Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

chapter eleven. the way i love u


𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 11 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ the way i love u ❞

━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━


CREO QUE EUGENE TENÍA razón después de todo, pues todo el mundo saludaba a Cedric en cuánto nos adentramos al vestíbulo.

Donde me tomaba el tiempo de mirar la decoración mientras me aferraba al brazo de Cedric, quién me admiro unos segundos después de que sus amigos se marcharon con sus respectivas parejas.

—Luces linda— le escuché susurrar —Quiero decir, siempre lo haces.

Sonreí levemente, sintiendo piquetes por todo mi rostro rojizo.

—Gracias, tu también te ves lindo.

Nuestras miradas se conectaron unos segundos, hasta que escuchamos unos pasos apresurados y vimos a la profesora McGonagall, quien vestía un hermoso y brillante vestido color esmeralda.

—Señor Diggory, señorita Longbottom que relucientes se ven hoy.

Cedric sonrió —Gracias, profesora McGonagall.

—¿Ya están listos para bailar?— se preguntó.

Fruncí el ceño —¿Eh?

Tanto McGonagall como Cedric me miraron, no entendía de qué hablaban, porque, que yo sepa el baile es entre todo el mundo no frente a todo el mundo.

—Ah, es la tradición de que los tres campeones bailen primero— dijo Cedric.

—Uh, si, claro que estamos listos— menti formando una sonrisa a la profesora.

Borré aquella sonrisa en cuanto se fue, mirando a Cedric con los ojos bien abiertos.

—¿Por qué no me enteré de eso?— me pregunte formando una mueca y entrando en pánico.

El castaño frente a mi tomó mis manos para intentar tranquilizarme —Está bien, solo seran unos segundos, ¿Si? Nos saldremos de la pista en cuanto todos empiecen a bailar.

—Yo... yo no se, no se si deba...—  balbucee pero era demasiado tarde.

McGonagall llegó junto a Krum, quien iba tomado de Hermione, Eugene y Fleur.

—¿Estás bien? Parece que vas a vomitar— señaló Eugene.

Le asentí mientras Cho me lanzaba la misma mirada que Eugene desde el lado de Harry.

—Perfectanente bien, creo— conteste.

—Hagan una fila aquí y empiecen, coloquense frente a la puerta— pidió la profesora.

Le asentí sosteniendome del brazo de Cedric, quién no me quito esa mirada de preocupación en ningún momento.

—Hey— llamó —Voy a estar contigo en todo momento.

Tomé aire, cerré mis ojos avanzando y repitiéndome a mi misma que podía.

—¿Quieres oír la historia de cuando perdí mi primer diente?— Cedric preguntó.

Le miré confundida —¿Eh?

Asintió —Estaba en un árbol, intentaba treparlo para rescatar a un nido de aves que estaba apunto de caerse, entonces tropecé y caí de rostro, al levantarme me faltaba un diente y papá se asusto tanto que creyó que me había roto algo.

Reí cuando los aplausos inundaron todo el salón, así que avance en medio de toda esta gente mirándonos.

Pero estaba demasiado ocupada escuchando la historia del chico para ponerle atención al resto, mientras reía al sonido de los aplausos y la música.

Nos dirigieron hasta la mesa principal, donde pude ver al profesor Dumbledore junto a la profesora McGonagall, Percy, el hermano mayor de Ron y otros adultos más relacionados con el Ministerio.

—Eso sonó muy tierno— admití formando una sonrisa.

Al darme cuenta ya habíamos pasado entre todos ellos, la distracción de Cedric había funcionado a la perfección.

La comida apareció frente a nosotros en cuanto Dumbledore pronunció las palabras respecto a lo que quería.

Sin embargo, antes de si quiera empezará la cena, Fleur, que se encontraba junto a mi, comenzó a hablar sin parar sobre su colegio y a comparar Hogwarts con este mismo.

—¡Eso no es nada!— dijo después de Eugene —En navidad, en el palacio de Beauxbatons tenemos escultugas de hielo en todo el salón comedog, pog supuesto, no se deguiten, son como enogmes estatuas de diamante, bgillando pog todos lados y la comida es sencillamente sobegbia, y tenemos cogos de ninfas de madega que nos cantan seguentas mientgas comemos, en los salones, no hay feas agmadugas y si se entgaga en Beauxbatons un poltergeist lo explusaguíamos de inmediato.

