comenzó a malpensar todo en su cabeza y lo supe por su expresión —Con Cedric, no lo pienses mal, no hicimos... nada malo.
Asintió —Entiendo, espero que hayas pasado un buen rato.
Entrecerre los ojos —Hmm, lo aceptaré y no dire nada más.
EN LA TARDE HUBO REUNIÓN del ED, obviamente seria algo atareada, pude ver a los demás que habían asistido a la fiesta y a la reunión algo mareados e incluso pálidos.
Me adentre junto a Milan a la sala de menesteres, peinando mi cabello hacia atrás con las ojeras siguiendome por detrás.
Mire a Cedric y él a mi, una sonrisa se dibujo en su rostro cuando sobe mi ojo con mi mano. Él y Harry se miraban demasiado frescos a comparación de nosotras.
Por un momento miré a Milan y ella a mi, pronto note los murmullos a nuestro alrededor de nuestros compañeros.
— Lo sabía, debí usar corrector en mis ojeras. —murmuro Milan, mientras seguía caminando.
—Dímelo a mi, no me peine y parezco un búho con las plumas salidas— le dije.
Cuando llegamos junto al resto, me senté sobre uno de los cojines y me quedé ahí segundo para procesar, pero las miradas nos seguían a Milan y a mi.
— ¿Enserio no lo recuerdan? —preguntó Cedric, enarcando una ceja mientras trataba de ocultar una risa.
Fruncí el ceño al verlo a él y Harry sentarse frentre a nosotras —¿Recordar qué?
—Lo que hicieron en la fiesta, anoche, cuando los gemelos las empujaron— le siguió Harry.
Milan soltó un quejido —Yo no se de qué me hablan.
—Bueno— se rindió Cedric, mirando de reojo a Harry —Ya que no lo recuerdan sigamos con la reunión.
—¡Espera! No me dejes con la duda— chilló Milan antes de que él se levantara.
—Se hace tarde— le insistió Harry.
—Oigan, si no nos dicen no podré dormir— pedí, con un leve dolor de cabeza.
Cedric se volvió a sentar junto a mi, soltando un suspiro de seriedad.
—Ustedes…— empezó Harry, con la mirada de ambas encima.
—Se besaron— soltó Cedric sin rodeos.
Mi ceño se aligero en busca de ese recuerdo el cual por alguna razón no llego a mi cabeza.
—¿Eso es todo?—pregunté a ambos, llevándome miradas confusas —Digo.
La rubia sonrió y me miró. — Beso bien, ¿verdad?
Asentí —No tengo recuerdo de eso, pero estoy segura de que si.
—¿Están de broma, no?— Harry rió un poco.
Miré a Milan y ella a mi, así que asentí —Uh, si, claro que si.
— Sabes, Hazel, debemos repetirlo, pero esta vez sobrias —sugirió Milan muy emocionada —. Ya sabes, para tener el recuerdo presente.
Reí junto a ella, me levante y cuando estuvimos alejadas de ambos choque mi mano con la suya.
Sabía que no estaba tan ebria para no acordarme, no nos besamos, estuvimos apunto de pero por suerte Harry y Cedric nos detuvieron antes de que eso pasará y lo recordaba ya que justo estaba sonando mi canción favorita. ¿Cómo podría olvidar lo loca que me volví al tan solo escuchar la intro?
POR FIN HABLA PUBLICAMENTE:
LA VERDAD ACERCA DEL QUE NO DEBE SER NOMBRADO
Y LA NOCHE QUE LO VIERON REGRESAR
Leí el encabezado de El Quisquilloso que me llegaba la mañana del lunes, una sonrisa ancha se volvió a mi rostro y levante la vista mientras más búhos venían hacia acá pero especialmente a cedric.
Quien, confuso tomo la primera que cayó en la mesa y la abrió, tardó unos segundos en reaccionar cuando finalmente me miró.
Él giro la carta con una sonrsoa confusa y solo me encogí de hombros. Lo miré levantarse de la mesa junto a finn, caminando hasta mi y sentándose rápidamente a mi lado antes de que Umbridge lo viera.
—¿Tu hiciste esto?— señaló la carta.
Formé una línea en mis labios —¿Hacer qué?
—¿Mandaste a imprimir esto?
Asentí —Debia hacerlo por ti y Harry.
—Hazel...-
—Se que ustedes han estado muy abrumados por todo lo que ha pasado y por todas las burlas y los amigos que perdiste, Cedric— interrumpí —Y no me gusta verte así.
Sin pensárselo dos veces, tomo mis mejillas y planto un largo beso sobre mis labios que me tomo de sorpresa.
Al principio no había logrado reaccionar pero en cuestión de segundos lo acepté. A decir verdad no me daba miedo de que Umbridge nos viese de esta manera, nada me daba miedo si estaba junto a él.
Mientras tanto, la profesora Umbridge estaba al acecho en la escuela, detenía a los estudiantes al azar y exigía que le mostraran sus libros y bolsillos, sabía que buscaba copias de El Quisquilloso, pero los estudiantes le llevaban varios pasos de ventaja.
Pues las páginas que llevaban la entrevista de Harry y Cedric eran hechizadas para asemejarse a los extractos de los libros de texto por si cualquiera, excepto ellos mismos, los leía, o eran borradas mágicamente hasta que querían revisarlas otra vez.
Pronto pareció que cada persona en la
escuela lo había leído.
Pero lo peor estaba por llegar, cuando estábamos cenando unos días después, escuchamos gritos que veniam del Vestíbulo de Entrada, lo cual nos alarmó a todos pues parecía que había un ataque o algo así.
Todos y cada uno parecía escuchar lo mismo, pues nos dirigimos hasta el Vestíbulo, donde intentamos ver lo que estaba pasando.
La profesora Mcgonagall estaba ahí ya, pero no nadie hacia nada, nadie ayudaba a la profesora Trelawney, quien estaba de pie en el medio del Vestíbulo de Entrada con su varita en
una mano y una botella vacía de jerez en la otra, luciendo completamente desquiciada.
—¿La están... corriendo?— escuche la voz de preocupación de Cho.
—Si...— le respondió Eugene al mirar los dos grandes baúles que estaban colocados en el piso al lado de ella.
Estos como si los hubieran tirado desde las escaleras.
—¡No!— chilló la profesora —.¡NO! ¡Esto no puede estar pasando.... no puede... me niego a aceptarlo!
—¿No comprendió que esto iba a pasar?— se escuchó una voz alta como de niña, que sonaba insensiblemente divertida.
Era la profesora Umbridge.
—¿Aunque es incapaz de predecir cómo estará el clima mañana, seguramente debe haber notado que su lastimoso desempeño durante mis inspecciones y la carencia de cualquier signo de mejora, harían inevitable que fuera despedida?— le dijo.
Formé una leve mueca ante la escena, la pobre profesora se miraba tan asustada y con ganas de llorar.
—¡Usted no... no puede! ¡No puede... no puede despedirme! ¡He estado... aquí por dieciséis años! ¡H... Hogwarts es mi... mi ho... hogar!
—Era su hogar— corrigió la profesora Umbridge, y su sonrisa se volvía más ancha —Hasta hace una hora, cuando el
Ministro de Magia confirmó su Orden de Despido. Ahora tenga la amabilidad de abandonar el Vestíbulo. Nos está avergonzando.
—¿Avergonzando? ¿Cómo quiere que reaccione entonces?— solté a los dos chicos.
La Profesora McGonagall se había abierto paso entre los espectadores, dirigiéndose directamente hacia la Profesora Trelawney y le palmeaba la espalda con firmeza, extrayendo un gran pañuelo del interior de su túnica.
—Vamos, venga, ya está, Sybill tranquilícese…— le entrego el pañuelo —Sople su nariz en esto… no es tan malo como piensa … no va a tener que dejar Hogwarts…-
—¿Oh, de verdad, Profesora McGonagall?— preguntó Umbridge, dando unos pasos hacia delante —. ¿Y su autoridad para esa declaración es…?
—Ese es mi asunto— se escuchó una voz profunda.
Las puertas se habían abierto, mientras Dumbledore se abría paso también entre mis compañeros, aunque en realidad ellos se hacían a los lados para abrirle paso.
Dejó las puertas completamente abiertas tras él, caminó a grandes pasos hacia
adelante, a través del círculo de espectadores, hacia la Profesora Trelawney, quien lloraba y temblaba, sobre su baúl, con la Profesora McGonagall a su lado.
—Esto de va a poner bueno...— dijo Eugene, poniéndose de puntitas para ver.
A pesar de ser alto, logró ver más que yo.
—¿Suyo, Profesor Dumbledore?— dijo Umbridge, con una pequeña risa desagradable —Me temo que no entiende la situación. Aquí tengo...— sacó un rollo de pergamino del interior de su túnica —un Orden de Despido firmada por mí y por el Ministro
de Magia. Según las condiciones del Decreto Educacional Número Veintitrés, el Gran Inquisidor de Hogwarts tiene el poder para inspeccionar, poner a prueba y destituir a cualquier maestro que ella... es decir, yo... sienta que no se está desempeñando con los estándares requeridos por el Ministerio de Magia. He decidido que la Profesora Trelawney no está a la altura. La he despedido.
Me sorprendía la tranquilidad con lo que lo decía, ni si quiera le importaba que la profesora Trelawney estuviese a centímetros de ella.
—Tiene toda la razón, por supuesto, Profesora Umbridge— le respondio él —Como Gran Inquisidora tiene todo el derecho de despedir a mis profesores. Pero, sin embargo, no tiene la autoridad para enviarlos lejos del castillo. Me temo que el poder para hacerlo todavía reside en el Director, y es mi deseo que la profesora Trelawney continúe viviendo en Hogwarts.
La expresión de todos al escuchar eso se aligero, una sonrisa de burla se formó en mi rostro mientras que el de la profesora Trelawney se iluminaba otra vez.
—¡No... no... yo me... me iré, Dumbledore! Pa... partiré de Hogwarts y... buscaré mi fortuna en otra parte...
—No— insistió Dumbledore —Es mi deseo que te quedes, Sybill.
Se volvió hacia la Profesora McGonagall.
—¿Le puedo pedir que acompañe a Sybill arriba, Profesora McGonagall?
Ella asintió —Por supuesto, vamos, Sybill, levántese...
La Profesora Sprout salió de la multitud y fue a ayudar, asiendo el brazo de la Profesora Trelawney. Juntas, le guiaron dejando atrás a Umbridge y subieron por las escaleras de mármol. El Profesor Flitwick corrió de prisa detrás de ellas, con la varita empuñada, chilló
¡Locomotors baúles! Y el equipaje de la Profesora Trelawney se elevó en el aire y avanzó por las escaleras después de ella, con el Profesor Flitwick cerrando la marcha.
Sin embargo, Umbridge seguía ahí, de pie aún y mirando fijamente a Dumbledore
—¿Y qué va a hacer cuando el nuevo profesor de Adivinación que yo designe necesite su alojamiento?— se preguntó.
—Oh, ése no será un problema— contestó Dumbledore agradablemente —Verá, ya he encontrado un nuevo maestro de Adivinación, y él preferirá otros alojamiento en la planta baja.
El ceño de la profesora Umbridge se aligero, titubeando un poco en su propio lugar.
—¿Usted ha encontrado...? ¿Usted ha encontrado?— balbuceo —Pues le recuerdo, Dumbledore, que bajo el Decreto Educativo Número Veintidós...
—El Ministerio tiene el derecho para elegir a un candidato conveniente si, y sólo si, el Director es incapaz de encontrar uno— interrumpió Dumbledore —Y me complace decir que
en esta ocasión he tenido éxito. ¿Puedo presentárselo?
Se giró hacia las puertas del castillo aún abiertas, a través de las cuales la niebla de la noche se deslizaba a la deriva. Puse mi atención al escuchar lo que parecía ser el ruido de cascos. Hubo un murmullo impresionado alrededor del vestíbulo y todos los que estaban cerca de las puertas se retiraron.
Pues se trataba de un centauro de cabello blanco, rubio y ojos increíblemente azules; la cabeza y el torso de un hombre unida al cuerpo de un caballo palomino.
Si o si, la mayoría del colegio se había quedado boquiabierta al verlo entrar como si nada.
━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE; holaa, esta vez no les dejare meta ni nada pero les pido que comenten por favor y si pueden darle apoyo a mi nuevo fic con Fleur (Sparks fly)
Eso es todo, si no veo apoyo mato a todos, no es aviso 🔫
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