18
ERA VIERNES POR LA TARDE, PARA SER MÁS EXACTOS LAS DOS Y TREINTA, POR LO QUE AÚN QUEDABAN cuatro horas para que llegara Ximen.
—Bien, ¿qué puedo cocinar?—habló sola mientras que buscaba un libro de recetas en la gran estantería de la sala.
Tomó uno que tenía detalles dorados y supuso que su padre lo había comprado para impresionar a su madre con platos italianos, lo cual nunca funcionó.
—Bien... espero no intoxicarme ni intoxicarlo a él—hizo una mueca, abriendo el libro para buscar algo conocido.
Estuvo batallando entre las elecciones, no era muy fan de cocinar sola ni mucho menos cosas demasiado elaborada, es más, si Ximen fuera alguien como su mejor amigo, se iría a la segura con una pizza de peperoni y doble queso, pero ambos eran diferentes... demasiado para siquiera compararlos.
Por un lado, Yin Xig era alguien con energía de golden retriever, amistoso, extrovertido y sobre todo, el hombre perfecto para ser un compañero de vida y precisamente por eso era su mejor amigo, a comparación de Ximen, aquel chico de gafas era calculador, un jugador y astuto, complaciendo hasta tus entrañas con un tacto tan cariñoso como una rosa llena de espinas y realmente... no sabía si le gustaba.
—Lasaña, definitivamente haré lasaña—comentó, pidiendo por internet las cosas para prepararla.
Sinceramente prefería quedarse en casa porque aprovechaba de ordenar y dejar todo pulcro y brillante, dándole a su casa una imagen más "hogareña" que no existía si su padre no estaba en casa. Lo extrañaba demasiado y lo admiraba demasiado, quizás el hombre había cometido errores cuando era más joven pero no lo culpaba, estaba enamorado de su madre que con todo el dinero que pudo quiso darles a ambas una mejor vida la cuál había terminado en lo que era actualmente, una familia rota y un montón de trancas que no le permitían avanzar.... Pero era feliz al fin y al cabo.
XIMEN ESTABA MIRANDO LA ROPA EN SU WALKING CLOSET CON ATENCIÓN, TOCANDO LAS TELAS Y tratando de usar una gama de colores agradable.
—¿Por qué no nos vamos con lo de la vez pasada?—Meizuo comentó, leyendo una revista sin prestarle mucha atención.
—Porque realmente quiere impresionarla—Lei habló sonriendo mientras que se acomodaba en su lugar— ¿por qué dudas demasiado?
El de gafas bufó— realmente... no lo sé, ¿qué tal si voy casual y ella esta arreglada o...
—¿Qué paso con el mujeriego qué ni siquiera se preocupaba de como ir a una cena?—el violinista soltó una risita suave— ¿dónde lo dejaste?
—Se escondió detrás del adolescente hormonal que ves aquí en frente—apuntó el moreno, soltando una risa— con ustedes, señores y señoras, Yan Ximen, el adolescente que va a los 30 años dudando de que usar
—Debí haber invitado a Si en vez de ustedes
—Esta demasiado embalado con Shancai, dudo que te preste atención—concluyó Lei, mirando sus manos, restándole importancia al asunto.
—Bueno... ¿vamos a ayudarte o hablar de la vida amorosa de Si?
—Bien bien... ¿entonces, dicen que debo irme por la imagen de...
—Mira, tienes 3 estilos, el sugar daddy, el novio nerd y... ¿cuál es el otro?—Meizuo se puso pensativo, haciéndolo ofenderse.
—¿El vendedor de té?—Lei alzó una ceja.
—El mismo—asintió— ahora, ¿por qué no vas casual?, ya sabes, nada muy elaborado ni muy descuidado
—¿Entonces, qué significa eso?
—Suéter de las tortugas ninjas, unos pantalones de vestir negros, camisa blanca debajo y... zapatos de vestir —el de cabellos miel decidió planear lo que su amigo podía usar.
EL TIEMPO CORRÍA Y XIA ESTABA A CONTRA-RELOJ, TENIENDO LA LASAÑA EN EL HORNO y teniendo que pasar la aspiradora, trapear y sacar brillo hasta a las ventanas, dejándola agotada.
—Debí decir otro lugar—jadeó agotada, lanzándose al sofá, mirando el techo.
Aún recordaba cuando esa era su única entretención, mirando lo blanquecino y descubrir la cantidad de arañas que convivían y hacían sus telarañas, pero ahora le aburría aún más.
Su alarma sonó indicándole que debía ir a darse un baño, por lo que apagó la alarma para proceder a seguir con lo que debía hacer. Se encaminó a su baño en el segundo piso, con un par de toallas y encendió la lluvia artificial, bañándose con agua fría para despertar.
TODO ESTABA ACOMODADO DE MANERA PERFECTA, LAS COPAS JUNTO A LOS PLATOS Y CUBIERTOS, INCLUSO LA música que había colocado en la radio de la casa daba un buen ambiente que probablemente les salve de silencios incómodos.
Estaba vestida con un vestido negro con las mangas bajo los hombros bastante bonito que había diseñado hace un tiempo y que nunca había utilizado junto a unos zapatos bajos del mismo color, junto a un par de coletas para darle un toque casual, sin dejar lo elegante.
El timbre sonó para anunciar a su invitado haciéndole suspirar y mirar su reloj de muñeca, el cuál con dificultad supo que eran las seis.
—Bien Xia, solo es algo casual... nada serio—se recalcó antes de aproximarse a pasos lentos, viendo como la falda del vestido se movía suavemente con ella.
La puerta fue abierta, Ximen estaba ahí con una sonrisa en grande junto a un gran ramo de rosas de una tonalidad intensamente blanca junto a una botella de vino tinto.
—Buenas tardes, Xia—sonrió extendiéndole las rosas— las vi y las compré para ti
—Gracias...—las tomó sin antes vacilar unos segundos— ¿todo bien?
—Si... traje un vino tinto, el mejor de todos los que tenía—sonrió mostrando su botella— ¿puedo pasar?
—Adelante—se hizo a un lado para dejarlo entrar, haciéndola suspirar por el aroma varonil que desprendía.
Y cuándo Xia cerró la puerta ambos se miraron, notando que se habían vestido de acuerdo al gusto del otro, porque al parecer, ambos corazones estaban ansiosos y desesperados por gustarse.
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