chapter forty-three. the dark mark
HEAVEN
━━━━ ★ ━━━━
⌇ ☾ ❪ chapter forty-three ❫ ೋ
۫ ₊˚ the dark mark ˚₊ ۫ ۫
La sangre sigue fluyendo, el chico frente a mi esta tan pálido que sus ojeras resaltan y me resulta tan extraño que aun no haya notado mi presencia.
—¿Qué es... esto?— hablo a duras penas.
Eugene está cortando su brazo, como si siguiera un patrón, la causa de la sangre quizá sea porque está cortando tan profundo que suelta leves quejidos.
Al verme, el chico salta en su lugar, evita que vaya hacia él para tratar de curarlo.
—Aléjate, Hazel— sentenció con tono firme.
—No, déjame curarte, es demasiada sangre, quizá pueda ayudarte— apenas estiraba mi mano, él la manoteaba al aire.
—Te dije que te alejaras— espeto por tercera vez.
—Y yo que no lo haría.
Quito su brazo de mis manos, dándome un leve empujon —Dije que no, Hazel.
—Y yo que sí, ahora quédate quieto para que pueda cuidarte.
A duras penas logre tomar el brazo, la sangre empapó mis manos pero no me importo, solo quería ayudarlo. El alma casi se me cae al suelo al ver lo que se había hecho; unas terribles líneas alrededor de un tatuaje de una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca.
—No es lo que piensan— dijo de inmediato —No lo es.
Apenas tengo valentía para mirarlo —¿Qué es esto?— repito, como si no pudiera decir otra cosa.
—Hazel, créeme, yo jamás quise eso— noto como las lágrimas quieren caer de sus ojos —No soy como ellos, no me gusta matar, ni torturar, sé lo que le hicieron a tus padres así que entiendo si quieres asustarte, alejarte o delatarme, cualquiera de las tres me mataría.
Negué con la cabeza, trataba de procesar todo al mismo tiempo que mi cabeza se mareo un poco.
—No, no hablo de la marca— le digo —¿No viste? ¿No eres consciente de que te pudiste haber matado si cortabas de más?
—No era mi intención, quería quitarla— formó una pequeña mueca.
No tengo nada más que decir, al menos no algo que le ayude.
—Tenemos que ir a la enfermería, Pomfrey te curará.
Intento avanzar pero él se niega —No, no puedo.
—Es la única que puede curarte.
—Verá la marca y ambos iremos a Azkaban, ¿No lo entiendes?— murmuró entre dientes —No hay manera de que yo pise la enfermería con esto.
Soltó un quejido cuando la víbora comenzó a moverse con delicadeza, lo cual sólo hizo que me asustara.
La mente se me lleno de tantas ideas que no podía organizar nada. ¿Cómo lo curaria sin ir a la enfermería? Además, si pudiera, yo no tengo experiencia alguna en ese sentido, ¿y si lo empeoró?
—Eugene— esto no es una buena idea —¿Confías en mi?
El chico se queda mirándome unos segundos antes de asentir sin dudar —Sí.
—Bueno, entonces tendrás que hacerlo cuando te cuente lo que haremos.
El plan fue fingir que estaba enferma, que Pomfrey me dejara entrar a la enfermería y mientras ella me revisaba lo que sea que tuviera, robar un par de medicamentos o pociones cuando se vea distraída.
Ella apuntaba con su varita en un pergamino los síntomas que tenía mientras yo me robaba una clase de aguja para coser la ropa que mi abuela usa, así como todo o la mayoría del hilo que encontré, una caja que era un color blanco con rojo, parecía un kit o algo así.
—Ni siquiera sé por qué tienen estas cosas si tenemos magia— le dije al chico cuando corría de la enfermería con él.
Nos dirigimos hasta la sala común, pero no nos quedamos en la sala, si no que subí con él hasta las habitaciones de los hombres, apenas entrar al pasillo estornude por el polvo unas tres veces.
—Oye, ustedes nunca limpian, ¿Verdad?— mencioné, con una leve mueca al polvo de las paredes.
Eugene negó, pero no dijo nada, a este punto lo veía algo pálido y a decir verdad, ya comenzaba a preocuparme.
Abrí el gigantesco libro de muggles de mi habitación y lo coloque sobre las cobijas, buscando entre las hojas algo útil. Cuando lo encontré, comencé con el trabajo.
—Sí te cortan la mano por mi culpa... ¿Prometes no enojarte conmigo?— le inquirí, antes de iniciar, con las mangas sobre mis codos y las manos limpias.
Él asintió —Solo hazlo.
Y empecé, rezando a todo lo que me escuche en el proceso. No fue nada fácil entender el idioma tan raro que se utiliza para los artefactos que tenía frente a mi. Es como si estuviera cosiendo una camiseta que se ha roto ya que es demasiado fácil, aunque también aterrador e irreal.
—No tienes que cuidarme— escuché decir a Eugene en un murmullo.
—Sí, tengo que— tomé su brazo nuevamente, entonces él se mantuvo quieto —No me importa que él... que Voldemort se entere, Eugene, no le tengo miedo.
De hecho, si le tengo miedo.
—¿Sabes que ahora puedo leer tu mente?
Lo miré —Y ni así entiendes que me importas, soy tu mejor amiga y no me importa lo que seas, si eres malo o bueno, te voy a querer y te voy a cuidar, soy capaz de entregar mi vida por ti, Eugene.
Se mantuvo en silencio, entonces comencé a vendar o lo que sea, la herida sobre la marca.
—Lo único que sé es que confiaré en ti, incluso si eso significa que perderé la vida haciéndolo— añadí en aquel silencio.
Eugene suspiro, entonces recargo su frente sobre mi hombro mientras formaba una mueca.
—No quiero hacer esto, Hazel— soltó apunto de echarse en lágrimas.
—Lo se, lo se.
—No quiero, no quiero pero si no lo hago me matará.
Formé una mueca, pues escuchar la voz del chico quebrarse antes de echarse a llorar sobre mi hombro me dolió.
—Todo va a resultar bien— asegure —Tranquilo, puedes hablar conmigo.
—No quiero que resulte bien, no quiero hacerlo, simplemente no quiero— se levantó, justo cuando termine de vendar.
—Puedes huir, esconderte en algún lugar— propuse.
Él negó —No hay escapatoria, no de esto.
No puedo imaginar lo que debe sentirse y creo que jamás lo haré, no tener escapatoria, no poder vivir como quieres por una obligación de vida o muerte.
—Entonces estropealo— dije sin pensar —Sí no lo haces bien, Voldemort debe saber que no eres apto para el trabajo.
—No digas su nombre— me pidió.
—¿Por qué no?
—Porque es malo, es... algo, no se como explicarlo, solo no lo digas.
Entrecerre los ojos un segundo, trate de buscar una manera de hacer el ambiente más ligero y aquí mi oportunidad.
—Voldemort, Voldemort, Voldemort— repetí tres veces.
Nos mantuvimos en silencio, como si estuviésemos sincronizados para esperar algo malo... pero nada, como es de esperarse.
—¿Ves? No pasa nada, estamos seguros aquí, él no puede matarte si no está cerca de ti, ¿O si?
Eugene negó —No, pero...-
—Nada de pero, no le tengas miedo, Eugene, aquí no puede lastimarte, aquí puedes ser tu— le sonreí levemente.
—No pueden vernos en los pasillos, es peligroso para ti— mencionó de inmediato —No pondré tu vida en peligro.
Rode los ojos —Eres muy necio.
—No, hablo enserió, Hazel.
Bueno, en parte tiene algo de razón, lo que sea que tenga que hacer debe ser importante, así que decido no darle más estrés del que el pobre ya tiene y aceptar.
—Entiendo— murmure —Pero al menos deja que te haga compañía algunas horas en la semana.
Bajo la mirada hacia su venda, la cual acaricio con lentitud —¿Por qué?
—¿No lo deje claro?— intente mirarlo al rostro —Porque soy tu mejor amiga, bueno, tu eres mi mejor amigo, no se si sientas lo mismo.
—No tienes ninguna obligación.
—No lo es— insistí, apunto de tirarle un zape a la cabeza —Créeme, no lo es.
Tardo unos segundos o quizá demasiado, no lo se, pero no respondió por un largo tiempo, como si intentase tragar sus lágrimas antes de levantar la cabeza y asentir.
—Está bien— dijo —Pero no debemos dejar que nos vean, no te pondré en peligro.
—Está bien— sonreí —Mientras pueda ayudarte.
Deje que recargará su cabeza sobre mi hombro, hice lo mismo pero por encima de su cabello. Jamás habíamos estado de forma tan cariñosa como ahora, pero he de admitir que me agrada esta versión de Eugene, no la triste, si no la cariñosa, como amigos por supuesto.
—Tienes razón— menciona de pronto —Sí eres mi mejor amiga, Hazel.
LA NOTICIA DE QUE Katie Bell había ido a San Mungo se esparció por todo el castillo muy rápido, por suerte mantenía alejado el chisme de Eugene que me encargue de parar antes de que llegara a oídos de los maestros.
Lo defendí y posiblemente me haya peleado a palabras con uno que otro alumno cuando los escuche. Estuve apunto de perder la cordura de no haber sido porque tengo que cuidar del chico de cualquier modo, me encargo de procurar que desayune, coma y cene, ya que esta demasiado delgado, tanto así que puedo ver los huesos de su mandíbula y clavícula.
—Traje el desayuno— le dije, sentándome en aquel pequeño escondite.
No podíamos estar al ojo público así que nos juntábamos aquí, en un lugar alejado entre las ventanas del pasillo que daba al patio.
Eugene despego la mirada que le echaba al libro de muggles que había traído para que se entretuvieron también y dejara de pensar en tirarse de la torre de Astronomía, pues un día de esta semana dijo que prefería morir antes que seguir su misión, lo cual obviamente no permitiría, no perdería a mi mejor amigo.
—¿Qué es?— se preguntó.
—Puré de papa, huevo cocido con queso y jugo de arándano— levanté la gran botella de color vino.
El chico frunció su ceño —No sabía que había jugo de arandano en el colegio.
Negué —Ni yo, creo que se lo tenían bien escondido, pero le pregunté a los elfos si podía llevármelo y me dieron como tres botellas más así que ya tenemos para beber hasta Marzo.
Cuando observé su pequeña sonrisa se me contagio y sentí una leve alegría al verlo feliz.
—Marzo, ¿Eh?— se preguntó —No pense que llegaría a Marzo.
—¿De qué hablas? Marzo es el mejor mes, mi favorito, además tenemos que celebrar tu cumpleaños— dije.
—¿Qué vamos a hacer estando aquí?— comenzó a jugar con el queso del desayuno con el tenedor que le di.
Encogí mis hombros —No lo sé, podemos salir a pasear, escaparnos a Hogsmeade o a donde tu quieras.
—Cuando se acerque el día veremos que pasa— dijo como simpleza —Pero ya no quiero hablar de cumpleaños, solo dime algo interesante, no de ti, de algo más.
—Bueno, no ha pasado mucho, solo lo que Katie— lo miro de reojo y él no nota así que se queda quieto en su lugar.
—Yo no fui— aclara —Sí es lo que piensas.
Mi ceño se frunció —Jamás dije que pensaba eso.
—No, pero tu mente sí.
—Deja de leer la mente de los demás, es invasivo— pedí —Y no, solo supuse que sabías algo sobre eso.
Negó —No fui yo, no soy el único que pasa por esto.
—Claro, entiendo.
En ocasiones o más bien, todo el tiempo, Eugene se colocaba en un modo diferente, a la defensiva y algo agresivo, lo entiendo porque si pasara por eso yo estaría peor o igual y no, no intento entender lo que siente ni nada de eso, pero trato de entenderlo para ayudarlo, solo así puedo.
—Habrá un partido de Quidditch en la tarde— mencione —¿Quieres ir?
Negó —No, tengo que hacer tareas, también voy muy atrasado con eso.
—Te pasaré mis apuntes de Pociones, no te preocupes.
—Aún así no puedo ir, pero podrías contarme lo que paso... en la cena si quieres.
También quería que lo ayudase y estos detalles me daban a entender esa parte. Posiblemente porque sea la única que lo sepa y que este dispuesta a ayudarlo o simplemente porque soy la única que puede hacerlo.
—Traeré postre— añadí —¿Qué prefieres, un pastel de chocolate o uno de limón?
—El de limón esta bien.
Le sonreí y él intentó devolverme la sonrisa que se volvió una mueca. ¿Qué le han hecho? Para que este así, tan apagado, tan oscuro a comparación del Eugene que conozco, el feliz y alegre que hace chistes y de burla de todo de una forma amistosa pero brusca, que no te hace sentir menos ni mal, si no bien, unido a el.
Intento pensar en que sigue ahí, escondido entre todo el miedo que le han puesto en la cabeza... pero no se si siga siendo así.
ME ABRO PASO ENTRE los estudiantes que ya se encuentran en las gradas del campo de Quidditch para el juego de Gryffindor contra Slytherin. Al final de la fila veo a Cho, sentada sola y algo ansiosa.
—¡Ya era hora!— exclamó la chica.
La miré con los ojos muy abiertos, entregándole la nieve de chocolate que tomó con rapidez.
—Oye, ¿querías tu nieve o no?— le reclamé, sentándome junto a ella.
Allan, quien venía detrás de mi se sentó a mi lado, creo que estaba en el mismo estado o mucho peor que Cho. Ambos empezaron a hablar sobre el juego conmigo en medio, lo cual me hizo mirar uno a otro.
—Al Cazador Vaisey de Slytherin le pegó una Bludger en la cabeza ayer durante su práctica ¡y está muy adolorido para jugar!— dijo ella.
—¡Eso no es lo peor, Malfoy también está enfermo!
Forme una pequeña mueca —Sí quieren me puedo ir a ver el juego con Luna, no entiendo ni la mitad de lo que dicen a excepción de eso último, que mal lo de Vaisey.
—Que te des contra la pared esta bien, pero una Bludger es de lo peor— añadió Cho, ignorando por completo mi comentario.
—Tranquila, no hablaremos más— Allan me sonrió —Al menos no de Quidditch.
—Gracias, Allan, que considerado— me giré a mi amiga.
Ella me dio un mal gesto que me hizo sonreír. Los equipos de Gryffindor y Slytherin se adentraron al campo, todos en las gradas gritaron, aplaudieron y festejaron en sus propios lugares.
El partido comenzó y los tres escuchamos una voz completamente diferente a la del comentarista de siempre, esta vez parece algo brusco y grosero.
—Bueno, ahí van, y creo que todos estamos sorprendidos al ver el equipo que Potter ha organizado este año— dijo por el altavoz —Muchos pensaron, dado el irregular desempeño de Ronald
Weasley como Guardián el año pasado, que estaría fuera del equipo, pero claro, una amistad cercana con el Capitán también ayuda…-
Las burlas y aplausos de Slytherin no tardaron en llegar apenas termino, sin embargo, los tres nos quedamos quietos en nuestros lugares, solo observando.
Miré a Allan y él a mi, por inercia se formó una leve sonrisa en mis labios que él devolvió.
—Ese no es Lee Jordan— menciono él.
Asomé mi cabeza hacia el podium para ver y entonces reconocí al chico de cabello rubio que se encontraba detrás del megáfono.
—No, ese es Zacharias Smith.
—¿El jugador de Hufflepuff?— Cho pareció escuchar nuestra conversación, ya que se asomó detrás de mi.
—Ese mismo— formé una mueca —Me pregunto a quien se le habrá ocurrido que fue una buena idea ponerlo ahí.
—¡Oh! y aquí viene el primer intento de gol por parte de Slytherin, es Urquhart
pasando como rayo hacia la portería y..
Weasley la tapa, bueno, el puede tener suerte algunas veces, supongo…-
—Que malo es— opinó Allan.
—Tristemente.
—Alguien que le tire una palomita desde aquí.
Con tan solo media hora del juego, Gryffindor iba ganando 60 puntos a cero, Ron había hecho unas salvadas espectaculares, algunas muy, muy apenas.
Gryffindor había anotado varios puntos a este momento, tantos que apenas pude contarles porque me distraía comiendo o mi cerebro se apagaba de un momento a otro, dejándome mirando al vacío.
Esta vez fue Zacharias quien me despertó con sus gritos —¡Y creo que Harper de Slytherin ha visto la Snitch! ¡Sí, él ciertamente ha visto algo que Potter no ha visto!
¿Harper? ¿Quién demonios es Harper? Tan solo me dormí unos minutos.
