Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

chapter fifty-three. young and beautiful

HEAVEN
━━━━ ★ ━━━━
⌇ ☾ ❪ chapter fifty-three ❫  ೋ
۫ ₊˚ young and beautiful ˚₊ ۫ ۫


¿Puedo respirar? No, en definitiva no puedo respirar. El vestido de dama de honor me apretaba el pecho más de lo que me apretaba la última vez que me lo medí, juraría que este vestido es de la hermana de Fleur; Gabrielle y no mío.

Negar la belleza del vestido me daría un pase libre a Azkaban, porque el color dorado se ve tan lindo con las ondas de la falda, brillan al moverlo y al caminar, me queda ajustado de la cintura para arriba, con escote en forma circular y unos pequeños listones tomando mis hombros para que no se me caiga.

Tomo una pequeña bocanada de aire cuando escucho que llaman a la puerta, así que abro pero la cierro en las narices de Cedric.

—¡Auch! ¿Y eso por qué?— se preguntó al otro lado de la puerta.

Fruncí el ceño —No debo verte.

—Creí que eso aplicaba solo para los novios— respondió, en tono coqueto.

Sonreí —Sí, pero también para nosotros, Hermione se pasó media hora aplicandome brillo labial y no lo voy a arruinar ¡Así que vete!

—No venía a eso...— alcé ambas cejas, como si pudiera verme —Bueno, sí, pero solo será uno de la buena suerte, por si te caes en el pasillo al altar, ya sabes, todo puede pasar.

—Muchas gracias— reí —Con eso es suficiente.

—¿De verdad? ¿Ni uno?

Negué —Hm-hm, adiós.

Guarde silencio unos momentos hasta que, rendido, escuche sus pasos.

—Está bien, me rindo— suspiro —Pero no te puedes esconder también en la fiesta.

Rodé los ojos. Una vez que me aseguré de que se fue, corrí hasta la habitación donde la señora Weasley y la madre de Fleur la ayudaban a vestirse.

—Buenos días— sonreí.

—¡Hazel, migate! Pageces salida de un cuadgo de agte— halago Fleur —¡Cedgic debe vegte!

—Ya lo hizo, pero no lo deje analizarme mucho— negué y ella me miró confusa —Brillo labial.

Asintió, entendiendo y formando una sonrisa —Bueno, como mi dama de honog, ¿me ayudagias con el maquillaje?

Abrí ambos ojos de par en par —¿De verdad? ¿Quieres que yo te ayude?

Tomo mi mano, sin darme la oportunidad de retroceder en ningún momento. Me entregó el rubor y se quedó quieta sobre la silla, en el bello tocador de madera con un gigantesco espejo.

En cuestión de segundos terminé con su maquillaje, la madre de Fleur había decorado su rubio cabello, de modo que la diadema de la abuela de la familia Weasley quedó hermosa. Como dama de honor fue mi deber acompañarla hasta el inicio del altar, donde tan solo esperábamos a su padre para empezar el recorrido.

Fleur como mi mano, lo cual me tomó desprevenida.

—Dime que no estas pensando lo que yo estoy pensando— pedí.

Frunció el ceño —No, no pienso huig— sonrío luego de entender —Solo quegia decigte que... disfruten esta noche Cedgic y tu.

—Fleur, es tu boda, no te preocupes por nosotros— negué.

—No, eso lo sé, pego la disfugtagia más si veo a los dos bailag como la linda pageja que son.

—¿Somos lindos?— bromee y ella rió —Está bien, lo haremos.

—Gracias— ambas escuchamos la música empezar, dando inicio a la ceremonia.

El padre de Fleur llegó corriendo y se disculpó con su hija por la tardanza, besando su mejilla y diciéndole cuan hermosa se veía. Los dejé solos y me acomodé sobre mi lugar, tomando todo el aire posible y tragandome todos los nervios que indicaba las miradas de posiblemente miles de personas.

La música se hizo más fuerte, los globos dorados hacían su trabajo encima de la cabezas de todos y el silencio abordo nuestra entrada.

Al ser la primera en entrar agradecí que no todos tuvieran la atención en mi a excepción de Cedric, quien no veía a la novia y a su padre, si no a mi. El ramillete de flores casi se me cae de las manos cuando le sonrio devuelta.

Fleur llegó junto a Bill, mientras yo me mantenía de pie junto a la chica. Me di un momento la vuelta para seguir mirando a Cedric. Se veía tan guapo en su túnica de gala que por un momento me olvidé que era el, su cabello castaño estaba bien peinado, y se veía limpio y elegante.

