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chapter thirteen. I have to tell you something

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 13 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ i have to tell you something ❞

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DÉJEME VER SI ENTENDÍ bien— pidió Milan —¿Usted me esta diciendo que me tomé esto y me quede en el Lago Negro hasta el amanecer?

Miré a Dumbledore de la misma manera, el asintió —Así es, señorita Lupin.

—¿Y qué hay si nos ahogamos?— pregunté.

—Les aseguro un noventa porciento a que eso no pasara.

—¿Noventa?— Hermione y yo gritamos.

—¿Qué hay del diez?— inquirió Milan.

El profesor se mantuvo en silencio, trataba de darnos a entender con tan solo la mirada que era ese diez porciento.

—Chicos, no están obligados a esto, es parte de la segunda prueba y como hemos analizado, ustedes tres son muy importantes para cada participante.

Él se levantó de su escritorio para avanzar hacia nosotros, mientras nos analizaba a cada una bajo sus lentes de media luna.

—La señorita Granger ira en el lugar del señor Krum, la señorita Lupin en el lugar del joven Potter, la pequeña Delacour en el lugar de la señorita Delacour y la señorita Longbottom en el lugar del joven Diggory, ¿Vale?— las cuatro asentimos.

—Es obvio que nada saldrá mal, ¿Verdad?— Hermione se atrevió a preguntar.

Le miré y luego al profesor Dumbledore, esperando a su respuesta cuando él negó.

—Las instrucciones del huevo de oro solamente son para motivar a los participantes así que no, ustedes saldrán sea como sea en caso de que su participante no complete la prueba así que no teman.

Suspiré asintiendo y accediendo totalmente a esto, si era para ayudar a Cedric, lo haría sin dudar.

Al finalizar, Dumbledore nos daría unos minutos para alistar lo que sea que necesitamos y que la poción que nos haría dormir se perfeccione antes de lanzarnos al lago. En cuanto esto se nos indico, aproveche para tomar la mano de Milan y alejarme hasta la orilla de la oficina.

─¿Por qué tanto misterio?— inquirió Milan, haciendo una mueca rara.

Reí mientras mis mejillas inmediatamente se tornaron rojas cuando recordé lo que tenía que decirle.

—Hay algo que necesito contarte, algo que paso, anoche, para ser exactas— hablé.

—Uh, te iba a decir que “¿Explotaste la sala comun de Ravenclaw?” ─ bromeo ella —Pero te ves muy feliz, sé que es algo más, cuentame, o morire, ¡Y sera tu culpa!

Reí con inocencia —Bueno, pero no me presiones, es… sobre Cedric.

—¿Qué te hizo? ─preguntó ella rápidamente, cambiando su expresión ─Si te hizo algo juro que…

—No es nada malo— aseguré —Algo así, anoche en la torre de Astronomía nosotros… bueno, nos… besamos.

Susurre demasiado bajito lo último, con la esperanza de que Rita no estuviese cerca.

Pude ver como sonreía de oreja a oreja, tratando de contener la emoción por lo que le había contado, así que cubrió su boca con las manos.

—¿Si? ¡Si! ¿Y estamos felices?— se detuvo —Claro que estamos felices, estás feliz, y yo estoy feliz por eso.

—¡Por supuesto que estoy feliz! Quiero decir, se sintió… perfecto, jamás había sentido esto, Milan, y es lo más agradable, al menos con él.

Entre sonrisas, Milan dijo: —Lo sabía, siempre lo supe, desde que los vi juntos.

—Si, creo que valió la pena la espera, ¿O no? 

─ Claro que valio la pena, ambos lucharon por sus sentimientos, y estan triunfando, gritaría “Viva los novios”. Pero con las teorías que Rita esta en el aire, no quiero causarles problemas.

Asenti, borrando de pronto mi sonrisa y cambiando mi expresión a preocupación.

—Espera, ¿También te enteraste sobre eso?

—Bueno, no tienes de que preocuparte, si pasa algo, yo misma juro que…— paró de hablar —Bueno, si escucha esto, espero que escriba de mi teoría, aunque descartada sobre esta prueba.

Fruncí mi ceño ligeramente así que ella prosiguió hablando.

—Si, ya sabes, que secuestraban algo que odien los campeones, pero Cedric te quiere a ti, Fleur quiere a su hermana, y Krum quiere a Hermione…— suspiró ─, empiezo a creer que Dumbledore se confundió al llamarme, ¿No crees?

Mi ceño se aligeró y sonreí —Ya… claro que se ha confundido, y yo me he confundido al no darte una abofetada para que recapaciten tú y Harry de una buena vez, hablaré con Cedric para forzarlos y tomar medidas más urgentes…

─No, ustedes se confunden, es más, Harry y yo apenas nos hablamos. Es toda una guerra con Hermione y Ron… si supieras lo que han intentado.

Se encogió de hombros —Ya veras que por ahora es así, las cosas llegan cuando menos lo esperas, Milan.

Ella no pudo evitar sonreir, como si estuviese pensado en algo ─ Tal vez si, tal vez no. Por ahora, solo espero salir viva de esa prueba, si viste cuando se quedaron callados cuándo les pregunté si había riesgo, ¿Verdad?

Reí y asentí al mismo tiempo, realmente extrañaba hablar con ella, nuestras conversaciones, aunque eran una vez cada mil años, eran especiales.

—Si, lo he visto y quería reírme pero Dumbledore me convenció de no hacerlo con tan solo mirarme.

─Si algo me pasa, ¿cuidarías a Sookie por mi, verdad?

Le miré confusa —¿Quién es Sookie?

—Es mi hija— contestó tranquilamente, haciéndome formar una expresión de asombro —Es un decir. Veras, es un escarbato que me regalaron en navida.

—¡Ah! Vale, claro que lo cuidare, pero tienes que cuidar de Lonnie también si me pasa a mi, ¿Vale?

─ Pues claro, encantada… aunque ya no tengo opciónes si las dos morimos…¿por qué hablo de muerte?— se preguntó y encogí mis hombros —Bueno, entonces cuidamos a nuestras mascotas, es una promesa.

—Vale, ¡Sino que Harry las cuide!

─Hazel, te quiero, pero si vuelves a mencionar a Harry sacaré mi lado más oscuro y te aventaré de la torre de Astronomía.

—¿Tú también? Tú y Neville se están haciendo muy agresivos, les hace daño juntarse.

Ella asintió con gusto, antes de que Dumbledore se acercara de nuevo junto a la profesora Sprout, quien rápidamente nos aseguró que estaríamos bien.

Aunque una parte de mi no le creía nada.

—Señorita Lupin, es su turno— Dumbledore.

─No gracias, siguiente.

Dumbledore sonrió de lado, dirigiéndose hacia mi y, entonces entendí y miré a Milan antes de avanzar.

—Vale, te veo en el otro lado.

TODO ERA OBSCURIDAD, o... algo así, no entendía lo que veía, solo que todo se veía obscuro y muy, muy de miedo.

Ahora recordé mi miedo a la obscuridad, era así hasta al menos sentir la respiración volver a mi de golpeteo.

El agua estaba mi alrededor en cuanto salí, limpié mi rostro para poder ver y tener a Cedric frente a mi, quien de inmediato ayudo a quitar el cabello de mi rostro.

—¿Estas bien?— se apresuró a decir.

Asentí —S... si.

A duras penas y con su ayuda, nade hasta la orilla, subiendo antes que él, le tomé de la mano para que subiera y así fue.

—¡Hazel!— Neville corrió despavorido hacía mi con una toalla para secarme.

Le miré sonriendo mientras temblaba de frío, Pomfrey también se acercaba, haciéndome beber a Cedric y a mi algo que parecía no de muy buen sabor pero que hizo que burbujas salieran de mis orejas.

Formé una pequeña mueca mientras temblaba, pomfrey y el resto corrieron hacía Hermione y Viktor Krum.

—¿Dónde está Harry?— inquirió Cedric.

Lo miré, cubriéndolo con parte de la toalla que me cubría a mi.

—¿Lo has visto adentro?

Asintió —Le dije que se apurara.

En ese momento, Milan junto a la pequeña hermana de Fleur aparecieron, dejándonos con la duda aún más.

Tuve que tomar del brazo a Cedric antes de que se le ocurriera saltar a buscarlo, era peligroso y estaba casi segura de que Harry podía sobrevivir.

Justo antes de que cubriera a Milan, Harry salió disparado del agua y Dumbledore le recibió.

—¡Quiero que todos los jueces vayan allá!— pidió el profesor.

Milan tembló del frío, obligándome a quitar la toalla que me cubría a mi para ponérsela a ella.

—¿Mucho mejor?— inquirí al colocarle tres toallas encima.

A duras penas asintió —Gracias, Hazel.

Me alejé para dejarlos a ambos, girandome al castaño, quien intento secar mi cabello.

—¿Estás bien?— me preguntó y asentí.

—Solo tengo frio— sonreí levemente.

Quitó la toalla que lo cubría para colocarla sobre mi y paso su brazo sobre mis hombros para plantar un beso sobre mi frente y pegarme más a él, recibiendo todo el calor posible de su cuerpo.

Los amigos de Cedric gritaban su nombre mientras nos molestaban por nuestro abrazo, haciéndome reír y aferrarme más a él.

—¡No sean envidiosos!— pidió él al empujarlos.

Entonces Dumbledore se posicionó frente a todos para dar un anuncio de los lugares de cada participante.

—¡Atención!— llamó.

Pero, al mirar que nadie le hacía caso, decidió gritar aún más fuerte con ayuda de su varita.

—¡Atención!— cubrí mis oídos, teniendo que cerrar mis ojos unos segundos.

Él espero a que el resto de los alumnos, profesores y jueces se quedarán callados y entonces, dijo:

—Damas y caballeros, hemos tomado una decisión— nos miró a todos —Murcus, la jefa sirena, nos ha explicado qué ha ocurrió exactamente en el fondo del Lago, y hemos puntuado en consecuencia. El total de nuestras puntuaciones, que se dan sobre un máximo de cincuenta puntos a cada uno de los campeones es el siguiente: la señorita Delacour, aunque ha mostrado un uso excelente del encantamiento casco-burbuja, ha sido atacada por los grindylows cuando se acercaba a su meta, y no ha conseguido recuperar a su hermana. Le concedemos veinticinco puntos.

Las personas en las tribunas aplaudieron, incluso Cho y Eugene, este último mucho más eufórico que los demás.

—¡Me meguezco un cego!— gritó en voz ronca.

—El señor Diggory, que también ha utilizado el encantamiento casco-burbuja, ha sido el primero en volver con su retenida...— sonreí levemente —Aunque, lo hubiera hecho un minuto después de concluida la hora.

Mire a Cedric y él a mi, sonriéndole con todo el entusiasmo posible. Había sido el primero pero notaba sus nervios de punta al esperar el resultado.

—Por tanto le concedemos cuarenta y siete puntos.

Como de costumbre sus amigos gritaron emocionados y aplaudieron, incluyéndome.

Luego de eso, siguió Viktor y finalmente Harry, quien había conseguido un total de cuarenta y siete puntos, lo cual era una buena cantidad.

—Parece que ya lo perdono— susurró Cedric en mi oído.

Me giré pata mirar lo que él, dándome cuenta que chismeaba a Milan y Harry, los cuales hablaban a unos metros de nosotros.

Asentí levemente —Después de tres meses, ya era hora.

—Se ven muy lindos juntos— admitió.

Totalmente de acuerdo, después de esta segunda prueba era turno de volver al castillo y así lo hicimos.

Mientras iba tomada de la mano de Cedric y sus amigos iban jugando entre ellos frente a nosotros, cada uno o al menos la mayoría, con su respectiva pareja.

—¿Entonces soy la persona más importante para ti?— pregunté en voz alta.

Cedric sonrió de inmediato —Siempre serás la persona más importante.

Arquee ambas cejas —Lo se, solo quería que lo dijeras.

Rió ligeramente, plantando un pequeño beso sobre mi mejilla, provocando que mi rostro se tiñera a rojo.

—Gracias por apoyarme una vez mas— dijo él —Y por haberte arriesgado a entrar al Lago.

—No fue fácil— admití —Pero confiaba en que lo lograrias, ¿Cómo descubriste lo de casco-burbuja?

—Estuve leyendo mucho, ya se por qué te gusta leer, por eso también estuve ausente, estar en la biblioteca mucho tiempo es una de mis cosas favoritas ahora.

—¿De verdad?— me pregunté emocionada, asintió —Eso es lo mejor quería he escuchado.

Sonrió aún más, aferrándose a mi agarre mientras ambos caminábamos por el pasillo cerca del Lago hasta devuelta al castillo.

—Es verdad, deberíamos tener más citas ahí— propuso.

Le emoción lleno mi cuerpo y asentí sin dudarlo —¡Pero claro que si! Pero, no quiero distraerte, ¿Cuándo es la última prueba?

—Veinticuatro de junio, tranquila, no me distraes, incluso podrías ayudarme— paso su brazo sobre mis hombros.

—¿Veinticuatro de Junio?— mi ceño se frunció y él asintió —Bueno, si ganas podremos celebrar eso y mi cumpleaños.

—Exacto...— se detuvo —Espera, ¿Ese día cumples años? ¿Por qué no me dijiste?

Encogí mis hombros —Tú no preguntaste.

Asintió —¡Cierto! Ahora tendré que comprar un regalo y preparar algo para ti.

Reí ligeramente —Ced, no es necesario.

—Por supuesto que si— frunció su ceño —Es tu cumpleaños, es más que necesario así que no te preocupes, yo solito me organizo.

Asentí en rendición –—Vale.

AL DÍA SIGUIENTE, después de la segunda prueba y durante la mañana, el ambiente entré los estudiantes estaba más calmado y mucho mejor a decir verdad.

Parecía que la bullicia hacia Harry se había terminado y ya nadie o al menos que yo viera, lo molestaba.

Casi tiro mi avena de desayuno cuando Hermione se dejo caer frente a mi con tanta fuerza que creí que rompería la mesa.

—¿Qué pasa?— pregunté mirándola.

—Yo... necesito tu ayuda— señaló.

—¿Estas bien? Te noto algo... seria y enojada.

—Si, es sobre Rita— miró a su alrededor —Ha estado escribiendo sobre ti.

Asentí —Eso lo sabe medio colegio, supongo.

—Si, pero no es solo sobre ti, también sobre Hagrid, ¿Sabes? Sobre mi...-

—Uh— formé una pequeña mueca, esto no se lo deseaba a absolutamente nadie.

—Aún no sé cómo es que lo hace pero necesito tu ayuda para averiguarlo y si es posible tomar represalias por todo lo que nos ha hecho.

—¿Dices vengarnos?— ella asintió —Vale...-

—No es nada que vaya a obligarte, Hazel, es solo que... estoy cansada de que escriba cosas horribles sobre los demás.

Negué —No, no, entiendo, estoy dentro.

—¿Lo estás?— se preguntó asombrada.

Encogí mis hombros —Se lo merece.

Sonrió —¿Te parece vernos en la biblioteca?

Asentí —Está bien, tengo dos horas libres después de la segunda clase.

Ella asintió de acuerdo, luego de levantarse para nada sospechosa y marcharse lentamente fuera del comedor.

Si algo sabía es que Hermione podría llegar a ser muy inteligente a lo que Milan me ha contado así que, por obvias razones esta venganza contra la bruja Sketeer había comenzado desde ahora. 


—¿QUÉ HAY DE estos?— Cedric modelo unos aretes, haciéndome reír.

—Son demasiados caros— señalé —De verdad, no tienes que regalarme nada.

Dejó los aretes con mucho cuidado —Lo sé, pero en serio quiero darte algo.

Me crucé de brazos —Con tu bufanda me conformo.

Tomó mi mano para salir de la tienda de Hogsmeade, el frío poco a poco se estaba yendo para estos meses de Marzo y Abril así que era mucho mejor pasear sin atorarse con tanta nieve aunque realmente la extrañaba.

Tenía tantos recuerdos de Cedric y la nieve juntas que era melancólico no verla más.

—Estas obsesionada con mi bufanda— señaló.

—Es que es más cómoda que la mía— mentí.

El perfume de Cedric era simplemente perfecto y me vería rara pero era como tenerlo cerca de mi incluso cuando estaba ocupado o en clases.

—Ya...— entrecerro los ojos mientras reía internamente.

Ambos nos adentramos a las Tres Escobas, dirigiéndonos a la barra y a unas personas en específico, Cho, un poco alejada de la parejita que literalmente se estaban casi comiendo.

Una sonrisa malvada se formó en mi rostro cuando caminé hasta Eugene y jale de su camisa hacia atrás para separarlos.

—¡Hey, frente a los pobres no!— grité mientras Cedric se reía.

Cho levantó la cabeza de su cerveza de mantequilla y nos sonrió a ambos.

—¿Pobre quién?— se preguntó el castaño al reaccionar.

—No es lindo que se coman frente a todso— señale, mirando a la chica —Hola, Fleur.

Ella saludo con un ademán y me giré a mi amigo mientras me sentaba junto a él.

—Hey, yo no te molesto cuando estas con Cedric— señaló —¿Verdad, Cedric?

Miré al castaño, quién simplemente se encogió de hombros.

—A mi no me metas— le pidió mientras Eugene le miraba con indignación.

—Hazel te ha convertido en alguien diferente, que decepcion— cerró los ojos con dramatismo.

Rodé los ojos, tomando a Cho del brazo y encaminandonos frente a ellos.

—Bueno, si nos disculpan iremos a pasear— sonreí —Ustedes siganse comiendo.

Cedric formó un puchero —¿Y qué hay de mi?

—¿Nos vemos en la cena?

Asintió satisfecho —Vale, disfruten su paseo.

Me di media vuelta, con el brazo aún entrelazado al de Cho, la verdad era que verla desanimada me rompía el corazón así que quería pasear con ella para al menos hacerla reír.

—Olvidé mi cerveza de mantequilla— dijo ella.

Negué —No te preocupes, te compraré otra.

Sonrió —¿Por qué me llevaste a mi en lugar de Cedric a tu paseo?

Se preguntó cuando salimos de las Tres Escobas.

Encogí mis hombros —Porque tú eres mi amiga.

—Y... Cedric es... no sé qué es.

—Bueno, esa es una buena pregunta— admití —Él no ha hecho la pregunta mágica así que...-

Frunció su ceño —Espera, ¿No te lo ha pedido?

Negué mientras ella bufaba en asombro —Nop.

—¡Pero qué le pasa!

Reí —Creo que necesito decírselo, aveces no capta las indirectas y así pero lo sigo queriendo.

—Son demasiado para esto mundo— sonrió.

—Si, bueno, pero mi plan con venir aquí no era para hablar de mi, era para hablar de ti.

—¿Qué pasa conmigo?— fingió demencia.

—Tú y Harry, duh, es obvio que te ha afectado mucho y lo veo, te diría que Eugene también pero está demasiado ocupado compartiendo babas.

Negó —Estoy bien.

—Eres muy mala mentirosa— acuse —No es bueno que te pongas así por él, hay más chicos que les gustaría salir contigo.

Suspire —Si, pero yo solo quiero a Harry.

Mi rostro se tenso en preocupación, pues el tono de voz en el que Cho había ducho aquello me había hecho sentir mal por mi amiga.

No había peor sentimiento que el rechazo de quien crees amar.

—No digo que salgas con alguien ahora— murmuré —Pero creó que deberías quizá, considerar la idea de buscar a alguien que realmente tenga iniciativa de estar contigo, Cho.

Encogió sus hombros —Espero que eso algún día pase.

Asentí, sonriéndole de oreja a oreja —Ya pssara, lo veras.

El resto de la visita a Hogsmeade nos la pasamos de Honeydukes a la tienda de Plumas y así consecutivamente.

Realmente en Hogsmeade no había mucho que ver pero estábamos demasiado distraídas en nuestras risas como para darnos cuenta de lo que realmente veíamos o visitábamos.

De puro milagro no nos adentramos a un lugar prohibido o algún lugar de miedo como la casa de los gritos.

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