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17

XIA CAMINABA CON UNA BOLSA CON BEBIDAS Y SNACKS que vencían el día siguiente, los había conseguido luego de decirle a la mujer de una tienda cerca de la universidad que no los tirara.

Las zapatillas resonaban de manera suave contra el asfalto, mientras se preguntaba quién demonios la había citado en una azotea universitaria y del porque tanto misterio.

Siguió el camino a la azotea, tarareando alguna canción de la radio debido a que su teléfono estaba muerto, y aprovechó cuando llegó estando sola para arreglar un poco, haciendo un mantel improvisado con la bolsa y sacando un montón de snacks.

Comenzó a comerse un pequeño alfajor mientras que miraba las nubes como su único objeto de entretenimiento, buscándole formas y verlas moverse de manera lenta. El cielo era tan sorprendente.

Escuchó pisadas y notó a Ximen llegar con una bolsa en sus manos, rodó los ojos cuando se acercó, agachándose a su altura para poder curarle sus rodillas, escuchándola quejarse.

—Debes ser más cuidadosa—sopló mientras colocaba una crema para las heridas en las rodillas de la fémina.

—Sigo viva de todas maneras...—su respuesta fue seca.

Negó con la cabeza el de gafas, sacando la caja de curitas y arrugar el ceño con indignación al ver que era de balones.

—Que estafa, se supone que debían tener corazones

Y la castaña lo miró con los ojos abiertos, llamando la atención del más alto, dejándolo confundido.

—¿Qué?, repítelo..

—¿Qué cosa?, me estaba quejando que estas curitas son de balones y no corazones...

—Acabo de tener un deja vu—rascó su nuca, confundida.

—No te mentiré, yo también lo acabo de tener

Y ambos se miraron por unos segundos, buscando las respuestas a aquello, poco convivían a decir verdad y lo más cercano fue la experiencia de la ventana.

—Bueno, mi papá solía decir que aveces sentimos Deja vus porque son cosas que ocurrieron en otra dimensión o algo así

—Oh, bueno... espero que en esa dimensión no seas tan testaruda, mi corazoncito sufre

—Tsk... no seas aguafiestas—se quejó, mirando como le colocaban ahora las curitas.

—Bueno, ya esta eso... ¿me volverías a esperar?, quiero ir a comprar las de corazones...

—¿Para qué?, soy feliz con estás—le quitó la cajita— además, quién te dice que si como raras corazones y no pelotas

—Bueno, tienes razón—y se sentó en ese lugar, dejando las piernas de Xia sobre las suyas, acariciando sus pantorillas— ahora, lo que nos convoca...

XIMEN BEBÍA DEL TÉ BLANCO CON JAZMÍN Y GINSENG QUE HABÍA COMPRADO mientras que Xia bebía de un jugo de uva con trocitos de gelatina que venía con la bebida.

Habían pasado largos minutos desde lo del deja vu y nada fue pronunciado, solo fueron aa caricias de Yan y bostezos de Zhāng.

—¿Quieres descansar?, puedo ofrecerte mis piernas

—Esta bien...—y giro en su lugar, apoyando su cabeza en uno de sus muslos y cerró los ojos.

Por alguna razón, aquello parecía ser momento de tregua, Ximen estaba demasiado complacido por volverle hablar y Xia no tenía ánimos para pelear, por lo que, todos tipo de tema que pudiera hacerlos discutir fue desechado.

—¿Me salvaste de los castigos?—preguntó, sintiendo las manos masculinas en su cabello, haciéndole relajar.

—Si, ¿ya te decidiste por la cena?

—Si, el viernes en mi casa, a las 9

Y silencio nuevamente, más que nada, Xia se había rendido ante el sueño y Ximen estaba demasiado ocupado en hacerle masajes y disfrutando de lo suave y sedoso que era el cabello castaño de la más baja.

Y quizás era ambicioso y egoísta, pero deseaba congelar el tiempo y que siguieran ahí, así como estaban, ella durmiendo en sus piernas y el jugueteando con su cabello... pero todo lo bueno tiene que terminar.

LAS HORAS PASABAN Y XIA SEGUÍA AHÍ JUNTO A XIMEN, QUIÉN SE HABÍA DORMIDO CON los dedos en su cabello, dejando algo visualmente muy tierno.

Sin embargo, ninguno despertó cuando anocheció ni cuando las luces automáticas se encendieron, anunciándole a los estudiantes nocturnos que podían ir seguros y no a tientas a sus clases.

El momento se rompió cuando un quejido salió de los belfos femeninos, estirándose y abrir sus ojos luego, notando el rostro adormilado y con los ojos entreabiertos de Ximen.

—Buenas noches—saludo ella.

—Buenas—respondió vagamente.

Y se miraron, miraron sus labios y luego nuevamente los ojos fueron un enfoque.

—Bueno, es tarde...

—¿Te llevo a tu casa?

—Bien...

Y recogieron todo, avanzando para irse y Ximen en un intento de auto-complacerse, le tomó la mano y ella se dejó, provocándole una sonrisa de niño pequeño.

—Sobre lo de anoche... y la playa...—Ximen habló.

—No toques esos temas o voy a tirarte escaleras abajo—Xia gruñó.

—Solo quería decirte que esos besos no importan

—Bueno, pensamos igual

—Me refiero a que... quiero intentarlo Xia—se sintió tímido, desconfiado y expuesto.

—¿Qué cosa?

—Quiero gustarte—fue directo.

—Ximen yo...

Y apenas sintió los dedos ajenos despegarse de su piel, aferró más sus manos a la contraria.

—No evadas las cosas, sino, tendré que recurrir a medidas extremas

—¿Tarjetas rojas?

—Peor que eso...

Y la atrajo a él, dándole un giró e inclinarla como si fuera una escena de película, haciéndole de manera inconsciente recoger una pierna y la besó, disfrutando de la respuesta ajena, porque si no habían palabras, habrían respuestas por otros lados.

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