CAPÍTULO 10 | PAIN
(***)
Esta vida está llena de dolor
Cuando la felicidad no funciona
Creeme y toma mi mano
Cuando las luces se apaguen lo entenderás
Corrí detrás de Andrew que ya se encontraba a punto de entrar a la mansión, y lo detuve agarrándolo del brazo. Él, sabiendo que se trataba de mí, me miró por encima de su hombro con indiferencia.
—¿Por qué hiciste eso? —Exigí saber, molesta.
—¿Hacer qué? —bufó.
—Sabes de lo que hablo, Andrew.
Como era de costumbre últimamente, me ignoró y entró a la mansión. Sin embargo no estaba dispuesta a quedarme de brazos cruzados; si había algo que me enojaba realmente era que se sintiera con el derecho de controlarme y luego ignorarme como si nada.
Andrew estaba olvidando su puesto. Se supone que era mi guardaespaldas, no mi niñero. Y yo soy superior a él, no puede tratarme como se le dé la gana.
Lo que te molesta es que te ignore porque es él único que se ha preocupado por ti, aunque solo sea su trabajo.
Ese pensamiento me estrujó el pecho, y decidí no pensar en ello.
Cuando abrí la boca dispuesta a reclamarle a Andrew su comportamiento con Egan, él se adelantó.
—Hablé con los investigadores —comentó, serio, mientras llegaba hasta la cocina conmigo siguiéndole —. Dicen que existe la posibilidad de que el asesino sea alguien muy cercano a la familia Evans.
Paré de pronto, sintiéndome helada.
¿Qué?
Andrew sacó algunos alimentos de la nevera, como si estuviera en su casa. Y comenzó a cocinar con una tranquilidad que me ponía nerviosa. Tranquilidad que al parecer ignoraba mi ansiedad por saber más.
—¿Cómo dices? —balbuceé antes de poder formular bien la pregunta.
—Que el asesino conocía la mansión como a la palma de su mano.
No. No. No.
¿Quién podría ser?
¿El asesino estuvo entre nosotros alguna vez?
¿O está entre nosotros?
Tomé asiento en una de las sillas de la isla, afligida, sorprendida, confundida.
—No comprendo —murmuré con un hilo de voz.
Andrew paró de hacer lo que hacía, y se me quedó viendo en silencio. Tal vez buscaba la forma de hablarme porque sabía que esto acababa conmigo.
—Heather —pronunció con una voz suave. Era una de las pocas veces que decía mi nombre—, es ahora dónde debes estar más alerta que nunca. No sabemos quién es el asesino, tampoco sabemos si su único objetivo era tu hermano.
Sentí un nudo en la garganta.
—¿Dices que puede volver? —pregunté nerviosa.
Negó con la cabeza.
—No lo sé.
—¿Cuándo hablaste con los investigadores?
Se cruzó de brazos y soltó un suspiro.
—Temprano.
Fruncí el ceño, curiosa.
—¿Tú dejaste la nota en mi habitación? —asintió—. Matthew dijo que te tomarías el día libre. —dije a modo de cuestión ya que estaba aquí.
Él se dió media vuelta y continuó cocinando.
—Así es.
—¿Y por qué estás aquí?
Se quedó en silencio unos minutos. Y cuando creí que no iba a responder, me ordenó buscar salsa de la heladera. Obedecí algo confundida. ¿Almorzaríamos juntos?
—Tus padres no volverán hasta mañana —avisó.
—Egan dijo que papá tiene problemas en su empresa —le conté a modo de que me confirmara si era verdad.
Él asintió luego de mirarme de reojo.
—Justamente por eso. Él está en un viaje de negocios.
Me crucé de brazos y me apoyé en la mesada, viéndolo cocinar.
—Aún no me has dicho porque no quieres a Egan —reclamé elevando una ceja.
Andrew ni siquiera me miró al responder.
—No confío en él.
—¿Por qué no? Es casi de la familia —defendí. Aunque luego hice una mueca y respondí —. Excepto porque mis padres no lo quieren. Y no sé el porqué.
—Es mi trabajo mantenerte a salvo. Y a éstas alturas todos pueden ser sospechosos, ¿escuchaste? —me miró seriamente.
Fruncí el ceño y rodé los ojos.
—Andrew, es imposible que Egan sea el asesino si es lo que piensas —dije con obviedad.
El de ojos azules golpeó los puños contra la mesada, sobresaltándome de pronto.
—Heather, esto no es un estúpido juego, ¿entiendes? —me miró de frente, molesto—. Lo unico que sabemos es que el asesino es un puto genio que logró entrar a la mansión sin que las cámaras lo intersectaran, luego las apagó, cometió el crimen, y logró salir ileso. ¿Acaso no ves lo peligroso qué es todo esto?
Tragué saliva.
—Él, o ella, porque no sabemos su género, puede volver en cualquier momento. ¿Quién sabe? Puede ser mañana, pasado mañana, o esta misma noche.
Bajé la mirada y apreté levemente mis puños.
—P-pero yo no... ¿por qué querrían matarme? —pregunté en un murmuro, nerviosa.
—Por la misma razón que mataron a Daryl, tal vez. —se acercó a mí, mirándome seriamente—. Heather, esto no es algo personal hacia ustedes precisamente. ¿Y si tal vez es algún enemigo de tu padre?
—¿Por qué mi padre tendría enemigos de esa clase?
—Maldición, no lo sé —me soltó y pasó sus manos por su cabello, frustrado. No entendía porque actuaba de ese modo. Es decir, su trabajo es mi seguridad pero, ¿por qué parecía tan molesto?
Sea como sea, pareció darse cuenta de su actitud, ya que se calmó y caminó hasta un mueble para sacar dos platos y colocarlos encima de la isla.
—Siéntate —ordenó con indiferencia. Obedecí en silencio, mientras lo veía servir spaghetti sobre los platos.
—¿Comerás conmigo? —pregunté en un murmuro cuando tomó asiento.
—Estás sola, ¿no? —pareció dudoso por un momento—. Creí que...
—Gracias. —interrumpí mirándolo con una leve sonrisa sin mostrar los dientes. —. Por el almuerzo. Y... estar conmigo. Es un lindo detalle.
Él me correspondió la sonrisa.
•••••
Solo pasaba a aclarar que las canciones que acompañan al título no siempre tienen que ver con el capítulo, sino que tienen que ver con la trama en general.
—Insomnio
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