chapter sixty-two. we did not survive
HEAVEN
━━━━ ★ ━━━━
⌇ ☾ ❪ chapter sixty-two ❫ ೋ
۫ ₊˚ we did not survive ˚₊ ۫ ۫
Los hechizos, luces y la poca luz que alumbra el patio nos rodeo a mi pequeño grupo que consistía en Cedric, Eugene y Cho, pues si bien Neville se me había perdido hace unos momentos ya que había corrido dentro del castillo para buscar a Hannah.
Cho y Cedric tiraban hechizos a lo loco, mientras Eugene y yo buscabamos a Neville desde la distancia.
—Deberiamos entrar— propuse en un grito, ya que los gritos desgarradores aturdian nuestra comunicación —¡Yo iré! ¡Iré a buscarlo dentro!
—¡Creo que Neville se puede cuidar solo!— aseguro Eugene junto a mi —¡Lo lamento, Hazel, pero ahora tenemos un problema más grande y es que estamos siendo atacados por mortifagos!
Suspiró —¡Lo sé, y esa es la razón por la que debería ir a buscarlo, no puedo perder a mi hermano!
—¡No lo harás! ¡Créeme!
Hubo una explosión en una de las torres, lo cual nos hizo retroceder entre los escombros. Corri lo más lejos que pude de las rocas que estaban por caerme encima, llegando hasta dentro del castillo y dandome cuenta demasiado tarde de que caí en la trampa.
Una sombra caminaba hacia mi, una sombra a la que reconocí a la perfección. Dalton, ¿Cómo era posible? No lo supe, al menos no hasta que vi la cicatriz sobre el cuello cuando estuvo demasiado cerca, así que por inercia corrí lo más lejos que me fue posible, pues lanzó una maldición asesina antes.
Entre las rocas de las paredes destruidas, logré esconderme entre una gigante pared. guarde en bastante silencio para que no me escuchase Dalton, con el corazón latiendo en mis oídos y la adrenalina haciéndome temblar.
—No puedes esconderte de mi para siempre, Hazel— dice el, dando pasos lentos entre los escombros —¿O debería decirte Ayde? Somos amigos ¿no?
Cierro mis ojos y espero con varita en mano, la coloco en mi menton, como si de un arma de tratase y susurro el hechizo: —vox clamantis.
Una clase de burbuja azul turquesa sale de mi boca, la veo flotar y con la varita la dirigi lo más lejos de mi, pero lo más cerca de Dalton.
—No somos amigos— susurro, pero en la burbuja se escucha mi voz natural, haciendo así a Dalton girar hacia dicha burbuja —Nosotros jamás seremos amigos, sabes lo que hiciste y sabes que ella jamás te perdonaría, infeliz.
Escucho el sonido de un hechizo, lo que ha hecho callar a la burbuja, así que aprovecho aquello y lanzo un maleficio cruciatus, que deja al hombre sobre el suelo por unos segundos, pues luego se levanta, saca esa daga característica torcida que la familia Lestrange carga como un himno.
No lo veo venir y mucho menos al levantarse, tomarme del brazo y clavar... la daga sobre mi estómago.
Es tan repentino que me quedo inmóvil unos momentos, cuando siento la sangre recorrer mis manos y las suyas. Entonces levanto la mirada y noto como algo cambia en su expresión unos segundos, como el arrepentimiento, quizá vio a Emma o quizá solo a mi.
Jamás me habían apuñalado, he sentido un dolor parecido pero he podido detenerlo al pensar que se irá pronto, sin embargo, ahora la única vez que podré pararlo será muriendo.
El corazón me late más lento, mis piernas flaquean así que caigo al suelo en cuestión de segundos, sin decir nada más, solo con la mirada borrosa y un par de sombras que incluyen pasos lejanos. Mis párpados pesan, así que cierro mis ojos un poco antes de que me muevan con brusquedad. Es como estar en una clase de parálisis, no sabes lo que sucede a tu alrededor pero sabes que estás en peligro.
