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chapter eighteen. rain

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍
꒰ ۫₊˚ɞ capítulo 18 .˚ׅ🦋 ຊ ҂
❝ rain❞

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LA LLUVIA SIEMPRE HABÍA sido mi época favorita, el sonido de los truenos a las afueras de la pequeña casa mientras leía con el cielo nublado era lo que más amaba en todo el mundo, después de Cedric, por supuesto.

Pero estos tiempos eran ligeramente diferentes si lo pensabamos bien, nadie creía que Quien-tu-sabes había vuelto después de años, en mi opinión, creía que todos estaban tratando de ignorar la posibilidad de una muerte segura.

Así fue como deje caer el diario El Profeta, con ningún artículo mencionando el retorno de Quien-tu-sabes, del cual revisaba cada día que llegaba el periódico a mi ventana. 

—¿Neville?— inquirí.

Mi hermano me observó desde fuera de mi habitación, sin dirigirme una sola palabra, simplemente se fue.

Él había estado enojado conmigo todavía por lo de Cedric, a quien tampoco había visto en las vacaciones, solo había recibido unas cuantas cartas de él.

Formé una línea en mis labios al verlo marcharse lejos de mi, no entendía exactamente lo que le sucedía, creí que estaría feliz o algo así por la noticia pero al parecer no.

Escuche la puerta cerrarse de su habitación y suspiré bajando las escaleras hasta sentarme junto a la abuela en la cocina. Ella tejía gracias a la magia mientras pasaba el diario El Profeta también, al verme lo dejo caer sobre la mesa con un toque de decepción que siempre tenía

—¿Nada?— me pregunté con un poco de esperanza.

Ella negó con preocupación —No es raro que Fudge quiera ocultar las cosas que realmente pasan.

Asentí de acuerdo, no había tenido noticias ni de Harry ni de Cedric, ellos, en especial por aquel último era por quien más me preocupaba estas últimas semanas.

—¿Cuánto tiempo?— la abuela se preguntó, mirándome bajo sus gafas.

Le miré, dejando mi uña de lado —¿Gue?

—Con cuál de los dos me temo de decir— añadió y fruncí aún más mi ceño

—Abuela, ¿Qué tenía tu té?— señalé, totalmente confundida.

—Ayde— regañó y mi ceño se aligero.

Fue como si de un momento a otro me atravesara una daga en el corazón, no había escuchado que me llamaran así nuca y la verdad es que nadie lo hacía.

Nadie más que mi mamá, eso decía la abuela así que aquel segundo nombre es especial para mí.

—¿Por qué...?

Ella negó, —Lo siento, Hazel, me olvide.

Bajé la mirada mientras ella buscaba una salida para cambiar el tema rápidamente.

—Entonces... Hazel, ¿Le vas a decir a tu abuela cómo se llama el chico por el que estas tan preocupada?

Ya entendí.

—Uh...-

Ella me analizó, cada movimiento que hice, como temblaba de los nervios y como desviaba la mirada del techo a la ventana.

—Este...— balbucee —Uh... es... uh...-

Al ver que empezaba a temblar, la abuela se preocupo un poco.

—¿Tan malo es?

—Uh...— trague saliva.

Era momento de tomar mi valentía.

Pero yo no tenia valentía, eso no existía en mi cuerpo.

—Se llama Cedric— solté luego de casi hacer sangrar mi lengua —Está en el colegio, es un año mayor que yo y nos conocimos hace un año.

Solté todo el aire retenido en mis pulmones, para luego añadir: —Uff que bien se sintió decirlo.

—Hazel, no tienes que ocultarmelo— admitió —No soy tan mala como crees.

—Ya, realmente no se que tenía tu té— cambié de tema.

—¿Recuerdas a tu tía Emma?— se preguntó de pronto.

Asentí —¿La que nos abandono a Neville y a mi cuando tenía diez años y él nueve? Sí, ¿Qué hay con ella?

—Viene a visitarlos— soltó sin rodeos.

Mi ceño se aligero lentamente —¿Y... por qué hacerlo después de cinco años?

Encogió sus hombros, apunto de contestar, justo en ese momento se escucharon algunos golpecitos de la puerta, indicando que alguien había llegado.

—Pregúntaselo— añadió la abuela antes de que me levantara.

Entonces caminé hasta la puerta principal y la abrí luego de mentalizarme unos segundos.

La mujer alta y de cabello castaño como el de mi padre, de ojos avellana y de vestimenta muy extraña se apareció frente a mi. Ella me sonrió, como si me hubiera visto tan solo ayer.

—Tu debes ser...-

—Hazel— interrumpí —Tu debes ser la tía que nos abandono.

—Frank dejo más en ti que en sí mismo— respondió.

Me hice a un lado, dejadola pasar cuando Neville bajo las escaleras corriendo.

Este abrazo a Emma, mientras ella lo recibía de brazos abiertos y con una sonrisa leve. Me crucé de brazos entonces mientras me recargaba sobre la puerta.

—Hazel, ven y abrázame— pidió ella, estirando su brazo y sin soltar a Neville.

Titubee unos segundos, mientras ella me miraba y mantenía su brazo frente a mi.

Entonces, rendida, camine hasta ella y acepte su brazo mientras me hundía entre los millones de besos en la cabeza que ella dejaba en Neville y en mi.

—Así que, ¿Qué me he perdido?— se preguntó.

Una vez que había usado como excusa a Neville de ayudarle con sus maletas para dejarnos solas.

—Nada— encogí mis himrbos —La abuela me ha mandado a un colegio diferente por ti, casi me expulsan, tengo amigos nuevos, Eugene y Cho.

—¿Cómo que casi te expulsan?

—Larga historia, me pelee con una chica del colegio de Neville.

—Espera, ¿Cómo que ibas a otro colegio?

—Larga historia.

Ella negó —No, no, después de que los deje con su abuela acordamos que irían al mismo colegio.

Arquee ambas cejas —Creo que le valió.

—Hablaré con ella más tarde— afirmó y asentí —Cambiando de tema, hay algo que debo decirte y que se supone que no debería decirte.

Fruncí mi ceño al notar su tono de seriedad —¿Es algo malo?

Negó —Las fuerzas contra Quien-tu-sabes sigue en pie, no preguntes y no hables de ello, es algo que nadie debe saber más que los que la conforman así que... los que conoces están a salvo, no debes preocuparte más.

Mi ceño solo se frunció más. ¿Qué era? ¿El día de andar idos y nadie me invito?

—¿Qué?— inquirí confusa.

—No preguntes— pidió.

Esto era, como Eugene decía cada vez que llegábamos a la entrada de la sala común, como una clase de Trelawney completa.

Aunque ella no me daba clases a mi, creo que podría entender la situación de Eugene ahora.

ME ESCABULLI ENTRE LA cocina mientras tomaba a Lonnie y la colocaba en un lugar seguro cuando la puerta fue llamada y me vi en la obligación de correr a abrirla.

Rápidamente, Cho apareció frente a mi.

Le sonreí de inmediato al verla, ella había cambiado bastante a decir verdad. Llevaba flequillo hasta las cejas, su cabello un poco más corto que antes y llevaba un maquillaje delicado que le había notar mucho más algunos lunares que no había notado antes.

Se veía simplemente linda.

—¡Cho!— exclamé, antes de lanzar mis brazos hacia sus hombros y abrazarla.

Ella sonrió, recibiendo bien mi abrazo y adentrándose al mismo tiempo.

—¿Cómo has estado?— se preguntó al separarnos.

—Yo, bien, ¿Qué hay de ti? ¿Por qué las maletas? Espera, no me digas que ya te corrieron de tu casa.

Ella rió mientras negaba —No, no es eso, solo quise pasar las últimas semanas de vacaciones contigo.

Fruncí mi ceño —¿Cómo?

—Con la carta que me enviaste, ¿Recuerdas? Hace unos días, la recibí.

—Uh...-

Su expresión se aligero —Dime que si eras tú.

Negué mientras sonreía —No, debió haber sido mi tía Emma.

—¿Tienes una tía?— se preguntó en lo que nos dirigiamos las escaleras.

Asentí —Si, por parte de mi papá y, esta de visita así que supongo que ella fue quien la envió.

—Debo decir que eso es aterrador, en especial porque sabe donde vivo ahora— formó una pequeña mueca.

—No tienes que preocuparte, le gusta molestarme, es... supongo que te mencione cuando llego así que le preguntaré por qué lo hizo y...— señalé mi habitación —Le agradeceré por eso.

—¿Has tenido noticias de los chicos?— se preguntó mientras dejaba su chamarra sobre la cama y se sentaba también.

Negué dejándome caer sobre la silla frente al escritorio —No, Eugene se tarda un siglo en contestar mis cartas y bueno....-

Hubo un silencio, en el cual que perdí en el rostro que recordaba de Cedric, totalmente perdida en cuanto note como Cho frunció su entrecejo y movió ambas manos en un intento de llamar mi atención.

—Tierra llamando a Hazel— dijo.

Parpadee varías veces —No he tenido noticias de ninguno.

—Uh, que bueno porque yo tampoco— se dejo caer para mirar el techo.

Me levanté, haciendo lo mismo junto a ella —¿Crees que sigan vivos?

Rió —Creo que se están volviendo locos sin nosotras.

Sonreí —Extraño los chistes de Eugene.

Asintió de acuerdo —Yo también, aunque Finn dice que él esta bien.

Arquee una ceja —¿Sigues hablando con finn?

Su expresión se aligero —¿Tú no?

Negué —Uh, no.

TOQUE LA PUERTA, esperando unos segundos antes de entrar a la cuarta habitación de la casa, mientras le sonreía a Emma de oreja a oreja.

—Veo que la abuela te dejó tomar la habitación de huéspedes— recargue mi mejilla sobre la puerta.

Ella sonrió mientras dejaba su última maleta sobre el suelo.

—Tuve que rogarle— rió ligeramente, mirándome para poner toda su atención en mi —¿Pasa algo, Ayde?

Ella y mamá.

—Si, es... solo quería agradecerte por enviarle esa carta a Cho.

Asintió, cruzándose de brazos —Creí que seria buena idea que tuvieras algo de compañía más que la abuela... y un pajarito me dijo que tu y Neville no se hablan.

—Algo así— admití —Él esta enojado conmigo desde antes de salir de vacaciones.

—¿Sabes por qué?

—Tengo novio— solté —Su nombre es Cedric y... creo que es el mejor chico que he conocido y se que me dirás que soy muy joven para decir eso pero...— encogí mis hombros —Lo quiero más que a nada.

Formó una expresión adorable, haciéndome reír de los nervios al soltar todo aquello, me sentía libre haciéndolo.

—Uh— formó un puchero —No lo conozco y ya lo quiero amenazar si te lastima.

—Neville ya lo hizo— mencioné y ella arqueo ambas cejas.

—Está creciendo y madurando, cuando lo vea le diré lo orgullosa que estoy.

Reí ligeramente —Yo también lo estoy, pero no le digas que te dije eso.

Asintió —Tu secreto esta a salvo conmigo.

CHO DORMÍA JUNTO A MI, las gomitas cubrían mis oídos así que no lograba escuchar nada mientras miraba el techo, asegurando que estaba por amanecer.

Sabía que pensaba demasiado en él, en Cedric, pero me era imposible no hacerlo.

Incluso estaba tan adentrada en mis pensamientos cuando por la ventana vi una luz que se encontraba afuera, haciéndome fruncir el ceño y levantarme rápidamente.

Levante la ventana, no creyendo quien estaba ahí.

Es Cedric.

—¿Cómo...?— murmuré lo suficientemente alto para que me escuchara.

—Larga historia— admitió, temblando un poco debido a la fria lluvia —¿Quieres dar un paseo?

Ni siquiera lo dude, coloqué mi pierna sobre el otro lado de la ventana apunto de caer sobre la roca pero logrando pisarla con mucho cuidado.

Era alto pero logré sostenerme de la ventana de la cocina que se encontraba cerrada en cortinas y que por fortuna nadie nos vería irnos.

Entonces me giré a él y lo abrace con muchas fuerzas mientras disfrutaba su calor al empaparme con la lluvia que si estaba fría.

Al separarnos, me sonrió de oreja a oreja y de un momento a otro sentí como mi estómago se removia.

—¿Cómo llegaste hasta aquí?— me pregunté.

Él tomo mi mano y empezamos a caminar, dejado lejos la casa.

—Aprobé mis exámenes para aparecerme así que, siendo mayor de edad ya puedo aparecerme donde quiera y hacer magia sin que el ministerio me vigile— explicó.

Asentí levemente —Eso es bueno, ¿Dónde habías estado?

—En casa— formó una pequeña mueca —Quería visitarte, Hazel.

Se detuvo a medio camino, mientras tomaba mi otra mano y me miraba directamente.

—Te he extrañado todas las vacaciones— admitió —No he dejado de pensar en ti ni un segundo pero papá no quería dejarme salir así que lo decidí por mi.

Sonreí levemente —¿Huiste de tu casa por mi? Eso es ser rebelde.

Sonrió mientras juntaba su frente con la mía, cerré mis ojos al escucharlo soltar todo el aire retenido que llevaba, como si sintiera paz luego de una tormenta.

—También te extrañe— susurré —Estaba preocupada por ti.

—Tus cartas eran mi único alivio— mencionó.

—Tardaste demasiado en contestar— recordé.

—Tarde demasiado en robarlas de la alacena para leerlas— se separó de mi —Mi papá se ha puesto demasiado estricto, Hazel, no es el mismo de antes, mi mamá dice que estará bien pero cada vez lo veo más preocupado por su trabajo en el Ministerio, Fudge no deja de amenazarlo indiscretamente y de mirarlo mal cada vez que puede, teme perder su trabajo y todo por mi culpa.

Negué —No es tu culpa, Cedric, tu solo dices la verdad sobre Quien-tu-sabes.

Asintió —No parece verlo así, incluso mencionó durante la cena que no debería volver al colegio

Fruncí mi ceño —¿Qué? ¡No puede hacer eso, es tu último año!

Auh.

Dolía decirlo, pero era verdad.

Peinó mi cabello hacia atrás mientras formaba una pequeña sonrisa —Lo se, ¿Qué harías sin mí en Hogwarts?

Reí ligeramente —No me refería solo a eso, sino que, es tu futuro.

—Le dije que volvería le gustará o no, hubo un par de gritos, mi mamá interfirió y decidió que iría, me apoyo.

Suspiré, dándome cuenta que la lluvia se detenía poco a poco —Que alegría.

—Lo sé, tenía que contártelo— asintió —Tu eres la única persona a la que me importa contarle todo lo que me sucede, Hazel.

Eso me hizo formar una sonrisa, —Ya lo hiciste y quiero que sepas que te apoyaré en todo lo que decidas incluso si tus padres no lo hacen, ¿Vale?

—Lo se— se encogió de hombros con aire de victoria. Ambos reímos bajo aquel árbol, —¿Qué hay de ti? ¿Qué hiciste las últimas semanas?

Tomé aire, pensando en como resumir que literalmente lo único especial fue sa llegaba de Emma a casa.

—Bueno, digamos que mi tía apareció después de cinco años, Cho también llegó de visita, Neville sigue enojado conmigo y... ya— sonreí orgullosa de mi.

—¿Tía?— frunció su ceño.

Asentí —Ah, sí, olvidé decirlo pero tengo una tía, se llama Emma, es por parte de mi padre.

—Uh, parece que hiciste más que yo.

Negué —Tal vez un poco, no me llevo mucho con ella pero sigue siendo raro verla después de mucho tiempo.

Rio ligeramente —Te imagine con diez años.

—¡Hey, no te rías!— golpee su hombro.

—Lo siento, no pude evitarlo.

Cuando finalmente se tranquilizo, arquee ambas cejas.

—¿Ya?— le inquirí, fingiendo molestia.

—Lo siento— sorbio su nariz mientras limpiaba lágrimas falsas.

—Eres cruel— culpe, mientras quería volver a reírse.

—La imagen apareció de la nada en mi cabeza.

Negué en desaprobación, mientras tomaba sus mejillas y después de tanto tiempo, finalmente pude sentir sus labios sobre los míos otra vez.

Había olvidado por un segundo cómo se sentía, pero me acostumbre rápidamente ante la calidad con la que lo hizo, puesto a que había colocado ambas manos sobre mi cintura.

—Realmente te extrañe demasiado— le escuché murmurar.

Ambos demasiado cerca del otro, con los ojos simplemente cerrados mientras nuestras respiraciónes se combinaban, estas eran agitadas y un poco apresuradas al contacto.

Dejé otro calido beso, haciéndole sonreír de lado —Siempre me extrañas y yo también.

—Debo volver antes de que mis padres se den cuenta de que me he ido— mencionó con un tono de tristeza.

Formé una pequeña mueca, quería que se quedara conmigo pero tampoco podía meterlo en problemas.

—Unos segundos más— pedí.

Él asintió, mientras se aferraba más a mi —Nos veremos en el colegio.

—Lo sé, déjame disfrutar unos segundos más contigo— sonreí levemente.

Faltaban aproximadamente dos semanas más para regresar.

—Te enviare una carta en cuanto llegue— informó él, al separarnos lo suficiente para vernos.

Asentí —Esperaré esa carta.

Beso mis nudillos y luego mis labios una última vez antes de empezar a caminar por el lugar.

Hice lo mismo, intentando no mirar el camino a la casa, rezando no tropezarme con nada.

Sonaría raro pero realmente lo extrañaría, por más que fueran solo unas semanas, pero creía que estar con Cho me ayudaría bastante a decir verdad ya que así podría mantener mi mente ocupada.

CUANDO BAJE A DESAYUNAR, todos ya estaban ahí, incluyendo a Cho, quien estaba un poco despeinada mientras comía avena.

—Buenos días— dije tranquilamente.

—¿Por qué estás toda empapada?— se preguntó Emma.

Mire mi suéter, quitandomelo enseguida y tirandolo hasta el sofá.

—¿Empapada?— me pregunté, sentándome junto a cho.

Mi amiga señaló mi cabello, haciéndome mirarle y en efecto, tenia el cabello aun empapado por la lluvia de hace unas horas.

Habían pasado pocas horas, en cuanto llegue me avoate a dormir más tranquila, por lo que era obvio que tuviese el cabello aún mojado.

—No es nada, me bañe— sonreí disimuladamente.

Luego de un rato, todos siguieron con sus desayunos, mientras miraba a Cho con la mirada, intentando decirle todo telepaticamente.

Nuestra conexión, si así se le podía llamar, funcionaba así, con simples sonrisas cómplices y ambas sabíamos todo.

—Dijo que contestaría mi carta en cuanto llegara— termine de relatar a Cho.

Una vez que subimos corriendo las escaleras, le conte todo lo que sucedió, mientras ella intentaba procesar todo con los ojos bien abiertos.

—¿De verdad su papá se puso de ese modo?— se preguntó algo asombrada.

Asentí —Si, la verdad tampoco me imagino a Amos tan agresivo y mucho menos con Cedric, él es su único hijo.

—Los padres pueden ser muy crueles aveces, Hazel.

—Si— murmuré de acuerdo —La ha pasado muy mal, si hubieras visto sus ojos de tristeza.

Mastico la grajea —Uh, ¿Era de perro con pata apachurrada o como la de un gato con las pupilas dilatadas?

Pensé, —Como un perrito con patita apachurrada, definitivamente.

—Ouh, eso es malo— admitió —¿Se van a volver a ver?

Encogí mis hombros —Aún no lo se, espero que si.

—Puedo cubrirte, pueden verse en el callejón Diagon cuando vayamos por nuestros útiles.

Asentí —Espero que sea pronto.























━━━━ AUTHOR'S NOTE:
Holaaa, ya se que desaparecí jaja pero no había tenido tiempo de escribir por todo eso de los exámenes de la universidad. Así es, ya me voy a graduar y tengo miedo pero es lo que hay así que supongo que tengo que aceptarlo.

En fin, el capítulo no es mucho pero les agradecería demasiado que comentaran y votaran, en especial los comentarios ya que así me doy cuenta de que estoy en buen camino con el fic, además me gusta mucho leer sus comentarios y opiniones.

Eso es todo, tremenda biblia me aventaba, los quiero, baii <3

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