Tanto Cedric como yo la miramos tratando de saber qué había dicho, puesto que el inglés de la chica no era muy bueno, en cambio de nuestro querido amigo, quién parecía escupir baba sin darse cuenta mientras aquella chica hablaba.

Eugene me miró de reojo y arquee ambas cejas entregándole una servilleta —Ten, limpiate la baba.

La tomó a regañadientes mientras Fleur nos miraba sin entender, dándome a mi una mala mirada por interrumpirla.

Cedgic, ¿Ella es la hegmosa chica que has dicho que vendgias al baile?— dirigió la mirada al castaño.

Él asintió sonriendo —Fleur, ella es Hazel Longbottom.

Tendí mi mano intentando ser amable —Llámame Hazel.

—¡Gazel, pog supuestgo, la megog amiga de Eugene!— aceptó mi mano.

Sonreí levemente —¿Mejor amiga?— miré al rubio y asentí a Fleur —Si, soy su mejor amiga.

—Que honog, conogcegte, Eugene me ha hablado un poco bastante sobre ti.

—¿Lo ha hecho? Creí que era todo lo contrario.

—Fleur, ¿Por qué no me sigues contando sobre Beauxbatons?— interfirio él, con un tono rojizo en su rostro.

Reí internamente, girandome a mi comida, —A él le gusta— murmuró Cedric.

Asentí —Uh, por cierto, quería darte un regalo de navidad que he comprado cuando fuimos a Hogsmeade.

Su rostro se iluminó —¿De verdad?

—Lo dejé en la sala común pero podrías acompañarme después— sonreí bebiendo jugo de calabaza.

Dejé la copa sobre la mesa, mientras la colocaba sobre la misma.

—Gracias por contarne esa historia— admití —Fue muy lindo de tu parte.

Asintió —Se porque nos miran, Hazel, antes era menos pero... incluso ahora lo hacen.

Miré frente a mi y era verdad, todo el mundo parecía darnos miradas de reojo, incluso se creería que era al resto de los campeones pero no, era a nosotros.

—No has leído el artículo de corazón de bruja, ¿O si?— solté, mordiendo mi labios inferior con nerviosismo.

Bajó la mirada volviendo a asentir, provocando que un escalofrío se me clavara en todo el cuerpo.

—¿Y qué opinas?

Se giró a mi, tenía miedo de lo que pudiese pasar, de que pudiese haberse creído todas esas mentiras de Rita y que le diera simplemente fin a todo.

Porque ahora no podía darle fin a todo, seria muy difícil para mi decirle adios a todo esto, pues lo aceptaba, aceptaba que había caído ante los encantos de Cedric Diggory.

¿Cómo se le llamaba? Ah si, estar enamorada.

Finalmente tomó mi mano, con mi corazón latiendo a mil por hora, su expresión de tranquilidad me hizo tranquilizarme aun más.

—Opino que solo te creeré a ti y no a un montón de tonterías escritas por una mentirosa— soltó.

Una sonrisa de alivio se formó en mi rostro —Me alegro que sea así, porque realmente... son solo mentiras y me enoje tanto cuando Rita saco el articulo.

—Está bien, Hazel, no vale la pena— tomó mi mejilla con delicadeza mientras plantaba un beso en mi frente.

Estuve totalmente de acuerdo, concentrándome más en la cena mientras que hablábamos sobre cualquier cosa que se cruzaba por nuestras cabezas. 


CUANDO LA CENA DIO A SU FIN, y todos estaban listos para bailar luego del postre. Era hora del baile tradicional, del cual había imaginado miles de escenarios donde me caía o fallaba.

Estaba totalmente aterrada ante la mirada de medio colegio, apenas y podía respirar pues sentía que el vestido me apretaba los pulmones.

Respiré con mucha pesadez —No puedo creer que este haciendo esto— susurré sin lograr tomar aire.

Cedric me tomó de las manos —Solo deja que el miedo desaparezca.

Obedecí aún con la respiración muy alta, todos nos miraban, sentía que me ahogaba.

—Concéntrate en mi— pidió tomando de mi cintura.

Asentí levemente, respirando tal cual el me lo pedía, curiosamente había logrado tranquilizarme con tan solo eso, así que, le miré directo a los ojos cuando la música sonó.

Nos balanceabamos de un lado a otro mientras me sonreía poco a poco y levemente al verme más tranquila, en cambio ninguno decía nada, no podíamos arruinar el momento que se estaba formando.

Una sonrisa salió de mi y así miraba cada parte de su rostro, cada perfección e imperfección, todo de él era simplemente lindo que me hacía enloquecer.

Estaba totalmente perdida y podría repetirlo mil veces más, pues se sentía tan bien que comenzaba a hacerme adicta a esto, a estos pequeños momentos que formaba una vida entera para mi.

—Gracias por eso— sonreí levemente.

Sus mejillas se tornaron a un rojizo —Está bien, ¿Quieres que nos salgamos ahora?

Negué sin dejar de bailar —Ya me siento mejor.

—Vale— me asintió.

EL AMBIENTE ERA TAN BUENO que todos gritaban y bailaban con sus respectivas parejas, mientras se dejaban llevar por el calor del momento, juraba haber visto al profesor Flitwick ser pasado entre los alumnos sobre el aire.

Ahora cantaba a todo pulmón mientras me balanceaba de un lado a otro al ritmo de la música que resonaba en todo el salón, sin despegar la mirada de Cedric en ningún momento.

Tomé sus manos mientras me daba una vuelta y reía junto a él, balanceo su cabello despeinado de un lado a otro, haciéndome reír.

—¡Now put your hands up in the air!— exclamó intentando imitar la voz gruesa del cantante.

En un intento fallido, pues solo había salido un extraño tono que me hizo carcajearme más.

Al finalizar la canción, solté un bufido con cansancio y sudor, teniendo que limpiar mi frente a duras penas.

—¿Una canción más?— inquirió Cedric.

Le asentí con obviedad y tomé su mano.

Esta vez, era más que solo una canción movediza, pues era una lenta, en la cual, él simplemente colocó su mano sobre mi cintura y tomó mi mano con la otra.

Mirándome directo a los ojos y sin despegar esa mirada de mi, sentí cada parte de mi rostro colocarse en un color enrojecido por endecima vez en la noche, amando esa sensación y teniendo que ocultarlo al desviar la mirada.

—¿Hice algo malo?— se preguntó sonriendo.

Negué —Es por la forma en la que me miras— admití —Se siente como si miles de hormigas pasarán por mi rostro y lo picotearan todo.

—Lo siento, no quería incomodarte.

Me dio una vuelta volviendo a él, suspiré dejándome llevar unos segundos, en los cuales aproveché que no había algún maestro y que la mayoría estaban distraídos para pegar mi rostro sobre el suyo.

Mi mejilla junto a la suya y miles de fuegos artificiales explotaban en mi estomago.

Al principio noté como titubeaba al ver mi acción, sin embargo, no se despego ningún segundo.

—Nosotros...— susurró en mi mejilla, con duda.

Le asentí —Estamos empezando.

Sonreí sintiéndome totalmente cómoda junto a él.

Mientras nos balanceabamos de un lado a otro con delicadeza y al ritmo lento de la música.

El resto de las parejas a nuestro alrededor desaparecieron por unos segundos y ahora solo éramos Cedric y yo, su mano sobre mi cintura, nuestros dedos entrelazados y su respiración y calor sobre mi cuerpo.

Cerré mis ojos unos segundos, notando mi corazón latir con normalidad, se sentía bien, como si todo fuera un sueño.

—¿Nos escapamos?— propuso en un susurró sobre mi mejilla.

Fruncí mi ceño, en cambio, sonriéndole aun más ante su loca idea.

—Si algún profesor se da cuenta de que faltamos nos quitaran puntos.

Encogió sus hombros —Quiero enseñarte algo.

Arquee ambas cejas al mirarlo e ignirando el hecho de que se aferraba más a mi cintura, eso lo hizo reír mientras sus mejillas se sonrojaban.

—No lo malpienses— pidió —No es lo que sea que estes pensando.

Asentí —Bien, vamos.

Tomó mi mano, corriendo junto a él hasta las escaleras, donde avanzamos hasta que nuestros pulmones exigían un descanso, solo que esta vez ya estábamos cada vez más cerca de nuestro destino.

La torre de astronomía.

—Esto es hermoso— dije a duras penas mientras me acercaba a la orilla.

En el cielo había miles de estrellas decorando la noche obscura y con la tormenta de nieve mucho más leve que antes.

Cedric se coloco junto a mi, recargándose sobre la orilla para rozar su mano con la mía intencionalmente.
No me moví un centimetro.

—Esto era lo que quería mostrarte— admitió —Aveces vengo aquí cuando necesito pensar.

—No entendería el porque no venir— admití —Quisiera quedarme aquí todo el día.

—Yo tambien— me miró —Pero ahora creo que tengo una vista más linda.

Le miré al igual —¿Ah, si?

Asintió levemente, el aire volaba tanto su cabello como el mío, tuve que abrazarme a mi misma debido al frío pero, sin importarme estarme congelando, solo quería quedarme aquí con Cedric todo la noche.

Le miré quitarse el saco de la tunica para ponerlo sobre mi, así que, metí mis brazos sobre las mangas, mostrando ambas manos al ver que me quedaba enorme.

Él río emitiendo una hermosa sinfonía, reí junto con él.

—Gracias— me giré de nuevo al cielo.

Imitó mi acción —¿Puedo confesarte algo?

Asentí borrando mi sonrisa y ahora poniendo toda mi atención en él.

—Tengo miedo de lo que pueda pasar después— no despego la mirada de las estrellas un solo segundo.

—¿Después de qué?

—Esto, las pruebas... todos dicen que es un suicidio entrar al torneo— suspiró —Pero ya no podía darme por vencido cuando mire la cara que mi padre puso al enterarse de que su hijo estrella sería el campeón... ni siquiera se si voy a ganar y si no lo hago lo decepcionare tanto que no podré volver a verlo de la misma manera.

—¿Te digo mi opinion?— inquirí y él asintió al observarme por fin.

Sus ojos grises brillaban con las estrellas mientras que sabía lo tenso y nervioso que se encontraba sobre las pruebas que le esperaban en el torneo.

—Creo que serás un campeón ganes o no... porque se tiene que ser muy valiente para entrar en algo así... no conozco a tu papa pero se que nadie se decepcionaria si perdieras el juego, porque eso es, Ced, son solo juegos y... si tu papá decide molestarse por eso bueno, tienes otra familia aquí, justo a tú lado.

Sonrió analizando cada parte de mi rostro y lo pude ver por la forma en la que parecía estar hipnotizado.

Pasó su brazo sobre mis hombros e inmediatamente me acerqué hasta él para abrazarlo y poner la mirada en el no tan despejado cielo.

Mientras con mis manos tomaba la mano libre del castaño y dejaba pequeñas caricias sobre ésta. Me relajé demasiado cuando dejó un cálido beso sobre mi cabello y luego recargo su mejilla sobre la misma.

—Antes de que se termine la navidad quisiera darte mi regalo— dijo.

Le asentí aceptando su mano y bajando las escaleras de nuevo, no entendía por dónde me llevaba pues habíamos cruzado por varios lugares y varias escaleras hasta finalmente caer por lo que parecía ser un sótano.

Espere fuera de sala común mientras algunos chicos de Hufflepuff se me quedaban viendo y murmuraba cosas entre sí, mencionando a Cedric en casi todas.

—¡Volví!— Cedric corrió lo más que pudo hasta mi.

Volvió a tomar mi mano con una caja en sus manos, mientras subimos ahora hasta mi sala común.

Subir y bajar tantas escaleras nos dejaría sin piernas algún día.

Pero no importaba, pues una vez que estuvimos sentados de nuevo frente a todas esas estrellas en la torre de astronomía, abría la pequeña caja de regalo.

—Uh...— sonreí de oreja a oreja al ver lo que estaba frente a mi.

Era un hermoso brazalete de plata y con un pequeño botón de una estrella azul que le hacia juego con sus diferentes colores plateados y azules.

—Tiene una estrella porque siempre que miro las estrellas de la torre de astronomía me acuerdo de ti— sonrió.

—Es perfecto— admití —Me encanta, debió haberte costado mucho...

Negó cuando forme una leve mueca —No mucho, en realidad, no te diré cuanto pero en cuanto lo vi supe que era perfecto... como tú.

—Eres muy tierno— reí ligeramente —Ahora tienes que abrir el mio.

Tomó la caja con una sonrisa, miraba atentamente cada una de sus expresiones.

Mi regalo no se comparaba en nada con el suyo.

—¿Es un dinosaurio?— se preguntó sacando el peluche cosido a mano.

Reí cubriendo mi rostro y asentí —Si, bueno... no soy muy buena escogiendo regalos y le pedí ayuda a Eugene así que, entenderé si no te gusta.

Intenté tomarlo pero negó —Me encanta, ¿Por qué no me gustaría? Mira, se parece a mi.

Una carcajada explotó el silencio y tuve que cubrir mi rostro rojizo de nuevo, mientras ambos disfrutábamos de esa bella cita, la cuál sin duda había sido mi favorita de todas las demás.

Reíamos en unisonido, otras ocasiones con mi humor tan roto ante los chistes malos de Cedric que contaba solo para hacerme reír.

Al finalizar (y al ver la hora) decidimos volver lo antes posible para que ningun maestro nos regañara o se diera cuenta de nuestra ausencia. Lo menos que queríamos era un castigo.

Ambos nos detuvimos a medio vestíbulo, justo cuando escuchamos los gritos de ambos chicos entre sí.

Se trataba de Harry y Milan.

—¿Mily?— mi sonrisa se borró al ver a Harry irse furioso.

Solo nos habíamos ido unos minutos.

Ella nos miró y se echo a llorar, Cedric al ver aquella acción se acercó a la chica para ayudarla cuando se dejó caer sobre las escaleras, forme una línea en mis labios y a paso firme seguí a Harry.

—¿Qué fue todo eso?— le inquirí al castaño.

Harry se giró, apuntó de contestar de mala manera pero deteniéndose a sí mismo al verme a media escalera.

—Hola, Hazel— saludo primero —Solo... discutíamos por una tontería.

—Yo vi que se gritaban— señalé, subiendo otro escalón con la orilla de mi vestido en mano.

Suspiré formulando bien lo que diría a continuación.

—Escucha, Harry, se que no me debería meter en esto pero... Milan quería que la invitaras al baile desde un inicio, te dio mil señales y jamás lo hiciste.

—No lo hice porque ese chico Nott la invitó primero — admitió —De haber sabido...

—¡Lo sabias!— interrumpí —Lo sabias desde un inicio, Harry, Milan te gusta y lo sabes.

Negó rápidamente —Ella no... no me gusta, no se de qué... hablas.

Sonreí levemente, rodando los ojos al mismo tiempo —Créeme, se que lo que se siente al principio.

Frunció su ceño unos segundos y luego captó —¿Cedric?

Asentí —Eso es enamorarse, solo tienes que aceptarlo.

—Tengo miedo de arruinar nuestra amistad.

Encogí mis hombros —Necesitas arriesgar algo para ganar.

—¿Y si no funciona?

—Sabrás que al menos lo intentaron— suspiré.

Asintió levemente, dispuesto a volver su camino cuando le detuve otra vez.

—Y Harry...— se giró a mi —No le vuelvas a gritar a Milan.

Noté como trago en seco ante mi tono de voz mucho más firme de lo que me hubiera gustado.

—Gracias, Hazel— dijo, antes de retroceder sus pasos.

Le asentí mientras me regresaba de camino a las escaleras y al vestíbulo, donde Milan se levantaba con su rostro lleno de lágrimas y sus mejillas entorecidas después de haber llorado lo que pareciera ser bastante.

—Gracias...— susurró en un hilo de voz.

—Si necesitas algo más solo envíame un búho— encogí mis hombros, dándole un medio abrazo.

Después de eso, ella se marchó por detrás de Harry, mientras esperaba a Cedric ya que había huido también tras el castaño para decirle algo sobre la segunda prueba.

—¿Así que ya averiguaste el acertijo?— pregunté, mientras íbamos tomados de la mano por los pasillos.

Él asintió, ambos nos dirigíamos a mi sala común, pues el baile ya había terminado hace unos minutos.

—Si, era más fácil de lo que creí— admitió deteniéndose frente al cuadro.

—Me alegra que lo resolvieras— sonreí —Está vez si estaré ahí para verte.

—No puedo esperar para verte entre la multitud— sonrió al igual.

—Prometo que está vez si estaré, incluso llevaré una blusa amarilla y pintura en mis mejillas, puedo llevar un cartel con tu nombre y...-

Él sabía que exageraba al decir todo eso, así que ambos reimos en unisonido.

—Vale, me conformo con que estés ahí.

—Lo estaré, y si no es en ésta prueba entonces será en la última.

Asintió levemente, tomando mi mejilla con delicadeza, tanta que hizo mi piel erizarse ante el tacto.

Un nudo en el estómago se formó y el corazón se me aceleró de inmediato, y yo, ni siquiera sabía si estaba lista para este momento.

No lo estaba, obviamente.

—Te veo mañana— interrumpí con nerviosismo.

Su ceño se aligero y entendió, dejando solamente un beso sobre mis nudillos para después retroceder.

—Te veo mañana— repitió con una sonrisa de lado a lado.

¿Me había arrepentido? Si. 

YA EN LA SALA COMÚN, me vestí con mi pijama y baje con un par de golosinas mientras le entregaba a Cho su frasco con grajeas y me dejaba caer sobre el sillón cómodo.

—¿Cómo te fue con Cedric?— inquirió ella mientras se quitaba los tacones sentada sobre el suelo.

Asentí —Bien, fue lindo, fuimos a la torre de astronomía y bailamos.

—¿Ustedes...?

Negué ahora —No, no nos besamos— aclare —Estamos empezando, ¿Y a ti con Harry?

Ella asintió —Bien, supongo, bailamos un poco también, aunque no es muy bueno...— bajo la mirada —Me ha dejado un poco plantada al final.

Mi expresión se aligero —Cho... lo siento mucho.

Encogió sus hombros —Si, bueno, está bien, supongo.

Sabía que estaba triste y que se sentía mal al decir eso, lo supe por su tono de voz que iba lento y entristecido, señal de que tenía su corazón roto.

Pero si Cho decía que estaría bien era porque esta segura de qué lo estará.

Sonreí levemente, mirando hacía el cuadro que se abría dándole paso a Eugene.

—¡Vaya! Hasta que apareces— me burle como él solía hacerlo —Te perdiste a medio baile, ¿Dónde estuviste?

Me atragante con la golosina cuando noté lo despeinado que venía y que llevaba lápiz labial en sus mejillas y toda la boca.

—Wow— bufé ocultando mi risa.

Cho le miraba de la misma manera —Fleur, ¿Qué te ha hecho Fleur?

—Nada que les incumba— nos saco la lengua.

—Tienes lápiz labial en la lengua— menti.

Y él empezó a limpiarse la boca con la manga de la túnica —Ustedes no vieron nada.

Se sentó junto a mí al otro lado del sillón, se quito los zapatos y soltó un gran suspiro.

—Para ti— ofrecí una grajea, pero él la analizó como si fuera otra cosa —Es de chocolate.

La acepto, la olió y finalmente se la metió a la boca, negué sonriendo y volviendo la mirada al frente.

—¿Cómo les ha ido con sus novios?— inquirió antes de quitarle grajeas a Cho.

La mencionada asintió —Bien, supongo, ¿Saben algo? Creo que estaba equivocada con Harry.

Eugene frunció su ceño, a comparación mía solo le miraba con atención.

—¿Cómo?— me pregunté.

Ella asintió con obviedad —Creo que Harry no es quien me gusta, es mejor como amigo.

—¿Crees?— Eugene preguntó esta vez.

—Si— volvió la mirada al frente —Además no es mi tipo, por eso digo que es más como un amigo.

Ambos asentimos al mismo tiempo, —Por fin— se burlo Eugene.

—¿Y ese cambio tan repentino cómo por qué?— me pregunté.

—No lo se, además... Harry ya tiene los ojos en otra chica— nos observó.

—¿Quieres desahogarte?

Negó —Estoy bien, tardare unos días pero estoy bien.

Eugene me miró al dar por finalizado el tema —¿A tu novio le gustó el dinosaurio?

Le miré arquenado una ceja —Si.

—¿Le regalaste un dinosaurio a Cedric?— se preguntó Cho.

Asentí —Es que no sabía que regalarle y además Eugene dice que ama los dinosaurios.

—Si, cuando tenía cinco— contesto el castaño.

Le miré ran rápido que mi cuello casi se separa de mi cuerpo —¿Qué?

—Si, le gustaban los dinosaurios.

—¿Tiempo pasado? ¿Por qué no me lo dijiste? Me hiciste regalarle algo que no le gusta más.

Encogió sus hombros —Tu dijiste y cito Eugene, ¿Qué le gusta a Cedric? No tengo idea de que regalarle— imitó una voz chillona.

Golpeé su hombro con un cojín —¡Te voy a...!

—Vale, vale, tranquilos— pidió Cho.

Quién, fue golpeada por Eugene con una almohada por accidente, mientras ella se quedaba paralizada por el momento.

—¡Ahora si!— tomó otro cojín y lo golpeo de la misma manera.

Todo terminó con una pelea de almohadas en medio de la sala común, sin ningún otro estudiante ya que los pocos que se habían quedado en casa ya estaban más que dormidos o seguían en el baile.

Esta podría calificar como la mejor noche de toda mi vida...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro