chapter fifty-five. the greatest
HEAVEN
━━━━ ★ ━━━━
⌇ ☾ ❪ chapter fifty-five ❫ ೋ
۫ ₊˚ the greatest ˚₊ ۫ ۫
Cho había sido la única persona en saber sobre el paradero de Cedric y el mío, además de nuestras familias. Todas las personas de la boda tenían que esconderse ahora que los mortífagos irían tras cada uno en busca de información sobre la misión y el lugar donde Harry, Ron, Milan y Hermione se encuentren.
La última semana he intentado comunicarme con Eugene con mi patronus, el cual únicamente ha llegado a unos cuantos kilómetros de la cabaña en la playa. Lo sé porque Cedric ha estado explorando un poco el lugar, vigilando, lo sigo a base de patronus pero solo alcanzo algunos momentos.
Supongo que estoy agotada después de todo y estoy perdida en este raro universo, no lo sé, pero así lo siento.
Intento no rendirme pero aveces es demasiado difícil, aveces me cuesta respirar, aveces me cuesta creer que todo está pasando. Extraño lo que era antes, especialmente a mi, aunque aún intento encontrar quién era antes de todo. Suena como si fuese a ser el fin del mundo pero lo es para mi mundo.
Es el fin, ¿no? No, espero que no, solo extraño lo de antes.
Lo que sí es que, no me siento como yo, aún sigo teniendo esos momentos de confusión donde mis impulsos me ganan, donde pierdo la noción del tiempo y termino en otro plano que no es mío. Suena algo ridículo pero no lo es, no para mi, no para Cedric, quien se queda serio cuando le pregunto qué tema de conversación estábamos teniendo durante la cena, antes de que empecemos a limpiar los cubiertos.
Estoy sentada sobre el sofá, tratando de escuchar algo sobre la radio a mi lado, algo sobre Hogwarts, Neville o la abuela, incluso hasta de las otras personas que estaban en la boda.
—¿Qué haces?— inquiere Cedric, al adentrarse a la sala.
Le siseo —Intento escuchar algo.
—¿Esperas buenas noticias?— alza ambas cejas.
Sé que lo dice con ironía porque las últimas semanas no hemos escuchado nada más que malas noticias sobre muggles desaparecidos, muertes y cosas horribles que una lista para mencionar cada una queda corta.
—No exactamente— respondo —Intento saber algo de mi hermano o de la abuela, no me han enviado cartas y me estoy empezando a preocupar.
Cedric apaga la radio, la toma y la aleja de mi antes de que pueda hacer algo. Me quito la sabana de encima para tomar la radio devuelta cuando Cedric me obliga a sentarme de nuevo.
Entonces se coloca de cuclillas y toma mis manos entre las suyas.
—¿Qué estás haciendo?— cuestiono —De verdad, necesito saber algo sobre mi familia.
—Ellos van a estar bien, Hazel— me dice —No nos traje aquí para que estés preocupada todo el tiempo, nos traje aquí para que pudieras pensar, curarte y tener tiempo a solas de todos esos problemas.
Niego —No me voy a quedar aquí a esperar a que les pase algo.
—No, lo sé, sabía que estarías preocupada pero, ¿Qué te parece si me encargo? Trataré de comunicarme con ellos.
—Eso sería ponerte a ti en peligro— coloqué mi mano sobre mi mentón —Ellos se saben proteger, pero no quiero quedar así, no quiero que piensen que estoy molesta con ellos, especialmente Neville.
Niega, colocándose de pie para sentarse junto a mi —Ellos saben como cuidarse solos, le pediré a la señora Weasley que visite a tu abuela de vez en cuando, solo para estar al tanto y... sobre Neville, puedo usar a mis amigos para que lo vigilen.
Asiento —Sí, eso me haría sentir mejor.
Mis palabras lo hacen sonreír antes de dejar un cálido beso sobre mi frente.
—¿Tienes hambre?
