➳ séptima nota
— ¡Jen! — Rosé sonrió ampliamente, segundos después, eliminó ese gesto — Jen... ¿Estás bien?
— De maravilla, ¿no ves? — respondió sarcástica.
— Te ves peor que antes... — suspiró — ¿No crees que ya a pasado mucho tiempo?... Deberías olvidarlo...
— ¿Piensas que no sé contar?, claro que sé que llevo demasiado tiempo así. — sintió nuevamente sus ojos arder — Simplemente no logro olvidarla y ya.
— Ya no se me ocurre que más decirte... — a la rubia le dolía ver a su mejor amiga tan rota.
Sabía que ni con mil abrazos fuertes podría unir las piezas de su corazón, dentro de ella se habían formado cientos de grietas y más aparecían cada día, Rosé ya no tenía más armas para regresarla a la normalidad.
El único ser que lograría "repararla" era Lisa, ¿pero cómo podría pedirle algo como eso?, si ella misma fue quien la destruyó sin darse cuenta.
— Me duele más cada día. — confesó Jennie en apenas un hilo de voz.
— Podría... Pedirle que no se acerque junto con ella a ti...— habló sin pensar mucho.
— Lisa no lo haría, y yo no te dejaría pedírselo. — respiró hondo tratando de contener su llanto — Ella es su novia... No debo interferir en eso...
— Tal vez interferir estaría bien. — Jennie se acercó a ella y la abrazó, la menor correspondió.
Necesitaba que alguien la ayudara, pero tenía muy presente que en su estado, realmente nadie podría. Ver a Lisa con Heather no le hacía nada bien, sin embargo, era algo que irremediablemente tenía que hacer.
Y como sí la vida quisiera verla más destrozada, justo cuando estaba logrando calmarse, llegaron las causantes de su dolor.
— Hola Jennie. — saludó la pelinegra, cuyo cabello ya había crecido — Que gusto verte.
— ¿Qué tal las vacaciones?, ¿fuiste con Rosé, o no? — preguntó con una sonrisa Lisa.
— No... Ella fue con su... Novia. — las palabras casi no le salían — Me quedé en casa yo sola...
— Vaya, que mal. — la chica hizo un pequeño puchero — El próximo año iremos a festejar contigo, no mereces pasar solo las vacaciones — su expresión denotaba ternura.
— ¡Buena idea nena! — la pareja sonreía, Jennid fingía sonreír — ¿Qué te parecería Jen?, podrían ir Rosé y Jisoo también, las cinco estaríamos juntas.
— Claro... Suena lindo... — tragó duro — Tengo que irme.
— Vale, te veo luego. — contestó la mayor sin dar más vueltas.
— Te buscaremos en el almuerzo, no le hagas caso a ésta grosera. — rió levemente Heather.
— Sí... Adiós. — salió a paso apresurado de allí, Rosé se contuvo para detenerla.
Sabía que no le gustaba que los demás la vieran débil, y si quería ocultarlo, debía irse rápido de la situación. Ella se quedó hablando un poco con la pareja, solamente ella mencionó que Jennie se veía fatal. Lisa parecía no haberlo notarlo.
— ¿Tú sabes algo Jennie?, según yo no se ve tan mal. — comentó con una mueca de confusión.
— ¿Enserio?, Lili, deberías ponerle algo de atención. — regañó — Jennid está mal, pero no te diré porqué.
— Lo lamento, por favor dime, quiero ayudarla.— suspiró — ¿Le pasó algo?, ¿volvieron a molestarla en su aula?
— No, es algo mucho peor. — dió un par de pasos dispuesto a irse — Ella no quiere que te diga.
— Lisa, pregúntale tú misma. — habló la chica— Es tu amiga.
— De acuerdo, lo haré en el almuerzo —. Rosé rodó los ojos, ¿qué le costaba ir en ese momento?
Aunque, la rubia no sabía con exactitud qué tanto podría ayudarle a Jennie que Lisa fuera a buscarla, seguramente estaba llorando en algún lugar solitario y ver a la pelirroja la haría sentir peor probablemente.
El resto del día ningúna de las tres vió a Jennie, ni siquiera Jisoo sabía de su paradero, a pesar de que compartían algunas clases.
Era preocupante para ellas, más ahora que la pareja estaba al tanto del estado deprimente de la castaña, aunque la más angustiada era Rosé por obvias razones.
Lo cierto es que Jennie se había escapado del campus e ido a casa, la propuesta de Heather para almorzar las cuatro juntas le había dado algo de miedo. Si convivía mucho con ella, acabaría llorando de impotencia y gritándole alguna grosería por el simple hecho de estar con Lisa.
Ella no quería hacerlo. Y no encontró otra forma de evitarlo más que irse.
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¿Cómo se le ocurre?, ¿Por qué dejaste que me invitara?
¡Te odio, la odio, las odio! ¿¡Me entiendes!? No es justo...
¿Porqué no sólo me dejan en paz?
Si la amas tanto, si sólo tienes ojos para ella, si
sólo ella te hace feliz... Entonces déjame... Dejá de demostrarme ese poco cariño, dejá de verme con ese par de estrellas que posees, dejá de buscarme, por favor.
Tu presencia me lastima, ella me lastima.
Dios, ni siquiera sé si llegaré al siguiente Diciembre... Al paso que voy, no creo durar demasiado tiempo.
Ví que tú realmente no me pusiste nada de atención, ¿en verdad no lo notaste? ¿No te diste cuenta de que estaba al borde del llanto?, no puedo creer que sólo Heather lo haya notado, pude ver su cara preocupada.
Tendré que retractarme... ¿Cómo podría odiarla a decir verdad? Ella es un ángel ¿no es así?, se miraba preocupada o tal vez me tuvo lástima, ella me invitó al almuerzo, ella tuvo la idea para la siguiente Navidad.
Sí... Es un ángel.
Un ángel al que quisiera arrancarle las alas.
Ja, mentí... Sí la odio, y deseo que ella esté muerta. Si Heather no existiera, ¿estarías conmigo? ¡Apuesto a que no!, tú siempre elegirías a cualquier otra persona, con tal de no quedarte conmigo.
Gracias Lalisa, lo has hecho de nuevo, abriste una herida más.
Gracias Heather, me quitaste al amor de mi vida.
¿¡Porqué no puedo ser ella!?
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