Empiezo a ahogarme con mi propia sangre cuando noto que el dolor se detiene poco a poco, pero no hay luz blanca, quizá eso sea todo.
Pero no, ¿Verdad?
Empiezo a toser como loca la poca sangre que está en mi boca al suelo, no puedo evitarlo, escupo todo hasta que la vista me regresa. Temblorosa tocó mi estómago, mi ropa está llena de sangre pero mi piel está casi curada, a excepción de una pequeña cicatriz. Cuando levanto la mirada del causante es demasiado tarde, porque Cedric está abrazándome con fuerza.
—¡Merlin, Merlin! ¡Estás viva, estás viva!— me grita en el oído, sollozando al mismo tiempo en el que yo intento procesar todo.
Con los ojos bien abiertos, veo las caras de Eugene y Cho, que están mirándome muy asustados.
—¿Que paso?— balbucee a duras penas.
Cho negó —Te encontramos así, estabas casi muerta.
Parpadeo un par de veces, separándome de Cedric para mirarlo —Fue Dalton, fue él, vino tras de mi.
—Pero Dalton está muerto— recuerda Eugene.
Niego —¡No! Yo sé lo que vi, era él, tenía una cicatriz en el cuello, era él.
—Deberiamos descansar un poco, voy a llevarte con los demás heridos— sentencia Cedric, tomándome del brazo.
—¿Ya encontraron a Neville?
—Lo vimos peleando con Hannah y Luna, él estará bien— me responde Cho —Allan se quedó con él, dijo que lo cuidara.
Termino aceptando, porque de todos modos muy apenas y puedo levantarme con ayuda de Cedric y Eugene, aunque luego de unos cuantos pasos el dolor va desapareciendo, con la magia de curación haciendo su trabajo, estoy segura de que tardaré un poco en recuperarme totalmente.
A nuestro alrededor hay demasiados cuerpos, tanto de mortifagos como de los nuestros, estudiantes aún con sus uniformes, capas de viaje o pijamas. Me pasó todo el camino tratando de buscar algún conocido entre ellos pero nadie, no conozco a ninguna de estas personas que están tendidos sobre el suelo con heridas graves y muertos.
Entonces, como si las cosas no pudieran detenerse jamás, hay una explosión, Cedric me toma de la cintura y ambos caemos al suelo entre los escombros. Sin embargo, siento como caen varias rocas sobre mi, hasta que el humo se esparce y me deja ver el resto de los presentes.
Empiezo a toser, gritando: —¿Están todos bien?
Me levanto, muevo a Cedric y él me mira aturdido. Busco a cho con la mirada y Eugene le está ayudando a ponerse de pie, luego veo a Eugene, está lleno de polvo pero se levanta a duras penas con la chica entre sus brazos.
Escucho un grito desgarrador que me aturde unos segundos cuando el sonido regresa. Veo a Harry y un par de pelirrojos más, lo cual me confunde.
—¿Que paso?— inquiere Eugene.
Niego —No lo sé.
«si, si lo se» una parte de mi cerebro lo sabe y esa parte se encarga de caminar como si estuviera sonámbula, hasta la bola de personas que se ha formado.
Parece que Cedric mira algo que yo no, porque me grita desde la distancia para que deje de avanzar.
—¡Espera, Hazel, espera!— avanza hasta mi, me toma de los hombros pero ya es muy tarde, lo he visto.
Fred...
Esta tendido sobre el suelo, lleno de escombros y muerto.
—Mirame a mi, solo a mi— me pide el chico frente a mi —Por favor, no lo mires.
Pero ya es demasiado tarde, el corazón se me destroza y los recuerdos me agobian la cabeza. Tome su mano con delicadeza, intentando tomar aire cuando las lágrimas amenazaron con salir, soltando un suspiro que fue nada más que un sollozo, intentando no gritar, intentando ser fuerte pero me fue imposible.
Me rompí a llorar frente al cuerpo de fred, mientras cedric se echaba al suelo junto a mi y pasaba su brazo sobre mi cuerpo para intentar aliviar mi dolor pero fue imposible, nada ni nadie podía calmar el dolor que sentía ahora mismo frente al chico que alguna vez fue como mi hermano, estaba perdida en la obscuridad y fred era una luz en medio de esa obscuridad.
—¡Al suelo! —gritó Harry, mientras más maldiciones volaban a través de
la noche.
Cedric me cubrió y solo escuché hechizos, y explosiones cuando mantuve mi rostro escondido en el pecho de Fred.
—¡Tenemos que irnos, todos!— nos gritaba Harry —¡Muévanse!
Cedric me tomo de los brazos, pero me negué. Percy, el hermano mayor de Fred también se negaba a moverse un solo centímetro, pues es el único que acompañaba al muchacho en ese momento.
—¡Percy, vamos, Hazel, no pueden hacer nada más por él! Vamos a...— se quedó callado, pues más lluvia de hechizos nos obligó a movernos.
Mis piernas muy apenas se levantaron del suelo y se movieron por unas escaleras entre los escombros, me escondi en una pared, tratando de tomar aire lo más que se me permitía. Me tomo del estómago y salto del susto cuando una cara aparece frente a mi, pero solo es Eugene.
—¿Estás bien?— me pregunta, revisando la herida de mi estómago.
Asentí —¿Viste a Cedric?
—No, creo que está con cho, vi a Finn antes de que pudiera correr.
Suspiró —¿Él está bien?
—No lo sé, esos hechizos están por todos lados— formo una mueca —Pero estaremos bien, no te preocupes.
Niego —No soy yo la que me preocupa.
El sol cálido empezaba a salir en un amanecer, cuando todos se reunieron en el gran comedor, los Weasley llevaban el cuerpo de Fred hasta su familia para asimilar la noticia, así que me acerque hasta ellos llena de polvo, tierra y sangre hasta George, que me abrazo con fuerza y sollozo en mi oído.
—No puede estar pasando— negó en mi hombro —¡No puede ser posible!
Palmee su espalda —Lo sé, lo sé.
Estoy destrozada y no físicamente, mi mente da demasiadas vueltas y ha olvidado la mitad de las cosas que acaban de suceder en tan solo unas horas, aunque no soy la única, pues si bien todos estamos llenos de escombros y suciedad, sangre, miedo pero más asombro, como si ninguno pudiese procesar todo lo que sucede ahora mismo.
El alba ilumina un poco el castillo, el amanecer está llegando cuando escuchamos a Neville llamarnos desde afuera, así que me alarmó y camino junto a los demás para ver lo que sucede.
Los mortifagos están afuera, se detienen frente a nosotros, mientras los demás salían para ver lo sucedido, pues el castillo estaba demasiado silencioso hasta ahora.
—¿A quien está cargando Hagrid?— murmuré a Cedric.
El chico avanzo sus pasos más allá de los míos, tratando de averiguar de quién se trataba hasta que un grito me dio la respuesta.
—¡No!— grito Milan, tomada de su padre Lupin cuando intento correr hasta Harry.
Parecía dormido y muy diminuto en los brazos de Hagrid, quién sollozaba bajito pero aún así logramos escucharlo.
Entonces vi a Voldemort liderando aquella multitud de mortifagos, tan sonriente y victorioso. Sentí un dolor en el pecho cuando mi cabeza proceso que Harry había muerto, haciéndome sollozar un poco en mi lugar junto a Cedric, Cho y Finn, quién se había unido a la batalla apenas unos momentos.
El grito de Milan fue como un inicio a todo, pues entre los pocos sobrevivientes empezaron a gritar un montón de insultos hacia Voldemort y sus acompañantes, quienes no le tomaron una pizca de importancia hasta que su líder grito silencio.
—¡Se acabó! ¡Déjale, Hagrid, a mis pies, donde debe estar!— grito Voldemort y Hagrid obedeció como si tuviese un hechizo encima —¿Ven? ¡Potter está muerto! Lo entienden ahora, ¿verdad, ilusos? ¡No era nada, nunca lo fue, más que un niño que confiaba en que los demás se sacrificaran por él!
—¡Se enfrentó a ti!— le gritó Ron.
—Murió mientras intentaba salir a hurtadillas de los terrenos del castillo — mintió Voldemort —Muerto mientras intentaba salvarse a sí mismo...
Sin embargo, Neville salió de mi lado, intento atacar pero Voldemort fue más rápido y lo hizo caer al suelo en un fuerte golpe. Corri hasta él, tratando de defenderlo de toda esa multitud que amenazaba con atacar en cualquier momento, fue por inercia y cuando me di cuenta ya estábamos frente a todos ellos, Dalton, Bellatrix y Rodolphus.
—¿Y quién es este?— dijo con su suave siseo serpentino —¿Quién se ha ofrecido voluntario para demostrar lo que ocurre a los que continuan luchando cuando la batalla está perdida?
Mi ceño se aligero.
—¡son los Longbottom, mi Señor! ¡El chico que ha estado dando a los Carrow tantos problemas y la niña que le mencioné que podía unirse a nosotros con un poco de fuerza! Los hijos de los Aurores, ¿recuerda?
Voldemort asintió —Ah, si, recuerdo— bajo la mirada hacia nosotros —¿Y acepto tu propuesta, Bellatrix?
Yo negué —Ni en tus sueños.
—Pero son un sangre pura, ¿verdad, mis valientes muchachos?
Forme una mueca de asco, mientras Neville se armaba de más valentía.
—¿Y qué si lo somos?— dijo Neville ruidosamente.
—Muestras espíritu y valor, y provienes de un linaje noble. Serás un mortifago de gran valor. Necesitamos gente como tú, Neville Longbottom— me miró —En cambio tu, muchacha, me parece que no serás una buena mortifagos después de todo, así que lo que no sirve se debe desechar.
—Me uniré a ti cuando el infierno se congele— le dijo Neville.
Hubo vitores en respuesta entre la multitud, a la que los Encantamientos Silenciadores de Voldemort parecían incapaces de contener.
—Muy bien— respondió Voldemort —Si esa es tu decisión, Longbottom, volveremos al plan original.
Observé como levantaba su varita, listo para asesinarnos a ambos o eso creía, pues de una de las ventanas apareció un horrible pájaro deforme que voló sobre la poca luz de sol y fue a parar en la mano de Voldemort, se sacudió y rompió el sombrero seleccionador en cuestión de segundos.
—No habrá más Sombrero Seleccionador en la Escuela Hogwarts, no habrá más Casas. El emblema, escudo y colores de mi nombre ancestro, Salazar Slytherin, servirá a todo el mundo. ¿verdad, Neville Longbotton?
Apunto su varita ahora sí a nosotros, cuando dos mortifagos nos tomaron a ambos por separado, lanzo el sombrero desecho a la cabeza de Neville, que cayó hasta cubrir sus ojos.
—Neville va a demostrar ahora lo que le ocurrirá a cualquiera lo suficientemente estúpido como para continuar oponiéndose a mí— anunció Voldemort, y con un movimiento de su varita, hizo que el Sombrero Seleccionador ardiera en llamas.
El cabello de Neville empezó a quemarse junto con el sombrero, pero el no podía moverse, estaba rígido entre los brazos del mortifago y la desesperación se apoderó de mi a tal punto que empecé a patalear para ayudarle. Sin embargo, no era la única que quería ayudarlo, todos nos vimos impotentes al no poder hacer algo al respecto pero la culpa caía en mi.
Estaba tan concentrada en buscar una salida que no me di cuenta de cuando ocurrió. Cayeron arcos, flechas y gritos, la guerra comenzaba una vez mas, así que cuando pude escapar, corri hasta Neville y le ayude a caminar lejos antes de apagar el fuego que le dejo los pelos chamuscados.
Neville se aferró al sombrero, tomo algo plateado y lo libero, una espada de punta fina y hoja delgada apareció de adentro, y Neville la sostuvo con fuerza, como si su vida dependiente de ella. Entonces corrió hasta la serpiente que acompañaba a Voldemort y con la espada la corto por la cabeza, partiendo la en dos cuando una sombra gris salió de esta y brillo por todo el vestíbulo. Voldemort grito pero nadie pudo oírlo, la serpiente cayó y un muro se estacionó entre Neville, Voldemort y yo, cuando su varita estaba levantándose.
Entonces el caos comenzó, los centauros se adelantaron y me hicieron perder de vista a mi hermano una vez mas cuando Cedric me tomo de los brazos y me obligó a caminar lejos de todos los hechizos que caían sobre nosotros. Lo único que pude ver fue a Harry correr hasta Voldemort.
Una vez mas nos habíamos salvado de morir este día, así que no dude en ayudar apesar de que Neville se había perdido, estoy segura de que se puede cuidar y que no me necesita porque ya lo he criado lo suficiente.
—¡Mis padres no están ahí, supongo que Voldemort ya se encargo de ellos!— grito Eugene debido a la multitud, se encogió de hombros —Supongo que... No lo se.
—¡Hay que seguir peleando!
—¿Segura? ¡Ya me duelen las rodillas!— bromeo Eugene.
Rei un poco —¡Si, deberíamos pelear y tú te deberías sentar, viejita!
—¡Ayde, ten más respeto a tu abuela!— imito el tono de voz de mi abuela, haciéndome reír aún más —¿Entonces? ¿Que les parece un helado si salimos de esta?
—¡Mientras no se te congelen las piernas, amigo!— bromeo Cedric.
—¡Si, no queremos cargarte hasta tu casa!— añadió Cho.
—¿Sabes que es gracioso? ¡Que no tengo casa a la que volver!
Negué —¡Bueno, estamos nosotros para que te quedes!
—¡Hazel, te adoro, pero no le ofrezcas nuestra comodidad que luego no se irá jamás!— dijo Cedric.
Hay hechizos por todos lados, absolutamente todos lados, pues la guerra había iniciado otra vez así que Eugene, Cedric, Cho y yo formamos un círculo para defendernos, tratando de luchar con los últimos mortifagos que se habían quedado, pues ya habíamos ganado, ¿Verdad?
—¡Estoy seguro de que no quiero saber a lo que se refiere con «comodidad» pero gracias por la oferta, la tendré en cuenta!
¿Qué hice mal?
—¡Avada Kedavra!
Exclamó una voz a unos metros de mi. Me giré para ver a quien era dirigido y me petrifique al darme cuenta que aquel maleficio era hacia mi.
Mi ceño de aligero y todo paso tan rápido que cuando me di cuenta ya estaba en el suelo y el problema no era ese si no que...
Estaba viva.
Algo o alguien cayó a centímetros de mi y cuando me levante para ver de quien se trataba mis ojos se abrieron demasiado.
—¡No!— el grito de Cho me hizo despertar.
Eugene.
Se encontraba sobre el suelo, con su rostro entre pálido y verdoso, repetí una y otra vez negaciones en murmullos mientras corría arrastrándome hacia él.
Pero fue demasiado tarde.
Estaba sin vida, claro que lo estaba, el dolor tardó un segundo en llegar cuando el shock se fue y entonces mi corazón se rompió.
Mi mundo se rompió.
—¡No, no, no, no!— Cho gritaba en mi oído, tomando el rostro del joven.
Sin embargo, permanecí junto a ella, mirando a Eugene al rostro... Parecía dormido, desmayado de modo que despertaría en cualquier momento, ¿No?
Apenas abro la boca para tratar de hablar mi suelto un sollozo que me ahoga, un sollozo que me destroza por completo.