—Sí.
No desayuné bien por la mañana, estaba comenzando a tomar esa costumbre de olvidarme de comer o simplemente no sentir nada de hambre en lo absoluto.
—Encontré una montaña al otro lado del mar, esta alta y da buen aire fresco desde ahí— me dice —Además la vista es linda, podríamos hacer un picnic.
—¿No es peligroso?
—Estamos demasiado lejos del primer pueblo de este lugar, no creo que nos encuentren, mon amour.
Sonrío —De acuerdo, con eso último me convenciste.
Tomo su mano, levantándome junto a él para empezar a empacar las cosas. Nuestra cercanía ha aumentado y se ha convertido en nuestra nada más, me siento más conectada con Cedric, incluso más que antes. Quizá ambos maduramos lo suficiente para entender la situación del otro así que, las peleas han disminuido demasiado.
Cuando terminamos con la comida y el resto de las cosas para el picnic, ambos impartimos el camino, aunque después de un rato terminamos teletransportandonos hasta allá. Tomados de la manos, le doy la razón a Ced sobre la vista de la montaña.
—Desde aquí puedo ver la cabaña— le digo —Y mi librero.
El chico coloca las cosas sobre el pasto de la gran montaña, que por cierto, apesar de estar en un lugar con mar, parece estar en buen estado aunque me sigue pareciendo raro que exista una montaña en medio de aquí.
—Y además es silenciosa, justo como te gusta.
Sonreí, sentándome junto a él —Al menos aquí nadie puede molestarnos.
—A excepción de mi— Cedric me pasa un plato con alguna clase de sopa.
Cada vez había mejorado con sus platillos, de sopa evaporada pasó a un buen caldo.
El aire era cálido pero no fuerte, el único sonido que nos rodeaba era el de las olas golpeando contra la roca y el día estaba nublado, todo era perfecto para un picnic o, al menos para mí.
Aquí pensar cosas positivas se me hizo más fácil, por alguna razón.
—¿Te gusta el paisaje?— inquiere Cedric a mi lado.
Asiento —Sí, es tranquilo.
—Sabía que te gustaría.
—Mi madre creció aquí, ¿no?— él asiente como respuesta —Me la imagino, mi abuela dice que ella era como yo, en el sentido tranquilo porque lo bromista y lo demás lo saqué de mi papá.
Ríe, haciéndome sonreír.
—El caso es que, me imagino a mamá paseando en esta roca también, tal vez leyendo algo, mirando el mar— suspiro —Me pregunto las experiencias que pudo haberme contado.
—Bueno, Hazel, recuerda que estamos aquí para no pensar demasiado en esas cosas— pasa su brazo sobre mis hombros en forma de apoyo.
—Sí, lo sé, lo lamento, estoy arruinando todo otra vez— bajo la mirada, avergonzada.
No todo se trata de mi, no todo de trata de mi.
—No pasa nada— asegura —Creo que después de todo sirve para hacer las pases con todo eso.
Sí, claro que sirve.
DURANTE ESA MISMA NOCHE, me he mantenido callada desde que llegamos, pues se me han terminado los temas de conversación así que me he dedicado a escuchar a Cedric desde que llegamos a la cabaña.
—Enviaré una nota como excusa de que no podré volver al ministerio, Kingsley dijo que haría lo mismo aunque supongo que de todos modos estamos despedidos— dice él, mientras extiende la sabana para ir a dormir.
—¿No crees que sospechen?
Negó —No importa si lo hacen, de todos modos saben que sabemos el por qué lo hacemos.
Frunzo el ceño —Vaya trabalenguas.
Cedric sonríe —Entonces, ¿tu que harás con la propuesta de empleo?
Lo miro, sentándome sobre la cama al mismo tiempo que él.
—Nada, no lo aceptaré— niego —Quiero decir, sé que es una gran oportunidad para ser un Auror pero con Quien-tú-sabes a cargo no pienso pisar el ministerio.
—No, tienes razón, es mala idea exponernos de ese modo— suspira —Estoy comenzando a odiar esto.
—No creo que dure demasiado.
Se recuesta sobre la cama, imite su acción, de modo que ahora estamos recostados el uno junto al otro.
—¿Tu crees?
Asiento —Sí, confío en que algo sucederá, no lo sé, tal vez después de todo estés con una loca.
Rio para darle a entender que solo es una broma y el lo entiende ya que se ríe, y me extiende su brazo para que me acurruque junto a él.
Dejó un cálido beso sobre mi frente —No digas eso, ni de broma.
Suspiro —Nos hace falta algo de bromas, que estemos en cuarentena no significa que no podamos divertirnos un poco.
—¿Qué te parece si mañana visitamos a Neville y a tu abuela?— inquiere de pronto
Aquello me hace mirarlo con los ojos abiertos de par en par —No, es peligroso, no quiero ponerlos en peligro.
—No digo que no será peligroso, pero podría ser al menos una hora o dos, luego tendríamos que volver y estar atentos unas semanas— añade, sonriéndome un poco —Pero quiero que veas a tu familia.
Mi corazón da un salto que me hace asentir de inmediato —Sí, claro, entonces vayamos mañana, sirve que nos enteramos de lo que ha estado pasando.
Acaricia mi brazo —Sí, intentaré tomar algunos periódicos.
Sonrío —Te adoro, por apoyarme.
Toma mi mejilla, uniendo sus labios con los míos con delicadeza y lentitud. Aún recuerdo aquella noche en la cabaña, antes de que pudiéramos salir al mundo real. Un calor extremo camina por mi estomago hasta mi pecho cuando toma de mi cintura y es como si algo me explotará en el estómago pero sigo mis impulsos con él, como siempre.
Me es imposible respirar por la nariz, quizá sea por los nervios o por la emoción que siento ahora. Él pasa mi cuerpo encima de él, de modo que ahora quedamos más pegados el uno al otro. Su mano en mi cabello, su mirada al separarme, todo me vuelve loca.
—Espera, ¿mañana si saldremos, verdad?— le inquiero —¿No era todo eso para conquistarme, Diggory?
Ríe un poco, negando con la cabeza —No, no era una mentira.
EL PELIGRO AVECES vale la pena. Intento mentalizarme de ello una vez que estoy fuera de la cabaña, con las olas de mar muy lejos de mi.
Cedric se acerca a mi con su varita en mano, alerta, me sonríe y extiende su mano libre hacia mí.
—¿Nos vamos?— me pregunto.
Asentí, aceptando su mano. En cuestión de segundos siento el jalón de estómago y al abrir mis ojos nuevamente, mi antigua casa aparece frente a mi.
Corro sin previo aviso y toco la puerta con rapidez, donde la abuela me abre y me mira desconcertada.
—Hazel, no es buen momento— dice ella.
Frunzo el ceño —¿Por qué no?
—Porque tu debilucho hermano está llorando como el sensible mocoso que es.
Me abro paso hasta la casa —No le digas así, abuela.
—¡Baah! Es la verdad.
Cedric me sigue adentro —¿Han tenido noticias?
—¿Sobre qué exactamente?
Me vuelvo a ella —La orden, los Weasley o algo importante que no sean tus cremas para verte más joven, abuela.
—No me hables así, Ayde.
Ruedo los ojos —¿Dónde está Nev?
—En su habitación, ya te dije que esta...
—De acuerdo, gracias— le interrumpo, corriendo por el pasillo hasta su habitación.
Antes me cruzó con mi habitación, desamueblada y sin rastro de que yo viviese aquí. Me voy directo a la de Emma y está exactamente igual a la mía, lo cual me confunde y me hace llegar a la de Neville.
—¿Qué le pasó a la casa?— cuestione.
Mi hermano, al escuchar mi voz, se levantó tan rápido como pudo para abrazarme, rodeándome con sus fuertes brazos y su altura enorme.
—¿Estás bien?— me pregunta, pero no respondo porque en realidad no sé como hacerlo.
Me separo de él para analizarlo como si hubiesen pasado meses, cuando solamente han sido unos días.
—¿Acaso nunca dejas de crecer?— señalé, sonriendo un poco —Yo... vine por una hora o dos, es peligroso que este aquí.
El asiente —Claro, entiendo, seré breve entonces. Lamento la pelea que tuvimos, estaba enojado por Emma, lo que le hizo ese...-
—Desgraciado— completo por él.
—Sí, eso— toma una gran bocanada de aire —Estuvo muy mal, después de todo intentabas protegerme.
—Siempre lo haré, Neville, lo sabes— sonrío —Es mi trabajo como hermana mayor.
—Sí, pero también es el mío como hermano menor— responde —Somos dos, así que el duelo debería ser mitad y mitad, como siempre ha sido todo.
—De acuerdo, mitad y mitad.
Me vuelvo a él para abrazarlo una vez más. Ahora me siento mucho mejor, apesar de todas las cosas que han pasado.
¡Lo que ha pasado! Me separo rápidamente de mi hermano.
—¿Tienes noticias?
Piensa —Bueno, sobre Hogwarts, nombraron a Snape director y ahora hay dos hermanos nuevos que enseñarán en el colegio, aún no sé qué materias tendrán pero se que son mortifagos, Ginny me lo dijo.
Mi ceño se aligera —¿Aún estas seguro de que quieres ir? Hay una habitación extra conmigo, lo sabes, siempre serás bienvenido.
—Me temo que ya no hay vuelta atrás— dice y frunzo mi ceño —Ahora será obligatoria la asistencia al colegio, no importa si estamos en otro país estudiando o algo así, tiene que ser en Hogwarts.
—Merlín, ¿cuánto tiempo me desaparecí?
—No parece mucho, ¿verdad?— niego como respuesta —De todos modos intentaré comunicarme contigo.
—Pandora puede enviar mensajes, quizá pueda enviarte cartas.
—No, es muy peligroso, van a seguirlo y después te encontrarán.
—¿Y por chimenea?
Niega —Las tendrán registradas, tenlo por seguro.
—De acuerdo y, ¿qué te parece vernos en Hogsmeade?
—Hay mucha seguridad de Quien-tú-sabes— suspira —Creo que deberíamos dejarlo así.
Alzó ambas cejas —¿Hasta cuando, Nev?
—Bueno, Harry está con los demás buscando una solución o algo así escuche.
—Sí, pero no quiero descuidarte tantos meses.
—Voy a estar bien— insiste —Buscaremos una manera.
—¿Entonces estás despidiéndote? Yo no vine a eso.
Niega —No, es un hasta luego.
Como siempre ese dicho. No quiero, pero por más que busco una manera no la hay. Estamos como empezamos; comunicándonos a base de mentiras mientras estamos en diferentes lugares.
Me parte el corazón despedirme de él, así que le doy una lista de prioridades que me han servido mucho.
—Y estudia, no holgazanes, haz muchos amigos y disfruta este año— le digo, mientras bajamos las escaleras —Es el último, aunque sé que Snape estará como director, quizá nada sea tan malo, ¿sí? Y cuídate mucho, en todos los sentidos.
—Entiendo.
—No retes a nadie, Nev, mantente tranquilo.
Sonríe —De acuerdo, Hazel, crecí, no me volví un delincuente.
Rio, encontrándome con Cedric únicamente.
—¿Y la abuela?— le pregunte.
Él niega, confundiéndome —Está en su habitación, no quiso hablar conmigo.
—Sí, olvidé decirte— Neville me mira —Nuestra abuela ha estado molesta con ustedes y conmigo, con todo en mundo en realidad, no te lo tomes personal.
—¿Por qué? ¿Qué hicimos?
—Cree que es nuestra culpa lo que le pasó a Emma— responde él —Dice que somos los malos aquí, pero creo que solo es el duelo de haber perdido a una hija.
Uno mis manos, no es una sorpresa que la abuela me odie, ni mucho menos a Neville pero, jamás había llegado al punto de apartarnos y de decir semejante cosa, cuando nosotros no tuvimos nada que ver con lo que sucedió.
Decido no tomarle importancia, al menos no todavía.
—De acuerdo, que haga lo que quiera— dije —No voy a rogar más por su atención.
Cedric asiente, —Tenemos que irnos, ya es tarde.
Concuerdo, me vuelvo a mi hermano y le doy un gran abrazo. Escondiendo mi rostro sobre lo poco que alcanzo de su hombro, ya que es demasiado alto.
—Recuerda, no es una despedida— murmuro y él asiente —Buscaré una manera de hablar.
—Hazel, no te expongas demasiado, es peligroso.
Esta vez soy yo la que asentí, aceptando el hecho de que quizá no vea a mi hermano por semanas, meses o años. Me asusta, pero una parte de mi me dice que estará bien, que no me asuste porque en realidad, mi trabajo con el esta hecho y sé que puede protegerse.
DURANTE AGOSTO, las lluvias se hicieron algo intensas antes de que el calor arrasará en la playa. Yo, con migrañas debido al calor y cansancio, pude sobrevivir el mes.
No he sabido nada de mi familia, ni de nadie, creo que eso es lo que más me ha estado afectando los últimos días ya que no puedo dejar de pensar en ello, ni en nada en realidad. Cho había estado muy ocupada para venir, así que yo seguía practicando el patronus mensajero sin esfuerzo, no he mejorado nada desde la última vez que lo intenté.
Septiembre se abrió paso al igual, solo que con menos sol. El primer día del mes, ahora estoy sentada sobre la roca donde Cedric y yo hicimos nuestro picnic, sola ya que necesitaba aire antes de cenar.
Pienso en la abuela, en lo terrible que debe sentirse al perder tantas personas, quizá ella y yo no seamos tan diferentes después de todo o quizá si soy el problema después de todo. Como la abuela decía, como todos dicen.
La noción del tiempo se me va cuando cierro los ojos y de un momento a otro estoy de pie, avanzando hasta la orilla de la montaña. Las olas chocan contra la roca, hacen un ruido que esta en eco y mis piernas se desestabilizan en la orilla, haciéndome caer a la profunda agua que me rodea y me hunde.
Sin ganas de luchar, sin ganas de salir del agua, permanezco ahí, escuchando la voz de Emma en mis oídos. La extraño, la extraño muchísimo aún, creí que lo había superado pero no, jamás lo hice. Juro que puedo sentir una lagrima salir de mi ojo cuando vuelvo la mirada al exterior del agua, sin moverme aún, veo las burbujas salir de mis fosas nasales y de mi boca.
Aún recuerdo haber leído que al morir ahogado, el agua se te mete a los pulmones, de modo que te ahoga al no conseguir el oxígeno suficiente para tu siguiente respiración. Se acabó, la vida se acaba ahí.
¿Verdad? Se acaba aquí.
Aunque, antes de cerrar los ojos, una sombra aparece y una vez más, la voz de Emma se abre pase en mi cabeza.
Estoy tosiendo como loca cuando el aire helado me despierta. Las rocas me incomodan pero solo tengo a la vista un Cedric preocupado y de cuclillas junto a mi, respirando con pesadez.
—Está bien— me dice, como si intentará tranquilizarme —Estás a salvo ahora.
Lo miro confusa —¿Qué sucedió?
—Caíste, me parece, vine corriendo en cuanto escuche el chapoteo.
Frunzo el ceño —¿Qué?
—Sé que no te gusta nadar— insiste, cargándome por completo devuelta a la cabaña.
Todo el camino sigo tosiendo hasta que Cedric me cubre con una manta y enciende la chimenea. Estoy desconcertada por lo que acaba de suceder, no de por qué no regrese, ni siquiera de por qué en primer lugar caí.
Cedric me obliga a sentarme sobre el sofá, mientras camina de un lado a otro.
—Vas a estar bien, te prepararé un té para que no te resfries— me acomoda la cobija que llevo encima y se va a la cocina, volviendo unos minutos después con agua caliente y sobrecitos de té.
—¿Por qué no estas enojado?— le pregunte.
—¿Por qué no estaría?
—Salté, no sé por qué y las últimas semanas he sido un zombie.
Niega —Sé lo que estas pasando, así que te voy a cuidar hasta que estés mejor.
—Me tienes mucha paciencia.
Sonríe, besando mi frente —Yo también te adoro.
Se sienta junto a mi, mientras me acerca el té a las manos y lo bebo a sorbitos. Cedric se dedica unos dos minutos en acomodarme las almohadas y en peinar mi cabello mojado hacia atrás, evitando que cubra mi espalda.
—¿Alguna noticia?— señaló el radio totalmente apagado.
Cedric niega —No, nada, solo lo mismo que antes: la muerte del ministro de magia, que estarán revisando e interrogando a los familiares de hijos de muggles, rumores sobre la muerte del director y que ofrecen dinero por la cabeza de Harry.
Aquello último me hace formar una mueca, por lo que el añade: —No lo dijeron así.
Asiento un poco, es evidente que los últimos meses las buenas noticias es lo último que ha existido.
—Lamento haberte asustado así— le menciono, porque sé que él no tocará el tema a menos que yo lo haga —No se qué fue lo que me paso.
Me observa unos segundos, como analizando si realmente debería continuar con ello o no.
—No tienes que disculparte— negó —No debes disculparte por nada, ya paso, solo fue un susto.
Acepto eso y me acurruco en su pecho cuando abre ambos brazos. Mientras pasa sus brazos sobre mi cuerpo, por un segundo, el único sonido que inunda la sala en la fogata que está frente a nosotros.
—La abuela no quiere hablarme— le digo a Cedric —Creo que está afectada por Emma o quizá ya su odio hacia mi se hizo permanente.
Acaricia mi brazo —No te odia, son familia.
—Incluso las familias se odian, lo que pasa es que creciste en un ambiente familiar donde la mayoría de las cosas eran galletas recién horneadas y leche— suspiro —La abuela se pasaba todas las vacaciones mencionando a nuestros padres, como si nos recordará que nosotros jamás seríamos ellos.
—Pero no significa que sea real o que no entienda— señala —Te voy a apoyar, Hazel, pero debes entender que entiendo lo que pasa.
Tiene razón y me molesto conmigo misma por haber dicho lo anterior.
—Sí, es verdad, lo siento.
Ced está apunto de responder cuando algo en el espejo cuadrado encima de la chimenea, que está sucio y opaco por la humedad, empieza a moverse. Mi ceño se frunce y me pongo de pie al mismo tiempo que él, cuando unas palabras se dibujan en el espejo.
¿HOLA?
Leo la escritura, me parece familiar.
—Dime que ese espejo esta programado para hacer eso— le pido a Cedric.
Él niega —Hm-hm, no está nada de eso, cuando intenté quitarlo de aquí no funcionó así que lo deje.
—Genial, un espejo embrujado, ¿qué sigue? ¿Fantasmas?
—No lo invoques, ni de broma.
Sonrío —¿Por qué no?
—Hablamos de fantasmas, no hay privacidad con los fantasmas.
Asentí de acuerdo, inclinándome para borrar lo escrito en el espejo.
—Como sea— me vuelvo a sentar —El frío volvió, ven a abrazarme, por favor.
Extendí mis brazos hacia Cedric, quien sonrío sentándose junto a mi y abrazándome como le pedí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro