chapter forty-one. selling dreams
HEAVEN
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⌇ ☾ ❪ chapter forty-one ❫ ೋ
۫ ₊˚ selling dreams ˚₊ ۫ ۫
Eugene's pov
¿Quién dice que soñar despierto es malo?
Solía tener sueños buenos o ningún sueño antes de convertirme en el monstruo en el que soy ahora, una persona que de todo menos buena ya que ¿Quién deja de hablarle a sus únicas amigas? No había podido enviarle más cartas a Hazel, Malfoy o Nott me descubrirían y entonces lo que más temía pasaría.
Quédate encubierto, recuerdo a la perfección las palabras de mi padre pero, no puedo hacerlo y no me doy cuenta de que miró al que solía ser mi mejor amigo observar sin darse cuenta a la chica con la que solía salir.
—No acoses— hablo por primera vez —Es raro, rarito.
Cedric salto como un gato, lo cual me hubiera hecho reír en otras circunstancias.
—No estoy acosando a nadie— aseguró —¡Eugene! ¡cuanto tiempo!
Sonrió y, cuando lo hago se siente bien —¿Un mes o dos? ¿Quién lleva la cuenta? Sé que debe ser extraño no verme todos los días.
—No puedo contar con tanto trabajo.
Asentí —Claro, me olvidé que ahora eres el esclavo de tu papá.
—No soy su esclavo.
—¡Ah, cierto! Ayudante, perdóname.
No es grosero, así solemos llevarnos así que ríe un poco cuando nota mi humor.
Estoy apunto de volver al tema cuando él se adelantan y señala a Hazel desaparecer junto a ese chico de ravenclaw: Allan.
—No estaba acosando— repitió —Es... inconsciente, no me gusta hacerlo pero es como si sintiera cuando esta cerca.
Sabía lo que se podía sentir, debe ser duro haber terminado solo así porque sí.
—Ella está bien ahora, Ced— mencionó —No tienes que preocuparte.
—Lo sé, fui un idiota.
Asentí —No diré lo contrario, pero ambos estuvieron de acuerdo según sé.
—Lo estuvimos porque estábamos molestos en ese momento— recordó —Si tan solo me hubiera quedado callado no lo hubiera mencionado.
—¿Tal mal fue?
—¿Qué tan mal puede ser decir si esto no funciona entonces por qué seguimos juntos?— se giró a mi y busqué una palabra adecuada para responder.
—Olvidalo, si fuiste un idiota— desvíe la mirada —Pero si te hace sentir mejor, ella y ese chico no están saliendo, no aún.
Él negó —No es eso, si sale con otros chicos está bien para mi porque así estoy seguro de que alguien más la hará feliz, lo único malo es que yo no soy ese alguien y desearía serlo. Desearía que volviéramos.
—Entonces háganlo— respondí —¿Para qué te quedas ahí espiando como un acosador y no vas y le dices lo que sientes? Es más... sería más fácil, amigo.
Era algo evidente que solía usar más la lógica, Cedric al parecer no ya que ni siquiera parecía habersele pasado por la cabeza mi idea.
—¿Y si ella no quiere?
—En eso no te puedo ayudar, pero, si realmente quieres intentarlo otra vez solo hazlo.
Quien diría que estaría dándole consejos de amor a Cedric cuando ni siquiera podía resolver mi vida.
Cuando noto el dolor punzante sobre mi brazo es cuando me detengo, me paralizó y formo una mueca que hace fruncir el ceño de Cedric.
Me quedo sobre mi lugar, mis pies sobre el pasto del patio como si fuese una planta y tomó mi codo para no hacerlo obvio.
—¿Estás bien?— inquirió él, al verme en una extraña posición.
Le asentí con la cabeza, —Sabes, recordé que es la hora de la comida y mi clase favorita es la comida, nos vemos.
Ni siquiera le di tiempo de responder cuando salí huyendo directo a los pasillos, después me metí entre estos y me deje caer sobre el suelo, rascando por encima la marca sobre mi brazo para intentar quitar el dolor que se volvió más insoportable.
Solo hice lo de siempre; cerré mis ojos con fuerza, conté hasta el cincuenta para distraer mi mente y dejé que las lágrimas se deslizaban sobre mis mejillas, dando pequeñas patadas de vez en cuando al sentir el dolor intensificarse.
Cuando se detuvo pude respirar, solía pasar una y otra vez, cada ocasión dolía más y cada ocasión deseaba no ser lo que soy ahora: un seguidor más de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.
HAZEL'S POV
Me paso un buen rato en escribir la carta en respuesta a los gemelos durante mi descanso. He tirado al menos cinco pergaminos cuando me doy por vencida y la carta queda así:
Queridos Weasley;
Muchas gracias por su lindo regalo, me gustaría utilizarlo con ustedes si tan solo siguieran en el colegio, sería demasiado divertido. Por cierto, les aviso cuando haya visita a Hogsmeade porque tengo muchos chismes que contarles e ideas para los Sortilegios que han surgido en mis días de insomnio.
Espero verlos pronto, los extraño!!
Con amor (gracias, Fred), Hazel.
Enrollo el pergamino y lo coloco en una de las patas del búho que Cho me ha prestado para enviar la carta.
Cuando regreso corriendo a la sala común me encuentro con Cho, quien sale de las escaleras acomodando su bufanda de nuestra casa de ravenclaw lista para ir a clases. En cambio yo ni siquiera me moleste en peinarme hoy.
—¿Lista para irnos?— inquirió y olvidé por completo su plan de irnos juntas a todos lados como chicles hasta ahora.
Asentí, como si no se me hubiera olvidado —Sí, tan solo me peino y ya.
Ella observo mi cabello —¿Puedo ayudarte? Me encanta hacer peinados, además tienes un cabello muy lindo.
Sonreí —Dime algo que no sepa.
A decir verdad, todo el mundo o al menos algunas chicas del colegio solían decírmelo. Mi ego creció, nadie podía culparme por amar mi cabello.
Finalmente la dejo peinarme, no es un privilegio que le de a todo el mundo ya que suelo enojarme cuando las personas tocan mi cabello, es más como una costumbre.
—Listo, vamonos que se hace tarde y no pienso llegar a una mala hora en mi primera clase de Adivinación— advirtió ella.
Cho había peinado mi cabello en una trenza de lado, con algunos mechones de cabello sueltos a los lados de mi frente. Suelo llevar el cabello suelto así que al inicio me incomoda pero me acostumbro cuando salimos al pasillo.
Tome su brazo cuando bajamos las escaleras de nuevo, mirando a Eugene justo en ese momento, quien me dio una mirada extraña que solía hacer cuando venía un comentario sarcástico. Sólo me encogí de hombros y seguí mi camino.
—De acuerdo, tengo clase de Adivinación y tu de...-
—Pociones— recordé y ella asintió.
—Eso, entonces me da tiempo suficiente de dejarte en clase después del desayuno y si todo sale bien, llegar antes que el profesor.
—¿Estás segura de que puedes? No me molesta salir corriendo a clases sin hablar con nadie.
Ella negó —¿Y qué un loco te aplaste la nariz con una puerta? No, eres mi amiga, así que te ayudaré a evitar malos encuentros.
Malos encuentros, ahora Cedric era eso, ¿Eh?
—De acuerdo— murmure bajito, estoy casi segura de que ella ni siquiera me escucho.
—Después de eso tienes dos horas libres, ¿no?
Asentí —¿Cómo sabes?
—No preguntes, esas dos horas pásalas en la sala común, nadie que no sea tan inteligente como para resolver el acertijo puede entrar.
—¿Dices que pase dos horas en mi habitación? ¿Acaso quieres que pierda la cabeza y me lancé por la ventana?
Cho se mantuvo en silencio. Si tan sólo pasar media hora encerrada ya quería tumbar la puerta y salir corriendo, no me imagino dos horas.
—Tienes razón— ella suspiro —¡Ya se! Tengo pruebas de Quidditch esas dos horas de nuevo, me vas a acompañar.
—Está bien, pero si me dan un balonazo me pondré a llorar, sabes que tengo un trauma con...-
—¡Corre!— ella me arrastró por todo el pasillo luego de gritar eso.
No me dio ni un minuto de reaccionar cuando me llevaba arrastrando por otro pasillo, uno que desconocía, pero aún así la seguí. Solté un chillido ahogado cuando dio otra vuelta y casi me caía de cara.
—¿Por qué corremos?— inquirí, cuando desviamos a un alumno de primer año de gryffindor con una maniobra que ni yo puedo procesar.
—¡Código amarillo!
Fruncí mi ceño —¿Amarillo?— entonces entiendo —¡Ah, amarillo! ¡Corre!
Ella ríe cuando la jalo con más fuerza y corremos por el pasillo hasta mi clase de Pociones.
Cuando llegamos al pasillo, justo en la fila para entrar, nos detenemos al chocar contra Allan. Le pido disculpas de inmediato y nos giramos a mirar detrás de nosotras.
—¿Están bien?— inquirió él chico, frunciendo su ceño.
Abrí la boca para hablar pero no podía, estaba respirando muy rápido, al igual que la chica.
—No preguntes, y si te preguntan, tu no viste nada— respondió Cho, luego de unos segundos.
Asentí —Sí, todo fue una ilusión.
Él asintió, justo cuando la fila comenzó a avanzar para entrar a la clase.
—Aquí nos despedimos, Hazel, suerte y recuerda esperarme para ir al campo de Quidditch después de esta clase— recordó Cho.
Uní su meñique con el mío en forma de despedida, es como un saludo que nos inventamos.
—Después de clase, lo tengo.
Ella se fue a los segundos y entonces me giré al chico, sonriéndome con delicadeza cuando avanzamos por la fila.
—Está tarde son las segundas pruebas de Quidditch, ¿Verdad?— se preguntó, dejándome pasar primero.
—Sí, ¿piensas audicionar?
—En realidad sí, estaba pensando hacerlo para guardián— ambos pasamos hacia el salón —¿Qué hay de ti? ¿Te gusta el Quidditch?
Negué —No, para nada, quiero decir, no es que no me guste sino que no me llama mucho la atención, tengo un trauma porque mi tía Emma intento enseñarnos a jugar a Neville y a mi, y bueno, digamos que pase mi cumpleaños con la nariz ensangrentada.
Sus ojos se abrieron demasiado al sentarnos frente a la mesa junto a los demás ravenclaws.
—Eso suena terrible, no sabía que odiabas el deporte.
—No lo odio— corregí —Pero prefiero mantenerme sana y salva que a terminar en la enfermería con algo roto.
—¿Crees que si fuera diferente lo intentarías?— se preguntó y volví a negar.
—Sabes, Allan, el deporte y yo no nos llevamos bien— formé una mueca —A Cho si le gusta, dice que una vez soñó que ganaba cien partidos de Quidditch a la vez.
Reí al igual que él, callandonos al momento en el que el profesor Slughorn se pasó por las mesas al iniciar la clase.
Hoy preparamos una nueva poción que te hacía decir solo mentiras mientras durará el efecto. Fue difícil al inicio, pues requería de muchos ingredientes y yo estaba algo ocupada conversando con Allan toda la clase.
Nos reíamos y nos callabamos cuando el profesor Slughorn venía a nuestra mesa a darme cumplidos como solía hacerlo. La clase se fue tan rápido que cuando menos me di cuenta ya estaba entregando mi muestra a la mesa de profesor.
—¿Quieres venir conmigo al entrenamiento hoy?— inquirí al chico mientras recogía mi libro.
Él me observo, guardando sus tinteros. —¿De verdad?
Asentí —Sí, muchos van a audicionar hoy, a menos que hoy vayas a audicionar.
—No, de hecho audicione ayer— sonrió —Sigo esperando a que me digan si quede o no, realmente espero haber quedado.
—Seguro que lo harás— coloqué la mochila sobre mi hombro —Espero verte jugar algún día.
—Me encanta la idea.
Sonreí —¿No te parece que audicionar suena como algo de baile?
Allan asintió. Ambos comenzamos a caminar por el pasillo entre los alumnos que iban y venían.
—Cuando dicen que audicionaran para el Quidditch me imagino a todos bailando en el campo— respondió.
Reí —Con el traje azul y plateado, que rara imagen en mi cabeza.
—Ojalá hubiera clases de baile, seria divertido, ¿no lo crees?
Encogí mis hombros antes de responder —¿Te gusta bailar?
—Solo cuando lo veo muy necesario, ¿y a ti?
—No se mucho, pero me gusta hacerlo.— respondí.
Ambos cruzamos el pasillo cuando todos mis movimientos se detuvieron. Cedric estaba a unos metros de nosotros, caminando por los pasillos y mirando a todos lados cuando sus ojos grises se encontraron con los míos.
Él se detuvo y estuvo apuntó de hablar cunado se dio cuenta de la presencia de Allan y nuestra larga conversación sobre bailes.
Esta vez me límite a sonreirle y saludarlo desde la distancia con un ademán, no entre en pánico ni nada por el estilo, lo cual me hizo sentir orgullosa de mi.
Cuando llegamos al estadio de Quidditch, Cho y los demás ya estaban ahí, el jefe del equipo de ravenclaw: Roger Davies, se encontraba frente a todos los que iban a audicionar en esa ocasión.
—No sabía que Davies seguiría de capitán— admitió Allan de un momento a otro.
—Ni yo, la última vez perdimos por él— formé una pequeña mueca —Supongo que no tienen a nadie más.
—No es mal capitán, le falta... algo pero aún no sé lo que es.
Entrecerre los ojos un segundo, dandome cuenta que él también lo hacía.
—Quizá es porque es nuevo en eso— encogí mis hombros, sin darle mucha importancia.
Nos pasamos la mitad del día viendo el entrenamiento con más compañeros de ravenclaw a nuestro alrededor ya que las demás casas no se acercaban por privacidad y porque si se acercaban Davies era capaz de ir con el profesor Flitwick, pues este año está totalmente prohibido mirar los entrenamientos de casas contrarias.
Allan me habla un poco sobre las reglas de Quidditch que no me molesto en entender, tuve suficiente con aquella vez que Neville casi me rompe la cara con una quafflle.
—... La bruja Daisy Pennifold tuvo la idea de hechizarla, para que, si se caía, lo haga lentamente, como si se hundiera en el agua, y así los cazadores la podrían atrapar en el aire— terminó de contar Allan cuando volví a la realidad.
Lo miré perpleja, no por esa Daisy Pennifold si no por la cantidad de palabras que podía decir a tal rapidez.
—No tenía idea— me limito a decir.
—¿Te gusta el deporte?
Negué —No, pero seguiré fingiendo que sí para no hacerte sentir mal.
Eso lo hace reír y me alegra ya que iba con mucha sinceridad.
—Lo siento, ya no te aburrire con el tema— volvió la mirada al estadio.
—No es que me aburra si no que... no lo se, nunca me ha llamado tanto la atención investigar sobre el tema— formé una pequeña mueca con mis labios —Solo vengo a los partidos por Cho.
—¿Hará una audicion este año?
Asentí —Sí, de hecho, ¿miras esa mancha que mira a todos lados impaciente?— señalé con mi dedo y él asintió —Esa es mi amiga.
Cho está con los brazos cruzados agarrados a su escoba, mirando a todos lados y a todo el mundo con mucha impaciencia mientras el capitán; Davies, da su discurso que no logró escuchar hasta acá.
—Jamás ha tenido mucha paciencia para estas cosas— recordé de pronto.
Como si me escuchara o algo así, mi amiga se gira hasta encontrarnos y señala al capitán que no para de hablar con impaciencia. Yo me río de ella, la pobre debe estar sufriendo ahí abajo.
—¡Tu puedes!— le grito con mucha fuerza —¡Paz y paciencia, Chang!
Alzó un pulgar y ella hace lo mismo solo que en dirección hacia abajo.
—Ella podrá— finalicé y regreso al chico —¿Verdad?
Él asintió con rapidez —Por supuesto, ella sabe jugar muy bien, la he visto.
Sonreí, mirando como el chico asentía una y otra vez con nerviosismo al notar que le prestaba toda mi atención.
El resto de las audiciones se basan en bromas y risas, un par de comentarios criticando a los demás compañeros que audicionan para diferentes puestos, algunos realmente lo hacen mal y otros simplemente lo hacen de maravilla, aunque eso no indiqué que vayamos a ganar la copa este año, hace muchos años que eso no pasa.
CUANDO REGRESO A CLASES, aprovecho el tiempo que me queda para volver a descansar pues el profesor Snape nos ha puesto a trabajar hoy en varios hechizos útiles para nuestras vidas, lastima que ya no puedo recordar sus nombres debido al dolor de cabeza que cargaba ahora mismo.
Solo deseo ponerle un dedo encima a mi cama y dormir una siesta de veinte mil horas.
Cuando subía las escaleras di un pequeño brinco hasta el pasillo donde había varios gryffindors paseándose para entrar a su sala común. Sin embargo, eso no fue lo que llamo mi atención, si no aquel chico dorado de cabello castaño y liso que había estado cruzandose en mi camino cada vez más.
Retrocedí al esconderme sobre los cuadros que me miraban confusos ante mi comportamiento extraño, pero no les preste atención cuando choque mi espalda contra la de alguien o más bien dicho, contra la espalda de Milan.
Pude sentir un alivio enorme al verla ahí.
—¡Milan! Hola, oye, ¿me escondes en tu sala común? Es urgente, código amarillo— le digo de inmediato y ella frunce su ceño.
— Perdón, solo atiendo codigos rojos en estos momentos. — respondió, mientras seguía caminando.
—Milan, código amarillo...— mire detrás de mí —Osea... Cedric, escondeme o me lanzaré de esa ventana.
Señale con mi mano la ventana junto a nosotras, lo único que la cubría era cristal así que seria fácil romperlo con mi cuerpo al lanzarme.
— Ya lo sabía. Me encontre con el innombrable hufflepuff en Hogsmeade. —contó, haciendo una mueca de lado —. Así que mi sala común es bunker para ti, si eso quieres
Asentí —Sí, gracias, te pagaré con lo que pidas más tarde.
Ambas terminamos de subir las escaleras, Milan dijo la contraseña y yo salí corriendo dentro antes que ella.
Cuando estuve sana y salva me di tiempo para analizar la sala común, jamás había estado y jamás me había imaginado lo grande que podría ser, con varios tonos de rojo y oro, sillones y una chimenea adornada con un retrato de un león. Pronto noto lo acogedora que es, sin estantes con libros a comparación de la de ravenclaw, hay varias ventanas con cortinas de los mismos colores, dos escaleras que dan a las habitaciones, las paredes están decoradas con tapices escarlatas que representan brujas y magos, pero también varios animales.
Me quedo un buen rato observando los detalles, impresionada cada vez que encuentro algo nuevo.
—Wow...— murmure, al recuperarme.
— La de ravenclaw maravillosa. Estuve muchas veces ahí —Milan sonrió, guiándome hacia uno de los sofas más alejados —. ¿Te acuerdas del año que nos conocimos? Bien, si ves una versión así de mía, pero en chiquito, no te espantes. Hay una niña que es mi viva copia.
La mire pero no podía analizar sus palabras, estaba demasiado ocupada acariciando el sofá y la textura tan suave y cómoda.
— ¿Quieres hablar del innombrable?¿Algun chisme nuevo para mi? ¿Algo?— añadió la chica y entonces me volví a ella.
Solté una bocanada de aire, sintiendo mis manos aún temblorosas cuando me arme de valor para hablar.
—Bueno, no tengo chismes, solo eso de Cedric, es tan incomodo— formé una mueca —Y triste.
— ¿Hablaron? —interrogo —. Es decir, el a mi no me dijo nada relevante, ni sobre ti. Habló de Harry y sobre su nuevo trabajo con Tonks.
Asentí —Sí, hablamos una vez, tomamos café frío, cargo mi mochila y se puso de amable como siempre, es imposible. Me hace sentir tan... raro, ni hablemos de que es imposible no cruzarme con él en cada pasillo, es como si el destino quisiera hacerme sufrir.
─ Es entendible. Es reciente lo que pasaron ─murmuro ─. Nunca he tenido ex... bueno, no hablemos de mi, sigamos contigo. No digo que olvides a Cedric, pero podrías seguir, no lo sé, te he visto con ese chico de ravenclaw...
La mire con los ojos bien abiertos, mi rostro se puso colorado con tanta rapidez y mis manos comenzaron a sudar así que las aparte del sofá.
El tono de voz que había usado... ¿estaba insinuando que quizá Allan y yo teníamos algo más que amistad? ¿él y yo? Solo somos amigos.
—¿Q-Qué? ¿Q-Quien? No se de qué me hablas, ¿Ravenclaw? Solo conozco a Milan, digo, a Cho, Eugene, Luna y Allan, no se de quien, ¿De que? ¿Qué?
─ Supongo que el chico es Allan ─sonrió con burla, pero yo no sonreí ─. ¿Que me dices de él? ¿Lo odiamos? ¿Le tengo que tirar una maldición imperdonable la proxima vez que lo vea?
Eso si me hizo sonreír, solo que no sabía si eran de nervios u otra cosa.
—No lo odiamos, él es... lindo y lindo, digo, es un buen amigo— negué con la cabeza—Lo conocí en una biblioteca cuando llevaba a Neville a una de sus citas, resulta que tenemos demasiado en común.
─ Así que es ¿doble lindo? ─enarco una ceja ─. Bueno, me seguiría burlando de ti, pero creo que ya tienes suficiente por hoy. Entonces no lo odiamos y al parecer te cae bien, como amiga, esta bien por mi.
—Gracias— suspiré —¿Crees que seria raro que saliera con alguien más? No hablo de él específicamente pero, creo que me acostumbre tanto a Cedric que se siente raro.
— Solo tu corazón puede decidir cuando tiempo es necesario para salir con alguien —me dijo, soltando un suspiro —. Y no te sientas mal por querer a alguien más, es la naturaleza humana.
La naturaleza humana... ese es un buen concepto veas por donde lo veas, nadie podía juzgarme porque me gustará alguien más, llamara mi atención o incluso me pusiera así de nerviosa.
—Bueno, eso tiene sentido— asegure –Quizá sea momento de cerrar esa etapa, ¿No? Como dicen los muggles: seguir adelante.
La rubia me miró confusa, por lo cual añadí:
—Leí mucho sobre muggles, lo siento.
— Te llevarias bien con el señor Arthur, el adora todo lo que tenga que ver con muggles.
—Invítame a casa para navidad e iré, ya tengo harta a Cho con eso— recordé —Ahora tendré que atormentarte a ti con el tema.
─ Al parecer a alguien le gusta mucho la navidad ─soltó una pequeña risilla ─. A mi tambien. Y más cuando lo paso con los Weasley, los gemelos me suelen llenar de pequeños obsequios, que solo Merlin sabe de donde sacan.
La navidad, soy fanática de la navidad desde que tengo memoria; los regalos, las decoraciones, las galletas, la nieve y el ambiente ligero que se sentía.
—¿Bromeas? Tengo una obsesión con la navidad, es la mejor época del año— sonreí, emocionada por el tema —Y si, los gemelos tienen tantas ideas, los extraño mucho, me han enviado algunos dulces pero no los he visto desde que se fueron del colegio, ¿Ellos están bien?
─ Más que bien, su negocio les va de lo mejor. Me contaron que se les acabo muchos articulos de la tienda la semana pasada
—Sí, bueno, la gente necesita sonreír en estos tiempos tan locos— recargue mi mejilla sobre la palma de mi mano —Por cierto, el otro día Neville me dijo que te has caído saliendo del gran comedor, ¿Qué fue lo que pasó? ¿A quien tengo que enviar con Rowena?
─ En realidad estaba huyendo de Malfoy. No me hacia nada, pero con eso de que al parecer...¿le gusto? ─menciono confundida ─. Ya no se que hacer.
Comencé a preocuparme y ella pareció notarlo ya que rápidamente añadio: ─ No quiero que nada salga mal con Harry, pero ya comienza a desconfiar de mi...creo que tendremos que terminar.
—Primero me muero yo antes de que ustedes terminen— bromee —Y no sabía que Malfoy tenía sentimientos. Ahora que lo mencionas, también ha estado muy pegado a Eugene, quizá este saliendo con lo dos.
─ ¿Eugene y Malfoy? ─preguntó Milan anodada ─. ¿Que sigue? ¿Tú y Allan? Digo...perdon, tenía que decirlo para seguir viviendo.
De nuevo, el sonrojo, a este nivel mi cara explotaría en cualquier momento.
Aclare mi garganta, acomodandome sobre mi lugar. —Volviendo al tema... sí hubiera estado ahí cuando te caíste me hubiera burlado primero y después te ayudo.
— Claro, molestarme a mi para ignorar tus sentimientos —señalo Milan —. No me quejo. Pero si, hasta yo me hubiera burlado.
La rubia se acomodo en el sofá — Esto se esta tornando muy serio, pero quiero decírtelo —murmuró y eso llamo mi atención —. No te quedes con las ganas, apaga tu cerebro un rato y solo escucha tu corazón...ayúdate de tus amigos. Nunca estas sola.
Eso me hizo confundirme, Milan no era una chica que solía colocarse de un modo tan serio como el de ahora, supongo que estaba madurando y apenas me había dado cuenta.
Acepté sus palabras con un leve movimiento de mi cabeza, no sabía lo que haría pero si se me daba la oportunidad la tomaría.
—Lo haré, creo que he estado usando tanto mi cabeza que se me quemaron las neuronas— bromee, haciendo reír a la chica —Gracias, Milan, pero si sale mal tendrás que soportarme.
— Te puedo soportar —soltó una pequeña risilla —. Hazel, te quiero, pero tengo que reunirme con alguien, y ya voy tarde.
Contó ella, levantándose y alistándose la falda con las manos. La mire, apunto de levantarme también.
— eres bienvenida a quedarte aquí, es tu sala común —invito con amabilidad —. Aunque, si quieres puedo cancelar...
Negué con la cabeza de inemdiato, lo último que quería era ser una carga para ella también así que me devolvi a mi lugar.
—¿Segura?— inquirí, pero antes de que volviera a hablar añadí: —No respondas, ve, creo que me quedaré un rato más y entonces saldré. Gracias por refugiarme.
— Siempre es un gusto ayudarla, señorita Longbottom —la rubia hizo un ademán de quitarse el sombrero y hacer una reverencia —. Hasta vernos otra vez, bella dama
Reí, viéndola alejarse —¡Le diré a Harry que su relación terminó y empezaste una conmigo!
Milan hizo un ademán al encoger sus hombros, desapareciendo por el cuadro y dejándome así sola.
ME ASEGURÉ DE QUE estaba a salvo el resto del día, trataría de no huir más y pensar en otras cosas.
Hablar con Milan sobre la navidad me hizo recordar que no he planeado nada para regalar este año y, aunque faltaban algunos meses, quería estar preparada y no dejar todo a último momento como solía hacerlo.
Además así tendría tiempo de ahorrar galeones para comprar todo lo que necesité. Como siempre doy todo por sorpresa, esta vez atacó a Harry sobre el pasillo, siendo misteriosa.
—Hola, Harry— saludo antes que nada —¿Cómo estas?
—¿Qué? Yo no fui.
Mi ceño se frunció y coloqué ambos brazos detrás de mi —¿Qué?
—¿Qué?
—¿Qué hiciste?
Negó —Nada, ¿qué paso?
Estaba evitando el tema pero lo acepté —Solo quería preguntarte sobre Milan.
—Ella está... ¿donde? ¡Ah, sí! Dijo que iría con Luna a hacer tareas o algo así, estuvo apuntó de matarse durante el entrenamiento para el Quidditch.
Eso me hizo detenerme de golpe —¿Está en la enfermería? ¿Está bien? ¿Viva, al menos?
Harry asintió como si nada, como si yo no estuviese apunto de entrar en crisis. —Sí— respondió —Digo, ella está bien, no le pasó nada.
Tomé mi pecho —Merlín, esa chica vendrá rompiéndose la cara un día de estos.
—Intenta detenerla, ya lo intente y casi termino yo con la cara rota.
Reí un poco al imaginarme la escena —Como sea, yo venía a hablarte sobre otra cosa pero ya me olvidé.
Intenté pensar unos segundos, los cuales ambos comenzamos a caminar durante el pasillo otra vez.
—Es verdad, ¿Qué podría regalarle a tu novia por navidad, Harry?
El castaño se quedó pensando un buen rato en el que frunció sus labios. —Bueno... le gusta pintar.
—Le he regalado muchas cosas para pintar los últimos dos años.
—Hmm, ¿Qué hay de una mascota? Ella ama los animales.
—Ya tiene una, dudo que quiera otra— negué, formando una mueca en desesperación —Vamos, Harry, es tu novia, debe haber algo.
—¿Una bufanda? No es mucho pero me ha dicho que sabes tejer y eso le encantaría.
—A nadie le gusta que le regalen ropa— respondí —Al menos a mí no.
—Bueno, ella ha estado usando ropa diferente este año así que podrías regalarle un vestido, su color favorito en ropa es el rojo, el otro día dijo que quería un vestido rojo— recordó, mirando hacia otro lado —O le gustan los aretes, no tan grandes, alguna pulsera de amistad o collar, le gustan los collares si es el adecuado.
Eso me dejó pensando, ahora tenía tantas opciones.
—Me agrada lo del vestido, creo que lo tomaré— aseguré, justo cuando note el brillo en los ojos de Harry.
Fue de un momento a otro, seguía sin mirarme, murmurando un par de cosas de las cuales solo alcance a escuchar las que ya me había dicho.
—Realmente la conoces, Harry— mencioné, haciéndolo salir de su transe —Hasta te salen corazones de la cabeza.
Él sonrió con nerviosismo, desviando la mirada a otro lado con el rostro sonrojado.
—No es verdad— se defendió —¿Verdad?
Asentí —Sí se pudiera te perseguirian por todo el castillo.
—Bueno, es que es... la única que ha creído en mi realmente— dijo con tono sincero —Y la única que me quiere por quien soy y no por lo que dicen en el castillo u otro lado.
—Que dulce— halague —Me alegro por ambos, cuídala mucho, Harry, Milan tiene un espíritu muy especial que no se encuentra en cualquier lado.
—Lo haré, quiero decir, lo hago.
Sonreí —Más te vale, o tu, yo y un sartén tendremos una larga charla y no para cocinar.
Trago en seco, asintiendo con la cabeza lentamente —Gracias, creo.
—Bueno, eso es todo, gracias por las opciones y no le digas que te pregunte, quiero que sea una sorpresa— comencé a retroceder por donde venía.
—Tu secreto está a salvo conmigo... y espero que sólo conmigo.
Me despedí con un ademán, siguiendo mi camino por el castillo. Los cuadros me miraban pasar y yo los miraba a ellos, observando el hermoso paisaje que tenían por detrás, los extravagantes vestuarios que usaban y sus peinados alocados.
Las paredes viejas pero resistentes del castillo me rodeaban, tan cálidas y sintiéndose como un hogar desde el momento en el que llegue aquí.
Casa, si me preguntarán como se siente estar aquí diría que se siente como estar en casa.
DESPUÉS DE LA CENA, Cho y yo salimos devuelta a la sala común para terminar nuestras tareas para la semana e irnos a dormir. A decir verdad estaba tan cansada que podría dormirme en las escaleras cuando las cruzamos, pero al parecer estas no están de mi lado ya que se empiezan a mover segundos después de movernos.
—¿Por qué ahora?— Cho soltó un chillido, apretando mi mano con tanta fuerza que casi me la arranca.
Me quedó inmovil hasta que se detienen. —¿Quién de las dos crees que lleve la mala suerte?
Mi amiga me miró, con todo lo que ha estado pasando los últimos días, ambas estamos seguras de que la que trae la mala suerte soy yo.
—La profesora Trelawney dice que es algo astral, quizá tu signo zodiacal no esté en su mejor momento, ¿Te leo las cartas?
Sonreí, formando una línea en mis labios —Si me dices con eso que estaré salada el resto de la semana, entonces no.
—Si así lo quieres, solo di que te lo ofrecí.
No le di más vuelta al asunto ya que, cuando nos adentramos al pasillo me crucé con el código amarillo de mis últimos días también.
Levanté un pie exageradamente para regresarme cuando él ya me había visto.
—¡Hazel!— llamó y Cho se planto en el suelo tal planta.
Sería descortés dejarlo así nada más.
—Te lo dije— susurró mi amiga, antes de girarse al chico —¡Hola, Cedric! ¿Qué tal todo?
El castaño la miró y yo deseaba encogerme en el suelo o convertirme en un elfo doméstico y salir corriendo con mis diminutas patas.
—Todo esta bien, gracias, Cho, ¿Qué tal tu último año?
La pelinegra asintió —De maravilla, creí que sería más difícil.
¿Más difícil? Casi se queda pelona cinco veces la última semana y eso que apenas es miércoles.
Cuando Cho decide que es mejor irse y dejarnos hablar solos, ya que claramente el chico a quien venía buscando en primer lugar es a mi, me da una última mirada y sale del pasillo, dejándonos así en un terrible silencio.
—¿C-Cómo estás?— hablo él.
Asentí, metiendo mis manos sobre los bolsillos de mi túnica, estás me sudaban y la cara me picaba como si tuviese insectos en ella.
—Bien— respondí apenas —Dentro de lo que cabe.
Cedric miró a su alrededor, igual de incómodo que el ambiente así que, al ver que no podía formar una conversación casual, decidió ir directo al tema.
—Ya he pedido mi cambio a Hogsmeade— anunció —Asignarán a alguien más en el colegio para que... ya no tengas que esconderte de mi más.
Se me cae el alma al suelo. No literalmente pero casi lo hace, porque cuando levanto la mirada noto la entristecida del chico, lo cual me hace odiarme.
No pretendía que se enterara, ni que se sintiera mal, solo no quería hacerme pasar a él y a mi malos momentos. Es todo. No tengo nada en contra de Cedric y jamás podre hacerlo ya que él fue quien me mostró que alguien podría amarme de verdad así que verlo de esta manera, tan indefenso, tan dolido, me hace querer darme una abofetada yo misma.
—Lo siento— es lo primero que sale de mi boca —No quería, no es por ti, Cedric, es por mi.
Él negó —No tienes que darme explicaciones, Hazy, entiendo lo incomodo que puede ser, hiciste una nueva vida aquí y yo te estoy estorbando... admito que al inicio pedí el puesto por ti, quería recuperar lo que tuvimos— encogió sus hombros —Pero ya avanzaste y tengo que hacerlo también.
Las palabras que quiero decirlo no salen de mi boca mientras se aleja. Me obligo a reaccionar y me abofeteo mentalmente.
—Lo siento, Cedric— casi grito, lo que lo detiene a medio pasillo —No quería hacerlo, pero me sentía rara porque verte me recuerda lo que pude haber hecho para que no rompieramos, que pude haber esperado más antes de haber iniciado esa pelea... lo siento, de verdad.
—Si algo hubiera sido diferente, ¿Sería todo diferente hoy, no crees?
Asentí, mientras él retrocedia sus pasos hacia mi —Hubiera sido lindo que tu fueras el indicado, Cedric, si mis deseos se hicieran realidad... hubieras sido tu
Me quedo mirándolo un momento y noto que intenta guardarse algo pero finalmente lo dice:
—Pero éramos algo, ¿no lo crees?
—Sí, éramos algo.
Notó que se forma una sonrisa en sus labios, no una sonrisa de victoria como si estuviese manipulandome, si no una sonrisa que siempre me daba; tan llena de amor, pero también de tristeza. Creo que esa es la única diferencia.
—Te veo después, Hazel— se limito a decir —Que bueno que aclaramos las cosas.
—Sí, también lo digo.
Y así lo veo alejarse, quizá para siempre, quizá solo por un tiempo, no lo se pero quisiera saberlo. Me duele verlo partir y desaparecer por el pasillo, dejándome con mil poemas sobre mi boca que estoy segura que si quedara jamás saldrían.
Solo lo veo partir.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: feliz navidad atrasada y feliz año nuevo adelantado, mil gracias por todo, por darle una oportunidad a Heaven en sus vidas y por hacerme reír con sus comentarios, el siguiente año será mejor, love u <3
izzie luego de haber llorado con esa última escena:
Ndsmdmsmfn tenía que decirlo, en fin, disfruten el cap y no lloren, mejor voten y comenten, chau.
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