Creí que habíamos ganado pero Eugene se había ido, estaba muerto jamás volvería, jamás.
Me levanté a duras penas, con el corazón no latiendo me fuerte si no tan despacio que sentía que iba a morir también. Cuando me volví al causante, observé como Bellatrix Lestrange reía a lo lejos de nosotros, dando saltos y festejando la muerte de Eugene.
Levanté mi varita, como si estuviese hipnotizada y fui la primera en atacar a la mujer.
Aquello le hizo reír aún más —¡La pequeña Hazel está triste! ¡Vamos, madura y pelea, no seas una cobarde como toda tu familia!
No dije nada, la risa de Bellatrix se intensificó, esquivando mi segundo hechizo. Aquello le hizo sonreír, avanzo algunos pasos y yo retrocedi cuando ella lanzo hechizo tras hechizo que me hizo retroceder.
—¡Dos contra uno, que mejor!— chillo Bellatrix, cuando rodolphus se le unió —¡A tu izquierda, rodolphus!
El hombre obedeció, mientras ambos lanzaban hechizo tras hechizo. Detrás de mi Cedric se puso de pie pero le negué para darle a entender que podía con ambos, que en este momento podría.
Y así fue, lance hechizo contra hechizos y de todo a diestra y siniestra, sin detenerme, sin respirar. Con cada movimiento venía la ira, ese sentimiento que tuve cada vez que la maldición Cruciatus cruzaba mis huesos y lo intensifique, lo di todo sobre ellos hasta que Bellatrix explotó en humo y se desapareció, rodolphus tuvo unos segundos para reaccionar cuando el hechizo le dio a él y explotó en pedazos de humo que se desvanecieron con el aire.
Mi pecho subía y bajaba, el dolor se había ido, ahora las personas que nos rodeaban se juntaban contra Voldemort, aquel hombre deforme se encontraba rodeado entre la multitud pero solo Harry fue capaz de enfrentarlo, pues incluso los maestros tenían sus varitas apuntándole.
Estaba perdido, era ahora o nunca. Ambos dispararon al mismo tiempo, ocasionando una explosión de una clase de cañón, las llamadas doradas entre ambos se intensificaron, marcando en el salón un gigante círculo trazado donde los hechizos empezaron.
Enseguida hubo una segunda explosión, cuando Harry tomo la varita de Voldemort este se desplomó sobre el suelo como un tronco, con el cuerpo débil y encogido, las manos blancas vacías, la cara de serpiente vacía e ignorante.
Estaba muerto, todo había terminado por fin.
Todo se termino, sobreviví, pero no todos a los que quería lo hicieron.
—¿Que haremos?— inquiere Cho, cuando todos estamos arrodillados frente al cuerpo de Eugene.
Nadie se ha atrevido a decir nada o a hacer algo, estamos tratando de procesar la idea en silencio.
—No podemos dejarlo aquí— insiste la chica, cuando Finn le toma del hombro con delicadeza —¡Por favor! No podemos...-
Su voz se rompe en sollozos, así que siento como derramó una lágrima más y asiento con la cabeza.
—Tiene razón— murmuro, aclarando mi garganta —No podemos dejarlo aquí, hay que enterrarlo, hay que...— me detengo un segundo —Hay que darle el funeral que se merece, que nos merecemos.
Cedric nos apoya a ambas, se levanta así que me hago a un lado para que pueda cubrir el cuerpo con una sábana negra, que no le da una mejor imágen pero calma un poco a todos.
El resto festeja o llora sobre sus muertos, otros ayudan con los escombros o se mantienen callados sobre sus lugares y mirando a la nada. Supongo que así es como se siente la paz después de la guerra, creí que sería diferente, creí que quizá podríamos estar sentados en las mesas bebiendo café, desayunando pan o avena y no aquí, frente al cuerpo cubierto con una sábana de mi mejor amigo.
No así, no aquí, no con este sentimiento.
Para la escritora que también mato a mi personaje favorito en otro fanfic de hp...
BAI
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro