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chapter five. poisonous

.˚ׅ ❛ capítulo cinco
poisonous ❜𓈒˙






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La oscuridad se vuelve en el pasillo del colegio al cual no he llegado está noche, aunque todo parece real a excepción de lo paralizante que están mis músculos. No puedo moverme del cuello para abajo pero por alguna razón camino por el largo pasillo oscuro, siento un miedo inmenso que se combina con impotencia al no poder despertar.

Respiro con pesadez y de reojo observo una grande silueta que desprende un ruido al movimiento de escamas pegajosas, es raro, más el saber lo que estoy escuchando. Cierro los ojos y entonces en uno de los casilleros leo una palabra única y que jamás había visto.

«Kanima»

La luz vuelve de un brinco y abro los ojos tan pronto como se me permite, girando al otro lado de la cama, donde las mariposas siguen ahí y siento que me juzgan como Margo ahora mismo en la entrada de mi habitación. No he hablado con ella desde hace días, así que está vez no es la ocasión.

—¿Vas a dejarme contarte?— inquiere con una canasta llena de ropa sucia.

Suspiró, me levanto de la cama y vuelvo a ella cuando cierro la puerta de mi habitación.

Eso es un claro «no» no estoy lista para lo que sea que está apunto de decirme y además, ¿Qué quiere contarte? ¿Qué oscuro secreto me ha estado ocultando?


El sueño se apodera de mi con tan solo la mera idea de entrar a economía, así que me quedo con la cabeza adentro del casillero un momento antes de que suene la campana, seguro recibiendo miradas extrañas de todo el mundo cuando me quedó más quieta que una estatua.

Abro los ojos de golpe cuando escucho pasos cerca y miro a Isaac a unos metros de mi en su casillero, no me mira porque está guardando algunas de sus cosas, así que me dedico a fingir que no está ahí.

Me rasco la frente y finjo mirar algo interesante en mi casillero hasta que se reojo observó que se acerca con lentitud, así que le saludo con un ademán.

—Creía que no volverías— le digo antes que nada, así que después entiendo que eso fue grosero —Lo siento, me refería a que dijiste que la policía creía que tú habías matado a tu padre y ahora estoy arruinando todo, mejor me voy a callar, ¿Cómo estás? ¿No crees que esté día es el más caluroso de todo el año? Porque yo sí, lo odio, amo el frío y ya me voy a callar.

Aquello hace reír al chico, lo cual me da una pizca de esperanza de que no lo haya echado todo a perder tan rápido.

—Quitaron los cargos, estoy muy bien ahora que te veo y sí, también odio más el calor— me sonríe —¿Tu cómo estás?

—Me alegra saberlo— le devuelvo dicha sonrisa —Yo estoy bien, gracias, intento no quedarme dormida antes de entrar a economía.

Bufa —Te entiendo, aunque el entrenador siempre me ha parecido alguien gracioso.

—¿Gracioso? ¿Así lo describirías mejor?

—¿Tu cómo lo harías?— encogió sus hombros.

Lo pienso un segundo, pero luego concuerdo con él.

—Supongo que no hay mejor manera de hacerlo.

—Perdona mi ignorancia pero, ¿Tienes alguna clase libre hoy?

Niego —Solo el almuerzo, si es que no se me acumulan las tareas para esa hora, ¿Por qué la curiosidad?

—Solo eso— titubea un poco —Entonces te veré en el almuerzo, buena suerte en economía.

—Gracias, gracias— me despido con un ademán antes de verlo desaparecer entre los alumnos.

En economía, me siento detrás de Stiles y con Lydia a mi lado, escuchando la campana sonar con fuerza. Estoy sacando mis materiales como mi carpeta roja y mi libro de la materia cuando Jackson con Noel siguiéndole el paso se sientan a mi lado, intento con todas mis fuerzas y lo logro, ignorarlo, a ambos.

Permanezco cabizbaja cuando escucho a Jackson decir: —¿Qué demonios es un Kanima?

Por inercia subo la cabeza asombrada, mirando a Scott y él a mi, y entonces ambos a Stiles.

El entrenador deja caer su libro con fuerza, de modo que llama la atención de todos.

—De acuerdo, escuchen— pide —Una advertencia antes de la revisión, algunos de ustedes cómo McCall deberían crear sus propios grupos de estudio porque el examen de mañana va a ser tan, pero tan difícil que creo que ni yo lo aprobaría— ríe con maldad —Bien, necesito un voluntario para la primera pregunta.

