CAPÍTULO 2 | LONELY DAY
(***)
Hoy es un día tan solitario
Y es mío
El día más solitario de mi vida
Como dijo papá, al día siguiente por la mañana, se llevó a cabo el funeral de mi hermano. Y no fue como en las películas donde el clima se ponía de acuerdo para acompañar con sus gotas de agua nuestras lágrimas y dolor. Era cierto que estaba un poco frío debido a la estación del año, pero el cielo celeste hacia contraste con las prendas negras que traían todos, incluyéndome.
Escuchamos en silencio las palabras cargadas de dolor de mi madre hacia Daryl, recordándolo como un chico maravilloso y diciendo lo mucho que lo extrañaríamos. Algunos familiares no pudieron contener sus sollozos, y otros lloraban en silencio.
Yo no pertenecía a ninguno de ellos. Me mantuve un poco más alejada de todos, observando el funeral en completo silencio pero con la mente en blanco.
¿Sigo en una especie de shock?
Preferiría que fuera solo una pesadilla de la cual pronto despertaría.
Mamá rompió en llanto y entonces algunas de mis tías la consolaron mientras veían como comenzaban a arrojar tierra encima del ataúd.
No me importaba que tan enfermo podría sonar, pero una parte de mí mantenía la esperanza de que mi hermano abriera el ataúd y dijera que solo se trataba de otra de sus pesadas bromas. Por más loco que pudiera sonar, era lo que más deseaba.
Está demás decir que no sucedió.
Al terminar el funeral, algunas personas comenzaron a acercarse a mis padres para consolarnos, incluso a mí. Pero solo me limité a agachar la mirada y alejarme de todos y todo.
Caminé por el cementerio, observando fechas y diferentes nombres que yacían en las tumbas. Jamás creí tener que ver como enterraban a mi hermano.
¿Cómo te preparan para estas cosas? ¿O nunca estás realmente preparado para despedirte para siempre de alguien que amas?
Mis pensamientos se vieron interrumpidos inesperadamente por la voz masculina de alguien al que no me apetecía ver en este momento.
—Es peligroso que te alejes de las personas.
Giré un poco mi cuerpo para poder mirar a Andrew. Él estaba en medio de dos tumbas, con las manos en su chaqueta y una expresión relajada.
No oculté mi resentimiento hacia él.
—Quiero estar sola sino te importa, Andrew.
—Sí me importa, Srta. Evans. No puedo dejarla sola.
Se sentía un poco raro que alguien de mi misma edad (o eso creí) se dirigiera hacia mí de esa forma.
—Ya te dije que sí quiero estar sola —refuté comenzando a caminar lejos de él.
Sus pasos detrás mío no se hicieron esperar.
—Tengo órdenes de su padre de no hacerle caso en algo que a él no le gustaría, Srta. Evans.
Qué irritante.
—Puedo defenderme sola en cualquier caso —protesté con notable molestia en mi voz.
—No me consta.
Me giré a verlo, enfadada.
—¡Déjame en paz, imbécil! ¿No entiendes que no te quiero cerca? ¡Me da igual lo que mi padre diga! —grité fuera de mí, sintiendo mis ojos picar —. ¡Mi hermano murió! ¿Entiendes eso? ¡Está muerto! ¡Y yo también quiero estarlo!
Él se quedó en silencio, mientras yo rompía a llorar cubriéndome la cara; tal vez consciente al fin de todo lo que sucedía a mi alrededor.
No me importó lo vulnerable que podía verme ante un desconocido, solo quería sacar de alguna forma todo el dolor. Como si este solo pudiera irse como lágrimas calientes de mis ojos.
—Tu hermano no querría eso, Heather.
Lo miré.
—Yo no quería que muriera. No es justo —sollocé.
—Sabes que esto no se quedará así. Encontrarán al culpable.
—¿Pero eso traerá de vuelta a Daryl? —cuestioné secando mis lágrimas.
—Podría traerte un poco de paz.
Guardé silencio, dándole la razón. De reojo vi un banquito para sentarse, así que me dirigí ahí y tomé asiento. Andrew copió mi acción, cauteloso.
—¿Cómo fue que me encontraste aquella noche? —pregunté refiriéndome al hospital.
—Pregunté a casi todos los trabajadores, y ninguno supo decirme tu ubicación. Así que solo seguí mi instinto y subí a la azotea del hospital. Como te habrás dado cuenta, no me equivoqué —explicó de manera tranquila todo.
—¿Instinto? —solté una risa seca—. Suena ridículo.
—No cuando ya he estado en tu lugar antes.
Giré a verlo con el ceño fruncido, curiosa. Más no pregunté nada. No era algo que me incumbía, además de que al parecer él no quería hablar de eso.
Andrew me miró en silencio.
—¿Quién eres? —pregunté.
—Soy el hijo de Matthew —me sorprendí por eso. Pues no recordaba que Matthew, jefe de seguridad que custodiaba la mansión, tuviera un hijo—. Mi padre le dio buenas referencias de mí a Bruce luego de que pasara lo del asesinato. Él estaba preocupado por ti, y más aún después de tu intento de suicido.
—No tenías porqué decirle eso —reclamé agachando la mirada.
—Bruce me contrató como tu guardaespaldas personal —terminó de explicar, ignorando mi queja.
—¿Para protegerme del asesino?
—Y de ti misma.
Tragué saliva. Lo peor es que no podía contradecirlo.
—Sigues siendo un desconocido para mí —murmuré recelosa.
—No pretendo ser su amigo, Srta. Evans. Solo cumplir con mi trabajo.
—¿Ahora no me tuteas? —rodé los ojos.
Él soltó una risa poco audible.
—Te llevaré a casa. Vamos —se puso de pie. Desde mi asiento lo miré dudosa —. Necesita descansar, Heather. Yo avisaré a su padre que la llevaré.
***
Observé en mi celular las fotos que tenía con mi hermano. En ellas hacíamos muecas graciosas y en otras estábamos vestidos de manera rara a propósito. Daryl y yo jamás nos sacábamos fotos simples y "normales".
Sonreí inconscientemente ante el recuerdo de una foto en la fiesta de graduación de mi hermano. Sin embargo la borré luego de escuchar unos toques en mi puerta y seguido de ésta, mi madre asomándose.
Ella entró a la habitación, cautelosa. Como si no supiera qué hacer o decirme. No me sorprendía, casi nunca hablábamos hasta después del accidente. Lo cual me molestaba pero no tenía intenciones de reclamarle nada en este momento.
—¿Qué haces, hija? —preguntó suavemente tomando asiento en la cama. —No bajaste a almorzar.
—No tengo hambre —contesté, cortante. Volví mi atención al celular.
—Sabes que necesitas comer, Heather...
—Lo haré luego, madre.
—¿Por qué eres así? No eres la única que está sufriendo la pérdida de Daryl, Heather —protestó mamá perdiendo la paciencia.
La miré con incredulidad.
—No, pero soy la que más lo hace —señalé con molestia—. Porque mientras Daryl y yo solo nos teníamos el uno al otro y sufríamos la indiferencia de nuestros padres, ustedes solo estaban preocupados por aumentar el estúpido número de sus cuentas bancarias.
En el silencio de la habitación y nada más que el sonido de nuestras voces enojadas, el impacto de la palma de mi madre en mi mejilla fue lo que necesité para odiarla por completo. Mi piel picó levemente y mi rostro se había movido un poco.
—Heather —mamá pronunció con sorpresa, cayendo en cuenta de que había golpeado a su propia hija—. He-Heather y-yo lo lamen...
—Largo. —demandé en un murmuro.
—H-hija...
—¡Largo, maldita sea! ¡Vete de aquí! —grité fuera de mí.
Mamá me miró arrepentida pero terminó por hacer lo que le pedí. Una vez me quedé sola en la habitación de nuevo, me cuestioné si había hecho bien en decirle aquello.
Tal vez no.
O tal vez se lo merecía.
Sea como sea, no podía evitar sentir rabia hacia todos. Me encontraba en una especie de ceguera, la cual nublaba todo pensamiento coherente, viendo como única solución la muerte.
Mis padres se sentirán culpables.
¿Pero qué más daba? Se lo merecen.
Decidida, caminé hasta el baño y cerré la puerta con seguro para que nadie pudiera interrumpirme. Tomé una tableta de pastillas y la contemplé en mis manos.
Solo debía tomar algunas...
Miré mi reflejo con detenimiento en el espejo, sorprendida de cuanto había cambiado en tan poco tiempo. Mi cabello se veía poco ordenado, tenía unas ojeras horribles que hacían contraste con mi pálida piel. Mis ojos claros estaban rojizos y mis párpados hinchados.
Apreté la tableta de pastillas en mi mano, y las palabras de Andrew golpearon mi mente.
«Tu hermano no querría eso, Heather»
Pero yo sí. Daryl era todo lo que tenía. No era solamente mi hermano; sino mi mejor amigo, compañero de travesuras y mi confidente. Él era el único que escuchaba mis ideas locas o mi opinión respecto a todo el mundo. Jamás me criticó o me dio la espalda cuando más lo necesité.
Pero ahora ya no estaba.
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Quisiera aclarar que Heather está en las primeras etapas de la depresión luego de salir del shock. Por lo que veo necesario pedir un poco de compresión respecto a sus pensamientos por más erróneos o "absurdo" que puedan parecer.
Además en los próximos capítulos podrá resultar muy irritante, pero ténganle paciencia jaja.
—Insomnio
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