
O6
Esto ya lo había vivido, y era la peor mierda en el planeta. Por lo menos para él y para su padre.
Joder, su padre estaba devastado.
Había perdido a su mujer, y ahora estaba la gran posibilidad de perder a su hija, a la niña de sus ojos.
Thim estaba sentado en el suelo de la clínica, cubierto por una pequeña manta y leyendo cada vez el nombre de la sala: Oncología infantil.
Creyó haber dejado los hospitales por un tiempo cuando su madre murió, ¿por qué el universo quería seguir haciéndolo? ¿Era acaso divertido para algún ser omnipresente verlo perder a quienes más amaba?
No había podido llorar, tal vez no había querido, era el único pilar en pie de su padre, no podía caerse.
Dudó si haberle escrito a Chris y Heather había sido lo correcto, no quería molestarlos, pero no hallaba que hacer.
Estaba empezando a dudar sobre molestarlos, cuando una cabellera castaña entró casi corriendo hasta él.
— ¿Dónde está ella? —le preguntó. Estaba envuelto en un suéter de pijama, usando un pantalón de alguna tela desconocida.
—Está dormida, papá está con ella.
Chris asintió, se sentó a un lado de él y Thim instintivamente apoyó su cabeza en el hombro del otro.
—No quiero pasar por esto otra vez —exhaló—, no quiero que ella pase por esto. Está muy pequeña, joder, es una niña, ¿por qué tiene que sufrir ella? ¿Por qué no yo? Yo la he cagado muchas veces, ella es sólo empieza a vivir, siento como si ella pagara por mis errores.
Las palabras empezaron a fluir como agua, eran sólo palabras. Thim se había cansado de llorar toda su vida.
Chris no iba a usar palabras para consolarlo, no las había. Lo único que podía hacer era escucharlo y ofrecerle su apoyo incondicional.
Thim había acostado su cabeza en las piernas de Chris mientras hablaba y jugaba con los hilos descocidos de la manta.
Fue cuando Heather llegó, estaba vestida con una camisa gris que era más grande que ella y leggies negras, su cabello naranja estaba atado en una cola baja y tras ella, venía una pelinegra de contextura delgada y cabello largo y lacio, ambas cargando morrales y bolsas.
A Chris se le hizo conocido su rostro, más no sabía de donde. Sin embargo, Thim la reconoció en seguida.
— ¿Cómo está tu papá? —Heather preguntó agachándose a su lado, pasó una mano por el rostro de Thim.
—Vuelto nada, él está con ella ahora, está dormida —le dijo, Heather asintió.
Los asentimientos de cabeza se estaban volvieron el consuelo de la noche.
—Ella es Sam, es una amiga, vive aquí cerca. Les traje ropa, también comida —alzó una bolsa—. ¿Hay algún baño aquí? —Thim asintió— Ve a darte una ducha, luego comes. También traje unas cosas para Thamara, peluches, cobijas, almohadas.
—Miles de gracias, Heather —Thim se incorporó, parándose a un lado de ella, Heather le sonrió de lado.
—Lo de "amigos en las buenas y en las malas" no es sólo bonita palabrería infantil —contestó ella, pasándole el bolso donde tenía ropa para él—. Ve, nosotros nos quedamos aquí.
Thim hizo caso, era imposible no hacerle caso a Heather cuando ella entraba en su papel de mamá gallina.
— ¿Y tú? ¿Trajiste algo más para abrigarte o sólo eso? —Le preguntó ella a Chris, él negó, Heather lo miró mal antes de sacar una manta de su bolso, se la lanzó en el rostro— Abrígate, hay frío.
—Si, mamá —se burló, arropándose—. ¿De dónde te conozco? Siento que he visto tu rostro en algún lugar —le dijo a Sam, ella rió.
—En una noche de borrachera intensa, tal vez —bromeó Sam, Chris abrió los ojos de par en par.
—Oh, mierda, ¿fuiste tú quien me llevó a casa de Thimotee? —preguntó avergonzado, ella asintió— Joder, todo lo que dije no es cierto, ¿hice algún desastre en tu auto? Fue hace meses, pero lo siento.
—Deja de disculparte —Sam lo calló—, cumplí con dejarte a salvo en casa de tu amigo, no hay nada más. Quedemos en que nada pasó, y en que no oí nada —guiñó un ojo.
Thim volvió con el bolso entre sus manos. Chris recordó cuando él se duchaba en su casa, parecía un pollito recién mojado.
—Toma —ella le tendió una bolsa—, pasamos por Subway y compramos sándwiches, por eso tardé, perdón por eso —Thim le restó importancia.
—Estás aquí ahora, y te agradezco por ello. Por todo lo que hiciste, y por todo lo que haces. Gracias por estar —esto se lo dijo a ambos.
—Para ustedes, siempre —Chris habló.
Los tres habían extrañado esas cursilerías, habían extrañado agradecerse por únicamente existir. Era algo que definitivamente los hacía estar bien. Como una pequeña cura.
—Ha sido un placer conocer más sobre ambos —Sam les dijo—, pero debo irme. H, no dudes en llamarme si pasa algo. Y ustedes dos, cuenten conmigo, pídanle a Heather mi número. Me quedaría más tiempo si no tuviera un examen temprano —se despidió.
—Gracias por traer a Heather, has sido una bendición —le dijo Thim.
—También gracias por lo de la otra vez —recordó Chris.
—Un placer.
—Oh, olvidé que dejé mi celular en tu auto, ya vuelvo —avisó Heather. Entonces fue con Sam hacia las afueras del hospital otra vez, caminando a un lado de ella en un silencio cómodo, por lo menos hasta que llegaron a su destino—. ¿No te incomoda dejarme con mi ex novio?
— ¿Por qué lo haría? Es tu mejor amigo de la infancia —Sam se encogió de hombros.
—Y fue mi primera relación estable —recordó.
—No tan estable —Sam rió, Heather rodó los ojos y rió también— ¿Quieres que esté celosa?
—Quiero que estés bien, ¿estás bien?
—Estoy bien con esto, te lo prometo. Escríbeme cuando te vayas, ¿si?
—Lo haré.
Ambas sonrieron suavemente, Heather sacó su celular, y luego Sam esperó a que ella entrara otra vez al hospital para subir en el auto e irse.
Cuando Heather volvió a la sala de espera, Thim y Chris estaban hablando, y ella se unió a la conversación, fluyendo.
—Papá aún no ha llamado a mis tías, no quiere hacerlo —les comentó Thim—. Ellas ya no hablan con nosotros desde que mamá murió, sólo conversaciones para salir de paso y mensajes de felicitaciones de vez en cuando. Supongo que creerán que les estamos pidiendo dinero.
—Son raras —Chris rió—, si necesitan dinero podemos hablar con mamá, la empresa en la que trabaja tiene relación con una fundación infantil. Podemos hacer un sorteo para recaudar fondos.
—Hablaré con mi papá para ayudarlos —ofreció Heather. Thim asintió.
—Papá y Tham estarán agradecido con ustedes por todo lo que hacen por nosotros, al igual que yo. Y mamá, mamá estaría feliz de tenerlos conmigo, aún después de haber sido un idiota.
—Olvida eso ya —lo regañó Heather—, ya pasó.
—Has sido un idiota toda tu vida —Chris mencionó—, el mundo no va a acabarse porque lo seas una vez más.
—Ja, feliz día de llamar idiota a Thimotee.
Siguieron hablando, hasta que Sam salió a colación.
—Ella en verdad es bonita —mencionó Chris—, ¿cómo se hicieron amigas?
—Una vez en una fiesta, fue en diciembre, ella estaba allí también, así que sólo intercambiamos números, y aquí estamos.
—Es amable —Thim habló—, y segura, tiene un aura de seguridad genuino.
—A ella le gustaría oír eso, no saben cuando le ha costado verse y sentirse así —Heather sonrió, estaba feliz por ella.
— ¿Cuántos años tiene? —preguntó Thim.
—Veinte —contestó ella.
— ¿Ella te gusta? —Heather abrió los ojos de par en par al escuchar a Chris— Si te niegas voy a golpearte con una silla.
—Yo... ¿Cómo supiste?
—Te delataste —canturreó Thimotee.
Ella se sonrojó.
—La miras casi como mirabas a Thimotee, y créeme, yo sabía muy bien como lo mirabas.
— ¿Ese casi es bueno o es malo? —inquirió ella.
—Es distinto. A Thim lo mirabas con atracción, con cariño, como algo tuyo que quieres mantener. A Sam la miras con pasión, con amor, con deseo tal vez, como algo inalcanzable, como si fuera un honor ser suya, ser protegida por ella —respondió Chris, Heather sonrió.
— ¿Son algo serio? Porque veo como le haces ojitos y ella te los devuelve —mencionó Thim, sacándoles pequeñas risas.
—Somos algo, tal vez sin categoría en específico aún.
—Espero que ella te de todo lo bueno que mereces, y si te hace feliz, me hace feliz —le dijo Thim, Heather agradeció.
— ¿Ustedes qué? ¿Qué han hecho últimamente que yo no sepa? —preguntó Heather.
—Estoy trabajando con papá, soy algún tipo de asistente raro —Thim rió—, pero está bien, supongo.
—Oh, esperemos a que seas millonario para que nos lleves a comer helado todas las tardes —Heather se rió. Había reído mucho esa madrugada—. ¿Y tú, Chris? ¿Ha pasado algo?
—Me iré a estudiar producción musical en el extranjero —contó—, una de mis primas ha estado buscando un cupo en la universidad con beca, he enviado como diez vídeos hablando de mí, cantando, y también he enviado fotos de mis canciones, para eso. Así que estoy esperando por eso, pero creo que me iré unas semanas luego de la graduación.
—Oh, crecen tan rápido —dramatizó Heather abrazándolo—, cumplirás todos tus sueños, mocoso.
—Si no, te pego con una silla —amenazó Thim.
Chris rió, sintiéndose en su hogar después de tanto tiempo.
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