Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13 | CORALINE

(***)

Y entonces le dije a Coraline que podía crecer

Tomar sus maletas y marcharse

Pero Coraline no quiero comer, no

Si, Coraline quiere desaparecer

Me encontraba tirada en el césped del patio trasero de la mansión. Los perros, Coco y Spencer estaban echados a mi lado haciéndome compañía. Ya era un poco tarde y el sol cada vez se escondía más, sin embargo no me importaba y lo único que quería hacer era observar el cielo que pronto se encontraría estrellado. Más de una vez los de seguridad preguntaron si estaba bien o quería algo, pero solo les pedí que me dejaran sola. Lo cual estoy segura de que no cumplieron del todo y estarían observándome de lejos por sí se me ocurría hacer algo... inesperado.

Seguro me rajaría la garganta con el plato de comida del perro.

Andrew se había ido luego de dejarme durmiendo en mi habitación. Así que cuando desperté desorientada y sintiendo mis ojos hinchados y cansados aún, me percaté de que él había dejado una nota asegurando que volvería en la noche y que estaría a cargo de los demás hombres de seguridad un momento.

Solía preguntarme que era lo que hacía cuando no estaba trabajando.

Ah, claro. Era un sicario. De pronto me vi pensando en lo irónico que resultó ser todo; mi guardaespaldas, obligado a protegerme de todo y todos, era el mismo sicario que casi me atraviesa con una bala en la inauguración del hotel aquella noche. Me pregunto qué habrá pensado de mí.

Probablemente que estoy loca.

—No puedo creer que de tantos lugares lindos y cómodos en el que podrías estar, te encuentro tirada en medio del patio —la voz divertida de mi amigo peli-marrón hizo que me sobresaltara un poco. Ni siquiera había escuchado sus pasos—. Empiezo a cuestionarme tu salud mental, ¿sabes?

Lo observé desde abajo con una ceja alzada.

—¿Recién ahora? ¿En serio? —él carcajeó y tomó asiento a mi lado, aunque sin acostarse en el césped. Una lástima, estaba limpio y fresquito. Aunque algo mojado, seguro recién lo regaban.

—Me sorprende que ese niñero tuyo no esté contigo —dijo Egan con intenciones de acariciar a Spencer. Sin embargo este le gruñó en advertencia y mi amigo retiró la mano inmediatamente —. Chucho amargado.

—Ni siquiera yo sé dónde está  —dije volviendo al tema—. No me importa de todas formas. Seguro vuelve en la noche.

—¿Se está quedando aquí? —preguntó, curioso.

Las estrellas comenzaban a verse de a poco.

—Como todos los de seguridad, sí.

—No —llevé mi mirada hasta la de Egan, curiosa—. Me refiero a que sí está quedándose en la mansión...contigo.

—Oh —reí de forma nerviosa ante su repentina mirada seria y expectante. Carraspé mi garganta—. Algo así.

—¿Algo así?

—Sí, bueno. Está quedandose en una habitación de la mansión.

—Cerca de ti probablemente —miré al chico de ojos azules con extrañeza. Él miraba el suelo pensativo y molesto, con su mandíbula apretada ligeramente. ¿Por qué se había enojado? Entiendo que Andrew no le caiga nada bien, pero sí no supiera que Egan me ve como a una hermana diría que la idea de que mi guardaespaldas estuviera tan cerca de mí le causaba... celos.

—Su trabajo es protegerme, Egan —defendí con el ceño fruncido.

Él soltó un suspiro.

—¿Protegerte de qué, exactamente? ¿Del asesino? ¿Aún creen que pueda volver? Sería algo estúpido de hecho.

De pronto recordé las palabras de Andrew diciendo que el asesino estaba muy cerca de nosotros. Esa información nunca se la había dicho a Egan.

—Bueno... —le iba a explicar lo que mi "niñero" había mencionado.

—Además, ¿por qué tus padres traen de repente a un desconocido para que te cuide? ¿De dónde salió él? —me interrumpió aún molesto, alzando la voz. Creo que no se dió cuenta de que parecía hablar para sí mismo más que para mí —. Tienen la seguridad suficiente para que no te pase nada. Andrew está demás aquí.

Lo miré con extrañeza.

—¿Demás? —repetí—¿Demás por qué? Egan, escucha, no creo que mi padre lo haya contratado por nada. Además es el hijo de Matthew, la mano derecha de mi padre. Y sí está pegado a mí todo el tiempo es porque en esta mansión pasó algo muy grave, ¿entiendes eso? Alguien entró sin que nadie se percatara, apagó las cámaras de seguridad y asesinó a mí hermano en su propia habitación. Y lo dejó ahí. Se fue sin más.

Los ojos de Egan se encontraron con los míos, pasando de molestos a arrepentidos. Su expresión se relajó y se mantuvo en silencio un momento, como si no entendiera porqué había actuado de esa manera conmigo. Porqué parecía haber estado a punto de perder el control de un momento para otro.

—Lo siento —murmuró mirándome apenado —. Perdón, es solo que...—soltó un suspiro—, desconfío de él, ¿bien?  No tengo un buen presentimiento de todo esto. Pero... creo que estoy cansado. Es todo.

Me incorporé en el suelo y busqué su mirada, en silencio. Lo único que se escuchaba ahora eran los ruidos de los grillos y otros bichos que se encontraban en alguna parte del patio.

Miré el rostro de mi amigo/hermano detenidamente, buscando explicaciones sobre lo que le sucedía. Sin duda se notaba agotado, y era probable que eso se debiera a la empresa de su padre. Sin embargo, estaba segura de que había algo más. Algo que no quería decirme y lo estaba frustrando.

Sus hombros estaban un poco tensos y jugaba de forma inquieta con los dedos de sus manos, evitando mi mirada. Además parecía tragar con dificultad.

—Gray, a ti te pasa algo —aseguré sin quitarle la mirada de encima, chocando mi hombro en el suyo suavemente. Luego ante su silencio añadí en un murmuro:—. Cuéntame qué sucede, Egan.

Tragó saliva y negó con la cabeza lentamente. Se quedó en silencio.

—¿Tiene que ver con tus padres? —pregunté.

—No.

—¿Con la empresa?

—No.

Pensé. ¿Qué era lo que lo tenía de esa forma?

—¿Es algo...malo? —pareció pensarlo—. Bueno, seguro sí. Por algo estás de así, ¿No?

—No sé que está pasándome, Heather. —finalmente su mirada chocó con la mía, seria y confundida. Sus ojos azules adoptaron una oscuridad que me pareció penetrante, cómo si estuviera a punto de confesar algo realmente malo.

—¿Por qué lo dices? —pregunté sintiéndome curiosa y ansiosa.

Su mirada bajó a mis labios un momento antes de responder. Se quedó ahí, pensativo. Y luego volvió a mirarme.

—Creo que estoy mal de la cabeza —confesó de pronto, tomándome desprevenida.

¿Mal de la cabeza? ¿Él? Pero sí era el chico más cuerdo y normal que conocía. Incluso podría asegurar de que lo que le pasaba se debía al estrés de tener a su padre encima suyo todo el tiempo y presionarlo con la empresa. No me sorprendería que el pobre acabe loco tan joven.

—Todos lo estamos un poco —sonreí apenas buscando lo mismo de él.

Egan soltó una risa por lo bajo y negó con la cabeza.

—¿Por qué lo dices? —quise saber.

El chico de cabello oscuro soltó un suspiro.

—No sé cómo explicarlo —empezó, dudoso—. Pero últimamente me ha estado doliendo la cabeza a horrores. También sueño con cosas que parecen muy reales, y por eso suelo... no sé. Me siento confundido. A veces siento que... me escapo de la realidad sin darme cuenta, ¿sabes?

—Ya veo —me quedé en silencio y procesé sus palabras, intentando buscar alguna explicación o solución —. Creo que... podría deberse a un trauma. O en tu caso, estás estresado a nivel extremo.

—Eso pienso —asintió y guardó silencio.

—Te entiendo porque suele pasarme —añadí—: últimamente sueño mucho con Daryl. Y cuando despierto... es raro. Porque quiero volver a dormir solo para verle. También sueño despertarme confundida y desorientada. Como si no supiera que está pasando a mi alrededor o qué sucedió.

Extrañamente no me sentí mal al hablar de lo que sentía. Ningún sentimiento triste apareció y mi voz siguió intacta. Tal vez se debe a que me sentía bien con Egan, porque de algún modo nos parecíamos mucho, habíamos tenido la misma vida y compartíamos un mismo dolor. No solamente el de Daryl, sino otro más profundo aunque nunca lo hablamos.

El sentimiento de estar viviendo para morir.

Porque sabía que de alguna forma, Egan no se encontraba bien. Nunca lo estuvo. Siempre se mostró como el chico divertido, inteligente, coqueto, maduro e inmaduro cuando quería. Cuando estaba con mi hermano. Pero en el fondo, no se sentía lo suficientemente perfecto. Y era normal. Los tres fuimos criados para ser seguros de nosotros mismos y alcanzar el dinero y éxito en lo que hiciéramos; sin embargo nos sentimos vacíos e inseguros. Cómo niños perdidos.

—Aquella noche, cuando intentaste —me miró con cautela—... suicidarte, ¿en qué pensabas?

La pregunta no fue dicha con mala intención. No había ni una pizca de recriminación en su voz; solo curiosidad.

—No sé —admití desviando la mirada—. Solo... pensé en que quería estar con mi hermano dónde fuera que esté. Estaba aterrada, ¿sabes? Y no por el hecho de que estaba por caer de un enorme edificio, sino porque... tenía miedo. Mucho miedo. —murmuré mirándolo con honestidad y un poco de tristeta —. Y aún lo tengo.

Egan y yo estábamos muy cerca. Nuestros brazos estaban pegados y los rostros demasiado cerca cuando nos mirábamos mutuamente, casi podía sentir su aliento fresco golpear mis mejillas.

—¿Miedo a qué? —preguntó curioso—. ¿Por el asesino?

—No. Miedo a quedarme sola.

—No te quedarás sola, Heather —tomó mi mano y la apretó con suavidad—. Me tienes a mí.

—Daryl también dijo eso... y me abandonó. Me dejó sola sabiendo que él era lo único que tenía.

—Estoy muy seguro de que si hubiera podido jamás lo habría hecho.

Sonreí amargamente y desvié la mirada al suelo. Tenía razón. Daryl habría elegido vivir y estaba segura de que había luchado por eso.

—Entonces, ¿puedo contar contigo? —murmuré.

—Yo nunca te abandonaré, Heather —lo miré y me encontré con su vista en mis labios, y luego en mis ojos, honestos—. Es una promesa.

Golpeé la mesa con fuerza y solté una maldición. Ese maldito bastardo se había llevado todo. Era de esperarse, jamás dejaría algo así en su oficina como si nada. Pero, ¿dónde podrían estar? ¿Dónde estaban los malditos documentos?

—¡Mierda! —quise tirar cada cosa que se encontraba en aquella oficina de empresa, demasiado molesto y frustrado. Sin embargo, la voz demandante de mi tío me detuvo de repente.

—Ni se te ocurra romper algo, Andrew.

Matthew caminó hasta mí de forma tranquila pero segura.

—¡No están! ¡Mis malditas pruebas para inculpar a ese hijo de puta no están! —grité golpeando la pared con mi puño para descargar todo mi enojo.

—Andrew.

—¡¿Por qué todo esto está resultando tan difícil?! ¡Mierda!

—Andrew.

—¡Y lo peor es que tendré que seguir trabajando para él hasta que pueda encontrar esos jodidos documentos!

—¡Dominic!

Paré mi rabieta de pronto, apartando la mirada de la pared ligeramente rota (la pintura nada más) y la situé de forma amenazante hacia mi tío quién me miraba impaciente.

—¿Cómo me llamaste?

—No has estado tomando tus pastillas, ¿verdad?

—¡¿Y eso qué importa?!

Matthew llegó hasta mí y me tomó del cuello de la chaqueta bruscamente, acercándome a él bastante molesto.

—Escucha, imbécil, más vale que te relajes ahora mismo y tomes tus jodidas pastillas o de lo contrario te sacaré los dientes uno por uno, ¿entendiste? —y me soltó empujándome hacia atrás, provocando que mi espalda golpeara contra la pared.

Pude haberle gritado. Pude haberle golpeado. Pude haber iniciado una pelea que habría terminado muy mal. Pero no lo hice por respeto. Él era mi tío y tenía razón; debía calmarme.

—Bien —accedí de mal humor, acomodando mi ropa. —. ¿Y qué se supone que haga?

—Hay que pensar con la cabeza fría, Foster —setenció—. Si esos papeles no están aquí y tampoco en la mansión, podría significar que los guarda en algún lugar demasiado seguro o que los lleve consigo.

Fruncí el ceño.

—¿Llevarlos consigo? —solté una risa sarcástica —. ¿Por qué haría eso? Se supone que todos sus hombres de seguridad son de confianza, incluído tú. ¿Por qué no dejarlos en la mansión sí sabe que nadie los tocaría?

—No digo que sospeche de nosotros. Pero debes entender que esos papeles podrían meterlo en un asunto muy gordo.

Solté un suspiro resignado. Me sentí estúpido, ¿por qué creí que mis únicas pruebas para meter tras las rejas a ese malnacido estarían aquí, esperando a que yo viniera para llevarmelas?

Matthew y yo nos habíamos metido en la oficina de Bruce cuando todos los que trabajaban allí se preparaban para irse luego de una larga jornada laboral. La mayoría (los menos importantes por decirlo de alguna manera) se dedicaban a matar el tiempo haciendo nada debido a que su jefe no estaba en la empresa y no había nadie que los obligara a trabajar. Mientras que otros, los que sí pertenecían al círculo importante de Bruce, iban de un lado para otro con papeles en manos, hablando por teléfono y gritándoles a los de servicio exigiendo café y otras cosas.

Al entrar al edificio no fue difícil para Matthew caminar normal por ahí, ya que todos sabían que él era la mano derecha de Bruce y siempre se aparecía por la empresa cuando él no estaba debido a que su jefe lo mandaba a buscar papeles que necesitaba o algo más. No lo sé realmente. Sin embargo yo tuve que escabullirme para que nadie me viera y me preguntara quién era y qué hacía allí.

Nadie podía verme con Matthew pese a que fácilmente podría decir que él era mi padre y que había venido a ayudarlo. Porque sí Bruce llegaba a enterarse de que deambulaba por la empresa y Heather estaba sola, realmente estaría muerto. Además no me convenía que desconfiara de mí.

—Debería irme —me levanté del sofá color rojo que decoraba la oficina cuando no supe que más hacer—. No me conviene dejar a Heather sola tanto tiempo.

Matthew se cruzó de brazos y se apoyó en el escritorio, observándome curioso.

—¿Estás preocupado por ella?

Rodé los ojos.

—Te recuerdo que mi trabajo es cuidarla.

—Había olvidado que eres su niñero.

—¡¿Por qué todos se empeñan en joderme así?! ¡No soy su jodido niñero!

—Ya, Dominic. Tranquilízate —sonrió burló.

—Sabes que no me gusta que me llamen así —dije y comencé a caminar hasta la puerta, un poco irritado.

Ya no habían tantas luces en la empresa, lo cual me decía que ésta estaba lo suficientemente vacía como para poder salir sin problemas. Además seguro solo estaban los de mantenimiento limpiando y ordenando cosas.

—Andrew, espera —su voz me detuvo. Ahora sonaba serio y demandante. Lo miré sobre mi hombro, impaciente.

—¿Qué quieres?

—No olvides porqué estás aquí. Tienes un objetivo. Uno sólo.

—¿Por qué lo dices? —pregunté con confusión y me giré por completo para mirarlo.

Su mirada verde estaba clavada en mí; penetrantes y filosos.

—No quiero que te involucres mucho con Heather. Mantente al margen.

Ahora lo entendí todo, y lo único que hice fue soltar una risa burlona y llena de sarcasmo. No lo podía creer. ¿Pero por quién me tomaba?

—¿Estás diciendo que tienes miedo de que me enamore de ella? —señalé, incrédulo. Sin embargo, Matthew se mantuvo serio.

—Solo digo que ya tenemos suficiente con la muerte de Daryl. Solo la lastimarás más si te involucras con ella. No olvides tu verdadero objetivo, y no te conviene que comiencen a sospechar de ti.

—No lo harán, créeme —me volví hacia la puerta y la abrí de una vez. Antes de salir miré de reojo a mi tío, sonriendo astuto—. No por nada me contrataron.








•••
Hola! No suelo dejar notas porque siento que se pierde la emoción del capítulo. Sin embargo solo pasaré a decir que en mi cuenta de tiktok estaré publicando videos relacionados al libro. Me encuentran cómo: bluinsomniaa

—Blue

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro