33. Una nueva era
Los dos chicos que alguna vez fueron prometidos y amantes se encontraban sentados en una habitación a solas por petición de el menor. Cada uno yacía en una esquina de la mesa y se miraban fijamente en lo que parecía ser una reunión que definiría el destino de todo un reino.
"¿Cómo sé que no me traicionarás?" Le preguntó Alexis.
"No tengo porqué hacerlo." Dijo Iván sin esperar ni un segundo.
"Tampoco tenías una razón la primera vez y aún así lo hiciste." Le respondió al instante el menor mirándole fijamente.
"Y no sabes lo mucho que me arrepiento." Su voz hablaba con emociones que Alexis no podía ignorar, le dolía no poder hacerlo. "Pero quiero hacer las cosas bien. Quiero poder estar a su lado y ayudarte, por favor." Insistía.
"Me hiciste daño." Murmuró el menor. "Me hiciste creer en las estrellas y luego me arrebataste el sueño." Su voz comenzaba a ser más agresiva. "¡Y ni siquiera puedes hacer más que pedir perdón!" Iván le miraba y escuchaba en silencio, no quería interrumpirle cuando hablaba de todo esto que tanto le dolía. "¿Tan siquiera era amor lo que sentías por mí? ¿No es una obsesión rara o algo similar? ¿O solo me querías por mi virginidad y mi cuerpo limpio ante el tacto de cualquiera? Posiblemente ni te importó ese detalle y simplemente querías desquitarte." La posible respuesta a esto le dolía, aunque no quería escucharla, lo iba a hacer.
"No." Por un segundo el corazón de Alexis se detuvo. "Yo he hecho mucho cosas, he matado a muchos y he visto la muerte con mis propios ojos, pero nada me haría confundir el amor que te tengo y las ganas inmensas de que seas parte de mí." Le dijo mirándole con ojos decisivos y una expresión firme. "Podrás odiarme, pero siempre estaré orgulloso de decir que yo fui quien tomó tu virginidad cuando miles la deseaban."
"¿Qué?" El de cabello largo titubeó. "¿Parte de ti? ¿Orgulloso de decir?" Soltó un bufido sarcástico pero lleno de coraje. "¡¿Soy un medallón o un diamante para ser presumido ante los demás para estatus social?!"
"No, quiero que seas parte de mí en matrimonio." Iván se levantó y rodeó la mesa hasta llegar a él sorprendiéndole. "Alexis, eres mi rubí... Mi hermoso rubí." Se colocó de rodillas y tomó la mano de el chico entre las suyas. "¿Puedes darme una oportunidad más y unirte a mí en ceremonia para corregir todo lo que he hecho mal?" Le preguntó desde el fondo de su corazón haciendo contacto visual con el contrario, esos ojos ya no eran tan duros como lo fueron en un inicio y eso era mucho que decir.
Alexis le miró en silencio queriendo creerle, aunque fuera difícil y posiblemente mala idea, lo hizo, pero no iba a ser de a gratis.
"Tengo mis condiciones." Soltó con una voz no tan firme.
"Lo que sea. Dime lo que quieres y así será."
"Quiero que mis padres sean trasladados a la mejor residencia de el reino." Iván le miró atento y rápidamente asintió.
"Por supuesto. Me haré cargo de eso." Dijo. "El pueblo es tuyo si así me lo pides." Esas palabras hicieron que Alexis sintiera un poco de poder sobre él, iba a usarlo a su conveniencia.
"Y... si voy a ser el rey que dirija no puede haber otro que también dirija y me contradiga mis decisiones." Dijo con más confianza y con una voz nada débil. "No quiero que te metas en mis decisiones, lo harás únicamente cuando se trate de guerras, delitos y amenazas." Le especificó sintiendo como apretaba sus manos un poco más. "Las arquitecturas del reino, la gente, los huertos y todo lo demás, incluyendo cartas e invitados de realeza, lo manejaré yo."
Iván mantuvo silencio unos segundos, pero asintió colocando su mano sobre los nudillos ajenos para acariciarlos. "Lo que quieras, pero no te alejes de mi lado otra vez, por favor." Le pidió recibiendo un asentimiento.
"Bien." Suspiró hacia sus adentros y asintió con un semblante serio, después de todo, era lo que debía hacer para cuidar de su gente y a los que amaba. "Volveré y me casaré contigo."
[...]
Era increíble que estuviera haciendo todo esto, si había huido era por algo, ese algo no era ver a su rey otra vez. La prometió a sus padres que les daría la mejor vida posible, que cumpliría todas sus peticiones a cambio de que confiaran en él, ellos le miraron y no dudaron antes de asentir. En todo el tiempo que llevaban conviviendo con él en este presente se dieron cuenta de que su pequeño hijo ya era un hombre adulto que sabía lo que hacía, era casi imposible desconfiar de él luego de todo el cambio que presenciaron.
Cerrando su pequeña maleta volteó a ver a su compañero, quien volteó a mirarle con atención. No le gustaba la decisión de su rey, pero le seguiría hasta la muerte confiando ciegamente en él.
"Roberto, tú irás con mis padres en la próxima salida." Le dijo con calma, aunque sabía de los sentimientos negativos de el chico a el rey tuvo que ignorarlo por su bien. "Confío en ti para que les cuides."
"Sí, mi señor." Y Roberto también quiso ignorarlo.
Alexis e Iván marcharían en la noche mientras que los demás en la mañana, los padres de el primer mencionado querían solucionar unas cosas primero antes de marchar y él lo comprendió. Tendría que hacer todo el viaje de regreso con el rey a solas, bueno, y los guardias que le escoltaron, era algo incómodo.
La noche cayó con lentitud sobre el pueblo y el de cabello largo ya estaba subiendo a el carruaje con ayuda de el rey Iván, no que Alexis quisiera, pero siempre le era de ayuda una mano para subir a esos carruajes tan complejos. Al sentarse colocó la gran canasta acolchada a su lado, dentro descansaba su mascota con un peluche desgastado y mucha tela para su comodidad, esperaba que pudiera correr libremente cuando llegaran.
Con un golpe el rey dió la señal y el carruaje comenzó a avanzar, esto le dió una leve sensación de deja vu al pelinegro de cabello largo y no dudó en decirlo.
"Viví en este pueblo por dieciocho años..." la voz de Alexis llamó la atención de Iván, al verle le encontró observando por la ventana. "Hice muchas memorias aquí y en una sola noche me hicieron empacar mis cosas e irme a un reino desconocido." El pelinegro le volteó a ver con un semblante serio. "Esto se siente justo de la misma forma."
Por la simple expresión se notaba que no estaba feliz, solo cumplía con su deber para darle una mejor vida a miles de personas. Iván agachó la mirada un momento y luego de pensarlo un poco le volvió a mirar, quiso decirle muchas cosas, pero solo una salió de su garganta.
"Esta vez no será igual." Le dijo con suavidad, a lo que Alexis no hizo más que ignorar para volver a mirar el paisaje mientras acariciaba a la felina en la canasta.
Todo iba a cambiar definitivamente. Las cosas serían muy distintas y no solo con el reino, también entre la relación de Alexis e Iván. Esto era un nuevo comienzo y no iba a permitir que volvieran a pisarle cual rata sin importancia, iba a hacerse cargo de todo eso, aunque no fuera un Buhajeruk de sangre, iba a hacer a ese reino de su propiedad.
Final de el primer libro
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