—Damas y caballeros… —dijo una voz cantarina de pie frente a Bill y Fleur—. Hoy nos hemos reunido para celebrar la unión de dos almas nobles… William Arthur, ¿aceptas a Fleur Isabelle…?

Fleur dijo que disfrutaramos esta noche como si fuera nuestra, bueno, tal vez tiene razón y debamos hacerlo porque, después de todas las cosas que nos han pasado los últimos meses... me he olvidado por completo lo que se siente tenerlo a mi lado, abrazarlo e incluso besarlo de verdad, sentir su afecto en mi cuerpo y la electricidad que sentía al hacerlo.

—… Así pues, los declaro unidos de por vida— el mago del cabello ralo alzó la varita por encima de las cabezas de los novios y acto seguido, una lluvia de estrellas plateadas descendió sobre ellos trazando una espiral alrededor de sus entrelazadas figuras.

Fred y George empezaron a aplaudir y,
entonces, los globos dorados explotaron, dejando escapar aves del paraíso y diminutas campanillas doradas que, volando y flotando, añadieron sus cantos y repiques respectivos al barullo.

—¡Damas y caballeros, pónganse en pie, por favor!

Todos obedecieron y entonces el hombrecillo agitó su varita mágica: los asientos de los invitados ascendieron y todo se transformo en una pista de baile, con un hermoso patio lleno de flores y la carpa cubriendo el techo a base de los poste dorados.

Las familias se reunieron así que me hice a un lado y al bajar las escaleras tropecé, siendo sostenida por nada más y nada menos que Cedric, quien parecía ya venir hacia mi.

Tome sus manos —Cedric, yo...

Negó —Está bien, Hazel— dijo, con una sonrisa.

Él entiende lo que quiero decir, él entiende todo lo que siento con tan solo mirarme.

—Lo lamento— le digo únicamente.

Entonces coloca su mano sobre mi mejilla y une sus labios con los míos. De nuevo, la electricidad recorre mi cuerpo y me hace suspirar, mis manos viajan a su cuello y me acerco más a él.

—Ejem, lamento interrumpir pero realmente quiero irme— la voz de Barry o más bien, Harry disfrazado de un muggle, llamo en aquel momento.

Me separé de Cedric tan rápido como pude y solté carcajadas —Lo siento, Harry— le susurre.

Negó —No pasa nada, felicidades.

Frunci mi ceño —¿Por qué?— inquirió Cedric.

—Por ser felices, obviamente.

Y sin más se fue, dejándome más confundida que antes.

TODOS APLAUDÍAN MIENTRAS Fleur y Bill abrían el baile como una tradición, pronto todos se sumaron al baile, a excepción de mi, pues Cedric se encontraba afuera de guardia.

—¿Te han dejado sola?— Fred preguntó, colocándose junto a mi.

Le sonreí —Cedric esta haciendo guardia con Lupin, dijo que volvería y bailariamos.

—Entonces... supongo que no se va a enojar si bailamos en lo que se desocupa— ofreció su mano frente a mi.

Lo mire unos segundos, tomando su mano sin dudar —Bien, pero solo un rato, ¿Vale?

Asintió y en cuanto tome su mano me dio una vuelta que me hizo soltar un chillido y reír cuando nos encontrábamos en la pista de baile.

Balanceandonos de un lado a otro junto a las demás parejas de baile, coloco su mano sobre su cintura en una buena posición y junto su mano con la mía, manteniendo una cierta distancia que me hizo sentir cómoda.

Me dio una vuelta, incluso con la música lenta.

—Cuando recién nos conocimos...— comenzó y entonces supe lo que diría.

Su expresión, la forma en la que evitaba mirarme a los ojos...

—Espera, espera— pedí, no sé si estaba lista para escucharlo.

—No te estoy confesando, bueno, algo así— sonrió —Tu me... gustabas de la forma en la que estas pensando, cuando nos conocimos, Hazel, sabía que era un caso perdido.

Se me apachurro el corazón —Fred...

Negó —Creí que tendría una oportunidad cuando terminaste con Cedric pero luego llego Allan y yo ya no estaba más en el colegio así que supuse que no eras para mi.

¿Qué debo responder? La declaración del chico no me ha tomado para nada de sorpresa, creo que algo dentro de mi lo supo desde el principio pero estaba demasiado cegada como para verlo, para verlo a él.

—Lo lamento— dije.

—No debes, de hecho, solo quería decírtelo— me miró finalmente —No para que me correspondas ni nada de eso, solo... intento superarlo.

—¿Por qué nunca me lo dijiste?

Me dio otra vuelta —Porque no quería que te sintieras mal al rechazarme y... nuestra amistad es algo que aprecio más.

La canción terminó y nos detuvimos, acomode mi vestido mientras peinaba mi cabello hacia atrás.

—Gracias por decírmelo.

Asintió —Gracias por aceptar bailar conmigo.

Me alejé lentamente, tomando el vaso que estaba frente a mi y dándome cuenta poco después de que lo que bebía no era en absoluto agua, era champagne pero sí que estaba bueno.

Bebí de mi vaso y me senté en una mesa totalmente vacía a descansar. Sonreí de oreja a oreja mientras Fleur y Bill se abrazaban y comenzaban a bailar lentamente, ambos mirándose el uno al otro con tanto amor que se podía notar a miles de kilómetros.

Ellos representaban lo que el amor era cuando realmente luchan por estar juntos.

Sin embargo, mi estadía de quedarme embobada se vio interrumpida cuando alguien o mejor dicho, Cedric, tomó de mi mano y me guía hasta la pista de baile. <<Aquí voy de nuevo>> pensé.

—¿No es lindo?— preguntó comenzando a bailar lento.

—¿Qué es lindo?

—Las bodas— sonrió, mirándome —Y tú.

Sonreí, sintiendo mis mejillas sonrojarse totalmente.

—Gracias y... sobre las bodas, creo que me causan más algo como melancolía— conteste, no quería admitir que en realidad me ponían feliz.

Me dio una vuelta y al regresar seguimos bailando —La de nosotros no te hará sentir melancolía.

Arquee ambas cejas —¿Nosotros?

Asintió —¿Te gustaría casarte conmigo, luego de que todo esto se arregle?

—Cedric, tengo planes y lo sabes— murmure.

—Y los harás, no digo que quiero una boda en cuanto Voldemort muera, podría ser cuando estes lista, quizá un año después... dos.

Sonreí —Con algunos meses me basta, en lo que buscamos un hogar, trabajos, dinero y...-

—Un gato.

Reí ligeramente —Un gato.

Lo observé con atención, se notaba algo nervioso a decir verdad, como si estuviese esperando mi respuesta y es que sí la estaba esperando.

—¿Me seguirás amando cuando ya no sea joven y hermosa?— solté de pronto.

Cedric me observo y asintió —Por supuesto que sí.

Decir que él es mi sol y que me hace brillar como diamantes es una frase tan corta como para describir lo que él es para mí. Cedric, la persona en la que más confío y mi futuro esposo.

—Acepto casarme contigo cuando todo esto se arregle— le respondí con una leve sonrisa.

Beso delicadamente mi frente y luego junto la suya con la mía, cerré entonces mis ojos un segundo, dejando que él me guiará en el camino de la pista, dejando que las personas a nuestro alrededor desaparecieron un segundo.

Su lindo rostro y su alma eléctrica me hace querer decirle sí a todo, incluso si ese todo es una locura. Amo con toda mi alma cada parte de él y no me arrepentía de haberlo conocido.

Es él, siempre será él.

DE ALGÚN MODO terminé hablando con Hagrid sobre animales fantásticos, en este tema los thestral.

—Me parecen tan curiosos, aunque son hermosos— dije en aquella ocasión, había tomado pocas copas de champagne que aún no hacían efecto... creo.

—Sin duda son hermosos— respondió como si nada, aunque él en definitiva ya estaba del todo ido —Que sus huesudos ojos no te intimiden, creo que por ahí me guardo un libro sobre ellos, cuando quieras puedes volver al colegio.

Sonreí —Gracias, Hagrid.

Cedric tomo mi hombro, se veía algo raro, lo cual me confundió bastante. Se acercó a mi oído y susurro: —¿Quieres ir a otro lado?

—¿A dormir?— alcé ambas cejas.

Sin embargo, no respondió, tomó mi mano y me despedí de Hagrid antes de que empezará a cantar una rara canción con el tipo que tenía a su lado. La fiesta estaba demasiado descontrolada, había gente muy borracha y bailando por todos lados, en cualquier esquina.

Cedric y yo nos acercamos a la cúpula que ocupaba este lugar, entonces me detuve.

—¿A dónde quieres ir? No podemos salir— dije.

Cedric negó —Creí que quizá querías dar un paseo, Lupin dice que es seguro ahora.

La idea de ir al bosque a pasear me agradaba debido a todo el dolor de cabeza que estaba causándome están encerrada en la cúpula de seguridad.

—Bueno, bueno, pero si se nos aparece un vampiro o un fantasma tu lo vas a enfrentar en duelo— le señalé —O si corremos, me cargas.

Él río, haciéndome formar una sonrisa mientras lo seguía dentro del bosque. Estar fuera se sentía raro, especialmente después de estar tanto tiempo encerrada en aquel lugar.

Durante nuestro paseo nocturno, fue un milagro no habernos encontrado nada de nada, además de caminar en tacones y tropezar de vez en cuando. En una de aquellas ocasiones, mi pie se torció y esta vez Cedric no pudo sostenerme por lo repentino que fue.

El dolor se intercambio por una carcajada dolorosa y un Cedric preocupado.

—¿Estás bien?— inquirió, revisando mi tobillo, que sostenía entre carcajadas.

Asentí —Sí, dolió un poco pero ya me acostumbre al dolor.

Sonrío aliviado —Será mejor que volvamos, fue una mala idea.

Negué, tomando su mejilla, aun sentada en el suelo —No, está bien, me gusta estar aquí contigo.

Él lo entendió. Mi corazón comenzó a latir algo deprisa y lo único que supe es que, sus labios conectaron con los míos con rapidez. Algo se incendio en mi pecho, pero no como todas aquellas ocasiones cuando lo besaba, si no de una forma tan diferente y especial que es difícil de describir.

Mis dos manos viajaron a su corbata y la desataron incluso sin ver, en la oscuridad. Sentí el tacto de las manos de Cedric viajar por los tirantes del vestido que llevaba aún puesto, mi respiración se aceleraba a cada movimiento cuando caí en cuenta en el lugar donde estábamos debido a un aullido de alguna clase de perro a lo lejos.

Me separé del chico y miré a mi alrededor —Creo que será mejor si volvemos— le dije.

Él sonrió, mirándome a los ojos —¿Segura que quieres volver?

—No, quiero estarme aquí contigo pero no quiero que un perro nos coma a ambos— respondí, riendo.

Se levanto, extendiéndome su mano para ayudarme. Me coloqué junto a él.

—De hecho— tomo todo el aire que podía —Creo que conozco un lugar más cómodo.

Sonreí, al entender lo que quería decir. Así que decidida lo seguí unos cuantos pasos más por el bosque hasta encontrar una pequeña casa con las luces ligeramente encendidas.

—¿Quién vive ahí?— me pregunté algo asustada.

Cedric se giró a mi unos segundos —Yo.

Fruncí el ceño —¿Tu?

—Sí, es donde he estado viviendo desde que me fui de casa de mis padres, no quería ponerlos en peligro con todo esto y que alguien los buscará para interrogarlos porque conocen a Harry, están de viaje en Australia, creo.

—Vaya, si que tienes todo planeado.

Asintió —Hay muchas personas que me importan, Hazel, incluyéndote.

Sé lo que debía hacer, sé que estaba segura de aquello así que me acerque una vez más a él y lo bese. Lo tomé del cuello de la camiseta y lo dirigí dentro, pero como yo no conocía el lugar, muy pronto choque contra una pared que me sorprendió.

—Es bonita— mencioné —Como para vivir con un gato.

Sonrió, tomando mis mejillas sonrojadas antes de seguir con aquellos besos. El contacto, mis manos viajando sobre su pecho y dejando la túnica de lado, él toma todo de mí, besa todo de mí y me hace sentir tan especial y bien que me dejo llevar por este momento. Su lindo rostro me mira unos segundos, antes, como si esperará ver algo más que satisfacción en mi rostro.

—¿Qué pasa?— me pregunto, entre un suspiro confuso.

Él niega —¿Estás segura de hacer esto?

Sonrío —¿Quién fue quien secuestro a quien?— me burlo, sabiendo que yo fui quien lo empezó. Tomo sus mejillas y dejo un cálido beso para después decir: —Estoy completamente segura de que te quiero.

Y eso le da la seguridad para seguir, no dejo de besarlo ni un solo segundo. Nuestros pechos suben y bajan, y de vez en cuando sonrió porque ¿Cómo explicarlo? Tenerlo en mi se siente tan bien como imagine alguna vez.

Cuando termina no creo poder seguir viviendo a como están las cosas. La poca luz que ilumina la habitación me da la oportunidad de mirarlo a él, su cabello despeinado, la forma en la que me mira hace que me sienta incluso más desnuda. Mi mentón se recarga sobre su pecho para tratar de no perder su mirada o este momento, le sonrío un poco antes de hablar.

—Y bueno... ¿Cómo te llamas?— bromee, haciéndolo reír.

—¿Quieres que te haga repetirlo?

Alzó ambas cejas —Ahora es muy tarde, ¿o quieres que nos busquen toda la noche?

Acarició el mechon de cabello que tenía en mi mejilla —Uh, si estoy contigo no me importaría que se pasen siglos buscandonos.

Le dejo un cálido beso sobre sus labios —Te quiero.

La forma en la que lo digo me hace sentir satisfecha porque se que se lo he dejado claro.

—También te quiero, Hazel.

NUESTRO MOMENTO TERMINÓ y era hora de volver a la Madriguera o se empezarían a preocupar.

—No recuerdo que estuviéramos tan lejos— recordé, casi tropezando por una rama.

—Es que estabas concentrada en otra cosa que no te diste cuenta— respondió, le di una mala mirada.

—¿Esa no es la luz dorada de los arreglos?— señalé a nuestra derecha.

Cedric se volvió, dándose cuenta que era verdad. —Sí, creo que me equivoqué de camino.

Reí, apretando su mano para no caerme otra vez. Volvimos a la cúpula de la Madriguera en cuestión de segundos y actuamos como si nada hubiera pasado.

—¿Quieres que bailemos un poco más?— inquirió.

Bueno, la música era relajante y de todos modos nada en esta fiesta podría arruinar la noche.

Asentí, recargando mi cabeza sobre su pecho y dejando que él me guiará entre la música y las personas que nos rodeaban.

—Nada puede ser más perfecto— sonreí —¿No lo crees?

Sentí como concordó con un asentimiento en mi cabeza —Sí, lo creo.

Pero, en ese momento, una figura enorme y plateada descendió desde el cielo hasta la pista de baile, así que me hice a un lado junto al chico. Por inercia Cedric me coloco de un modo en el que me protegía con su cuerpo y yo, en busca de mi varita no la encontré.

El lince en forma de patronus se posó con suavidad en medio y entonces abrió sus fauces y habló con la fuerte, grave y pausada voz de Kingsley: —El ministerio ha caído. Scrimgeour ha muerto. Vienen hacia aquí. Ya vienen.

—¿Qué acaba de...?— trago en seco, el miedo me inunda y miro a todos lados.

Lo siguiente que paso fue muy confuso, alguien gritó y todos entraron en pánico corriendo y gritando por todos lados, desapareciendose.

Presione el brazo de Cedric —Tenemos que irnos de aquí.

Pero era muy tarde, la cúpula que nos protegía en la Madriguera se rompió y mortifagos entraron, lanzando hechizos. El mago junto a mi murió luego de un hechizo asesino que estaba en nuestra dirección y que logre evitar al ser empujada.

—¡Tenemos que irnos, no tengo mi varita!— dije, gritando debido al ruido.

Cedric me extendió mi varita y evito que fueramos empujados entre todos. Entonces me tomó de las mejillas, como si quisiera que entendiera lo está apunto de decirme.

—Hazel, tengo que ayudarle a Lupin y al señor Weasley a proteger este lugar y a los invitados, ¿Lo entiendes?— inquirió —Ve a la cabaña, sabes donde está, volveré en cuanto pueda, lo prometo.

Negué —No te voy a dejar aquí con ellos.

—Sí quieres quedarte a ayudar no te voy a detener, te sabes defender mejor que todos nosotros pero...— tomó aire —Por favor, no mueras.

Aquello último me tomó de sorpresa, me dio miedo pero acepté, porque no puedo dejar que mis amigos peleen solos cuando puedo ayudarles.

—¡Ron, Ron!— escuché gritar a Hermione.

El pelirrojo estaba tratando de defenderse entre la multitud así que corri a él antes de mirar a Cedric una vez más.

Lancé un hechizo aturdidor y en cuestión de segundos Ron estaba bien, así que lo tomé del brazo y camine hasta Hermione entre tantas madiciones.

—¡Hermione!— levanté mi mano y ella me miró —¡Por aquí!— corrió hasta mi —Tienen que irse.

—¿Qué hay de los demás invitados?— se preguntó Harry.

—Váyanse, nosotros nos encargamos.

Hermione acotó la orden y se marchó, desapareciendo con ambos tomados de las manos, fuera de mi vista, un enmascarado se giró a mi y reconocí aquella máscara... como si hubiera sido ayer.

Mi impulso presiono la varita sobre mi mano, sabiendo que no era el momento, sabiendo que podría morir por mis impulsos. Se siente como si tuviéramos heridas iguales... pero la mía todavía está de color negro y magullada.

Estoy dando algunos pasos cuando alguien además de mi lo ataca y se pierde de vista.

Dalton desaparece y el mundo con él, porque Cedric me ha tomado de la mano y me ha hecho desaparecer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro