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chapter ten. yule ball part. l


𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 10 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ yule ball part. 1❞


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LAS FECHAS DE NAVIDADES en casa con la abuela solían ser de lo más agradables, ella nos daba regalos dobles, cuando eramos pequeños decía que uno era de mamá y otro de papá, aunque con el tiempo sabíamos que eso no era verdad y que ella misma los había escogido.

De igual manera, los regalos jamás me decepcionaban, a Neville solía regalarle artefactos para sus plantas, pues era lo que más apreciaba y a mi, bueno, solía darme libros, muchos de ellos.

Siempre pedía cosas como a Neville pero ella estaba totalmente decidida a que el saber podría ser mi magia más preciada.

Al despertar en la fría mañana del veinticinco de diciembre, pasé mis manos por mi rostro y levante la cabeza cuando noté el montón de regalos sobre la cama de cada una de las chicas presentes.

—Mi madre me ha enviado esto— Cho mostró.

Entrecerré los ojos para mirar, era una linda pulsera color plata con algunas decoraciones de color azul.

—Combina con tu vestido para el baile— admití sentándome sobre la cama.

—¿Tú crees?— se preguntó y asentí.

—Por supuesto, deberías ponértelo, te veras linda.

Sonrió —Gracias, Hazel, Neville me ha dicho que te de esto.

Tomé la caja envuelta y de inmediato la desenvolvi rápidamente, quitando el moño en conjunto.

Era una cámara, una color azul y plateado que llevaba su propio cordón para colgarse, sonreí levemente con emoción.

—¡Hey, Cho!— llamé y ella salió del baño totalmente despeinada.

Aproveché su distracción para tomarle una fotografía que salió rápidamente mientras la luz la hacía cerrar sus ojos.

Reí tomando la fotografía que se movía, en esta Cho se hacia para atrás mientras miraba asustada y con su cabello un desastre.

Esa era mi parte favorita.

—Sales muy linda— bromeé mostrandole la foto.

Salté de la cama cuando me la arrebató y se acercó a la ventana para tirarla a lo que corrí arrebatandosela, saliendo al mismo tiempo de la habitación hasta la sala común donde Eugene estaba bebiendose un chocolate caliente.

—¡Ah, ayuda, Cho me quiere matar!— corrí hasta el castaño.

—¡Me van a tirar el chocolate!— recriminó él.

Lo tomé de los hombros mientras me escondía detrás de él, Cho estaba del otro lado.

—¡Me ha tomado una fotografía!— señaló.

Eugene me miró confundió —A ver.

Le mostré la foto y rió ligeramente, tratando de callarse a sí mismo cuando vio a Cho demasiado enojada.

—¡Corre!— me tomó del brazo y corrimos fiera de la sala común hasta el pasillo con Cho siguiendonos.

Fue muy difícil volverla a hacerla feliz, pero finalmente fingí quemar la fotografía que ahora se encontraba en mi bolsillo bien escondida.

Me adelante hasta mi cama, tomando la siguiente caja, sin antes tomar la carta que venía por encima.

De un enamorado secreto
Fred

Reí ligeramente, abriendo la caja, en la cual había otra caja un poco más pequeña con mis iniciales y un moño en ella.

Al abrirla por completo, había un montón de ranas de chocolate y otras raíces de regaliz, todas con un pequeño mensaje en letra cursiva. 

APROVECHÉ QUE LA PUERTA de la sala común se abrió gracias a una chica de cabello rubio y piel pálida que caminaba a brincos de felicidad para salir rápidamente.

—¿Milan?— me pregunté —¡Qué milagro!

Ella asintió —Estaba tratando de descifrar el acertijo pero llevo media hora aquí.

Mi ceño se aligeró —Uh, pudiste haberme enviado un búho o algo.

Estiró una caja de regalo —Quería darte esto personalmente, si, solo yo en persona ah y, no lo abras hasta mañana, por favor.

Tomé la caja mientras le sonreía de oreja a oreja —¡Gracias! ¿Te gustó mi regalo?

Mi regalo para Milan habían sido pinturas de todos los colores y un par de pinceles, ya qué sabía que amaba la pintura así que me pareció lo mejor.

Asintió, entrelazando sus manos —¿Bromeas? ¡Me ha encantado! Es lo mejor que me han dado, pero no le digas a Hermione que te dije eso o seguro me manda un vociferador gritado.

Reí ligeramente —De mi no saldrá nada.

Arqueo una ceja mientras sonreía con picardia —Escuche que Cedric te invito al baile de esta noche.

Bajé la mirada en un intento de esconder el sonrojo que de pronto apareció en mis mejillas y en toda mi cara.

—Si... lo ha hecho y créeme que estoy más que encantada de ir con él, fue muy tierno de su parte mandarme esa caja de invitación.

—De haber sabido habría estado ahí para verla— formó una mueca —Pero me alegro que te invitase, al menos alguien sí que entiende las indirectas.

Mi sonrisa se borró —Si... supe que Harry invitó a Cho, lo siento, le dije que te invitara y el muy hijo de su... Harry, no pareció entender esa indirecta.

—¿Lo sientes? ¡No se de qué me hablas! Iré con Theodore Nott al baile y estoy más que feliz de ir con él, Harry que vaya con quién quiera.

Se cruzó de brazos, mientras asentía sin lograr creerle.

—Vale, fingire que te creo— retrocedí —Quiza te vea en el baile.

Asintió haciendo lo mismo que yo —Quizá.

—¡HAZEL, HAZEL!— Eugene corría hasta mi al adentrarse a la sala común.

Se veía agitado mientras en sus manos sostenía la revista corazón de bruja.

Una de las revistas más famosas del mundo mágico, en la cual en la portada con movimiento mostraba a una bruja de pelo rizado que sonreía enseñando los dientes y apuntaba a un bizcocho grande con la varita.

—¿Qué pasa?— fruncí mi ceño.

—¡Agh! Me tarde una hora resolviendo el acertijo de afuera.

Reí ligeramente —¿Estas bien? Parece que viste algo feo.

Asintió —¡Es porque así es, mira lo que esa bruja Sketeer ha escrito!

Sonreí en burla —¿Lees corazón de bruja?

Me miró obvio —¿Quién no?

Tomé la revista, justo en la página cinco, en la sección donde se encontraba una fotografía de Cedric y mía en la casa de campaña, esta se movía mientras dejaba aquel beso en la mejilla del chico.

Entonces leí la siguiente plana:

Hazel Longbottom parece estarse interesando en cada campeón del torneo de los Tres Magos, pues no hace mucho se le vio junto al bombón Cedric Diggory justo antes de su primera prueba.
A ambos se les ha visto juntos en demasiadas ocasiones y esto no nos sorprendería, pues varios testigos han dicho que son algo más que simples amigos, el famoso Harry Potter no hace mucho invito a la chica a una cita y por ende, se dice que lo ha rechazado, esto dejó a Harry Potter con el corazón roto ahora que la chica Longbottom sale oficialmente con el campeón Diggory.
¿Será qué ahora se empezará a interesar en el jugador más famoso de Quidditch Viktor Krum?

—Y, lo demás no lo quieres leer— Eugene me quito la revista.

—¡Pero por Merlín!— grité —¿Cómo se ha enterado de todo eso?

Encogió sus hombros —Te dije, esa mujer esta en todo menos en sus narices.

Formé una leve mueca al darme cuenta que la revista estaba esparcida por toda la sala común y no me había dado cuenta, pues el articulo estaba bien escondido entre las páginas.

—La voy a empujar de las escaleras— masculle entre dientes.

Se cruzó de brazos —Vamos, querrás haber dicho.

Bajé la mirada soltando un suspiro, Rita debería meterse en sus propios asuntos, sabía que era periodista pero hablar así de la gente solo podría traerle consecuencias.

—¿Has visto a Cedric?— pregunté de pronto.

El ceño de Eugene se aligeró al escuchar mi tono de voz, era algo dulce y como el de una niña pequeña a la cuál le acababan de hacer la peor de las travesuras.

Él negó asi que tomé la revista y salí de la sala común en busca del castaño, pasé un buen rato por los pasillos hasta encontrarlo; pues estaba rodeado de sus amigos mientras hablaban de un examen.

Al verme, de inmediato se giró.

—Cedric, haz visto corazón de br...— me detuve al escucharlo estornudar.

Levanté la mirada para analizarlo, llevaba su nariz enrojecida e irritada, de todo su rostro era lo único que resaltaba después de sus ojos grises.

Negó luego de ver la revista en mis manos —No leo noticias.

—¿Te encuentras bien?— dije, sin importarme por completo la revista.

Me miró —Si, perfecto, tengo un examen final importante pero estoy bien.

—Pareces enfermo— fruncí mi ceño tocando su mejilla.

Volvió a negar tomando mi mano —Me siento bien.

Me negué a aceptarlo —Te ha dado gripe por lo de anoche.

—Estoy bien— insistió —Te veo después, ¿Vale?

Formé una línea en mis labios cuando se atrevió a besar mi mejilla y se fue.

No le creía ni una palabra, estaba enfermo y no lo quería aceptar pero lo dejaría solo por el examen, después de eso iríamos directo a la enfermería.

PARECÍA QUE TODO EL MUNDO había leído corazón de bruja a este punto, literalmente toda la escuela, pues al pasar por los pasillos recibía miradas terriblemente feas, sobre todo de las chicas.

—¿Por qué a mí?— susurré muy bajito.

Entonces tomé mi cobardía y me encerré en una de las aulas vacías justo cuando iba por el pasillo.

Tantas miradas, tanta atención me hacia querer desaparecer de la faz de la tierra.

Odiaba tener la atención de todos en mi, prefería pasar por desapercibido y ahora eso me parecía imposible.

—¿Estas bien?

—¡Ah!— grité haciendo eco por todo el lugar —Harry, ¿Qué haces aquí?

Encogió sus hombros —Me escondo de todos, ¿Y tu?

Asenti —Me escondo de todos...— me detuve de inmediato —¿Tu no lees corazón de bruja o si?

Negó levemente —No, pero Hermione si y ya ha visto el artículo.

—¡Maldita sea!— exclamé.

—No te preocupes, en una semana se les olvidara si no es que en unos días.

—Rita ha escrito cosas horribles, dudo que eso sea posible— me deje caer al suelo, recargando mi espalda sobre la pared —¿Este es tu lugar seguro, Harry?

Asintió volviendo a escribir —Si, bueno, lo es desde que comenzó el torneo.

Suspiré cubriendo mi rostro con ambas manos —¿Puedo ocupar tu lugar seguro por unos segundos?

—Seguro— aceptó sin pensarlo —Eres bienvenida cuando quieras, solo no le cuentes a nadie.

Asentí aún sin mirarlo —Lo prometo.

El silencio inundó el lugar, de pronto comenzaba a sentirme mejor y es que Harry tenía razón sobre este lugar, era más tranquilo de lo que pensaba.

Pues desde aquí no había miradas juzgonas de las chicas, no había murmullos ni siquiera un pío de algún pájaro.

Me di el tiempo de meditar todo lo sucedido mientras estaba tendida sobre el suelo, planeaba mil maneras de como Rita pudo haberse enterado.

—Hermione también ha estado afectada por los artículos— mencionó Harry de pronto.

Le miré —¿Ah, si?— asintió —No se qué tiene contra nosotras.

—Solo quiere fama— formó una pequeña mueca —Siempre le digo que la ignore, no vale la pena centrarse en esa mujer.

—Si... tienes razón.

Despegó la mirada del pergamino —Que... no te afecte demasiado.

Intente sonreír, en cambio, una pequeña mueca se formó en mis labios. Intentaría seguir si consejo, al menos hasta que el baile pase. 

CEDRIC SALIÓ DE LA BIBLIOTECA aún sorbiendo su nariz, enarque una ceja mientras le miraba.

—Me siento bien— aseguró antes de que dijera algo —Mírame, como nuevo.

—Pomfrey no va a pensar lo mismo— entrelace su brazo con el mio.

Frunció su ceño —¿Eh?

—Iremos a la enfermeria— indiqué.

Negó —El baile es a las ocho, tengo que ir a alistarme, no puedo enfermarme hoy, no te dejare plantada.

—Prefiero faltar al baile entonces a que te pongas peor— formé una mueca.

Suspiro a duras penas, volviendo a sorber su nariz y asentir en rendición.

—Solo tomaré un jugo e iremos al baile, ¿Vale?

—Trato hecho.

Al adentrarnos a la enfermería, Pomfrey se acercó confundida mientras depositaba a Cedric sobre la camilla.

—¿Qué ha pasado?— preguntó.

—Tiene gripe, parece— informé.

—¡Pero claro que tiene gripe! Mira como tiene la nariz de conejo.

Reí cubriendo mi boca con la palma de mi mano, mientras Cedric sonreía avergonzado por su nariz roja.

—¿Qué hiciste, muchacho, plantarte en la nieve a la madrugada?— cuestionó mientras buscaba algo.

Ambos nos miramos, con los ojos bien abiertos y Cedric contestó: —Algo así.

—Tomate esto, Diggory— ordenó Madame Pomfrey.

Cedric tomó el vaso sobre sus manos, analizándolo un segundo para después mirarme a mi.

Arquee una ceja esperando a que lo bebiera, hasta que finalmente lo hizo en rendición, formando una mueca de asco que me hizo querer reírme, en cambio solo pude sonreirle.

—Vas a estar bien, descansa aquí una hora y después puedes marcharte.

—Gracias, Madame Pomfrey— hablamos en unisonido.

Ella nos analizó y asintió yéndose, —Bueno, gracias por venir a la enfermería.

Dije con tono de ironía, mientras me sentaba a su lado en la camilla y sin importarme que posiblemente me pegará sus germenes.

Él negó —Gracias por preocuparte por mi, si no fuese por ti no habría venido.

Le mire formando una muequita en mis labios —¿Vas a estar bien para nuestra cita de esta noche?

Cedric asintió —Jamás me la perdería.

—¡ESTO NO, ESTO TAMPOCO, nada me queda bien!— Cho grito, lanzando toda la prenda fuera de su baúl.

Al adentrarme fue lo primero que escuché ya que mi reloj apuntaban justo las seis y ahora todos se habían ido para alistarse para el baile.

—¿Por qué no puedo encontrar algo que me quedé bien?— exclamó ella.

—¿Cho?— pregunté al aire y sin poder creer que mi amiga estuviese tirada en el suelo.

—¡Ayúdame!— pidió o más bien, rogó.

Abrí mis ojos tanto como pude mientras ella corría a cambiarse y regresaba con un vestido rosa.

—¿Qué opinas?— inquirió de inmediato.

Titubee —Uh, se ve lindo.

Ella me miró como si hubiese dicho una grosería, como si no pudiese creer lo que dije.

—¡Enloquesiste!— gritó.

—Va con tus ojos— justifique.

—¡No es suficiente!— se regreso para cambiarse.

—No tienes que gritarme— señale.

Ella suspiro frustrada —Lo siento, no quería hacerlo, es que... quiero verme bonita.

—Tú eres bonita— fruncí mi ceño levemente —Más bonita que yo.

—Nadie es más bonita que nadie— corrigió.

Me senté sobre la cama mientras cruzaba mis piernas cuando salió con un vestido plateado, con decoraciones en el mismo, del mismo color.

Sonreí levemente aplaudiendo todo lo que pude —¡Perfección!

Ella rió ligeramente —¿Tú crees qué se ve lindo?

Asentí dejando de aplaudir —Si los chicos del baile no babean por ti, yo lo haré.

Rió aun más, haciéndome formar una sonrisa de oreja a oreja —¿Quieres ayuda con el cabello?

Asintió de inmediato —Si, por favor.

Me levanté y comencé a peinarla, tardando unos minutos cuando sin darme cuenta su cabello había tomado forma pues, los rizos le habían quedado perfectos en su moño donde pequeños mechones salían a sus mejillas, haciendo que cada brillo de su rostro resaltará.

—Te dije, bonita— mencioné recargando mi menton sobre su hombro.

Tomó mi mano —Lamento haberte gritado.

Encogí mis hombros —No te preocupes, creí que me golpearias.

Rió ligeramente mientras me analizaba —No estas cambiada, ¿Te duchaste?

Encogí mis hombros antes de que me tomara de los mismos y me obligará a darme un baño rápido.

El baile comenzaría aproximadamente en una hora, más el baño, cambiarme, peinarme y maquillarme me llevaría esa hora sino es que más.

Al finalizar, de la caja sobre mi cama saqué el vestido sin mangas que era sostenido por pequeños y delgados cordones del mismo color, era largo y de un color azul pastel.

Los tacones hacían juego y el peinado caminaba mucho más, pues se trataba de dos trenzas tomadas desde la punta entre mi frente y cabello, mientras el resto del mismo pasaba a ser simplemente rizos exagerados.

No solía peinarme todos los días, si mucho solo llegaba a decorar mi cabello con algunos broches pero ahora si que Cho se había lúcido con el peinado.

—Me siento otra persona— admití bajando las escaleras de los dormitorios.

Eugene subió la mirada —Te ves menos fea.

Le empujé haciéndolo reír, —¿No has ido por tu pareja de baile?

Él negó —Las estoy esperando, ¡Pero parece que alguien se ha quedado atorada en el baño!

Gritó tan fuerte para que Cho lo escuchará, ella refunfuño corriendo por las escaleras.

—¿Feliz?— cuestionó ella con molestia ante su presión.

Bufé mirando a ambos, en un intento de ocultar mi sonrisa al mirar a Eugene mirar a Cho, a su moño y luego a Cho otra vez.

Cabizbaja, Eugene dejo que Cho saliera de la sala común con otro par de chicas, mientras me quedaba con Eugene dentro.

—Ya te vi...— murmuré bajito y él frunció su ceño.

—No se de qué me hablas.

El cuadro de la sala común se volvió volvió abrir, dándome oportunidad de saltar al otro lado primero y sonreí levemente al mirar a Cedric.

—Wow...— Pude echarle susurrar.

—Cuídala, Diggory— advertio Eugene haciéndome reír.

Él mencionado asintió acomodando su traje y extendió su brazo hasta mi para entrelazarlo con el suyo

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