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03


CUANDO MEIZUO LE HABÍA MOTIVADO A XIMEN A conquistar a la chica "salvaje" del departamento de artes y humanidades, nunca se esperó que su amigo realmente se tomara en serio sus palabras, pero algo en lo que estaba seguro es que lo conseguiría.

Aquel outfit bastante llamativo de Prada con detalles de colores, sin duda, parecía sacado de una revista.

—¿Estás seguro que quieres conquistar a una diseñadora vestido así?—comentó Si— te ves ridículo

—Se ve bien—Meizuo sonrió— estoy seguro que ella va a caer apenas te vea, digo, esas gafas junto a ese outfit... si fuera chica, me casaría contigo ahora mismo—dijo batiendo sus pestañas gracioso.

LAS HORAS PASABAN Y XIMEN NO EVITABA MIRAR cada cinco segundos su reloj de muñeca Sky Racer de la marca Beitling, realmente estaba harto de no ver a la chica por ningún lado ni mucho menos a su perrito faldero de Lu, hasta que la vio aparecer en el puente de la entrada, cruzando y buscando cosas en su bolso y lo mejor: estaba sola.

Decidió caminar hacía ella, con sus manos metidas en los bolsillos de la chaqueta y provocando que el aroma de su perfume le envolviera en una exquisita nube de fantasía de ensueño, y apenas a unos metros de ella se detuvo, observándola con detalle y sintiendo la urgencia de correr y esconderse en los brazos de alguno de sus amigos, pero no lo haría... no podía ser tan cobarde y darle la espalda a su felicidad por un error del pasado.

—¡Xia Lin!—escuchó un grito masculino y decidió voltear.

Yin Xig estaba corriendo con sus brazos abiertos hacía la chica frente a él, envolviéndola en un cálido abrazo y ella sonrió hacía su amigo, haciéndolo sentir miserable... ¿acaso ella no podía simplemente caminar hacía él y dejar a Yin Xig de lado unos segundos?, pareciera que no y ahora, y en su desesperación del momento, pensó solamente le quedaba una opción y su arma secreta, aunque lamentablemente no fue la mejor.

EL TRAYECTO A LOS PASILLOS PARA AMBOS CHICOS había sido de lo más acogedor y bonito de presenciar, al menos, la gran parte de los estudiantes que los conocían disfrutaban de la amistad de ambos chicos, la pequeña y gruñona Xia Lin y el gran y dulce Yin Xig.

—¿Qué quieres comer hoy?, por hoy yo invito el almuerzo—sonrió el más alto, apoyándose en el locker de al lado.

—¿Puedo pedir lo que sea?—dijo colocando el código del candado de su casillero— quiero Burger King

—Burger King será—sonrió el chico mirando el perfil de la joven— ¿Lo mismo de siempre?

—Lo mismo—y la sonrisa de su rostro se borró al encontrar la característica tarjeta de los F4 colgando desde lo alto de este.

Decidió tomarla, tratando de evitar que alguien la viera pero sus intentos habían sido demasiado mediocres y lentos.

—¡Xia Lin del 4º año de Diseño de vestuario tiene la tarjeta de los F4!—gritó un chico x.

—No, no la tiene—Lu gruñó las palabras, tan rabioso como un perro— ¿verdad, Xi-Xi?

Y simplemente arrugó aquel trozo de plástico como pudo, sintiendo la rabia y la vergüenza en aquel momento.

—Vamos Yin, creo que adelantaremos la hora de almuerzo—dijo cerrando con fuerza la puerta, cerrando los ojos unos segundos para tratar de calmarse.

XIA LIN MASTICABA CON RABIA UNA HAMBURGUESA, cuestionándose sus acciones desde que tenía memoria para buscarle un sentido a lo que estaba sucediendo.

—¿En serio te dieron la tarjeta?—comentó el más alto, comiendo una papa frita— ¿será que ofendiste al cabeza de piña?

—Probablemente, ¿crees que si me voy a Beijing me acepten en otra universidad?—preguntó— odio los juegos de cartas y no quiero tener que comerme una sandalia—gruñó.

—Ni se te ocurra ir a Beijing—la regaño— y no, no vayas, así de simple, eres demasiado común y fea para que Daoming se olvide de ti

—Eso espero—suspiró— creo que esto pasa cuando hago buenas acciones, ¿Jiang Li me habrá lanzado una maldición o algo?

—No digas el nombre de tu madre tan a la ligera—soltó asustado— es como un fantasma, puede aparecer en cualquier momento...

Y la chica soltó una risa, tapando sus labios con una de sus manos. Por otro lado, Ximen se encontraba observando aquella escena junto a Lei, quién simplemente miraba a Shancai.

—¿Crees que deba entrometerme?—preguntó el de gafas.

—¿En qué?—preguntó volteando a ver a su amigo— ¿te refieres a lo que Si dijo ayer?, no creo que sea buena idea seguirle el juego—comentó.

—Yo digo que si, entrométete —Meizuo habló, sumándose a la conversación— solo son amigos, nada más que eso, aunque usando la táctica de la tarjeta no creo que ganes mucho a favor

—¿Tu le enviaste la tarjeta?—Lei sonó sorprendido, soltando una risa— al parecer tu y Si son demasiado parecidos, entrometerte con una chica que simplemente decidió darnos un alto dudo que sea algo con lo que comenzar una historia de amor

Ximen iba a defenderse, sin embargo no quiso comentar nada al respecto, sabía lo delicado del tema entre Lei y Jing.

—Lo que pasa Lei, es que Ximen y Si tienen un severo problema, odian no tener el control sobre las cosas y sus emociones—comentó gracioso el moreno.

LAS CLASES HABÍAN LLEGADO A SU FIN y aquello mantenía a Xia demasiado feliz, significaba que por fin podría irse a casa, pero no contaba con un detalle, Yan Ximen estaba esperándola fuera del aula.

—Xia—su voz salió con tanta tranquilidad que llegó a hacerla suspirar de manera suave.

—¿Qué se te ofrece?—comentó, estirándose y ponerse frente a él para no irrumpir el paso de los otros estudiantes.

No dudo en echar un vistazo en lo que él contrario llevaba encima y sacando la cuenta mental de cuanto tuvo que haber costado todo y como resultado, mínimo podría pagarlos en su quinta vida.

—¿Tienes hambre?

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