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15

SILENCIO. NO HABÍAN RUIDOS EN EL AUTO DE XIMEN, NI SIQUIERA LA RADIO EMITIA RUIDO y eso tenía a Ximen enfermo, sin embargo, Xia mantenía la mente ocupada mirando por la ventana.

—¿Podrías decirme que fue lo que paso?

—Tu y tus amigos me humillaron, eso paso

—No me refiero a esta tarde...

—De igual manera, si una tarjeta roja no es fácil de digerir, imagínate ver una cada día por semanas—murmuró.

—De alguna manera tenías que acercarte

—Humillarme y amenazarme de esa forma no es la correcta—gruñó— ¿no qué somos adultos?, ¿acaso jugar al gato y al ratón es muy maduro?

—Enojarte sin razón tampoco es muy maduro, Xia —detuvo el auto en el semáforo en rojo, volteando a verla— ¿Algún días vas a decirme que demonios sucedió?, íbamos bien... éramos amigos

—Nunca en mi vida fui tu amiga, solo fui amable—reconoció, sin despegar su mirada de la ventana— fui amable porque tu lo fuiste, nada más

—No le mientas a un mentiroso, Xia

—No miento

—Entonces, mírame a los ojos y dímelo...—recriminó.

Y volteó a verlo, enfocando sus ojos en los ajenos y sentir las palabras atascadas en su garganta. Quería gritarle y golpearle, quería rogarle que dejara de jugar con ella y que la humillara ahí mismo, decirle que estaba jugando y que podía dejarla ir.

—Solo fui amable, tu y yo nunca seremos amigos—habló, evitando correr la mirada de los oscuros ojos bajo las gafas— ni siquiera pertenecemos al mismo mundo, no te engañes Ximen

—Mientes...—atacó— ¿sabes por qué?, porque sabes que tú y yo no somos tan distintos después de todo

—¿Si?, fíjate que yo creo que no, partiendo por él hecho de que yo procedo a humillarte

—Lo haces

—¿Si?, ¿y cómo?

—Tarjeta tras tarjeta y ni siquiera fuiste a la sala de bridge—justificó, volviendo la vista al frente para avanzar por la luz verde.

—¿Me estás diciendo qué te humillaste colocando la maldita tarjeta roja?, ¿en serio?, waoh... no sabía que tu vida era tan difícil... déjame pedirle el guión a alguna de tus ex-novias para simplemente darte unos besitos y llorar porque tu vida es injusta—soltó molesta, volviendo la vista a ventana— imbécil...—susurró molesta.

XIA ESTABA HARTA, ODIABA PROFUNDAMENTE A LOS HOMBRES CHINOS Y SOBRE TODO al séquito de tontos de los F4, pero ahí estaba, atrapada en el deportivo de Ximen, la fiera de ojos brillantes que la tenía como su presa favorita, tal como cuando los gatos jugaban con los ratones, disfrutando placenteramente como estos despavoridos trataban de sobrevivir y ellos quitaban sus vidas poco a poco... y Xia era el ratón, el ratón que rompía la cadena natural, dándole puntos a favor a la teoría evolutiva de Darwin, los más fuertes sobreviven... ¿pero a que costo lo hacían?, por ejemplo, desafiar una élite en un ambiente universitario donde son 4 cabezas al mando y más de 1000 alumnos a sus espaldas contra 1 conllevaba a tener que sufrir tarjetas rojas, un juego de cartas que dudaba de la victoria ajena y sobre todo, un mujeriego arrogante.

—¿Vas a dejarme bajar?—preguntó notando que estaban fuera de la casa de la fémina hace más de 10 minutos estacionados, pero no ocurría nada.

—Solo déjame saber algo...

Y ambos se acomodaron en sus lugares, mirándose bajo la luz de la luna, el motor del auto estaba apagado y nada más que ellos eran el ruido de la noche y, sabiendo de las consecuencias, Ximen decidió acercarse al rostro de Xia, conectando sus labios en un beso que decía muchas cosas que ninguno se atrevía a pronunciar, llevando sus manos a una de las mejillas suaves de la fémina y acariciarla con su pulgar, mientras que Xia se rindió, bajando todas las barreras, llevando sus manos a la nuca de Ximen, sintiendo el famoso "clac" del cinturón de seguridad cuando lo soltabas, teniendo una reacción automática por parte de ella, quitándoselo y sentándose sobre él, pasando por encima de la caja de cambios.

Y ahí estaban, besándose en el asiento del deportivo mientras que sus manos se recorrían para conocerse, los corazones latiendo sincronizados y belfos danzando produciendo ruidos húmedos y agradables... quizás aquellos besos eran una despedida o una bienvenida a nuevos cambios o ambas, con Xia nunca nada era certero.

—Déjame... déjame probarte que sea lo que haya sucedido no fue real—susurró contra la boca de ella.

La admiraba, Xia era una jodida ninfa frente a él y verla vestida como mucama no hacía más que provocarle revoltijos en el estómago como un adolescente cuando ve a su crush en una actividad de disfraces vestida de piña o bueno, algo así.

—Cállate y bésame, no hay nada que explicar

NADA MÁS QUE BESOS Y ALGUNAS MARCAS FUERON PROVOCADAS por aquel caluroso momento, sin embargo, ninguno quería dejarse ir ni despedirse, sabían que la mañana siguiente todo sería distinto y solo existiría el anhelo de la presencia contraria, pero Zhāng tenía un orgullo que proteger y con el dolor de su alma había abandonado el auto, tomando su bolso y abriendo la puerta del piloto, viendo los ojos brillantes y perdidos de Ximen conectados a los suyos.

Sabía que no quería irse, Ximen tampoco quería que se fuera e incluso, podía arriesgarse y acceder ante la supuesta amistad del pelirrojo, dejar de lado su resentimiento y decirle la razón... pero eso sería fallarse a ella misma, fallarle a su niña interior que en estos momentos lo único que quería era correr a llorar en los brazos de su padre.

Puso un pie contra el asfalto y Yan se alarmó, aferrando sus brazos en las caderas cubiertas por el vestido negro con un pequeño delantal blanco.

No te vayas, quédate conmigo...— creyó leer los ojos castaños tras los cristales estaban.

Y ahí se quedó, contemplándolos en silencio mientras que esperaba a que él le dijera algo o le diera una señal, algo que no fuera retenerla entre sus brazos cubiertos por la gabardina café claro, pero Ximen no estaba haciendo nada, su mente estaba en blanco porque por segunda vez dejaría ir a una mujer especial.

Sin embargo, unas lágrimas cayeron y la puerta del auto se cerró, pasos y el motor del auto sonó anunciando su retirada bajo la fría noche... porque Ximen se había largado sin pronunciar nada apenas Xia había decidido bajar para entrar a casa y derrumbarse... porque Xia había logrado entregarle parte de su corazón a Yan y el simplemente la había usado y las chicas que rompieron su vestido habían tenido razón, porque Xia nunca cabría en los estándares de Ximen... o quizás, Xia era demasiado para ello.

Nota de la autora!

Mientras lloro por Ximen, Xia, MJ y Mayra...

¿Les apetece algo del clásico Boys Over Flowers?, hace tiempo que quiero sumar una nueva heroina y bueno...

Jun Pyo o Ji-hoo.... ustedes deciden <3

Además, les adelanto que en unos días, publicaré uno de MJ por pedido de una persona especial, por lo que, si quieres de alguien en particular, como Thyme, Daoming o quién sea, háganmelo saber por aquí.

Besitos y pañuelitos.

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