No subo la mano, finjo leer en mi libro y busco una manera de hacerle saber a ambos chicos sobre mi sueño, incluso cuando Jackson arruina esa sensación al describir con exactitud los síntomas que sufrí en el sueño.

—¿Lydia qué?— interfiero cuando escucho el nombre de mi mejor amiga.

Jackson niega a los tres ahora que me he unido a la conversación.

—No lo sé, solo escuché su nombre y algo sobre clase de química...-

—¡Jackson!— grita el entrenador.

«¿Cuando llegó ahí?» salto hacia mi asiento y lo miro petrificada.

—¿Tienes algo que compartir con nosotros?— le cuestiona.

Jackson me mira y yo encogí mis hombros, recargando mi mentón sobre la palma de mi mano.

—Eh, solo mi admiración absoluta por mi... Entrenador— señala y el mencionado ríe.

—Eso es tan lindo, ahora... ¡Silencio! ¡Cállate!— mira a la clase —¿Alguien más?

Niego me mira y miro el pizarrón, al entrenador siempre se le ha admirado por su aura de liderazgo pero en ocasiones da miedo.

Dejo de lado esos pensamientos, me estiró lo suficiente y tomo a Scott de la camiseta.

—Sé que sonara raro pero...— tomo valentía —Tal vez tuve un deja vu con el Kanima.

Me separó y Scott me mira confuso —¿Deja vu? ¿Cómo...?

—Un sueño— susurró.

Aclaro mi garganta al volver hasta el pizarrón cuando veo lo que Lydia está resolviendo en el pizarrón desde hace rato. Ella tiembla o algo así, escucho que solloza cuando todo el salón guarda silencio y mis ojos intentan leer lo que dice.

Lydia despierta de un salto que el entrenador le da.

—¿Es griego?— inquiere Scott.

Stiles niega —No, creo que es inglés, «alguien ayúdeme».

La clase continua con normalidad pero mi amiga se ve algo alterada.

—¿Quieres que salgamos?— murmuro —Podemos ir a tomar aire o a la enfermería.

Ella niega —Estaré bien— dice únicamente.

Y yo sé que insistir más solo hará que se enoje, así que la dejo continuar y tomo apuntes de absolutamente todo por si se le pasa algo a Lydia. Al salir, ella es la primera en irse y yo estoy por seguirle el paso cuando Scott me llama y me detengo.

—¿A qué te referías con ese sueño, Dáire?— inquiere.

—¿El raro del Kanima?— él asiente como respuesta —Bueno, solo sé que estaba aquí, en el pasillo de la escuela, me sentía paralizada y entonces leí la palabra...

—Kanima— completa por mi —Son los mismos síntomas que Jackson nos explico, ¿No has tenido más sueños?

Niego —No, solo eso, lo lamento.

—¿No crees que seas una clase de vidente o algo?

Frunzo el ceño —No creo, sé que soy medio rarita pero no creo que sea algo tan genial como una vidente.

—No eres rara— asegura —Aunque sé que Margo tendrá respuestas, la noche que me encontraste dijo que sabía algo pero no quiso decirme qué.

—Bueno, yo tampoco lo sé porque no he hablado con ella desde entonces.

Scott me mira con preocupación —Did, sabes que si Isaac está con Derek e intenta matar a Lydia...

Asiento —Sí, sé que debo cortar cualquier relación con él, si es que existe.

—Lo lamento— me sonríe un poco para darme ánimos —Sé que son amigos.

No digo nada más, porque no quiero seguir pensando en eso y en todo lo raro que me ha estado pasando los últimos días.

Scott y yo nos adentramos al salón de química, donde la mitad de los alumnos ha llegado y me siento en un compartimiento sola para esperar a Allison, pues Scott y Stiles ya se han sentado alrededor de Lydia, dejándome a mi y a Allison confundidas cuando la última está entrando al aula.

—¿No podían ser menos obvios?— murmura Allison y asiento —¿Qué les pasa?

—Erica e Isaac— señalo —Quieren poner a prueba a Lydia o algo así.

La clase empieza en aquel momento con un pequeño discurso de Einstein por parte del profesor Harris.

—Y para combatir la guerra de ignorancia en mi clase, van a realizar una ronda de experimentos en grupo— indica el profesor —Así veremos si dos cabezas son mejores que una, en el caso del señor Stilinski menos de una. Erica ve a la primera estación, irás con...

El profesor Harris se interrumpe a si mismo, lo cual me extraña hasta que veo que cada alumno —si no es que todos— han levantado la mano para hacer equipo con Erica.

—No pedí voluntarios, muchas gracias— murmura Harris entre dientes —Ya pueden bajar sus hormonales manos. Erica, empezarás la ronda con McCall. Fitz, tu con Lahey, Argent con Martín...

Y así fue el profesor Harris juntando parejas por parejas para la primera ronda de experimentos. Al finalizar me sente junto a Isaac, en un intento de ignorar su presencia a mi lado, pero simplemente resultó difícil, como si tan solo tenerlo a mi lado una energía imaginaria saliera de su lado y me infectara a mi.

Isaac no hizo nada, ni hablo, así que deje el libro sobre la mesa junto al resto de experimentos y sin más recurrí a las amenazas.

—Si tu o Erica se atreven a tocar a Lydia les juro que los dejaré en un hospital aunque puedan curarse ustedes mismos— casi grite, dejando caer con más fuerza de la necesaria el matraz de balón.

Isaac me mira entre confundido y asustado —¿Estás bien?

Miro a Lydia que está a unas tres bancas de la nuestra.

—Sé lo que quieren hacerle a Lydia— digo —Y no dejaré que la envenen con su cosas de Kanima, ella no es uno de ustedes.

—No pretendo hacerlo— sonríe y eso me hace enfurecer un poco más.

Entrecierro los ojos —¿Debería creerte?

—Pensé que había confianza entre ambos— recuerda —No soy un asesino y mucho menos de tus mejores amigos.

—¿Y si se tratará de Scott?

—Yo no soy el que da las órdenes.

—Pero las sigues.

Aquello lo deja mudo, no literalmente, pero el timbre suena y es momento de intercambiar lugares, así que ahora me veo sentada junto a Scott, por suerte no tengo que decir nada porque él lo descubre todo.

—Tu corazón está alterado, ¿Qué te dijo Isaac?

Niego —Nada que nos sirva.

—Lo amenazaste, ¿Verdad?— alza ambas cejas.

—Solo un poco— encogí mis hombros.

—Tu y Isaac, ¿Qué pasa entre ustedes?

—Solo somos amigos, tu lo dijiste— aclaro.

—Me mentiste, ¿Qué dice la regla número tres de los mejores amigos?

—Para empezar, esas reglas existen desde que tenemos cinco y no te mentí, es la verdad— suspiró —Solo estoy algo alterada, me calmare en silencio.

—De acuerdo— asiente —Pero, una pregunta más, ¿Tu quieres que sea algo más? Y no me mientas porque escucho tu corazón cuando mientes.

Lo miro pero no respondo, en primera porque no tengo una respuesta a eso y segundo, el timbre suena y es momento del último turno. Me siento junto a Erica, sintiendo ya mi cuerpo tenso apenas tocó el banco.

Aunque solo leo el libro mientras ella se acerca intencionalmente a mi para “leer” las instrucciones que no existen en está página.

—¿Qué van a hacer con ella?— me vuelvo a Erica un momento.

Ella frunce sus labios de forma inocente —¿No deberias preguntarte que nos hará ella a nosotros?

Ruedo los ojos —No te tengo miedo.

—Jamas dije lo contrario.

—Pero crees que lo tengo.

En aquel momento siento punzadas en el brazo, cerca de la muñeca donde veo las uñas de Erica clavarse en mi piel con la sangre saliendo poco a poco, suelto un quejido que lo cubre la campana para el final del experimento e intento no mostrarme débil frente a ella.

—Si han catalizado la reacción como deberían, ahora mismo estarían viendo un cristal— indica el profesor.

Miro lo que hay sobre la mesa y no encuentro nada más que una sustancia viscosa. Aún puedo sentir las uñas de Erica, así que no me muevo ni un centímetro mientras el profesor habla sobre comernos el experimento.

—¡Lydia!— exclama Scott tan alto que llama la atención de absolutamente toda la clase.

La mencionada le mira confusa —¿Qué?

No obstante, Scott no sabe qué responder sin soltar demasiada información, así que se sienta de nuevo y articula un «nada». Pero Lydia ya está masticando el cristal y algo muy dentro de mí me dice que se acabo nuestros intentos por detener su daño.

—Derek está afuera esperando a Lydia— suelta Scott cuando nos reúne a todos en la oficina del entrenador.

—¿Va a matar a Lydia?— inquiere Allison.

—¿Cree que es el Kanima?— frunzo el ceño y él asiente para ambas preguntas.

—No es ella— Stiles niega.

—Stiles, le hicieron la prueba y no paso nada.

—No puede ser ella.

—Eso no importa porque Derek ya cree que es ella— insiste Allison.

—¿Y qué haremos entonces?— inquiero.

—Hay que protegerla o buscar una manera de convencerlo de que no es ella.

—No creo que vaya a hacer algo aquí, no en la escuela— añade Scott.

—¿Y después de clases?

Suspiró —Podemos demostrarle que se equivoca.

—¿Antes de las tres?— cuestiona Stiles con tono incrédulo.

—Puede haber alguna página sobre esto en el bestiario— recuerdo.

—¿Hablas del de novecientas páginas escrito en latín que no podemos leer? ¡Buena suerte con eso, Dáire!— exclama el chico.

—Stiles— regaña Scott.

—Lo lamento, Dáire.

Niego como respuesta, bajando la mirada y en busca de otro plan.

—Creo que yo sé de alguien que puede traducirlo— menciona Allison.

Scott asiente —Y yo hablaré con Derek, le diré que podemos demostrarle que no es ella— nos mira a los tres —Pero si pasa algo dejen que yo lo arregle.

Allison frunce su ceño —¿Qué significa?

—Que ustedes no sanan como yo, y no quiero que les hagan daño.

En ese momento mi mejor amiga se vuelve a su bolso y saca una gran ballesta que cuelga en su espalda ya cargada con una flecha. Aquella acción me hace retroceder por inercia y mirarla asombrada.

—Y yo pensé que tenías un combo gigante de hamburguesas para el almuerzo— le digo, tragando en seco.

El plan de llevar a Lydia a casa de Scott resultó totalmente exasperante, estuve al menos en tres ocasiones de decirle a Lydia absolutamente todo para que pudiese cooperar, sin embargo, me basto unas malas miradas de Jackson para que me tragara mis palabras.

—¿Es una sorpresa adelantada por mi cumpleaños?— inquiere Lydia, con los ojos entrecerrados.

Está sentada en medio mío y de Jackson, por lo que nos miramos entre nosotros y asentimos al mismo tiempo.

—Algo así— decimos en unisonido.

Stiles maneja lo más rápido que puede.

—Bueno, más bien vamos a estudiar primero para los exámenes, escuché que serán una locura— dice Allison, tratando de buscar algo más convincente porque si llegamos a casa de Scott y no hay globos, tequila o regalos, Lydia empezará a considerar la idea de denunciarnos por intento de secuestro.

—Sí, luego iremos por una buena pizza, quizá hasta la pidamos— añado y ella entrecierra los ojos.

Stiles se estaciona de golpe frente a la casa de Scott, obligándome a sostenerme con fuerza del asiento para no salir volando. Jackson toma a Lydia del brazo para empezar a caminar en grupo, todos rodeando a la chica.

—Si vamos a estudiar en la casa de Scott, ¿Dónde está Scott?— inquiere Lydia.

—Nos veremos aquí, creo... espero— responde Stiles.

Los cinco nos adentramos a la casa de Scott, y entre Stiles y yo cerramos puertas y ventanas con rapidez, llevándonos una mirada extrañada de Lydia.

—Han... Han habido allanamientos últimamente— justifica Stiles, antes de colocar una puerta sobre la perilla de la puerta —Y un homicidio, estuvo horrible.

Ruedo los ojos, cruzándome de brazos cuando Jackson se marcha con Lydia al piso de arriba, me acerco hasta la alacena y busco entre las cajas de cereal.

—¿Que estás haciendo?— inquiere Allison.

La miro un segundo —Todo esto me dio hambre, ¿Sabes si la señora McCall sigue comprando ese cereal de bombones?

—Sí, está junto a las galletas de avena— señala el cajón junto al microondas.

Entonces me siento a esperar con el cereal frente a mi, supongo que son los nervios o algo así pero Stiles se me une, por lo que le doy leves miradas a la ventana. Estoy impaciente y tal vez algo asustada, pero entiendo que esto es por Lydia.

Estoy tragando la última cucharada de cereal cuando veo cuatro sombras fuera de la casa: Erica, Isaac, el que supongo debe ser Derek y otro compañero de nuestra clase; Boyd.

—¿Qué vamos a hacer?— inquiero, asomando mi cabeza por la ventana junto a Stiles y Allison.

Stiles se rasca la cabeza, mirando a mi mejor amiga —¿Qué haces?

Miro lo mismo que él, Allison titubea en su lugar, sollozando un poco.

—Creo que debo llamar a mi papá— nos dice.

—Pero si te encuentra aquí, Scott y tú...

Ella asiente ante las palabras de Stiles —Lo sé, ¿Pero qué debo hacer entonces? Ellos no vienen a asustarnos, vienen a matar a Lydia.

Suspiró, mirando la ballesta sobre sus manos —Entonces no lo llames, disparales.

—¿Es en serio?

—Al menos inténtalo, no podemos depender siempre de Scott— formo una mueca —Hay que protegernos, si nos atacan, todos atacamos al mismo tiempo, ¿De acuerdo?

Miro a Stiles y a Allison, ambos asienten dispuestos a seguir el pequeño plan.

—Bien, ¿A cuál?

—Derek, de preferencia a Derek— insiste Stiles.

—Si Scott pudo tomar la flecha, seguro Derek también podrá.

—Entonces a uno de los otros tres— le digo, sin despegar la mirada de la ventana.

—Mas bien dos.

—Son tres— frunzo el ceño, mirando otra vez y quedándome quieta en mi lugar.

—¿En dónde está Isaac?— cuestiona Stiles.

Estoy apunto de responder cuando algo tira a Allison al otro lado de la habitación, para hacerlo después con Stiles. Me vuelvo y me pego a la puerta como si aquello fuese a desaparecerme, pero no, espero el ataque, pero no pasa.

Isaac tiene esos ojos amarillos de la otra noche, al mirarme los hace desaparecer de algún modo y me toma del brazo para empezar a caminar.

—¿No ibas a matarme también?— inquiero.

Me mira confuso —No mate a nadie, además jamás haría algo así a ti.

—¿Por qué?

—¿No es obvio?

Niego —Si fuera así lo sabría, ¿Qué estás haciendo, Isaac? De verdad, porque creo que somos amigos y después quieres matar a los míos, vienes aquí para matar a mi mejor amiga pero no a mi, ¿Qué haces?

Se detiene, mirándome directamente a los ojos y aunque esté oscuro en el pasillo, estoy segura que se ha puesto rojo como un tomate.

No sé cómo explicarlo, es extraño pero algo en mi sabe a lo que se refiere, pero no tengo tiempo para decirlo cuando Erica interrumpe en la casa.

—¿Ya olvidaste las instrucciones de Derek?— le cuestiona —Matar a los que se metan en nuestro camino hacia el Kanima.

Miro a Isaac —Lydia no es el Kanima, Isaac.

—La prueba de química dijo lo contrario— interfiere Erica.

—Tienes que creerme, si Lydia fuera el Kanima...— formo una línea en mis labios —Es la verdad.

Isaac nos mira de Erica a mi y de mi a Erica, tratando de decidir a quien creerle. Finalmente, me toma del brazo otra vez pero está vez no para tomarme de manera brusca, si no que en lugar de ello, arrastra su mano de manera cariñosa por todo mi brazo hasta tomar mi mano con delicadeza.

Entonces mira a Erica cuando yo subo la mirada esperando ver su rostro más de cerca.

—Tu encargarte de eso— le dice —Ya me hice cargo de Stiles y Allison, arriba solo está Jackson y Lydia.

Erica niega de modo desaprobatorio —Le diré a Derek lo que hiciste.

—Bien.

Y la chica sube los escalones con rapidez, yo trato de seguirle en pasó pero el agarre de Isaac es lo suficientemente fuerte para no dejarme ir nunca, o eso creo, pues todo pasa muy rápido para cuando Scott —en su aspecto lobo— aparece de la nada y corta el momento. Todos y cada uno pelean a excepción, claro, de Stiles y yo, no sabemos cómo, pero tratamos de hacerlo para cuando Scott lanza tanto a Erica como a Isaac fuera de la casa hasta Derek, quién nos mira molesto.

Entonces escuchamos algunos ruidos provenientes del techo, lo que nos hace mirar a todos al mismo tiempo con el ceño fruncido.

Caminamos algunos pasos y lo vemos ahí, el Kanima, que corre a toda velocidad de nosotros hacia quien sabe dónde. Lydia sale de la casa y nos mira confundida a todos.

—¿Alguien puede decirme qué demonios está pasando?— exclama ella.

Y, todos, nos damos cuenta de la verdad, la verdad es que el Kanima es Jackson.

La misión fue un éxito aunque lo único que hice fue mirar, me siento como una inútil después de todo, sabiendo que posiblemente haya algo más que solo una persona normal viviendo en mi.

Así que, me adentro a mi hogar cuando siento que estoy lista y abro la puerta con tanta lentitud que veo a una Margo sobre el sofá asustada. En cuanto me mira se levanta, aún manteniendo esa pizca de esperanza de que yo acceda a una conversación.

—Quiero hablar— le digo únicamente. Cierro la puerta detrás de mi —Quiero hablar de todo lo que sabes, por qué no puedo dejar de soñar con cosas que me pasan después en la vida real... y lo que soy, Quiero entender y... —susurro— Por favor dime que no estoy loca, porque siento que lo estoy, siento que...— me detengo porque no tengo nada más que decir sin llorar.

Ella me mira como si supiera las respuestas a todo lo que le dije. Como si ella supiera lo que tenía que decir, incluso cuando yo no sabía qué tenía que decir sobre esta cosa que me estaba pasando.

Margo se levanta del sofá y toma mis manos con cuidado, como si estuviera más rota de lo que estoy y... realmente estoy rota en lágrimas que nunca paran.

—Tengo respuestas, cariño —ella limpió mi lágrima— Y quiero que sepas que no estás loca y que es tan normal sentirse así al principio.

—¿Qué es?— inquiero en un susurró.

Ella me toma ambas mejillas y me sonríe, lo más tranquila posible, entonces dice: —Vienes de un gran linaje de Banshee.

Frunzo el ceño —¿El qué?

—Mujeres poderosas, para que me entiendas mejor— me toma una vez más de las manos —Tu madre era una Banshee que veía el futuro entre pesadillas, decía ella, pero en realidad solo eran sueños que terminaban pasando y aunque era confuso, todo se conectaba con la muerte.

—¿Había cosas buenas?

Ella asiente —Ella vio tu nacimiento, Dáire, eso es lo mejor que le ha pasado.

Aquello me hace sonreír un poco —¿Ella... vio que iba a morir?

Margo no dice nada unos segundos, como si se planteará sobre si decírmelo o no, ¿Qué sería mejor para mí?

—Sí— suspiró —Pero tu padre dijo que nunca te culpo por eso, después de todo solo eras una niña.

—¿Dijiste mi papá?— mi cabeza parece querer explotar —¿Él sabe sobre esto?

—¿Por qué crees que me contrato en primer lugar?— cuestiona —¡Para cuidarte! Él sabía que en algún punto desarrollarias tus poderes y que al hacerlo, él no podría ayudarte, así que me busco.

—¿Y tú qué eres?

—Tu consejera Banshee— responde y le miró confundida —Soy una Banshee que ayuda a otra Banshee.

Abro los ojos de par en par —¿Eres una Banshee?

—Sí, pero no tan poderosa como tú.

—¿Poderosa yo? Ni siquiera sé lo que puedo hacer.

—Bueno, es que las Banshee se relacionan con la muerte, pero solo las más poderosas tienen ciertas habilidades como ver la muerte del futuro o la del pasado.

—¿Dijiste muerte?

Asiente —Sí, pero también puedes hacer otras cosas como el ser supernatural que eres, lo cual te enseñaré a partir de ahora— me sonríe una vez más.

Aquella sonrisa es la más sincera que he visto en Margo y eso que me sonríe muchísimo.

—Gracias.

—No, gracias a ti por confiar en mi.

Suspiró un poco más aliviada y me lanzó a abrazarla, sus brazos cálidos rodean mi cuerpo y la tranquilidad viene a mi porque, ahora sé que no estoy del todo loca y que Margo estará conmigo para siempre.

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