—Estoy muy confundida— dije a ambos chicos.
—¿De qué?— se preguntó Cho, sin despegar la mirada del campo.
—De todo, ¿Quién es Harper y cuando entro al campo?— miré a ambos en buscar de una explicación.
Al ver que Cho no respondía porque estaba gritándole a Harry donde estaba la Snitch, Allan procedió a explicarme quien era Harper.
Cuando iba por la mitad de su explicación nos callaron los gritos y exclamaciones de la grada de Gryffindor, entonces lo supe: Harry había atrapado la Snitch en lugar de Harper.
Con ello me levante y grite también, junto a los demás, Cho tomó de mis brazos y me grito en la cara, asustandome al inicio pero luego no pude evitar sentirme contagiada por su felicidad así que reí, reí junto a ambos chicos en celebración.
—Bueno, habrá fiesta en la sala común de Gryffindor y dudo que nos inviten— mencione, cuando íbamos por el pasillo de regreso al gran comedor terminando el partido a cenar.
—Nadie hablo de colarnos, tu conoces a varios de Gryffindor, ¿No?
Mire a Cho, pero no podía ir al banquete de cena, tenia que llevarle a Eugene su cena y de todos modos, no tenía muchas ganas de ir a fiestas ahora mismo.
—Sí, pero no iré, puedo hablar con Milan para que los deje entrar— dije.
—¿Estás segura?— inquirió Allan —De todos modos tengo hambre, me quedaré a cenar.
—No, de verdad, pueden ir, yo estaré... con Pandora estudiando un rato.
Fue difícil pero finalmente aceptaron, ellos se fueron a la fiesta de Gryffindor y yo me encamine con dos platos de cena a hurtadillas hasta el escondite.
Cuando estaba por adentrarme lo escuché, no era la primera vez que escuchaba a eugene llorar o bueno, sí, de esta manera si que era la primera vez. El chico tomaba de su brazo con una mano, entendi lo que quería hacer así que lo detuve.
—¡No lo hagas! Harás que te sangre de nuevo— deje con rapidez los platos sobre la ventana.
El chico me observo, su expresión cambio tan rápido que me asusto pero al darse cuenta que era yo se calmo.
—Hazel, lo siento— sollozo —Sigue doliendo, no quise hacerlo, no quería.
Negué —Está bien, esta bien.
—No lo está, en realidad, no se qué es lo que me pasa estas últimas semanas— contó y me senté junto a él —No puedo detener el dolor.
—Se irá, ya lo veras— respondí —Arreglaremos esto.
—¿Crees que pueda volver a ser lo de antes?
Jamás he sido creyente de eso, las cosas habían cambiado en estos años que aunque lo intente, nada pudo ser igual.
—Tal vez no— murmure bajito —Pero podría ser mejor.
Él no dice nada más, así que hago lo único que sé me ocurre: lo abrazo. Primero rodeo mis brazos sobre su cuello y lo atraigo hacia mi. Jamás lo había abrazo, bueno, solo una vez por mi cumpleaños pasado pero fue un abrazo tan ligero y sin ganas que apenas y nos tocamos.
Esto es diferente, como si el necesitara este abrazo, pues se aferra a mi apenas nota lo que hago y recarga su mentón sobre mi hombro.
—Va a ser mejor— le asegure.
—¿Qué pasa si no?
—Estaré contigo, si las cosas no mejoran estaré contigo, también Cho, Cedric y todos los que te queremos— cerré mis ojos un segundo.
—Es una lista corta— bromeó.
Trato de imginarme eso, un lugar donde todo es nuevo pero no mejor, la sensación es terrible pero al menos nos tenemos el uno al otro. Cho prepara galletas con chocolate junto a Cedric, mientras yo le doy un discurso motivacional a Eugene y trato de no regarla más.
Sí, es una lista corta, pero al menos las personas que lo están es porque realmente te aprecian.
LOS DÍAS HAN SIDO demasiado pesados últimamente, para el final del día terminaba tirándome al sofá de la sala común y me quedaba ahí, hecha ovillo en busca de tener la fuerza suficiente para levantarme, lo cual siempre se tardaba hasta que Cho viniera por mi.
Hoy el sofá no estaba solo, Allan estaba ahí, luego de días sin verlo, le sonreí y me recosté al otro lado del sofá.
—¿Todo bien?— me inquirió, algo preocupado.
Negué —No en realidad.
Por inercia o algo así cerró el libro de su regazo y se giró a mi, no tiene que decir nada, ni siquiera preguntar porque lo hace con la mirada, sin embargo, no podía contarle lo de Eugene por nada del mundo y fuera de eso ni siquiera sabía porque me sentía así.
—He tenido muchas cosas en mi cabeza— dije únicamente.
Él asintió con la cabeza, tratando de razonar esa oración y la verdad es que ni yo le encuentro sentido.
—Entiendo... bueno, sea lo que sea es temporal o puede serlo.
Suspiré —Sí, lo sé, trataré de recordarmelo mientras intento no llorar.
—Hazlo si quieres, he leído que te ayuda mucho a deshacerte de eso que te agobia— dijo —No me preguntes dónde lo leí.
Sonreí —No lo haré, ¿Sabes que me ayuda a pensar y no llorar?— negó —Ir a un lugar tranquilo y silencioso, después... solo mirar al vacío.
—¿De dónde lo leíste?— entrecerro los ojos.
Rei, me habia descubierto —Del libro que compré en la librería de tus padres, ya lo terminé y admito que tenías razón, llore con ese final.
—Te lo dije, ¿Cuál fue tu parte favorita?
Pensé —Cuando se conocieron los protagonistas en ese lago, cuando chocaron sus espaldas al huir de sus ex's, ¿Cuál fue la tuya?
—Creo que ni puedo elegir, veamos...— se acomodó sobre su lugar, abriendo el libro de su regazo, de inmediato reconocí la portada —Ah, mira, aquí está, cuando los protagonistas pasan de ser amigos a ser algo más que solo eso.
No lo se, pero la forma en lo que lo dijo, ese tono de voz, me dejo estática al entender su indirecta muy directa. Sonrió de lado a lado luego de eso, buscando alguna respuesta en mi rostro, que solo pudo sonreír de la misma manera.
—¿Ah, si?
Él asintió —La mejor parte de todo el libro.
—Ya veo que es tu libro favorito.
—Lo es, no te miento, lo he leído treinta veces aproximadamente— señaló —Jamás me canso.
—Vaya obsesión que tienes— sonreí —Me pasa, no te juzgo.
Por alguna razón terminamos hablando sobre el libro toda la noche, me cuenta que se ha ido de la fiesta antes porque apenas los dejaron entrar así que estar ahí fue más difícil.
—Como sea, la fiesta de Halloween será en unos días.
Asentí —Sí, aún no tengo mi disfraz, Merlín, tendré que ir en pijama.
Rió —Yo sólo se que usaré lo primero que encuentre en mi closet.
—¿Una pijama también?— bromee y él asintió —Iremos iguales entonces.
EL TIEMPO SE VA TAN rápido de una forma tan increíble que ni siquiera te da el tiempo de procesarlo, ni siquiera te da el tiempo de disfrutar o de hacer algo diferente a lo que realmente quieres.
Hace dos años llegué al colegio con la esperanza de vivir algo diferente a mi anterior escuela donde viví abusos por mis compañeras, burlas y comentarios muy groseros como para repetir ahora. No lo se, quizá últimamente me sienta muy melancólica y me ponga a sobrepensar sobre todo, intento disfrutar más el tiempo aunque tampoco es algo bueno de pensar a mi edad.
Si Emma se entera de esto me mata seguro.
Mi árbol favorito del patio del colegio estaba muy alejado del castillo, frente al lago negro, donde no había ruido y podías leer, pensar o simplemente dormirte por varias horas así como yo ahora mismo, me acababa de despertar de una siesta que hice sin intención, simplemente me recosté y me dormí por tres horas aproximadamente.
Cuando escuché los pasos en el pasto no supe quien sería pero tampoco a quien esperar.
—Sea quien seas, vuelve por donde viniste, estoy cuidando que las sirenas salgan del lago y... nos coman a todos.
—¿Qué bebiste?— se pregunta la voz de mi hermano.
Entonces asomó mi cabeza para sonreírle —La planta que siempre cuidas en tu habitación, creí que era una clase de té.
Neville ríe y yo con él —Sí le dices a Emma me voy del país.
—Yo lo decía en broma— fruncí mi ceño.
—Ah, sí, yo también.
Rió cuando se sienta junto a mi, me sorprende bastante lo alto que está Neville a este punto ya que tengo que estirar mi cuello para mirarlo.
—¿Qué haces aquí?— me pregunte.
—Cho esta buscándote como loca, dice que faltaste a tres clases, creo que piensa que te han secuestrado unos gnomos— dijo.
—Es que me quede dormida en este árbol— señaló —Estaba por volver.
—¿Piensas de más otra vez?
No quería responder a eso así que simplemente asentí.
—Recuerda que es malo.
—Lo se— encogí mis hombros.
—Entocnes no lo hagas, te vas a freír el cerebro como Emma dijo.
—No puedo evitarlo, es malo, lo se, pero no lo controlo— suspire —Como sea, solo es una etapa, así dijo la abuela.
—Tu misma has dicho que no le crea todo lo que dice la abuela, Hazel— frunció un poco su ceño —¿Ahora le crees?
—Es nuestra abuela, ha vivido más que nosotros, quizá tenga razón, mañana me curo— sonreí —O si no, pon en mi lápida que morí por sobrepensar.
—No te vas a morir— sentencio —Quiero decir, no lo harás, ¿O si?
Negué de inmediato —Solo era un chiste, tampoco me creas mucho a mi, me bebí toda tu planta.
Eso le hace carcajearse junto a mi. Acomodó mi cabeza sobre el tronco y entonces decido cambiar de tema.
—¿Cómo va todo con Hannah?— inquiri —Hace mucho que no los veo.
—Ella está bien, estamos bien— asintió —Aunque casi no nos hemos visto por los exámenes.
—Cierto, la próxima semana es de exámenes, lo olvide— formé una mueca.
—¿No has estudiado?
—Puff, claro que si, ya lo hice.
No, no lo hice.
—Te voy a creer, pero realmente espero que lo hayas hecho si no quieres reprobar tus exámenes.
Negué —Créeme, sacaré una buena nota.
Se levantó del suelo de un momento a otro, tomando su mochila —Bueno, si no quieres volver a clases aun esta bien, al menos se que estas aquí.
—Solo dame unos cinco minutos más.
Él acepto —Está bien, pero no más, espero verte en la cena.
—Estare ahí, por cierto, ¿Emma te contó de su nuevo novio?— me levante al igual.
—Sí, ¿también te sorprendiste?
—Sí, dime, ¿en qué universo eso podría pasar?
Encogió sus hombros —Ella merece ser feliz, déjala ser feliz.
—No digo que este mal— rode los ojos —Solo me pareció raro, es todo.
—Y te va a parecer aun más raro cuando nos lo presente en la cena de navidad— sonrio, pero yo no lo hice.
Abrí mis ojos tanto como pude, apunto de ahogarme con mi propia saliva.
—¿Qué? ¿Ella te dijo eso?
—Sí, en la nota que me dejó con la caja— trago en seco cuando me quede callada —Ahora que lo pienso creo que no debí habértelo dicho.
Negué —No, no debiste, porque eso me parece aun más raro.
—Está bien, Hazel, es nuevo para nosotros, cuando menos te des cuenta lo llamaras tío.
Forme una mueca —Cállate.
Él rió en forma de burla, retrocediendo sus pasos sobre el pasto —Buena suerte con procesar la noticia y no le digas a Emma que te dije.
Coloque ambas manos sobre mi cintura —No prometo nada.
Y lo vi irse, dejándome con aquella loca noticia de Emma y su nuevo novio. Comenzaron a crecer muchísimas dudas en mi cabeza pero lo justifique todo con lo que dijo Neville; todo es nuevo para nosotros, es cuestión de acostumbrarse.
Y si que tiene razón.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: holuuu, lamento haber desaparecido, pasaron muchas cosas y apenas tuve tiempo de escribir, además de que se me borro la primera versión de capitulo (llore mal, quería matar a wattpad), so tarde un poco más en escribirlo todo de nuevo.
En fin, no los aburro con mis cosas, lean, disfruten y recuerden votar y comentar <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro